lxvii. Ticuna tribe

—¡Al fin! ¡Pensé que nunca llegaríamos! —chillé mientras me bajaba de la espalda de Jasper, este rió ante mi comentario.

¿Quienes son ustedes? —preguntó una señora con una niña en brazos

Su idioma era una rara combinación entre el portugués y el español, solo le entendí una palabra, que era el español.

—¿Qué dijo? —preguntó Nico haciendo una mueca y se quitaba la chaqueta y se la amarraba a la cintura, no era una temperatura agradable.

—No lo sé, solamente le entendí dos palabras. —dijo Jasper, las palabras era brasileras.

—Les entiendo, no es necesario que se maten la cabeza tratando de entendernos. —dijo la señora, esta vez en español.

—¿Qué dijo? —preguntó Alice.

—Que sabe hablar el español. —le respondí.

—¿Sabe dónde podemos encontrar a Nahuel? —preguntó Nico —. Necesitamos de su ayuda.

Ella asintió, para después decir: —Síganme.

Comenzamos a caminar mientras yo miraba con asombro la aldea, Jasper y Alice procuraban coger por las sombras.

Nos detuvimos frente a una casa construida por paja y hojas de palmeras. Era impresionante su estructura.

La señora gritó el nombre: —¡Nahuel!

A los segundos salió un hombre alto con piel morena bronceada, tenia ojos oscuros y sus rasgos eran similares a los de un indígena. Más atrás, salió una mujer muy hermosa.  pálida como todos los inmortales, pero con un toque olivácea, con una larga trenza de cabello negro balanceándose contra su espalda.

—Mucho gusto Nahuel, soy Diana y ellos son mi familia. Y necesitamos de su ayuda.—proseguí a decir.

—Pasen, por favor. —dice en inglés, lo que me sorprendió. Entramos a su casa. Admiraba cada parte de esta.

—Por lo que sabemos, usted es un híbrido. —este asintió —. Mi sobrina, Reneesme, también lo es. Y el Clan Vulturi, desea matarla porque creen que es una niña inmortal.

—Ustedes pueden ayudarnos a que esa idea cambie y salvarla. —dijo Alice.

—No sé, he mantenido mi existencia oculta por más de 150 años. —respondió Nahuel.

—Por favor, Nahuel. Debe de ayudarnos, no queremos ver a nuestra familia morir por una absurda idea. —rogó Jasper.

—Usted presenció el nacimiento de Nahuel, puede ayudarnos. —dijo Nico a Huilen —. Ayudaría mucho.

—Esta bien, iremos. —accedió Nahuel.
Pero, la batalla estaba por comenzar. La nieve comenzaba a en durarse, los de la capa roja estaban más que listos.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top