lxiii. delusions
Cuatro figuras se pudieron divisar salir entre los árboles, caminando hacia los Vulturis. Eran la salvación de los Cullen.
Cada uno de ellos se alegraron al verlos. Jamás huyeron. Diana temió al ver que los Vulturis eran mucho más que los Cullen, probablemente no saldrían vivos si el plan fallaba.
Cuatro de los guardias los detuvieron bruscamente.
—¡Alice! —exclamó Aro al verla —. Mi querida Alice, que gusto de verte después de todo —. Su mirada se puso sobre los semidioses —. Y conocerlos finalmente.
—Tengo evidencia de que la niña no será un riesgo para nosotros. —anunció Alice. Intercambió mirada con la semidiosa —. Te lo mostraré.
—Hermano. —permitió Caius.
Soltaron a la vampira para después ir con Aro, Nico intentó soltarse de los guardias, pero en cambio recibió una bofetada de parte de unos de ellos. Gruñó ante eso.
Alice extendió su mano hacia Aro, este la agarró con gusto para después profundizarse entre los pensamientos de la vampira. Esta soltó bruscamente su mano de la de él.
—No importa lo que te haya mostrado. Aun viéndolo todo, no cambiarás tu decisión. —Alice se volteó y le dio la señal a Edward.
Volvió a ver a Aro para después darle una fuerte patada y mandándolo a volar, pero este cayó de pie.
—Llevensela.
Sujetaron a Alice para después intentar llevársela, tratábamos de soltarnos pero se lo impedían.
—¡Sueltenla! —gritó Carlisle corriendo hacia ellos.
Logró esquivar fácilmente a varios guardias, pero al saltar junto con Aro, cayó su cuerpo a una distancia de Alice. Le habían arrancado la cabeza.
Esme soltó un grito ahogado al ver a su esposo morir. A Diana le fallaban las piernas al ver dicha escena, pero se mantuvo firme, no podía ponerse sensible ahora. Prendieron el cuerpo de Carlisle en fuego.
Y así, comenzó la batalla final.
Diana se soltó fácilmente del agarre de los vampiros al igual que su novio y su hermano.
Sus anillos se volvieron unas largas espadas doradas, les enterraba las espadas a los vampiros que se le cruzaban y estos se hacían cenizas.
Notó como Jane intentaba lastimar a Jasper, algo que le enfureció aun más.
—Ah no, con mi novio no, perra. —pensó antes de correr hacia ella, pero algo se le interpuso.
Su hermano, Alec, intentaba envolverla en sombras. Rió irónicamente, puede que su poder privara sus sentidos.
Pero, no necesitaba sus sentidos para ser fuerte. Se dejó llevar por sus instintos de semidiosa, pero cuando estaba por hacerlo, las sombras desaparecieron.
Emmett la había ayudado, había matado a Alec Vulturi. Le agradeció para después girarse y ver si su novio se encontraba bien.
Pero, ya había fallecido en manos de Jane y Dimitri.
—¡Jasper! —gritó mientras sus ojos se llenaban de lágrimas.
Por otro lado, el chico fantasma. Intentaba salvar a su esposa pero, se encontraba muy ocupado batallando contra varios vampiros. Cuando logró liberarse de todos ellos, su esposa dio una pirueta para atrás y le arrancó los brazos a los guardias. Nico la miró incrédulo y ella se encogió de brazos.
Buscó con la mirada a su mejor amiga y a si hermano, pero una gran tristeza le invadió cuando vio cómo mataban a su hermano.
Nico no quería saber cómo se pondría su hermana después de eso. Ella soltó un grito con el nombre de Jasper, el suelo tembló y de allí salieron unas quince sombras.
La guardiana, estaba en problemas, había perdido sus espadas en un momento de distracción. Miles de vampiros se encontraban tratando de asesinarla.
Edward, luchaba contra un vampiro demasiado fuerte.
Nico, ni se diga, estaba tratando de salvar a su hermana.
Los Vulturis, aparte de ser fuerte, eran demasiados.
Benjamín, al ver que los Cullen se encontraban en problemas, no dudó en romper la tierra. Donde Diana y Nico se encontraba cerca, al notarlo empujaron a los vampiros, claro, por poco se cae la guardiana, pero su hermano la alcanzó a sujetar.
Esme, se sujetaba fuertemente de la orilla procurando no caer. Leah, llegó a su rescate. Saltó hacia ella y arrastró consigo al vampiro. Esme, miró con pena y tristeza a Leah mientras caía. Había sido toda una heroína.
Diana, caminó con pasos seguros y siniestros hacia la asesina de su novio. Siendo protegida por su cuñada y su hermano, sin contar las sombras. Jane intentaba usar su poder en ella pero no le afectaba.
—Oh, cariño, no debiste meterte conmigo. Maldita perra. —canturreo fríamente Diana.
Jane intentó huir al ver a lo que buscaba, pero al voltearse ella se encontraba allí, frente suyo.
Una sombra, su más leal sombra, se encontraba al lado suyo. Diana, agarró fuertemente a la vampira e hizo que lo viera a los ojos. Unos ojos fríos y crueles, rojos como los de ella o más.
La pesadilla de Jane era volverse humana, ser una frágil e inútil humana. Mientras ella entraba en esa pesadilla, la sombra la agarró y se la llevó a las profundidades del inframundo. Donde Hades se encargaría de ello, nadie se metía con su pequeña.
Edward y Alice se encargarían de Aro, corrieron hacia él. Edward agarró fuertemente de la mano a su hermana para después voltearla y hacer que con su pierna golpeara a Aro. Tiró a Alice y ella en el acto le pegó en el pecho a este, echandolo hacia atrás y siendo sujetado por Edward.
Este se volteó quedando frente a frente e intentado arrancarle la cabeza al otro, Alice saltó sobre los hombros de Aro y le sacó la cabeza.
Diana le pasó una antorcha a Alice y estas juntas lo quemaron.
Aro soltó la mano de Alice sorprendido por lo que acabó de ver, miró a Diana quien estaba entre su hermano y su novio, miró a los Cullen donde permanecía Carlisle junto con esposa. Estaban cada uno de ellos, como si nada hubiese pasado.
—Ahora lo sabes. Ese es tu futuro. —murmuró Alice —. Al menos que decidas alterar su curso.
—No podemos hacer eso, la niña sigue siendo una gran amenaza. —le dijo Caius.
—¿Y si le aseguran que se mantendrá oculta de los humanos? —preguntó Edward —. ¿Podemos irnos en paz?
—Por supuesto, ¿pero cómo piensan hacerlo?
—No te creas Cucayo, no vinimos con las manos vacías. —le dijo Diana, Caius quedó extrañado ante como la había llamado la mestiza.
Alice se alejó unos pasos de los Vulturis mientras veía a su hermano Edward con una sonrisa en su rostro. Dos figuras salieron del bosque, una mujer y un hombre.
—Estuvimos buscando nuestros propios testigos. —aseguró la mestiza —, en las tribus Ticunas de Brasil.
—Hay suficientes testigos. —afirmó Caius, quien fue callado por Aro.
—Déjala hablar.
—Yo soy mitad humano, mitad vampiro. Como la niña. Un vampiro sedujo a mi madre, quien murió al darme a luz. Mi tía Huilen, fue la que me crió. Yo la hice inmortal. —dijo Nahuel.
—¿Qué edad tienes? —preguntó Rosalie. Todos la miraron.
—150 años. —le respondió.
—¿A qué edad llegaste a tu madurez? —preguntó Aro.
—Yo me hice adulto 7 años después de nacer. —le respondió —. Desde entonces soy así.
—¿Y tu dieta? —volvió a preguntar Aro.
—Sangre. Comida humana. Puedo vivir de ambas.
—Estos niños son parecidos a nosotros. —dijo sorprendido Marcus.
—Aún así, los Cullen se han vuelto amigos de los lobos.
Ja, no dijo nada acerca de nosotros. —pensó en broma Diana.
—«Son nuestros enemigos.
Aro lo detuvo, volvió a ver a los Cullen y después a su aquelarre.
—Queridos mios, aquí no hay peligro alguno. No habrá pelea hoy. —afirmó Aro, los Cullen se alegreron ante eso.
Y así, el clan Vulturi se retiraron. Aro se quedó unos segundos más viendo a los Cullen y quienes tenían de su lado.
—Qué recompensa...—susurró antes de irse.
Diana y Jasper se miraron para después abrazarse, ninguno moriría hoy.
—Están en retirada. Es el momento de atacar. —dijo Vladimir, mientras se acercaba junto con su amigo a Carlisle.
—No será hoy. —le respondió.
—¡Son unos tontos! Habrá pasado la oportunidad. —dijo Dimitri, Diana y Nico rodaron los ojos ante su actitud —. Pero ellos no perdonaran lo que pasó aquí.
Todos rieron para después abrazarse con su parejas, Nico y Diana se miraron para después chocar los puños.
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La familia Cullen se despedían de sus amigos, Jasper despedía a sus amigos Charlotte y Peter, Diana lo veía con una sonrisa para después mirar a su hijo adoptivo y revolverle el cabello.
—Aun sigo indignado con que no me hayan llevado a Brasil. —bufó Noah.
Diana río ante el comentario de Noah, mientras Jasper veía la escena con ternura y con amor.
Edward veía a su pequeña Reneesme, quien le recordaba a la mujer que tanto amó. Jacob se puso al lado de él y dijo:
—Estará con nosotros por mucho tiempo, ¿no?
—Sí, mucho tiempo. —le respondió —. Me alegra que te tenga.
—¿Te empiezo a llamar papá? —preguntó burlón Jacob.
—No.
Reneesme corrió hacia su padre para después abrazarlo.
Alice tuvo una visión, en el acto, Edward también la vio por leer sus pensamientos.
Edward junto con una mujer quien no se le vio el rostro, se acercaban a Reneesme y a Jacob, quienes estaban en la playa. La mujer abrazó a Reneesme y ella con gusto lo recibió. Reneesme, ahora abrazó a su padre.
Alice le sonrió a Edward una vez que se terminó la visión. Nico se puso a su lado para después abrazarla y finalmente besarla.
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—¿A dónde vamos, Jasper? —preguntó Diana.
—Me los has preguntado en todo el camino, cariño. —le respondió Jasper sin despegar la mirada del camino.
—Y sigues sin responderme. —bufó Diana —. ¿Si me veo bien?
Jasper la miró por diminutos minutos, sonrió al verla tan hermosa.
—Te ves más que perfecta. —le respondió y regresó su mirada al camino.
Minutos después, ya se encontraban en un elegante restaurante. El rubio, sacó de su smoking una caja, miró a su novia para después levantarse de su asiento y arrodillarse frente a ella. Diana, no podía respirar al ver la escena.
—Diana Jones, ¿me harías el honor de casarte conmigo?
La mencionada, no sabia que responderle, la emoción se lo impedía. Todo el restaurante estaba viendo la escena, y se pusieron nerviosos al ver que no respondía la chica.
Tomó una bocada de aire para después mirar al chico.
—No.
Jasper abrió los ojos par en par, estaba por levantarse pero la risa de la chica lo detuvo.
—Obvio que sí, vampiro tonto.
THE END.
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