—Cariño.

Dejé el cepillo a un lado para voltearme a ver a Jasper.

—¿Si? —caminé hacia este quedando frente a frente.

—¿Qué te parece si tenemos un día familiar? —enrolló sus manos al rededor de mi cintura y yo en su cuello.

—Me encantaría, hace mucho no paso tiempo contigo y con Noah.

—Hay que preguntarle a Noah a donde le gustaría ir. —asiento para después darle un corto y suave beso —«Vamos con Noah.

Bajamos al segundo piso en busca de Noah, lo encontramos jugando con Reneesme en la sala.

—Hola, Reneesme. ¿Nos permites hablar un momento con Noah? —le pregunté con una sonrisa. Ella asiente también con una sonrisa para después levantarse del suelo e irse.

—¿Hice algo malo? —preguntó Noah haciendo pucheros.

Jasper se río para después tomarlo entre sus brazos y cargarlo. Para Jasper le es fácil cargarlo por su fuerza inhumana, para mí era muy pesado, y no es que sea débil ni nada parecido, si no que Noah para su edad es alto y pesa —no es que sea gordo, a lo contrario, es de contextura delgada—.

—No, pequeño. A lo contrario, te haz portado muy bien y por eso Diana y yo te lo queremos recompensar. —le dice Jasper.

—¿Ah si? —asentimos ante su pregunta. A este se le forma una sonrisa de alegría —. ¿A dónde iremos?

—A donde tú quieras. —le respondo.

—Escuché que en Shelton irá un parque de Diversiones. —Jasper y yo intercambiamos miradas.

—No lo sé, está un poco lejos. —Jasper realizó una mueca. Noah y yo hicimos ojitos de cachorro. —« Bueno, vayamos ahora si queremos llegar temprano.

Noah y yo chillamos de felicidad.

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Después de una hora y media —o hasta más—, llegamos a Shelton. Jasper estacionó el auto a lasu afuera delabor parque de diversiones.

Pagamos las entradas y Noah andaba como loco y sin saber en dónde montarse en los Juegos, es decir, estaba indeciso.

—¿Y si nos montamos en la montaña rusa? Ó ¿en el Superman? Ó ó ¿en el martillo? ¡Agh! ¡No sé dónde!

—Tranquilo, Noah. Tenemos toda la tarde para subirnos a los juegos que quieras. —le dice Jasper revolviendo su suave cabello.

—¿Qué les parece si primero vamos por un algodón de azúcar? ¡Muero por probar uno otra vez! —digo entusiasmada, los arrastré hacia el puesto de los algodones de azúcar.

Lastimosamente Jasper no podía comerlo, vamos, es vampiro. Aunque le retamos a que se comiera un pedazo, se negó al principio, pero después de nuestra insistencia lo aceptó. Su mueca del asco me recordó a nuestra primera cena.

Después de que nos montaramos a todos los juegos, y que yo vomitara como dos veces. Nos metimos a la cabina de foto.

Cojo a Jasper y a Noah para después pegarlos —demasiados. Literalmente, los estaba “asfixiando”—.  Al salir de la cabina, agarro las fotos.

—¡Dioses! ¡Me encantaron las fotos! —chillo.

—A mí también, mandaré a enmarcar esta foto. —señala la foto en donde salíamos abrazando a Noah.

—Gracias a ustedes estoy aquí, con vida, siendo feliz y me dieron una segunda oportunidad. No me puedo quejar de mi vida, tuve a dos grandiosos padres y madres. —dice abrazandonos.

—Aunque no portes nuestra sangre, eres nuestro hijo. No hay cosa que no daríamos por ti. —le digo.

—¿Me darían un oso? —nos pregunta. Era décima vez que nos preguntaba, pero un oso era un peligro tanto para Reneesme, Noah y para mí.

—No. —negamos Jasper y yo al unísono.