𝐂𝐀𝐏𝐈́𝐓𝐔𝐋𝐎 1

                                 𝐕𝐀𝐂𝐀𝐂𝐈𝐎𝐍𝐄𝐒 𝐄𝐍 𝐅𝐎𝐑𝐊𝐒

Sentía el frío viento soplar sobre mi rostro, me agradaba demasiado el frío. Lo mejor de pasar con mi madre nuestras vacaciones en Forks, Washington. Era que casi siempre en este pueblo era que nunca —literal—el sol salía,  y era muy lluvioso. Más que otros lugares en todo Estados Unidos.

El automóvil se detuvo frente a una hermosa casa, me bajo del auto al tiempo que mi madre.

—Vaya, qué hermosa. —murmuro viendo la casa por dentro.—«Te quedó muy bien, madre.

Mi madre es arquitecta por lo que hizo esta casa apenas se enteró que me tomaría unas vacaciones, por lo que también decidió tomarsela ella. Quería tiempo conmigo como yo con ella, algo que no tenía desde que me enteré que era Semidiosa. Mitad humana y mitad diosa; me quito la chaqueta para ponerla en un perchero que se encontraba a unos metros de la entrada.

—Lo sé, hija. Ve a ver tu habitación, sé que te encantará. —asiento, cuando estaba por subir, mi madre me detiene a mitad de estas. —«Y prepárate, mañana tienes clases. Aún no haz terminado la escuela.

Ruedo los ojos, subo el resto de las escaleras trotando. Estaba emocionada por ver mi nueva habitación. Logré divisarla por la letra "D" en color rojo brillante puesta en la puerta.

Y tal como lo había dicho mi madre, me había encantado. ¡Era completamente mi estilo! La pared del fondo era color negra, con unos tres cuadros en este. La cama tenía sabada blancas que hacia juego con la pared, la alfombra era color gris. En el lado izquierdo había una gran ventana que daba hacia el bosque.

Dejo mis maletas a un lado junto con el bolso que llevaba con cosas básicas.

—Espero que mañana sea un gran día. —susurro.

Cero monstruos, cero estrés, cero peligro. Cero sobrenatural.

Después de unos minutos de estar mirando el blanco techo decido organizar la ropa en el clóset. Bueno, solamente metí como unas dos prendas porque me cansé y me había dado hambre. Bajo las escaleras corriendo para encontrar a mi madre en el sofá viendo una película.

—¡Tengo hambre! —Me tiro a un lado de ella para después apoyar mi cabeza sobre su hombro, escucho como suelta una risa.

—Yo igual. —alzo la cabeza para después esta mirarme —. ¿Qué te parece si vamos a alguna cafetería por aquí?

Asiento alegre, me levanto del sofá para agarrar del perchero mi chaqueta y pasarle su abrigo a mi madre. Agarro las llaves de mi auto.

—Esta vez conduciré yo.

Después de unos minutos de conducir y de que mi madre me guiara a través de un mapa virtual de Forks.

Llegamos a una agradable cafetería, se notaba a kilómetros de que cocinaban de maravilla. Entramos y mi madre y yo nos sentamos en una mesa que se encontraba justo al lado del ventanal. A los dos minutos una mesera llega.

—¿Son nuevas? Nunca las habías visto por aquí. —pregunta.

—Así es. Acabamos de llegar. -le responde mi madre —. Soy Janisse Clifford y ella es mi hija, Diana.

—Son látinas, ¿no? —asentimos —. Bienvenidas a Forks.