𝗢𝟯𝟱. 𝗐𝖺𝗂𝗍𝗂𝗇𝗀 𝖿𝗈𝗋 𝗒𝗈𝗎
─ CAPÍTULO ─
TREINTA Y CINCO
❝ESPERANDO POR TI❞
• • •
ABRÍ MIS OJOS OBSERVANDO LA LEVE AURORA por la ventana de mi habitación. Suspiré dejando caer mis ojos en mi reloj notando que me levanté una hora antes.
──Qué fastidio. ─dije para mi misma levantándome de la cama con desgano.
Camine hacía la ventana deslizando el vidrio que se interpondría entre mi habitación con el mundo exterior. El viento me deseó los buenos días soplando los revoltosos mechones sueltos de mi cabello que estaban recogido en un moño alto. Era temprano y aún así ya había personas levantadas iniciando su día.
De sólo verlas me cansaba más.
Desde mi ventana podía contemplar algunos ninjas que iban o venían de alguna misión. Se saludaban entre ellos, algunos incluso se quedaban a platicar un rato antes de irse. No se cuanto tiempo me quedé tonteando sin hacer nada más que mirar a la nada.
Me alejé del lugar para comenzar mi día. No podía perder tiempo, tenía que irme antes de que se asome el alba. Por suerte, dejé mis cosas listas ayer para sólo enfocarme en vestirme y comer algo.
No tardé ni una hora para estar lista, antes de salir de mi habitación tomé mi libro que aún no terminaba. Es posible que tenga tiempo para leerlo en el camino y con lo buena que está la trama.
Baje en silencio, lo último que quería era despertar a mi mamá para que me regañara por hacer mucho ruido. Grande fue mi sorpresa al verla levantada y cocinando.
──¿Te desperté? ─inquirí cuando ella me vio entrar.
──No, claro que no. ─me sonrió sirviendo un plato de comida. ──. Quise levantarme para despedir a mi pequeña. Y hacerle el desayuno.
Arroz, sopa miso, pescado y té verde era un gran desayuno que alguien podía desear antes de iniciar con un viaje.
──No te hubieras molestado, mamá. ─por dentró agracedí, no tenía que hacer mi desayuno. ──. Yo podia cocinar.
──No digas tonterías, cariño. ─acarició mi cabello. ──. No me molesta en absoluto. Ahora come que se enfría. ─deposito un beso en mi cabeza.
Hice un pequeño gesto ante eso para agradecer los alimentos y poder disfrutar de una buena comida recién hecha.
──Parece que alguien madrugo. ─alcé mi cabeza observando a mi padre recargado en la puerta. ──. ¿Ansiosa o emocionada por ir a Suna?
──Aburrida. ─respondí sorbiendo mi sopa miso. ──. Aunque, no del todo.
Él soltó una risa tomando asiento frente a mi.
──Tú padre no ha podido dormir porqué su pequeña se irá a Suna sola. ─comentó mamá dejando el desayuno de él en la mesa.
──Yoshino, eso no se dice. ─rascó su cabeza mirando a otro lado. ──. Es sólo que siento que no regresaras por un rato que me siento extraño.
──Tranquilo, Shikaku. ─mamá lo abrazó por los hombros. ──. Saiko ya es mayor para elegir su propio camino. Ella sabrá lo que hará. Hay que confiar en nuestra pequeña cómo siempre.
Papá suspiro para mirar mis ojos. Por unos segundos él se quedó sumergido en sus recuerdos, seguramente regresando a cuando nací y me sostuvo en sus brazos por primera vez.
──Ya no eres una niña, mi Saiko. ─sostuvo mi mano por encima de la mesa. ──. Es difícil ver cómo tu princesa crece y se aleja de ti.
──Aún no me alejo lo suficiente, papá. ─apreté su mano. ──. Tu pequeña aún te necesita y siempre lo hará.
──Confió en ti, cariño. ─acarició mi mano antes de soltarla. ──. Pero, aún así, no quiero ser abuelo tan joven.
──¡Papá!
Mamá y él soltaron una risa ante mi mala cara. Vayas expectativas tienen ambos cuando te vas a Suna sóla por una invitación del Kazekage.
──Bueno, terminen el desayuno para ir a despedir a Saiko.
Ninguno negó las palabras de mamá y entre platica el desayuno se fue terminando. Cuando llegó a su fin ambos me acompañaron hasta la entrada de la aldea donde se encontraban los dos chunnin que me escoltaron.
──¡Es un gusto volver a verla, Saiko-san! ─para cuando reaccione tenía a una pequeña castaña abrazándome.
──A mi igual, Matsuri. ─palmeó su cabello hasta que me soltó. ──. Veo que ahora eres un Chunnin.
──Así es. ─infló su pecho de orgullo. ──. Por cierto, ella es Yukata. ─presentó a una joven de cabello largo color chocolate.
──¡Es un gusto conocer a la novia del Kazekage! ─tomó mi mano moviéndola de arriba hacia abajo en varias ocasiones.
──No somos novios y es un gusto también. ─aclaré sintiendo mi mano doler. ──. ¿Me puedes soltar mi mano?
──Ah, sí. Lo siento. ─se sonrojo por la pena. ──. Me emocione.
──¿Segura que ellas te cuidarán? ─cuestiono mi padre con duda.
──Creo que la seguridad es para ellas. ─respondió mi mamá con gracia.
──Nosotras protegeremos a Saiko-sama con nuestra fuerza. ─Yukata hizo una posé de defensa frente a mi.
──Así es. Somos las chunnin más calificadas para está misión peligrosa. ─Matsuri le siguió imitando su pose. ──. El Kazekage confía en nosotros y no le vamos a defraudar.
Nosotros tres nos quedamos en silencio sin saber qué decir o hacer.
──Bien, escolta de mi hija, les tengo un regalo. ─ambas dejaron su posé cuando mamá dijo eso.
──¿Un regalo?
──¿Qué es?
──Les hice un bento para el camino. ─les tendió tres a cada una. ──. Una para un día. Con eso es más que suficiente.
──¡Muchas gracias, suegra del Kazekage-sama! ─Yukata seguía con lo mismo.
Tanto papá cómo yo nos alejamos para hablar un poco.
──Espero que ellas cumplan con su trabajo.
──Bueno, creo que seré yo quien las cuide. ─las miré abrazar a mi madre llenándola de besos.
──Saiko, el camino es peligroso. ─miré a mi progenitor. ──. Si eres importante para el Kazekage a muchos les interesará eso.
──Lo sé, papá. ─sabía su temor. ──. Sé que tienes miedo por los Akatsuki, pero no debes preocuparte. Si veo alguno sólo tengo que derrotarlo, ¿no?
Él se quedó atónito por mis palabras, más bien, un poco sorprendido.
──Sólo regresa a salvo, hija. ─beso mi frente.
──Lo haré.
Ambos regresamos con mamá y las chicas viendo como las controlaba, ninguna decía ni hacía nada.
──Ya es momento de irnos. ─le avise a ambas provocando que saltarán felices. ──. Ya es hora, mamá.
──Cuídate, cariño. ─acarició mi mejilla. ──. Y no olvides decirle al Kazekage que nos envíe algo también. ─se río.
──Le daré tu mensaje. ─mamá besó mi frente cómo lo hizo papá. ──. Regresaré en unos días. Me despiden de Shika.
──Ese flojo. ─suspiró mamá. ──. Lo voy a levantar por no despedirse de ti.
No dije nada, me limité a caminar hasta la entrada para decirles adiós de ese lugar.
──Ahora sí, chicas. ─ambas me miraron. ──. Vámonos.
──¡Hai!
En un parpadeó desaparecí de los ojos de mis padres para comenzar el camino de tres días con sus noches correspondientes.
Suspiré.
Tres días se hacen rápido.
CÓMO LO DIJE HACE RATO, TRES DÍAS NO SON nada, pero con compañía se hicieron casi cuatro dias. Ya podía ver la aldea a unos pocos kilómetros de nosotros. Hubiera llegado hace horas, pero las chicas no tenían mi misma resistencia y cada tres horas descansamos media hora, tiempo que aproveche para leer mi libro.
En todo el camino no hubo ningún inconveniente más que Yukata con su problema de ir al baño cada rato. No aparecieron criminales o bandidos que se interpusieran en nuestro destino.
La mayor parte de las horas las chicas me platicaban sus vidas o sucesos que han ocurrido en la aldea. Y alguno que otro chisme, unos más interesante que otros.
──¡Al fin llegamos! ─gritó Yukata cuando pasamos la puerta.
──¡Cumplimos nuestra primera misión chunnin con éxito! ─Matsuri celebró.
──Matsuri, Yukata, llegan tarde. ─una voz resonó por la arena.
──¡T-temari-san! ─se pusieron firmes y nerviosas.
──Tardaron casi cuatro días en llegar a Sunagakure. ─su semblante era serio. ──. El Kazekage ya iba a enviar a buscarlas.
──Lo sentimos. ─Matsuri habló. ──. No estamos acostumbradas a correr tanto tiempo así que hicimos muchos descansos.
──Pero ya llegamos y traemos a Saiko-sama sana y salva. ─Yukata me señaló.
Temari me miró a los ojos.
──Eso lo calmará. ─murmuró. ──. Lamento el retraso en el camino.
──No importa. Fue entretenido. ─pasé de las chicas palmeando sus cabezas. ──. Gracias por su seguridad, chicas. Las veré después.
──¡Bienvenida a Sunagakure!
Me despedí de ellas caminando junto a la rubia.
──¿Se alteró mucho?
──Demasiado. ─suspiró. ──. Estaba por ir a buscarlas.
──Qué poca fé me tiene. ─observe a mis alrededores los adornos que la aldea tenía y cómo había personas decorando más. ──. Veo que trabajan duro para el gran día.
──Sí, es algo normal para este tipo de ceremonia. ─su mirada parecía perdida, sumergida en sus pensamientos, pero conocía esa mirada perdida.
──Sé qué es duro para ti ver a tu hermano menor convertirse en el líder de tu aldea. ─llamé su atención, acertando en mi suposición. ──. Tendrá muchos peligros por ese título, pero sabes Temari, cómo hermana mayor debes de apoyarlo y protegerlo. ─abrió sus ojos sorprendida por mis palabras. ──. Ese es el trabajo de nosotras.
Quedó en silencio digiriendo mi consejo.
──Sí, nosotras tenemos que protegerlos. ─dirigió su mirada al frente sin esa mirada perdida. ──. Y sólo porqué se que eres inteligente, fuerte y con un buen clan es que permitió que te acerques a él.
Solté una risa sarcástica confundiendo a la rubia.
──Si algo me llama la atención, nada me impide llegar a él. ─mi mirada aburrida se dejó ver. ──. Recuerda bien, Temari. Nadie me obliga hacer nada, lo hago porqué quiero. Sí algo no me gusta entonces tendrán que desistir.
Ella no dijo nada, se limitaba a verme fijamente a mis ojos. Supongo que mis palabras la dejaron pensando y más cuando mi voz sonaba sin expresión alguna. Podría parecer indefensa pero nadie me obliga a nada.
──Veo que ya llegaste, enana. ─Kankuro se apareció despeinando mi cabello. ──. Es mejor que vayas con él. Está a nada de salir de su despacho.
──Supongo que aquí nos despedimos, Temari. ─pasé por su lado sin mirarle. ──. Los veré después.
Sin mirarlos me dirigí a la oficina del Kazekage con mi pasó normal. No estoy ansiosa así que no corría para verlo cuanto antes. No tardé ni tres minutos en llegar a la puerta que me separaba del pelirrojo.
Di tres toques.
──Adelante.
Tomé la manija de la puerta abriéndola para adentrarme a la habitación cerrando la puerta detrás mío. Ni siquiera pude saludarlo cuando su arena me abrazó por mi cintura comenzando a jugar con mi sombra.
──Me dijeron que estabas desesperado por mi.
Gaara se levantó de su silla para acercarse a mí a paso moderado hasta tenerlo a pocos centrimetros de mi. Y cuando menos lo espere, me abrazó.
──Creí que te había ocurrido algo. ─confesó en mi oído.
──Ya estoy aquí, Gaara. ─correspondí su abrazo a los segundos después. ──. No hay nada que temer.
Se separó de mí para observar mis ojos color miel.
──¿Te gustó el ramo?
──No. ─él bajó su cabeza. ──. Me encanto.
Gaara me miró sin gracia, me reí un poco para mis adentros. Él me hacia sacar mi parte más sensible y amorosa.
──Gracias por eso. ─agradecí. ──. Mi mamá pregunta cuando le regalaras algo.
──Cierto, la próxima vez le enviaré algo a ella también. ─parece que se lo tomó en serio.
──Sabes que sólo lo dice de broma, ¿no?
──Aún así, ella me cae bien. ─se separó de mí para caminar hacia su escritorio. ──. Enviarle algo no es un problema.
Estoy segura que si Naruto no lo hubiera cambiado, Gaara sería distinto al de hoy.
──Bueno, si insistes. ─me acerqué a él notando pocos papeles en su escritorio.
──¿Cómo estuvo tu viaje con Matsuri y Yukata?
──Fue entretenido. ─me senté en el escritorio en un lugar libre. ──. Me contaron muchas cosas.
──No tenía a nadie más para escoltarte. ─tomó asiento en su silla. ──. Hemos estado un tanto ocupados.
──Lo entiendo. ─observe con atención su escritorio. ──. En Konoha también hay mucho que hacer.
Gaara tenía un retrato junto a sus papeles, pero no alcanzaba a ver la imagen gracias a los rayos del sol. Sin que él lo notara use mi sombra para desviar los rayos revelando la imagen.
──Así que aquí se encuentra mi retrato.
Mis palabras tomaron por sorpresa al pelirrojo. Gaara miró mi retrato notando que no la había guardado en el cajón con llave.
──Lo siento por tomarla de tu casa. ─se disculpó. ──. Es sólo que me gusto ver una pequeña sonrisa en tu rostro.
No mentía. En la imagen salgo con una diminuta sonrisa, por eso mi papá me la regalo ya que en ninguna foto salgo sonriendo.
──No importa. ─reste importancia. ──. Puedes quedártela. Aquí se aprecia más que en mi habitación.
Pronto el silencio reinó en el despacho. Ambos estábamos observando por la ventana los pájaros volar, era increíble ver diferentes especies de pájaros sobrevolar los cielos.
──¿No estás cansada del viaje? ─rompió el silencio jugando con mi mano que se posaba en mi muslo.
──Un poco, yo era quien hacía guardia en las noches. ─admití viendo cómo su mano se iba entrelazando con la mía.
──Te llevaré a tu habitación para que descanses. ─se levantó de su asiento quedando frente mío.
──No es ni medio día para dormir.
──Debes descansar porque hoy en la noche será nuestra cita.
Eso me tomó por sorpresa, pero lo oculté. Se me había olvidado ese pequeño detalle.
──En ese caso, creo que si descansaré.
Él sonrió levemente.
──Estaba esperando por ti para está noche. ─pasó un mechón de mi cabello tras mi oreja.
──Parece que tienes algo entre manos, ¿no?
──Espera a que sea noche y lo verás.
Gaara me iba a dejar con la intriga y con lo despistada que soy olvidaré que se trae algo entre manos.
──Ahora seré yo quien estaré esperando por ti.
• • •
.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top