𝗢𝟯𝟰. 𝗂𝗇𝗏𝗂𝗍𝖺𝗍𝗂𝗈𝗇
─ CAPÍTULO ─
TREINTA Y CUATRO
❝INVITACIÓN❞
• • •
SI LAS MIRADAS MATARÁN ESTOY SEGURA QUE mi progenitor ya estaría enterrado 10 metros bajo tierra y contando. Pasar casi una semana con él en todos lados, entrenando, visitando a las familias del clan, ir al bosque y lo peor, asistir a reuniones con los consejeros del clan.
Unos ancianos que sólo exigen y opinan a lo idiota sin saber nada.
Pero bueno, esto es lo que se debe hacer cuando eres la sucesora del clan. No había ningún Nara que no me respetará y estén contentos de que yo sea su proximo lider. Un problema, lo sé.
──Remedios Caseros. Remedios Caseros II. Plantas Curativas. ─mis brazos cada vez se iban hacia abajo cuando mi padre colocaba libro tras libro. ──. Oh, esté es bueno. ─sopló la portada dejando ir el polvo que cubría el libro. ──. Ninjutsu Nara.
──¿Ninjutsu Nara? ─alcé una ceja intrigada.
──Sabrás que nuestro clan también trabaja con la sanación, así que no es sorpresa tener nuestro propio ninjutsu.
──¿Y por qué recién me entero de eso?
──Bueno, no todos podían dominarlo. Era difícil. ─explicó buscando más libros. ──. Además, ese fue el libro que ayudó a Lady Tsunade a perfeccionar su ninjutsu médico. No te asombres si notas similitudes.
──Interesante. ─dije por lo bajo. ──. Y no hay un libro para crear veneno, ¿o algo así?
──Lo encontré.
──¿En serio? ─miré cómo salía de la puerta.
──Si, mi viejo libro de entretenimiento. ─en su mano había algunos pequeños libros de lectura erótica.
Mi rostro se volvió inexpresivo al verlo hojearlo notando que había dibujos de mujeres desnudas en ellas. Y yo que creí que encontro el libro que pregunté.
──Me das pena, papá.
──¿Eh? ─alzó su cabeza encontrando mi rostro nulo. ──. No es lo que parece, cariño. ─se apuró a guardarla en una caja. ──. Son mis viejos libros de cuando era joven. ─seguí con mi mirada. ──. No le digas a tu madre.
──Me dejas lo que queda de la semana libre y no lo menciono por un mes.
──Cuando quieres eres una amenaza. ─suspiró. ──. Está bien. ─sonreí para mis adentros. ──. Puedes irte y aprovecha los días para leer los libros.
──Le avisas a mamá que estaré ocupada con tus libros. ─sabía que si no le decía, mamá no me iba a dejar descansar en ninguno de estos días.
──Sí, yo le digo. ─despeinó mi cabello. ──. Si ves a Shikamaru dile que lo espero en donde siempre.
Asentí caminando hacia mi habitación con los libros cargados en mis brazos. Pasé por la habitación de mi hermano notando que su puerta estaba abierta.
──Shika, papá te habla. ─me asomé por la puerta notando que estaba leyendo un libro en su ventana. ──. Dijo que te espera donde siempre.
──¿Día pesado? ─preguntó al notar mis brazos ocupados.
──Un poco. ─él rió un poco. ──. ¿Quieres un consejo? Huye antes de que papá opte por dejarte sus conocimientos.
──Lo tendré en cuenta. ─se levantó dejando el libro en su cama. ──. Seguramente quiere jugar shogi un rato.
──Lo venciste la última vez, ¿no?
──Cinco veces seguidas.
──Sí, cuando termina de jugar shogi perdiendo es cuando te llama para la revancha. ─ambos lo conocíamos. ──. Me sorprende que no me pidas jugar contigo.
──No me recuerdes eso. ─suspiró sin mucho afán.
──Oye, perder contra tu hermana mayor no es tan malo. ─reí un poco ante su mala cara. ──. A la próxima seré buena hermana y te dejaré ganar.
──No lo necesitare.
──Ajá~ ─dije antes de caminar a mi habitación. ──. Eso mismo dice papá cuando jugamos.
Me perdí entre el pasillo hasta llegar a mi zona prohibida dejando los libros sobre la mesa de centro que tenía. Suspiré para tomar uno de ellos y comenzar a leerlo.
Mientras leía mi cuerpo se movía cambiando de posición y de lugares. De repente estaba sentada en la ventana a los segundos acostada en la cama para después estar en el suelo.
No sabía cuánto tiempo pasó desde que comencé a leer, lo único que sabía era que mi estómago me pedía algo de comer. Deje un separador para levantarme del suelo e ir a la cocina por algo. Estando ahí me serví una taza de té verde llevándolo a mi cuarto.
Había recordado que Gaara me regaló unos mochis. Saqué el último mochi de mi cajón para comerlo mientras leía lo poco que quedaba del libro. Por unos segundos, la suave brisa del aire entró por la ventana brindándome aire fresco.
Levante mi cabeza para sentir el viento recorrer mis cabellos atados en un moño alto. Al ver la ventana mis ojos notaron algo inusual. Entrecerré mis ojos confundida dejando el libro en la mesa para acercarme a mi escritorio.
Repasé con mi vista todo el escritorio en busca de aquello que no se encontraba cómo de costumbre. Abrí cajones, chequé abajo de los muebles y no lo encontré. Rasqué mi cabeza extrañada al no encontrar aquello.
La puerta fue abierta con euforia.
──Saiko. ─no me sorprendí ante la voz de mi mamá, ella nunca toca mi puerta. ──. Adivina lo que– ¿Te sucede algo? ─corto lo que iba a decir al verme debajo de la cama.
──Mamá, ¿tú sabes dónde está el retrato que mi papá me obsequió de cumpleaños?
──¿La foto que te tomó cuando te entrenaba? ─asentí a su pregunta. ──. No, cariño. La última vez que la vi fue cuando la limpié hace dos semanas.
──Es extraño que se me haya extraviado. ─me levanté sacudiendo mi ropa.
──Ya aparecerá, cariño.
──Eso espero. ─la miré traía algo en la mano. ──. ¿Me buscabas para algo?
Su rostro sereno cambió a uno feliz en un segundo.
──¡Adivina quién te invitó a su ceremonia!
Me quedé en silencio.
──Ni idea. ─crucé mis brazos sin tanta importancia.
──Te vas a sorprender. ─me entregó una carta o mejor dicho una invitación. ──. ¡El Kazekage quiere que vayas a su ceremonia para proclamarlo oficialmente el líder de su aldea!
Tomé la invitación un poco asombrada de ello. No creí que admitieran a foráneos en ese tipo de ceremonias.
──Anda, leela. ─me alentó.
La abrí bajo su mirada leyendo lo que estaba escrito.
Nara Saiko, en nombre de Sunagakure y sus habitantes nos gustaría que asistiera a la ceremonia del nombramiento de nuestro Godaime Kazekage.
Su presencia es inminente para el Kazekage y por ese motivo se le ha asignado dos escoltas que la acompañarán en todo momento. Su seguridad es importante para nosotros.
Sin más, la esperamos.
Me sorprendió leer lo último. Al parecer Gaara hablaba en serio cuando me dijo que nos íbamos a ver muy pronto.
──Y no es todo. ─antes de decir algo, mamá me tomó de la mano llevándome abajo. ──. La invitación venía con esto.
Mis labios se entreabrieron al ver un ramo de rosas, sólo que las rosas eran mochis de diferentes sabores. Claramente si había una que otra rosa normal, pero me encantaba que la mayoria fuera de mochis. Tomé la tarjeta que sobresalía del ramo provocando una sonrisa en mi.
Para la mujer más bella de
las 5 naciones.
─G.
──No sabía que conocías al Kazekage, Saiko. ─miré a mi mamá. ──. ¿Gaara sabe que el Kazekage está detrás de ti?
No sabía que decirle a mi madre en estos momentos. Se me olvidaba que ella no conocé al nuevo Kazekage.
──¿A quien debo de elegir, mamá?
Ella se sorprendió.
──Elige a quien tu ames y que él te ame. ─acarició mi mejilla. ──. El Kazekage te puede llenar de regalos costosos, pero, ¿te llenará de amor?
──Claro que sí. ─sonreí confundiendo a mi mamá. Me gustaba que me dijiera eso en lugar de que insistiera en eligir al Kazekage por su poder. ──. Supongo que tendré que empacar e ir a informarle a la Hokage.
──Sí, parece que no será algo de unos días. ─sostuve mi ramo bajo la atenta mirada de mi mamá. ──. Pero, Saiko, no olvides tus compromisos.
──No lo haré, mamá.
Llegué a mi habitación acomodando el ramo en un lugar donde quedará bien. Guarde la tarjeta en mi escritorio para tomar la invitación e ir hacia la torre Hokage.
No sabía cómo iba a reaccionar Lady Tsunade con esto, ahora que soy Jounin tengo más trabajo del habitual y tampoco puedo descuidar a mi equipo ni las misiones y menos mis entrenamientos con papá.
Sólo esperaba que esto no me complique las cosas.
Llegue al despacho de la rubia y con tan solo tocar una vez escuche su "pase". Me abrí paso dejando ver mi persona ante la mujer líder de mi aldea junto a su consejera.
Al verme dejó su papeleo de lado.
──Ya sé a qué vienes, Saiko. ─fue al grano recargando su espalda con la silla. ──. El Kazekage me envió una carta con dos chunnin para notificar que requiere tu presencia en Sunagakure.
──Entonces, ¿me concederá el permiso?
──No tengo elección. ─sinceró. ──. Si me niego a su petición Suna se puede sentir indignada y romperán la alianza que aún tenemos. ─la ví morder su labio inferior. ──. Si por mi fuera, no te dejaría ir. Eres un excelente ninja y posees una de las mejores mentes de Konoha. No puedo permitir que estés lejos de la aldea.
Entrecerre mis ojos al descifrar lo que pensaba. Ella no quería que mis habilidades ayudarán a otra aldea que no fuera la nuestra, supongo que el clan Nara es único por nuestra aptitud estratégica y conocimientos médicos, no, hay algo más.
──Mi defensa absoluta es un as bajo la manga que Konoha teme perder, ¿no es así?
Ambas mujeres se observaron para después enfocarse en mí. Shizune bajó la cabeza al saber que acerté a eso mientras que la Hokage escondía sus ojos entre sus manos entrelazados entre sí.
──Ellos también tienen una defensa absoluta, Hokage.
──Pero no es segura. ─me molesto eso. ──. Los Akatsuki van detrás de los Jinchurikis y su portador es uno.
En parte tenía razón.
──Además, eres la única que Gaara escucha aún cuando está en su transformación. ─suspiró. ──. Contigo pueden asegurar que Gaara no pierda el control y su aldea sea segura.
──Gaara no me necesita para controlarse. ─aclaré. ──. Él cambió.
Lady Tsunade se limitó a quedarse en silencio observando mi persona.
──En visto de que ya no hay nada que discutir, me retiro. ─di media vuelta. ──. No sé cuando regrese, el Kazekage no me informó eso, pero partiré mañana.
──Cuidate, Saiko.
Asentí antes de salir de su despacho recargando mi cabeza con la puerta. Solté un suspiró pesado para seguir con mi camino de regreso a mi casa. Tenía que empacar mis cosas y temía que mi madre me hiciera empacar más cosas de las necesarias.
──¡Saiko! ─giré mi cabeza encontrando a Tenten alzando su mano. ──. ¡Vamos por dangos!
A su lado estaba Ino, Hinata y Sakura así que sin pensar mucho camine hacia ellas sacando sonrisas de sus rostros. Una vez que llegamos al puesto y pedimos les conté lo de Gaara.
──¡¿Qué?! ¡¿Gaara mando por ti y te regalo un ramo?!
──Tenten, no grites estamos a tu lado. ─Ino la riño.
──Lo siento.
──Aunque, de cierta forma no me sorprende que Gaara hiciera eso. ─comentó Sakura tomando té. ──. En los exámenes chunnin se les veía juntos.
──Es verdad. ─recordó Ino. ──. Además, hace años note que él te veía con ojos de amor.
──¿Ojos de amor? ¿En serio? ─cuestioné incrédula. ──. Él sólo miraba con frialdad.
──Bueno sí, pero era un frío diferente al que veía a los demás. ─aclaró un poco extrañada.
──P-pues ambos hacen linda pareja. ─expresó Hinata por lo bajo.
──Sí, es verdad. ─Tenten estuvo con ella.
──Pero Gaara es menor que yo por dos años. ─admití comiendo de mis dangos.
──¿Y eso que? ─Ino se levantó señalándome con su dango. ──. Mi mamá es mayor que papá por cinco años y son felices.
──Estoy con Ino. La edad no importa, si Gaara te gusta es más importante que eso. ─Sakura me miró con una sonrisa. ──. No te alejes de quien amas por algo estupido como eso.
──La edad es sólo un número. ─hizo de menos la castaña comiendo sus dangos.
──Saiko, he visto tu mirada cada vez que hablas de Gaara. ─la voz de Hinata me hizo verla. ──. Y también he visto cómo él te ve. Ambos sienten lo mismo, no lo dejes ir por las edades. Luego te arrepentirás.
Las palabras de las chicas me hicieron ver que tenían razón. No me debe de importar un número y si lo hace, nadie se va a morir por que soy más grande que él por dos años.
──Tienen razón, chicas. ─hablé con firmeza. ──. La edad es insignificante cuando es más grande el sentimiento. ─les sonreí sorprendiendo a las chicas. ──. Gracias.
──¡Así se habla, Saiko! ─gritó Ino alzando sus brazos. ──. Ahora di "seré la futura 1ra dama de Sunagakure".
──No voy a decir eso. ─me negué terminando mis dangos.
──Pero te gustaría, ¿no?
No respondí, evite la pregunta bebiendo el té que pedí.
──Vamos, Saiko. No tengas pena. ─Sakura me picaba las costillas.
──No insistan.
──Anda, sólo estamos nosotras nadie va a escuchar. ─Tenten insistía.
──Si lo digo, ¿me dejan en paz?
──Si. ─dijeron las tres a la vez.
Suspiré dejando el té de lado.
──Seré la futura 1ra dama de Sunagakure. ─cruce mis brazos. ──. ¿Contentas?
Ninguna decía nada y eso me extrañó.
──Saiko, mamá te habla.
Mi cuerpo se heló cuando escuché la voz sería de mi hermano a mis espaldas. Alcé mi cabeza sólo para observar sus ojos sumergidos en una notable molestia.
──Las veo después. ─me levanté con mi semblante sereno pero por dentro temía por mi vida.
──Si, cuídate. ─Tenten miró a otro lado chiflando.
──Te veremos después.
──Nos cuentas lo que haya pasado. ─miré de mala gana a Ino por eso. ──. O no.
──Suerte, Saiko. ─murmuró Hinata.
Me despedí con la mano mientras caminaba.
──Puedes ir más rápido, 1ra dama de Sunagakure. ─Shikamaru parecía molesto.
──No debiste escuchar eso. ─admití llegando a su par.
──No, pero sí debía de enterarme por mi propia hermana, ¿no lo crees? ─ni siquiera me miraba. ──. ¿Desde cuándo te gusta Gaara?
Me quedé en silencio por unos segundos.
──Desde los exámenes chunnin. ─respondí siendo franca con él.──. Siempre nos veíamos en algún lado todos los días y pasábamos tiempo juntos. Me negaba a creerlo por la diferencia de edad, pero eso no es motivo para seguir ocultando el sentimiento.
Él me miró de reojo.
──Lamento no contarle nada a mi pequeño hermano.
Shikamaru suspiró.
──Qué fastidio. ─se notaba menos molesto. ──. No tienes que disculparte de nada, después de todo está en nuestra sangre.
Sabía a lo que se refería.
──Ese impulso de las mujeres Nara de querer salir con menores que nosotros.
──O ese impulso de los Nara querer salir con mayores. ─ambos reímos hasta que dijo aquello.
──No creas que la dejaré acercarse a ti tan fácilmente. ─mi voz seria resonó.
──Ay, por favor. ─me miró, pero al ver mi semblante comprendió que no mentía. ──. Tú si me lo prohibes pero yo a ti no, ¿eh?
──Claro, después de todo los hermanos mayores cuidan a los menores. ─expresé abrazando su brazo. ──. Ese es su trabajo.
──Bueno, querida hermana mayor. Me compras un juego de shogi nuevo.
──Y es ahí cuando tu hermana mayor se fue a trabajar. ─me solté de su brazo corriendo lejos de él.
──¡Oye, no es justo!
Miré de reojo cómo corría hacía mí. Reí para mis adentros escuchando sus quejas. Pronto sentí mi cuerpo ser alzado sin dificultad.
──Eso sí que no es justo. ─expresé sintiendo como me cargaba como costal de papas.
──Muy mayor pero muy pequeña. ─rió por lo bajo. ──. Ahora deja que tu hermano menor te ayude.
──Me quejaría, pero no quiero caminar. ─me dejé llevar.
──Sin duda, eres un Nara.
Sonreí. Ambos éramos dignos de nuestro clan.
Un Nara no es fácil de ser.
• • •
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top