𝗢𝟯𝟭. 𝗌𝗍𝖺𝗆𝗉

CAPÍTULO
TREINTA Y UNO

SELLO

• • •

      ENTRECERRÉ MIS OJOS POR LA LUZ DEL sol dandome de yeno en el rostro.

──¡A continuación, voy a explicar la segunda prueba del examen chunnin!

Ya había amanecí y por ende, era momento de continuar con la segunda fase del examen chunnin. Temari se encargaba de explicar con más detalle de lo que se trataba esta prueba.

Resumiendo, es la misma que presenté hace años, pero cambia el territorio.

En esta ocasión solo se les dieron 72 horas, y esperaba que mi equipo pasará la prueba sin ningún problema. La bengala fue lanzada anunciando el inició de la segunda fase.

Nos habían dicho, que por nuestra seguridad nos quedaramos afuera del Desierto Infernal. Aun así, eso no me daba buena espina. Algo escondían los de Suna.

Los jounin a cargo se fueron dispersando, quedando nosotros de Konoha y los hermanos Sabaku. Nosotros estábamos en un dilema en saber qué hacer en estos tres días.

──Bueno, ¿y ahora qué hacemos? ─preguntó Asuma fumando su cigarro.

Antes de poder siquiera tomar mi libro, una suave voz se presentó.

──Saiko. ─giré mi cabeza mirando a Gaara. ──. Iré a mi despacho, ¿vienes?

Lo pensé un poco, recordando que le prometí ir a su despacho.

──Supongo. ─acepté mirando a mis compañeros. ──. Los veré luego.

Asuma iba a decir algo, pero Kurenai le cubrió la boca con su mano.

──Claro, Saiko. No hay problema. ─me sonrió levemente. ──. Cualquier cosa, no dudes en buscarnos.

Me despedí de ellos para acercarme a Gaara comenzando a dirigirse a su despacho. Me estremecí cuando sentí como entrelazo su mano con la mía en el camino. No dije nada y él tampoco, preferí enfocar mi vista admirando el cielo soleado.

El silencio era acogedor y no pasaron más de 15 minutos cuando entramos al tan esperado despacho del Kazekage.

──Perdón por el desorden. ─dijo, refiriéndose a una pequeña columna de papeles. ──. Aún no terminó con el papeleo.

──No te preocupes. ─negué mirando alrededor. ──. Es tu trabajo después de todo.

Una vez dentro de la habitación aprecie todo con detalle. No tenía mucha decoración, pero la poco que había era linda. Escuche un pequeño ruido, al voltear logre ver a Gaara guardar un retrato en uno de los cajones de su escritorio de una manera veloz.

No quise verme curiosa, así que lo dejé pasar. Mis ojos miel se dirigieron de inmediato a la pequeña rosa envuelta en mi capa de sombra, él aún la conservaba.

──Me alegra saber que aún la conservas. ─sinceré pasando mi mano por ella.

──¿Bromeas? Gaara lo cuida más que a su vida. ─Kankuro abrió la puerta. ──. ¿Interrumpo?

Negué con la cabeza mientras me hacía a un lado.

──Traje más papeles. ─dejó unos cuantos papeles frente a su hermano.

Ambos se miraban fijamente, Kankuro no tenía buen semblante, parecía que quería decirle algo, pero mi presencia le estorbaba.

──Voy a ir por un poco de agua. ─avise notando la tensión en el aire. ──. ¿Quieren?

──No, Saiko. Estamos bien. ─respondió el pelirrojo sin mirarme.

Sin decir otra palabra más, salí del despacho cerrando la puerta detrás mío. No quería escuchar su conversación, así que caminé hasta llegar al contenedor de agua sirviendo un poco en un vaso.

Me quedé ahí por unos minutos que para mi fueron eternos, hasta que Kankuro salió de la habitación sin buen semblante.

──Hey, enana. ─se detuvo frente mío. ──. Espero que te quedes con Gaara en estos tres días.

No me dio tiempo siquiera para pasar el agua que estaba bebiendo, cuando desapareció en los pasillos. Preferí no darle importancia y entrar al despacho notando que el ambiente tenso aún seguía.

──¿Todo bien con Kankuro? ─preguntó al ver la mirada sería del pelirrojo.

──Sí, nada grave. ─su mirada se enfoca en unos papeles en su escritorio. ──. Sí quieres, puedes regresar con tus compañeros. Tengo mucho trabajo y no quiero aburrirte.

Me acerqué al escritorio lentamente.

──Puedo ayudarte, ¿sabes? ─intenté ver aquellos papeles, pero él me lo impidió tapándolo con otros. ──. Soy buena con las hojas.

──No creo que esto sea de tu agrado. ─dijo, por una razón me parecía que me estaba corriendo. ──. No creo que los problemas de mi pueblo sean de tu atención.

Levantó su mirada conectando sus ojos turquesas frió como el hielo. Ahí supe que escondía algo y no me lo quería decir. Sea lo que sea que Kankuro le dijo, pareció cambiarlo por completo.

──Conmigo no funcionara eso, ¿sabes? ─cruce mis brazos serena, pero en cualquier momento dejaría de estarlo. ──. Puedes contar conmigo para decirme lo que te ocurre. Sí es un problema, puedo ayudarte.

Él se quedó en silencio por unos segundos regresando a su papeleo.

──No pasa nada. ─dijo fríamente.

──Puedes confiar en mí. ─suavice mi voz negando a que cargara con todo. ──. Estoy segura que podemos solucionarlo.

──Ya te dije que no es nada, Saiko. ─alzó su voz.

──Dices que no puedo ayudarte en nada. ─dije, esperando a que me mirara a los ojos.

──En nada. ─bajé mi cabeza un poco decepcionada. ──. Y si pasara algo, no es de tu incumbencia.

Él soltó un suspiró.

──Escucha, Saiko. Soy el Kazekage y mis asuntos no te con- ─no lo deje terminar, cuando mi mano se estampó contra su mejilla sorprendiendo al menor.

Puede que sea tranquila, pero una mujer Nara tiene un fuerte carácter.

Él se quedó en silencio llevando su mano a su mejilla mientras me miraba atónito.

──Creí que eras diferente. ─me alejé del escritorio. ──. Supongo que te veré después, Kazekage-sama.

Salí de la habitación sin darle mucha importancia a su mirada sobre mí. Ahora tenía tiempo libre que podía ocupar para leer o podía utilizarlo para encarar a Kankuro y obligarlo a decirme que es lo que le dijo a su hermano.

Claramente iba a ser la segunda.































    SIN REMORDIMIENTO ALGUNO, MI SOMBRA destrozó la puerta del despacho de Kankuro. El castaño tembló de miedo cuando noto que mi semblante era serio y mi sombra sobresalía de espalda.

──¿S-saiko? ─asustado desde su escritorio, tragó fuerte. ──. ¿S-sucede algo?

──Dime la verdad, ¿qué fue lo que le dijiste a Gaara? ─me fui acercando lentamente a su escritorio.

──¿D-de qué hablas?

──¿Qué es lo que están ocultando que hace que Gaara me quiera lejos? ─él no dijo nada, parecía que dí en el punto. ──. Hablas por las buenas o por las malas.

Dicho eso, mi sombra se acercó a él haciéndolo retroceder hasta que su silla chocó contra la pared. Él pasó saliva nuevamente. Un fuerte ruido fuera de las ventanas nos hizo voltear notando una gran tormenta de arena.

──C-creo que tenemos que ayudar a los participantes. ─se levantó, pero mi sombra lo hizo sentar nuevamente. ──. O no.

──No te irás hasta que me digas la verdad. ─cruce mis brazos con mi semblante frío. ──. Mientras más rápido hables podrás ayudar a los chunnin.

Kankuro se quedó en silencio por unos segundos hasta que soltó un fuerte suspiró pesado.

──Bien te lo diré. ─accedió. ──. Desde que Gaara tomó el título de Kazekage apareció un grupo antigubernante, sabemos que algunos altos mandos se oponen al poder de Gaara. ─confesó.

Mi sombra se alejó de él.

──Él lo sabe y aún con eso, Temari y yo no hemos podido quitarle de la cabeza que permanezca en su despacho hasta que pasen los exámenes. No queremos que algo le suceda.

Me alejé un poco del escritorio observando por la ventana la tormenta cada vez más pesada.

──Supongo que Gaara piensa que podrían dañarte si ven que eres importante para él. ─dijo, colocando sus marionetas en su espalda. ──. Creí que contigo aquí él no haría alguna idiotez.

Lo miré de golpe.

──Seguramente ya hizo una idiotez al correrme de su despacho.

Él se quedó en silencio por unos segundos.

──No creo que lo haga. ─se comenzó a escuchar mucho ruido por los pasillos. ──. ¿O sí?

No dije nada, solo salí del despacho viendo como personas corrían por todos lados desesperados.

──¿Qué ocurre? ─preguntó Kankuro.

──Kankuro-sama, el Kazekage no se encuentra en su despacho y hemos buscado por toda la torre y no lo encontramos.

Ambos nos miramos.

──Yo me encargo de él, tú asegúrate de que la tormenta no pase a mayores. ─él iba a decir algo, pero mi sombra salió amenazandolo. ──. No está a discusión.

Sin más que decir, corrí por los pasillos saliendo de la torre. Hice sellos de manos creando algunos ciervos de sombra para tener un amplio nivel de búsqueda.

Esperaba que nada malo le estuviera pasando.
















































      CORRÍA POR EL DESIERTO ABRIENDO mis ojos después de asegurarme de no ver alguna señal de Gaara a través de mis creaciones de sombra.

Había pasado la inmensa tormenta de arena sin ningún problema gracias a mi sombra, mi mayor problema era encontrar a Gaara y asegurarme de que esté bien. No muy lejos de mí, noté la leve presencia de una persona.

Me alarmé cuando noté que estaba débil estando a punto de caer al suelo, por suerte, llegué a tiempo para sostenerla en mis brazos. La pequeña castaña parpadeó tratando de encontrar mis ojos.

──¿Estás bien? ¿Qué ocurre? ─pregunté dando leves palmaditas en su mejilla notando lo caliente que estaba.

Saqué una botella de agua de mi porta-armas para dársela a beber, ella aceptó el líquido con gusto.

──G-gracias. ─me miró y de pronto abrió sus ojos con sorpresa. ──. ¡De prisa! ¡Tienes que ayudar al Kazekage-sama! ¡Alguien lo atacó! ─me tomó de mi ropa mientras que en sus ojos habitaba el desespero.

──¿Gaara? ¿En dónde está?

La pequeña con el nombre de Mitsuri, me indicó hacía donde ir. Sin perder tiempo corrí lo más rápido que podía hasta llegar a ver un capullo en medio de la nada, lo que me llamaba la atención era ver dos cadenas sobresalir de ellas dirigiéndose a lo alto de una pequeña montaña.

Quería ir por el tipo, pero primero tenía que priorizar la vida de Gaara y compañía. Al ver las cadenas y sentir semejantes chakras sabía lo que el sujeto intentaba.

Extraer a los bijuus.

Tomé la cadena sintiendo una descarga en mi cuerpo, la solté sin siquiera haber emandado un grito de dolor. La única manera para liberar a ambos era utilizando esa técnica que he practicado.

Hice algunos sellos de manos sintiendo a mi sombra crear una pared para protegerme de los enemigos por si intentaban ir contra mí.

──Sen no kage no fūin. ─sello de mil sombras.

Dos sombras gruesas se materializaron traspasando el capullo sintiendo como entraba al cuerpo de la persona a la par de aquellas cadenas. Cerré mis ojos y cuando los abrí estaba en un lugar de color turquesa con blanco.

Y frente a mí, se encontraban dos inmensas bestias.

El Ichibi y el Nanabi.

──Así que has desarrollado tu habilidad tanto que puedes estar en este lugar con nosotros, ¿eh? ─la fuerte y cínica voz del Shukaku resonó por todo el lugar dejando paso a su risa. ──. ¡Eres una mocosa muy interesante!

Me quedé en silencio mirando las cadenas que sostenían sus cuellos. Al usar mi técnica, podía entrar en el interior del jinchuriki llegando con el bijuu, está vez, pude lograr reunir a ambos.

──Esta habilidad solo la he visto en una sola mujer y hace millones de años que la vi por última vez. ─Nanabi habló acercando su rostro al mío. ──. Dime, jovencita, ¿quién eres?

──Mi nombre es Nara Saiko. ─me presenté amablemente. ──. No quiero sonar grosera, pero sí quieren quedar libres de esas cadenas, necesito que se queden quietos.

La risa del Shukaku no tardó en presentarse.

──¡No necesito la ayuda de una mocosa! ─gritó con notable molestia. ──. ¡Puedes largarte! Tal vez al mocoso lo engatusaste, pero a mi no, descendiente de ella.

──Shukaku, deja de ser tan obstinado. ─su compañero lo riño. ──. Que de todos nosotros, tú eras el más apegado de ella.

──¡¿Quieres morir, Chomei?! ─lo apuntó con su cola. ──. ¡Jamás me cayó bien esa mujer!

──Siempre decías que si un día la volverías a encontrar, la ibas a proteger y amar por siempre. ─Chomei le hacía burla, parecía que ver el rostro de Shukaku le hacía gracia.

No sabia de quien hablaban, pero parecía que fue importante en algún momento de sus vidas. Aproveche su pelea para fruncí mi ceño materializando mi sombra, misma que se dirigió hacia aquellas cadenas.

Ejercía fuerza para desatarlas, pero estaban muy apretadas y no quería lastimar a ninguno de ellos. Mordí mi labio en modo de frustración, por más que usaba fuerza estás no cedían y ellos poco a poco iban acercándose a lo que era la pared indicando que la cadena los estaba extrayendo.

Cerré mis ojos concentrando gran parte de mi chakra para realizar sellos creando dos manos de sombras. Ambas se acercaron a las cadenas y con fuerzas las halaron rompiendolas de golpe. Mi respiración se entrecortaba por el gran esfuerzo que ejercí, estaba esperando a que mi sombra me ayudara a regenerar mi chakra un poco más rápido.

Mis piernas perdieron el equilibrio cayendo al suelo. Esperé a sentir el golpe, pero en cambio, sentí la arena que me tomaba de mi cintura evitando caer.

Alcé mi cabeza notando que el Shukaku me había sujetado con su arena.

• • •

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top