𝗢𝟮𝟴. 𝗒𝖾𝖺𝗋𝗌

CAPÍTULO
VEINTIOCHO

AÑOS❞

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      CERRÉ MIS OJOS RESPIRANDO LEVEMENTE, separé ligeramente mis labios expulsando el aire de mi pecho. Concentré toda mi atención en moldear en mi mente una pequeño lobo con la masa negra, en cuanto logré darle la forma, abrí mis ojos notando la presencia de un lobo hecho de pura sombra.

Suspiré de alivio.

Por fin, después de meses entrenando, pude perfeccionar uno de tantos jutsus misteriosos de la flor shedon. Desde que cumplí 16 años, papá me entregó la pequeña enciclopedia que el Clan guardaba acerca de la flor que me dio la vida. Así que me obligó a perfeccionar los jutsus que más me llamaban la atención.

Entre ellas elegí tres:

Primera: Sen no kage no fūin -sello de mil sombras- es un diseño de Fūinjutsu que me permite sellar o almacenar seres vivos, chakra u objetos en pergaminos o contenedores.

Fue el primero que logre dominar, comenzando a sellar pequeñas cosas hasta personas -los cuales eran clones, nadie salió herido-, el mayor reto que mi padre me ha pedido es intentar lograr contener a un Bijuu, cosa que no he podido intentar por obvias razones.

Segunda: Kage Asshō no Jutsu -prisión de palma de sombra- esta habilidad me permite crear con la sombra una mano, la cual presionará al objetivo en su palma, al momento que cerré mi mano la presión acabará con el objetivo.

Lo sé, muy sanginarió.

Tercera: Kage no sakusei -creación de sombras- en ella, me permite crear un animal o persona que pelee con el enemigo, puedo ver y escuchar lo mismo que el animal de sombra.

Y, por fin, había dominado la última técnica. Cerraba mis ojos y al concentrarme podía ver lo que el lobo observaba. Solté un leve suspiró deshaciendo la sombra para descansar un poco.

Me senté debajo de un árbol observando las hojas moverse gracias al viento que soplaba con suavidad. Habían pasado dos años desde que Naruto se fue de la aldea a entrenar con Jiraiya-san.

También hace poco más de dos años que no había vuelto a ver a Gaara.

Aún seguía siendo chunin, me he negado a hacer el examen para jounin para evitar tener más problemas de los que ya cargo. En ocasiones me toca hacer misiones sola o me asignan a compañeros, era un dolor de cabeza tener que ser el líder, pero no podía negar una orden del Hokage.

Por otro lado, aún sigo siendo parte del equipo Gai. Así que entrenar juntos y hacer misiones con ellos es cosa de todos los días. Casi siempre era ayudarlos a entrenar, pues mi habilidades las entrenaba con papá, y en otras ocasiones, seguía entrenando mi taijutsu con ellos.

Shikamaru venía a mi para que le explicara algunas cosas sobre los jutsus que papá le enseñaba, así que de igual forma, entrenamos juntos.

Sigo siendo la misma perezosa de siempre que se la pasa leyendo libros. Hace poco tiempo terminé de leer el octavo libro de One Piece, terminando con el Arco de Whole Cake, añadiendo a Charlotte Katakuri a mis husbandos. Actualmente sigo esperando a que el creador termine el Arco del País de Wano para leerlo.

Así que ahora comencé a leer un libro sobre maldiciones llamado Jujutsu Kaisen, así que deduzco que tendré más husbandos.

Físicamente he crecido unos centímetros y ahora medía 1.57 cm, pero uso plataforma que me hace ver de 1.60 cm. Mi cuerpo, como sucede con todo el mundo, maduro. Para estar entre los 17 años, me desarrolle bien. Según mi mamá y Tenten.

Aclarando que era un poco mayor a mi generación por entrar un año tarde a la academia. Digamos que un año de mi vida no estuve con mi familia. Pero es una historia para otro día.

──Así que aquí estás, ¿eh?

Abrí mis ojos al escuchar la voz de mi compañero de equipo.

──¿Qué quieres? Estabá a punto de dormir. ─murmuré volviendo a cerrar mis ojos.

──Olvidas que tenemos misión. ─podía sentir su mala mirada. ──. Levantate, se te hará tarde.

Gruñí cuando me movió.

──Qué aburrido. ─balbuceé. ──. Dame cinco minutos más.

No escuché respuesta de su parte, a cambio de eso, sentí como me tomaba de mi tobillo y me arrastraba por todo el césped.

──Hay formas más delicadas de llevar a una mujer, ¿sabías? ─pregunté mirando las nubes sintiendo el césped hacerme cosquillas en mi espalda.

──Lo sé, pero me agrada este método. ─me miró de reojo. ──. Y es la única forma de que no duermas.

──Muy astuto, Neji... muy astuto.

Se podría decir que ya era algo normal que el Hyuga me buscara antes de las misiones, pues sabía que me dormía en cualquier lado.











































     SUSPIRÉ, DESPUÉS DE VARIOS DÍAS FUERA DE LA aldea, llegamos sanos y salvos. La misión no fue tan difícil, solo era derrotar a unos ninjas renegados de una de las pequeñas villas vecinas.

──Descansen, chicos. ─miramos al sensei. ──. Yo me encargo del reporte.

Ninguno se opuso, al contrario, celebramos por dentro.

──Tengo tantas ganas de comer carne. ─suspiró Tenten con cansacio.

──¡¿Y sí vamos a comer juntos?! ─propuso Lee con su habitual energía.

──¡Me encanta la idea, Lee! ─soltó la castaña con nueva energía. ──. ¿Vienen? ─nos miraron.

Solté un leve suspiró.

──Nunca rechazó comida ni libros. ─acepté sin mucha energía.

──No pierdo nada. ─el castaño se encogió de hombros.

──Sí, la figura. ─solté levemente. ──. Por suerte, yo la perdí hace tiempo.

Sentí su mirada discreta en mi.

──Eso lo dudo. ─murmuró, pero no le di atención.

Mientras caminamos, saque mi libro para aprovechar y leer ignorando la conversación que Lee mantenía con Tenten. El Hyuga permanecía en silencio y vagamente decía pequeñas palabras, él se enfoca en moverme para no chocar con algo o alguien por estar leyendo en lugar de prestar atención.

Desde que Tenten se unió al equipo, Lee dejó de pasar su mayor tiempo conmigo para estar con ella, ante eso, Neji y yo nos volvimos unidos al nivel de confianza que me permite peinarlo y dormir en su cama e ir a comerme su comida.

Es que es muy cómoda y su comida es deliciosa.

Sentí un peso en mi cabeza y pronto unos mechones castaños obstaculizaron mi visión de las letras.

──Oi, perezosa. ─me llamó el dueño de esa cabellera castaña. ──. Ya llegamos y te estoy hablando desde hace rato.

Dicho eso, me quitó mi libro y alejó su barbilla de mi cabeza.

──Qué fastidio. ─susurré tomando asiento a un lado de él, viendo cómo guardaba mi libro en su mochila. ──. ¿Ya pidieron?

──Sí, unas costillas y carne de corte delgado. ─contestó Lee. ──. Y tres tés y tu agua.

Miré alrededor notando que todo estaba tranquilo y ordenado. También noté que la aldea estaba más tranquila que de costumbre.

──¿Ustedes no notan como que todo está calmado en la aldea? ─nos preguntó Tenten mirando a los lados.

──Ahora que lo mencionas, lo note llegando a la aldea. ─respondió Lee. ──. ¿Me pregunto por qué será?

──Supongo que la aldea tiene un invitado o alguien murió en una misión. ─aclaré recargando mi cabeza en la mano apoyada en la mesa. ──. Dudo que sea la 2da opción, no siento el ambiente tenso.

──¿Un invitado? ─murmuró pensativo Lee.

──¿Quién podrá ser? ─Tenten hizo de segundas.

──Sean quien sea, debe de ser importante. ─aseguró Neji sin darle tanta importancia

──A mi me da igual. ─dije cerrando mis ojos con ganas de dormir.

──A tí te da igual todo, Saiko. ─soltó la castaña con una gota de sudor en su cien. ──. Tu prioridad son dormir, comer y tus libros.

──Me alegra que me conozcas tan bien, Tenten.

Ella soltó un leve suspiró.

──¿Por qué no cambiamos de tema? ─preguntó Lee.

──¿Se te ocurre algo?

──Mmm. ─pensó. ──. ¡Oh, ya sé! ─nos miró con un brillo en sus ojos. ──. ¿Cual es su fantasía? Empiezo yo, quiero ir a alguna otra aldea caminando parado de manos.

Nosotros tres lo miramos con una mirada entre confundida y extraña.

──¿Por qué? ─pregunté. ──. Olvidalo, no me interesa.

──Creo que mi fantasía es crear un arma con todas las armas que existen. ─contó Tenten con una sonrisa. ──. Así sería la más poderosa de todas.

──¿Y cuál es tu fantasía, Neji? ─pregunté intentando pasar de ella, tanto Lee como él hicieron lo mismo.

──¡Oigan! ─hizo un mohín enojada.

──No pienso decirlo. ─se cruzó de brazos mirando a otro lado.

──Oh, vamos, Hyuga. ─hablé. ──. Todos estamos diciendo nuestra fantasía, no te avergüences. Nadie se va a reír, ¿verdad? ─miré a los dos frente a nosotros y estos asintieron. ──. ¿Lo ves? Ahora, dilo.

Ante nuestras miradas el Hyuga no le quedó de otra que soltar un leve suspiró pesado.

──Nadar en soba.

La forma tan seria y con esa mirada en la que lo dijo hizo que nos partieramos de risa por completo.

──Jamás me hubiera imaginado eso. ─solté escondiendo mi pequeña risa en mi mano.

Dejamos de reírnos cuando nos dio un golpe en la cabeza y más al sentir su mirada asesina.

──Hmp. ─emitió. ──. Supongo que tu fantasía es mejor que la mía para reírte, ¿no, Nara?

──Obvio.

──¿Y cúal es? ─inquirió Tenten.

──Qué Levi me pateé. ─las miradas de mis compañeros era un poema entero. ──. Digo, ver a personas muertas. ─la cambié, pero sus miradas empeoraron. ──. Escribir un libro. ─eso aliviano el ambiente.

──Eso suena lindo. ─dijo Tenten. ──. ¿Y de qué se trataría?

──Me gustaría escribir algo que haya sucedido en la vida real. ─me sinceré jugando con la servilleta que se encontraba en la mesa.

──¿Por qué no escribes sobre ti? ─propuso el pelinegro.

──Porqué mi vida no es una gran historia. ─hice una mueca pensando que pondría en un libro sobre mi, pero ninguna me gustaba. ──. No sería nada interesante.

──Entonces...

──Me gustaría escribir sobre alguien más. ─me encogí de hombro. ──. O quien sabe, con el tiempo lo vere. Capaz y termine escribiendo un libro ficticio.

Dejamos el tema de lado cuando llegó nuestra orden, así que entre chiste y anécdotas, nos la pasamos comiendo hasta que terminamos llenos. Pagamos y salimos del local, yo literalmente, era arrastrada por Neji.

──Dios... ¿por qué me dejaron comer tanto? ─murmuré mirando el cielo.

Un escalofrío recorrió mi columna al comenzar a sentir una mirada sobre mí. Me estremecí al sentir esa mirada tan conocida.

──Saiko. ─giré mi cabeza al escuchar a mi hermano. ──. Veo que regresaste de tu misión.

Asentí sin notar a las personas detrás suyo.

──Me siento aliviado. ─suspiró. ──. La Hokage me pidió que cuando regresaras de tu misión fueras a su despacho.

──Qué aburrido. ─solté por lo bajo. ──. Los veré después chicos. ─me despedí de mis compañeros, el Hyuga me dio un codazo y no entendí porqué.

Escuche como alguien carraspeó.

──¿Ya no saludas, enana? ─me paralice cuando note la presencia de los hermanos de Suna. ──. Aunque, por lo que veo, ya no eres tan enana.

Centré mi vista en los tres, me sorprendí mucho al verlos tan cambiados. Hace más de dos años que no los había visto y de cierta forma, me alegro de verlos.

──No sabía que estaban de visita. ─dije mirando de reojo a mi hermano, no quería hacer contacto visual con él a pesar de sentir su mirada en mi.

──Acaban de llegar. ─anunció mi hermano. ──. ¿Ya saludaste al Kazekage? ─me dio una mirada, obligándome a saludar.

Sabía que él se acababa de convertí en el Kazekage, así que suspiré levemente para centrar mi mirada total en él.

¡Dios! ¿Por qué me lo mandaste tres años después de traerme al mundo? Al parecer la pubertad le estaba favoreciendo y no ayudaba ser ya una adolescente casi mayor de edad.

Por suerte, mi expresión perezosa nunca se iba.

──Bienvenido a Konoha, Kazekage-sama. ─hable neutra, giré mi mirada a su escolta. ──. Me alegra verlos, Kankuro, Temari.

El castaño sonrió al igual que la rubia.

──Veo que cambiaste mucho en estos años, Saiko. ─comentó Kankuro palmeando la espalda de su hermano, quien no podía articular palabra, solo se limitaba a verme. ──. Que suerte, hermanito. ─logré escuchar su susurró.

Preferí ignorar eso.

──¿Van con la Hokage? ─pregunté mirando a Shikamaru.

──Sí, ¿vienes? ─me limité a asentir con la cabeza.

Recuerdo vagamente que la Hokage me pidió ayuda para los nuevos exámenes chunin, pero por las misiones se me llegó a olvidar aquello.

──¿Y cómo has estado, Saiko? ─preguntó la rubia llegando a mi lado. ──. ¿Algo interesante en tu vida? ─sonrió de medio lado. ──. ¿O alguien?

La miré sin mucha expresión más que de cansancio.

──La verdad es que no. Tengo un padre celoso. ─miré de reojo al pelinegro. ──. Y aunque no lo parezca, Shikamaru es peor.

──Deberías de ver a Temari. ─comentó Kankuro. ──. Espanta a cualquier chica que se nos acerca. ─suspiró pesadamente. ──. A este paso quedaré soltero de por vida.

──No exageres, Kankuro. ─dijo su hermana. ──. Lo que pasa es que nadie es buena para ustedes. ─alcé una ceja cuando me miró de reojo.

Conque jugando con fuego.

──No te enojes con tu hermana, Kankuro. ─miré al castaño. ──. Yo también tengo un hermano menor y se lo que vale. ─miré a Temari. ──. Ninguna mujer es lo suficiente para él.

Noté su mala mirada, la misma que le daba. Ambas estábamos en las mismas, nos comenzaba a llamar la atención el hermano menor de la otra.

Y ninguna iba dar el brazo a torcer.

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