𝗢𝟭𝟭. 𝗒𝗈𝗎 𝖽𝗈𝗇'𝗍 𝗄𝗇𝗈𝗐 𝗆𝖾

CAPÍTULO
ONCE

❝NO ME CONOCES❞

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      LAS HORAS PASARON HASTA QUE SE CONVIRTIÓ en un día completo. Ahora el sol estaba saliendo anunciando la llegada de uno nuevo.

Hemos estado corriendo por las ramas de los árboles buscando algún equipo con el pergamino de la tierra, pero nuestra suerte era nula y no encontrábamos nada. Bueno, ayer encontramos al equipo de Tenten, pero tenían el mismo pergamino así que no nos servía.

Había concentrado chakra en la planta de mis pies para escalar el árbol quedando de cabeza en la rama leyendo mi libro mientras que los chicos descansaban en la parte baja del árbol.

Desde que amaneció estamos corriendo así que descansamos para comer un poco de pescado que logre pescar, así retomamos nuestras fuerzas.

Aún nos faltaban tres días sin contar esté para conseguir ese pergamino y poder llegar a la torre donde podría leer sin importar si fuera de noche, pues se supone que habrá luz allí, ¿no?

──Bueno, ya descansamos lo suficiente. ─escuchamos la voz de Neji. ──. Creo que los otros equipos nos buscaran pronto.

Alcé mi cabeza mirando desde mi ángulo como jugaba con un kunai entre sus dedos.

──Y eso significa que será hora de atacar. ─nos miró o mejor dicho a Lee, ya que estaba encima suya de cabeza. ──. Ya saben el plan. Nos separamos y nos esparcimos. Y, pase lo que pase, si nos contacta otro equipo o no, nos reencontraremos de vuelta en esté punto, ¿sí?

Clavo el kunai en donde estaba sentado con su espalda recargada en el tronco del inmenso árbol.

──No tengo opción, ¿no? ─dije en suspiró cerrando mis ojos por unos segundos.

──¡Entendido! ─expresó Lee sin ningún inconveniente.

──Entonces... ¡Vamonos! ─dio la orden y enseguida desaparecí de sus vistas.

Guarde mi lectura para otra ocasión y me dirigí hacía el centro, tal vez por ahí podré encontrar un equipo el cual pueda derrotar para quitarle su pergamino o en el mejor de los casos, tomarlo sin tener que armar una batalla.

Escondí mi chakra y con mi velocidad sigilosa saltaba las ramas sin que nadie pudiera detectar mi presencia. Tal vez mis compañeros desarrollaron una gran fuerza y un increíble taijutsu, pero nadie era tan sigiloso y silencioso como lo era yo. Podía moverme sin dejar rastros, era como una sombra.

Me detuve al ver a un equipo que parecía ser de la hierba estaban descansando. Cómo si hubieran estado corriendo por medio bosque, algunos tenían heridas graves que podían hacer que sean descalificados, al ver aquello una idea surcó mis pensamientos.

──¿Quién demonios era ese sujeto? ─escuche a uno de ellos.

──No lo sé, pero tenemos suerte de haber escapado de él. ─dijo otro volteando a ver a su compañero lastimado. ──. Yuki, ¿estás bien?

El chico parecía traumatizado por algo que había visto, ni siquiera hacía algún gesto de dolor a pesar de tener el brazo destrozado.

──Demonios. ─susurró el tipo quien parecía ser el líder. ──. Su brazo está mal y no tenemos nada para atenderlo.

──Así no vamos a poder pasar el examen. ─masculló el otro tipo golpeando el tronco. ──. Si tan solo no hubiéramos subestimado al chico solo porque estaba solo y era un novato.

Así que un chico solo lo hizo. ─pensé escuchando todo. ──. Interesante.

──¿Ahora que haremos?

Aquí es donde entro yo.

──Si me permiten. ─ellos se pusieron en guardia al verme salir de entre las sombras. ──. Yo podía ayudarlos.

Hice acto de presencia dejando ver mi figura de entre la oscuridad. Los chicos no bajaban su guardia mientras protegían a su compañero herido y perdido entre sua traumas.

──¿Quién demonios eres tú?

──¿Y qué es lo que quieres?

──No soy nadie importante. ─contesté. ──. Y sólo vengo a proponerles un trato justo.

──¿Trato? ¿De qué hablas? ─preguntó con desconfianza.

──Antes de decirles, me gustaría saber qué pergamino poseen. ─cruce mis brazos mirando con pereza a los chicos.

Ellos se quedaron viendo entre ellos por unos segundos, como si estuvieran hablando con la mirada. Pronto uno de ellos soltó un leve suspiró para posar su mirada en mi.

──Pergamino de tierra.

Una sonrisa se escondió muy adentro de mi rostro.

──En ese caso. ─los miré atentamente. ──. Les ofrezco mis conocimientos médicos a cambio de su pergamino.

La sorpresa se instaló en sus rostros mirando mi persona para verse a ellos mismos.

──¿Cómo sé que no mientes?

──Porqué pelear es un fastidio y si puedo conseguir el pergamino que falta sin pelear, me ahorro problemas. ─comenté soltando un leve bostezo.

Ellos se apartaron un poco para poder hablar sin que los escucharan. Sólo los veía de reojo, como murmuraban cosas sintiendo de vez en cuando su mirada analizando mi persona.

Sabía que si no aceptaban, intentarían atacarme con la esperanza que tuviera el pergamino conmigo. Lo cual si lo llevó conmigo.

Sería un fastidio si no acepta mi ayuda.

──Ya lo pensamos. ─habló el líder. ──. La respuesta es no.

──Sabes que estamos heridos y expuestos. ─comentó el otro sujeto. ──. Sí te vas como si nada, puede que traigas a tu equipo y eso sí sería un problema.

──Así que lo sentimos, linda, pero te tendremos que matar. ─sonrió de medio lado. ──. O divertirnos primero.

──Y quién sabe, tal vez tengas el pergamino contigo, ¿no? ─comentó su compañero.

Cerré mis ojos soltando un suspiró pesado. Odiaba tener que involucrarme en las peleas, eso era para los chicos, yo solo planteaba estrategias para ganar. Pero supongo que no siempre podía conseguir lo que quería sin ensuciar mis manos.

──Si que son problemáticos. ─abrí mis pestañas mirando a ambos sujetos.

Ellos, a pesar de su cansancio, no dudaron en atacarme combinando su jutsu de viento con el de fuego. Antes de que siquiera la sombra me protegiera, algo más lo hizo. El fuego se desvaneció dejando ver la capa de arena que me protegió del jutsu.

──N-no puede ser...

──L-lo habi-habíamos perdido... ¿cómo es qué...?

Ambos chicos asustados comenzaron a retroceder cuando la arena se alejó de mí llegando frente al chico.

──D-debemos... irnos... ─ninguno de sus dos compañeros reaccionaron. ──. ¡Ahora! ¡Vamonos!

Intentó huir pero la arena fue más rápida tomándolo de sus pies derribando al chico al suelo. El ninja enterraba sus uñas en el suelo sin importar cómo estás comenzaban a sangrar, no le importaba con tal de salir de sus garras. Sus gritos hicieron que sus dos compañeros reaccionarán, uno intentó ayudar a sacarlo y el otro aprovechaba para escapar y sobrevivir, ambos intentos fueron en vano.

A los tres por igual la arena los cubrió.

──Sabaku Kyū. ─justo después cerró su puño. Ataúd de Arena

Pronto los gritos cesaron y la arena dejó caer los cuerpos sin vida de los tres sujetos. Tal parece que no uso mucha presión, solo para romper sus huesos en grandes pedazos. Pronto algo cayó cerca mío, era el pergamino de tierra. Seguramente terminó saliendo del bolsillo de uno de los tipos.

Lo recogí limpiando la tierra con algunas gotas de sangre. No iba a dejarlo, después de todo, iba a encargarme de los sujetos antes de ser interrumpida. Mis reflejos reaccionaron a tiempo haciendo que diera vueltas hacía atrás antes de que la arena me atrapara.

Elevé mi rostro mirando directamente al pelirrojo que no dejaba de sostener su cabeza con cierto dolor. Su mirada era muy diferente a todas las anteriores que he visto.

Podía sentir su sed de sangre, pero a la vez luchaba por no ceder a ella.

──T-te advertí..  que te alejarás. ─su voz sonó más fría y rasposa de lo normal. ──. Cada vez que te tengo cerca... tú me haces... ─cerró sus ojos con fuerza, parecía como si estuviera peleando consigo mismo.

Era cómo si se negara hacer algo de lo que se podía llegar a arrepentir después. Pero no sabía que era.

──Deseo tu sangre, Saiko. ─sentí un escalofrío en mi cuerpo cuando dijo mi nombre con esa mirada profunda y fría sobre mis ojos. ──. Pero también te deseo a ti...

──Sólo a mí me pasa esto. ─murmure soltando un suspiró pesado. ──. Qué fastidio.

Salté esquivando la arena nuevamente. Miré al pelirrojo viendo como dejaba de agarrar su cabeza mientras que su arena poco a poco se alejaba de mí. Parecía que poco a poco volvía a sí mismo.

──Escucha, Gaara. ─me levanté de donde estaba en cuclillas. ──. No sé qué es lo que deseas de mí, poco me importa. Pero no creo que acabando conmigo se acabarán tus problemas sobre mí.

Él me había escuchado perfectamente.

──Soy demasiado peligroso para ti. ─decía, no sé porqué razón hablaba como si hubiera algo entre nosotros. ──. Te mataría tarde o temprano. ─se cruzó de brazos con esa mirada perversa. ──. Hasta que me demuestres lo contrario.

Su arena se acercó peligrosamente envolviendo mi cuerpo por completo, ante sus ojos estaba acabada. Pero la triste realidad es que su arena nunca me tocó, la sombra me protegió creando un domo. A los segundos varios picos atravesaron la arena hasta ver la luz del sol.

La arena se alejó y la sombra me protegía dejando ver mi rostro con el cual pude apreciar el rostro sorprendido de Gaara.

──Tú... ─murmuró sin dejar de verme impresionado, aunque lo haya ocultado lo notaba. ──. ¿Qué eres?

──No porqué poseo esta habilidad significa que soy algo. ─hablé sintiendo a la sombra moverse por mi alrededor. ──. Lo que estás presenciando es el milagro que me dio la vida. Lo más puro que habita en Konoha.

Su ceño se frunció, con enojo, se podría decir.

──Mi sombra es capaz de curar heridas y proteger a las personas. ─comenté con mi rostro perezoso. ──. Pero... también es perfecta para acabar con mis enemigos. ─mi voz tanto como mi rostro cambiaron a uno frío.

Podía ser la mujer más perezosa, pero cuando me buscaban encontraban a una desalmada mujer.

Mi ceño se frunció e inmediatamente la sombra se abalanzó hacía él sin pensarlo dos veces. La arena actuó en defensa, pero fue atravesada por mi sombra logrando envolver partes del cuerpo del pelirrojo entre ellas. Una se enredó alrededor de su cuello y permanecía en él sin hacer presión.

Gaara se vio completamente sorprendido auqnue lo haya ocultado. Estaba claro, que con solo un movimiento y podía acabar con él.

──Gaara, ¿dónde estás? ─se escuchó una voz acercándose.

Era su compañero.

Regresé a mi antigua expresión regresando las sombras hacía mí dejando al chico libre. No me apetecía hacerle nada, tenía sus motivos del porqué era una persona tan fría y despiadada.

──No me conoces, Gaara. ─dije dando medía vuelta. ──. Ni lo que puedo hacer por las malas.

Lo miré sobre mi hombro antes de irme del lugar logrando ver como sus compañeros llegaban con él quejándose de porqué se había ido de la torre central.

Solté un leve suspiró mientras tomaba mi camino de regreso al punto de encuentro. A pesar de que pude haberlo asesinado, algo dentro mío no me lo permitía.

El destino no lo quería.

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. a poco no es lindo? 👆🏻

Maratón ⁴'⁵

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