02
CAPÍTULO DOS
✦ ADMIRADOR ✦
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Habían pasado exactamente catorce días en que Remus descubrió ese lugar y ningún solo día en que se abre ha faltado, cada noche iba solo para verle a Megan y ya todos los empleados de ese lugar lo conocen, incluso logró hacerse amigo de la mujer que atiende la barra, Sandra, gracias a esto lo dejan entrar gratis ya que justamente el que cobra la entrada es su hijo y por tanto le pidió que ya no lo cobre sabiendo de la situación económica del hombre y además de que solo se va a mirarle a una chica desde lejos, como un simple admirador.
— Hola Max ¿cómo estás hoy? — preguntó al chico detrás de la rejilla.
— Cansado como siempre ¿Qué hay de ti? ¿Regresando a verle solo a Megan sin atreverte a hablarle? — bromeó sonriendo de lado.
— No quiero incomodarla.
— Oh vamos hombre, estas mujeres viven incómodas con los tipejos que tienen que enfrentarse, además créeme que si logras hablarle y le demuestras que no eres como el resto te continuará hablando y no por obligación.
— ¿Cómo lo sabes? ¿La conoces bien?
— Somos amigos — alzó al instante su mano deteniéndolo al ver todo su rostro parecer iluminarse — No, no te diré nada, conócela tú solito.
— Pero..
— Háblale, ahora mueve tu culo que debo atender otros clientes.
El castaño suspiró rendido y agarró la entrada gratis que le extendió y caminó hacia la entrada saludándole cordialmente al guardia como a todos en ese lugar, es de los pocos hombres, por no decir único que le trata con respeto a todos los empleados, por esa razón se ganó rápido el cariño de los demás, incluso de algunas chicas trabajadoras de ahí.
Apenas entró fue hacia la barra sentándose en su lugar habitual y Sandra se acercó a él con una sonrisa lobuna que le hizo sospechar que algo trama.
— Agradéceme luego.
— ¿De qué hablas? — preguntó confundido — Y hola por cierto.
— Sí, sí, lo que sea — hizo un ademán — Logré convencerla de que hoy trabaje en la barra.
— ¿Quién? — frunció el ceño confundido y la mujer golpeó su cabeza con el trapo — Auch ¿eso por qué fue?
— Por idiota, te creí más inteligente Remus — rodó los ojos — ¿Quién más va a ser? Tú única obsesión en este lugar.
— Oh..— abrió grande los ojos.
— Sí, y más vale que le hables o te juro que haré que te cobren otra vez la entrada y más caro — le apuntó con el dedo amenazadoramente mientras va a atender — Vendrá enseguida.
— Está bien — susurró mordiéndose el labio por los nervios.
Por otro lado Sylvie o Megan como todos la llaman ahí se encuentra terminando de maquillarse ya que es obligatorio que toda mujer que trabaje ahí lo haga aunque no lo quiera, lo único bueno es que esa noche puede usar su ropa cómoda y que cubra mucho más su cuepo de lo que está acostumbrada.
— Llegó tu admirador — canturreó Faith poniéndose a su lado con una gran sonrisa mientras la observa a través del espejo.
— ¿Qué admirador?
— El hombre castaño de cicatrices en el rostro.
Claro, ese hombre que ella considera todo un misterio ya que siempre viene día a día solo para mirarle a ella, al principio creyó que solo eran ideas de su mejor amiga pero luego lo comprobó con sus propios ojos que no se mete con ninguna otra chica y que solo la mira a ella cuando baila, y ciertamente no sabe cómo sentirse al respecto.
— Me parece romántico que venga solo para verte a ti — soltó un suspiro soñador — Yo también quiero uno así pero me tocan solo idiotas que me quieren para sexo.
— ¿Y quién dice que él no me quiere solo para eso? Es hombre al fin y al cabo, solo piensan con el pene.
— Ay bueno, de querer sexo todos ellos lo hacen, pero él parece ser diferente, siento que te quiere conocer más allá y no solo para eso.
Sylvie negó con el semblante serio sin creerlo. Toda esa idea romántica del hombre perfecto del cual su amiga soñadora habla ha muerto hace tiempo para ella, ahora lastimosamente solo queda la idea de que no existe ningún solo hombre que no la sexualice y que no la vea solo como algo para utilizar.
— Como sea, ya debo ir a trabajar y tú también Faith.
— No quiero — susurró cambiando completamente su semblante de felicidad a uno triste.
— Lo sé cariño — susurró sujetando su rostro viéndola con pena — Pero sabes que si no lo haces él se dará cuenta y le dirá al jefe, ya sabes a lo que conlleva eso.
La castaña asintió y le abrazó con fuerza a la rubia y ella por supuesto le correspondió.
Más que su mejor amiga la rusa la ve como su hermana menor a la que debe cuidar y proteger de todo, aunque a veces se le dificulta dado el lugar en el que trabajan, pero siempre hace su mayor esfuerzo y por suerte le tiene de su lado a los Baker's, especialmente a Max cuando de su amiga se refiere.
— Hoy te llevaré en mi departamento cuando termine mi turno y dormirás ahí.
— ¿En serio? — preguntó un poco más contenta y sonrió al verla asentir — Gracias Sy..Megan.
— No agradezcas, ahora ve y cualquier cosa avisa.
Con eso ya cada quien fue a su respectivo puesto y la rubia pudo verle al hombre de cicatrices mirando a su alrededor aburrido, pero no le tomó tanta importancia y fue a saludar a Sandra para luego comenzar a trabajar.
— Hey bonita, llévale esto a Remus — le entregó un vaso con whisky.
— ¿Y quién es él? — preguntó agarrando el vaso.
Señaló con su cabeza justo al que intentaba evitar, ni ella sabe exactamente por qué, pero como no le quedó de otra tuvo que llevarle y se posó frente a él poniendo el vaso cerca suyo.
— Buenas noches señor, me dijeron que te dé esto — habló llamando su atención.
Por primera vez Remus escuchó su voz y pudo notar claramente el acento ruso en el descubriendo aunque sea una cosa de ella, su procedencia, pero también pudo descubrir finalmente el color de sus ojos que nunca pudo visualizar dada la lejanía y porque no hace contacto visual con nadie, hasta ahora y lo está haciendo con él y su corazón comenzó a latir como loco perdiéndose en los azules profundos de los suyos.
— ¿Sí pediste o es una confusión?
— ¿Qué?
Parpadeó varias veces para poder salir del mini trance en que se metió solo para descubrir que señala un vaso con whisky y solo ahí pudo hilar la situación.
— Oh sí, es mío, o sea yo pedí, no me envió nadie — respondió rápido sin pensar bien en sus palabras y pronto se quiso golpear por ello.
Sandra que pasó por ahí a propósito para escuchar la interacción se aguantó lo máximo posible en no reír ante eso, aunque no fue la única, Sylvie también encontró divertido esto e incluso le pareció un poco tierno notar sus nervios en alguien que ya parece mayor.
— Está bien, disfrútalo y llámame si necesitas otro.
— Lo haré — habló bajo avergonzado ante su comportamiento.
Apenas se alejó la mujer le volvió a dar un ligero golpe con el trapo ganándose una mala mirada por parte de él.
— Eso fue realmente patético — se burló sonriendo de lado.
— Lo sé, no me lo recuerdes.
— Lo haré por siempre, pero ahora vuelve a intentarlo.
— Está bien, gracias por el whisky por cierto.
Ella le hizo un ademán restándole importancia y se alejó esperando que la próxima si ya funcione y no se comporte como un adolescente frente a la chiquilla que le gusta.
Sin embargo las horas pasaban y él seguía sin hablarle más que para pedirle otro vaso de whisky, aunque en ese punto en donde ya comienza a sentir el alcohol en su sistema siente que ya podría enfrentarse a ella, la valentía de Gryffindor va saliendo de a poco, pero aún no lo suficiente, así que pidió uno más.
— Si continúas tomando saldrás muy ebrio de aquí — opinó la rubia pasándole el vaso rellenado por quinta vez.
— Esta ya será la última vez.
— Eso dijiste la tercera vez que pediste — sonrió un poco mirándolo con cierta curiosidad — ¿Cómo te llamas?
— Remus Lupin, un gusto.
Extendió su mano y ella vio desconcertada este gesto ya que hace mucho tiempo que nadie la saluda así, pero eso fue razón suficiente para estrechar su mano.
— Un gusto Remus, dime Megan.
Asintió absteniéndose a preguntarle su nombre real pero sabe que no le dirá, aún así pretende averiguar, quizás algún día ella sienta la confianza de decirle, porque obviamente su objetivo es lograr a ser algo y no conformarse solo con verla, aunque ahora le está costando un poco tomar valentía, pero al parecer no necesitó más vasos de alcohol porque ella le está hablando finalmente dando el primer paso.
— Entonces..— empezó soltándolo— ¿Por qué vienes de seguido aquí?
— Vengo a despejar mi mente.
— ¿Y por qué aquí y no en otro lado? Como verás no es un lugar que se caracterice por tranquilo.
No está demás decir que el castaño se encuentra extasiado por su acento, nunca pensó gustarle tanto hasta ahora que ella habla de esa forma. No diría que está enamorado porque aún es pronto y no la conoce tanto, más bien se encuentra en esa etapa en donde está embobado por ella.
— Lo sé pero a mí me agrada — intentó desviar la verdadera razón.
— ¡Hey puta! ¡Ven a atenderme ahora!
Remus volteó al instante su cabeza mirándole al hombre molesto ante tal falta de respeto y más cuando la miró con morbosidad pese a que ella no estaba mostrando casi nada.
— ¿Cómo la acabas de llamar? — habló apretando su mandíbula.
— Puta, eso es lo que es, una zorra como todas las que están acá — respondió burlón.
— Discúlpate con ella ahora mismo por como la llamaste.
— Uy ¿acaso te dio tan buena cogida como para tenerte así? — soltó una risa.
El castaño se levantó bastante molesto haciendo sonar la butaca y con los puños apretados dispuestos a golpearlo pero Sylvie rápidamente agarró su brazo llamando su atención.
— Siéntate ahora y déjame hacer mi trabajo sin armar escándalo que lo único que ganarás es que te nieguen el paso de por vida acá — habló seria.
— Pero te llamó...
— Estoy acostumbrada — interrumpió y sin darle más tiempo de hablar fue hacia el hombre para atenderle fingiendo amabilidad.
Tuvo que tomar su mayor control para volver a sentarse y no hacer nada al ver como ese hombre le dirigió una mirada burlona para después intentar tocarla de más, pero ella logró apartarse con la aparente excusa de ir a servirle.
En ningún momento apartó su mirada de la situación por si deba intervenir aunque le haya dicho que no.
— Es momento de que te vayas Remus — le habló Sandra quien apareció en su campo de visión.
— ¿Qué? ¿Por qué? — frunció el ceño.
— Porque no puedes saltar a los golpes por cada hombre que la trate así.
— Pero escuchaste como la llamó — exclamó sin poder creer que se lo tome a la ligera.
— Al parecer no estás viendo claramente lo que te rodea, es un strip club y también prostíbulo a la vez, no puedes pretender que le traten con respeto a una mujer en un lugar como este — negó suspirando — No entiendes de este mundo y lo que implica.
Se quedó callado sin saber qué decir porque tiene toda la razón, nunca entenderá del todo y tampoco aceptará que le falten el respeto a las mujeres pese a lo que se dedican, él no es así y no puede tolerar a los hombres de esa clase.
— Vete, ya mañana vuelve si quieres.
— Está bien — aceptó resignado sabiendo que no podrá seguir viendo que la traten así sin querer defenderla — Adiós.
Antes de salir hizo contacto visual con Megan y ella le sonrió asintiendo lo que le hizo sentir un poco mejor, fue como un gesto de agradecimiento, o así lo sintió él y eso fue suficiente para irse pero prometiéndose volver cuando se sienta bien luego de la luna llena porque lastimosamente le toca en tres días y lo más probable es que se sienta horrible ya desde mañana.
Si tan solo supiera que con esa acción llamó la atención de la rusa y ahora siente esa pizca de curiosidad queriendo conocerlo más porque ha demostrado que no es igual que al resto que frecuenta ahí, o eso aparenta.
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