━━❝𝗣𝗥𝗢𝗟𝗢𝗚𝗨𝗘

❝ Necesito que me abraces,

y sin decirme nada, hazme sentir que siempre te voy a tener,

que todo va a estar bien, hermana. ❞

❝ PRÓLOGO ❞

• • •

Suspiré.

Sentía mi cabello ondulado moverse al compás del dulce viento. El día pronto acabaría y podía notar como el sol comenzaba a esconderse entre aquellas lejanas montañas que sobresalen a lo lejos. 

Sonreí al ver el hermoso atardecer desde afuera de mi pequeña casa. Más específico, en una colina que se encontraba no muy lejos de mi hogar. 

Mis ojos se enfocaron en un pequeño grupo de aves sobrevolar los cielos a dirección contraria del sol. Suspiré con anhelo a su vida. 

Ellos podían volar por los grandes cielos, sin nada que los detuvieran. Iba y venían a donde ellos deseaban sin preocupaciones algunas. Desde más pequeña, mi curiosidad salió a flote, preguntando por saber la sensación de poder sobrevolar los aires. Pasando por las esponjosas nubes yendo a los lugares que quisiera.

Ser libre más que nada. 

Mi padre una vez me contó sobre la existencia de unas frutas, no cualquiera, estas se diferenciaban de las demás pues eran capaz de otorgar habilidades a las personas que la consumían, su costo era quitar la habilidad de poder nadar.

A mi corta edad, pensé que es un precio justo que tienen que pagar las personas que la consumen. Mi padre decía que entre esas frutas hay algunas tipo Zoan, las cuales te dan las habilidades de animales, dependiendo cual fue la que consumiste. 

Eso me alegró más que nada.

Para mi quinto aniversario me regaló un libro sobre las akuma no mi, ese es el nombre de aquellas frutas. Ese día, cuando lo leí, me quedé fascinada con cada letra que leía de las distintas frutas. 

Pero, las que me llamaron la atención fueron las de tipo Zoan, entre ellas se encontraba una sobre un animal mitológico que claramente podía volar. No solo me llamó la atención aquella ave mitológica, sino que me propuse encontrarla.

Cuando se lo conté a mis padres, mamá decía que era peligroso y podía lastimarme, en cambio, a papá le causó gracia y me apoyó para que fuera en su brusquedad. Después de eso mi madre lo regañó, aunque haya sido por el den den mushi, pues él viajaba por el mar.

Desde que nací no lo he visto mucho. Sin embargo, todas las noches hablábamos por el den den mushi contandome sobre su vida, y en mis cumpleaños me enviaba regalos, pocas veces él venía con mi padrino.

Pero, hace poco ha estado con nosotras todo el tiempo y sabía porque razón lo hacía. No era tonta.

──Ann. ─me sobresalte al escuchar aquella voz llamarme. ──. Aquí estás, ¿eh? ─gire mi cabeza encontrando a mi padre caminando hacia a mi. 

Divisé a mi madre quedarse a unos pasos detrás de él. Sabía lo que él estaba por decir y aunque me negaba a creerlo muy en el fondo sabía que este momento llegaría tarde o temprano. Para mi corta edad de nueve años, ya era muy tarde, agradezco haber tenido el privilegio de conocer a mi padre junto algunos de mis "tíos"

──Te irás, ¿no es así? ─pregunté observando las nubes abrazando con firmeza mis piernas. ──. Nos dejas solas para siempre, ¿no?

Él se inclinó en cuclillas al frente mío colocando su mano en mi cabeza mientras su enorme sonrisa nunca se iba. 

──Sabes que aunque me vaya siempre estaré a tu lado, mi princesa. ─mis ojos se cristalizaron sin poder evitarlo.

──No quiero que te vayas. ─solté soportando el nudo en mi garganta. ──. Te necesito conmigo, papá. ─sin perder tiempo me aferre a su torso soltando algunas lágrimas, sabía que una vez que se fuera jamás regresaría.

──Tienes que ser fuerte mi pequeña. ─me acaricio mi espalda suavemente, él también sufría. ──. Tienes que cuidar de tu mamá y tu hermano que viene en camino. ─tomo mi rostro entre sus manos haciendo que lo mire a sus ojos azabache, los mismos que heredé de él. ──. Escucha esto con mucha atención. ─retiro algunas lágrimas junto algunos mechones de mi cabello. ──. Seas quien seas, siempre serás mi princesa. Sé que protegerás a tu hermano, como yo lo hice contigo. Y nunca olvides que ustedes son el mejor tesoro que pude haber tenido. 

──¿I-incluso más q-que el One Piece? ─pregunté con una pequeña sonrisa.

──Mucho más que eso. ─dijo con su sonrisa. ──. Sé que estos años serán difíciles, muy difíciles, pero sé que sabrás cuidarte. Escuches lo que escuches de mi, siempre recuerda que tu eres la única que sabe cómo fui. No olvides que te amo con todo mi corazón y alma. ─beso mi frente. ──. Cualquier decisión que elijas a partir de hoy recuerda que estaré de acuerdo contigo. Siempre estaré cuidándote donde sea que estés. 

Me acarició por última vez mi cabeza depositando un beso en mi frente antes de que fuera con mamá a despedirse por igual. 

──Las amo. ─dijo antes de dar media vuelta e irse. 

Mi madre me tomó con firmeza de la mano mirando a mi padre alejarse sin mirar atrás perdiéndose entre las calles. Sabía que esta sería la última vez que vería a mi padre y eso me partía el alma. No soporte más el llanto y me aferre a mi madre llorando y soltando todo el dolor que sentía en mi ser. 

Todo el mundo dirán que mi padre es un monstruo y merece la muerte, pero yo se que es todo lo contrario. Mi padre es único y como él, no hay ni habrá dos.

──Todo estará bien mi amor. ─me consoló mi madre, ella quería llorar, pero no lo hizo porque tenía que ser fuerte por mí. ──. Tu padre no se irá del todo, siempre permanecerá aquí. ─señalo mi pecho justo donde está mi corazón. ──. Mientras lo recuerdes y ames como lo haces, él seguirá vivo. 

Me secó con sus manos las lágrimas quitando el cabello que tenía pegado en mi rostro, ahora rojo, al igual que mis ojos de tanto llorar. 

──Sabes lo que tienes que hacer, ¿no? ─asentí con mi cabeza a su pregunta.

Ahora viene lo más difícil. 

Tenía que esconderme entre el bosque y no ver a mi madre, por algunos meses e incluso un año completo o más, de lo contrario la marine me matara sin importar que tenga nueve años. 

Solo les importará cortar el linaje de mi sangre.






[ • • • ]






Mi respiración era irregular. 

Necesitaba descansar un poco, llevaba corriendo desde hace casi una hora. La lluvia junto a los truenos no me ayudaban a ver entre el oscuro bosque, había arañado mi cuerpo por las grandes plantas que abundaban en el lugar. 

Me detuve en un árbol donde recargue mi espalda tratando de que mis pulmones se llenarán de aire. En todos estos veinte meses, ningún marine me había encontrado y los pocos que lo han hecho los he asesinado dejándolos a la merced de los animales salvajes, para que se alimentarán de él haciéndoles creer a los demás que un animal lo asesinó. 

Pero ahora era distinto.

Esté marine parecía ser diferente a los demás, parecía ser un rango superior por su vestimenta y su habilidad por seguirme. 

Creía firmemente que la marine había dejado de buscar, pero por pura precaución, no he querido salir del bosque por miedo a que algún marine se encontraba aún en la isla. 

Y no me equivoque. 

No he tenido la oportunidad de ver a mi madre, a pesar de verla lejos. Había notado que su embarazo ya se notaba, había dejado de usar aquellas velas después de tanto tiempo. Estaba feliz de que mi hermano pronto nacería, pero toda esa felicidad cambió cuando vi a un marine entrar a la casa y a los minutos salir directo al bosque, como si me hubiera sentido.

Desde entonces no había parado de correr tomando con firmeza mi espada, aquella que mi padre mandó a forjar con su sangre por mi cumpleaños. 

──Te encontré. ─me tensé al escuchar una voz a mi espalda.

Cuando intenté tomar mi espada, del miedo se me cayó al suelo mientras él me tomaba de mi ropa nivelando mi rostro al suyo.

──Maldita mocosa, sabes cuanto me hiciste correr, ¿eh? ─habló, pero no le di importancia pues intentaba zafarme de su agarre.

──Suéltame, maldito viejo. ─demandé con notable enojo, no sabía lo que quería y tampoco lo que le hizo a mi madre y hermano.

──Eres un... ─caí al suelo al recibir un golpe en mi cabeza.

──Duele. ─dije sintiendo un chipote salir de mi cabeza. ──. Maldito viejo. ─lo miré con enojo.

──Eres igual a como dijo tu padre que serias. ─dijo severamente, abrí mis ojos sorprendida de escuchar aquello.

──¿M-mi padre? ─lo miré a los ojos o eso intentaba hacer con toda la oscuridad. ──. ¿De dónde conoce a mi padre? ─pregunté sin amabilidad, no sabía qué tipo de relación tenía con él.

──Era un viejo enemigo, si le podemos llamar así. ─cerró sus ojos por unos segundos. ──. Pero eso no importa. He venido a cumplir el último deseo de tu padre.

──¿Deseo? ─parpadee. ──. ¿Y cual es ese?

──Llevarte conmigo. 

──No me iré. ─apreté mis puños. ──. No sin mi mamá y mi hermano. ─aclaré.

Él pareció quedarse en silencio por unos minutos, como si estuviera pensando algo.

──Están muertos. ─soltó sin tacto.

──¿Qué? ─mis ojos se abrieron en grande. 

──Rouge murió por haber prolongado el embarazo y tu hermano no podía respirar por su cuenta y murió. 

Mi cabeza se quedó en blanco, procesando en lento aquellas palabras. Mis ojos se nublaron gracias a las lágrimas que salían sin parar.

Sentí mi corazón romperse por completo. No pude salvar a mi familia y ahora quede sola.

──Lo siento, otosan. ─susurré cayendo al suelo de rodillas. ──. Cuanto lo siento.

Cerré mis ojos y grité.

Solté un gritó de lo más profundo de mi garganta, desgarrando mi voz.







[ • • • ]





Me desperté sobresaltada al recordar el sueño, ese mismo sueño que me persigue hace años.

Odiaba tener que cargar con la culpa de todo lo que sucedió después aquel día, él mismo que perdí a mi madre y hermano, ni siquiera pude despedirme de ellos, no sabía cómo era él, solo sabía su nombre.

Ace.

Mi pecho subía y bajaba frenéticamente mientras que quitaba con mi mano algunas gotas de sudor que bajaban por mi frente. 

Cerré mis ojos unos segundos para olvidar a duras penas la pesadilla que me perseguía por todos estos años. Unos leves, pero apresurados pasos se escucharon por el pasillo, abrí mis ojos al escuchar la puerta abriste. 

──¿Qué te pasó, Ann? ─mire al pequeño azabache acercarse a mi. ──. ¿Otra vez te pasó una cucaracha por la nariz? ─negué con una pequeña sonrisa. 

──Solo tuve una pequeña pesadilla. ─lo mire. ──. Y a todo esto, ¿tú qué haces despierto? ─pregunté alzando una ceja. 

──Me preocupe al escucharte gritar. ─miro a otro lado mientras hacía su boca pico. 

Sabía que mentía.

──Luffy, se que estas mintiendo por dos cosas. ─se tenso al escucharme. ──. La primera, porque no sabes mentir y la segunda, porque tu no te levantas al menos de que grite "comida" o simplemente el olor es suficiente. ─lo miré amenazante. ──. Estabas en la cocina buscando las galletas que escondí, ¿verdad? 

Él solo sonrió como siempre lo hace. 

Solté un suspiro, conocía a Luffy desde que nació. Prácticamente yo lo crié, después de todo es mi pequeño y torpe hermano. 

──Bueno, da igual, todavía es de madrugada.

Dije notando la oscuridad entrando por mi ventana. Solté un pequeño suspiro para girarme y tomar entre mis brazos al azabache acostándolo a un lado mío.

──Hay que seguir durmiendo, mañana tengo que ir a trabajar. ─no recibí respuesta alguna. ──. ¿Luffy? ─lo mire, él ya estaba muerto inflando un globo de moco mientras roncaba. ──. Ni para que gaste saliva. 

Sonreí tapando su cuerpo depositando un pequeño beso en su frente. Tal vez no sea mi hermano de sangre, pero para mí es mi vida completa.

Me hizo lo que soy hoy en día.

──Descansa, pequeño. 

Me acomode mirando la luna entrar por la ventana, me quedé así por unos minutos esperando a que mi sueño diera efecto. 

Mañana será un nuevo día. Me repetía siempre tratando de olvidar los duros años de mi infancia. 


Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top