𝗢𝟮𝟭. 𝖽𝗂𝗇𝗇𝖾𝗋
─ CAPITULO ─
VEINTITRÉS
❝ CENA ❞
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Caminaba por el bosque sintiendo a los tres pequeños seguirme en una fila de forma tranquila. Habían logrado tomar uno de mis cabellos, aunque fue con trampa, así que ahora tenía que cumplir con lo propuesto.
──¿Cómo creen que será el lugar?
──Ann dijo que estaba en medio del mar, ¡eso es increíble!
──¡Carne~! Pediré mucha carne.
Sonreí mirando por el rabillo de mi ojo a los tres murmurando para que no los escuchara, pero al ser una usuaria zoan mis sentidos estaban más desarrollados y podía escucharlos con claridad.
──Nunca he salido de la isla, estoy emocionado.
──Tal vez vamos subir a un inmenso barco.
──O volar. ─expresó Luffy.
──¿Eh? ─los mayores lo miraron incrédulos.
──¿Cómo vamos a volar, crybaby? ─Ace le dio un golpe en la cabeza. ──. No seas idiota.
──Lo más claro es que iremos en barco, Luffy. ─habló Sabo haciendo que entre en razón. ──. Volar hasta un lugar es imposible.
──¡Pero lo digo enserio! ─gritó Luffy mirando mal a los chicos. ──. Vamos a ir volando.
──Sí, ajá, claro~ ─murmuró el pecoso rodando sus ojos. ──. En tus sueños, tal vez.
Me reí para mis adentros deteniendo mis pasos una vez que llegamos a la colina dejando ver el inmenso océano.
──Llegamos. ─anuncié colocando mis manos en mi cintura sintiendo el viento revolotear mis cabellos.
──¿Y el barco? ─preguntó Sabo mirando a los lados esperando ver el navío.
──No hay barco. ─aclaré ganando la miradas sorpresivas de los mayores. ──. Escuchen, Luffy irá adelante mientras Sabo en el medio y Ace atrás procurando que nadie se caiga, ¿entendido?
──¿De qué hablas? ─preguntó el azabache mayor. ──. ¿Cómo nos vamos a ir si no es en un barco?
──Ann, no estoy entendiendo. ─declaró el rubio.
──Ahora lo harán. ─dije tranquilamente alejándome un poco de ellos.
Cerré levemente mis ojos para transformarme poco a poco en mi Hypogripho. Abrí mis párpados observando desde una altura mucho más grande a los tres mirarme sin producir palabra alguna. Luffy mantenía una enorme sonrisa con un brillo de asombro desprender de sus ojos, no era la primera vez que me veía en esta forma. En cambio, Ace y Sabo estaban sorprendidos de verme, era la primera vez que me miraban y nos los culpaba si no decían nada.
Ante sus ojos solo era un inmenso animal mitad caballo mitad águila que medía entre uno y dos metros de altura además de que intimidada e imponía respeto.
──¡Sigues siendo hermosa! ─Luffy fue el primero en acercarse a mi.
Me acosté para que pudiera acariciar mi cabeza.
──Esto es... ─balbuceo Sabo acercándose lentamente. ──. ¡Asombrosamente increíble! ─sonrió en grande acercando su mano a mis alas acariciando sus plumas. ──. Es suave. ¡Ace, ven a sentir esto! ─miró al azabache que aún permanecía impactado.
──Son tan suaves que puedes dormir en ellas. ─murmuró Luffy acostándose en mis plumas.
El pecoso tardó unos segundos en salir de su conmoción para acercarse lentamente hacía los chicos.
──Siente esto. ─pidió Sabo siguiendo con sus caricias.
El azabache imitó su acción, acercó su manos al plumaje y en cuanto lo toco se asombró ante la suavidad que emergía. A los pocos segundos se dejó caer junto a sus hermanos.
──Podía dormir en esté instante. ─murmuró cerrando sus ojos.
──Igual yo. ─balbucearón los otros dos.
Antes de que lo hicieran, sacudí mi cuerpo levantando a los tres. Les di una mirada esperando a que entendieran el mensaje.
──Es cierto, no podemos dormir. ─habló Sabo. ──. Vamos a ir a cenar, ¿no?
──¡Es verdad! ─gritó Luffy para correr y subir encima mío estirando su brazo. ──. ¡Ya quiero comer carne~!
──Ahora entiendo lo que decía Ann. ─soltó el azabache. ──. Sabo súbete y procura que Luffy no se caiga. Yo iré detrás.
──¡Es cierto!
Sonrió para apoyarse en una de mis alas y subir pasando sus brazos por los lados de Luffy tomando con cuidado mi plumaje procurando no caer. Ace con agilidad logró subir tomando su asiento detrás del rubio.
──¡Ya estamos listos! ─gritó Luffy entusiasmado.
Cuando los sentí firmes me levanté con cuidado extendiendo mis alas. Los miré de reojo para enfocar mi vista al océano y sin pensar corrí saltando la colina sin sobrevolar hasta estar a pocos metros del agua. Me elevé a una altura considerable, no los iba a llevar por las nubes, aún son pequeños y tengo miedo que se caigan, por esa misma razón no voy a una gran velocidad.
──¡Esto es increíble! ─expresó Sabo asombrado de ver el inmenso océano.
──¡La isla parece una hormiga desde aquí!
──El océano es inmenso. ─susurró Ace mirando nuestro suelo azul.
Sonreí para mis adentros al verlos divertirse, estaba segura que esto los iba a motivar más para zarpar en un futuro a sus propias aventuras.
Tarde alrededor de entre una a dos horas para llegar al lugar. Estaba un poco retirado de la isla, a pesar de que podía llegar incluso más rápido, preferí ir a una velocidad lenta por sí el trío se cayera en el transcurso.
Regresé a mi forma una vez que los tres se bajaran.
──Bienvenidos al Baratie. ─hablé captando la atención de los chicos. ──. Como podrán notar es un barco-restaurante.
──¡Sugoi! ─a Luffy le brillaron sus ojos. ──. ¡Aquí debe de haber carne! ─podía ver su baba salir de sus labios.
──Es la primera vez que veo algo así. ─comentó Sabo sonriendo a lo grande. ──. Es muy interesante.
──No está mal. ─susurró Ace ocultando su impresión.
Solté una leve risa.
──Será mejor cenar antes de que se haga más de noche. ─anuncié entrando al lugar. ──. Y procuren no hacer escándalo, ¿quieren?
Los miré de reojo, ellos estaban absortos observando todo a su alrededor. Sonreí para seguir mi camino hasta llegar a una mesa un poco retirada de las personas que comían en el lugar. Había venido a este lugar pocas veces y su comida era exquisita además de conocer aquel pequeño rubio.
──Bien chicos, pidan lo que deseen. ─hablé mirando a los tres. ──. Les aseguro que no se arrepentirán.
Pero mi monedero sí.
[ • • • ]
Descendi ligeramente en el suelo procurando que los tres no se cayeran, al lograrlo, me acosté en el pasto para que pudieran bajar sin dificultad.
──Estoy tan lleno que no puedo caminar. ─murmuró Luffy cayendo al suelo.
──Ya somos dos. ─balbuceó Sabo cayendo a su lado.
──Tres. ─el pecoso terminó acostado del lado derecho se Luffy.
Me reí regresando a mi forma humana sentándome junto a ellos para recargar sus cabezas en mi regazo y puedan descansar. La luna ya había salido desde hace unas pocas horas y era normal que el sueño los venciera después de cenar como nunca lo habían hecho.
──Ann. ─llamó Luffy levemente.
──¿Qué pasa? ─lo miré acariciando el cabello que sobresalía de su sombrero.
──Canta la canción que me cantabas de niño. ─pidió y en sus ojos reflejaba la luna.
Sabía cuál era la que pedía. Cuando era un bebé era difícil hacer que durmiera hasta que se me ocurrió la idea de cantar la canción que mamá me cantaba cuando había luna llena.
──Tonto el que no entienda~ ─mis labios se movieron dejando salir la leve a capela. ──. Cuenta una leyenda~
Cada vez que cantaba sentía a los tres pequeños quedándose profundamente dormidos, mientras que mis manos daban leves caricias en su cabello, turnando los turnos de los mayores. La brisa del viento me hacía compañía en mi a capela siendo acogida bajo la luz de la luna.
──Y las noches que haya luna llena. Será porque el niño esté de buenas~ ─cante bajando el tono al ser la última parte. ──. Y si el niño llora. Menguará la luna para hacerle una cuna~
Terminé la canción escuchando los leves ronquidos de Luffy, observando a Sabo abrazar la tela de mi vestido mientras que Ace envolvía sus brazos en mi cintura, como si temiera a que me fuera lejos de él cuando despertara.
Escuché unos pesados pasos dirigirse hacia mí, sabía quién era y por esa razón no me alerte hasta sentir un suave pelaje apoyarse a mi espalda para que pudiera recargarme a gusto.
──¿No parecen angelitos dormidos? ─pregunté mirando a los tres.
En respuesta, escuche un gruñido. Solté una leve risa al recordar que ellos constantemente se proponían derrotarlo, al fin de cuentas era el rey de este bosque.
──Te debo una disculpa por todo los problemas que te han causado, Tiger. ─miré al enorme tigre acostado en sus patas delanteras. ──. Y por los problemas que causarán en un futuro.
Él se limitó a abrir uno de sus ojos para ver mi sonrisa, soltó un bufido volviendo a cerrar sus ojos.
Una vez, mi madre me contó que en una fría noche, todos los animales de distintas partes del mundo se movían inquietos mientras el clima era tormentoso y el viento revoltoso causaba grandes tornados e increíblemente las aguas tranquilas eran un caos total. Nadie comprendía aquel extraño fenómeno, así que muchos lo ignoraron. Sorpresivamente, todo el desastre cesó cuando el llanto de un bebé resonó en aquel lugar.
Aquello era una de las tantas versiones que existía sobre el nacimiento de la mujer con la sangre maldita en sus venas.
Pues ese día había nacido la princesa de los piratas. Una niña capaz de comunicarse con los animales y si su ira despertaba, el clima se volvía un desastre.
Y desde entonces, para mí, era algo normal el poder comunicarme con los animales. Sin embargo, aquello podía delatarme y si la Marine llegara a escuchar un leve rumor así, entonces vendrían por mí. Ya que solo la princesa podía ser capaz de eso.
Solamente Garp, Dragón y él conocen esa extraña habilidad en mí.
Y él me golpeó por sacar provecho de eso una vez, cuando le pedí a una gaviota llevarle una carta a mi padre.
Digamos que mi padrino es un poco sobreproctetor y no le gustaba que sacara provecho de mi habilidad.
Solté una leve risa al recordar algunos de sus golpes.
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