𝗢𝟭𝟯. 𝗈𝗎𝗋 𝗇𝗂𝗀𝗁𝗍 ⁺¹⁸

CAPITULO
TRECE

NUESTRA NOCHE ❞

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Este capitulo contendrá lemon.
Si no les agrada eso pueden pasar
el capitulo por completó.
Gracias.


Narrador omnisciente

La brisa fresca que la oscura noche brindaba entraba por la ventana jugando con el par de cortinas que impedían ver lo que sucedía en aquella habitación.

El poco brillo de la luna que lograba colarse por las cortinas iluminaba a una pareja.

──Siempre te querré y amaré. Nunca lo dudes. ─susurró la joven de cabello azabache como la noche.

Sin esperar palabra alguna del hombre, la chica acercó sus gruesos labios a los de él comenzando un compás de finos movimientos. El tono pasó de ser uno dulce y delicado a uno más movido sin descartar la manera delicada entre ellos. El hombre torpemente intentó pedir permiso para dejar pasar su lengua, la azabache accedió con nervios a flor de flote. Su lengua inspeccionó con torpeza la clavícula bucal de la chica quien no quiso quedarse atrás y comenzó una guerra que sorpresivamente ella ganó.

Porqué él así lo quiso.

La falta de aire comenzó hacerles presente razón por la cual ambos se separaron dejando un hilo de saliva que la mujer corto depositando un suave besó en su pareja. El rostro de ellos estaba rojo, era la primera vez que se besaban de ese modo y sus cuerpos pedían más.

La ojinegra soltó un leve jadeo cuando sintió la mano del hombre pasar tímidamente por su pierna hasta apretar una de sus nalgas. La mirada de ambos se encontraban deseosas y entre ellos se pedían permiso para seguir con lo que sus mentes piensan.

──¿E-estás seguro de esto? ─preguntó la azabache casi en un susurró. ──. Puedes lastimarte. ─aclaró colocando sus manos en el pecho de él.

──Escucha esto, linda. ─dijo depositando tímidos besos en su cuello de forma lenta y sutil acariciando la piel desnuda debajo de aquel vestido sintiendo los vellos de su amada erizarse ante su cálido tacto. ──. Ni la pérdida de un brazo, ni el dolor, ni nadie. ─susurró con su voz ligeramente ronca por la excitación que su cuerpo poco a poco iba produciendo. ──. Me impedirá hacerte mi mujer esta noche.

Ella cerró sus ojos soltando pequeños suspiros sintiendo los cálidos besos pasar de su cuello a los hombros.

──Shanks. ─jadeo llevando su cabeza hacia atrás dándole todo el acceso de su cuello. Él no tardó en pasar sus labios por este sonriendo al escuchar los ligeros suspiros de placer que daba la azabache.

El cuerpo de la mujer comenzaba a calentarse ante los sutiles tactos del pelirrojo. Con cada caricia su cuerpo pedía más y más. Sin perder tiempo, ella comenzó a repartir leves besos sobre el cuello de su pareja retirando con cuidado la camisa que tenía sobre sus hombros dejando únicamente la venda del lado izquierdo donde yace la falta de su brazo. Los besos comenzaron a intensificarse convirtiéndose en leves mordidas que dejaba sobre su cuello y hombros. Se separó de él sólo para deshacerse el fastidioso vestido que le impedía a el mayor recorrer su cuerpo, bajo la atenta y lujuriosa mirada del hombre el vestido fue desprendido dejando que la tenue luz de la luna chocase con la piel blanca al desnudo haciéndola ver más hermosa ante los ojos de su pareja.

Aún bajo su mirada ella dejó su lado su timidez procediendo a desabrochar su sostén dejando a la vista sus senos. No eran ni grandes ni pequeños, eran del tamaño perfecto para el hombre. La mirada de ella se volvió de nuevo tímida, que solo enloqueció más al pelirrojo, sin esperar tomó de su cintura besando sus gruesos y suaves labios, le recordó la vez que sintió esos dulces labios con los suyos por primera vez en aquella noche frente al mar. Aquellos labios que ahora solo eran de él y de nadie más, sonaba posesivo, pero aquella chica se había convertido en lo más importante para él.

Torpemente intentó quitarle la única prenda que estorbaba en su hermoso cuerpo, harto de no lograrlo la acostó despacio en la cama con sus dientes y mano logró su cometido. Observó por unos segundos su cuerpo al desnudo puro, era mucho mejor de lo que había soñado desde hace tiempo y lo mejor de todo era que solo era suyo. Con un poco de prisa procedió a quitar sus pantalones holgados por unos segundos maldijo el no tener su brazo izquierdo, a los pocos segundos logró bajar sus bóxer por igual dejando en libertad su miembro duro y erecto, se sintió tan bien cuando eso ocurrió. La mirada de la azabache fue a parar a otro lado en cuanto miro el cuerpo desnudo de su novio, el nerviosismo se estaba apoderando de su frágil cuerpo.

──Necesitó hacerte mía, Ann. ─la ronca voz la hizo girar mirando sus ojos mientras él subía besando su vientre.

──Sé cuidadoso... Serás el primero. ─le confesó mientras lo miraba con notables nervios.

──El primero y único. ─mordió sutilmente uno de sus pezones provocando un ligero gemido de su parte. ──. Me encantas. ─dijo separando sus piernas colocándose en medio de estas.

Restregó lentamente su miembro sobre la húmeda intimidad de su amada sacando débiles jadeos que solo provocaba que él la hiciera suya de una vez por todas. Pero no lo haría, era la primera vez de ambos y quería que fuera la mejor, él nunca había estado de ninguna manera con otra mujer nunca le llamaba la atención hasta que sus ojos se cruzaron con esos hermosos azabaches que lo hipnotizaron desde el primer día. El poco conocimiento que tenía lo estaba poniendo en práctica con la única mujer a quien amará y jamás lastimaría.

──N-necesito... ─su suave voz lo hizo mirarla, sus ojos estaban deseosos pidiendo más. ──. Te necesito. ─una sonrisa se posó en su rostro al escucharla pedirlo.

──Lo que mi princesa deseé. ─alineó su miembro entrando de a poco en ella, le dolía y sus gestos se reflejaba mientras apretaba con fuerza la sabana al igual que su labio inferior.

Su miembro se topó con aquella barrera que le impedía seguir, pero si lo hiciera significaba que ella sería suya. Con una embestida la barrera se rompió dejando salir un hilo de sangre manchando las sábanas debajo suyo. No se movió por unos minutos mientras depositaba suaves besos en su rostro limpiando las pocas lagrimas que salieron de forma inconsciente por el dolor que sintió.

Su cuerpo comenzó a sentirse suave y liviano dando a entender que ya se había acostumbrado al tamaño. Comenzó a moverse lentamente cerrando sus ojos al sentir lo estrecha y caliente que su interior le brindaba, era mucho mejor que las pocas veces que imagino estos momentos, el hacerla completamente suya. Las embestidas eran suaves, pero con el poco tiempo comenzó a moverse con más rapidez, sus gemidos y jadeos se escuchaban por toda la habitación siendo música para sus oídos, las manos de ella se aferraban fuertemente a su espalda dejando marcas rojas debido a tal placer que experimentaba mientras suspiraba el nombre de él una y otra vez en su oído.

Tomó una de sus manos con la suya entre lanzando sus dedos contra la sábana recargando su peso en ella mientras las embestidas eran más profundas llegando a tocar a su punto g, a él pelirrojo le encantaba la sensación que sentí su miembro cuando sus pieles chocaban creando dicho sonido que se mezclaba con los gemidos y balbuceos de ella. Su cuerpo se estremecía mientras que el sudor comenzó hacerse presente, él comenzó a besar su cuello creando un camino hasta sus dulces labios.

──Eres mia. ─susurró contra sus labios mordiendo su labio inferior intensificando sus embestidas mirando como sus ojos se cerraban del placer y su espalda se arqueaba disfrutando del momento.

──Solo tuya. ─murmuró sumisa ante tal placer que su cuerpo recibía mirando con un brillo los ojos de su hombre.

──Solo mía.

Su cuerpo estaba llegando al limite, solo unas embestidas más y acabaría. Con un dulce besó salió de ella dejando salir su esencia en su vientre mientras que ella arqueaba su espalda disfrutando de su orgasmo gimiendo entre el beso su nombre.

Al separarse del beso se quedaron mirándose a los ojos mientras él juntaba su frente con la suya.

──Te amó. ─le dijo besando la punta de su nariz.

──Y yo te amo más. ─él se acostó a un lado de ella mientras recargaba su cabeza con su pecho. Solo aquellos rayos de la luna fueron testigos de lo que sucedió en aquella habitación.


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Hola! De una vez les digo que no soy buena haciendo lemon, tuve que leerme un chingo de libros. Pero bueno, espero y lo hayan disfrutado.

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