O5. it's just a question
capítulo cinco !
❪ ¿cuándo ella dijo que era demasiado,
desearías poder tocarla todavía?
es sólo una pregunta ❫
LA NOCHE ANTERIOR HABÍA SIDO CAÓTICA.
Era difícil para Camila recordar con claridad cuánto había llorado o siquiera la hora a la que se había dormido. El único vago recuerdo que mantenía en su mente fue haber dejado a Julian completamente solo en el auto, después de entrar a su casa (con la cara empapada de lágrimas) y haber visto esa botella de vodka en el mueble de su casa.
De ahí para adelante, no había nada que pudiera acordarse.
Aclaró un poco sus ideas minutos después de despertarse y dedujo con rapidez lo que había estado haciendo hasta la madrugada al ver el vodka (que lo había encontrado casi lleno) vacío al lado de su cama, la almohada húmeda por sus lágrimas y el celular al lado de su mano, con menos de diez porciento de batería.
No tardó mucho en fijarse que no había hecho ninguna llamada o mandado algún mensaje del cual se pudiera arrepentir. Para su buena suerte, ni WhatsApp ni las llamadas la habían puesto en problemas, quiso reírse como una tonta al ver que el único uso que le había dado a su celular fue en Spotify con la playlist de Taylor Swift.
Red pegaba diferente cuando estaba media dada vuelta.
Le fue imposible esquivar la culpa en cuanto vio la cantidad de mensajes que le había mandado Julian en un punto de desesperación. No quería abrir el chat, por lo que los leyó muy por encima. Lo poco que leyó fueron sus repetidas disculpas y pidiendo verla, para poder disculparse personalmente, como si él hubiera hecho algo malo.
Como si él fuera el problema.
Camila tuvo mucho que pensar aquella mañana. El nudo que se le había formado en el estómago no la dejó ni pasar el primer trago del mate que la llevó directamente al baño a vómitar con las pocas fuerzas que le quedaban.
Con asco se levantó del hinodoro para volver a lavarse los dientes y tirar la cadena. Mirarse al espejo fue una tortura, se veía espantosa. El delicado delineado que se había hecho se había corrido por toda su casa, su pelo estaba más enredado que otra cosa y su cara estaba pálida por todo el liquido que acababa de expulsar.
No podía decir con claridad que era lo que le hacía doler tanto el corazón de todo lo que había pasado. Si las duras palabras que le había dicho Thomas sin pudor o el haber usado a Julian solo por estar dolida.
Si lo pensaba bien, recordar la carita de preocupado que puso Julian después de despegar sus labios la lastimaba más que las palabras de Thomas.
Si bien no le habían sido insignificantes y una gran parte de ella no olvidaría jamás la forma en que la trató, por primera vez en mucho tiempo Thomas no era su mayor preocupación, ni se acercaba.
¿Se estaba olvidando de él? ¿Acaso era posible que alguna vez en su vida todo el daño que le había causado dejara de doler?
Y sí así era, si estaba perdiendo sentimientos por él, ¿por qué no sentía culpa? ¿Por qué no le lastimaba poder olvidarlo?
Sabía el porqué, sabía que era bueno olvidarse de él, aunque una parte de ella no quisiera hacerlo, alguien más estaba cerca de ocupar su lugar.
Ahora no sabía si ese alguien quería ocupar su lugar.
Suspiró sintiendo como sus ojos volvían a llenarse de lágrimas. Su mayor miedo volvió a atacarla en su momento más débil. Julian, quien se había vuelto alguien muy compañero e importante para ella en el último tiempo, probablemente la abandonaría como la mayoría de gente terminaba haciendo con ella. Por eso le asustaba tanto mostrarse ante él de la manera más real posible, por miedo a que no le gustara lo que veía, por miedo a explotar esa burbuja de expectativas que él había creado sobre ella y que no terminara más que decepcionado.
Si Julian se alejaba no lo iba a culpar, no culparía a nadie por alejarse de una persona tan complicada como ella. Él era alguien muy tranquilo, por la manera en que se había expresado con ella tiempo antes, él quería algo duradero, algo real. Buscaba una compañera de vida igual de tranquila que él, no era de buscar quilombo ni meterse en ellos, ni mucho menos estar metido en la farándula. Él no se sentía diferente al resto aún siendo la estrella de River, no le gustaba ser el centro de atención y la vida de famoso simplemente no iba con él.
Camila no era lo que Julian buscaba. Le arruinaría la vida, hasta la carrera, y no era la única que pensaba eso. Lo terminaría lastimando, aún si no fuera intencionalmente.
Todo lo que tocaba rompía y no estaba en su poder arreglarlo. Eso normalmente sucedía con las complacientes patológicas de gente.
Las palabras de Emilia tenían algo de razón. Tampoco que vivía metida en las polémicas de la farándula Argentina, pero siempre había un comentario negativo dirigido a ella. Nunca se había planteado el hecho de que eso podía afectar a la persona que estaba con ella.
Era verdad que Thomas se había bancado varias situaciones, ya que cualquier situación que surgía con Camila, rápidamente se lo vinculaba a él.
Pero Thomas la conoció cuando apenas despegaba su carrera musical. Su productor en aquel tiempo le había dejado bien en claro los beneficios que se le otargarían siendo pareja de alguien tan reconocida a nivel país como Camila. Cuando Thomas siquiera empezaba a soñar con ser cantante Camila ya tenía su carrera armada y futuro asegurado.
Eso no siempre lo llevó a cosas buenas. Actualmente el odio que le llegaba era inexplicable, y además por el hecho que por un largo tiempo sería tachado de infiel. Le costaría bastante tiempo borrar el nombre de "el novio de Camila" y ser reconocido por sí mismo.
Y eso era en lo que la rubia especialmente se concentraba. No se perdonaría jamás si alguna vez la carrera de Julian salía perjudicada por culpa suya. Los futbolistas solían estar con mujeres de perfiles bajos para tener estabilidad, o de otra manera les jugaría en contra.
Ella misma lo había comprobado con tan sólo mirar hacia la vida de Ramiro y Amelia. Amelia, más allá de ser bastante explosiva y con carácter, tenía que mantenerse al margen de todo y estar tranquila para evitar involucrarse en quilombos o polémicas.
Camila, por su parte, no sabía si podría ser capaz de manejar esa vida. Y sí había alguna esperanza de elegir a Julian como compañero de vida, probablemente ya no existía.
Interrumpiendo los pensamientos que causaban el dolor en su corazón, la rubia suspiró mirando el reloj colgado encima del televisor. 11:20. El consultorio de Julieta, su psicóloga, abría 11:30.
No tardó mucho tiempo (más del suficiente) para arreglarse con lo más básico posible. Cuando llegaba a cierto borde del colapso, era cuando Camila decidía recurrir a su psicóloga de confianza. Sabía que no estaba bien esperar a explotar por completo para decidir obtener ayuda profesional, pero trataba de no ser tan dependiente de esa ayuda para en el futuro poder hacerse cargo de sus emociones ella sola.
Actualmente, era incapaz de hacerlo. Tenía miedo a seguir sufriendo, tenía miedo a sentir tantas emociones y terminar destruida.
Se alistó lo más rápido posible y le dejó la llave al recepcionista, avisándole que saldría un rato. Para su buena suerte, el consultorio de Julieta no se encontraba tan lejos de su casa, al menos no ahora que se había mudado de lugar.
No le tomó mucho tiempo llegar. Zaira, la recepcionista, la recibió con una sonrisa, cálida pero extrañada al verla ahí.
―Cami, ¿tenías cita? ―preguntó la chica con su característica sonrisa amable.
―No, Zai. Perdón por no avisar ―se disculpó la rubia avergonzada―. ¿Está muy ocupada Juli?
―Recién llegó, tiene cuarenta minutos libres antes de su próximo paciente. ¿Te alcanza o reprogramo?
―Si puede ser ahora ―pidió con una pequeña mueca. No le gustaba ser una molestia para ninguna persona, y en ese momento sentía que estaba siendo una, una grande.
―Pasa tranquila.
Camila le sonrió agradecida y se encaminó hacia la primera puerta del consultorio. Dio dos golpes débiles con vergüenza, pero se oyó un "pase" desde adentro.
―¡Cami! ―Julieta sonrió, recibiéndola con un corto abrazo―. No te esperaba hoy.
―Perdóname, Juli. Pero necesitaba verte hoy.
―¿Estás bien?
Camila se encontraba tan sensible que esa pregunta tan simple desató su llanto. No estaba bien, ni estaba cerca de estarlo.
Julieta le extendió un paquete de pañuelos y la actriz le explicó la situación por la que había pasado. Camila explayó cada detalle de lo que le había sucedido, desde que conoció a Julian hasta la noche que lo besó y lo que sufrió (y sufría actualmente) por ello.
Sintió que su pecho se contrajo con cada palabra que pronunciaba. Respirar nunca se le había hecho tan difícil, y se obligó a exhalar cada vez que terminaba una oración. Estaba apunto de tener un ataque de pánico cuando Julieta le ayudó a respirar con tranquilidad nuevamente. Camila contó mentalmente entre las respiraciones para tomar aire cada cinco números, Julieta le proporcionó caricias en la espalda mientras la chica lograba regular su respiración.
Julieta le explicó que eran emociones que la estaban sobrepasando. Los pensamientos engañosos estaban logrando controlar su mente por completo, toda aquella esa carga emocional la hizo explotar. El llanto y la angustia eran factores que decidieron salir hasta hacerla tener una crisis nerviosa.
―¿Decis que estuve mal? ―preguntó Camila cuando logró calmarse.
―Sabes que como tu psicóloga no puedo ponerme en esa situación ―Julieta hizo una mueca―. Sacando lo profesional, y contestando como una amiga, creo que hiciste bien en separarte, tampoco es justo para él que lo confundas de esa manera ―Camila asiente entendiendo―. Pero no creo que haberlo ignorado sea la solución inmediata, tenes que tener en cuenta que vos no sos la única lastimada en esta situación. Imagínate la culpa que debe sentir él.
Camila sintió como su pecho se estrujaba de la culpa. Sentía exactamente lo mismo cada vez que recordaba cualquier cosa que se relacionaba con él.
―¿Habías hablado con Thomas antes de eso?
La rubia asintió, mordiéndose el labio inferior apenada.
―Tampoco fue la gran cosa, me escribió supuestamente porque quería saber como estaba ―contó―. Traté de no darle mucha bola, qué sé yo, pensé que de verdad lo hacía con buenas intenciones. Pero terminamos en lo mismo, intentó manipularme para que vuelva con él.
―¿Tenes los mensajes?
La rubia sacó el celular que guardaba en el pequeño bolso que había llevado con ella. Con miedo, entró a la conversación que compartió con Thomas días atrás.
No le había parecido algo realmente importante. Más de la manipulación que Thomas había implementado, Camila había sido realmente sincera con él, sin peleas ni llanto de por medio. Le dijo, tan seriamente, que no tenía planes de volver por miedo a salir lastimada y le dejó bien en claro que ya no confiaba en él, como él había citado sus palabras.
De verdad pensó que ya lo había superado, no sabía el por qué, pero se había sentido más fuerte a diferencia de otras veces. Pero no contó con el hecho de que verlo en persona volvería a destruir esa coraza que había tardado tanto en construir.
―No te va a dejar en paz, eso hasta él mismo te lo dijo ―advirtió Julieta―. Pero vos sos la única que puede ponerle ese stop. Es muy fresca la separación, no lo vas a poder superar de un día para otro, no después de tanto tiempo juntos ―Julieta suspiró―. Entiendo esa necesidad de querer sacarlo de tu cabeza, pero Julian también es una persona con sentimientos, no merece que lo uses para olvidar a tu ex ―le sonrió levemente―. Vos tenes muchas cosas por sanar, y eso es algo que él también tiene que entender. Si te tiene tanto cariño como dice, va a saber esperarte.
Camila no dijo nada, mirándola aún atentamente.
―Quien quiere, respeta. Y quien respeta, espera.
(...)
una semana después
Camila mordía el costado de sus uñas con nerviosismo.
Caminaba de un lado a otro, intentando conseguir algún tipo de tranquilidad con cada paso de daba. Aún preguntándose, en el fondo de su mente, si estaba tomando la decisión correcta. Sabía que había tardado mucho tiempo en responder las dudas de Julian. En realidad no lo había hecho hasta ahora. Pero sabía que era mejor tarde que nunca, Julian merecía una explicación digna.
Temía por el futuro de su relación, siendo sincera. Se aguantaría las consecuencias si después de la charla que tendrían sería la última vez que lo vería, su lado egoísta quería que él se quedase a su lado, que no se alejara, porque era, actualmente, la mejor compañía que había encontrado en ese poco tiempo. Pero no podía ser tan egoísta, no podía lastimarlo y aún tener el descaro de pedirle que no se aleje.
Así que se mentalizó que, sea cual sea la decisión del jugador, la respetaría. Como esperaba que él la respetara a ella.
Mientras le dejaba comida a su mascota en su plato, tratando de pensar en otra cosa, escuchó el timbre retumbar por toda su casa, haciéndola sobresaltar. Suspiró con nerviosismo. Depositó un pequeño beso en la frente de su canhijo antes de dirigirse a la puerta a paso tranquilo.
Abrió la puerta, siendo recibida por Julian, quien la miró portando una pequeña sonrisa, pero sin disimular la sorpresa que tenía su cara al verla.
―Hola, Cami.
El chico la saludó, dándole un beso en la mejilla. Camila le sonrió, disfrutando el tacto de sus labios contra su mejilla. Y lo invitó a pasar, sintiendo como el estómago le dolía por la incomodidad de la situación.
Las mejillas se le calentaron al recordar, inconscientemente, el sabor de sus labios. No sabía por qué había recordado eso, pero nunca había pensando seriamente en su mágico tacto sobre su piel. Pero intentó borrar esos pensamientos de su mente, por más que no quisiera.
―¿Cómo anda', campeón? ―Ñoqui movió su colita enérgicamente ante la presencia del cordobés.
Era extraño, Ñoqui no quería a nadie además de a su dueña. Pero a Julian lo adoraba, y se ponía más que feliz cuando lo veía llegar. La primera vez que fue a su casa lo olfateó con un poco de desconfianza, pero después de saborear los premios que le llevó Julian la segunda vez que fue, se ganó su corazón por completo.
Camila miraba enternecida como Julian le acariciaba las orejas a su perro con cariño. Si había algo muy importante para ella, era la aprobación de Ñoqui para al una relación con alguien.
Tendría que haber visto las señales cuando Ñoqui gruñía con bronca cada vez que veía a Rusher.
―Mira lo que tengo ―el futbolista de su bolsillo sacó unos bocaditos de pollo para perros. Ñoqui le lamió la cara, en forma de agradecimiento total.
―Me lo estás malcriando ―la rubia se cruzó de brazos.
―Se lo merece por ser el rey de la casa.
Julian se incorporó, mirándola atentamente, intentando descifrar qué era lo que Camila quería decir.
―¿Queres tomar algo?
Álvarez negó rápidamente.
―Entreno en una hora.
Explicó, Camila asintió, entre todo el incómodo silencio.
―¿Quería' hablar conmigo? ―Julian tocó su nuca nervioso. No podía negar que el causaba mucha ansiedad y miedo lo que podría llegar a decir Camila.
Había hablado con Amelia de lo sucedido, era la única con la que había hablado sobre Camila. Amelia le hizo entender más o menos el por qué de sus actitudes. En el fondo de su corazón, no podía dejar de sentirse un poco usado.
Camila le gustaba, le gustaba mucho, pensaba que no era una sorpresa para nadie. Pero tampoco sentía que merecía ser usado por ella para olvidarse de su ex, por mucho que le encantara ella. Quería estar seguro de que ella se olvidara de él para poder estar con ella.
Sentía que él sí podía tratarla como se lo merecía.
―Te tengo que pedir perdón, por muchas cosas ―comenzó a hablar la rubia con la voz temblorosa―. Juli, yo ese día no te quería besar.
A lo mejor fue muy brusca para empezar la conversación, pero tenía que ser completamente sincera.
―¿Y por qué me besaste, entonces?
Julian no se había enojado, es más, estaba preparado para escuchar eso, porque lo sabía, estaba preparado para escuchar cualquier cosa, pero tenía muchas dudas.
―No sé ―respondió sinceramente―. Me pegó mucho haber visto a Thomas ahí. Necesitaba amor, pero no estuvo bien haberte usado para sacarme las ganas.
―Cami, a mí no me molestó que me haya' besado, había estado esperando por eso hace mucho ―contestó el chico, con un poco de vergüenza―. Pero despue' me confundiste porque pareció que no quería' saber más de mi. Qué sé yo, si me sentí mal.
Camila quería llorar de la culpa. Y Julian seguía preocupado. Exigía muchas preguntas que Camila no estaba segura de saber responder, pero el chico no quería arruinar lo que tenía con ella, no al menos ahora, que había conseguido una mínima oportunidad.
―Yo quería hablarte antes, pero tenía muchas cosas que pensar ―apoyó su mano encima de la muñeca de Julian―. Es un tema delicado.
Julian movía su pie con insistencia debido a la ansiedad que le causaba la charla que estaban teniendo. No era una persona que se le hacía fácil expresar sus sentimientos, y notó que para ella tampoco lo era, pero no pensaba apurarla ni presionarla, aunque las ganas de saberlo todo en ese mismo instante lo mataban.
Sería una charla complicada, pero ninguno estaba dispuesto a quedarse con la duda, y harían lo necesario para dejar las cosas (sus sentimientos, en especial) en claro.
―Me asusta que esté yendo todo tan rápido ―confesó Camila con rapidez, un poco asustada de la pronta reacción de Julian. Él se mostró confundido.
―¿Rápido? ―repitió con confusión.
―¿A vos te pasan cosas conmigo? ―quiso saber la rubia, nerviosa.
―Si, obvio ―respondió rápidamente con seguridad, tanto que a Camila le sorprendió―. Me pasan muchas cosas, Cami. En todo este tiempo me hiciste sentir cosas muy lindas, me cuesta un poco decirlo, pero siento cosas fuertes por vo' y quiero que te sientas segura conmigo.
La rubia bajó la mirada con vergüenza. No podía negar que sus palabras hicieron que su corazón salte de la emoción. Pero su parte insegura, gritaba que no estaba lista, que no era el momento.
Su cabeza formulaba muchas preguntas negativas. Muchos de sus pensamientos hacían que no confíe en las palabras, que no sonaban del todo sinceras, y recordaba que Thomas le había dicho algo parecido, y terminó dejándola con terribles inseguridades. Le dolía no poder confiar en él. Porque sabía que Julian no era malo. Pero realmente intentaba seguir adelante, pero su propia mente engañosa la hacia dudar hasta el último segundo.
Todos te van a traicionar. Decía su mente.
Ya había sufrido mucho con Thomas y había dependido de él, no quería que la historia con Julian se repitiera.
―¿Está mal que sienta eso? ―Julian preguntó vergonzoso―. ¿Está mal que te lo haya dicho?
Camila solo atinó a negar con la cabeza.
―¿Y entonces? ―con delicadeza, se acercó.
―Es que siento que vos estás muy listo para tirarte a la pileta conmigo, y yo no creo estar lista para dar ese paso.
Cada palabra se clavó como un puñal en el pecho de Julian. Las esperanzas que tenía se esfumaron de la nada por completo, y el futuro juntos se veía cada vez más lejano y borroso.
Tal vez lo interpretó muy rápido y erróneamente. Pero una parte de él había comprendido que no había ninguna posibilidad entre ellos, que Camila jamás sentiría algo por él más allá de la amistad y que, probablemente, terminaría volviendo con Thomas sin importar cuanto daño le había causado.
Sentía que Camila le había cerrado la puerta de su corazón para siempre.
―¿No estas lista? ―la voz de Julian se quebró un poco, sin poder disimular que le había dolido su confesión.
―Pero no porque no me gustes, Juli ―se apresuró a decir la rubia, notando como el jugador había malinterpretado su comentario―. Me están empezando a pasar cosas con vos, y eso es lo que me asusta.
Estaba tratando de buscar las palabras indicadas para hacerle entender que él no era el problema, que no lo estaba rechazando.
―Necesito tiempo pasar sanar lo mucho que me lastimaron, no estoy lista para una relación con vos ni con nadie.
Las voces traicioneras de la cabeza de Julian lo hacían sentir inseguro y cada vez más dolido por lo que escuchaba.
―Mereces a alguien mejor Juli, alguien que te quiera sin obstáculo alguno ―Camila le sonrió ladeada―. Que no tenga tantos quilombos en su cabeza y no te arruine. No soy lo que buscas.
―Cami, yo te quiero mucho pero no entiendo lo que deci' ―la inseguridad se había esfumado y ahora el enojo había tomado su lugar, no podía entender como Camila se refería de esa manera a sí misma.
No pensaba que Camila lo arruinaría, al contrario, hasta podía decir que su vida había mejorado de alguna manera gracias a ella. ¿Cómo la arruinaría alguien que con tan sólo pensarla le hacía sentir miles de cosas? ¿Cómo no podría ser lo que buscaba, si con tan sólo verla sonreír sentía que todo tipo de problema se esfumaba?
¿Qué mejor que eso para él? ¿Por qué merecía algo mejor, si lo único que quería él era hacerla feliz?
―¿Por qué decis que merezco a otra cosa? Si yo te quiero a vo' ―dijo Julian con seriedad.
―No quiero que el estar conmigo te afecte en tu carrera o hasta tu vida personal, Juli ―admitió con lágrimas desesperadas por salir―. Mi reputación nunca fue peor que ahora, tengo mucho miedo que te des cuenta que no soy lo que idealisaste y te arrepientas.
―Perdóname que te lo diga, Cami, pero so' bastante boluda ―el comentario la hizo reír, Julian sonrió al verla―. Me chupa un huevo lo que diga la gente. Somo' lo dos grandes, yo sé bien lo que estoy buscando hace tiempo, y vo' sos todo lo que busco ―acarició su mejilla con delicadeza―. Yo no me voy a arrepentir.
―Me da miedo que me conozcas hasta en mi peor versión y te alejes de mí ―confesó, mirándolo directo a los ojos―. No soportaría tener el corazón roto otra vez.
―Quiero conocerte hasta en tu peor versión, Cami. No me importa ―la miró con suplica―. Yo jamás te rompería el corazón.
Estaba dispuesto a ayudarla a luchar contra sus propios miedos. Estaba dispuesto a esquivar todas las barreras que Camila ponía contra él para conocer a su corazón. Sabía que Camila tenía que sanar hasta su última herida, y sí tropezaba en el intento, quería ser él quien la ayude a levantarse, quería ser el encargado de reparar su corazón y devolverle la felicidad.
―No podes prometerme eso.
―¿Por qué? Jamás haría nada para lastimarte, sé que vo' tampoco ―dijo más seguro que nunca.
―Me parece que no me estás entendiendo ―suspiró ante su insistencia―. Yo no puedo darte lo que vos buscas. Acabo de salir de una relación importante, y más allá de lo que haya pasado entre nosotros, lo amé con mí vida y va a ser difícil pasar de página tan rápido ―acarició el brazo del jugador―. Tengo cosas que mejorar y heridas por cerrar. Por más que me gustes, no sería sano empezar una relación de golpe. Necesito tiempo y espacio.
Julian la miró atentamente. Las palabras que tenía miedo de escuchar acababan de ser pronunciadas por ella. Una parte de él tenía un mínimo de esperanza que poder empezar algo cuanto antes, pero como ella acababa de decir, no sería sano. Sabía lo mucho que lo lastimaria saber que Camila pensara en su ex estando con él, y Camila tampoco quería lastimarlo, por lo que lo que era correcto sería esperar hasta que ella borrase todo rastro del cantante.
¿Pero cuanto duraría eso? ¿Semanas, meses, años?
¿Julian estaría dispuesto a esperarla? No tenía que hacerse ilusiones. Le causaba cierto temor pensar en que el futbolista se cansaría de esperarla, pero prefería correr el riesgo de nunca llegar a nada antes de que llegar a serlo todo y terminar mal. Al fin y al cabo, como su psicóloga había dicho, Julian también era una persona con sentimientos, los cuales debían ser respetados.
Camila no se perdonaría nunca si Julian sufría por su culpa.
Por su lado, el futbolista creía firmemente en que esos sentimientos no se irían. Sabía que no podía garantizar nada, pero tampoco planeaba rendirse tan fácil. Odiaba que Thomas la haya destruido de esa manera, y odiaba que él no pudiera hacer nada, más que esperar.
Pero por ella apostaba todo. Camila odiaba tener que rechazarlo, pero era consciente que tenía que hacerlo si quería hacer las cosas bien. Solo le quedaba confiar en las palabras del chico, y sí el destino los quería juntos, confiaba en que Julian sería capaz de esperarla.
Julian no hizo más que asentir, mientras soltaba un suspiro frustado. Sus ojos volvieron a encontrarse, y el chico reposó su frente contra la de ella.
Camila no se separó, y un sentimiento de paz la invadió de repente.
―Déjame quererte, Cami. Vamos despacio. ―pidió, sin separar sus frentes.
―Vamos despacio. ―confirmó Camila―. ¿Me vas a esperar?
Julian soltó una risa suave, para luego separarse, rodear sus brazos a su cuello y atrayendola a su cuerpo. Camila envolvió sus brazos en su cintura, recibiendo ese abrazo que hace mucho tiempo necesitaba con gusto.
―Yo te espero toda la vida, hermosa.
🕷
no me odien ya van a noviar
tengo ganas de hacer una historia con marcos de gh que esté conectada a esta historia
la leerían? no me ignoren pq lloro
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