O42. this love is ours

capítulo cuarenta y dos !

lo que está en juego es alto,
el agua es áspera
pero este amor es nuestro

22 DE NOVIEMBRE, 2022

Camila

SI ALGUNA VEZ CREEN QUE tienen la peor suerte del mundo, tómense un segundo para respirar y pensar que a mí siempre me va a ir a peor. Funciona en cualquier situación.

Si bien sé que no tengo que ser desagradecida con mi trabajo, porque a estas alturas de mi vida podría vivir debajo de un puente, creo que se trata más de un tema de mala suerte. No me canso de repetir lo contenta que estoy por empezar a grabar Todos quieren a Daisy Jones, sin embargo, creo que no le especifique al universo que me hubiera encantado que, en lo posible, fuera a principios del próximo año.

Pero, con mis años de experiencia, aprendí que el universo hace lo que quiere cuando quiere con mi pobre e indefensa vida.

Así que ahí estaba, en Los Angeles, compartiendo con mis nuevos compañeros. Y, principalmente, a mitad de una crisis por el resultado del primer partido de mi Selección.

Hoy, 22 de noviembre, la Selección debutó en el mundial contra Arabia Saudita. Todos los argentinos estábamos a la espera de aquel día, quizás unos más que otros, pero aunque sea una mínima ansiedad existía, de eso estaba segura. Álvaro y Ramiro forman parte de los que estuvieron apunto de tener un ACV de los nervios, por ejemplo.

El resultado fue más que amargo para nosotros, siendo sinceros. Si bien se intentó disfrutar cada minuto del partido, teniendo bien en claro que quizás ese sería el último mundial que Leo jugaría, con la injusticia proveniente del VAR y los rompe pelotas de los mexicanos se hizo bastante difícil.

El primer gol de Messi nos dio tranquilidad, no fue sorpresa para nadie que la victoria sería guiada por nuestro querido capitan. Los remates del equipo en general iban y venían, poniendo en mayor alerta a la defensa del equipo contrario. En especial con el segundo gol de Leo.

Gol que, para nuestra mala suerte, fue anulado tiempo después por posición adelantada. Para ese entonces ya había puteado hasta al barman que había visto una sola vez en mí vida: pero sabía que ese golpe no nos iba a hacer bajar la cabeza. Confiaba en que se le iba a dar a Leo, porque se me muera mi vieja se los juro.

Ya en el segundo gol de Lautaro Martinez comencé a relajarme y empecé a sentir esa linda sensación que la victoria era nuestra. Pero me hago responsable de que quizás la mufé antes de tiempo, y en cuanto el marcador se había puesto 2-0 a favor de Argentina, el VAR volvió a marcar posición adelantada y yo estaba a nada de pasarme un cuchillo por la garganta.

Segundo gol de Lautaro, segundo gol anulado. No me moría ahí nomas porque seguíamos un paso adelante. Le aseguraba a mis hermanos que dos goles anulados no eran nada, como si yo no estuviera armando mi próximo suicidio.

Incluso rogándole a todos los dioses, y apunto de vómitar, Arabia Saudita no tardó en empatar con un gol de uno que ni me acuerdo el nombre, para mí todos se veían iguales. La defensa del contrincante jugaba muy arduamente, es la única excusa que le encuentro al porqué la pelota no entraba al arco, y que también existía la posibilidad de que el VAR odiaba a la albiceleste en general.

Minuto 53' Arabia Saudita metía su segundo gol. Ya solo quedaba rezarle a un padre nuestro para, como mínimo, buscar un empate.

8 minutos antes de que finalizara el partido entró Julián en lugar del Papu Gomez. Si bien el resultado no nos estaba favoreciendo para nada, al menos me aliviaba saber que Scaloni lo tomó en consideración y lo dejó pisar la cancha, no como otros.

Perdonen, si Pep Guardiola tiene 0 haters, es porque me morí.

Quise mariconear apenas mi chico puso un pie en la cancha, sin embargo, a ese punto ya era sabido que no había mucho por hacer. No quedaban muchos minutos para que se terminara todo y a la Selección sólo le quedaba hacer una jugada más que maestra para llegar a hacer un gol, y en cuanto menos lo imaginé, el silbato sonó, dando por finalizado el partido.

Argentina perdió 2 a 1 contra Arabia Saudita, y eso fue el producto de mi amargura en todo lo que quedó de la noche. Destacaba mucho la defensa del país contrincante, no obstante, el resultado me pareció por demás de injusto. Que la seguridad de Qatar agradezca que yo no estuve ahí porque habría recurrido al homicidio más de una vez.

En realidad me preocupaba más la estabilidad emocional de Julián que el resultado, porque sabía que Argentina iba a recuperarse y que ese era solo un golpe duro, pero así también sabía que Julián es la persona más insegura que existe, así que fue un trabajo duro conseguir que me exprese exactamente como se sentía.

―Juli, créeme que no es el fin del mundo ―comentaba hace un par de horas, cuando se hizo un ratito para hablar conmigo.

Lo escuché suspirar frustradamente desde la otra línea: ―. Amor, es una copa del mundo. Un solo error y nos quedamos afuera.

―No tenes que cantar derrota antes de tiempo, gordo. Tenes que confiar en vos y en el equipo así como todos los argentinos.

―Pero Cami... ―exhaló con pesadez, pude deducir con rapidez que quería llorar―. Yo quiero llevarte la copa a casa. Quiero ser tu campeón.

―No des todo por perdido, amorcito. Un tropezón no es caída, todavía queda el partido contra México. Confía en que la van a remontar ―él asintió, un poco desganado aún―. Mira que para mí el Hombre Araña le gana por diez patadas en el orto al Chapulin colorado.

Julián rió negando con la cabeza, y suspiró por última vez, igual de dramático como siempre.

―Te extraño mucho bebé, ya estoy contando los días para verte. ―confesó sonriente, logrando ponerme colorada.

―Yo tambi...

―¿Qué haces hablando con mi novio, pedazo de gata? Ya te dije que lo dejes en paz ―escuché la inconfundible voz de Enzo Fernández interrumpiendo nuestra conversación.

―¿Qué te pasa, resentido de mierda? Ojo con hacerte la trola con mi marido, eh.

Enzo rió chasqueando la lengua: ―. Aaah, mira como temblas enseguida. ¿Tenes miedo que tu novio se confunda y me entregue el orto? ―me reí tentada mientras Julián rodaba los ojos por la misma pelea de siempre.

―¡Otra familia que te cargaste por zorra! ―exclamé, por suerte nadie entendía español ahí y no me miraban raro―. Le voy a contar a tu mujer que sos tremendo gato rompehogares.

―Eeeh, mira que celosa te pones. Tranqui, morocha, hay Enzo para todos... Estoy jodiendo, amigo, ya sabes que dejé de ser chaja ―a Julián ya no le gustó mucho su comentario y lo miró mal―. Pero si se divorcian acá estoy, va para ambos lados.

Julián puso los ojos en blanco alejando a Enzo del teléfono.

―Ustedes do' son infumables. ―se lamentó el cordobes.

Y así seguimos peleando mientras Enzo nos chamuyaban a los dos (más a Julián, alto trolo) y mi novio no se bancaba una.

En cuanto al trabajo, va todo más que bien. No puedo negar que apenas llegué tuve bastante pánico, porque es mí primera vez actuando en un ambiente tan diferente al que estoy acostumbrada. No obstante, creo que me está yendo mejor de lo que me había imaginado.

Y sí, casi me desmayé al ver a Robert Pattinson por primera vez. Pero con el tiempo me acostumbré.

Para mi buena suerte, y si mis cálculos no me fallan, ya para el segundo partido del mundial ya voy estar instalada en Qatar. Tengo entendido que llamaron a todo el reparto para hacer fotos para la promoción, un par de lecturas de guión y, lo más importante, para conocernos. La verdad es que no puedo estar más agradecida por tener una convivencia previa al rodaje, en especial para aprovechar a conocer a mis compañeros en más profundidad y no ganarme ningún hater.

Y, por supuesto, asegurarme que ninguno sea fan de Kanye West.

En las dos semanas que llevo en Los Angeles descubrí que Sam Claflin es literalmente mi persona favorita en el mundo. Al principio pensé que solo me vería como una fan obsesionada (que si lo soy) y que no me tomaría como una compañera de trabajo. Para mi sorpresa, puedo asegurar que tenemos muchas cosas en común, somos almas gemelas platónicas a este punto.

Una de ellas, por ejemplo, es odiar a Billy Dunne.

En fin, después de una larga jornada de trabajo que se basó en sacar miles de fotos con ropa antigua, nos dieron la tarde libre para recorrer si así lo queríamos.

¿Cuáles son tus planes para más tarde?la voz de Sam me sorprendió apenas llegué al lobby, me sonrió en disculpa por haberme asustado―. Eres muy asustadiza, bolura.

Me reí por como me llamó. Llevábamos dos días conociendonos y yo por supuesto aproveché a enseñarle modismos argentinos. En cualquier momento lo secuestro y lo llevo a Quilmes a tomar fernet.

Vos sos demasiado silencioso. ―comenté desabronchandome la campera al ver que no hacía tanto frío como yo me imaginaba.

¿Hablaste con tu novio? ―asentí―. ¿Está bien? ¿Cómo está el resto del equipo?

Están bien, de igual manera sabemos que va a ser nuestra ―respondí agrandada, haciéndolo reír.

Voy a ir a cenar con Suki y Rob. ¿Vienes? ―propuso y acepté, quería aprovechar los últimos días que nos quedaban hasta empezar a grabar el próximo año―. ¿Cuándo es el próximo partido?

―El sábado, viajo hoy a la madrugada ―formulé un pequeño puchero, una parte de mi quería quedarse pero ni en pedo me perdía otro partido.

¡Tienes que conseguirme un saludo de Messi! ―pidió el inglés con una sonrisa emocionada―. O al menos una camiseta de tu novio.

―No sabía que hinchabas por Argentina. ―alcé las cejas sorprendida.

¡Amo Argentina! Te visitaré cuando terminemos de grabar ―aplaudió emocionado.

Quien diría que Sam terminaría siendo más fan mío que yo de él.

¡Hola! ―sonrió Suki Waterhouse cuando nos cruzamos en la calle, de la mano de Robert, por supuesto.

Es la mujer más divina que conozco, agradezco al cielo que tengamos varias escenas juntas, porque es preciosa. Otra más que amo desde Love, Rosie.

Robert quizás es un poco más reservado, pero tiene su lado extrovertido que te hace cagar de risa, descubrí que funciona cuando tiene un par de copas encima. Obviamente la primer noche que salimos a tomar y entramos en confianza, alguna que otra broma de Crespusculo resonó en la mesa. Para su sorpresa, no fui yo la culpable, si no que fue Riley.

Creo que me amigué mucho más con él cuando le dejé bien en claro que era team Edward desde el primer momento. La mayoría coincidió conmigo y, como la mayoría ya estábamos bastante pasados de copas, comenzamos a debatir el porqué alguna persona sería team Jacob como si fuera el tema más importante de la historia.

Llegamos a la conclusión que nunca habían razones diferentes para ser team Jacob. Yo sinceramente amo al míster Back to december pero tampoco vamos a defender lo indefendible. Después, cuando volvimos al hotel, con Suki nos terminamos tentando porque se suponía que íbamos a hablar cosas relacionadas a la serie y solo hablamos de Crepúsculo.

Fue ahí cuando confirmé que este trabajo sería más divertido de lo que me imaginaba.

¿Cuál era tu habitación? Quería invitarte a desayunar en la mañana pero no me acordaba cuál era. ―me habló Suki, entrelazando nuestros brazos al caminar.

La 13, por Taylor ―respondí haciéndola reír.

Seguimos charlando con Suki, con los dos varones siguiendonos por detrás, hasta que un grupo de adolescentes interrumpió nuestra caminata para pedir fotos y videos de los más conocidos. Yo ocupé mi rol de fotógrafa, prefería hacer eso antes de que las chicas yankees finjan conocerme, además no era algo que me molestara, era algo obvio.

Cuando los adolescentes se despidieron de nosotros seguimos caminando, en busca de alguna cafetería, yo al menos estaba contenta que no hacía tanto frío, porque de lo contrario, ni siquiera disfrutaría el día. Creo que a esta altura ya saben que el frío y yo no congeniamos para nada bien.

De repente siento como Sam rodea mis hombros con su brazo y me acerca a él. Y llamó la atención de Robert que sostenía una cámara profesional entre sus manos para captar buenos momentos en el set.

Sacame una foto con Camilly ―habló Sam con una sonrisa brillante.

Yo sonreí a la par de él, rodeando su cintura con mi brazo y riéndome de algún comentario que hacía Suki tras la cámara.

Fotos con mi fan ―comenté, intercambiando risas con Sam frente a la cámara de Pattinson.

Sabía que lo mejor de este trabajo apenas estaba comenzando, pero tenía bien en claro que ya llegará momento de disfrutar esto.

Ahora, solo tenía mi cabeza puesta en el mundial, y, principalmente, en que la copa vuelva a casa a la par de Leo.

(...)

23 DE NOVIEMBRE, 2022

Julián

Llegué a la calurosa playa de Qatar bastante temprano para aprovechar el día. Si bien era mi último día disponible de descanso antes del próximo partido, preferí aprovecharlo con mi familia en un día de playa, especialmente porque hoy mismo Camila llegaba por primera vez a Doha.

Mi animo había subido un poco después de la bronca que había acumulado, al igual que mis compañeros y, en resumen, la Argentina entera. Definitivamente no era el resultado que esperábamos para nuestro debut, pero confiamos en que no está todo perdido, y que trabajaremos como equipo para llevar la copa a casa. Por nuestra familia, por nuestro país, por Leo.

Poco después de arreglarme, me detuve en el lobby del hotel, donde residía mi familia. Recibí un mensaje de Rafael informándome que Agustina se había distraído en una tienda de ropa camino a la playa, así que no me quedó más remedio que esperarlos, pero ya sabía que tenía para rato.

En la mañana Álvaro me avisó que los Bardel también se estaban hospedando en el mismo hotel que mi familia. Eso me tenía un poco nervioso, si bien nuestras familias siempre se llevaron muy bien, me asusta un poco que algo haya cambiado o que la convivencia se torne en incomoda, en especial después del tiempo en el que Camila y yo estuvimos separados.

Quien más me preocupa es Ramiro, siendo sincero. Apesar de que él sabe que entre Camila y yo ya está todo más que arreglado, sé mejor que nadie que Ramiro es demasiado rencoroso y que su hermana es lo más importante en su vida. Lo entiendo por un lado, a mí me costaría perdonar a la persona que lastimó a alguien que amo tanto, pero por eso necesito hacerle saber que aquel error fue algo que no va a volver a repetirse. De ser así, lo autorizo completamente a que me corte el cuello mientras duermo.

Pero Ramiro y yo literalmente compartimos la misma neurona a veces, así que ya me tengo que preparar para los bardeos si todavía me guarda rencor.

Creo que tanto sobrepensar en él, logré invocarlo. Porque de repente diviso a Amelia y Ramiro dejándole la llave al de recepción. Caminan tomados de la mano con un estilo totalmente playero, manejan tanta hegemonía que duele.

―¡Arañaaa!

Amelia se acerca a mí casi corriendo, y se abalanza a mis brazos con efusividad, por supuesto le correspondo el abrazo con cariño, ya hacía bastante tiempo que no nos veiamos.

―¡Tanto tiempo, Julito! ―se separa para mirarme contenta, no puedo evitar notar que tiene algo diferente, pero no termino de descifrar qué es.

―Hola negrita. ¿Cómo estás? ―le digo sonriendo.

―¡Vos como estas! ¿Ansioso, nervioso, emocionado? Rama ni juega y yo me estoy meando de la emoción. ―exclamó risueña.

―Sí se nota ―bromeó, causándole una risa―. Estoy tranqui, bah, más que la otra vez.

Amelia hace una pequeña mueca, pero no borra su sonrisa por completo.

―Hay que confiar ―asegura con una sonrisa―. Allá está Rama, ahora vengo yo, voy a ir a buscar una campera por si me da frío ―cuenta, tomando la llave de la habitación―. Estaría bueno que charlen.

Propone apretando mis manos cariñosamente, y la veo desaparecerse entre todo el gentío que va a sus propias habitaciones.

Intento relajarme y me acerco a Ramiro sigilosamente. Sé que nos debemos una charla, más como cuñados que como los amigos de toda la vida que somos. Incluso si nunca hubiera conocido a Camila, siento a Ramiro como un hermano hace muchísimo tiempo. Es una de las amistades más preciadas que tengo, un vínculo que se fue intensificando con los años y que sería una lástima que se rompa por un error mio.

Pero ahora que recuperé a mi chica, mi único trabajo es hacerle saber que solo voy a hacerla feliz.

―¿Qué me miras, gay? ―me dice el rubio, de mala manera, cuando llegué justo a donde estaba él.

―Hola, amigo. Yo estoy bien, ¿Vos qué tal? ―comenté con ironía, provocando que él ponga los ojos en blanco―. Dale, Rama, no seas chiquilin. ¿Toda la vida me vas a odiar?

―Qué Camila te haya perdonado no significa que tenga que hacerlo yo también. ―indicó, justo como me lo imaginé―. Yo no me olvido de lo que me prometiste, y como te cagaste en eso.

―A Camila no le va a gustar que nos llevemos mal. Al final, los dos queremos lo mismo, verla feliz, ¿o no? ―el rubio asintió poco convencido―. Y a mí tampoco me gusta que estemos peleados, ya te pedí disculpas por lo que pasó. ¿No somos amigos nosotros?

Él se queda en silencio por un par de segundos.

―Sí somos amigos ―responde con seriedad―. Yo sé que no sos un mal tipo, Juli, te conozco hace una banda y sé que tenes buenas intenciones con mi hermana ―hizo una pausar para suspirar, lo miré con atención―. Pero tenes que entender que Camila es lo más importante que tengo en la vida, y más allá de que ella diga que no soy su viejo y todas esas cosas, yo siento que tengo cierta responsabilidad con ella. Y lo último que quiero en el mundo es verla sufrir.

Asentí, comprendiendo lo que decía. Era completamente entendible, Camila era su hermana, la amaba, e imagino que no hay nada más horrible que ver a tu hermana sufrir por un amigo tuyo. Me rompe las pelotas haberle dado razones para que él piense que puedo volver a lastimarla.

Pero esta es mi oportunidad para demostrarle que no va a volver a pasar. Hoy más que nunca estoy seguro que Camila es a quien amo y con quien quiero estar, para toda la vida.

―A mí no me gusta ser invasivo porque sé que Camila ya es grande, ni tampoco asumir o juzgarte, porque nosotros siempre fuimos amigos ―justificó, haciéndome asentir con la cabeza―. Pero... Si en algún momento te das cuenta que lo de ustedes no va para mucho o simplemente sentis que no la amas lo suficiente, por favor, Juli, no le des falsas esperanzas. ―pidió, y nunca lo había visto siendo tan sincero en los años que lo conozco.

Me dedicó una última mueca, dando por finalizada la conversación. Yo me quedé inmóvil. Sus palabras me hicieron suspirar de la bronca, me siento en deuda con él y con nuestra amistad.

Con lo poco serio que es él, nunca creí que íbamos a tener una conversación de este tipo. Pero entiendo su punto, lastimé a Camila y él lo sintió como si se lo hubiera hecho a él. Lamentablemente, no puedo volver el tiempo atrás y remediar la cagada que me mandé, de haber sido así, no estaríamos pasando por esto.

―La pollo tiene un corazón hermoso, y no merece que estés con ella solamente por comodidad. ―aplano los labios con una pequeña sonrisa.

Le sonreí de vuelta, intentando liberarme de una vez por todas de esa necesidad de expresarle a Ramiro que, por más que no fuera la primera vez, amo a Camila como a nadie y por nada en el mundo volvería a hacerle daño.

Rasqué mi brazo con nerviosismo, para después enfrentar finalmente a mi cuñado y mi miedo de expresar mis sentimientos.

―Yo te juro que a Camila la amo muchísimo ―le dije, haciendo que me mire atentamente, tanto que me sentí intimidado―. Sé que ya te lo prometí una vez y que... Me mandé una cagada. Pero ésta vez es diferente, no voy a hacer nada que pueda lastimarla otra vez, te prometo que es mi amor por ella es para siempre.

Él solo asintió, comprendiendo con un semblante serio. Yo suspiré, sintiéndome un poco más relajado.

―Bueno, fantasma, más te vale que así sea.

Con un aire un poco más despreocupado, siento un poco más de alivio al ver como Ramiro me saca charla y tira chistes con respecto al partido anterior. Me alegra saber que no me odia, o quizás si lo hace y en algún momento me mata cuando esté distraído, nunca sabes que podes esperar de él.

Fue bastante notorio la manera en que Amelia desapareció específicamente para que nosotros conversemos, porque justo cuando todo vuelve a la normalidad, ella aparece con una campera en su mano derecha. Me llega de repente un mensaje de Rafael, diciendo que cayó la casualidad que se cruzaron con Álvaro, Lali y los nenes de camino al hotel, y que nos esperarían directamente en la playa. Fue totalmente inevitable emocionarme cuando mediante un mensaje sutil, Rafa menciona que Camila acaba de llegar.

Interrumpo la conversación de mis amigos, sin disimular mi ansiedad por ver a Camila, para decirles que ya deberíamos dirigirnos a la playa, donde todos nos estaban esperando. Por suerte no queda tan alejado, así que sólo constó de un par de minutos (más de lo normal, puesto a que nos cruzamos a muchos hinchas que pidieron fotos) para llegar a la concurrida playa de Qatar.

No es muy difícil distinguir a nuestra familia, puesto a que no se habían alejado más de la entrada de la playa. Mi mamá lleva a Mateo en sus brazos, y conversa con Camila, quien camina a su lado. Se me hace inevitable sonreír enamorado, la había extrañado muchísimo.

Tiene un vestido blanco, creo firmemente que ese es su color, resalta muy bien su piel bronceada y su sonrisa que ilumina cualquier corazón. Algunas personas a su alrededor la saludan con cortesía, ella, tan educada como siempre, les corresponde sin problema alguno.

Mi chica mira hacia el frente y nota mi presencia enseguida. Mis piernas me impulsan a caminar más rápido hacia ella, dejando la conversación que tenía de lado, y no tardo en levantar a Camila un par de centímetros del suelo cuando, finalmente, la recibo en mis brazos. Mi manos acarician su cintura cariñosamente y ella deja caricias leves en mi melena recién cortada. Se ríe y tambalea apenas cuando la dejo en el suelo con cuidado.

―Hola preciosa. ―murmuro sonriente cuando nuestros ojos se conectan por primera vez en el día.

Camila me dedica una sonrisa dulce, esas que tanto me encantan, y es la encargada de juntar nuestros labios en un hermoso beso, el cual he estado esperando desde que llegué. Muerdo un poco su labio inferior a mitad del beso y siento como los pelitos de su cuello se erizan levemente.

―Te extrañé, mi amor ―susurró, con su boca rozando apenas mi oído. Una sonrisa inconsciente se me escapa de mis labios y deposito un corto beso húmedo en su cuello.

―Bueeeno, vamos soltando, que yo también quiero abrazar a mi hermanita ―siento un pequeño tirón en mi oreja izquierda, y al darme la vuelta, ahí está Ramiro, ejerciendo fuerza sobre mi pecho para separarme lo suficiente de Camila.

Camila ríe rodando los ojos, y abrazó a su hermano con cariño.

La morocha es rápidamente acorralada por el matrimonio, provocando que yo me aleje un poco para saludar a mi familia, a quienes veo por primera vez en el día.

Lucas salta a abrazarme apenas me ve. Formando un lindo abrazo que significa mucho para mí, yo sabía que ese bosterito me iba a terminar amando. Cuando le comenté que lo invitaba a Qatar me abrazó tan fuerte que me tomó por sorpresa, entre lágrimas me agradeció porque siempre había sido su sueño, tengo que admitir que quise lagrimear un poco. El vínculo que tenemos con los Bardel es muy lindo, les agarré cariño demasiado rápido, y me hace feliz saber que ellos me quieren de la misma manera.

Camila, Ramiro y Amelia se ubican justo donde estamos todos y decidimos comenzar a caminar hacia la arena, para agarrar un buen lugar cercano al mar. No puedo evitar mirar a la chica a mi lado, está más hermosa de lo normal, bah, siempre está hermosa, pero está cambiada. Cada día me confirma más que es la mujer más linda del mundo entero.

Mi mano se entierra en su cintura mientras ella sigue conversando con Amelia, al sentir mi tacto, me mira rápidamente y me da un beso rápido, para después seguir conversando.

Al cruzar miradas con mamá, ella me sonríe contenta, provocando que me ponga colorado. Me da un poco vergüenza que nos vean de esa manera.

―Menos mal que llegaste, conozco a uno que andaba mariconeando hace rato ―la codea Agustín, haciéndola reír.

―Me faltaba mi amuleto de la suerte ―le doy la razón a Agu, dándole un pequeño beso en la cabeza a mi mujer.

Mi papá corta su conversación con Rafael para mirar a Camila: ―. ¿Tenes alguna promesa ya, Cami?

La pregunta hace que los tres hermanos Bardel se miren con complicidad. Ni me quiero imaginar lo que están planeando estos tres.

―Algo se nos va a ocurrir ―responde Camila con una sonrisa algo pícara, exactamente la misma que Álvaro y Ramiro.

―¿Juli te va a hacer el primero? ―Agustín mueve sus cejas provocativamente, mamá le pega en el hombro con levedad.

―¿El primero? ¿Qué primero? ―Lucas se entromete en la conversación, preguntando con inocencia.

―Nada, metido, nada. ―le responde su padre, intentando no dejarse llevar por la tentación de risa, al menos no así como Ramiro y Camila.

Mi mamá saca una manta de su bolso playero y la extiende sobre la arena blanca. Considero que es más cómodo para tomar teres que las reposeras, y además, la mayoría ya se encuentran ocupadas por algunos que llegaron antes que nosotros. Observo muy disimuladamente como Camila se deshace de su vestido deslizándolo con lentitud, dejando a la vista su cuerpo vestido por una bikini amarilla que le queda excelente.

Increíble lo buena que está. Tiene muy buenas proporciones e incluso me atrevo a decir que las partes más llamativas de su cuerpo se han incrementado. Su piel está más morena y brillante, y un par de tatuajes sutiles adornan sus costillas. Me enamora completamente.

―¿Qué miras, jeropa? ―murmura para que nuestra familia no nos escuche, mis mejillas toman un color rojo intenso al ser descubierto y ella lanza su vestido contra mí cara para obstaculizar mi visión.

Ella se sienta a mí lado en el suelo y beso su nariz cariñosamente. Ella se da la vuelta y saca el bloqueador solar de su totebag de Taylor, para ponerle a Lucas quien está totalmente desesperado por sumergirse en el cristalino mar.

―¡Pollo, veni, hagamos castillos!

Ramiro le roba el balde y la pala de plástico a Lucas con rapidez. Camila sonríe contenta y se levanta de golpe para correr hacia el rubio y sentarse directamente en la arena, para juntar agua y comenzar a formar sus castillos de arena.

Álvaro rueda los ojos y ríe como todos nosotros, parecen dos nenes.

Nos disponemos a tomar unos tereré bien frescos mientras Ramiro, Lucas y Camila hacen sus castillos más apartados de nosotros. Los tres en un momento hacen una pausa para almorzar tranquilos, ahí es donde Álvaro saca sus magníficos sanguches de milanesas y todos lo aplaudimos por tal acto que todos agradecemos.

―Ya te podes casar ―lo molesta Lali, haciendo que él se ponga colorado al mirarse, parecen dos adolescentes.

Almorzamos tranquilos, riendo con algún que otro chiste de Ramiro o Agustín, defintivamente los más comediantes de la familia.

Amelia y Álvaro se miran entre sí con bastante complicidad, se nota a kilómetros que algo esconden. Camila conversa con Agus sobre lo que se va a poner para la cena con las demás mujeres de la Selección. Tengo entendido que ya tiene todo coordinado con Camila Mayan y Oriana para reunirse como el buen tridente que son.

Me meto en su conversación como si supiera algo de ropa, pero finjo hacerlo solamente para hablar con Camila. Y no me vengan a decir que no me funcionan, así la conquisté.

¿Ustedes piensan que me escuché toda la discografia de Taylor Swift para conquistarla? De hecho, si lo hice. Pero Amelia fue de bastante ayuda.

―¿Primer día que llegas y ya vas a salir a tomar? No das más de borracha ―la molestó Agustín, interfiriendo en nuestra conversación.

Camila bufa con fastidio: ―. No vamos a tomar, algunas están embarazadas y otras van con los bebés. ―hizo un pequeño puchero con sus labios.

Verla hacer eso me hizo dar ganas de llenarla de besos y abrazos... Y de otra cosa también.

―Menos mal que tenemos a nuestra compi de quebradas ―comentó Agustina, rodeando los hombros de Amelia con su brazo.

Ramiro rió.

―¿No se enteraron que la abuela Ame se retiró de esos prados? ―dijo el rubio con burla.

―Déjame, tonto ―la morocha se lamentó, dejándonos un poco confundidos―. Culpa tuya en todo caso.

―No entendí ―Camila los miró con confusión, la pareja se miraron entre sí, decididos.

―Bueno... ―comentó a decir Amelia―. Hay algo que les tenemos que contar.

Ramiro le dice algo en el oído y Amelia asiente con seguridad. Algo más que raro pasa, ambos se muestran con sonrisas radiantes y en sus ojos se destaca un brillo especial.

―Primero perdón, pero no son los primeros en enterarse ―todos producimos un sonido en forma de queja y Ramiro levanta sus manos, sin asumir la culpa―. Bueno che, saben que mis viejos son unos ansiosos.

―Vueltero que sos, culiao' ―Rafael lo pateó en la rodilla.

―Ustedes son las personas más importantes para nosotros, no hay nadie más con quien quisiéramos compartir esta noticia. ―a Amelia se le quiebra la voz mientras habla.

Mi mamá los mira asustada a ambos: ―. Negrita, nos asustas. ¿Qué pasa?

Amelia toma una bocanada de aire, su nerviosismo es evidente. No le salen las palabras. Busca la mirada de Ramiro en ayuda, y él lo único que decide hacer, para finalizar, es colocar su mano derecha en el vientre de su mujer.

Un grito de sorpresa sale de nuestras gargantas. Miró a Camila, y ella está negando con la cabeza frenéticamente, y está a nada de quebrarse en lágrimas de felicidad.

―Estamos preñados. ―afirma Ramiro, en un tono claro y desbordado de emoción.

Mis ojos se cristalizan un poco y me empeño en abrazar a mi amiga rápidamente. Un hermoso abrazo entre hermanos surge a mi lado y escuchamos como los tres lloran con emoción.

Es la noticia más hermosa que nos pueden dar a todos. Al soltar a Amelia, me dedico a abrazar al futuro papá con la misma emoción. Amelia recibe tantos abrazos hasta que pierdo la cuenta, su sonrisa es imborrable y las lágrimas no dejan de caer por sus mejillas. Hace tiempo que me confesó que estaban en busca de un hijo y saber que su deseo hoy es realidad, es lo más lindo que les puede pasar a ambos. Ese bebé va a tener los mejores padres del mundo y de eso no tengo duda alguna.

―¡Bochon, vas a ser papá! ―Camila lo agita de los hombros con efusividad.

Mi papá seca las lágrimas que caen por las mejillas de Amelia, y la futura madre nos mira específicamente a Camila y a mí.

―Sí, bueno ―la morocha toma aire, recuperando todo ese aire perdido por el llanto―. Nosotros vamos a ser papás, y ustedes van a ser padrinos.

Me quedé duro ante lo que dijo, Camila a mi lado muerde su labio quiebra en llanto desesperado, otra vez, y abraza a Amelia con una fuerza descomunal. Se me forma un nudo en la garganta por la situación tan emotiva para nosotros. Se que la amistad que tienen ambas va más allá de ser cuñadas, prácticamente crecieron juntas y se aman como hermanas. Son tan unidas que no me sorprende para nada que sea ella la elegida para ser la madrina de su bebé.

Abrazo a Ramiro una vez más, la emoción entre nosotros es protagonista, y no parece desaparecer en ningún momento. Una vez más, la vida nos enseña que todo llega en el momento indicado.

Después del dramático momento, todo tema de conversación se relacionó al futuro Bardel. Varió el sexo, los nombres, el club del que sería hincha o si nacería en Italia o Argentina.

Igual por más discusiones que hubieran, era obvio que si era nene se llamaría Julián, y si es nena, Juliana. Y va a ser de River, ninguna ahijada mía va a ser bostera.

―Todavía no lo puedo creer ―comentó Camila, cuando decidimos salir a caminar por la playa y nos encerramos en una de las inmensas carpas―. ¿Entendes que vamos a ser padrinos?

Yo niego con la cabeza, yo tampoco caía del todo todavía.

―¿Cuándo nos toca ser papás? ―bromeo y Camila borra su sonrisa, pellizcandome el brazo―. Bien que te gusta cuando practicamos.

―Mentira. ―dice sonrojada, y yo solo la miro enamorada.

―¿Qué te haces? Me apoyaste todo el orto cuando nos metimos al mar.

La morocha me hace montoncito, como disfruto hacerla enojar.

―Estábamos jugando, no dejes todo a tu favor ―responde la misma manera―. Además vos me manoseaste las tetas cuando me hundiste.

―Hace más de dos semanas que no cogemos, me merezco una paja, mínimo. ―dije bajando la mano para apretarle el culo.

―Sos un asqueroso. ―musitó sobre mis labios, y comenzó a bajar sus labios por mi cuello.

Camila besa mi cuello, sacándome suspiros pesados cuando me lo muerde en varias ocasiones. Sus manos comienzan a recorrer mi cuerpo, su tacto me quema. La tomé por la cintura con cuidado e hice que se subiera encima mio, provocando una fricción sobre nuestros trajes de baños que me hace gemir.

Introduce su lengua dentro de mi boca, formando una fogosa guerra de lenguas que solo provoca que me caliente aún más. Aprovecho la cercanía de nuestros cuerpos para masajear sus pechos sobre la fina y húmeda tela de su bikini.

Me veo obligado a separarme del exquisito beso, por más que no quiera, para mirarla.

―¿Tenes? ―cuestioné agitado, haciendo referencia al preservativo.

Ella suspira con frustración, y esconde su cara en mi cuello, algo enbroncada.

―Me olvidé la mochila en el hotel.

Bufé mirando al techo, ella aún sigue encima de mi y la calentura no tiene planes de irse de mi cuerpo. No al menos teniendo a Camila cerca.

―¿Queres seguir? ―propone ella, no muy convencida.

Me encogí de hombros, yo tampoco estaba muy seguro.

―Solo si vos queres ―aseguré, ella se quedó pensando por unos segundos―. No es necesario, gordita, la cortamos acá si queres.

―Sí quiero... Bah, no sé ―respondió indecisa―. Es que no quiero que nos mandemos ninguna cagada. Me da un poco de cagazo.

Admite con las mejillas rojas, y le sonrió para que se tranquilice. Quiero que sepa que la entiendo y que respeto cualquier decisión que ella tome.

Me acerco a ella para besarla, pero con un beso más cálido y dulce. Camila parece relajarse más y al final decidimos dormir una siesta, el día de playa y sorpresa nos dejó agotados.

―Amor ―la llamé, y ella me miró con una sonrisa―. Te amo.

Camila sonrió, dándome un corto beso en los labios: ―. Yo más.

Tenerla cerca mio es todo lo que necesito en el mundo. Quizás suene posesivo, pero algo dentro mío sabe que ella es mía y yo soy solo suyo.

Camila es mi otra mitad, es la persona que más feliz me hace, todo de ella me encanta y haría cualquier cosa que esté a mi alcance, y más, para hacerla feliz.

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juliaanalvarez Ni siquiera consigo pensar en algo que no tenga que ver con vos. 🤍

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☆☆☆

holaaaaaa

que vivan los hombres (sam claflin)

les gustó? que más quieren ver antes del final? comenten que les gustaría leer de julián y camila 🥰

80 votos, +30 comentarios y seguimos!

una vez más,
gracias por leer <3

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