O39. and that's the way i loved you
capítulo treinta y nueve !
❪ nunca supe que podría sentir tanto
y esa es la manera en que te amaba ❫
27 DE OCTUBRE, 2022
LA POLEMICA SEPARACIÓN DE CAMILA BARDEL Y JULIÁN ÁLVAREZ.
En 2021, ambos blanquearon su relación que siguió su rumbo en Manchester, Inglaterra, tras el fichaje de ex delantero de River. Pero ésta habría llegado a su fin a principios del mes.
Con un perfil mediático bajo, Camila Bardel se ha ido convirtiendo en una de las mayores rompecorazones del mundo del espectáculo. Si bien su relación más conocida por el público fue la que tuvo (y terminó hace más de un año) fue con el cantante Rusherking, la actriz meses después conformó una relación con quien en su momento era el jugador estrella de River Plate, Julián Álvarez.
Los rumores de separación florecieron a principios del mes de Octubre, donde se le vio a la actriz volver a Argentina para la prensa de Argentina, 1985, mientras que Álvarez permaneció en Inglaterra para jugar sus respectivos partidos con su actual equipo, Manchester City. Lo que parecía ser un viaje de trabajo, al parecer, terminó siendo una situación más complicada para la pareja, que contó con una infidelidad de por medio.
Y es que a pesar de que eran una de las parejas más iconicas del momento, Camila Bardel y Julián Álvarez tuvieron una separación por demás de trágica, luego de que La Araña que Pica, descubriera que ella le había sido infiel.
Pero entonces, ¿quien habría sido el tercero en discordia?
Sabemos que a la actriz no le toma mucho tiempo pasar página, en especial si se trata de jugadores de fútbol. Teniendo en cuenta que de esta manera comenzó la historia de amor de Bardel y Álvarez, muchos medios confirman que Camila no pierde ninguna oportunidad que se le presentan con compañeros de su hermano mayor, Ramiro Bardel.
A pesar de que ella aún no confirmó nada, se sabe que Facundo Colidio, jugador de Tigre, es el autor de la separación de esta pareja y el nuevo dueño del corazón de la promesa Argentina.
Ayer, mediante el programa de LAM (ciclo que conduce Ángel de Brito por América TV), Yanina Latorre comentó lo sucedido e incluso proyectó las pruebas de la supuesta situación. Imágenes de una supuesta cita romántica entre Camila y Colidio hoy se difunden en las redes sociales. Al parecer Camila está felizmente enamorada, o al menos así lo enseñan las fotos en las que ella se le cuelga del cuello con una sonrisa, él, por su parte, se le ve radiante y enamorado también.
Una fuente confiable trasmite que Álvarez está superando la situación como puede, acompañado de su familia e intentando concentrarse en su rendimiento para los partidos, y, en especial, en el próximo mundial. Aunque la fuente se negó a revelar su vínculo con el futbolista, asegura con certeza que: "Julián estaba enamorado, Camila no".
Se espera por parte de los hinchas del delantero que este corazón roto no resulte afectado para su desempeño en el Mundial de Qatar 2022.
Omnisciente
¿ALGUNA VEZ ESCUCHASTE ESO DE QUE "Si un hombre es infiel, es un ganador, pero si lo hace una mujer, es tremenda trola"? Seguro que sí, lamentablemente es parte de la cotidianidad de la sociedad.
Quizás esa frase se ha escuchado más seguido en Argentina, al menos así es si estás pendiente a las redes sociales o a las noticias.
Si había algo en el mundo que Camila odiaba más que la traición, era ser el tema del momento.
Obviamente que no le molestaba serlo si se trataba de halagos a su trabajo como actriz, o sobre su futuro papel sobre la adaptación de Daisy Jones & the six, que comenzaría a producirse en un par se semanas. No le molestaría ser el tema del momento o que hablaran de ella si no fuera porque lo único que le hacían era para comentar algo sobre su supuesta infidelidad.
Camila sabía que era muchas cosas, sabía que era una bruta, que a veces decía cosas hirientes sin pensarlo, que quizás era demasiado dramática o llorona para algunas cosas. Pero, ¿infiel? Jamás.
Ya de por sí odiaban que la acusen de cosas que no había hecho. Y encima a eso había que sumarle ahora que la traten de infiel y mala novia, como si no hubiera sufrido lo suficiente en relación a las infidelidades.
La cosa era que ni siquiera que se hable de sus relaciones le importaba. Sabía que el hecho de que, de un momento a otro, las interacciones con Julián desaparecieran de la nada, teniendo en cuenta que ya convivían en el extranjero, iba a despertar cierta curiosidad en los periodistas y los amantes al chisme.
Lo que le molestaba era que no se hablara de sus novios, sino que las críticas iban dirigidas solo a ella. Ella había tenido relaciones fallidas, ella había sido infiel, ella era la que jugaba con los hombres y solamente ella era la que estropeaba todo.
―¡Podrida estoy! ―gritó Camila a su celular con furia, mientras ella solo recibía silencio como respuesta, lo consideraba lo mejor puesto que desde hace horas buscaba a alguien con quien descargarse―. Podrida de que me vengan a atacar a mí, estoy harta de que me dejen como la fácil, que siempre me regalo. Me da asco la gente, en serio.
Daniela suspiró, mientras negaba con la cabeza desde la otra línea. Sólo se dedicaba a rezar en su cabeza para que a Camila no le agarre un ataque allí mismo.
Y eso sí que era algo muy próximo a suceder. A Camila le hervía la sangre de la bronca que le provocaba la situación, le asqueaba al ver como la gente se refería a ella en las redes sociales. No podía evitar enfurecerse al ver como la gente trasmitia mensajes de apoyo colectivo a Julián, asegurándole al jugador que alguien mejor que ella llegaría a su vida. Mientras que a ella... Bueno, no hace falta tocar el tema de diferencia de discursos y tratos que tenía la sociedad con ambos géneros.
La trataban como si tuviera la culpa de todo, como si Julián solo era una pobre alma rota que ella había destruido por completo y ahora merecía cadena perpetua por lo cometido.
Por supuesto que nadie jamás siquiera tuvo la intención de cuestionarse, o siquiera considerar preguntar: Che, ¿es verdad esto?
Odiaba que la tratasen así, como si ella estuviera de lo más feliz de vida y en su momento, como si no llorara cada noche hasta quedarse dormida desde que Julián le rompió el corazón.
Y ese era el punto más importante, y al que la gente menos le prestaba atención. Julián le rompió el corazón, no a ella a él. Ella era la encargada de reconstruir su vida porque él la hizo pedazos, ella tenía que volver a cuidar su corazón de cualquier daño que él le causó. Una parte de ella sentía que para él no era así, quizás ni siquiera lo sufría.
Pero nunca importaba la realidad de la cosas, siempre se trataba de estar en contra de ella. Su palabra siempre iba a valer menos que la de cualquiera.
―¡Encima que re carajos les importa si me estoy cogiendo a Facundo o a Alberto Fernández, agarren una pala! ―exclamó ella mientras se secaba las lágrimas de bronca que le corrían por las mejillas―. No importa lo que haga, siempre me van a cuestionar, siempre me van a cuestionar. Nunca va a importar como me sienta, o la realidad de las cosas, siempre van a encontrar algo para atacarme.
―¿Y la sorpresa donde está? ―Daniela rió amargamente, también sintiéndose mal por la situación en general―. Cami, vos sabes que yo te banco en la que sea, la vida es tuya. Si vos queres tomarte un descanso...
―Ni en pedo ―la interrumpió arrebatada―. No les voy a dar el gusto a estos hijos de puta, Dani. Eso es lo que quieren, que me rinda, que abandone todo y quede destruida.
Con la cantidad de golpes que había recibido en su vida, Camila había aprendido a las malas que nada en la vida es incondicional, además de su familia, nada ni nadie.
Cuando perdió a Thomas, fue la primera vez que sintió que su mundo se había terminado por completo. Hoy en día, ni siquiera pensaba en él, y agradecía a la vida por haberlo olvidado. Cuando a perdió a Julián, realmente había llegado a la conclusión que su vida había perdido todo su posible sentido.
Quizás no se había olvidado de él aún, pero sabía que el mundo seguía girando en su eje, incluso sin él a su lado. Incluso siendo todo tan reciente, y que su cara apenas empezaba a tomar color otra vez, sabía que todo iba a estar bien en algún momento.
Solo le enojaba, porque realmente amaba ese lugar.
Por lo que con el tiempo aprendió que quizás alejarse de la gente que realmente no valía la pena, no era ningún delito. No se había muerto por separarse de Julián, incluso cuando ella creía que él estaría siempre, así que tenía la certeza que no iba a morir por los demás.
Pero Camila apenas tenia 21 años, y hace años convivía con la idea en su cabeza de que personas que ni siquiera la conocían se alimentaban de sus desgracias. Tampoco era algo para tomarse a la ligera.
―Cami, sabes que no podemos permitir que esto se quede así. ―insistió Dani, con un intento de voz calmada―. Tampoco podemos permitir que la gente hable porque si.
―¿Y qué podemos hacer, Dani? ¿Ir a hacerles un piquete a cada uno de los periodistas y gritarles que estoy harta de sus boludeces? ―Camila se removió en su lugar e intentó tranquilizarse un poco al darse cuenta que había subido el tono de voz―. A lo mejor tienen razón y soy yo el problema.
―La que dice boludeces ahora sos vos, Cami. No sos el problema.
La actriz negó con la cabeza, mordiéndose el labio inferior por la bronca que tenía. Más bronca le causaba que intentaran hacerla entrar en razón, porque no sentía que era ella quien tenía que razonar al respecto, más bien, ese era trabajo de todos los demás.
Daniela resopló. Que Camila piense que era el problema no era algo ni cerca de ser nuevo. Tenía esa idea tatuada en la cabeza desde que la conocía, estaba absolutamente convencida de que así era, nunca faltaba momento en el que Camila pensara que ella era la culpable de todo.
Siempre llegaba a la misma conclusión, capaz tanta gente la había lastimado porque ella se lo merecía.
―Hace años que perdí los ovarios para enfrentar a la prensa, y ahora cagué, porque es tarde ―recalcó la morocha―. Todos siempre dan sus versiones donde soy yo la villana, y yo nunca dije nada. Se sobreentiende bastante que yo soy el problema.
―Camila córtala con eso, en serio te lo digo ―irrumpió Daniela con brusquedad―. Te conozco desde que tenes diez años. Te escuché llorar millones de veces, te tuve que obligar a comer, tuve que arrancarte de la cama cuando no te podías levantar porque la tristeza te consumía, yo más que nadie sé que no sos el problema.
La morocha sonrió mientras se pasaba las manos por la cara.
―Bueno pero no me retes ―le pidió la menor, avergonzada.
Daniela rió por lo bajo: ―. Algun día me vas a matar de la angustia, pendeja ―comentó, haciéndola reír―. ¿Hacen algo por el cumple de Rama hoy?
―Más vale, lisiado y todo pero el tipo se reservó la quinta de Carlos Paz para celebrar el cumple.
Ramiro nunca fallaba en hacer tremendas jodas por su cumpleaños, en ese sentido eran iguales los tres, cualquier celebración random era razón suficiente para hacer alguna joda.
Escenario para karaoke, inmensa pista de baile, parrilla, fernet y pileta. Había que prepararse para la noche que iba a llegar, porque era seguro que nadie se iba a ir a dormir hasta cantar mínimo diez canciones en karaoke.
Ah, ¿y Camila? Llegando de la mano de Facundo.
(...)
―¿Estás bien?
Camila sintió como la mano de Facundo se deslizó lentamente con su pierna, sacándole un par de suspiros.
La actriz se volteó para verlo y le respondió con una sonrisa pequeña.
―Sí, ¿por? ―le preguntó ella.
―Porque hace como diez minutos que estacioné y todavía no te bajas del auto.
Camila se rió al ver como era verdad, Facundo ya había estacionado bien el auto junto a los demás y ella ni siquiera se había dado cuenta. Ella resopló nerviosa, intentando disimular sus sentimientos confusos frente al rubio.
―Perdón, estaba disociando ―confesó la morocha con una mueca avergonzada, y desabrochó el cinturón con precaución.
Facundo la imitó, mirándola de reojo mientras ella acomodaba por última vez su pelo en el espejo retrovisor del auto.
―Cami ―la llamó con una voz dulce―. Sabes que no me importa, ¿no?
Ella lo miró confusa.
―¿Qué cosa?
―Lo que dice la gente de vos... Bueno, de nosotros ―indicó el rubio, mirándola directo a los ojos para transmitirle la seguridad de sus palabras―. A mí no me interesa que tenga que fingir que somos primos con tal de tenerte en secreto.
Camila rió con suavidad: ―. No hay necesidad de fingir ―respondió con los labios apretados―. No es justo que se la agarren con vos también.
―Cami, a mi eso me chupa dos hectáreas de pitos, yo con tal de estar al lado tuyo me banco la que sea.
Ella, lejos de saber que responderle ante tal confesión, analizó sus palabras detalladamente.
¿Acaso él y Julián habrían estudiado algún tipo de guión? Un poco diferente lo sentía, tenía que admitirlo. Facundo tenía más seguridad de sí mismo, de lo suyo, a él no le costaba para nada admitir que estaba enamorado y, de alguna forma, nunca lo vio inseguro de lo que podía llegar a suceder.
Facundo no le temía a tomar su mano en cualquier lugar, él si la elegiría en una habitación llena de gente. No tenía duda de eso.
Era tan distinto, pero a la vez tan parecido a Julián. Camila no podía parar de preguntarse porque no podía caer profundamente enamorada de Facundo en ese momento, para así olvidarse de que alguna vez Julián Álvarez existió.
Aunque no muy en el fondo, sabía que ni aunque Facundo siguiera cada paso para enamorarla como lo había hecho Julián, no podía decir con seguridad que podía sentirse de la misma manera alguna vez. Ni siquiera en aquella situación se sentía igual como cuando Julián demostró su desinterés por los comentarios de la gente, e incluso cuando le dijo que la amaba por primera vez.
Por eso, sé conocía lo suficiente como para saber la razón de por qué vivía comparándolos.
Después de un tiempo mirándolo, Camila tomó a Facundo de las mejillas y dejó sobre sus labios un beso corto y dulce.
Camila observó a Facundo quedarse con los ojos cerrados y una sonrisa pequeña al separarse de él. No podía negar que le había causado un par de cosquillas en el estómago. Él era demasiado bueno con ella, más de lo que recordaba, tenía un poder que consistía en hacerla sentir cómoda en cualquier lugar del mundo, sabía contenerla y escucharla. Y, así como lo aparentaba, era un chico muy sensible, dulce e increíble.
―No dejes que toda la mierda de la gente te apague, Cami ―le dijo él, acariciándole la mejilla con delicadeza―. Vos podes con esto.
La actriz le costaba creer que Facundo era real. Siempre sabía qué decir para ayudarla. Tenía las palabras correctas en el momento correcto.
Siempre justo lo que Camila necesitaba oír.
―No tenes una idea de lo hermosa que te ves ―comentó él, con una sonrisa que enamora a cualquiera―. ¿Ya te lo había dicho? ―fingió pensar.
―Como unas noventa veces, aprox. ―contestó la morocha riendo―. Gracias ―susurró, agarrandole la mano y dejando leves caricias en el dorso de esta.
Facundo fue quien la besó ahora, tomándola de la parte trasera del cuello para pegarla contra él, a su vez, bajó su otra mano para tenerla en contacto con su cintura. Camila tenía algo que cada vez que la besaba, lo hacía desear cada vez más.
Ella se separó con una sonrisa persuasiva, pasando su lengua por sus labios al sentir las caricias insinuantes de Facundo en su cadera.
―¿Qué me miras? ―molestó ella con una sonrisa socarrona, y con la vista puesta en sus labios―. ¿Te gusto?
Facundo soltó una risa nerviosa bajo la mirada de sumisión de Camila, no había otra mujer que lo hiciera sentir así de nervioso como Camila lo hacía.
―Mejor vamos porque no me voy a aguantar hasta que lleguemos a tu casa.
Confesó el jugador, provocandole una carcajada a Camila.
Facundo finalmente se bajó del auto y no tardó en dar la vuelta para abrirle la puerta a Camila. Ella le dedicó una sonrisa de agradecimiento y entrelazó sus manos para caminar hacia la quinta con tranquilidad.
Camila se moría de los nervios.
Nadie ahí dentro, por más cercanos que sean, se esperaba verlos juntos, a excepción del cumpleañero, quien había sido quien lo invitó.
Rogaba a dios que no sea del todo incomodo para sus amigos, Camila no estaba acostumbrada a mostrarse con sus amigos con alguien además de Julián. Y, aunque a este punto ya no le importaba mucho la opinión de los demás, consideró que quizás si le afectaría algún comentario proveniente de un amigo.
La música reproducida aturdía incluso fuera de la casa, varias voces cantando con un inglés mal pronunciado hicieron reír a los recién llegados. Facundo miraba al suelo y de repente Camila sintió como él le soltó la mano, rápidamente lo miró y él le dedico una sonrisa tranquilizadora, demostrándole que no debía sentirse obligada a rendirle cuentas a nadie, muchos menos a él.
Iba como su acompañante pero jamás querría causar revuelo a propósito. Incluso estaba listo para fingir que se habían cruzado en la puerta, si así lo quería ella, para evitar que la morocha sea abatida por las preguntas. No quería incomodar a Camila, se conformaba con lo que ella dispuesta a dar, porque al menos era algo.
Estaba orgulloso de estar acompañando a una mujer tan especial como ella, y no le importaba si no podía demostrárselo al mundo entero, con tenerla ya era más que suficiente.
―¡Baby you light up my world like nobody else! ―se escuchó la voz a todo volumen de Ramiro y Gio Lo Celso por los parlantes, mientras los demás bajo la tarima también cantaban a los gritos―. ¡You don't know, oh oh, you don't know you're beautiful!
―¡Camilaaaaaaaa! ―un bastante mamado Gonzalo Montiel se apareció frente a ella, más contento que nunca, la envolvió en un abrazo fuerte―. ¡Te extrañé mucho!
―¿Qué haces, cachete? Yo también ―Camila se rió, palmeandole la espalda.
La actriz se quedó un rato conversando con Montiel en una esquina, por lo que Facundo se fue hacia el living a saludar a las demás personas que conocía, y a las que no también.
Aunque eran pocas las que conocía, porque solo era amigo de Rama; él pudo darse cuenta como Julián Álvarez lo saludó con la peor de sus ondas.
No es que había mucha diferencia con los que Julián saludó anteriormente, ya de por sí había ido con la peor de las ondas, y eso era notable. El viaje a Buenos Aires había sido tan improvisado que el sueño le había bajado rápido, y estaba tan cansado que ni el fernet lo podía despabilar.
Pero al menos con los demás conversaba, incluso con los que no eran parte de su grupito de siempre. Colidio jamás sería la excepción, en lo posible ni le iba a dirigir la palabra.
Se sentía un boludo y un infantil, sabía que no tenía porqué agarrarsela con Facundo cuando lo único que el rubio había hecho, fue aprovechar lo que él no hizo. Y exactamente por eso lo odiaba, sabía para él era demasiado tarde, que él culpable de toda la situación había sido solo él, pero, como no tenía nadie más a quien recargarle esa culpa: y Facundo era quien se estaba comiendo a su ex, se le hacía más fácil odiarlo que cargar con su responsabilidad.
Tenía bien en claro que Facundo iba a tratar bien a Camila, que la iba a tratar como la reina que era, y eso incluso hacía que su odio por él se incrementara. Detestaba saber que Colidio había sabido ocupar ese lugar en un par de días mejor que él, que le había tomado meses.
Construir su vida con Camila le había tomado meses, y todo se esfumó por un error cometido en una noche.
Esa noche, Julián no pegaba un ojo desde esa noche.
Lo que más le jodia de toda esa situación, para su sorpresa, no era lo de Camila y Facundo. Más bien era el hecho de que él vivía en una crisis constante, sin saber qué hacer con su vida, con una miseria indeleble, mientras que Camila había podido seguir de su vida.
Y, la parte traicionera de su mente, para terminar de destrozarlo, le mentalizaba que incluso Camila se veía mejor sin él.
Pero Julián vivía con una crisis tras otra, no había día donde no se arrepintiera de hacer las cosas mal, y lo peor de todo era que sentía que esta vez era definitivo, que no había vuelta atrás.
Se sentía un idiota porque sabía que había hecho la peor jugada de su vida, que había perdido el partido incluso estando frente al arco. Camila se había ido, por culpa suya, y ahora como castigo estaba obligado a ver como ella era feliz con Facundo, mientras él ya se veía a sí mismo la vida con una mujer que no amaba, porque él tenía la certeza que no amaría a nadie más además de Camila.
Tan solo pensar lo feliz que sería ella con él, lo destrozaba. Realmente no sabía si eso era de lo que se podría recuperar.
Julián suspiró mientras veía como Facundo se adentraba a la ronda en la que él estaba conversando con Santiago y Bruno, e incluso vio como el traidor de Palaveccino (o al menos así lo veía él) le invitaba un fernet.
De repente vio hacia un costado y vio como Camila entraba a la cocina. Decir que se había quedado sin aire realmente queda corto para describir lo que sintió en aquel momento.
Estaba hermosa, como de costumbre. Tenía un corset negro, una pollera negra y una campera roja que le quedaba simplemente magnífica. No eran muchas las veces en que Camila usara otros colores que no fueran negro, pero cuando lo hacía se volvía una de las mujeres más hermosas del mundo entero.
Aunque bueno, ella ya era la más hermosa del mundo.
A Julián le dolió el triple darse cuenta que Camila saludó en general para no tener que saludarlo a él específicamente, sabía que la morocha podía llegar a ser muy rencorosa pero jamás era maleducada.
La sangre de Julián hirvió de manera descomunal e incluso tuvo la sensación que iba a romper el vaso que tenía en la mano cuando vio como Camila se acercó a decirle algo a Facundo. Él la miraba como si fuera lo más preciado que tenía en su mundo, pero era imposible que Camila se de cuenta de eso, porque Julián también lo hacía.
Agus Palaveccino le chifló haciendo que ella se de la vuelta, y se acercó a él para que su amigo le susurre algo al oído. Ella, muy disimuladamente, mientras escuchaba las palabras que le decía Agustín, le otorgó una mirada rápida a Julián.
Fue menos de un segundo, pero eso fue suficiente para que Julián se de cuenta que al menos ella no estaba ignorandolo por completo.
Pero era una mirada apagada y fría, demasiado diferentes a las que estaba acostumbrado a recibir por parte de ella. Si no estabas acostumbrado a aquella filosa mirada, podrías morir al recibirla.
Y si lo estabas, también.
―¡Boluda! Te estaba buscando ―apareció Oriana Sabatini sonriente, saludandolos a todos por igual―. Holis Facu, ni te había visto.
Julián puso los ojos en blanco, Oriana no le caía mal pero a él nunca lo había tratado así. No podía creer que lo prefería a él.
―¿Vas a cantar? ―Oriana le propuso a Facundo, Camila sonrió emocionada al escucharlo.
―Pero ni en pedo ―renegó el rubio, y Camila corrió a convencerlo.
―Daaale Facu, si vos cantas re bien ―lo alentó la actriz, agarrandolo del brazo mientras daba saltitos―. ¡Cantate una de Maluma que te sale re bien!
Oriana se le cagó de risa y entre las dos arrastraron a Facundo al parlante del karaoke, y a la fuerza tuvieron que sacar a Ramiro porque no soltaba por nada del mundo el micrófono.
―¿Venis, araña? ―le preguntó Bruno con una pequeña mueca.
Julián negó, ya había aguantado suficiente y no tenía ánimos de ver como Facundo hacia reír a Camila una vez más.
No tendría que haber ido. ¿Por qué escuchó a Agustín decir que era una buena idea? Fue un tarado al no pensarlo dos veces, en especial cuando Agustín solo buscara que él se reconcilie con Camila.
Aunque no podía negarlo, él estaba ahí exactamente por lo mismo.
Pero a eso lo veía terriblemente lejos de suceder. ¿Y sí Camila se estaba enamorando de Facundo? ¿Y sí se olvidaba de él? El recuerdo de hace cinco minutos de ella saludandolo desanimada, como si apenas lo conociera, no salía de su cabeza ahora que había sucedido. Con aquella imagen, tampoco podía dejar de imaginarse a Facundo besándola y abrazándola una y otra vez.
Una parte de él, al menos la que no se sentía completamente derrotado, se aferraba a la idea de que caiga un milagro del cielo y las cosas se arreglen. Quizás Camila también piensa en él, pero no puede sacarse a Facundo de encima...
Bueno, tampoco la pavada.
Sabía que se estaba aferrando a una idea imposible, a una realidad vacía. Lo más probable era que él y Camila no regresen, sabía que tenían que entender que la vida juntos se había terminado y que desde ahora solo son dos almas intentando comprender quien se mandó la peor cagada. Pero Julián no quería entender eso, no podía hacerlo. Porque él tenía bien en claro que nunca había amado, que nunca iba a amar, a alguien como la amó a ella; como aún la amaba.
Camila vio a Julián cuando él volvió a entrar a la sala por primera vez, una vez la sesión de karaoke había terminado por fin y el asado estaba apunto de salir. Él fingía verse como nuevo mientras se sentaba con sus ex compañeros de River, pero ella lo conocía mejor que nadie y reconocía la tristeza en sus ojos.
La culpa se adueñó un poco de su cuerpo y el corazón se le rompió bastante, no iba a hacerse la tonta, sabía que ella era responsable de sus sentimientos.
―¿Qué onda arañita, viniste de sorpresa? ―Lisandro Martinez le palmeó la espalda con fuerza, sentándose a su lado.
Julián asintió con una expresión natural: ―. Sorpresa para el cumpleañero... ―se encogió de hombros.
Lisandro comenzó a charlarle sobre alguna cosa de la Champions, que al principio Julián estaba escuchándolo pero de repente su atención se desvió a Camila, nuevamente, ahora sentándose frente a ellos en la silla.
Con Facundo, claro está.
La morocha puso sus manos sobre los hombros de él, haciéndole un pequeño masaje. Facundo al instante le indicó que se siente a su lado, lugar que él le había guardado en la mesa.
Julián rodó los ojos, él siempre hacía eso para ella.
―Bue, anda a cagar, uno te viene a conversar y ni bola me das ―Martinez se indignó a su lado, haciendo que Julián corra rápido su mirada de los dos que conversaban frente a él y le prestara más atención a su amigo.
―Perdón amigo, ¿que decías?
Camila seguía mirándolo de reojo, aunque lo último que quería era que Facundo o, peor aún, Julián, se dieran cuenta a quien estaba mirando. Aunque intentaba no mirarlo con tanta frecuencia, que esté frente a ella provocaba que pegara sus ojos sobre él, como si tuvieran un imán.
Justo después de cantarle el feliz cumpleaños a Ramiro, cosa que casi le rompió los tímpanos a Camila, y repartir un poco de la torta de River, se subió la música a todo volumen y empezó el baile que quien sabe a que hora terminaría.
Amelia había conseguido brillitos y pinturas para la cara, en especial de Argentina para conmemorar que se venía el mundial, intentando no ser mufa, claro.
―¿Necesitas ayuda? ―Camila apareció en la cocina, en rescate a Facundo, quien batallaba por ponerse el tatuaje falso de Messi en la cara correctamente.
―No se pega más esta mierda ―se quejó el rubio, y Camila rió por su brusquedad, para después acercarse a él y ayudarlo.
Camila remojó dos de sus dedos con agua de la canilla y, con sumo cuidado, presionó el papel sobre el cachete izquierdo de Facundo. La morocha le hace una seña para que se quede en su sitio y después de un par de segundos, el 10 de Messi se remarca en su cara.
―Listo ―Camila sonríe satisfecha―. Son veinte mil pesos.
―Fua, justo me agarraste sin la billetera ―se queja él―. ¿Aceptas besos como parte del pago?
Camila niega riendo mientras le proporciona un pequeño golpe en el hombro.
La morocha tragó saliva con fuerza al mirarlo directo a los ojos, no sabía exactamente por qué, pero se sentía mal.
Facundo era tan bueno y comprensivo con ella, y ella lo único que había estado haciendo en ese último tiempo era pensar en Julián, y solo en él. No se merecía eso. Merecía el trato y el amor correspondiente, uno que Camila no estaba segura de poder darle. Estaba demasiado sumida en sus propios problemas como para poder amarlo como él deseaba.
―¿Y?
Camila sonrió con tranquilidad, y se acercó a besar sus labios mientras Facundo sonreía contento.
Él era hermoso, Camila lo sabía mejor que nadie. Era un chico increíble, era sensible, compañero, sincero, tranquilo, sereno. Era todo lo que había estado buscando en su vida.
Sabía que valía la pena intentarlo, quizás si queriendo a Julián perdía la cabeza, no tenía nada que perder si quería a Facundo de la misma manera.
Eso se repetía más de una vez en la cabeza de Camila, intentando convencerse a sí misma. Intentando creer que quizás iba a encontrar una manera de querer a Facundo tan profunda que la iba hacer olvidarse por completo la manera en que lo había amado a él.
Era frustrante ni siquiera tener la certeza de que eso iba a salir bien. Sentía que se había intoxicado tanto con el amor de Julián, y que se había obsesionado por completo con ello. Sería difícil, era imposible.
Pero era la única solución que le encontraba frente a aquella desesperación. Aguantar esa desesperación de volver a correr a sus brazos y, encontrar ese consuelo similar en el proceso, con alguien que valía totalmente la pena, y ella lo sabía.
Facundo sonrió al separarse y escondió su cara en su cuello, manifestando que estaba un poco cansado. Camila le acarició el pelo con delicadeza, Facundo era por demás de tímido y a ella le había dado mucha ternura ver como él intentaba adentrarse a su grupo de amigos, por más que se sintiera un poco abrumado, sabía que lo hacía para que ella no se sintiera mal.
Con las manos de Facundo aferradas a su cintura, la mirada de Camila se desvió hacia el ventanal de la cocina, para mirar hacia el patio. Recordaba que por ese lugar solía escabullirse con Julián para que los vecinos no los vieran cuando todavía tenían su relación en secreto.
Todavía le causaban dolor aquellos recuerdos.
Era como si cada centímetro de su piel, cada inspiración y exhalación le pertenecía solo a él. Extrañaba besarlo, despertar a su lado, abrazarlo, pelear y después tener esas reconciliaciones que tanto le gustaban, la complicidad, las bromas y las miradas que compartían.
Extrañaba la manera en la que él era el único que podía hacer que su corazón salte de felicidad al verlo, extrañaba los planes que tenían para un futuro, extrañaba escucharlo comentar como le gustaría que fuera su familia juntos. Extrañaba verlo dedicarle cada uno de sus goles, y extrañaba sentir que perdería la cabeza por lo enamorada que estaba de él.
Dejar ir todos esos recuerdos la mataba, quizás no en carne en hueso, aunque eso era lo que en algunos momentos quería. Odiaba tener que seguir adelante, o al menos, tener que obligarse a hacerlo.
Porque sabía que no le hacía bien, que la lastimaba. La lastimaba demasiado seguir ahí, en aquel rincón de ese restaurante, justo donde lo dejó.
Él no le había dado otra opción que quedarse ahí para siempre. Y ni siquiera era consciente de eso.
No la lastimaba conscientemente, no causaba daño intencional. Ella solo lo veía ocuparse de sus propios asuntos, mientras que ella solo se resignaba al caer en la realidad de que su amor murió joven.
Ella realmente pensaba que a él no le importaba en lo más mínimo.
Un estruendo detrás de ellos los hizo separarse de golpe, asustados. Como si ella misma lo había convocado, ahí estaba Julián, totalmente colorado, mirando con vergüenza el vaso roto lleno de fernet en el suelo.
―¡Uy! ―exclamó el futbolista en el marco de la puerta, y miró a Facundo con una mueca avergonzada bastante fingida―. ¿Era de ustedes? Se me re resbaló...
Camila lo miró fijamente, estaba re contra mamado y miraba a Facundo como si quisiera enterrarlo vivo en la patio. Mucho no le creía.
―No pasa nada, capo. ―le respondió el rubio, haciendo énfasis en el apodo.
Julián lo miró y rió envenenado, mientras que con la peor de las ondas se acercaba con cuidado a limpiar lo del piso.
Para la actriz fue imposible no molestarse ante esa actitud y poner los ojos en blanco. Facundo no era cizañero, pero era hombre, y por instinto, respondía. Julián lo hacía a propósito.
Hombres, todos iguales.
―Más pelotudo y no naces, re mil estúpido ―Ramiro llegó a la cocina al ver como Julián limpiaba el desastre en el piso―. Limpialo con la lengua si es necesario.
Culiado de mierda. Camila escuchó a Julián susurrar.
―Dale gordo, veni a mover esa linda burra ―exclamó Rama, haciéndose lugarcito entre Facundo y ella―. Y vos preparale un fernet a tu macho así recarga energías.
Ramiro pellizcó el brazo de su hermana por última vez mientras aprisionaba el antebrazo de Facundo, y se lo llevaba a la ronda donde la gran mayoría bailaban animados.
Camila suspiró, entre todo ese aire incómodo, y se dedicó a sacar otro vaso y hielo para hacerse un fernet. De vez en cuando, le echaba una que otra mirada poco disimulada al delantero arrodillado en el piso, que levantaba el vidrio destrozado con sumo cuidado para no cortarse.
―Tranqui, eh, ni necesito ayuda ―comentó Julián con ironía, Camila ni siquiera lo miró y él bufó al ser ignorado.
Por seguir tan concentrada preparando el fernet, o al menos fingiendo estarlo para no mirar a su ex novio, cuando Camila estuvo apunto de llevarle el fernet a Facundo (quien bailaba las canciones de Marama junto a Ramiro y el Cuti), la actriz se alarmó al ver como Julián puteaba por lo bajo y se agarraba la mano chorreando de sangre.
―No bueno, pero vos sos un pelotudo.
Camila se apresuró a tomar su mano y abrió la canilla, para poner la herida bajo el agua para detener el sangrado. Se notaba que no era un corte muy profundo pero sangraba abundantemente, quizás por la zona.
Un par segundos después que ella abandonó la cocina, se posicionó frente a él en una de las banquetas, dejando en sus piernas un botiquín de primeros auxilios. Con timidez, Julián le extendió su mano para permitirle curar su herida, y Camila, con cautela, comienza a limpiar la sangre que rodea la cortadura para curarla.
Julián jadea de dolor cuando ella pasa el algodón con alcohol sobre la herida, Camila formuló una mueca.
―Perdón ―se disculpó la morocha. Julián asintió para que prosiguiera, una parte de él sabía que ella se estaba preocupando de más pero le encantaba que lo tratase de esa manera.
Literalmente tenía que conformarse con migajas.
―¿Bien? ―cuestionó Camila unos segundos más tarde. Su voz amarga le revolvió las entrañas.
Julián, por el pedo que se cargaba, no supo comprender a lo que ella se refería con exactitud: ―. ¿En serio te importa como estoy?
La cara de Camila se transformó al instante. Incluso con la mano desangrando, él no iba a dejar de ser un pelotudo.
―Bueno Julián, ¿me vas a seguir tratando como el orto o te tengo que dejar acá con la mano infectada? ―Camila dijo con dureza, provocando vergüenza en Julián por su infantil actitud.
―Perdón, no te vayas ―él sabía que Camila no quería saber nada de él, que no quería ni verlo ni hablar con él, pero tenía que aprovechar cada momento que tenía, por más mínimo que sea y sin importarle que se estaba desangrando.
―Ni se te ocurra volver a decir eso. ―musitó Camila, aún concentrada en su mano.
Julián frunció el ceño confuso. Le costaba captar las cosas.
―¿Qué cosa?
―Dudar que me importa saber como estás ―levantó la mirada, Julián lo pudo reconocer como un reproche―. Sabes que siempre me va a importar como estás.
Julián sentía que se le iba a salir el corazón del pecho. A ella sí le importaba.
Si bien Julián le había roto el corazón aquella noche de septiembre, ella siempre vivía preocupada por él. No había día en el que no le preocupara pensar que quizás se estaba exigiendo de más o incluso se cuestionaba cosas tan tontas como si se estaba alimentando bien.
―¿De verdad? ―la morocha asintió, dándole poca importancia―. ¿Por qué te fuiste, entonces?
Camila rodó los ojos, no creía que a esta altura tendría que explicarle el porqué se encontraban en esa situación.
―Porque me cagaste.
―Te pedí perdón, te lloré, te rogué porque te quedaras. ¿Qué más tenía que hacer para que no me dejaras? ―Julián sintió su voz quebrarse y sus ojos arder, no había forma que hablara sobre eso sin soltar una lagrima.
―Nos estábamos lastimando, Juli, irme fue lo más correcto en ese momento ―explicó ella mientras observaba el dolor que trasmitian los ojos de Julián―. Vos me lastimaste, yo te lastimé. No era sano ni para vos, no para mí, me pareció que lo mejor para los dos era estar tranquilos, sin el otro.
―No, esa no es excusa. Vos no tenes idea de lo que yo me merezco ―respondió Julián con bronca―. Esa era mi decisión, no la tuya. De última decime que te fuiste porque me dejé besar por la estúpida de Emilia pero no me digas que lo hiciste para que yo estuviera mejor, porque no hay forma que yo esté mejor sin vos, y eso lo sabes.
―Juli...
―Juli nada, Camila. No te vengas a hacer la defensora del pueblo o que lo único que te importa son los sentimientos, fuiste egoísta, fuiste egoísta porque ni siquiera me diste la oportunidad de mostrarte que estaba arrepentido.
Camila lo miraba neutral, con una expresión casi imperceptible. Pero en sus adentros, cada una de sus palabras le dolían como si la estuvieran cortando de a pedazos.
―¿Yo fui egoísta? ¿Vos me cagaste y yo fui egoísta por no querer volver con vos? ―se defendió ella―. Me fui porque me di cuenta de que estoy mejor sin vos, que yo no iba a volver a soportar que me cagues y te tenga que perdonar una, y otra vez.
―Cami, no me mientas... ―ni él se creía sus palabras―. ¿En serio lo decis? ¿De verdad me vas a decir que no buscaste a Facundo para olvidarte de mí?
Camila tragó en seco, por más que su pregunta le causó cierto rechazo, no se atrevía a decirle lo contrario.
―Busqué a Facundo porque es buen pibe, porque tenía que buscar la manera de estar bien y de encontrarle un ritmo a mi vida ―respondió con seriedad―. Busqué a Facundo porque sé que es alguien que vale la pena.
―Lo buscaste porque sabes que él no te va a cuestionar si cada vez que le decis que lo amas es verdad, a él no le va a importar si pensas en mí cada vez que lo miras a los ojos, sabes que él sí te puede poner un anillo en tu dedo y llevarte a la iglesia sin siquiera prestarle atención a que no vas a querer estar ahí. Sabes que él va a cumplir todo lo que yo no pude ―decía él, con la voz quebrada―. Él no te va a cuestionar esa cantidad de cosas, pero te apuesto que ni siquiera se sabe tu segundo nombre, Cami.
Camila miró a un punto fijo en el suelo, Julián ni siquiera sabía si lo estaba escuchando, pero tenía que decirlo.
―Yo me desviviría por darme cuenta si te pasa algo... Tiraría todo a la mierda si vos me lo pedis.
―Eso es lo que está mal, Julián, no tenes que compararte ni con Facundo ni con nadie por culpa mía ―insistió ella, en un intento desesperado de que no había sido un acto de cobardía, sino que también fue para salvarlo―. Todo esto no te lo mereces, mereces estar bien, incluso si es lejos de mí.
―Vos no podes decidir por mí. Esa es mi decisión, era mi decisión decidir mi manera de vivir y con quién compartirla, y vos me la arrebataste.
Ella, con su silencio, no hacía más que confirmar que su decisión arrebatada los había arruinado a los dos. Habría sido una tortura para ella poder perdonar lo que hizo, pero sabía que si ambos trabajaban en ello, juntos, definitivamente estarían mejor que ahora.
Ambos se echaban la culpa de lo sucedido, sin embargo, ninguno cargaba con la responsabilidad. Camila lo culpaba a él por haberle mentido, Julián a culpaba a ella por haberse ido.
Pero ambos dejaban en evidencia, con esa pelea absurda, que estaban en la misma situación. Era un bucle constante. Ambos se habían quedado ahí, donde aquella decisión unilateral los había arruinado.
Pero cuando la cena se enfría y la charla enveceje, Camila sabía que era hora de irse.
🕸
amiga
perdón por la hora
ya sé que mañana viajan temprano
y también se que me vas a matar
por lo que te voy a decir
pero posta necesito que me banques, sos mí hermana y con tan solo tu contención para mí me es suficiente
Gorda
Contexto 😟
Me asustas
no me puedo sacar de la cabeza a julián, de verdad amiga que no puedo
y no sé si algún día voy a poder hacerlo definitivamente
pero tengo que tomarme en serio esto de seguir adelante
más que convencerlo a él, tengo que convencerme a mi misma de que puedo seguir
ya no quiero sufrir más
le voy a dar una oportunidad a facu
todo esto que está pasando no es justo ni para mí, ni para él
tengo que cortarla con julián
no funcionó y listo
Cami
No tenes que obligarte a hacerlo
Por qué no lo pensas mejor?
porque julián también está sufriendo
hablamos hace rato ori
no le hago bien
estoy segura que si él cree que yo lo superé y que estoy bien, en algún momento va a olvidarse de mí y va a poder ser feliz con quien quiera sin vivir con esa culpa de tenerme en su cabeza
yo voy a vivir tranquila si él es feliz
Ay amiga
Es tu decisión
Más allá de lo que ya sabes
Yo siempre voy a estar
bancame en esta
por favor ori
mañana en el asado hablo con Facundo
No te parece que es muy rápido?
no
mañana se termina todo con julián
si o si
☆☆☆
consejo para julián !!
opiniones? creen que todavía hay esperanzas?
80 votos, +30 comentarios y lo sabremos
btw les gusta el edit nuevo del principio? díganme q si o lloro
gracias por leer 🥰
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