O32. 'cause us traitors never win
capítulo treinta y dos !
❪ porque nosotros los traidores nunca ganamos ❫
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@prada 🖤
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camimayan Diosa mal 😻
| camilabardel 💘💘
lali 💣💣
| camilabardel amoooor😘
liaugartee donde es el cumple?
tefistein Hermosisisisimaaa
| camilabardel te extraño amiga 🤍
nacucchio.karina 😍❤️
ramirobardel___ Tapate atrevida
victoriaparedes97 La mas linda de todas!! 🥰
| camilabardel gracias hermosaaa 💜
orianasabatini Pero mira si vas a tener esa caraaa 😍
| camilabardel 😘🖤
valucervantes Que mujer🤩
user13 yo si fuera julián las disfrutaría a las tres
soydelmillo Yo amigo de Julian no soy
lautixeneize__ Sabía que te ibas a acordar de mí cumple! Gracias por los globos mi vida😍❤️
agus_ulla Tallada a mano mi cuñi 😍
| camilabardel 💙💙
user01 Por favor @juliaanalvarez compartí 🙏
facucolidio Sospechosa☻️
user2 Te doy hasta que te hagas bostera
brianolivaress Otro día más siendo un simple fan deseando ser julian alvarez
user444 lo q las debe extrañar el burguerking
andreagropero Uffffff 🔥
| camilabardel hola reina 😗
user26 Que envidia araña
mariabecerra Que celebramos que están los globos inflados?
| camilabardel JJAJAJAJAJAJ pero maría
morenabeltran10 🤯😍
agus.gandolfo Que bombaaaa
carocalvagni Naaa se me prende fuego el teléfono 🔥🔥
julianista_09 @juliaanalvarez comentale alguna pajereada porque sino lo voy a tener que hacer yo 😠
🕸
| enzojfernandez ha respondido a tu historia: Vamosss hermanooo 🤟🤟
| guillermobardel23 ha respondido a tu historia: 🕷🔥
| rusherking ha respondido a tu historia: Buena araña🤣
Buena araña🤣
Capo no te cansas de romperme
las pelotas?
Anda a laburar hermano
Epa, no te enojess
Que paso amigo?
Camila ya te pudrió?
Como ella se pudrió de vos?
Jamás
Cuando menos te des cuenta
Camila va a volver conmigo
Como debe ser
Si te consuela pensar eso
Mientras tanto nosotros estamos
bastante bien en el extranjero
Y por qué crees que están bien
Tan bobo sos que no te das
cuenta que te usa?
No podes ser tan pelotudo
Date cuenta que sos el descarte
Paraa el descarte 😂
Chupame bien la pija pelotudo
Superalo, Camila no te quiere más
ni te va a volver a querer
Que vas a saber vos capo
Fuiste vos quien se metió entre
nosotros
Vos sos el guampudo que siempre
anduvo atrás de ella
Vos la cagaste a más no poder
y el guampudo soy yo?
Dejate de joder
Camila te dejó porque fuiste un
re contra hijo de puta
Bien merecido te lo tenes
Bancatela
Fui yo quien arregló lo que vos
rompiste
Y te me venis a hacer el canchero?
Estas muy equivocado si
pensas que sos el único
Cuando te des cuenta como es
realmente Camila no vas a
estar muy contento
Es igual a todas
Una mentirosa
Jajajaja justo vos me venis a decir eso
Borrate enfermo
Déjala en paz
Intenta joderme a mí y bancatela
si te respondo
Te hago mierda
Y me encargo de que no pises
nunca más un estadio en tu vida
Ah mira vos
Mira como tiemblo
Y eso que todavía no te hice mierda
porque sé que tenes que llevar a tu
novia al geriátrico
Así que quédate tranquilo que
Camila ni siquiera se acuerda de vos
Menos cuando está abajo mío
diciendo mi nombre
Más bien, cuando lo grita
😉
visto
real life !
Julián
SUSPIRÉ, dejando caer el celular con bronca sobre la isla de mármol. Sobre ella recuesto mis antebrazos y me tiro los mechones de mi pelo tan fuerte que llegan a dolerme, pero desde chico siempre ha sido la única manera de calmar mi ansiedad.
Hace ya bastante tiempo que Rusher me viene rompiendo las pelotas. He estado haciendo hasta lo imposible para no rebajarme a su nivel y evitarlo, él solo se hunde a sí mismo intentando provocarme y buscar pelea sin justificación, sé perfectamente que lo hace para que reaccione y hacerse la víctima con Camila, para dejarme a mí como el violento. No reaccionar ante sus comentarios mal intencionados es básicamente imposible, lo que tiene de pelotudo lo tiene de astuto, ahora entiendo a lo que Camila se refería cuando decía que era demasiado bueno manipulando psicologicamente.
Elimino definitivamente el chat con él, logró su objetivo, provocarme y defenderme con insultos, yo no soy así, pero es totalmente inevitable. Aún así, por mi parte Camila no va a enterarse de nada, ya tenemos suficientes problemas. Aunque una parte de mí sabe que merece saberlo, merece saber que el hostigamiento de parte de su ex hace que todo para mí sea tan complicado y que es la explicación ante mi malos tratos, que no merece recibir, pero no es algo que puedo controlar.
Que ella también me haya tratado mal y que me haya dicho lo que me dijo también me hace sentir peor cada vez que lo recuerdo. Aunque no sea lo correcto, eso quita un poco de peso en mis hombros.
Me cayó para el culo lo que me dijo, porque sé que está equivocada si es lo que realmente siente. Yo no creo ser ni la mitad de parecido al parásito de su ex, no seré perfecto pero soy mil veces mejor de lo que es él, y creo que ni siquiera teniendo las peores intenciones que puedo llegar a tener podría igualarme a esa actitud soberbia, altanera y venenosa.
Ahora, pensándolo en frío, doy lo mejor de mí para no hacerme mala sangre por eso. Conozco a Camila mejor que nadie y sé cómo se pone cuando peleamos, dice cualquier cosa que se le viene a la cabeza por estar demasiado enojada y después se arrepiente. Así que aunque cada vez que me acuerdo, al menos sé que no es verdad, y espero que Camila también lo sepa.
En cuanto al zángano ese, no me movió ni un pelo lo que me dijo, cualquier cosa que diga no me puede parecer más insignificante. Estoy completamente seguro de que Camila me ama a mí, y estoy aún más seguro que ella no volvería con alguien que la lastimó de esa manera, e incluso peor, que la haya humillado y faltado el respeto tanto tiempo.
Pero, más allá de mi seguridad, es hartante lo insistente que es, lo sufrí cuando la molestaba a ella y ahora lo sufro el doble cuando lo hace conmigo. No creo estar exagerando cuando digo que estoy a literalmente nada de meterle una perímetral.
Aunque siempre está la opción de mandarlo a matar para más seguridad, conozco a alguien.
Un potecito de Franuí (regalo de mí queridisima suegra) que estaba en el freezer es mi mayor consuelo a estas circunstancias. Me encuentro en la casa de mis papás pues no hay nadie en la mía, Camila después del laburo iba a llevar a Ñoqui a la peluquería y tengo entendido que iba a pasear con Agustina un rato. Así que me fui a la casa de mis papás (que está un piso más abajo) para no estar solo.
Pero por supuesto que preferiría estar durmiendo la siesta abrazado a mi flaquita, especialmente por lo embolante que está la tarde. Sin embargo, mi orgullo no me lo permite, aunque no sé cuánto me va a durar eso, soy demasiado flexible y más si se trata de Camila.
―Qué no te encuentre tu hermano porque se arma. ―llega mi mamá de repente a la cocina, sonrió inocente―. ¿Qué pasó que está' usurpando mi casa?
Me río sin muchas ganas cuando mi mamá apoya su mano en mi hombro.
―Camila va a pasear con Agus después del laburo. ―comento saboreando el chocolate que envuelve a la frambuesa congelada, mamá aprovecha para robarme una y sentarse junto a mí en la banqueta a mi izquierda.
―¿Entre ustedes está todo bien? ―gire mi cabeza para mirarla, no sé si mentirle, quizás me haría sentir mejor a hablar con ella―. Sabes por qué te lo pregunto, Agu antes de ser tu hermano es un chusma.
Su respuesta me causa gracia mientras ella me mira con ternura, era obvio que Agu iba a largar todo lo que pasó en el almuerzo. Mi mamá espera pacientemente a que le de una respuesta, pero, siendo sincero, no sé de dónde empezar o cómo explicar lo que siento.
―Medio que discutimos ―comento con dolor y mis ojos empiezan a humedecerse―. Me dijo algo muy fuera de lugar y yo me enojé.
Escucho a mi mamá suspirar, envuelve su brazo en mis hombros y me hace acurrucarme contra ella. Las caricias en mí brazo me tranquilizan bastante, otra vez vuelvo a sentir esa paz en mi interior, que solo Camila y mamá son capaces de causarme.
―¿Sabe que te hizo sentir mal? ¿Te pidió disculpas? ―indaga con preocupación.
―Sí, al menos lo intentó, pero no quise escucharla, no quiero escucharla ahora. ―solté rápido, mi garganta arde de forma descomunal. No quiero que sigamos pasando por esto.
Mamá suspira, como analizando las palabras que acabo de decir. No somos de hacer esto muy a menudo, siempre trato que las cosas (ya sean buenas o malas) que pasan en nuestra relación se queden en la relación. Pero a veces la situación me desborda a tal punto que necesito la contención de alguien más.
Y después de todo, es mi mamá.
―Hay cosas de ustedes dos que no van, hijo. ―indica con seriedad, de cierta forma me intimida―. Si ustedes no son lo suficientemente maduros para hablar como corresponde, la relación no va para más, más allá de que no te escuche escucharlo.
Corro la mirada para un costado, más que enojarme me da vergüenza lo que me dice. Me avergüenza mi inmadurez. Tengo esa costumbre tonta de evitar escuchar explicaciones sobre la situación porque me ciega el enojo, y, cuando me doy cuenta que tengo que escuchar a la otra persona, ya es muy tarde.
―Vos también tenes actitudes feas, papi. Te la agarras con cualquiera cuando las cosas no te salen como te gustaría, sin darte cuenta hablas mal. ―bajo un poco la cabeza al sentirme regañado―. Tenes veintidós años, Juli, ya no estás en edad de actuar como un nene.
―Pero ma, yo a ella no le dije nada... ―intenté defenderme.
Mi mamá me da una mirada que hace que me calle al instante: ―. Sos durito cuando te enojas, no das espacio para hablar al otro. ―me señala acusatoriamente―. Pero entiendo que esa es tu forma de enfrentar la situación, y eso no es algo que puedas controlar.
Me quedo en silencio, otorgándole la razón.
Es mi manera de decir lo que me pasa, evito las peleas cuando las cosas están calientes porque a mí también se me escapan cosas que no quiero decir o ni siquiera siento. Me cuesta hablar pacíficamente y escuchar al otro, me es difícil escuchar la justificación a los malos tratos, e incluso siendo esto algo que intento corregir, no puedo hacerlo.
―Cami también es media cocorita cuando están enojados, me di cuenta. Pero estoy segura que a ella también le duele un montón lo que pasó. ―me agarra la mano para acariciarla―. Hay formas y formas de expresar lo que no nos gusta.
―Es que no sé de dónde le agarró bronca a Emilia, está completamente negada a verla como si ella le hubiera hecho algo. Le cae mal solo porque es mí ex, y eso a mí no me gusta. ―me quejo, frustrandome al recordar el rechazo que le tiene mi novia a una amiga mía―. Emi quiere acercarse a ella y ser su amiga, y Camila no quiere saber nada. A diferencia de su ex, que lo único que hacer es romperme las pelotas y me repite constantemente que en cualquier momento van a volver. Pero claro, ella no piensa ni un segundo en mí...
―¿Camila lo sabe todo eso? ¿Sabe que su ex te está hostigando? ―niego con rapidez―. Hijo, ¿Vos de verdad pensas que ella haría algo para lastimarte adrede?
―Tampoco la defiendas. ―le digo bruscamente, ella me mira en silencio―. Ma, ella sabía que lo que dijo me iba a hacer sentir mal e igual lo dijo.
Me molesta lo que me dice. Sé que a Camila la ama pero me da bronca que no le reconozca su error. Se mandó una cagada y listo, no se puede remediar.
―Yo solo te digo que no está bueno tampoco que la condenes a un error, del cual ella está muy arrepentida...
―¡Hablaste con ella! ―apunto contra ella. Ella mueve su cabeza y se deja en evidencia, su insistencia en que la escuche tiene un motivo―. Sos más traidora vo'.
―Quería escuchar las dos versiones. ―se defiende y ruedo los ojos―. Papi, no seas así. Cami quiere hablar con vos, no podes evitarla siempre. ―aconseja con una sonrisa―. ¿Vas a permitir que su relación se corte por dos personas que no valen la pena?
―No, obvio que no. ―contesto enseguida, eso es algo de lo que estoy demasiado convencido―. Yo a Camila la amo, no la voy a dejar.
Mi mamá forma una sonrisa tierna, haciendo que me ponga colorado por la vergüenza.
―Éste tipo de cosas les van a pasar siempre, hijo, es imposible que coincidan en todo y quizá les pase más de una vez que la actitud del otro no les guste. ―agrega, apoyando sus manos sobre las mías―. Y así como hay veces en las que tenemos que acostumbrarnos a las actitudes del otro, van a haber momentos en el que van a tener que cambiar esas actitudes si se lastiman mutuamente. Tienen que madurar un poco más porque su relación pasó a otro plano, ya están conviviendo.
―Me cuesta eso, me dolió verla así. ―murmuro, pasando mis manos por mis muslos para transmitirme calor.
―Es cuestión de tiempo, hijo. Puede haber pasado el tiempo pero no te olvides que ella pasó por una relación difícil. ―mamá me acarició la mejilla cariñosamente―. Tenes que poner de tu parte y entender que ella necesita de tu ayuda para superarlo.
Me rasco la oreja avergonzado. Ese problema mío también es participe de todo esto: siempre trato de ponerme en su lugar y entender que todavía sufre de muchas inseguridades. Sin embargo, mi lado egoísta sueña con que algún día Camila deje sus miedos de lado.
Aún así, sé que lucha todos los días con eso para no dañarme a mí. Pasó por demasiada mierda, y me parece increíble que estemos juntos después de todo.
―Escuchala, hijo. Sabes que no es mala chica. ―dice suavemente―. Comete errores como todos, pero es momento que aprendan de ellos y, principalmente, que aprendan a solucionarlos.
Analizo detalladamente las palabras de mi mamá. Quiero que toda esta situación llegue a su fin, poder estar en paz con Cami y seguir avanzando con nuestra relación como lo merecemos después de tanto.
Quiero estar bien y que ella también pueda estarlo. Nos merecemos ser felices. Ella merece serlo, y sé lo afortunado que soy al ser quien puede hacerla feliz.
Es mí todo, la amo más que a nadie en el mundo y jamás me perdonaría hacerle daño.
Camila es el amor de mí vida, no tengo dudas de eso, y sé que jamás las tendré.
(...)
Omnisciente
El auto iba en silencio puro.
Hacia ya rato que Julián había perdido la noción de la hora o el destino de a donde iba. El alcohol era un factor importante de su confusión. Algo raro en él, desde que se puso de novio había dejado de salir a tomar a bares a altas horas de la noche, y no es como que cuando estaba soltero lo hacía mucho, pero al menos lo hacía.
Tampoco es que lo extrañaba, no consideraba que tenía un apego al alcohol, y tampoco le gustaba salir a tomar solo, no tenía porqué hacerlo. Incluso ya estando de novio con Camila, si salía tomar, salía con sus compañeros de River o hasta con sus hermanos. Pero, para él, no había nada más deprimente que salir a emborracharse solo, así que siempre tenía que si o si buscarse una compañía. Esa noche no fue la excepción.
Julián no estaba solo. Pero Camila tampoco estaba con él.
Se sentía culpable, no sabía la razón. O fingía no saberlo. Sabía que tenía que estar en otro lugar, cumpliendo su rol como novio, arreglando las cosas con su pareja, así como se lo había prometido a su mamá. Y, después de arreglar las cosas, terminar haciendo el amor de la forma más impura posible, demostrando lo mucho que se habían extrañado, incluso cuando solo había pasado una noche de su pelea.
Sin embargo, eso no estaba sucediendo. Estaba lejos de suceder. Porque él conducía el auto por las iluminadas calles de Manchester, totalmente a la deriva. Mientras que Camila dormía plácidamente en el sofá, esperanzada a que su amado apareciera por la puerta para expresarle lo mucho que lo sentía.
Pero a veces, las cosas no salen como las queremos. Camila eso lo sabía de memoria.
Eran pocas las veces que el cordobes se dejaba llevar por sus pensamientos intrusivos, esta era un ejemplo de ellas. Quizás la facilidad con la que Camila esquivaba las cosas se le había contagiado. Pero lo último que quería hacer era mentirle a Camila. Ella era su persona favorita en el mundo, se había jurado a sí mismo jamás mentirle ni lastimarla. No sabía si lo estaba logrando.
No entendía en qué momento todo se había ido de un extremo a otro. En un par de horas anuló completamente lo que había charlado con su mamá e hizo absolutamente todo lo contrario. Se dejó llenar la cabeza por aquella opinión femenina que creería estar buscando, sin embargo, él no sabía que era la incorrecta.
¿Por qué la opinión de Emilia ante su conflicto sería la incorrecta? Ella era su amiga desde hace años, estaba totalmente seguro que ella jamás haría nada para dañar algo tan importante para él como su relación con Camila. Al final no terminaría ganando nada, ella misma había dicho que los sentimientos del pasado estaban re contra enterrados y solo buscaba reanimar esa amistad que lastimosamente se arruinó por la calentura y las hormonas crecientes en su momento.
Ah, pero Emilia no es una santa ni nada de lo que Julián cree. Es una actriz.
Julián estaba seguro de que su amistad con Emilia era pura y sin maldad alguna. Pero no siempre hay que tentar a la suerte, que pocas veces está de su lado.
―¿Me escuchas, Juli?
La voz de Maria Emilia retumbó en su cabeza de un momento a otro, provocando que el oriundo de Calchin la mirase con rapidez.
―No, Emi, perdón ―respondió él con pesadez―. Estoy en otra.
―¿Seguis pensando en Camila? ―le dijo ella, exagerando sus expresiones para que Julián crea ciegamente en su falsa preocupación.
Julián estacionó el auto en la esquina más escondida que encontró. Ahí, se removió incómodo en el asiento, el nombre de su novia se sentía sucio en la boca de Emilia.
―No siento que debería estar acá con vos, Emi. ―confesó apenado, haciendo que Emilia ponga cara de culo por un segundo―. Tendría que estar en mí casa, arreglando las cosas...
―Perdón si me meto, Ju, pero para mí no merece ni un poco de tu tiempo. ―aconsejó Emilia―. No estuvo bien lo que te dijo.
―Ya sé que no, pero ella no es así, está muy estresada por el laburo y... No lo dijo para querer lastimarme, estoy seguro que no es así. ―comentó Julián, recargando su cabeza en el asiento.
Emilia se acercó despacio y acarició el antebrazo del chico, buscando su consuelo.
―Vos también estás muy estresado, más aún con lo del mundial y lo del City, y sin embargo nunca le faltaste el respeto. ―indicó la cordobesa con falsa pena―. A mí no me gusta que te dejes tratar de esa manera, Juli, nadie se merece que lo traten así.
―Vos no la conoces, Emilia. ―decía él, intentando convencer a su amiga que Camila no era lo que ella creía―. Ella es... Tan buena, tan especial. No hay mujer como ella en el mundo, ¿entendes?
Ferrero formuló la sonrisa más falsa que pudo en toda su vida mientras escuchaba las palabras de Julián. Ahora él sonreía con aires de enamorado mirando hacia el techo, cada vez más convencido en dejar a Emilia en su hotel y volver a casa con su novia.
―La gente puede cambiar, Juli. Además es una excelente actriz, en algún momento te iba a enseñar su verdadera cara. ―agrega Emilia, provocando que Julián borre su sonrisa al instante―. A lo mejor Camila ya no es la misma chica de la que te enamoraste.
Julián la miró con los ojos entrecerrados por un par de segundos. No quería creer en sus palabras, no había forma en que Camila sea tan cínica. Simplemente no podía ser real.
―Vos sabes que yo te adoro, Ju, lo hablamos el otro día, yo solo quiero que seas feliz y tengas una relación sana. ―decía, mientras intensificaba sus caricias a lo largo de su brazo, y Julián no hacia nada para que se detuviera―. Te mereces a alguien que te trate bien, que sea tan dulce como vos...
Él estaba tan concentrado en sus palabras que ni siquiera registraba su cercanía, ni que ella acortaba cada vez más la distancia entre ambos.
Emilia bajó directamente la mirada a sus labios: ―. Yo no sé si Camila sea la persona indicada para vos.
Julián movió la cabeza para enfrente, cortando el contacto visual que lo estaba poniendo demasiado incómodo.
―No hables así, Emi. Yo te dije que vengas para que me acompañes, no para que le tires mierda a mí novia. ―se rescató, notando un poquito de las intenciones de su amiga, entre todo su afán de ver las cosas buenas de los demás.
―Juli... ―Emilia hizo un puchero, porfiando como una niña―. Vos te mereces a alguien que busque lo mismo que vos, que te tome en cuenta, alguien de perfil bajo. ―siguió diciendo, camuflando la mierda que le estaba tirando a Camila mediante una sonrisa tierna―. Te mereces a alguien mejor, Juli. Una de Córdoba no te vendría mal.
El futbolista negó riendo: ―. No cambias más, Emi.
―Pero si te encantaba que fuera así, ¿o no? ―lo molestó ella, riendo tontamente―. Mírame a los ojos y decime que no me extrañas, si no extrañas lo que teníamos...
Julián la miró enseguida, totalmente dispuesto a decirle lo pedido, y también, a decirle que deje ir lo del pasado. Pero se había concentrado tanto en sus propios pensamientos que no pudo darse cuenta que Emilia miraba sus labios con deseo, sintiendo como la tensión crecía entre ellos, y asegurándose a sí misma que ese era el momento justo para lanzarse.
Cuando Julián hizo el amague de decir algo, la cordobesa se acercó a su cara en un movimiento seco y unió sus labios con los suyos, robandole un beso fugaz.
Lo sorprendió de manera absorta, se le hizo difícil procesar que es lo que estaba sucediendo, quizás era la cantidad de whisky que había tomado. Si bien Julián no respondió ante el beso, tampoco alejó los labios de la mujer por la cual su novia se enfurecía, la persona a quien consideraba una amiga de la vida, y, no menos importante, su ex novia.
Sus labios eran ásperos, como si algo estuviera fuera de lugar. Para su sorpresa, no sintió como su mundo se reiniciaba y ni llegó a sentir las típicas mariposa en el estomago, como cada vez que besaba a Camila.
La puta madre, Camila.
Julián la tomó de los hombros después de unos segundos, manteniendo la distancia adecuada que debieron haber tenido desde que Emilia se subió al auto.
―Ay, perdón Juli, yo no quería... ―se disculpaba ella, como si se sintiera mal por haberlo besado―. Me dejé llevar, Ju, perdóname...
―Va a ser mejor que te lleve al hotel, Emi. ―dijo él, evitando su mirada a toda costa.
Emilia, para su sorpresa, no protestó. Solo se acomodó en el asiento del copiloto, se puso el cinturón y se dedicó a mirar por la ventana en un silencio peor que incómodo.
Julián intentaba controlarse mientras miraba fijamente a la carretera, las lágrimas de angustia lo cegaban gran parte del trayecto, pero solo se las secaba rápidamente y seguía manejando, mientras le maquinaba la cabeza a mil kilómetros por segundo. No podía asimilar lo que acababa de suceder.
¿Cómo viviría con la culpa matándolo por dentro? No solo le había fallado a Camila, se estaba fallando a él mismo y a sus principios.
Quizás, al final, Camila tenía razón, Julián no era tan diferente a su ex.
―¿Seguro que no te queres bajar y charlamos un ratito en el lobby? ―preguntó Emilia, de lo más tranquila, cuando se estacionaron frente a su hotel―. No me gustaría irme sabiendo que las cosas están mal entre nosotros...
Julián negó con la cabeza rápidamente, no podía creer lo que Emilia le estaba diciendo.
―No, Emilia, no puedo hacerlo. ―afirmó él, importandole poco si sonaba rudo―. No me vuelvas a buscar ni a llamar, yo a Camila la amo así que... Ya hicimos suficiente. ―le suplicó con un nudo quemándole la garganta―. Bájate, por favor.
Emilia suspiró triste.
―Bueno. ―respondió ella bajoneada, mientras abría la puerta del auto―. Descansa, Ju. Y perdón de nuevo.
Se acercó a dejar un beso en la comisura de su labio, y cerró la puerta de un portazo tan brusco que retumbó el auto.
Julián golpeó el volante con fuerza mientras las lágrimas caían desesperadas. Esta vez sí se había mandado una grande, y Camila estaría en todo su derecho de no perdonarlo jamás.
Lo que Camila había hecho quedó diminuto como una hormiga ante lo que él había hecho, y ahora se le sumaba la culpa por tener plasmado en su mente el hecho de que había permitido que Emilia lo besara. Su crisis era peor que la anterior, ¿como enfrentaria a Camila después de eso? Ni siquiera sabía si era capaz de volver a su casa y poder abrazarla al dormir, sentiría que la estaría asesinando con su tacto.
Camila lo odiaría para siempre, no lo perdonaría jamás. Y todo era culpa suya, nadie más que suya. Emilia terminó consiguiendo lo que buscaba porque él se lo permitió, él mismo priorizó otras cosas y dejó a un costado lo que su novia necesitaba.
Se le estrujaba el corazón cada vez que pensaba que le haría pasar un mal momento y que pagaría por cosas que no se merece.
Le había fallado.
☆☆☆
hola no me odien yo las amo
70 votos, +30 comentarios y preparen los pañuelos (?
gracias por leer <3
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