O30. i'm just too soft for all of it

capítulo treinta !

y las voces que imploran, deberías estar haciendo más
a vos te puedo admitir, que soy demasiado blando para todo eso

3 DE OCTUBRE, 2022

Omnisciente

HABÍA SIDO UNA semana bastante complicada para Camila. Aquel viernes había terminado más exhausta que nunca, y aunque su cansancio era más mental que físico, había estado esperando con ansias a que llegue el fin de semana desde el primer inconveniente que se le presentó el lunes.

En Manchester no había parado de llover en toda la semana y eso empeoró su humor. Las clases en el taller se volvieron más pesadas y con mucho más trabajo de lo normal al tener varias obras programadas en la semana. Camila se lamentaba a sí misma por no haber disfrutado lo suficiente su última siesta diurna hasta que no pudo hacerse ni un tiempito para tenerla.

Septiembre fue un mes tranquilo, quizás el único que pudo tener. Octubre arrancó con miles de entrevistas diarias por Argentina, 1985, demasiados partidos de Julián (en los cuales, para su mala suerte, no era titular la mayoría de las veces) y el cierre de su carrera universitaria. Lamentablemente, Camila no pudo disfrutar ni festejar su graduación por estar tan colmada de trabajo, pero al menos ahora era un peso menos en su espalda.

Y, no menos importante, ahora era Licenciada Bardel.

Aunque aquel viernes había empezado relativamente normal, a lo largo del día habían empezado a empeorar las cosas. Había faltado una maestra de otro grupo y le tocó hacer el doble trabajo ante la ausencia de su compañera, por lo que la cabeza casi le explotó por tantos niños en conjunto. Tenían que terminar con los ensayos para la obra familiar del sábado y ni siquiera le habían depositado el sueldo todavía. Realmente todo ese rejunte de malas rachas la hacía colapsar.

Pero algo que podía rescatar de todo eso era que tenía a Julián acompañándola en cada trabajo que debía terminar. Se encargaba de cebarle mates detrás de la cámara donde Camila tomaba su entrevista por Zoom, la iba a buscar y la llevaba donde ella necesitara ir, y se quedaba con ella hasta altas horas de la noche cuando ella tenía que organizar sus clases, incluso cuando se estaba muriendo de sueño. Y lo mejor de todo eso era saber que él no se sentía obligado a hacerlo, era algo que le nacía y no algo que tenía que pedirle. Aunque Camila sabía que si le pedía a Julián que corra diez vueltas en el Big Ben, él lo haría con tan de verla feliz.

Para su mala suerte, por más que quisiera, no tenía tiempo que agradecerle a Julián lo mucho que le ayudaba su compañía. Terminaba el día tan abatida que solo podían pasar tiempo de calidad al acostarse a dormir. Pero, como hombre más perfecto no hay, a Julián le bastaba y le sobraba el simple hecho de poder abrazarla al dormir.

Camila sabía que no estaba en derecho de quejarse por nada. Tenía un buen trabajo, una linda casa, y una relación hermosa. Sin embargo, sentía que algo le faltaba.

Le gustaba dar clases, pero no le llenaba por completo ese vacío que le había dejado hacer a un lado la actuación. Extrañaba actuar frente a una cámara, extrañaba ver a sus compañeros de trabajo. Y, aunque no se arrepentía de su decisión, sentía que algo estaba mal. Había algo que no le permitía acostumbrarse por completo.

En lo que iba de la semana, se había postulado a cinco castings distintos. No sabía si era porque realmente le interesaba el papel o tan solo para saciar esa necesidad de volver a actuar. Más allá de la razón, el punto era que, había sido rechazada en cuatro de esos cinco castings en los que había audicionado. Como para pedir que el universo esté de su lado siquiera una vez.

A veces sentía que la vida la trataba como si ella hubiera sido quien presentó a Taylor y John Mayer.

―Pero la puta madre.

Musitó, leyendo detalladamente en su computadora el correo que había estado esperando toda la tarde.

"Nos pareces una actriz con un rango actoral excelente, pero no cumples con las expectativas que buscamos...".

―Váyanse a cagar, polacos de mierda, ojalá Messi los haga mierda en el mundial ―dijo a la nada, enbroncada. Se tocó la cien estresada mientras cerraba el computador. No puede ser que no pegue una.

En Argentina era raro que no se consiguiera algo, siempre había alguna oportunidad pendiente. Sin embargo, no podía decir lo mismo de los proyectos internacionales. No le sorprendía la manera en que cumplía todas las expectativas para el papel hasta que contaba que todo si trayecto actoral había sido únicamente en proyectos argentinos.

O al menos eso pensaba para no sentirse mal consigo misma, y no pensar tanto en el hecho que no conseguía trabajo porque quizás no era lo suficientemente buena.

―¿Estás bien? ―apareció Zoe, su compañera de trabajo, frente a ella en su oficina.

Zoe era una chica argentina y jovencita que había entrado a trabajar un poquito antes de que ella. Eran las únicas dos que hablaban español en el taller y, para buena suerte de ambas, les tocó trabajar con el mismo grupo. Así que se llevaban bastante bien, a Camila le aliviaba poder tomar mate con alguna de sus compañeras sin escucharla decir que el té era mejor.

―No me dieron el papel, de nuevo ―le comentó a su compañera, mordiendo sus uñas con ansiedad.

Zoe formuló una mueca de tristeza. Ante no saber que decir, solo pudo acercarse a la pequeña cocina que tenían para cebarle unos mates de reconciliación.

―Dicen que la tercera es la vencida ―intentó animarla desde la cocina, que por suerte tenía calefacción con el frío terrible que hacía.

―Va como la quinta ya ―Camila rió con ironía―. Qué día de mierda, boluda. Ya me quiero ir a mi casa.

―Todo culpa de la idiota de Gabriella que se le ocurrió faltar ―acotó Zoe de la misma manera―. Ah, pero cuando cobremos va a ser la primera en estar ahí.

―Olvídate ―la morocha suspiró con cansancio, dejando caer su espalda adolorida en el respaldar de la silla―. Encima me parece que me robaron el celular o algo, no lo vi en todo el día. ―dijo preocupada.

―Uy, perdón, me olvidé avisarte ―respondió Zoe, acercándose al escritorio con el equipo de mate―. Me dijo Agustín que te avisara que lo dejaste cargando en tu casa, se me pasó, perdón.

―Menos mal ―Bardel exhaló aliviada. Miró enseguida a su amiga, que tomaba ahora el primer mate―. ¿Qué onda vos con Agustín? ―movió las cejas con picardia.

Zoe se puso colorada al instante al escuchar el nombre de su cuñado. Ella solía ir bastante seguido a su casa para preparar las clases que le tocaban juntas, y siempre que iba, Agustín caía de "casualidad" a tomar mates cuando estaba ella. Camila sabía que Julián se encargaba de avisarle y después fingian que era todo coincidencia. Pero era chistoso ver como todos los Álvarez tenían el mismo método de chamuyo, y que siempre les funcionaba.

―Qué sé yo, es lindo chico ―respondió Zoe―. Igual no estoy para nada serio ahora, no hace mucho que me separé.

Camila asintió entendiendo. Por lo que le había contado, Zoe había dejado su relación de años para mudarse a Manchester en busca de trabajo, sabía que no era fácil para ella.

―No hace falta que te pongas de novia con él, con que peines un poco la coneja no le haces daño a nadie.

Zoe se atragantó con el mate haciéndola reír: ―. No digas eso, sucia.

Unas cuantas horas después, una vez que terminaron todo lo que tenían que hacer (y principalmente, de chusmear) llegó la hora de irse a casa. Camila se despidió de Zoe para correr al auto entre toda la lluvia torrencial que cada en la ciudad.

Después de más de media hora estresada por el tráfico y la lluvia, la actriz corrió rápidamente a entrar a su departamento absolutamente empapada, incluso cuando había intentado evitarlo. Camila llegó finalmente exhaustada a su casa, tirando las llaves en algún lado de la casa.

La actriz, sin muchos ánimos y casi a paso de tortuga, se encontró con Julián y Agustín en la cocina tomando mate. Le sonrió a ambos sin muchas ganas mientras se sacaba el abrigo empapado, Julián miró confuso cada uno de sus movimientos desde la isla.

―¿Te echaron del laburo? ―le preguntó Agustín de la nada.

―No, ¿por? ―Camila lo miró confundida.

―Con esa mala onda no creo que te hayan dejado acercarte a los pendejitos ―se burló su cuñado y Camila rió sin muchas ganas.

―Callate boludo, ya sería el colmo.

―¿Por qué no me dijiste que te busque, amor? Te mandé mensaje ―le dijo Julián cuando Camila se acercó a él a saludarlo―. Beso. ―pidió estirando sus labios.

―Me olvidé el celular acá ―respondió ella, dándole un beso en labios.

―Bue, ¿no vas a saludar a tu cuñado preferido? ―se quejó Agustín con indignación.

―¿Qué, vino Rafa? ―lo molestó Camila sentándose en las piernas de su novio.

Agustín se indignó peor pero le cebó un mate igual, aunque con la peor de las ondas.

―¿Qué te pasó que estás tan demacrada? ―cuestionó Agustín burloso, ganándose una patada de parte de Julián mientras Camila lo abrazaba con cariño sobre sus piernas.

Camila empezó a relatarle a ambos chicos su terrible día mientras ellos contaban el suyo, los cuales definitivamente había sido mejores que el de ella. Siguieron tomando mate un rato, comiendo facturas y charlando hasta que Agustín tuvo que irse pues dijo que tenía una cita, Camila y Julián no tardaron en gastarlo y desearle suerte con Zoe, ya era algo obvio que iba a verse con ella.

La actriz se encaminó hacia la habitación mientras Julián se pegaba una ducha. Acompañada de Ñoqui, Camila corrió a su habitación para recostarse en la cama totalmente exhausta, y con más ganas de dormir cincuenta años seguidos.

―Gorda ―la llamó Julián desde el baño, Camila le contestó apenas, aún acostada boca abajo en la cama―. ¿Hablaste con Ramiro hoy?

―¿Por? ―la actriz levantó la cabeza, algo confundida―. ¿Hoy no tenía partido?

―Sí, lo estuve viendo en la tarde, creo que se lastimó feo ―comentó desde la ducha―. Le había escrito a Amelia pero no me contestó.

―¿Pero ésta bien? ―cuestionó Camila, comenzando a preocuparse.

Lesionarse un mes antes del mundial no era algo conveniente ni para Ramiro ni para nadie.

―No sé amor, pero tranqui, no debe ser nada grave.

Camila no supo reconocer las palabras de Julián totalmente convencido. Así que tuvo que armarse de valor para levantarse de la cama, y tomar su celular decidida a saber algo del estado de su hermano.

―A la mierda... ―susurró sorprendida.

15 llamadas perdidas de Dani.

38 mensajes de Dani.

2 llamadas perdidas de Juli ❤️.

7 mensajes de Juli ❤️.

511 mensajes de Familia ⚽ 🍾 🎥.

Llamada entrante de Dani.

―¿Hola?

Vos decime si no te queres poner a laburar, eh ―habló su representante, Daniela, apenas contestó―. Toda la tarde llamándote.

Perdón, Dani, me fui a trabajar y dejé el celu en casa ―se disculpó, avergonzada.

No pasa nada, Cami, pero necesito que estés más atenta por cualquier cosa ―le dijo, con un poco de regaño en su tono―. Ya si ahora no me contestabas le decía a los de la produ que le den el papel a otra...

¿Eh? ―Camila se incorporó de la cama, un poco atontada por el sueño, por lo que no comprendió sus palabras por completo―. No entendí.

Escuchó a Daniela reírse despacio: ―. ¿Estás bajo alguna sustancia ilegal? Invita.

―Es falta de descanso, en realidad ―bufó la actriz.

Bueno, escúchame lo que te voy a decir y después te dejo dormir tranquilaindicó Dani, Camila asintió con un mohín―. Cami, el papel es tuyo. Vas a ser Camila Dunne.

Camila se quedó en silencio, analizando sus palabras. Esperando con todo su corazón que esa noticia sea absolutamente real y no un sueño o algo que haya inventado su cabeza por el exceso de sueño.

―Me estás jodiendo ―la morocha negó, aguantando las ganas de llorar―. Si me estas mintiendo te despido, Daniela.

A no me vengas con amenazas, señorita. Encima que ya no debería estarte diciéndolo... ―suspiró exageradamente―. Me avisaron a mi primero porque todavía les falta personal, pero de que quedaste, quedaste. Imagino que en un par de semanas te van a llamar para la reunión y vos tenes que hacerte la sorprendida, no tendrías que saberlo pero no podía pasar tanto tiempo sin decírtelo.

Dios, la puta madre ―ahora sí, Camila comenzó a llorar―. Gracias, Dani, muchas gracias ―sollozó conmocionada.

Era uno de los papeles que menos se imaginaba tener. Todos quieren a Daisy Jones se había convertido en su libro favorito en el último tiempo, así como todas las obras de Taylor Jenkins Reed. No pudo evitar emocionarse por completo al escuchar que se haría una adaptación del libro, y pensar en postularse para Camila Dunne no fue una decisión fácil, porque ella misma se subestimaba más que nadie. Sin embargo, después de mucha insistencia por parte de Daniela, hizo el casting para el personaje.

No tenía ni un porcentaje de fe en sí misma, era un proyecto demasiado grande como para que le dieran el papel a ella. Y todo lo relacionado a eso se veía muy alejado de la realidad.

Ya no lo era. Camila Bardel sería, próximamente, Camila Dunne.

―No puede ser, gracias Dani, en serio ―llora, y le agradece como si le hubiera salvado la vida.

Camila, no tenes que agradecerme nada, todo es por obra tuya ―Daniela sonríe orgullosa―. Vos misma te abriste paso todos estos años y te ganaste esta oportunidad. Agradecete a vos misma por nunca rendirte y dar lo mejor de vos siempre ―hizo una pausa, escuchando el llanto descontrolado de su clienta―. Ahora disfruta y festeja con tu familia, dentro de poco te aviso cuando hay que viajar.

Te quiero mucho, Dani, gracias una vez más.

Yo te quiero más, Camilin. Cuídate.

Daniela colgó la llamada y Camila sintió que pudo seguir llorando con mucha más emoción acumulada. La actriz se pellizcó a sí misma para chequear que todo había sido real, y si que lo era, por primera vez en su vida, Camila trabajaría en un proyecto internacional.

De Quilmes para el mundo.

(...)

Camila se incorporó en la cama algo perdida.

Había pasado ya una semana que le había avisado que interpretaría a Camila Dunne. Semana en la cual, ella y Julián habían estado más contentos que nunca.

Como era de esperarse, Julián también se emocionó hasta las lágrimas por la noticia. No paró ni en un momento para recordarle lo mucho que la amaba y lo orgulloso que estaba de ella. Julián sentía que se le iba a explotar el pecho de felicidad; el amor de su vida la iba a romper en el extranjero, lo que la amaba era totalmente ilógico.

Consideraba que a cualquiera podría parecerle shockeante lo feliz que lo hacía, pero era tan simple como eso, él nunca podría ser feliz sin Camila a su lado. Camila era su felicidad absoluta, no había otra forma.

Camila, para su mala suerte, solo pudo contárselo a Julián y a sus padres. Porque, como Daniela le había dicho, se suponía que hasta ahora ella no estaba al tanto de la situación. Así que sólo contó la noticia con la condición que a nadie se le tenía que escapar hasta que se lo dijeran de la producción de la serie, y sabía perfectamente que a Ramiro y Álvaro se les iba la boca muy a menudo, por lo que ellos tendrían que esperar.

Pero, no importaba cuando lo supieran, nada cambiaría a que Camila ascendería de manera profesional con ese trabajo y no podía negar que estaba bastante nerviosa, y, a la vez, orgullosa.

La semana siguiente transcurrió con más tranquilidad en cuanto al trabajo. Por suerte Camila al fin pudo organizar los horarios de mejor manera para no estresarse tan rápidamente, y estaba orgullosa de sí misma por haber logrado organizarse como tanto había querido. Las obras en el taller fueron un éxito, estaban menos colmadas de trabajo y Camila tuvo la libertad de poder pasar tiempo con Julián después de sus partidos. De a poco todo comenzaba a tomar formar y a acomodarse, Camila no podía estar más agradecida por ello.

Esa noche se acostaron medianamente temprano después de mirar Legalmente Rubia y casi bajarse un kilo de helado de limón. Si bien la lluvia había parado, seguía estando muy frío, emanando esas vibras para estar acostados todo el día. Y Julián y Camila no iban a hacer lo contrario, al menos no ahora que Julián tendría dos días de descanso después de romperla en su último partido con el City.

Eran alrededor de las seis de la mañana y de un momento a otro, Julián se había escabullido de la calentita cama. Camila, al no sentir su cuerpo a su lado abrazándola, se despertó para esperarlo y volver a dormir. Primero pensó que había ido al baño o a tomar agua, pero se dio cuenta que estaba equivocada cuando se durmió otro ratito y Julián seguía sin volver a la cama.

Pensó detenidamente si tendría que ir a buscarlo para saber si estaba bien, tampoco quería ser una pesada o intensa con él, porque quizás Julián quería su espacio. Pero después de un rato sobrepensando, se despegó de la comodidad de su cama despacito para no despertar a Ñoqui, que dormía plácidamente a los pies de la cama.

Aprovechó de pasar al baño y estirarse un poco. Al salir, buscó a su novio con algo de preocupación, ya que lo buscó en la cocina, el sofá, el living, y no estaba por ningún lado. No quería creer que Julián había salido sin avisarle antes.

Descartó su idea exagerada cuando escuchó un ruido proveniente del balcón. Con lentitud, se acercó a mirar hacia el balcón atraves de la puerta corrediza. Ahí estaba Julián, de espalda a las puertas transparentes, con la mirada perdida en la vista que le ofrecía la ciudad de Manchester todavía completamente a oscuras.

Se hubiera obligado a sí misma a darle su espacio si no hubiera visto como Julián se acunaba la cara llorando en silencio. Lejos de tranquilizarse y querer volver a dormir, Camila se apresuró a abrir la puerta corrediza despacio y hablarle a su pobre novio ahogado en sus lágrimas.

―¿Juli? ―preguntó despacito, temerosa a qué Julián se enojara por irrumpir su privacidad―. ¿Estás bien?

Julián se secó las lágrimas con rapidez y siguió dándole la espalda.

―Sí, flaqui, anda para adentro que hace frío. ―le respondió con la voz quebrada, disimulando poco y nada su llanto escondido―. Ahora voy yo.

―Te vas a enfermar ahí, araña ―le dijo, abriendo la puerta para entrar al balcón, el frío invernal la envolvió apenas salió y tuvo que frotarse los brazos para brindarse un poco de calidez―. ¿Me queres contar qué te pasa?

Julián negó rápidamente, avergonzado.

―Bueno. ¿Queres un abrazo?

No se pudo negar a eso, jamás querría hacerlo.

Fue inevitable no volver a romper en llanto una vez que Camila se aprisionó a su torso, más que por el frío que sentía, para consolarlo. Julián respiró entrecortadamente mientras Camila le acariciaba la espalda con cariño. Ambos seguían en silencio, ella esperaría lo necesario para que su novio se sienta listo de abrirse con ella, incluso de no ser así, seguiría esperando.

Julián exhaló ahogadamente mientras se separaba un poco para secar sus lágrimas. Camila lo miró atentamente, transmitiendole aquella tranquilidad que siempre encontraba en ella y sus ojos.

El delantero del City volvió a esconder su cabeza en su cuello, empapando de sus lágrimas su cuello.

―Creo... ―comenzó a decir, intentando controlar su llanto― Creo que no me van a convocar al mundial.

Camila frunció el ceño, confundida por la razón de su angustia.

―¿Por? ―cuestionó, más sorprendida que nada―. ¿Ya salió la lista? ―Julián negó ante su pregunta―. Entonces no convocaron a nadie todavía.

―Amor, hay un solo jugador que tiene asegurado su lugar en la lista ―responde Julián con obviedad.

―Pero, ¿no convocan como a más de veinte? ―dice paciente―. Imagino que Leo va a ser uno de todos esos.

―Pasa que... ―Julián toma una bocanada de aire antes de hablar―. A los que están desde hace mucho es obvio que los van a convocar antes que a mí que soy de los más nuevos ―recalca con lágrimas en los ojos―. Mira a Cuti, Licha, Ramiro...

―Ni siquiera juegan en la misma posición, amor. Ellos también son nuevos como vos ―indica Camila―. Yo estoy más segura de que te van a convocar, Juli. ¡Sos delantero del Manchester City! ¡De los mejores delanteros de River! ―recuerda emocionada.

―No sé si me estoy luciendo tanto en el City como para que me convoquen ―admite con vergüenza―. Siento que nada de lo que hago es suficiente.

―Gordo, vos sabes mejor que nadie que tengo poca idea de fútbol ―Julián suelta una risa, secando sus lágrimas―. Pero sé que es imposible no estar pendiente a cualquier cosa y que no te comas la cabeza con eso, pero, aunque te joda, si no te convocan ahora no va a ser el fin de tu carrera, amor ―hace una pausa―. Si te convocan, genial. Nos vamos a Qatar, nuevas experiencias por recorrer y sueños por cumplir, si haces goles perfecto y, si no, bueno, sumas minutos. Y sí eso no llega a pasar, y bueno amor, no pasó y listo. Si no es ahora, seguro es el 2026. Pero es prácticamente imposible que no te convoquen, ya sea ahora o cuatro años más.

Julián la observó en silencio.

―¿Por qué no reconoces un poco tu esfuerzo y tu talento? Vos llegaste acá solo, Juli. No le pagaste a nadie. ―asegura con una sonrisa―. Tenes mucho potencial y no te das cuenta, amorcito. Tene un poco de confianza en vos mismo, porque toda tu familia confía mucho en vos también.

El futbolista se dedicó a secar las últimas lágrimas que se le cayeron y le depositó un tierno beso en la frente, para después fundirse en otro largo y reconfortante abrazo.

―Igual para mi estas en esa lista si o si ―le dejó un corto beso en el cuello, haciéndolo sonreír―. Así que deja de mariconear, bobo.

Julián se rió, avergonzado de si mismo, mientras soltaba un suspiro largo.

―Perdón, flaqui, estoy nervioso ―le dice, besandole la mejilla en forma de agradecimiento.

―No me digas ―Camila rodó los ojos divertida―. No pasa nada, gordo. Acá voy a estar cada vez que llores.

―Bue, tampoco que lloro todos los días ―se quejó él, separándose―. No soy vos.

―Bueee, al menos yo tengo laburo ―le dijo burlona y Julián la calló con un beso largo en los labios.

―Igual no sé si te conviene que me convoquen al mundial ―comenta Julián, haciendo que Camila lo mire confundida―. Si salimos campeones se agranda la familia, yo no me olvido.

La actriz chasqueó la lengua, evadiendo un poco el tema.

―Bueno amor, pero no tenes que salir campeón si queres adoptar otro perro ―sonrió burlona.

―Sí, hacete la boluda nomas, culona de mierda. ―le tiró del pelo haciéndola quejar―. Siete hijos seguidos te voy a hacer.

―Sí si, mira como tiemblo, araña.

Volvieron a unirse en un beso largo, mientras Julián respiraba ahora más tranquilo y un humor mejorado.

―Te mentí ―Julián la agarró del mentón al separarse―. Estoy con vos por la plata.

―Y yo por tu culo.

Su novio rió negando, mientras le daba otro beso en los labios para después entrar a la casa nuevamente, cagados de frío.

De tanto estar conversando en el balcón se les pasó la hora y decidieron quedarse despiertos para desayunar juntos. Camila se encaminó al pasillo para darle comida al recién despierto Ñoqui, quien vagaba por la casa buscando un poco de atención de alguno de sus padres.

Después de dejarle a Ñoqui su comida, Camila caminó perezosamente hasta la cocina para preparar algo para comer junto a los mates. Julián esperó a que hierva el agua para el mate, y se sirvió un vaso de agua fría mientras miraba a Camila esperar a que se toste su pan.

Sonrió inconscientemente.

―Dale que me cago de hambre ―la molestó, viendo como ella esperaba a que el tostado llegue a su punto deseado.

Camila bufó; ―. No se tosta más ésta mierda.

Él sonrió negando, nunca le dejaría de causar gracia la rapidez con la que Camila podía llegar a estresarse. Abrió la tapa del termo una vez el agua estaba a una buena temperatura, y lo dejó sobre la bacha. Volvió a mirar a Camila, concentrada, y una sonrisa inconsciente se le dibujó en los labios.

Cómo la amaba, por favor.

―¿Qué? ―preguntó ella, al sentir su mirada sobre ella.

―Nada. ―él sonrió enamorado―. Te amo.

Camila sonrió con las mejillas rojas. Solía pasarle con mucha frecuencia, no importaba hasta donde había llegado su confianza como pareja, a ella siempre le terminaba causando vergüenza cuando Julián se ponía así de meloso.

―Yo también, tarado. ―rió nerviosa, y sacó los panes de la tostadora para darle un beso―. Prende la tele.

Julián asintió, llevando el equipo de mate para preparar todo en la mesa del living. Una vez se sentó, agarró el control de la tele para poner tyc sports.

El titular con letras blancas lo sorprendió, especialmente a aquella hora en la mañana. Pero no tardó ni un segundo en dejar las cosas sobre la mesa y correr a la cocina para llamar a Camila.

―Flaqui. ―la llamó, con la preocupación plasmada en su rostro―. Veni.

Camila lo miró, confundida por su expresión, y caminó junto a él hacia el living para mirar lo que le había llevado el susto a Julián. Al mirar la tele, supo de que se trataba.

SUFRE ARGENTINA:
RAMIRO BARDEL SE PIERDE EL MUNDIAL DE QATAR 2022.

☆☆☆

1/2

pobre ramaa 😭 but i had to

AL FIN empieza la djats eraaaa 🥳🥳 ya tenía muchas ganas de mi camila as camila dunne!!!

si no han mirado daisy jones & the six CORRAN a verla no se van a arrepentir!!!

gracias por leer

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