O1O. i don't wanna keep secrets just to keep you

capítulo diez !

no quiero guardar secretos
solo para tenerte

NO SABES COMO extrañaba esto.

Comentó Camila intentando recuperar todo el aire que acababa de perder al culminar, mientras que Julián, por su parte, se encargaba de tirar a la basura el preservativo y buscar un poco de agua.

―¿Qué cosa? ¿El afecto? Yo también ―confesó Julián un poco menos agitado, cuando volvía al sillón con el vaso de agua.

―Yo hablaba de ponerla, pero bueno...

―Cochina.

El jugador se inclinó sobre el sofá para unir sus labios en un chape lento, el cual Camila recibió con gusto y una sonrisa plasmada en su rostro. Al separarse, Camila recibió el agua vaso con agua que Julián le ofrecía, mientras miraba las notificaciones que llevaban con insistencia a su celular.

ori sabatini ❤️: Si amiga, tomate todo tu tiempo total yo ni quería desayunar !!!
ori sabatini ❤️: (humor estoy cagada de hambre)
ori sabatini ❤️: Despegate un rato del pito de tu novio loca 😭 no te olvides que pitos van y vienen pero las reales se quedan
ori sabatini ❤️: Amiga llega porfa el mozo me está mirando como: y esta persona que viene a desayunar con vos está entre nosotros?

La morocha rió ante la exageración de su amiga, aunque sabía que no tenía que burlarse porque ella reaccionaría peor si la situación fuera al revés. Se apresuró a ponerse la ropa para no dejar a su amiga esperando más de lo que ya la había hecho esperar, optó por no hacer su rutina de skincare porque era hacer su aparición iconic en la cafetería pero con Oriana enojada o con Oriana feliz pero con Camila cero iconic y cien por ciento patetic.

Mientras caminaba a paso rápido al baño de Julián, para lavarse la cara y peinarse lo más rápido posible, se encontró con su enamorado mirándola con esa mirada moja tangas que sólo el sabía usar y una sonrisa coquetona. Camila sabía que si Julián insistía una vez más en que se quedara con él, se tiraría encima del jugador sin más preámbulo, por lo que ni siquiera lo miró para caer en la tentación.

―Bue, ¿así vas a ir? ―Álvarez chasqueó la lengua, haciéndose el enojado―. Estás re linda, qué bronca.

La morocha rió ante su comentario poniéndose colorada: ―. Basta.

―No te pongas tan linda che, mirá que yo soy celoso.

―Mira vos.

―Qué no me entere que te estás poniendo linda para otro porque se pudre ―Julián de colocó detrás de ella, mirando atentamente como peinaba su pelo lacio.

―Cortala, pesado ―el jugador la miró confundido por el espejo del baño, mientras se abrazaba a su cintura―, me da vergüenza que digas esas cosas.

―¿Me dejaste con las piernas temblando y te da vergüenza que te diga lo linda que sos? ―se rió Julián ante su comentario―. Como me gustas, culiada. ―negó suspirando, como si eso lo tuviera estresado, aunque sus sentimientos por Camila le causaban cualquier cosa menos estrés o frustración.

―Anda, chamuyero.

Camila se soltó de su agarre para ir en busca de su campera a la cocina, lista para irse. Como si ya no fuera lo suficientemente tarde, los fuertes brazos del nueve de River la retuvieron en un abrazo eterno, del cual la morocha, aunque no quisiera, tuvo que quejarse para apurar el trámite.

―Dale, boludo. En serio te digo ―Camila se dio la vuelta, mirándolo un leve enojo en su mirada.

―Te llevo con una condición ―le dijo levantando su dedo índice―. No son chamuyos.

―¿Eh?

―Lo que te digo, no son chamuyos ―dijo, tan seguro que, Camila no dudó en creerle―. A mí me gustas mucho, Camila. Estoy enamorado de vos.

No bueno, le pintaban confesiones de amor a las diez de la mañana cuando mí amiga me espera para desayunar. ¿Por qué me castigas así, Dios?

Yo sé que dijiste que tenías miedo de empezar una relación tan rápido, no quiero asustarte, pero tampoco quiero tenerte lejos ―sus orejas se pusieron coloradas. No importaba hasta qué nivel de intimidad habrían llegado, abrir su corazón frente a ella siempre le causaría algún tipo de vergüenza.

―Yo tampoco quiero estar lejos de vos.

Y fue todo lo que Julián necesitó escuchar para sonreír de oreja a oreja y dejar a su corazón latir con normalidad. Tenía que admitir que tenía miedo de su posible respuesta, la verdad era que, le asustaba mucho haber estado inventando una historia donde no la había, todavía tenía ese miedo atravesado de dar un paso en falso y cagarla, que Camila piense que se apresuró demasiado y se aleje para jamás volver, no era consciente por completo de la manera en que su corazón podía romperse si eso pasara.

Por qué si, muy en el fondo, tenía miedo que Camila le rompa el corazón.

―Sigue siendo un poquito complicado para mí, todavía estoy trabajando en eso ―Camila confesó apenada―. Pero te juro que lo estoy intentando. No te pienso dejar ir.

Otro peso menos en la espalda de Julián. Camila estaba intentando seguir adelante por él, no estaba haciendo historias en su cabeza.

Al menos lo estaba intentando.

Ambos se miraron por unos segundos que parecían eternos, y, para sellar finalmente aquella conversación, juntaron sus labios en un beso nada apresurado y dulce. Sin saberlo, ambos estaban sellando un acuerdo en aquel momento. Camila daba todo de ella para amarlo como corresponde, y Julián, por su lado, le tocaba esperarla y respetarla hasta que ambos pudieran quererse sin obstáculos. Al final, salían ganando los dos.

Camila depositó un corto beso en sus labios una vez se separaron, y se apresuró a salir con Julián detrás de ella para dirigirse al auto, porque sí no, no llegaba.

(...)

¿Tardé más yo en venir o vos eligiendo que comer?

La molestó Camila, haciendo que Oriana arrugue su nariz con molestia, aunque sabía que no era una cargada sin sentido, la carta había llegado hace veinte minutos y Sabatini todavía no había decido con qué iba a acompañar el café.

―¿Amiga o hater? ―dijo Oriana con ironía―. En mí defensa, había elegido hace rato que iba a comer medialunas hasta que me dijiste que los alfajores de acá eran ricos.

Camila se rió levemente, mientras el mozo se acercaba por tercera vez a la mesa, y, rendida, Oriana terminó decidiéndose por las medialunas que había elegido anteriormente.

―¿Paulito? ¿Ya se fue? ―le preguntó la morocha a su amiga cuando la vio tecleando en su celular, Ori negó sin levantar la vista de la pantalla―. ¿Por qué no le dijiste que venga?

―Yo le dije que no venga ―Oriana se encogió de hombros―. Y sí boluda, cuando viene él me excluyen ―se defendió cuando su amiga la miró mal―. Además vamos a hablar de Julián y Paulo es re botón.

―No vamos a hablar de Julián.

―Bue, yo te cuento hasta cuántas veces me hago una paja, no seas egoísta.

―Asquerosa de mierda.

―Es algo normal, cristalita ―Sabatini rodó los ojos―. ¿Vos no te pajeas? Ah, cierto que a vos te pajean ahora.

―Dale pelotuda ―Camila la pateó por abajo de la mesa cuando Oriana subió el tono de su voz.

―Porfi, negra. Háblame de tu novio ―Oriana juntó las palmas de sus manos.

―Novio novio, no es ―aclaró Bardel con una mueca.

―Pero te gustaría, ¿o no? ―su amiga formuló una sonrisa perversa.

―A veces ―Ori volvió a insistir con su mirada, para que diga la verdad―. Bueno, la mayoría de las veces... Si, quiero que sea mí novio ―terminó diciendo rendida.

―¿Y por qué no se lo pedis vos? Plata y miedo nunca tuviste.

Camila rió irónica: ―. Se me cae la cara de vergüenza, boluda. Si yo fui la que le dije hace dos meses atrás que no quería nada porque seguía enamorada del pelotudo de Thomas.

Oriana chasqueó la lengua.

―¿Y qué tiene? Seguro él te lo quiere pedir pero tiene miedo que vos le digas que no.

―No sé, lo hablamos antes de que me traiga ―contó la morocha, Oriana la miró con toda su atención―. Me dijo que estaba enamorado de mí, y que no quería tenerme lejos.

―¿Y vos qué le dijiste? ―preguntó Sabatini con la mirada iluminada.

―Le corté el rostro ―bromeó y Oriana le cambió la cara, pero replicó antes de comerse la cagada a pedo más grande de su vida―. Te estoy jodiendo, tarada. ¿Tan forra me ves?

―Y...

―Anda a cagar ―Camila bufó―. Le dije que seguía un poco asustada (lo cual es cierto), pero que lo estaba intentado porque tampoco quiero estar lejos de él.

―Ya fue, amiga, ese pibe es un dulce, no te mereces menos. ―aseguró su mejor amiga.

―Me siento un poco egoísta, tipo, no sé si quiero empezar una relación pero tampoco quiero que él se vaya ―admitió, apenada de su actitud―. Él es tan bueno, no lo quiero lastimar.

―No seas boba, te haces la difícil no más, te morís por estar con él ―Camila no rechistó ante su comentario, ya que un poco de verdad le encontró―. Todavía se están conociendo, tomate tu tiempo, nadie los apura... Aunque yo no voy a estar esperando cinco años para que te pongas de novia, apúrate que necesito testigos para cuando Paulo me pida casamiento.

―Entonces tengo tiempo ―jodió Camila y rió al ver como Oriana abría su boca con sorpresa por sus palabras.

Minutos después (en los cuales no dejaron de charlar) llegó la comida y ahora al menos seguían chusmeando con la panza llena. Las horas parecían pasar volando cuando esas dos se juntaban a charlar, entre consejos personales, reflexiones de la vida, recuerdos de momentos vergonzosos y un poco de viboreo y criticas (varias orejas deben haber ardido), el tiempo, al final, nunca terminaba de ser suficiente.

Ni siquiera la propia Camila era consciente de lo importante que era Oriana para su vida, no sabía explicar con palabras que sería de ella sin algún día Ori le faltara, probablemente su problema más grande en el caso de la ausencia de Oriana sería las malas decisiones que tomaría.

Porque podía, absolutamente, definir a Oriana Sabatini como su mejor consejera, encima gratis.


Te extraño gorda

q maricón q sos

Vos no me extrañas? 😿

no

Ahh pero en la mañana
🤭

bue pelotudo

Mentira hermosa
No te enojes que yo te quiero
A qué hora te busco?

en 15 si queres
ya terminé de comer y ori se va con paulo
queres que almorcemos algo acá?

Dale
Igual te iba a decir que tipo seis y media
Se juntan los chicos en lo de Lucas
Van con sus novias y eso
Querés ir conmigo?
Decime que si o me pongo a llorar

wtf por qué tenes tantos amigos
yo de pedo tengo tres y una es mi mamá
pero si vamos
quién va a estar?

Los de siempre
Enzo, Bruno, Carrascal, Agus
Cachete, Enzo Perez

ENZO???????
PEREZ??????
qué hombre x diosss
lo amo
que me haga la de dear john

Buena
Va con la mujer igual

ya sé
pero me críe mirando floricienta
no es impedimento

No vi Floricienta así que no me imagino
lo que podes hacer
Me cambiarías por él?

las preguntas q haces
obvio que sí
es mí amor platónico desde que
tengo 15 literalmente

Ah bue
Decile a él que te lleve entonces

dale
después pregúntale a que hora me pasa
a buscar

Mala 😞


(...)

―¿Y esto para qué sirve?

Preguntó Julián agarrando la octava (sin exagerar) cosa que le causó curiosidad del neceser de Camila, mientras la morocha seguía haciendo su rutina de skincare y maquillaje respondiéndole harta siempre de la misma pregunta.

―Ese es el tónico, es para cerrar los poros ―respondió cuando terminó de aplicarse el rubor.

Ambos chicos se encontraban en la casa de la morocha, ya que Camila le pidió a Julián que fueran para que ella pudiera alistarse tranquila para la juntada con los amigos de Julián. El jugador no tuvo problema, incluso estaba muy entretenido mirando como Camila se ponía diversos productos en la cara mientras le hacía caricias en la cabecita a Ñoqui, quien dormía profundamente recostado en las piernas del futbolista.

―Fíjate si tengo el rimel ahí ―le pidió al chico concentrada en arquearse las pestañas.

Julián frunció el ceño confundido. ¿Qué carajo era el rimel?

―¿El rimel e' ese que te pones en los labios? ―preguntó el riverplatense con confusión, supo que estaba equivocado al escuchar la risa imparable de Camila por la pregunta.

―No, tonto. Es el que va en las pestañas ―dijo, tentada, y agarró el neceser para buscarlo por su cuenta.

―Perdón gorda, justo falté ese día en mí curso de maquillador ―Julián rodó los ojos―. A ver, decime vos que es un offside.

Camila se acercó a él, dejándole un pico en sus labios en forma de disculpa por reírse de él, aunque quería seguir haciéndolo.

―No te enojes, araña.

―Me parece que te estás arreglando mucho ya, ¿no? ―la molestó Julián, apretando sus manos en su cintura―. No me digas que te estás poniendo linda para el capi.

Camila sonrió sin mirarlo: ―. ¿Decis que le gustará mi makeup o pensará que está muy cargado?

―Se va a caer de culo por lo linda que estás ―aseguró el jugador mirándola enamorado―. Lástima por él, que te puede mirar no más.

―Igual que no me mire mucho porque me voy a poner colorada ―respondió ella a propósito.

―Colorada te va a quedar la cola de tantos cachetazos que te voy a dar.

Los labios de Camila se separaron con sorpresa ante el habla guarango de Julián, el jugador se cagó de risa por su reacción y la agarró de la parte de atrás del cuello para darle un beso más intenso. Por inercia ella se prendió a su cuello correspondiendo el beso, Julián pasó sus manos por sus muslos para hacerle upa y subirla a sus piernas con agilidad.

La lengua de Camila se abrió el paso con la de él y Julián soltó un jadeo involuntario por las caricias que ella le proporcionaba en el cuello.

―Julián ―un suspiro salió por su boca al sentir los besos húmedos en su cuello y como la mano de Julián se coló por abajo de su remera―. No me hagas que ya nos tenemos que ir.

―¿Qué tiene llegar un poquitín tarde? ―el nueve de River ronroneó con malicia, ahora que su mano estaba por completo dentro de su remera y amenazaba con dirigirse directamente al broche del corpiño. Un gemido bajo salió del riverplatense cuando Camila saltó sobre él. Eso lo había hecho perder completamente el control y la posibilidad de llegar a horario a la casa de su amigo era ahora inexistente.

Camila sonrió satisfecha al oír su reacción, y un plan se ideó en su cabeza al instante, agarró a Julián del cuello y junto sus labios con intensidad. Una de las manos que se ocupaba de acariciar su cabeza fue reemplazada por la otra para poder formar un camino desde su cuello hasta el último tramo de su pecho. Julián, ansiado por su toque, agarró a la actriz de los muslos para levantarla un poco y ayudarle para tener más acceso.

La morocha logró meter su mano adentro de su pantalón y jugó tortuosamente con el elástico del bóxer. A Julián le daba mucha vergüenza pedirle que por favor lo tocara, así que solo siguió besándola esperando con la poca paciencia que le quedaba.

Para su mala suerte, cuando Camila amagó por meter su mano, se separó de sus labios y sacó la mano con una sonrisa juguetona.

―Eso te pasa por calentón y joderme cuando te digo que no.

Depositó un último pico en sus labios levantándose de sus piernas, caminando hacia el baño para terminar su maquillaje con tranquilidad. Julián la miró irse meneando las caderas y se mordió el labio tirando su cabeza para atrás, fue inevitable dirigir su mirada a su culo y pensar lo mucho que le favorecía ese jean que se había puesto.

Entre idas y vueltas, terminaron yéndose media hora después, por suerte la casa de Beltran no estaba tan lejos de la de Julián, por lo que llegaron en menos de 10 minutos.

―Estoy nerviosa ―le confesó Camila cuando Julián se estacionaba.

Millones de preguntas surgían en su cabeza. ¿Cómo la presentaría Julián? ¿Diría que eran novios? ¿Le caerá bien a las demás mujeres de los jugadores que no la conocían? ¿Enzo Perez será tan hermoso como se ve en las fotos?

Julián le sonrió negando y le apretó el muslo para transmitirle tranquilidad: ―. Quédate tranquila, son todos buenos ―le aseguró dejando un corto beso en sus labios―. Yo voy a estar con vos, si te sentis incómoda o algo, rajamos.

La morocha asintió tomándole la palabra, intentando controlar los nervios que se le manifestaban en la panza y tratando de disimular su nerviosismo lo mayor posible.

Se bajaron del auto agarrados de la mano, mientras Julián le daba una introducción rápida de cada uno de sus amigos para que no esté tan perdida, al menos de los que ella no conocía. Al jugador le brillaban los ojos cada vez que hablaba de lo importante que eran sus amigos para él y a Camila le encantaba eso, así que lo escuchó atentamente cada segundo.

El nueve tocó el timbre de la linda casa con grandes ventanales, se veía un barrio bastante lindo y cheto, típico barrio de futbolista. No pasaron ni veinte segundos que el, probable dueño de la casa, se presentó frente a la puerta abierta para recibirlos.

―¡La Araña que pica! ―vociferó Carrascal sonriente, parado en el marco de la puerta―. ¡Y con su meri jein! ¡Pasen!

Jorge abrazó a Julián formando ese común abrazo varonil entre hombres, a Camila, por su parte, la rodeó por los hombros con cariño y saludandola con un beso en el cachete, el cual por supuesto Camila correspondió con una sonrisa tímida.

―Sólo faltaban ustedes, ¿qué tanto estaban haciendo? ―cuestionó el colombiano subiendo las cejas, ambos chicos no evitaron ponerse un poquitín colorados al recordar en lo que habían estado perdiendo el tiempo.

Julián le cambió de tema con respecto a algo del último partido, y eso lo mantuvo entretenido. El nueve junto al colombiano dirigieron a Camila hacia al patio donde se hacía el asado, para saludar a cada uno de los jugadores, entre ellos Enzo Fernández, Agustín Palavecino, Gonzalo Montiel, Bruno Zuculini, y, me pongo de pie...

Enzo Perez.

Álvarez se quiso reír cuando Camila se puso el doble de tímida al saludar de beso al capitán. Y presintió que caería desmayada en sus brazos cuando Enzo le dijo que su hija, Pía, había sido muy fan de Esperanza Mía de pequeña.

Después de saludar a todos, apareció Lucas Beltrán con la carne en una bandeja grande. Camila no pudo evitar sentirse un poquito incómoda, a Lucas lo conocía hace bastante porque era amigo de Ramiro (incluso antes de Julián) y él siempre había tenido segundas intenciones con ella, inclusive ahora, nunca dejaba de reaccionarle las historias con otras intenciones fuera de lo amistoso.

Obviamente Julián no estaba al tanto de eso, él se veía tan emocionado con que conozca a sus amigos que Camila no pudo ser tan forra y cagarle la salida diciéndole que su amigo en algún momento la quiso levantar y eso incluía el presente.

Pero el nueve de River no era pelotudo, con el tiempo se había avivado y se había dado cuenta de la miradita rari con que Lucas la escaneó a Camila. Porque literal el delantero ni se había esforzado en disimular y le saltaron los ojos de una manera increíble cuando Camila lo saludó. Julián y Enzo, cómplices como siempre, se miraron entre sí, acordando de manera visual que después iban a hablar sobre la actitud del vikingo.

―¡No sabíamos sí venias! ―llegó de repente Valentina Cervantes, con Olivia en sus brazos, sonriente al ver a Camila llegar―. Teníamos muchas ganas de verte.

―No bueno Valentina, recién la conoces y ya le querés bajar a la novia al Juli ―molestó Enzo a su mujer.

La pequeña Olivia por alguna razón también sonrió al verla, como si recordara que fue ella quien le puso Peppa Pig en su celular cuando Valu ocupó el suyo para sacar fotos.

―¿Queres venir con nosotras? Estamos todas allá ―le preguntó Valu.

―Dale.

―Cagaste, Araña. Ya la ficharon esas tres ―habló Enzo Perez haciéndolo reír. Julián, por su parte, sólo reía como un boludo enamorado al ver como su mujer comenzaba a integrarse en el grupo.

Dejó a Julián hablando con sus amigos mientras ella acompañó a Valu contenta para ir con las demás mujeres. Tefi y Agus tuvieron casi la misma reacción al verla, recibiendola con un corto abrazo y una sonrisa que la hacía sentir más tranquila, y se presentó ante las que no conocía; Florencia, la mujer de Enzo Perez (😭), y Karina, la novia de Gonzalo.

Se incluyó entre el grupo de las mujeres que conversan mientras le aceptó el mate que le ofreció Tefi gustosa, agradeció al cielo al disgustar el mate dulce, era muy mezquina con respecto al mate, y solo lo tomaba amargo si esta hecho como a ella le gusta, pero si se trata de mate dulce soy podía ser un poco más flexible.

Se sentó en la banqueta para seguirle la conversación a Agustina. No fue complicado unirse entre tantas mujeres tan maravillosas, y, inesperadamente, pudo entrar en confianza y responder las preguntas que se le hacía sin timidez. Julián, a lo lejos, la miraba embobado con una sonrisa al ver como se reía con las demás mujeres de sus amigos.

Era un sentimiento agradable y al que quería poder acostumbrarse. Ahora teniendo a Camila a su lado, nada sentía que podía ir mal. Al menos no con ellos dos, juntos.

(...)

Camila

Tomé un largo trago de fernet que me quemó gran parte de la garganta, después de picar con el escarbadientes otro pedacito de queso que estaba en la picada que había puesto Bruno Zuculini para nosotras mientras le daban las últimas vueltas al asado.

¿Se acuerdan que pensé que la presencia de las mujeres me había hecho sentir más cómoda y me sentí más incluida? Bueno, ese sentimiento estaba presente hasta una hora atrás, ahora lo único que quería era irme a mí casa y no ver más a nadie por un año como mínimo.

No me malinterpreten, estuve riéndome y conversando las primeras horas que estuve con las chicas, con quienes parecí haber entablado algún tipo de amistad porque eran todas mujeres maravillosas, con la que más pegué onda fue con Valentina, yo no entendía como esa mujer te podía hacer reír tanto. Además de que Olivia era el ser más tierno del universo, me siento mal por mis sobrinos al decir eso, pero mí debilidad siempre fueron las bebas y ella no fue la excepción, ya bromee tantas veces con que me la iba a llevar a escondidas que no sabía ya si lo decía tan de broma.

El problema comenzó cuando de sorpresa llegó alguien que yo no estaba enterada. Me atrevo a decir que su repentina presencia nos había incomodado a todas de alguna manera, porque a través del ventanal que nos mostraba el patio todas podíamos ver como Emilia Ferrero se le tiraba a todos nuestros hombres.

Por supuesto, incluído Julián. ¿Qué digo incluido? Era su centro de atención, lo buscaba hasta en el baño y no creo estar exagerando.

Ni siquiera yo, que le entragaba hasta la llave de mí departamento a Enzo Perez soy tan desubicada.

Creo que el propósito de la bronca que tengo ni siquiera está relacionado con que Emilia esté atrás de Julián, es algo que se ve diario, soy consciente que todos aman a la Araña que pica. La razón principal de mí enojo es que el pelotudo de Julián no se toma el trabajo de sacársela de encima aún sabiendo que yo estoy mirando cada uno de sus movimientos.

Lo peor es que la trola esta me mira cada vez que le bebotea a Julián para ver si soy capaz de ir y arrancarle los pelos. Jamás me subestimen.

―Uy esta trola.

Tefi susurró con bronca. Bajo la mirada de todas las mujeres de los jugadores, vemos atentamente como Emilia se le cuelga del cuello a Julián y como él de la cintura la sostiene para que no caigan ambos al piso. Ver como la rubia lo agarra de la cara y le susurra algo insinuante al oído me hace querer vómitar, sin ignorar la parte en que Julián ríe ante lo que ella dice.

Asentí comprendida. La risa escandalosa de Emilia me revienta los tímpanos, es demasiado exagerada y expresiva, típico de mina que agarra lo que venga.

―¿Quién la invitó? ―cuestionó a ceja alzada Valentina, dándole la papilla a Olivia en su sillita―. Nadie la banca.

―Julián el único pelotudo que deja que se restriegue.

El comentario de Agustina hace que se me cierre el estómago, pero no por algo contra ella, si no porque tiene razón. En todo el rato que Emilia había llegado, podías darte cuenta que al menos la mayoría de los jugadores tomaban cierta distancia de la cordobesa, pero la manera en que Julián no se alejaba sabiendo que estaba yo ahí me daban ganas de llorar.

No crean que solo me cae mal por que la acabo de conocer, sé perfectamente de la posición de Emilia en la vida de Julián. Quizás si no fuera tan densa no me afectaría tanto, pero como la realidad es otra, que Julián esté allá afuera abrazado a su ex mientras yo estoy sola en la cocina obvio que empeora mi humor. Lo peor es que fue él quien me dijo que había terminado todo mal con ella y que no la quería ver ni en pinturita. Y ahí lo tienen al señor, riéndose de sus chistes como si fueran los mejores amigos de la vida.

Opté por concentrar mi cabeza en otra cosa y acepté encantada a la pregunta de Florencia si la ayudaba a preparar las ensaladas. El asado estaba apunto de salir y eso me daba esperanza a que Julián se rescate y me dé un poco de bola.

No es por agrandarme ni nada por el estilo, pero cuando Thomas cayó de la nada en la juntada con mis amigos yo lo mandé a la mierda como jamás me imaginé que haría y encima le di toda la atención a Julián. No puedo decir lo mismo de mí amigo la araña.

―¿Cómo va eso, mis reinas? ―llegó Enzo abrazando a su mujer por los hombros, mirando las ensaladas―. Prepárense que ya salee.

―¿Comiste algo? ―me preguntó Julián, por primera vez en toda la tarde, sin exagerar.

―Sí. ―respondí con seriedad. Quería al menos darle un empujoncito para que se diera cuenta de mí molestia.

Antes de que él pudiera hablar, apareció mi mejor amiga Emilia mirándolo con una sonrisita pelotuda.

―¿Dónde me siento? ―le preguntó la rubia, con ese beboteo que probablemente pensaba que era tierno pero a mí me daban acargadas cada vez que la escuchaba.

Julián se dio la vuelta, quedando cara a cara con ella: ―. Donde vos quieras, Emi.

Emi. Pelotudo de mierda.

La rubia hizo un puchero, seguramente soñaba que él le dijera que se sentara a su lado, pero no soy estúpida, al lado suyo voy yo.

Apenas Julián corrió la silla para sentarse, fui más rápida que él, y como a su izquierda estaba Jorge, yo agarré el de la derecha, sentándome lo más pancha con ese sentimiento de victoria, aunque me había estado fastidiando toda la tarde, al menos le dormí el asiento.

―¿Algún corte en especial para nuestra estrella? ―me preguntó Carrascal cuando el asador (en este caso, Enzo Perez) ya había dejado todo servido en la mesa y todos comenzaban a servirse.

―A ella le gusta el vacío ―indicó Julián antes de que respondiera yo.

―Ayy él, como la conoce ―la mesa empezó a descansar a Juli producto del comentario de Bruno fingiendo voz de mujer.

―Cállate vos que ni sabes que corte me gusta ―lo retó Agustina a su novio haciéndonos reír.

―Te re banco Cami, team vacío ―Enzo Fernández alzó su mano para que le chocara los cinco, Valu y Enzo Perez se nos unieron.

―Team matambre ―Beltrán, Tefi y Agus Palavecino chocaron los cinco por su parte.

―Team chinchulin ―Carrascal dijo y como nadie le siguió, se chocó los cinco solo, haciéndonos reír.

El resto de la cena se formó un ambiente más agradable, principalmente porque Emilia fue ignorada gran parte de las charlas y eso era algo que disfrutaba, por más forra que suene. Aunque claro, siempre tiraba algún comentario mal intencionado y de igual manera me daba bronca que Julián no le dijera nada, así que mí enojo no disminuyó ni por un segundo.

Pasó Delfina de Floricienta y dijo che, no da.

Cuando se tocó el tema del último partido, fue cuando ella agarró el momento de protagonista y fue cuando se ganó por completo mi odio.

―¿Cuándo es la fecha del próximo partido? ―preguntó Valu cortandole la carne a su hija.

―El próximo jueves.

―Ay, Ju. Me tenes que conseguir entrada, porfi ―habló Emilia con su voz de entregada a Julián.

―Cuando quieras, de paso la acompañas a Cami así no está sola ―dijo y sinceramente su plan me pareció la peor mierda del mundo, con todo el amor del mundo.

Yo no necesito la compañía de nadie y mucho menos la suya, pegarme un tiro en la boca suena mejor que eso.

―¿Y me vas a dar tú camiseta como habíamos quedado? ―el puchero que formó en sus labios mirando al chico a mí lado me hizo querer expulsar toda la carne recién ingerida―. No rompas tu promesa, Ju.

Una mirada rápida entre Valentina y yo me hizo dar cuenta que no soy la única que piensa que esta piba es una desubicada.

―Bueno, si queres...

―¿Y vos no te podes comprar una?

Todos me miraron impresionados ante lo que te dije. Admito que no quise que me saliera tan así pero fue algo incontrolable, estaba terminando con la poca paciencia que me quedaba y me salió de lo más profundo de mí alma. No pueden culparme, estoy literalmente presenciando Better than revenge.

―Ay, bueno, yo decía no más ―se hizo la pobrecita, que ganas de encajarle una piña en la jeta―. No tiene nada de malo igual...

―Ese comentario no da ni en pedo, podrías ubicarte vos también ―saltó Valentina en mí lugar, al menos ya no había quedado como la loca.

―Además la nueve la usa Camila ahora ―habló Tefi de la misma manera, igual de enojada que Valu.

―Camila no es la novia de Julián. ¿O me equivoco, Ju? ―con una sonrisa maliciosa, miró al nueve expectante, igual que todos por su respuesta.

El delantero se puso colorado y se rascó la nuca, para después contestar: ―. Eh, no, pero...

Con esa respuesta del orto me deja bien en claro las cosas, llegando a la conclusión que Julián es un pelotudo importante. Demasiado ingenuo para darse cuenta de las segundas intenciones femeninas o lo suficientemente vivo para aprovecharse de eso y quedar como un "ganador", pero incluso ahora me costaba verlo de esa manera.

Pasada la una y media tomamos la decisión de irnos, bah, en realidad tomé, porque Julián seguía hablando con su mejor amiga de toda la vida y fui capaz de preguntarle con mí mejor cara de orto si me llevaba o me iba en uber. A Emilia no le gustó nada ver como al segundo que me quise ir Julian agarró su campera y las llaves del auto, pero a este punto ya no me sentía ganadora con cualquier acción insignificante después de que literalmente me había negado frente a todos sus amigos.

Yo sabía perfectamente que no éramos novios, teníamos bien en claro de lo que éramos y yo estaba cómoda con ello, el problema era que ni yo ni él teníamos la obligación de dar explicaciones a nadie, y me molestó la manera en que Julián me negó frente a una pelotuda que por poco y más le apoyaba el orto. Si así iba a ser siempre yo no sabía cuanto tiempo aguantaría esa situación.

Puedo decir que me hubiera conformado con decir que era su novia, era algo que en algún momento tendríamos que charlar y ahora mismo no lo consideraba un mal momento, al menos es algo que yo hubiera hecho, yo no le había contado a mis amigas todo el futuro que me imaginaba con Julián para después ir y decirles "no es mí novio" solo para quedar bien.

Lo peor es que la única contenta con su respuesta fue, por obvias razones, Emilia. Porque creo que hasta él se dio cuenta que todo se volvió severamente incómodo después de la disputa que acabábamos de tener, pero al final, la única culpable era ella, quien toda la tarde buscó en fastidiarme hasta explotar y ahora la veía sonreír satisfecha por su meta cumplida.

―No te hagas mala sangre, Cami ―me dijo Valentina en voz baja cuando me fui a despedir de los Fernández―. A la larga se cansa de hacer pelotudeces.

―Si querés la agarramos a las piñas entre todas, mira que yo soy madre pero me la banco ―me dijo la mujer de Enzo Perez haciéndome reír.

―Ya sos una de nosotras, vos avísanos no más ―Agustina le siguió el chiste, y nos reímos para darnos un último abrazo de despedida.

Mi cara de culo absoluta volvió al ver como Emilia abrazó obsesivamente para despedirse, le plantó un ruidoso beso en su mejilla y lo miró por última vez con una sonrisa encantada.

―¿Vamos? ―le pregunté con la peor de las ondas.

El jugador asintió con seriedad, la rubia en frente mío me agarró del brazo para darme un beso en el cachete cuando yo ni siquiera tenía planes de despedirme de ella: ―. Chau, linda, un gusto conocerte.

Para que por supuesto yo quede como la forra que la trató mal sin razón cuando ella sólo buscaba conocerme. Por suerte la mayoría se dio cuenta de la sonrisa cargada de falsedad que me dio antes de que me diera la vuelta, pero aún así, a estas alturas lo que menos me importaba era quedar como la mala cuando yo sabía que la historia iba por otro lado.

No voy a negar que me asusta un poco de lo que pueda pasar dentro del auto de Julián camino a mí casa. No por algo malo, si no porque me conocen bien y saben que cuando estoy enojada no controlo las palabras que salen de mí boca.

Notaba a Julián muy enojado, cuando la enojada debería y era yo. Pero si él no pensaba hablarme, yo tampoco le hablaría.

Y mantuve aquello todo el camino, ninguno habló en ningún momento, lo único que se escuchaba era Cuando no estás de Andres Calamaro siendo reproducido en la radio. Los minutos eran tortuosamente largos, y encima Julián parecía ir a una velocidad reducida a propósito, porque hasta en algún momento llegué a imaginarme que nunca llegaríamos a mí departamento.

Claramente me equivoqué, de un pestañeo Julián detuvo el auto y ahí escuché el llanto agudo de Ñoqui al escuchar el auto de afuera, tan dramático como la madre.

Cuando me desabroché el cinturón para irme sin decir ni una palabra, Julián finalmente habló.

―¿Qué onda? ¿Puedo preguntar por qué la trataste así a Emi? ―masculló con su tono de voz más grave de lo normal, producto del enojo, en otro momento eso me hubiera alterado las hormonas, pero su comentario me hizo calentar y no de manera sexual.

―¿Cómo? ―fruncí el ceño para que repitiera la pelotudez que acababa de preguntarme.

―Emilia te habló siempre con la mejor y vos la trataste para la mierda, la verdad que eso estuvo para el orto ―repitió con bronca―. Está bien que te haya contado que es mí ex pero tampoco para que la trates así. Para la próxima no te cuento nada si te vas a poner en esa actitud.

―¿Pero quién te crees que sos, pelotudo? ―salté como leche hervida, no iba a dejar que me gane―. Estás muy equivocado si pensabas que yo me iba a quedar callada viendo como se te abalanzaba encima prácticamente. No soy ninguna estúpida.

―¿Escuchas lo qué decis? Emilia es mí amiga desde que somos chicos, tuvimos nuestra historia pero ahora vino con la mejor para recuperar la amistad.

―¿Qué amistad quiere recuperar? ¿Cuándo se cogían en el colegio? ―reí bufando―. Una amiga no te calienta en frente de la persona que se supone con la que estás, eso no lo hace una amiga ―indiqué firmemente.

―No digas se supone, estás mandando cualquiera.

―Pero si ni te tembló el culo para decir que no era tu novia, así que ya no sé que pensar ―le recordé con enojo―. Encima en frente de todos tus amigos, yo jamás te hubiera hecho eso, porque para empezar yo jamás tuve que darle explicaciones a mí ex.

―¡No le di explicaciones! ―negó desesperado―. ¡No sé qué querías que diga! Si decía que éramos novios la iba a cagar porque la verdad es que los dos somos unos cagones.

―Y bueno querido, ¿qué estamos haciendo acá si somos los dos unos cagones?

No se los voy a negar, temí mucho por su respuesta.

―No quiero darte una respuesta que no quiero decir ni que vos queres escuchar ―concluyó suspirando con cansacio―. Estamos los dos bastante enojados, creo que es mejor que hablemos mañana más calmados.

―Yo no sé para qué te enojas vos, acá la enojada soy yo por la pelotuda de Emilia.

―Bueno, ya está, en serio ―hizo el amague de agarrarme del antebrazo, pero no me dejé―. Dale, Cami. Estas perseguida por lo que te conté, te juro que ya...

―Pero andate a cagar, boludito. Yo no soy ninguna loca, sé perfectamente cuando una trola se te quiere tirar y cuando vos te haces el pelotudo para no quedar mal ―los ojos comenzaban a picarme, pero no me iba a poner a llorar en frente de él―. Si tenes mala memoria, acordate que ya me gorrearon una vez y me las sé todas.

―Pero...

Sin dejarlo terminar, me bajé cerrando la puerta de un portazo que hizo temblar el auto. Me alejé lo suficiente para dejar caer todas esas lágrimas que pedían a gritos salir. Me daba bronca llorar por estupideces cuando supuestamente ya había superado esa etapa, pero se me hacía imposible no llorar de la bronca, la angustia me atacó el pecho nuevamente junto al nudo en la garganta que me dificultaba para respirar.

Aunque mí perrhijo me recibió con toda la felicidad del mundo, me angustió más no poder recibir sus besos con la misma intensidad, porque la bronca era el sentimiento dominante en mí cuerpo.

¿Moraleja de la historia? No crean en los hombres ni mucho menos dediquen Lover.

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bueno empezó mi parte favorita,
el sufrimiento y drama!!!!

sepan disculpar el hate a emilia, es que tiene cara de minita forra y eso me da material!!!!! (déjala julián por favor)

desaparecí como tres semanas y julián salió séptimo mejor jugador del mundo y casi perdió un diente, mi papá (o papi?) leo ganó el balón de oro y boca perdió la final de Libertadores.

ah, y el sábado veo a Taylor en River, y ustedes que tal?

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