O18. careless man's careful daughter
capítulo dieciocho !
❪ me enamoré de la hija cuidadosa de un hombre descuidado,
ella es lo mejor que ha sido mío ❫
13 DE SEPTIEMBRE, 2021
Julián
LLEGAMOS A LA quinta de los Bardel medianamente temprano. Si bien no queríamos ser los primeros en llegar, intentamos aparecer un poco más temprano de lo indicado a los demás invitados para ayudar en lo que necesitaran.
Quizá no ayudaríamos en nada físico porque para eso Ramiro había contratado a un par de mozos para tener todo en orden, pero tendría que ser la ayuda psicológica de mi amigo que parecía estar en su novena crisis existencial y todavía falta hora y media para que empiece la ceremonia.
Una parte de mí lo entiende completamente, yo también estaría así (y considero que peor) si Camila y yo fuéramos los protagonistas. Aunque es poco creíble por ser los hombres de la relación (terminó bastante machista en mi opinión), el miedo y las inseguridades nos atacan en los momentos menos requeridos.
Ramiro es una buena demostración de eso, imagino que entenderán de lo que hablo si les digo que cuando apenas entré en la habitación del novio, el rubio estaba al borde del llanto, manifestando que estaba segurisimo que Amelia lo dejaría plantado en el altar y solo estaba preparándose para que el impacto no cause tanto dolor en él. Y ahí fue cuando me di cuenta que sobrepensar y ser increíblemente negativos era una característica muy común en los Bardel.
Aunque mis hermanos y yo hicimos el intento de tranquilizarlo, no lo logramos. Quizás porque ninguno de nosotros estuvo en su situación y no podíamos imaginarnos por completo como se sentía. No creo exagerar cuando digo que ni siquiera a minutos de jugar la Copa América, Ramiro estaba tan cagado.
Admito que yo también me cagué un poco cuando Leo apareció por la puerta, habíamos compartido muchas cosas juntos pero siempre se me bajaría un poco la presión al verlo llegar. El capitán de la Selección nos pide con amabilidad que abandonemos la habitación para dejarlo a él y al futuro novio conversar a solas. Confío ciegamente en que Ramiro va a tranquilizarse después de la charla con Leo, porque también se casó y entiende su inquietud mejor que cualquiera de nosotros, además que tienen cierta complicidad, la cual se incrementó mucho más después de la Copa América.
Siendo sincero eso me tiene un poco celoso, y sé que no soy el único. Pero es envidia de la sana, Ramiro se merece más que nadie el lugar en el que está. Sólo deseo, como muchos de nosotros, tener algún día esa conexión con Leo en la cancha como lo hacen ellos.
Camila, quien fue a la única que se lo confesé, me asegura que solo es cuestión de tiempo y paciencia; aunque las palabras de mi novia me reconfortan, es inevitable que sea gracioso, es la ansiedad en persona y todo el que la rodea lo sabemos.
Y hablando del amor de mí vida, me siento un poco fastidiado por la manera en que Agustín me molesta por estar buscándola como loco desde que llegué. Compartimos un par de palabras en la mañana y desde entonces no supe más de ella, eso me tiene un poco bajoneado y no lo puedo negar, pero no en el sentido tóxico, más bien en el sentido que tengo muchas ganas de verla, como de costumbre.
También algo que me tiene nervioso es que es la primera vez que conocería a mis suegros y a mi otro cuñado. Todavía me parece una locura darme cuenta que Ramiro es mi cuñado porque Camila es mi novia. Hasta ahora es el primero en saberlo de parte de su familia, y bue, siendo realistas, no es que es la mejor noticia de su vida, pero lo acepta bastante bien gracias a nuestra mayor defensora (Amelia).
Si bien estar de novio con la hermana de mi amigo de años es, hasta cierto punto, un poco incómodo, no arrugué en dejarle bien en claro que lo mucho que la amaba y que la iba a hacer muy feliz. Me enorgullece decir que eso lo calmó de alguna forma y se ve bastante feliz por nosotros.
Otros que casi lloran de la felicidad (no los culpo, yo también) es básicamente toda mi familia. Creo que no es necesario decir que amar a Camila no es tarea difícil, al menos no lo fue para mí familia. Mis papás aman más a su nuera que a mí, mis hermanos la consideran una hermana más y ni hablar de Agustina, que después de tantos años sin tener química con cualquiera de mis novias, conectó con Camila en el momento que la vio y puedo jurar que habla más con ella que cuando está conmigo.
No quiero ni imaginarme de las cosas que hablaron cuando salieron el otro día a merendar solas.
Puedo darles un ejemplo en vivo y en directo, resulta que Camila acababa de llegar con sus papás y lo último que vimos fue a Agustina correr a saludarla, apartándose un poco de los papás de Camila para conversar.
Estuve apunto de caminar para hacerle una escena y molestarlas, pero la escaneada rápida que le pegué a mi novia hizo que me quede tieso en mi lugar. Recalculando por varios minutos, preguntándome a mi mismo si esa mujer que estaba viendo era real y mis pensamientos más impuros se presentaron en mi mente cuando la vi acomodarse el pelo de un lado a otro.
Una sonrisa boluda se dibuja en mi cara apenas la veo reír por alguna cosa que dijo Agustina. Mi mirada se detiene en sus labios, que me muero por besar, teñidos de un rojo oscuro que llamaría la atención de cualquiera. Decidió dejar su pelo suelto y al natural, al menos me hizo caso cuando le insistí en que no planche esas ondas hermosas que se le forman. El vestido celeste pastel que tiene es precioso, pero definitivamente no es lo más llamativo de ella, creo no equivocarme cuando digo que Camila puede ponerse una bolsa de basura y, aún así, seguiría siendo la mujer más hermosa del mundo.
Su sonrisa intacta y brillante, con la cual puede iluminar una ciudad entera. Se le ve más animada de lo normal, nadie esperaba más ese día que ella. Y yo no puedo estar más agradecido por ser quien la acompaña esta noche.
Simplemente me deja sin palabras con tan sólo aparecer. Se ve como un sueño, nunca estuve tan seguro de lo que dije. Es mi sueño hecho realidad, y millones de cosas más, pero corro el riesgo de perderme la ceremonia si me proponen enumerar todo lo que significa Camila para mí.
Cuando me doy cuenta que la conversación entre mi novia y mi cuñada se prolonga demasiado, me rescaté y finalmente me acerqué a ella, me cuesta mucho tenerla frente a mí y no tocarla o hablarle. Y me chupa un huevo si es algún tipo de dependencia emocional, es algo totalmente irreversible.
―Uh, ya llegó la pesadilla... ―para Agustina es inevitable descansarme cada vez que tiene oportunidad, así que nunca desaprovecha una―. Vamos a tener que seguir hablando después.
Camila se ríe y me mira de brazos cruzados. Con esa risa ya me tiene de rodillas y creo que ni siquiera es consciente de eso, culiada.
―Pero tomatela, pesada ―fingí echarla―. Anda a rogarle a Rafael que te pida casamiento.
―Ya te quiero ver a vos rogándome para que te diga que si ―me siento ofendido (en chiste) por la manera en que mi novia se pone de lado de Agus, por lo que no tardo en demostrarlo.
―Gritaselo, reina ―Agus toma la delantera―. Me voy porque me parece que va a haber divorcio.
Mi cuñada se dirige nuevamente hacia donde está mi familia, quienes también vieron a Camila llegando pero al parecer decidieron darnos nuestro espacio, agradezco eso, aunque suene egoísta.
―Hola, ¿no? ―sus manos me rodean el cuello y formamos un abrazo cuando la agarro por la cintura―. Nos separamos un día y te olvidas que tenes novio.
―No te creas, Amelia me hace acordar que somos novios cada vez que puede ―responde riendo y me da un beso corto en los labios, demasiado corto para mí gusto―. No me beses porque se me va a correr el labial, porfis.
―Vos a mi no me vas a decir que hacer ―dije, armando una competencia de miradas desafiantes entre nosotros.
Y justo cuando estoy por romperle la boca de un beso como me gustaba, una voz detrás de nosotros nos interrumpió.
―Eu, ¿Vos trabajas acá? ¿Sabes donde está el baño?
Cuti Romero nos interrumpe nuestro momento romántico a propósito, mirándonos burlon ya con un fernet en su mano que quien sabe de donde sacó.
―Uh, re flasheé, disculpa pa ―miró a Camila con la misma burla y le extendió su mano para estrecharla―. Cristian Romero, un gusto.
―Dale idiota, como si no te conociera ―Camila recibió su mano pero se fundieron en un cariñoso abrazo, dejándome un poco confundido.
―¿Cómo andas, pollito lindo? ―Cuti le acarició la espalda cariñosamente―. Te pierdo un año y te me casas. Viste que era verdad que había que cuidarte.
―Tarado ―Camila puso los ojos en blanco separándose de él.
―Me lo cuidas al Juli, mira que e' sensible ―ahora es mi turno de abrazarlo, pero este me rodea el cuello con su brazo al separarnos―. Vo' avísame noma' Juli y la hago cagar a la pollo.
―¿Pero cuantos guardaespaldas tenes vos? ―me dice mi novia―. No te puedo ni guampear porque me taclean todos juntos.
―Es que el Juli es re boludo mal y no se sabe defender solo.
Le doy un poco la razón.
―Bueeeno, anda preparando esos piecitos para bailar, pollo ―indica Cuti antes de irse con su mujer―. Y ojo con descuidarlo a tu macho porque mira que yo lo agarro y...
Hace una seña obscena con su boca y su mano, Camila tiene la intención de pegarle pero Cristian es más rápido y se pierde entre los invitados que cada vez llegan más.
No es un lugar muy grande, así que no es complicado que se llene. Es algo demasiado íntimo y privado. Ramiro optó por invitar a más compañeros y amigos que a familia, Amelia estuvo de acuerdo. Era el día especial de ambos y preferían compartirlo con personas que realmente sentían cercanos a ellos y no invitar a personas por obligación o por quedar bien. Tengo que admitir que es agradable, no conozco mucho a la familia de Camila pero los comentarios sobre ellos nunca son buenos, y al final, hay amistades que se conservan y son más importantes que la familia de sangre.
―¿La viste a Anto? ―me susurra Camila cuando estamos solos de nuevo. Encuentro a la mujer del 10 en la misma dirección que mira mi novia, conversando con Carolina, la mujer de Nicolas―. No es real esa mujer, boludo.
―Vos no sos real ―comenté coqueto, Camila sonrió burlona.
―Quiero creer que no me estas comparando con la primera dama, Julián Álvarez.
―Tenes razón, me fui al carajo ―me retracté―. Vos sos incomparable.
Mi novia puso los ojos en blanco riendo y me dio un beso un poco más largo que el anterior.
―Gracias, amor ―sonrió contenta al separarnos―. Voy a saludar a Ori, portate bien porque ya llegó Enzo.
Antes de alejarse por completo me da otro besito corto y finalmente se va, caminando contenta hacia Oriana quien la recibe con un abrazo dramático como si no hablaran por videollamada todos los días. Doy por determinado que acabo de perder mi oportunidad de siquiera cruzar una palabra con Camila cuando veo que Oriana la introduce con la chica que estaba hablando anteriormente, Camila Mayan, la novia de Alexis.
Imagino que de a poco se va a ir integrando al grupo de las mujeres de la Selección, aunque muero por ver lo nerviosa que va a estar cuando salude a Antonella, prefiero no meterme y dejarlo todo en manos de Oriana, quien lleva ya bastante tiempo siendo "botinera", y supongo que, técnicamente, Camila ahora también lo es. Aún así, dudo de la definición de ese apodo.
Acostumbrado a su impuntualidad, veo llegar a Enzo con Valentina y Olivia, mientras veo como mi amigo saluda a los que conoce, tengo la intención de ir y saludarlo yo también, pero ahí es cuando caigo en cuenta que para ir a saludar a Enzo, tengo que pasar literalmente por en frente de la mesa de los Bardel, donde hasta ahora solo están los papás de Camila y Álvaro con su hijo menor.
Me arrepiento al instante, tanto tiempo burlándome de Camila hizo que mi karma volviera y ahora soy yo el que está cagado por pasar enfrente de su familia. En otro momento no me hubiera importado y solo hubiera saludado por educación, pero obviamente ahora es muy diferente, porque no es solo la familia de mi amigo, si no que es la familia de mi novia.
Así que no puedo pasar como si nada, haciéndome el boludo y no saludar a mis suegros y a mi cuñado. Encima no hay forma que Camila se desconecte de la conversación que tiene con Oriana y la otra Camila como para decirle que me salve de esa situación. Me rescato que estoy totalmente perdido cuando me doy cuenta que me tengo que cruzar a los Bardel hasta si quiero volver con mi familia.
Pero, me mentalizo que es un miedo que tengo que superar. Así que me armo de valor para pasar en frente de ellos intentando que su papá y su hermano no me intimiden.
Y justo cuando pensé que lo había logrado (aunque sabía que no iba a poder ignorarlos toda la noche) escucho la voz del hermano de Camila detrás de mí.
―¿Julián? ―intento que no se note que literalmente estoy entrando en pánico―. ¿Cómo andas, Araña? Vení sentate.
Me veo obligado a darme la vuelta y me acerco, nervioso, hacia donde están mis suegros y tomo asiento en una de las sillas: ―. Permiso...
―Qué gusto conocerte, Juli ―la mamá de Camila me sonríe amable, puedo darme cuenta que mi novia se parece más a ella que a su papá―. Soy Florencia, la mamá de Cami. Escuchamos muchas cosas buenas sobre vos y tenía muchas ganas de conocerte.
El comentario hizo que mi sonrisa se ensanche, mi corazón salta de felicidad con tan sólo imaginarme que Camila habla de mí con su familia.
―El gusto es mio ―le sonreí un poco más relajado.
―Vieja, lo estás acosando ―interviene mi cuñado, extendiendo su mano para que la estreche y así lo hice―. Álvaro, un gusto, Juli.
El que todavía no me saludó fue Guillermo, el papá de Camila. No entiendo si no me saluda porque me odia y no me quiere ni ver o porque otra razón se quedó tieso mirándome de esa manera.
―¿Viejo, estas vivo? ―lo molesta Álvaro.
―Qué placer conocerte, Julián ―inesperadamente, Guillermo me estrecha la mano con exageración―. Gracias por traernos la Libertadores, espero que Camila te esté tratando bien.
―Ni siquiera en el casamiento de tu hijo dejas de hablar de fútbol, Guillermo ―bufó mi suegra―. No le hagas caso, Juli. Es un poquito trastornado.
―Pero no me hagas quedar mal en frente de mi yerno, mujer ―se queja Guillermo―. ¿Cómo te trata el campeonato? Tengo fé en que nos vas a sacar campeones.
Me acordé al instante que Camila me recalca, cada vez que puede, que su papá es demasiado fanático de River.
―Y sí pierden matamos a Camila por mufa ―comenta mi cuñado a mi lado.
―No, al contrario, es mi amuleto de la suerte ―comenté contento, provocandole una sonrisa a mis suegros.
―No te confies mucho, Juli. Mira que yo amo a mi hija, pero es lo más anti fútbol que existe ―asiento riendo, comprendiendo las palabras.
La conversación entre Guillermo y yo surge con respecto al campeonato y los partidos, con uno que otro comentario de mi suegra que me hace reír. Álvaro, por su parte, está concentrado mirando que su hijo mayor no se mande ninguna macana, quien juega con los Messi y el hijo de Paredes un picadito con una botella aplastada.
Cuando el partido entre los nenes termina, Lucas se acerca a la mesa de los Bardel para tomar agua. Tengo la leve teoría que me odia, por la manera en que me miró al llegar. Un poco lo entiendo, era el consentido de Camila y encima era de Boca, hacer que me quiera va a ser trabajo difícil.
―No le des bola, Juli ―me dice mi suegra cuando el nene me echa una mala mirada antes de irse con Mateo Messi―. Ya vino con la peor de las ondas porque no lo dejamos venir con su camiseta de Boca.
―Ya le dije que deje de hacerse el bostero porque deja de ser mi hijo ―dice Álvaro haciéndonos reír.
―Qué onda, ¿hay reunión familiar y no me invitaron? ―llega Camila mirándome sonriente.
―Justo cuando te estamos criticando apareces, boluda ―la jode su hermano mientras ella se sienta en la silla disponible a mí lado.
―A quien vas a criticar vos, ridículo.
―Tu novio fue el primero que se prendió en criticarte ―miré a mi cuñado ofendido.
―Porque vos lo influencias, si él es más buenito ―Camila me mira dulcemente.
―Esperemos que así sea ―me tiembla un poco el culo cuando Guillermo dice eso, creo que no está jugando―. No te olvides que es mi única mujer y si la veo llorando una sola vez por vos, te mato, por más que seas mí ídolo.
―Ay, papá ―Camila se pone colorada al instante, sé la vergüenza que le da que su familia tenga esa actitud.
Obviamente que lo entiendo, él mismo lo dijo, es su única mujer y estoy seguro que lo único que quiere es verla feliz.
―Conmigo nunca va a llorar de tristeza, eso se lo prometo ―hablé con seguridad.
―Te tomo la palabra.
―¿Eso nomas le vas a decir? ―mi novia se muestra ofendida―. Ah, pero prométele que vas a sacar a River campeón, ahí le cambia la cosa.
―Entendé que uno tiene prioridades en la vida, pollo.
Mi novia chasquea la lengua con indignación y la rodeo por los hombros sobre el respaldar de la silla. Aunque pretende estar enojada, puedo descifrar lo feliz que está al verme conversar y joder con su papá con confianza. Tengo que admitir que eso también me hace muy feliz a mi.
La ceremonia está apunto de comenzar y yo decido quedarme en la mesa de los Bardel, donde tiempo después también llega la familia de Amelia. Intenté no entrometerme, pero Florencia insistió en que me quede con ellos, porque asegura que también soy parte de la familia.
Y no existe nada que me haga más feliz.
(...)
La ceremonia fue lo más lindo que alguna vez presencié. Aunque tenía a Camila moqueando como nunca a mi lado, no tuve ni un segundo disponible para burlarme porque algo dentro de mi sabía que yo también tuve ganas de emocionarme.
Y aunque me la banque, algunos no aguantaron las lágrimas a mitad de los votos matrimoniales. Tanto Amelia como Ramiro nos dejaron destrozados emocionalmente por la demostración de amor que acababan de dar. No había amor más puro que el de ellos dos y eso era algo innegable.
Pudimos conversar con los recién casados una vez que nos sentamos a comer. No podía negar que me sentía muy feliz, ver a mis dos amigos más queridos cumpliendo sus sueños me hacía muy feliz. Especialmente por Amelia, a quien consideraba una hermana y quería que fuera feliz toda la vida, porque eso es lo mínimo que se merecía.
Si tengo que ser sincero, mi lado fan salió cuando vi que Los Caligaris salieron a cantar en vivo mientras cenábamos. Obviamente mi novia no desperdició ningún momento para descansarme por mi emoción, pero contraataqué diciéndole que ella sería igual si Taylor Swift apareciera por ese escenario, ahí me dio la razón, y, añadió, que sería peor.
Una parte de mí se indigna al saber que mi novia ama más a Taylor Swift que a mi... Y que a cualquiera.
Una demostración perfecta de ello es como se le transforma la cara cuando llega el momento del vals entre los recién casados, con Lover de pista principal.
Verlos bailar también causa que mi corazón se ablande un poquito, gran parte de la canción la predominan los dos solos, bajo la miradas conmocionadas de todos los invitados que rompen en aplausos cada vez que lo ven. Es la primera vez que veo a Ramiro de esa manera, tan emocionado y enamorado de la mujer con la que baila.
Y por primera vez, lo entiendo. Con la diferencia que yo me siento de la misma manera con Camila, quien toma mi mano con lágrimas de emoción en sus ojos.
El Dibu fue el primer valiente en acercarse a la pista de baile acompañado de su mujer, consideramos gracioso la diferencia de altura que hay entre ambos. Y, obviamente, no podían faltar el capitán de la Selección con la primera dama, quienes son los segundos en salir a bailar al ritmo de la canción.
Casi automáticamente, después que Leo pisó la pista de baile, la mayoría también se dispersó a lo largo del lugar, bailando. Es algo monótono, si Messi se tira de un puente, nosotros lo seguimos sin siquiera dudarlo.
Obviamente a la primera que se me ocurre sacar a bailar es a mí novia, pero ella es increpada por Álvaro antes de que yo pudiera hacerlo. La miro sonriente para que vaya tranquila, ya vamos a tener toda la noche para bailar juntos. Presté atención a los recién casados, quienes tienen intenciones de separarse para que Ramiro baile con su mamá, así que me acerco rápidamente a ofrecerle la pieza a Amelia, quien acepta gustosa.
Bailamos fingiendo elegancia, me hace recordar a sus quince, cuando mi mamá prácticamente me obligaba a bailar el vals con ella y yo no quería porque era (y lo sigo siendo) durisimo para los bailes lentos. Es muy loco como pasa el tiempo, ahora la saco a bailar por mí cuenta y estamos en su casamiento. ¡Casamiento!
―¿La estas pasando bien, arañita? ―me pregunta mi amiga, y su sonrisa no se borra de su cara en ningún momento.
―Estoy re contento, Ame ―le confieso―. Me pone contento saber que estés tan feliz.
Quizás no es la razón principal de mi felicidad, más bien mi novia lo es, pero aun así, no le estoy mintiendo. Amelia era mí hermana, siempre me ponía contento todo lo lindo que le pasaba y ella también lo hacía conmigo.
―A mí también me pone contenta que seas feliz ―instantáneamente, miramos a Camila, ahora bailaba con Paulo―. Es tu novia, Juli.
Suspiré enamorado, yo tampoco lo podía creer por completo.
―Es mí novia ―murmuré asintiendo.
―Hacela feliz, Ju. Se lo merece más que nadie ―entiendo a lo que se refiere, aunque no lo dice textualmente―. Vos la ayudaste a sanar, sos exactamente lo que busca, y no es nada más lindo encontrar eso cuando más lo necesitas.
―Bue negrita, el casamiento te pone poética ―Amelia rueda los ojos ante mis palabras y reímos.
―Anda estúpido, no te digo más nada.
Nacho se acerca a nosotros para poder bailar con su hermana. Lo hace en el momento justo, porque apenas me separo de Amelia, veo como Paulo y Camila se toman un descanso del vals. Obviamente me acerco a mi novia para sacarla a bailar, y ella acepta feliz.
Otra canción de Taylor (una de las favoritas de Camila) se reproduce y Camila se emociona más que con la canción anterior. Nos dirigimos a la pista sin más pretexto y ella engancha los brazos en mi cuello, a la vez que yo la agarro por la cintura para balancearnos despacito de un lado a otro.
Llámenme pesado, pero todavía me cuesta creer que estoy bailando el vals con el amor de mí vida.
―I don't wanna look at anything now that I saw you ―Camila canta al ritmo de la canción con los ojos cerrados, me gusta pensar que me lo canta a mi―. I don't wanna think of anything else now that I thought of you.
―Tu vieja por las dudas ―ríe por mi comentario mientras seguimos bailando―. Amor ―la llamo y ella me mira atentamente, carraspeo un poco nervioso por lo que voy a preguntarle―. ¿Vos me amas?
Mi pregunta la sorprende, pero no de una mala manera, se muestra más confundida que otra cosa. Su ceño se frunce mientras acaricia con cariño la parte trasera de mi nuca, causándome escalofríos.
―Obvio amor, te amo mucho ―contestó con seguridad, mordí mi labio inferior con fuerza y asentí, desviando mi mirada a otra parte―. ¿Vos dudas de eso?
¿Ven a lo que quiero llegar? Las inseguridades nos atacan cuando menos lo queremos.
Me cuesta formular la respuesta que ella espera. No dudo que me ame, realmente no lo hago. Pero...
―¿Vos pensas que no te amo? ―negué, me da un poco de vergüenza admitir lo que me pasa―. Entonces no entiendo...
―Nada, la cabeza me maquina banda de cosas ―confesé levantando la mirada―. Es que estuve pensando en eso, y en tu ex, y en que quizás pasó muy poco tiempo.
―Ay amor, en las cosas que te pones a pensar ―me tira de los pelos de la nuca despacio, causandome gracia―. ¿Qué tiene que haya pasado poco tiempo? Yo soy la que determina en cuanto tiempo puedo amar a alguien. Sí, tuve miedo, pero vos mas que nadie sabes que me arriesgué porque me gustas mucho y terminó siendo incluso mejor a lo que me imaginaba. Todos los días me das nuevas razones para amarte y ahora cagaste porque nunca voy a dejar de hacerlo.
¿Quiero llorar por las cosas que me dice? Si. ¿Lo voy a hacer? Intento que no, no quiero ser el descanso de por vida de mis compañeros. ¿Camila es lo más lindo que me ha pasado? Efectivamente.
―Olvídate del pasado, del tiempo y no dudes de lo que siento, Juli ―indicó sonriendo―. Yo te amo a vos. El pasado ya no me importa, lo que me importa es el presente y el futuro, y ese, para mí, sos vos.
No supe que responderle, cada palabra esfumó ese sentimiento feo que me atormentaba. Lo único que hago es pasar mi mano por su mandíbula con delicadeza y junto nuestros labios en un hermoso beso.
Cada día estaba más seguro que Camila era la mujer con la que quería compartir toda mi vida.
Después del momento emotivo y del vals lento, una canción de Rodrigo nos invita a todos a gritar con emoción, dando por comenzado la temporada de cuarteto para bailar.
Camila se ve obligada a sacarse los zapatos porque sabemos que se nos viene una noche larga. Es una lista de canciones media rara, porque apenas termina Soy Cordobes empieza Rockstar de Duki. Es obvio que Ramiro fue el encargado de la playlist, si fuera por Amelia, ya tendríamos a nuestras mujeres cantando canciones de Disney y Taylor.
Arrancarmelo de Wos empieza a sonar y todos nuestros compañeros de Selección tomamos protagonismo en la pista del baile, en especial, Leo. Porque nunca es mal momento para recordar que somos Campeones de América.
―UN MINUTO DE SILENCIOOOOO ―grita Ramiro en medio del trencito.
―¡PARA BRASIL, QUE ESTÁ MUERTO!
Alrededor de las cinco y media, donde la mayoría estábamos bastante mamados, fui a sentarme un rato con Camila, quien quedó abatida por el último cuarteto que bailó con el Cuti y Enzo.
―Qué raro que estés quieta vos ―le susurró al oído, nuestro olor a alcohol se combina, está claro que tomamos demasiado.
―Ya me bajó el sueño ―me grita al oído, la música tan fuerte no nos permite tener una conversación normal―. Bueno, igual con esa camisa que tenes puesta se me va todo el sueño.
Su mirada es penetrante, demasiado lujoriosa. Creo que es producto de la borrachera que carga, porque pocas veces se me tira así. Mis ojos bajan a su escote, que es lo que más me llama la atención de su vestido. Percibo sus palabras con sensualidad y atrevimiento. Sus manos tocan las mías y una presión en mi miembro empieza a surgir de la nada.
No bueno, de la nada misma no, hace falta decir que me baboseo cada vez que veo a Camila.
―¿Estás cansada? ―le digo al oído, mientras mi mano se posa en su rodilla. Con su mano me hace una seña que más o menos―. ¿Muy cansada?
―Me extraña araña que siendo mosca no me conozcas ―me río por la boludez que dice―. ¿Qué me estás queriendo decir, Julián? ¿Te pensas que no me la banco?
Pregunta con un tono sexy, que hace que todo dentro de mí se caliente. Y, como un milagro caído del cielo, me acuerdo que el estacionamiento donde está mi auto es un lugar bastante privado.
Nadie se dio cuenta que arrastro a Camila al auto para arrancarle es vestido. Y el resto, es historia.
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yo quiero bailar daylight con el gordo 😭😭😭 camila la favorita de dios
comenten por favorrr, me hace feliz saber que les gusta
50 votos, 30 comentarios y largo el otro ❤️❤️❤️
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