CAPÍTULO 4: AN OATH FOR LIFE
—— AN OATH FOR LIFE ——
—Este es Fedeor.— Dijo el Grisha presentando al chico que estaba sentado a su lado.
—Un placer conoceros.— Sonrió con orgullo al mismo tiempo que se percataba de que Alina estaba jugando con la prenda que llevaba puesta. —Esa es una Kefta, de tela blindada, es el uniforme del segundo ejército.— Añadió mostrando que ahora debían de adaptarse a su nuevo estatus como Grisha, lo que suponía que sus vidas ya no serían como antes.
—¿Qué hay del primer ejército, el de Cribis, del millar que nos acompañaba?— Preguntó Tomiris mientras se cruzaba de brazos mirando de reojo por la ventana.
—¿No sería más seguro?— Añadió Alina sin entender por qué iban solos.
—Más lento, no más seguro.— La corrigió el Grisha. —Ni hablar.— Negó.
—Sí nos dejarais con la unidad de cartografía y de rastreadores nadie se fijaria en nosotras.— Garantizó Alina buscando, de alguna forma, que sus vidas regresaran a como eran antes, pero aquello distaba mucho de que fuera a suceder.
—No os entiendo.— Admitió Fedeor sin entender porque querían seguir con sus monótonas vidas. —Habéis invocado la luz y la oscuridad, los etherealki como vosotras eran solo un mito, un dibujo en los libros de historia. Hasta ahora.— Afirmó haciendo que ambas se mirasen sabiendo que aquello no iba a suponer volver a tener una vida normal, lo más seguro es que ya nada fuera como había sido antes. —Sois dos chicas muy especiales, ¿por qué nadie se había fijado en vosotras?— Quiso saber sin entender cómo es que ambas habían conseguido pasar desapercibidas.
—¿Te burlas?— Inquirió la mayor mientras soltaba una seca carcajada. —Tal vez se esté mejor tras los muros del pequeño palacio, pero aquí fuera si eres diferente, si pareces diferente, no hacen falta escusas para machacarte.— Garantizó recordando las veces en las que ella y Alina habían sido humilladas solamente por tener rasgos que se parecían a los del enemigo.
—¿Sabéis porque se levantaron los muros del pequeño palacio?— Preguntó el hombre que estaba sentado frente a la mayor de las hermanas. —Por que durante muchos años, ser Grisha fue una sentencia de muerte. Ahora, gracias al general Kirigan estamos protegidos y nos temen. Así se sobrevive, no pasando desapercibidos, sino obligándoles a mirar y a contemplar nuestro poder.— Sentenció haciendo que la mayor viera que aquello no parecía reflejar algo bueno, ellos se creían superiores y podía llegar el momento en el que quisieran hacer uso de su poder para derrocar a los reyes, lo que eso podía desencadenar una guerra civil donde, muy seguramente, los Grisha ganarían sin grandes pérdidas.
—Hasta ahora nos las hemos apañado sin vosotros, gracias.— Afirmó la ojiazul creyendo que entre las dos podrían hacer frente a todo, siempre lo habían hecho junto a Mal.
—No sobrevivíriais ni un minuto ahora que sois vosotras.— Afirmó el Grisha.
—Eso es porque no habéis visto a mi hermana usar una espada o cualquier arma con filo.— Sonrió Alina orgullosa haciendo que la mayor se ruborizara un poco, ya que no estaba acostumbrada a los alagos.
—Toda Ravka os estaba esperando.— Las recordó Fedeor.
—Lo entendemos, todo el país esta cansado de La Sombra.— Insistió Alina mostrando que no sólo los Grisha estaban cansados de aquella oscuridad, todos lo estaban, porque era un recordatorio del peligro que los acechaba a todos ellos.
—No sólo eso, sois la esperanza del país, sí. Pero, también un mito hecho realidad. Fue un Grisha quien creó La Sombra, si otro la destruye, tal vez... Tal vez no necesitemos esos muros para protegernos.— Insistió Fedeor justamente cuando la caravana se detenía advirtiendo a todos de que algo estaba pasando.
—Quedaros aquí, no salgáis.— Las ordenó el Grisha de la derecha mientras se bajaba del carruaje.
—Es por vuestro bien.— Añadió Fedeor siguiéndole, dejando a las dos hermanas allí.
—¿De verdad? ¿Nuestro bien?— Inquirió Tomiris mientras hacía un amago por querer levantarse y bajar.
—Quedate aquí, por favor.— La detuvo Alina mientras la agarraba de la muñeca en señal de que no quería que la dejara sola.
—Sabes que no me gusta quedarme quieta.— Se quejó su hermana mayor mientras permanecía a su lado.
—Si nos hubieran hecho la prueba cuando...— Empezó a decir Alina haciéndola ver que las cosas hubieran sido muy diferentes.
—Nos hubieran separado, no seríamos quienes somos.— La interrumpió su hermana mostrando que ella no se arrepentía de la decisión que habían tomado cuando solamente eran unas niñas.
—Pero tal vez...— Insistió la menor.
—Lina, somos una familia, Mal, tu y yo, y no nos podían separar. Además, ninguna de las dos creíamos que esto podía llegar a ser posible. La invocadora del sol y la de la noche siempre han sido mitos, nadie creyó que pudiera ser posible que existieran.— La recordó la mayor mostrando que su decisión no había perjudicado a nadie, nadie se esperaba llegar a ser tan importante y tan especial, y puede que hubieran cometido un error, pero gracias a ese error habían crecido con libertad y se habían mantenido juntas y con Mal, su decisión podía no gustar a muchos, pero era la mejor que podían haber tomado para sobrevivir.
—Hasta que nacimos nosotras, dos hermanas que poseen un poder por el que se...— Empezó a decir justamente cuando se escuchaban disparos.
—Alina al suelo.— La ordenó Tomiris mientras se tiraba encima de su hermana para protegerla con su Kefta.
—¿Qué haces?— Preguntó la cartografa al ver como la rastreadora se estaba deshaciendo de su Kefta.
—Tu la vas a necesitar más, eres la invocadora del sol, eres más importante y especial de lo que yo lo soy.— Respondió su hermana mayor mientras se la ponía encima en señal de que debía de protegerse.
—No, no vayas. No puedo perderte.— Murmuró mientras sus ojos se llenaban de lágrimas mientras los disparos se hacían más seguidos.
—No va a pasarme nada, de quienes deberías de preocuparte es de ellos.— Alegó Tomiris mientras la dedicaba una sonrisa.
—¡Al carruaje, sacad a las chicas!— Gritó un Grisha advirtiendo a las dos hermanas de que las cosas se estaban complicando más de lo que podían imaginar.
—Ven, sígueme.— La indicó a Alina mientras abría una de las puertas para poder bajar. —¡Alina!— Gritó al ver como un Druskela sacaba a su hermana del carruaje de una forma violenta.
Rápidamente, Tomiris salió detrás de ella, atacando por la espalda al Druskela haciendo que este rodará sobre si mismo para después maldecir a la pelinegra. Tomiris se levantó más rápido que el extrajero, aprovechando la oportunidad para golpearlo y desarmarlo, usando la hacha de este para propiciarle un golpe seco que acabó con su vida. Una vez con el enemigo muerto, Tomiris Sonrió victoriosa mientras recogía la espada que esté también llevaba consigo y se acercaba a su hermana para asegurarse de que estuviera bien.
—Gracias.— Sonrió la menor mientras se levantaba del suelo.
—Escondete.— La ordenó con seriedad. —Hazme caso, Alina, ponte a cubierto.— Insistió al ver la negativa de su hermana a querer dejarla allí sola.
—¿Qué demonios haces a fuera?— Preguntó unos de los Grisha al ver como Tomiris se había deshecho de varios Druskela en cuestión de segundos.
—Créeme que soy de más ayuda.— Afirmó mientras se escondía detrás de un árbol para protegerse de los disparos. —A tu derecha.— Le indicó haciendo que el Grisha hiciera uso de su poder para matar a uno.
—¿Cómo...?— Empezó a decir sin entender cómo la chica podía ser tan buena usando una espada.
—Cuando eres rastreador aprendes a desarrollar la vista, ahora si me permites.— Respondió mientras se alejaba de allí, por supuesto ella siempre había estado en contra de matar a los demás, pero en aquellos momentos sabía que ellos estaban allí por ella y por Alina, y aunque sus ideales no se asemejaban a lo que sucedía, ella debía de proteger a su hermana a cualquier costa.
Tomiris atacaba a todo Druskela de una forma implacable y casi elegante, sus movimientos eran como los de una danza, precisos y suaves, pero también silenciosos, lo que generaba que sus atacantes no la vieran venir y cuando lo hacían ya era demasiado tarde, porque ninguno de ellos se libraba del golpe mortal de la mayor de las hermanas Starkov.
—Es admirable que sepas protegerte con una espada.— Comentó Kirigan sorprendido por la habilidad que la mayor de las hermanas había demostrado.
—¿Y mi hermana?— Preguntó Tomiris con preocupación al no ver allí a su hermana pequeña. —¿Dónde está Alina?— Volvió a preguntar exigiendo en su voz saber donde estaba ella.
—Tu hermana está bien.— La tranquilizó el Grisha oscuro. —El segundo ejército tiene suerte de tener a alguien que sepa usar armas así, aunque es algo... anticuado.— Admitió sin comprender porque la chica prefería usar una espada a un arma de fogueo.
—¡Alina!— Exclamó Tomiris mientras soltaba las espadas y salia corriendo hacia su hermana para poder abrazarla. —¿Estas bien? ¿Y esa sangre?— Preguntó preocupada.
—Estoy bien, esta sangre no es mía.— La tranquilizó sabiendo que su hermana se pondría de los nervios si hubiera sido al revés.
—Es mejor que vengáis conmigo, yo os acompañaré hasta el pequeño palacio. Mi presencia les intimidara lo suficiente como para que no haya otra emboscada.— Las informó mientras señalaba a los dos caballos que estaban juntos, haciendo que Alina se subiera a uno mientras que Kirigan se subía a su caballo negro.
—Venga, Tom, como cuando éramos pequeñas.— Sonrió la menor mientras la tendía la mano para que se subiera en el corcel, haciendo que la aludida sonriera para a continuación ponerse detrás de ella y ser quien agarrase la riendas del animal.
—Seguirme.— Las indicó Kirigan mientras le indicaba a su caballo que saliera corriendo.
Los tres retomaron el rumbo al Pequeño Palacio, esta vez en completo silencio, haciendo que este se volviera algo más incómodo, debido a todo lo que había pasado. Pero no por ello desagradable, Alina necesitaba aquel silencio para aclarar sus ideas, y Tomiris para asegurarse de que nadie más las estuviera siguiendo.
—¿Podemos parar, por favor?— Pidió Alina en señal de queja.
—¿Por qué?— Preguntó Kirigan en desacuerdo con hacer una parada.
—La rabadilla me esta matando.— Se quejó haciendo que la mayor detuviera al animal para después ambas bajarse.
—¿Estas mejor?— Preguntó Tomiris mientras veía como su hermana tomaba aire.
—Sí, lo estoy.— Murmuró mostrando que una parte de ella seguía sin creerse nada de todo cuanto estaba sucediendo, al mismo tiempo que Kirigan se acerco a las dos y la ofrecía a la menor su pañuelo de color negro.
—Para la cara.— Respondió con obviedad haciendo que la chica le aceptará.
—¿Qué ha pasado antes?— Quiso saber la menor.
—Eran Druskela, soldados de élite del ejército Fierdano adiestrados para infiltrarse en nuestro territorio y asesinar y secuestrar a Grisha.— Respondió Kirigan como si aquello fuera lo más normal del mundo, y tal vez para ellos, los Grisha, lo fuera, pero no para ellas que hasta hace unas horas eran personas normales.
—Me refiero a partir a ese hombre en dos desde tan lejos.— Alegó haciendo que la mayor se levantará de golpe ante lo que había escuchado.
—¿Cómo?— Inquirió sin creerse lo que había escuchado. —Podías haber matado a mi hermana, ¿acaso estas loco?— Inquirió mientras le plantaba cara a Kirigan el cual alzó una ceja sorprendido por el carácter que la mayor mostraba cuando se trataba de su hermana pequeña.
—¿Habrías preferido un espadazo?— Preguntó Kirigan en señal de que aquel acto había sido más efectivo de lo que podían imaginar.
—No lo se, perdón.— Se disculpó la menor de las hermanas.
—Un espadazo no te hubiera puesto en peligro, Alina.— Intervino su hermana como si ella supiera de todo ello mejor que nadie, pero Tomiris hablaba con respecto a sus conocimientos en aquellas armas que conocía, no con respecto al poder que ambas albergaban en su interior.
—Todo está hecho de materia, incluso el aire y las sombras, por imperceptible que sea.— Empezó a decir Kirigan rompiendo el silencio que se había originado entre los tres —El corte solo está al alcance de los invocadores, pero requiere de gran destreza. Solo lo uso como último recurso, como en una emboscada.— Añadió en señal de que ella
—Santos...— Murmuró Alina sin creerse de todos los peligros que ahora las rondarían. —¿Esto es lo que nos espera? ¿No dejaran de perseguirnos?— Preguntó con temor.
—Os acostumbrareis.— Afirmó Kirigan como si aquello fuera lo más normal del mundo.
—¿Cómo han sabido siquiera que existimos?— Quiso saber Tomiris sin entender cómo podían haber actuado tan rápido cuando los Grishas apenas podían haber previsto que aquello pudiera llegar a suceder.
—Vuestra exhibición en la sombra pudo verse a kilómetros de distancia, han debido de aparcar su misión original para buscaros, por eso voy yo con vosotras.— Respondió el pelinegro con tranquilidad.
—¿Tanto miedo le tienen?— Preguntó la mayor sorprendida de lo que suponía tener un poder tan... peligroso.
—Os tienen más miedo a vosotras.— Sentenció haciendo que ambas se mirasen.
—¿Por qué?— Quiso saber Alina ya que ellas no eran peligrosas.
—Por lo que significa vuestro poder, tal vez seáis las primeras de vuestra especie, pero siempre ha habido un nombre para vosotras, para lo que esperamos que hagáis: entrar en la sombra y destruirla desde dentro.— Las explicó haciéndolas entender que ambas se verían en la obligación de regresar de nuevo con el futuro de todo Ravka sobre sus hombros. —Con un buen entrenamiento y un amplificador vosotras podríais ser...— Empezó a decir imaginando lo que ambas podrían llegar a hacer.
—No.— Le interrumpió Tomiris con autoridad.
—¿No?— Inquirió sorprendido. —¿No que?— Quiso saber.
—Nosotras no queremos hacer nada, ¿por qué no la destruye usted?— Alegó creyendo que Kirigan tendría el poder para hacerlo, a fin de cuentas había sido un Grisha como él quien la había creado.
—¿Os creéis que no lo he intentado, Tomiris?— Inquirió haciendo que la chica se extremeciera al escuchar su nombre salir por sus labios. —Sí entrase a la sombra sería como un faro para los Volkra, y solo lo empeoraria.— Admitió mostrando que solo ellas tenían el poder para dar fin a todo aquello.
—¿Y no pueden usar la ciencia de los Grisha para transferirle esto a alguien más capaz?— Quiso saber Alina sabiendo que ninguna de las dos quería un poder como aquello, menos aún querían tener el peso de un deber como aquel sobre sus hombros.
—¿Querríais renunciar a vuestro don?— Preguntó sorprendido ya que ellas eran las primeras que querían deshacerse de aquello que de alguna forma las hacía especiales.
—¿Qué don?— Inquirió Tomiris mientras sonreía con ironía, ya que ninguna de las dos interpretaba aquello como un don, ya que se asemejaba más a una maldición. —Nos han separado de nuestros únicos amigos, han intentando matar o secuestrar a mi hermana, y ahora nos está diciendo que nos perseguirán de por vida.— Le recordó en señal de que todo aquello había trastocado sus vidas y su futuro para siempre. —¿Sabe por qué no han encontrado a nadie con este poder?— Preguntó con certeza. —Por que quizá no querían ser encontrados.— Garantizó con certeza de que nadie querría un poder y una responsabilidad como la que ahora las estaban imponiendo a ellas.
—Os lo volveré a preguntar, ¿os hicieron la prueba de niñas?— Quiso saber Kirigan haciendo que ambas volvieran a intercambiar una mirada sabiendo que no podrían ocultarlo para siempre, era algo imposible.
—Nos escondimos, ya éramos bastante distintas, no queríamos estar aún más solas.— Admitió Alina mientras su hermana se acercaba a ella y la abraza en señal de que ellas dos nunca lo estarían, porque se tenían la una a la otra y eso era mucho de lo que algunos podían tener.
—Sois Grisha, no estáis solas.— Las recordó Kirigan mientras volvía a montar sobre su caballo, haciendo que ambas hermanas se mirasen para luego subirse en el otro caballo y poder poner rumbo al Pequeño Palacio.
★★★
Primer capítulo de Daylight del año y me encanta empezar así el año.
Por de verdad no os podéis imaginar cuanto me gusta el gif, verle me recuerda a que podría ser una escena de la propia serie de Xana la guerrera, que sino la habéis visto la recomiendo, es vieja pero bueno.
Al margen de ello, se que me centro demasiado en la serie, pero es que no hay margen de actuación, y más en capítulos donde todo lo que ocurre es tan rápido, aún así he de decir que me encantó hacer la escena donde Tomiris se encara a Kirigan.
Creo que con esa acción ya podéis ir viendo por donde van a ir los tiros, también os digo que Iván me caía fatal, pero luego... creo que tuvo algo con Fedeor y sino fue así... yo he sacado un nuevo ship de la chistera.
Se que también os cansará ver a Alina siempre siendo protegida por Tom, pero debéis de esperar a ver que pasa para entender todo. Porque os aseguro que todo tiene una explicación, ya me conocéis.
Por otra parte, quería deciros dos cosas.
La primera es que el próximo capítulo Tom conocerá a Genya.
Y segundo, el nombre de Tomiris perteneció a una mujer que fue famosa, os animo a buscarla y a ver la película que hay sobre ella, esta muy bien y creo que hay que rendir homenaje a todas esas mujeres fuertes y empoderadas que destacaron en un mundo gobernado por hombres.
Y de alguna forma aquí hay una referencia a la Tomiris de la que me inspiró, porque fue gracias a ese nombre y a esa película que este personaje existe así.
¿Qué os está pareciendo las interacciones de Tomiris con Alina y Kirigan?
¿Qué creéis que pasará a lo largo de la historia entre Kirigan y Tomiris?
¿Qué os ha parecido el capítulo?
Os leo ♥️
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