CAPÍTULO 11: POWER MAKES US AMBITIOUS
—— POWER MAKES US AMBITIOUS ——
—Aún no os toca, seguirme.— Las indicó Genya mientras las dos hermanas se detenían en el salón donde tendría lugar la demostración, la cual estaba llena de nobles a la espera de ver lo que parecía ser un milagro.
—Cuanta gente.— Murmuró Alina sorprendida.
—Y todos para vernos a nosotras, para saber que existimos.— Suspiró Tomiris mientras Alina la agarraba de la mano y la obligaba a entrar, haciendo que todos los presentes se percataran de su presencia.
—Teníais que entrar escoltadas por los guardias de palacio.— Las advirtió Kirigan el cual se acercó a las dos hermanas al verlas aparecer.
—Vaya...— Murmuró al ver el espectáculo que habían organizado dos inferni. —Ves, Tom, te dije que seria divertido.— Alegó mientras la daba un codazo y sonreían.
—Vamos, dejemos que os vean bien.— Dijo Kirigan mientras se ponía entre las dos hermanas, la cuales se agarraron a cada brazo de él. —¿Preparadas?— Preguntó mientras las llevaba hasta el pequeño escenario donde tendría lugar la demostración.
—Creo que sí.— Suspiró Alina sin estar nada segura de lo que podría llegar a suceder.
—Vosotras sabéis quienes sois.— Las recordó.
—Sí, lo sabemos.— Sentenció Tomiris mientras ella y Alina se miraban sabiendo que el momento había llegado y que no había marcha atrás.
—Es hora de que se lo enseñeis al mundo.— Las animo mientras las dedicaba una cálida sonrisa. —Se llaman Tomiris y Alina Starkov y ellas serán quienes nos libren a todos.— Las presento mientras Tomiris y Alina volvían a mirarse.
—¿Lista, hermana?— La pregunto a la mayor sabiendo que una vez que mostrarán todo sus vidas jamás volverían a ser como antes.
—Si una salta, la otra también.— Sonrió Alina justamente cuando Tomiris daba una fuerte palmada haciendo que la luz desapareciera rápidamente.
Una vez que la luz desapareció, fue el turno de Alina, la cual hizo aparecer una esfera de luz de color anaranjado. Por otro lado, Tomiris imitó a su hermana creando una luz de color azul, haciendo que ambas esferas empezaran a jugar entre ellas. Para a continuación ambas hermanas darse la mano y hacer que las dos esferas se fuisonaran, creando una cegadora luz que impresionó a todos por lo potente y poderosa que era.
—Santa Alina.— Murmuraron algunos de los invitados.
—Santa Tomiris.— Añadieron otros mientras se arrodillaban y se santiguaban sorprendidos por lo que estaban viendo.
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—Os habéis ganado el orgullo que lucis.— Comentó el consejero del rey mientras se acercaba a las dos hermanas, las cuales recorrían los pasillos del pequeño palacio entre sonrisas.
—Gracias.— Sonrió Alina con una gran sonrisa.
—Reconozco que os estáis volviendo un peligro.— Admitió haciendo que la sonrisa de ambas desapareciera al escucharle.
—¿Disculpe?— Inquirió Tomiris sin estar nada segura de por dónde estaba queriendo ir, pero estaba claro que sus palabras no eran nada amistosas.
—Pero seréis un peligro aún mayor, no tenéis ni idea de lo importante que será vuestro papel, ¿verdad?— Explicó sabiendo que ambas no eran conscientes de la esperanza que representaba para todos. —El pueblo está levantando alteres a las Santa Tomiris y Alina.— Las reveló haciendo que las dos hermanas se mirasen.
—¿Y por qué hacen eso?— Quiso hacer la menor sin entender nada.
—Por que hay algo mucho más poderoso que los ejércitos, algo capaz de derrotar a reyes y generales, de derrumbar naciones e imperios heredaros. La fe, hermanas Starkov.— Las recordó haciendo que ambas se mirasen sabiendo que aquello no parecía indicar nada bueno, en especial Tomiris fue consciente de ello y eso la daba cierto temor.
—Estáis aquí.—Intervino en ese momento Genya. —Disculpe.— Dijo refiriéndose al asesor. —El general Kirigan reclama a Alina y a Tomiris para la cena.— Añadió mientras las agarraba para que la siguieran, pero antes de que pudieran irse, él agarró a las dos hermanas del brazo haciendo que las dos le mirasen.
—Fe, hermanas Starkov, recordarlo.— Las advirtió sabiendo perfectamente lo que podría pasar.
Ambas volvieron a irse con la confeccionadora, la cual no dejaba de repetir lo impresionante que había sido la demostración, para después Tomiris alejarse de ellas, queriendo un minuto de silencio y de calma. Algo estaba ocurriendo o por lo menos no todo estaba acontecimiento de la manera que había imaginado.
—He de decir que habéis estado...— Empezó a decir Zoya mientras se acercaba a Tomiris.
—¿Deslumbrantes?— La interrumpió con una sonrisa socarrona. —Lo se, muchas gracias, Zoya.— Añadió sabiendo perfectamente lo que habían hecho y la esperanza que habían traído para todos.
—Se que no me soportas, y el sentimiento es recíproco, pero se cuando tengo a una buena rival frente a mi. Eres fuerte, Tomiris, y poderosa, no dejes que este mundo te destruya.— La advirtió haciendo que Tomiris se marchara confundida por su advertencia, sobretodo por una hecha por la propia Zoya.
—¿Qué quería?— Preguntó Alina confundida por la buena actitud que parecía haber tenido la vendabal.
—Nada.— La tranquilizó la mayor ignorando las palabras que esta la había dicho.
—Vamos a escoltarlas hasta la cena.— Dijeron dos soldados que para nada eran familiares para las dos hermanas.
—Pensaba...— Empezó a decir Alina confundida. —Bueno tengo mucha hambre.— Admitió ignorando aquel detalle.
—Gracias ya las llevo yo.— Les informó Kirigan a los dos guardias haciendo que estos se marcharán. —Para las dos.— Añadió mientras las entregaba a las dos un pequeño ramo de amapolas.
—Sí me disculpais, tengo que hablar un momento con Nadia.— Les dijo mientras se dirigía tras ella por uno de los pasillos.
—Ven conmigo.— Ordenó Baghra apareciendo en uno de los pasillos del pequeño palacio.
—¿Baghra?— Inquirió sin entender que hacia ella allí. —¿Qué hace?— Preguntó sin entender que hacía ella allí y por qué la estaba llevando hasta un pasadizo.
—¿Y tú hermana?— Preguntó la mentora con bastante interés.
—Con el general...— Empezó a decir sin entender nada de todo cuanto estaba pasando.
—Niña idiota, no hay tiempo que perder.— La advirtió mientras ambas entraban dentro del pasadizo sin ser percibidas por ninguno de los invitados. —Tienes que irte de aquí.— Añadió mientras empezaban a caminar por el pasadizo.
—¿Cómo? ¿Por qué? No puedo dejar a Alina.— La informó mostrando que jamás se iría su hermana.
—Ya me encargaré de tu hermana después, sígueme antes de que sea tarde.— La pidió mostrando en el tono de sus palabras que estaba pasando algo.
—Pero Baghra, ¿que es...?— Empezó a preguntar sin entender de qué las quería proteger.
—O seréis el resto de vuestras vidas unas esclavas.— Las advirtió desencajando con sus palabras a la invocadora de la luna.
—¿Una esclava?— Inquirió sin entender nada. —¡Baghra!— La llamo en señal de querer una explicación. —Sea lo que sea hay que volver y buscar a Alina y al general Kirigan, él podrá ayudar.— Afirmó sin darse cuenta de que era de él de quien las estaba intentando proteger.
—Estoy intentando protegerte de Aleksander.— La informó haciendo que Tomiris la mirase sorprendida al no entender el porqué él iba a querer hacerlas algo malo si había sido amable y se había preocupado por ellas. —Pretende extender la sombra y usarla como arma, con esa intención la creo en su día.— La reveló.
—Fue obra del hereje negro hace cientos de años, y fue un error.— Afirmó Tomiris sin creerse que Kirigan pudiera ser el propio hereje negro. —Me temo que usted ha sufrido un golpe de calor.— Advirtió preocupada por la mujer. —Él quería que Alina y yo entrenaramos para que fuéramos más fuertes.— Añadió creyendo todo cuanto él las había prometido, todo cuando él la había dicho a ella.
—Es eso o que te distrajeras soñando con un futuro a su lado o que dependierais de él y de los malditos guantes de su accedor.— La informó mostrando que sabía todo cuanto estaba sucediendo en el pequeño palacio.
—No...— Murmuró sin creerse que aquello pudiera ser cierto. —No.— Negó sorprendida de no haber podido leer las señales.
—Niña, Aleksander es el hereje negro. Se puso un nombre de noble para ocultarse tras la sombra.— La reveló haciendo que Tomiris la mirase impactada, ya que nada de lo que escuchaba parecía tener sentido.
—Mentira.— Negó.
—Mírame niña.— La ordenó justamente antes de hacer uso de su poder e invocar las sombras.
—Puede..., pero solo puede su linaje.— Murmuró dándose cuenta de que todas las piezas parecían encajar tan bien como un rompecabezas. —Usted es su madre...— Asumió comprendiendo todo.
—Mi hijo intentó crear su propio ejército con merzots, no pensó en quienes vivían allí, en lo que les haría con semejante poder. Los convirtió en las malvadas criaturas que os atacaron.— La reveló haciendo que Tomiris recordará aquel momento en la sombra, aquella sensación de incomodidad parecía tener sentido ahora.
—¿Los Volkra eran hombres?— Preguntó sorprendida de que aquellas criaturas tiempo atrás fueran humanos como ella.
—Y mujeres, y niños.— Añadió con dolor en sus palabras. —Le advertí de las consecuencias.— Garantizó mostrando el dolor que sentía por lo que su hijo había hecho y por todo lo que estaba planeando hacer.
—La invicadora de la luna..., dijo que lucho contra él.— Comentó encajando la historia de Kirigan con la de su antepasada, y ahora era cuando necesitaba saber que pasó con ella. Que fue lo que sucedió para que ella tuviera también el poder de las sombras sin estar emparentada con Baghra o Kirigan.
—Katerina intentó detenerle, sabía lo que pasaría. Pero a diferencia de mi, ella estaba dispuesta a matarlo si de esa manera protegía Ravka.— Explicó mientras en su voz podía percibirse el dolor que sentía al recordar a aquella mujer a la que quiso como a una hija y a la que lloro como una madre. —Antes de que se creara la sombra, Katerina uso su poder y consiguió debilitarlo, robando su poder, de ahí que tu lo tengas. Pero Aleksander la mató.— Resumió mientras alzaba la cabeza y la miraba con seriedad haciendo que Tomiris fuera consciente de quien era el verdadero enemigo.
—¿El la convirtió en un...?— Empezó a decir esperando por un lado que la respuesta fuera negativa.
—No, por suerte no se convirtió en una de esas monstruosidades. Él la mató usando el corte.— La reveló haciendo que la expresión de la pelinegra cambiará al escucharla, ya que su hermana había sido testigo de lo que el corte podía hacer y eso solo la hizo preocuparse en el bienestar de su hermana.
—Alina..., mi hermana está en peligro.— Afirmó con una expresión de horror en sus rostro.
—Me ocupare luego de Alina, pero a quien quiere es a ti. Sabe que eres la invocadora de la luna, sabe que eres más poderosa que tu antecesora y eso lo va a usar en su beneficio. Por eso tienes que huir antes de que sea demasiado tarde.— La advirtió mostrando que ella era la clave para todo lo que estaba pasando, pero a pesar del peligro que corría, Baghra sabía que ella no se iría sin Alina.
—¿Cómo es posible que viviera? Han pasado muchos siglos.— Quiso saber sin entender como era posible que hubieran vivido tanto tiempo.
—Ha tenido muchos nombres, y servido a muchos reyes. A fingido enumerables muertes mientras os esperaba.— Explicó haciéndola ver que ellas eran la clave, un premio al que se le habían servido en bandeja. —Contigo y Alina a sus órdenes podrá entrar en la sombra y usarla como arma como tenía planeado, será imparable.— Añadió sabiendo que la chica comprendería todo lo que estaba pasando.
—Me dijo que quería unir al país.— Murmuró sin creerse que la hubiera engañado como a una estúpida.
—Lleva siglos aprendiendo a engatusar a niñas ingenuas. ¿Te dijo que se sentía muy solo? ¿Te hizo creer que era un muchacho herido?— Preguntó sabiendo a la perfección cuales eran las tácticas de su hijo. —No es un muchacho, es eterno.— Sentenció con firmeza. —Tenías las de perder.— Añadió sabiendo que aquello era algo inevitable. —¿Crees que solo le importas tu?— Preguntó sabiendo que aquello podía dolerla pero la daba igual, la verdad nos dolía a todos. —Esta obsesionado con el poder, con dar caza a las bestias de Morozova. Y tú y tú hermana casi le entregáis el ciervo.— Afirmó haciendo que Tomiris se diera cuenta de que ella no era la única que soñaba con aquel animal. —Tienes que hacerme caso, debes de esconderte.— La pidió con desesperación.
—No le ayudare, pienso luchar, proteger a mi hermana.— Sentenció con completa seguridad en sus palabras.
—Aún no eres, ni por asomo, rival para él. Creía que tendría más tiempo para entrenarte pero habrá que esperar.— Suspiró mientras se detenía ante un pasadizo. —Sigue por la galería principal hasta que se bifurque, entonces gira a la derecha, llegarás a una dispensa, espera allí.— La pidió sabiendo que Tomiris haría caso a sus indicaciones. —Algunos Grisha me son leales, ellos te protegerán hasta que trace un plan.— La tranquilizó sabiendo que podrían derrotar a Kirigan y sacar de allí a las hermanas antes de que fuera tarde.
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—¡Tom!— Exclamó Alina corriendo hacia su hermana para poder abrazarse.
—¡Alina!— Exclamó aliviada de que estuviera bien.
—Baghra me ha contado todo, ¿que hacemos? No podemos..., no puede encontrarte, te usará. Yo lo sé.— Explicó Alina preocupada por lo que la podría pasar a su hermana.
—Vayamonos, lejos.— Sugirió Tomiris sabiendo que ambas podrían pasar desapercibidas. —Sí nos quedamos aquí nos encontrará.— Afirmó sabiendo que no podían esperar a que sucediera algo, debían de huir antes de que fuera tarde.
—¿Y como vamos a hacerlo?— Quiso saber Alina sabiendo que Tomiris debía de tener ya un plan.
—Así vestidas no, eso está claro.— La indicó mientras la agarraba de la mano. —Venga, vámonos.— Añadió mientras tiraba de ella y ambas se marchaban de aquella galería.
Sin decir mucho más, las dos recorrieron la galería, buscando una salida y algo de ropa que pudiera hacer pasar desapercibida a Alina.
—¿Dónde vamos?— Preguntó Alina una vez que se había cambiado de ropa y se habían desprendido de todo el lujo.
—Vamos a salir por la puerta grande, créeme.— Afirmó mientras centraba su atención en la carroza que había allí, la cual estaba sin vigilancia. —No hagas ruido, y súbete.— La indicó mientras abría el baúl.
—Pero...— Empezó a decir creyendo que aquella podía ser una mala idea.
—Alina, no me rechistes y sube.— La ordenó en señal de que debían de irse de allí de la manera más segura y más discreta, ante su orden Alina la siguió, para después Tomiris subirse tras ella. —Ves, aquí no nos encontrará nadie. Nos iremos lejos, y aprenderemos a usar nuestro poder para protegernos, para cuidarnos la una a la otra.— La tranquilizó esperando que Kirigan nunca las encontrará porque entonces muchas cosas podrían pasar.
—Se mueve...— Murmuró Alina mientras agarraba a su hermana de la mano como cierto temor.
—No te preocupes, nadie menos Kirigan sería capaz de atacarnos.— La tranquilizó sabiendo que tenían todo bajo control.
—Eso es lo que me preocupa.— Murmuró sabiendo que él sería capaz de cualquier cosa con tal de conseguir lo que se planeaba.
—No será capaz, nos necesita.— La tranquilizó sabiendo que sin ellas su plan no tendría ninguna clase de existo.
★★★
Se masca cada vez más cerca la tragedia.
Finalmente Tomiris sabe las verdaderas intenciones de Kirigan, o por lo menos una parte de ellos.
Realmente me moría de ganas de publicar el capítulo, porque estamos cada vez más cerca del final!!!
Bueno la escena de la exhibición, realmente parecía que estaban mostrando animales exóticos, porque madre mía. Pero me encantó porque es un momento que no solo representa esperanza, sino donde Kirigan se da cuenta de que tiene un digno y verdadero adversario.
La escena con el Apparat realmente ese hombre me da muchísimo miedo. Aunque me hubiera gustado saber que fue de él realmente.
Por otro lado, la escena con Zoya..., os encanta. Estas dos serán imparables. Y sí que me imaginaba que ella la daría la enhorabuena a su manera y la ayudaría, también a su manera.
La escena con Baghra, obviamente disfrute hacerlo. Porque es una abuela queriendo proteger a su nieta, a su legado, y obviamente Baghra hará todo lo posible para protegerla. Porque a su forma la quiere y la respeta, porque sabe que es poderosa.
Y ya la escena final con Alina..., bueno todo vuelve a ser como al principio, las hermanas Starkov contra el mundo.
¿Qué os ha parecido el capítulo?
Os leo ♥️
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