『IV. ARE YOU HAPPY?』

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Las lechuzas entraron en bandada al Gran Comedor, era hora del correo. Dos cartas cayeron frente a Lyra, al alzarlas y ver el nombre de uno de los remitentes, su color inmediatamente desapareció.

–Nix, ¿Quién las mando? –preguntó Regulus luego de llevarse una rebanada de tostada a la boca.

–Reg, no hables con la boca llena. –Lyra lo regañó, Regulus rodó sus ojos divertido. –Una es de Andromeda y la otra es de... de... –Regulus y Cassie miraron con el ceño fruncido a la castaña, Lyra estaba nerviosa. –Es del tío Alphard.

–¿Puedo leerla? –Regulus se levantó de su asiento y extendió su brazo para quitarle el sobre, la castaña fue más rápida y lo guardó en su túnica.

–La carta es exclusivamente para mí. –le sacó la lengua y rió, la expresión cambio completamente al sentir a cierto pelinegro observarla. –Debemos ir a clases.

Y antes de que el Gryffindor se acercará, la Slytherin ya había salido junto a su hermano y mejor amiga.

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Lyra movía impaciente su pluma, debía terminar un trabajo pero esa carta frente a ella la distraía. Mordía su labio inferior como si quisiera arrancarselo. La respiración era errática como si le faltara el aire.

Se estaba debatiendo internamente si debía abrirlo. Temía lo que Walburga Black le haya mandado.

Antes de que llegara Cassie, tomó rápidamente el sobre y lo metió entre sus libros.

–¿Dónde estás Cassie? –murmuró para sí misma. Últimamente la rubia se desaparecía por horas y eso le preocupaba a Lyra. Aunque posiblemente esté pasando el tiempo con algún chico o chica, nunca se sabe.

Una pila de libros fueron tirados frente a la de ojos claros. La Black levantó su mirada y se encontró con los ojos marrones de un Gryffindor.

–Hola, Lyra. –saludó amable.

–Hola, Lupin. –le regaló una pequeña sonrisa.

–¿Lista para nuestra tutoria?

–No hay de otra. –bufó. –Sólo me ayudaras en Herbología. ¿Verdad?

–Sólo en Herbología.

–En Transformaciones te ayudará...

Alguien se sentó bruscamente junto a la castaña.

–Siento la demora, pero... –se limpió su labio. –tenía asuntos que atender.

Lyra ocultó una risa.

–Por fin apareces, Cass.

–No me perdería una tutoria del Gran Remus Lupin.

–Tampoco es la gran cosa. Solo les ayudaré en los temas que les cueste.

–Por supuesto que es la gran cosa. Eres el mejor de la clase junto a la chica Evans, si hablamos de Gryffindor. –un destello se asomó en los ojos de la Malfoy al mencionar el apellido de la pelirroja.

–¿Comenzamos? –preguntó Remus.

Las dos chicas asintieron.

Estuvieron la mayor parte de la tarde encerrados en la biblioteca. Lyra, aunque Remus le explicaba, no podía prestar atención, la carta oculta entre sus libros le carcomia la cabeza.

Llegaron al final de la dichosa tutoria. Remus les explicó que días podía darles las lecciones.

La rubia y la castaña caminaban silenciosamente por los pasillos hasta llegar a la mazmorras.

Al ingresar dejaron sus libros en sus escritorios. Cassie se lanzó a su cama.

–No tienes idea de cuánto te extrañé. –extendió sus brazos sobre el colchón tratando de rodearlo.

–Que exagerada eres, Cass. –rió Lyra.

–No la escuches, esta celosa de nuestra relación. –acarició ese cómodo y suave colchón.

–¿Debo despertarte para la cena o dormiras hasta mañana?

–Despiertame para la cena. –cerraba sus ojos.

Lyra sonrió al ver como se dormía su mejor amiga. Se acercó y tomó el edredón para poder taparla.

La chica de ojos claros se sentó frente a su escritorio, buscó entre sus libros ese viejo papel. Lo guardó en jno de los cajlnes del escritorio, luego de la cena lo leería. Ella hizo lo mismo, se recostó solo un momento.

Al pasar un par de horas, Cassie fue quien se despertó, Lyra aún dormía. La rubia prefirió no despertarla ya que era la primera vez que veía a esa castaña tomar una siesta tan pacíficamente, sin preocupaciones.

La rubia salió para dirigirse al Gran Comedor, le guardaría un poco de comida a Nix.

[...]

Pasaron horas, la cena había finalizado. Cassie ya estaba en el cuarto descansando para las clases del día siguiente.

En ese momento Lyra despertó. No tenía idea de cuánto tiempo había dormido pero al levantarse vio una bandeja con comida y una pequeña nota de Cassie. Ella la agarró y sonrió al leerla.

Silenciosamente abrió el cajón donde se encontraba esa carta, la tomó al igual que la caja de cigarrillos que escondía allí. Ambas cosas fueron puestas sobre la bandeja de comida. Cautelosa salió de ese cuarto para poder buscar un lugar tranquilo.

Al salir de la Mazmorras, no sabía con exactitud a dónde se dirigía, ella solo caminaba. No había nadie por los pasillos, ni siquiera los prefectos o Filch con su gata.

Se le ocurrió ir al campo de Quidditch, aire libre, sin nadie alrededor y alejado, algo que le gustaba a la castaña.

Al llegar, lo primero que hizo fue comer lo que Cassie le guardo, unas empanadas de Cornualles, una rebanada de pastel de calabaza y una botella con agua. 

Al deborar cada alimento agradeció tanto a Cassie por acordarse de ella. Dejó de lado esa bandeja y tomó la caja de cigarrillos, sacó uno y lo metió entre sus labios, sacó su varita de su bota, siempre la guarda allí, y susurró "Incendio" para poder prenderlo.

Dió una calada antes de tomar esa carta, se recostó sobre el césped para ver las estrellas. Con una mano sostenía el cigarrillo y con la otra la carta. Suspiró pesadamente y comenzó con su lectura.

La carta redactaba lo mismo de siempre, ser la mejor de la clase, no hablar con traidores de la sangre o "Sangres Sucias", algo que a Lyra le molestaba, ella no era como sus padres ni le importaba esas estupidas cosas, ella solo lo sigue por Regulus, hace todo por él, para protegerlo.

Esa carta tenía algo más, el matrimonio con Lucius y su "iniciación" para unirse a esas tropas.

"No hagas nada que a Lucius no le guste. Siempre debes hacer lo que él te pida, así su matrimonio funcionará. No seas tú. Y deja de comer tanto, te he visto con unos kilos de más cuando estuviste en casa, Lucius no te querrá si engordas."

—Que estupidez. –murmuró dejando de lado esa carta. Pero debía hacerlo, debía obedecer a todo, y si eso incluye ser una esclava para Lucius y dejar de comer lo haría. –Pero debo hacerlo. –se llevó nuevamente ese cigarrillo a su boca, exhaló el humo y se quedó recostada sobre el césped.

[...]

Un Gryffindor estaba en la carpa de Quidditch, donde siempre explican las tácticas o las idea. Estaba acomodando cada cosa que los jugadores habían dejado desordenado, no era su deber pero le gustaba que este todo en su lugar. Repasó el pizarrón una vez más para poder memorizar el plan para el siguiente partido, Slytherin vs Gryffindor.

Solo le tomó unos minutos poder recordar cada una de las jugadas. Agarró el mapa y su varita para salir y regresar a su cuarto.

Al salir visualizo el humo y a su causante. Metió su varita y el mapa entre sus bolsillos y camino hasta el centro del campo de Quidditch.

La chica mantenía los ojos cerrados, una pierna flexionada y la otra estirada, su falda se subía al tener flexionada una de las rodillas.

—No deberias estar fumando. –habló el Gryffindor.

La castaña reconoció la voz al instante. —No es de tu incumbencia, Potter. –aún mantenían sus ojos cerrados.

—Lo es si se trata de la hermana de Sirius.

Lyra abrió los ojos y lo miró. —Él no es mi hermano. Dejó de serlo el día que se fue. –James estaba al tanto entre la relación que tenían los Slytherin con Sirius. Lyra regreso su mirada a las estrellas, dando una calada más a su cigarro. —Puedes irte.

El chico Potter hizo oidos sordos y se recostó junto a ella.

—Has lo que quieras. –rodó sus ojos.

—Siempre lo hago. –sonrió orgulloso. –¿Qué estás viendo?

—Si te quedas guarda silencio.

—El silencio me es incómodo.

—Entonces no podremos convivir en un mismo sitio.

—No cuesta nada hablarme. –giró su cabeza para mirar a la castaña.

—Hablar contigo es un sacrificio muy grande.

—Lo estas haciendo. –ella rodó sus ojos y bufó. –Y si no dejarás de fumar entonces comparte tu cigarro.

Lyra le extendió la caja pero él negó con la mano.

—Quiero el que tienes entre tus dedos.

—¿Por qué eres tan molesto? –Lyra estrechó su mano para poder entregárselo.

—Y tú obedeces a mis peticiones. –lo tomó y le dio una calada, luego de eso lo devolvió a su dueña.

—Aún no respondes a mi pregunta.

—Estoy viendo las estrellas. –dijo con obviedad.

—Toda la familia Black tiene el nombre de por lo menos alguna de las estrellas y constelaciones.

—Es una tradición.

—¿También es una tradición torturar a sus hijos?

Lyra abrió sus ojos como platos. No contestó.

—Perdón no debí hacer esa pregunta.

—Es mejor que me vaya. –Lyra se sentó para ponerse de pie. Guardó la colilla del cigarro en su sudadera para luego tirarla en uno de los baños.

—No, no. El que debería irse soy yo. Tú estabas aquí antes. –James se sentó. –Fui muy imprudente con esa pregunta.

El azabache siempre veía a Lyra como la hermana pequeña de Sirius pero en ese momento al verla con la nariz roja por el frío, la sudadera por debajo de los hombros y con esos ojos verdes que brillaban con la luz de la luna cambio su perspectiva.

El Gryffindor se pusó de pie primero para ayudar a Lyra. Ella acomodó su sudadera y la bandeja para luego levantarla, cuando su mirada fue al frente se encontró con James estirando su mano. Ella lo aceptó y con leve tirón logró ponerse de pie.

James logró ver unas marcas en la muñeca de la castaña.

—Lyra, ¿Qué te sucedió? –la Black inmediatamente se percato que la manga estaba arriba y rápidamente la bajo.

—No es nada. –contestó sin importancia agachandose para tomar la bandeja.

—Tienes unas marcas. ¿Fueron tus padres?

—No es de tu incumbencia.

Eso era cierto no era problema de James y él lo entendió. No se conocían lo bastante como para tener una charla de mejores amigos.

El azabache trato de cambiar de rápidamente de tema. Y eso hizo. En un rápido movimiento tomó la carta que se encontraba sobre la bandeja.

—¿Una carta de un admirador secreto? –estaba por abrirla.

Lyra tiró la bandeja. —No, dame eso.

Estaban en un batalla, la castaña trataba de quitarle ese viejo papel al azabache. La desventaja era que Lyra era unos centímetros más baja que James. El ojimiel reía al ver como la ojiverde no lograba quitársela.

—Potter, devuélveme eso. –dijo entre dientes.

—Quitámelo. –la desafío.

Ella se acercó amenazante con el objetivo de arrebatarle ese papel.

El azabache tropezó y cayó al suelo, y Lyra cayó sobre él.

—Hola. –dijo coqueto con una media sonrisa. James podía sentir ese aroma a tabaco mezclado con algo dulce.

—Estúpido. –estiró su mano y le quitó la carta. Apoyó sus manos sobre el pecho del Gryffindor para poder levantarse.

James reía al ver que hizo enojar a Nix.

—Para ti todo es un juego. –dijo Lyra mientras acomodaba nuevamente la bandeja.

—Debemos tener diversión y disfrutar de nuestra juventud. –elevó sus hombros.

—Esas palabras no existen en mi diccionario.

—Lyra, ¿Eres feliz?

La pregunta la tomó por sorpresa. No tenía respuesta para ello. ¿Qué es la felicidad para una Black? ¿Alguna vez fue feliz? ¿Lo es?

—Adiós, Potter. –la castaña le dió la espalda para poder alejarse.

James se quedó solo en ese campo mirando como esa castaña movía sus caderas, parecía elegante como si de una princesa se tratara.

Lyra negó. —¿Soy feliz? –murmuró.

















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Hola, hola!!!

Primera interacción de Lyra con James.

Espero que les haya gustado y no olviden si quieren hacer edits sobre esta historia, háganlo me encantaría verlos, me haría mucha ilusión, pueden etiquetarme, la historia tiene su propio hashtag #daylightwattpad.

Opiniones y teorías...

With love, Sofy. ❤️





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