𝐂𝐀𝐏𝐈𝐓𝐔𝐋𝐎 𝐂𝐀𝐓𝐎𝐑𝐂𝐄
━━━☀️━━━
𝐌𝐎𝐑𝐀𝐍𝐀 𝐏𝐎𝐃Í𝐀 𝐒𝐄𝐍𝐓𝐈𝐑 𝐂𝐎𝐌𝐎 𝐋𝐀 𝐋𝐋𝐀𝐌𝐀𝐁𝐀𝐍. Podía sentir cómo las sombras deseaban rendirse a sus similares; le costaba controlarlas. Estaban atacando a todo lo que se movía y se acercaban hacia ella.
─ ¡Saca a todos! ─gritó Morana a Nikolai mientras daba un paso hacia los nichevo'ya justo cuando Adrik y Nadia los golpeaban con el viento, abriendo agujeros en sus pechos. Nikolai agarró su muñeca.
─ ¿Qué estás haciendo?
─ Nikolai, saca a todos ─dijo Morana─. ¡Simplemente vete!
La boca de Nikolai se abrió para protestar, pero al instante siguiente, su madre, gritó y lo arrastró lejos, después de presenciar cómo desgarraban a su hijo mayor. Morana miró hacia los monstruos y se acercó a ellos, llamándolos como ellos la llamaban a ella, tratando de reunirlos a todos a su lado mientras los gritos resonaban por los pasillos.
Luchar contra los nichevo'ya era como luchar contra los Volcra en la Sombra; podía sentirlos y percibir sus movimientos. Pero ahora no sentía hostilidad hacia ellos, no estaban tratando de matarla, sino de corromperla.
Los dos que aún estaban en el salón intentaban llegar a ella, abrazarla y sumergirla en la oscuridad, pero Morana invocaba cada destello de luz que tenía dentro de sí para mantener a raya a las criaturas. Empujó sus manos hacia adelante, una cuerda de luz y sombras envolviendo a ambos monstruos de sombras, un chirrido penetrante salió de ellos mientras la luz quemaba a través de sus sombras.
Apretando los dientes, Morana forzó otra ola de luz de poder interior para que viajara a través de la cuerda y luego, los nichevo'ya se disiparon. Las sombras retrocedieron a sus rincones y Morana no sabía si los había derrotado o simplemente se habían ocultado.
Jadeando, Morana miró a su alrededor, entre cadáveres, mesas volcadas y charcos de sangre. Aún podía sentirlos, más lejos, pero aun en la Rueda Giratoria, pero había algo más. Otra atracción hacia los monstruos, una sensación similar a la que sentía en la Sombra. Y sabía que era él, su padre.
Con una respiración profunda, Morana comenzó a abrirse camino hacia las criaturas que la llamaban. ¿Y si habían encontrado a Nikolai? ¿Y si...?
Un llanto hizo que Morana se detuviera en sus pasos. Frunció el ceño mientras miraba alrededor del pasillo al que acababa de entrar y vio a una niña pequeña escondida detrás de una cortina. No podía tener más de cinco años. Su vestido azul claro estaba manchado de sangre y su rostro estaba rojo y empapado de lágrimas, su labio inferior temblaba mientras sus ojos se encontraban con los de Morana.
Morana miró a su alrededor, tratando de encontrar a los padres de la niña, rezando a todos los Santos del cielo para que no fueran ninguno de los cadáveres que acababa de pasar. Con un suspiro tembloroso, Morana sonrió suavemente a la niña, dando un paso hacia ella, pero la niña solo temblaba en su lugar, luciendo aterrada.
Suspirando, Morana se arrodilló, con una pequeña sonrisa aún en su rostro.
─ Soy Morana ─dijo─. ¿Cuál es tu nombre, cariño?
Un sollozo escapó de los labios de la niña y ella sacudió la cabeza.
─ ¿Tienes miedo? ─preguntó Morana suavemente y la niña asintió─. Bueno, yo también tengo miedo. ¿Crees que podríamos tener miedo juntas? Podríamos ir a buscar a tus padres, encontrar un lugar más seguro.
─ Quiero a mi mamá ─sollozó la niña, aferrándose a las cortinas como si fueran su única salvación, y el corazón de Morana se encogió por la pequeña niña.
─ Te ayudaré a encontrarla, lo prometo ─le dijo Morana, levantando una mano hacia ella─. Pero tienes que confiar en mí, cariño, no te haré daño.
Después de unos momentos de vacilación, finalmente la niña soltó su agarre en la cortina y agarró fuertemente la mano de Morana. Esta sonrió y se puso de pie, levantando a la niña en sus brazos y riendo cuando ella escondió su cabeza en su cuello.
─ ¿Cómo te llamas?
─ Klara ─dijo la niña entre sollozos, y Morana acarició su espalda mientras miraba a su alrededor, buscando la mejor ruta para seguir. No podía llevar a una niña hacia los nichevo'ya.
─ Ese es un nombre muy bonito ─dijo Morana mientras comenzaba a caminar, bajando por una escalera, manteniendo a Klara cerca de ella, una de sus manos lista para atacar a cualquiera que se acercara─. ¿Viste hacia dónde se fueron tus padres, Klara?
─ Las sombras se llevaron a papá ─susurró Klara con un sollozo─, y no sé dónde está mi mamá.
─ La encontraremos ─dijo Morana, aunque no podía prometerlo. Solo podía esperar que la madre de Klara estuviera a salvo. A juzgar por el vestido de la niña, eran de una familia adinerada, lo que podría significar que su madre fue llevada a un lugar seguro junto con la Reina y Nikolai. Nikolai─. La encontraremos ─repitió, y Klara asintió contra su cuello.
Los pasos de Morana se ralentizaron al escuchar pasos no muy lejos de ellas. Su corazón latía desbocado en su pecho mientras caminaba alrededor de la esquina, su mano levantada en el aire, luces y sombras ya girando alrededor de sus dedos, sostenía a Klara más cerca y...
─ ¡Mora! ¡Somos nosotros!
Un suspiro se escapó de ella al ver a Tamar, Alina, Adrik y Nadia frente a ella, todos listos para luchar. La cabeza de Klara se levantó de su hombro y miró a las personas frente a ellos con el ceño aprensivo.
─ Está bien, Klara, son amigos ─dijo Morana con una sonrisa y Klara asintió, apoyando de nuevo su cabeza en el hombro de Morana. Ella se volvió hacia Tamar─. Tenemos que irnos. ¿Dónde está Nikolai?
─ También necesitamos encontrar a Mal ─dijo Alina con urgencia.
─ Mal no está aquí ─respondió Morana al instante y todos fruncieron el ceño.
─ ¿Qué quieres decir con que no está aquí? ─preguntó Alina.
─ Quiero decir que no sé dónde está, Alina, pero definitivamente no está en la Rueda Giratoria ─respondió Morana mientras seguía a Tamar por el pasillo del que acababa de venir─. Puedo sentirlo más lejos, no ha estado en la Rueda Giratoria desde anoche.
─ ¿Por qué no me lo dijiste? ¿Y qué quiere decir con que lo sientes?
─ Pensé que él volvería ─dijo Morana mientras bajaban apresuradamente las escaleras, apretando su agarre en Klara para evitar que la niña cayera─. Y es una larga historia, Alina, pero prometo que te la contaré después.
─ Los túneles no están muy lejos ─interrumpió Tamar su conversación al llegar al final de la escalera─. Hay cuevas, podemos escondernos allí.
─ ¿A dónde conducen? ─preguntó Alina?
Sus pasos se ralentizaron al entrar en un pasillo y los ojos de Morana se posaron en los cuerpos que decoraban su camino.
─ Klara, ¿puedes mantener los ojos cerrados por mí? ─la niña asintió contra su cuello.
─ Hay un punto de acceso oculto justo a través de ese arco ─dijo Tamar, respondiendo a la pregunta de Alina mientras señalaba un arco al final del pasillo por el que caminaban.
Morana sintió que sus sombras la tiraban hacia atrás y se dio la vuelta rápidamente, viendo cómo un nichevo'ya se levantaba de una fuente.
─ ¡Adrik, Nadia! ─gritó a los dos hermanos que estaban al final del grupo, y Adrik se dio la vuelta lo suficientemente rápido como para empujar a Nadia lejos de la criatura antes de que su brazo fuera agarrado.
─ ¡Coge a Klara! ─instó Morana a Tamar mientras pasaba junto a la niña, cuyos llantos se hacían más fuertes al abrir los ojos y ver a la criatura de sombras.
Morana agitó su mano en el aire y la luz y la sombra se mezclaron en forma de una hoja antes de atravesar el brazo del nichevo'ya, las sombras retrocedieron hacia la oscuridad mientras Adrik caía al suelo.
Nadia y Alina corrieron hacia Adrik, viendo su brazo sangrante, pero Morana se mantuvo firme. Podía sentirlo acercándose, apretó la mandíbula mientras veía que las sombras que lo seguían se reunían al final del pasillo.
─ Salid de aquí ─les dijo Morana a los demás─. ¡Llevaos a Adrik y Klara!
Y luego él entró. Y aunque nunca lo había conocido, ella lo supo. Lo supo no por su ropa o su cabello oscuro, ni siquiera por las cicatrices que cruzaban su rostro, sino porque podía sentirlo llamándola. Lo similar atrae a lo similar.
─ ¿Lo ves? ─preguntó Alina, poniéndose de pie, y Morana asintió.
Ella giró la cabeza hacia Tamar.
─ Confía en mí, solo llévatelos. Alina y yo podemos encargarnos de esto.
─ Mora...
─ ¡Sabes quién soy! ─Morana susurró hacia Tamar, y la Mortificadora cerró los labios, asintiendo rígidamente─. Sal de aquí. Por favor.
Con un gesto de cabeza, Tamar dejó a Klara en el suelo y le indicó a la niña que corriera hacia el arco mientras ayudaba a Adrik a levantarse junto a Nadia. Alina se acercó para estar junto a Morana. Esta última volvió a mirar a su padre, quien la observaba con los ojos entrecerrados.
─ ¿Yelena? ─preguntó él, su voz era fría y venenosa.
Morana alzó la cabeza en alto, sin mirar a los ojos de Alina mientras respondía.
─ Yelena Zoreslava está muerta.
─ Entonces, ¿quién podrías ser tú? ─preguntó él, aunque en su rostro no se vislumbraba confusión, solo sorpresa, una sorpresa furiosa.
─ Morana Zoreslava ─respondió ella, esbozando una pequeña sonrisa sarcástica─, padre.
Una risa amarga escapó de sus labios, mientras las sombras detrás de él crecían en tamaño, tomando la forma de los nichevo'ya.
─ ¿Yelena te ocultó de mí?
─ Bueno, ella pensó que un monstruo como padre podría haber sido una mala influencia ─respondió Morana, ignorando la mirada de Alina─. Pero, por otro lado, tú envenenaste su vida.
─ ¿Lo hice? ─preguntó casi de manera desafiante, dando un paso más cerca, y Morana levantó las manos, con la luz y las sombras danzando en sus dedos. Su padre inclinó la cabeza, mirando con curiosidad a Morana─. No estás usando la Pequeña Ciencia.
─ Tú tampoco ─respondió Morana, mirando significativamente a los monstruos que lo rodeaban.
─ ¿Qué es lo que quieres? ─intervino Alina, anunciando su presencia en la habitación, y los ojos de su padre se posaron en la Invocadora del Sol.
─ No tengo intención de hacerte daño ─le dijo él a Alina mientras la chica levantaba los brazos, preparada para luchar─. Debes saberlo a estas alturas.
─ Perdona si no te creo ─dijo Alina con los dientes apretados.
─ Fui honesto sobre lo que importaba ─respondió él simplemente.
─ ¿Cómo crear la Sombra?
─ Tu obsesión con la Sombra es ingenua ─dijo él con desprecio─. Destruirla no resolverá los problemas de Ravka. Nos han odiado y cazado mucho antes de que existiera la Sombra. Yo estuve allí. Ahora, detén esto, por favor. Y ven conmigo ─sus ojos se posaron en Morana─. Ambas.
Morana soltó una risa.
─ ¿Para que podamos ser una familia feliz? ¿Invitaremos a los Volcra a la reunión?
Su padre la ignoró con una mirada de despreció y se giró hacia Alina.
─ Gobernaremos juntos, uno al lado del otro. Te prometí que tú y yo cambiaríamos el mundo. Y tengo la intención de cumplir esa promesa.
─ Eso nunca va a suceder ─respondió Alina.
─ ¿Cómo crees que acabará esto? ─preguntó, mirando con condescendencia a Alina─. ¿Tú y tu Príncipe Lantsov felices para siempre? ─la mandíbula de Morana se apretó─. ¿Tu fiel rastreador arrodillado a los pies de tu trono? He visto lo que realmente eres, y nunca me he alejado. Nunca lo haré. ¿Pueden ellos decir lo mismo?
─ Ellos no están obsesionados con el poder y el control.
─ El poder tiene que ser controlado ─dijo fríamente─. Y tú estás jugando a un juego muy peligroso con él.
─ No quieres que destruya la Sombra ─comenzó Alina─, porque si lo hago, destruiré lo único que te queda.
Sus ojos se posaron en Morana y una sonrisa siniestra se formó en sus labios.
─ ¿Lo único?
─ Estás loco si piensas que me uniré a ti ─respondió Morana.
─ Sé que sientes cómo las sombras te llaman ─dijo─. Estás desequilibrada. La merzost dentro de ti te destruirá si no buscas ayuda...
─ Tú no eres el indicado para hablar. Sea lo que sean esas cosas, te están destruyendo ─respondió Morana─. Puedo sentir tu oscuridad y no hay nada que las equilibre. Estás solo. Morirás solo.
Sus ojos se volvieron increíblemente más oscuros y asintió antes de hablar.
─ Hazlo a tu manera.
El nichevo'ya que estaba detrás de él se abalanzó hacia Alina y Morana, y ambas chicas levantaron las manos. Alina creó una barrera de luz entre ellas y el monstruo, mientras que Morana cerró los ojos. Las sombras seguían intentando sofocar la luz dentro de ella, deseando que se uniese a él. La mente de Morana se llenó de imágenes de su madre, de una chica y un chico que conoció en Ketterdam, de Tamar y Tolya, Bluebeard, Mal, Alina... Nikolai. Su vida tenía tanta oscuridad como luz, y aferrándose a ese equilibrio, abrió los ojos, y la luz y la oscuridad salieron de ella en oleadas, destruyendo al nichevo'ya hasta convertirlo en nada.
La barrera de luz de Alina, la Invocadora del Sol, no dudó en arremeter contra el Oscuro con una oleada, lanzándolos a ambos hacia atrás. Morana le echó una mirada a su padre antes de levantar las manos, utilizando la luz y las sombras, la Pequeña Ciencia, para crear un espejismo de un pasillo vacío mientras empujaba a Alina con el pie, señalando hacia el arco, mientras ella retrocedía, vigilando al hombre en el suelo.
El arco comenzó a temblar, agrietándose y casi colapsando, y Alina y Morana se lanzaron debajo de él justo a tiempo, aterrizando a salvo al otro lado, envueltas en oscuridad.
Morana jadeaba y ayudaba a Alina a levantarse, mientras la chica iluminaba la oscuridad. La Invocadora del Sol la miró con furia.
─ Tienes mucho que explicar.
Morana suspiró.
─ Lo sé.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top