𝐭𝐡𝐫𝐞𝐞 𝜗𝜚 the secrets of the island
chapter three
THE SECRETS OF THE ISLAND
LA IMAGEN DEL DÍA ANTERIOR, SE REPETÍA EN SU CABEZA UNA Y OTRA VEZ. Seguía bastante conmocionada por todo lo ocurrido, tanto como por la pelea entre Topper y John B., como por la impulsividad de JJ.
No comprendía en qué momento Kiara había comenzando a rodearse de chicos que llevaban armas consigo y le apuntaban a la cabeza a un chico. Le parecía confuso y extraño.
Se encontraba en el jardín trasero con la familia Cameron, disfrutando de un agradable desayuno familiar. Cassie sentía que no encajaba entre tanta "estabilidad". No tenía muchos recuerdos de sus padres acompañándola en el desayuno, o pasando tiempo en familia con ella, fuera de las exigencias de su madre en sus clases extra curriculares. Por lo que sorprendentemente, y aunque se sintiera como un pez fuera del agua, estaba contenta.
—Cuéntanos, Cassie, ¿qué tal el internado? —inquirió Rose, mientras cortaba un trozo del filete en su plato.
—No estuvo mal. Había mucho para hacer. Pero no es mi estilo, extrañaba la libertad de las playas de Kildare —comentó ella.
—Por supuesto. Nada se compara con vivir en una isla. Es como estar de vacaciones todo el tiempo —concordó Wheezie, provocando que los mayores rieran.
Sarah salió del interior de la casa con una jarra de jugo de naranja en la mano y la colocó sobre la mesa.
—Gracias, cariño.
Cassie notó como la mirada de Sarah se quedaba congelada en el muelle. Discretamente giró su cabeza sobre su hombro y observó a John B. desapareciendo dentro del Druthers. John B. llevaba un par de meses trabajando en los botes de la familia Cameron —según las palabras de Sarah—, por lo que debido al incidente de la noche anterior, y pese a que él había sido una víctima, Sarah y Cassie habían convencido a Rafe de no comentarle nada a su padre acerca de lo ocurrido, de lo contrario lo meterían en muchos problemas.
Cassie no conocía a John B., no realmente. Habían tenido pequeñas charlas sobre el surf cuando eran más pequeños, pero siempre terminaban abruptamente cuando su padre la arrastraba de vuelta a casa diciéndole que su madre se enfadaría porque la había llevado con él a ver a Big John.
Sin embargo, Sarah le había comentado acerca de la desaparición de su padre, y como toda la isla lo daba por muerto. Había sido una noticia difícil de procesar, ya que conocía a Big John y el lazo que este tenía con su hijo. Ella ni siquiera podía imaginarse perdiendo al suyo. Aunque James estuviera lejos la mayor parte del tiempo, Cassie tenía la certeza de que en algún momento volvería a verlo. Por lo que se compadecía de John B.
—Ya vuelvo. Olvidé algo en el bote ayer —dijo Sarah. Cassie frunció el ceño ligeramente y la vio apartarse del comedor. Sus ojos siguieron su camino hasta al muelle, donde llegó al barco y comenzó a hablar con John B. Las voces de Ward y Rose, y la conversación que mantenían con Wheezie se habían vuelto inaudibles, hasta que volvió a prestarles atención.
—Rose... ¿cómo esta Nate? —preguntó, para incluirse en la charla, y desviar las reprimendas hacia Wheezie y su mal desempeño escolar.
Rose y Ward la miraron, dejando el tema de Wheezie de lado.
—Está muy bien. Cassie. Gracias por preguntar. Está estudiando medicina en la Universidad, y es un alumno bastante destacable —hablo Rose con orgullo.
—No podríamos estar más orgullos de él. Incluso tiene novia. Me alegra saber que al menos uno de mis hijos mayores tomará las riendas de la familia —habló Ward, diciendo la última frase entre dientes.
Cassie sabía porque lo decía. Rafe había decidido no continuar con la Universidad, y no había sido una noticia que a Ward le satisficiera. Por lo que ella optó por pasar por alto su comentario.
—¿Entonces no vendrá para las vacaciones? —inquirió, sirviendo un poco del jugo de naranja su vaso.
—Estará aquí para el Midsummers. Coronarán a Ward como Guardián de los Caballeros de la azalea —hablo Rose con una sonrisa entusiasta. Cassie sonrió lo mejor que pudo y le dio un sorbo a su vaso para reprimir su risa por el nombre absurdo de ese título.
Carraspeó un poco y sacudió ligeramente la cabeza.
—Eso es increíble. Muchas felicidades Ward —dijo sonriendo.
—Gracias, Cassie. Es un hecho que nos acompañarás. Quizá puedas hacer que Rafe se comporte —dijo, con ligero tono burlón y Cassie se puso nerviosa, sintiendo sus mejillas ruborizarse.
—No veo... no veo porque yo lo ayudaría con eso —vació, concentrando su atención en las grandes ventanas de la mansión.
—Vamos, Cassie. Todos sabemos que ustedes están bobamente enamorados del otro —hablo Wheezie, provocando que Cassie tuviera deseos de cavarse un pozo en el suelo.
Ward y Rose rieron por su comentario y observaron como Cassie se retorcía en su asiento y sus mejillas estaban increíblemente rojas.
—Wheezie tiene razón, Cassie. A Rafe pareces agradarle mucho. En el último año se ha vuelto demasiado problemático. No obedece mis órdenes, y se gasta el dinero en Dios sabrá que cosas y llega a altas horas de la noche. Es un desastre. Quizá lo que necesita es una buena mujer que esté a su lado y lo obligue a sentar cabeza —dijo sonriente, mientras observaba a Rose, dando a entender que ella había sido eso para él.
Cassie se limitó a sonreírle sin mucha gracia. Si bien escuchar a Ward decir que quizá ella era lo que Rafe necesitaba le provocaba un escalofrío y una extraña sensación en el estómago, no podía evitar sentir lástima por Rafe y la persona en que se había convertido. Siempre había sido un poco problemático y luchaba constantemente por la atención de su padre, pero ahora simplemente parecía que había perdido el rumbo.
Y se preguntaba si realmente había algo que ella pudiera hacer para ayudarlo.
La mañana transcurrió en lo que parecía ser un agradable día. La isla se recuperaba del huracán, y Figure Eight lo hacía con más rapidez. Rafe había salido muy temprano en la mañana, y Cassie comenzaba a extrañarlo. Sarah y ella, se encontraban en la sala mirando Gilmore Girls después de que Sarah le comentara acerca de la actitud extraña de John B. y la excusa que había tenido para tomar los tanques de buceo, cuando el teléfono después Cassie vibró a su costado.
Sus ojos se abrieron un poco, y sus cejas se elevaron, quedando impresionada por el mensaje de Kiara en su buzón:
"Hola, Cass. Se que no hemos hablado después de lo de ayer, y no debería estar pidiéndote esto, pero necesito un favor. ¿Estás en tu casa?".
La rubia frunció el ceño, quedando aún más confundida mientras leía el mensaje. Estaba intrigada por lo que Kiara pudiera necesitar y desesperada por algo que animara su sábado.
—Sarah... Debo ir a mi casa un rato. Olvide por completo que mi madre me pidió... regar... el jardín —hablo torpemente, sin ser capaz de pensar en una mejor excusa.
—¿Quieres que te acompañe? —inquirió Sarah, a punto de levantarse del sofá.
—¡No! —se apresuró ella a responder—. Estaré bien. Volveré después.
Antes de que Sarah pudiera argumentar, Cassie ya estaba saliendo apresurada de la sala de estar. Tomó su bicicleta del jardín trasero y pedaleó con sus paliduchos pies lo más rápido que pudo hasta llegar a su casa, que afortunadamente no quedaba lejos.
Al llegar, no fue difícil localizar a Kiara, pues la morena se encontraba golpeando la puerta trasera. Cassie estaba ligeramente sorprendida por la cantidad de sirvientes que había. O mejor dicho, los que faltaban.
Se dirigió a la cocina y observó a Kiara a través del ventanal. Se acercó y abrió la puerta lentamente.
—Kie —dijo, elevando una ceja y colocando su mano en su cintura.
La morena le dio una sonrisa apretada mientras se tambaleaba sobre sus talones.
—Hola.
—¿Para qué soy buena? —preguntó Cassie. Kiara hizo una mueca y miró por encima de su hombro hacia el muelle. Cassie miró en la misma dirección, y observó un pequeño bote, asumiendo que se trataba de los Pogues.
—¿Me prestas... tu equipo de buceo? —preguntó Kiara, luciendo avergonzada y elevando los hombros ligeramente. Cassie frunció el ceño.
—¿Vas a bucear después de un huracán?.
—Algo así.
—Kie... —dijo Cassie, sonando preocupada y sacudiendo la cabeza—. ¿Acaso ellos te están oblig...?
—No son lo que piensas —la interrumpió Kiara con rapidez y ahora con una mueca seria en el rostro.
Cassie se mordió ligeramente el labio.
—Son buenos chicos, ¿de acuerdo?. Lo de ayer fue un error. JJ es un poco impulsivo a veces. Deberías intentar conocerlos, te agradarían —propuso ella, con una pequeña sonrisa en sus labios y un destello en sus ojos.
—Iré por las llaves del bote —hablo Cassie poniendo los ojos en blanco y dándose media vuelta. Escuchó como Kiara celebraba detrás suyo y sonrió para sí misma.
Se dirigió hasta un cajón junto a la alacena y buscó las llaves del barco de la familia, que formaban parte de un llavero con las llaves de cada cerradura del barco. Las tomó y se dirigió con Kiara hacia el muelle. Saludo a los chicos rápidamente mientras subía a su bote junto a Kiara, quien les hizo una seña levantando sus pulgares para indicarles que Cassie había accedido a prestarles su equipo de buceo.
Cassie se dedicó a buscar el equipo, revisando los tanques, asegurándose de que estuvieran llenos.
—Mmm. Creí que teníamos más, pero solo veo estos dos —dijo Cassie, sacando con esfuerzo todo el equipo.
Kiara chasqueó la lengua.
—Creo que eso nos sirve, no te preocupes.
—Es extraño —dijo Cassie haciendo una mueca—. Como sea, solo uno está lleno —dijo, volteando a ver a Kiara. La morena le dio una sonrisa de oreja a oreja y tomó la maleta con el equipo.
—Será suficiente.
Ambas se dispusieron a salir del barco. Cassie volvió a cerrarlo, y se acercó junto a Kiara al pequeño viejo bote de los Pogues.
—Hola Cass —habló John B.
Cassie sonrió de lado y miró el gran y llamativo moretón en su ojo.
—¿Qué tal? —le pregunto, señalando su rostro.
—Excelente —ironizó él. Cassie asintió y miró a JJ, quien la miraba embobado.
—Hola —saludo indiferente.
—Hola reina Kook. ¿Cómo te trata la vida de ricos? —preguntó él despreocupado. Cassie frunció los labios fingiendo pensar.
—No hay nadie apuntando con un arma a la cabeza de un chico. Así que creo que bien —dijo sarcástica.
—Lamentamos eso —hablo Pope.
—Topper lo merecía —intercedió JJ.
—Creo que fue excesivo —repuso Cassie. JJ bufo.
—Vamos, chicos. Tiene razón. Pero ya lo castigamos por eso, Cassie. No te preocupes —hablo Kiara, mientras le pasaba a John B. la maleta.
Cassie suspiró hondo y observó sus movimientos.
—Gracias por hacer esto —dijo John B., colocando la maleta en el suelo.
—No hay de qué. ¿Me dirán cómo es que planean bucear si los pantanos están cerrados, y los tanques de Cameron vacíos? —inquirió ella, elevando una ceja. Los cuatro Pogues se miraron el uno al otro intentando buscar alguna excusa.
—¡No los robe! —señaló John B.
Cassie rio ligeramente.
—No dije que lo hicieras.
—¿Cómo lo supiste? —preguntó, frunciendo el ceño.
—Sarah me dijo que te vio subirlos a tu bote con la excusa de llenarlos. Y un momento después, Kiara está pidiéndome mi equipo de buceo. No es difícil de deducir.
—Esa chica... —maldijo John B. Cassie rio por lo bajo.
—¿Qué es lo que buscan? Debe ser importante si están tan desesperados por conseguir un equipo de buceo. ¿Al menos saben bucear? —los bombardeó ella, sintiendo genuina curiosidad ante la extraña y misteriosa actitud que presentaban.
—Pope leyó sobre el tema— se aprendo a decir Kiara entre dientes. Ignorando su primera pregunta.
—Es broma, ¿no?.
Los cuatro Pogues se quedaron en silencio, mirándose los unos a los otros.
—Yo se bucear. Puedo ir con ustedes— se ofreció Cassie, su corazón latiendo desesperado. Había sido una sugerencia peligrosa e inusual. Pero algo en el misterio de la situación le ataría. Aunque debía ser una estupidez compartir por voluntad propia el mismo bote que el chico que un día atrás tenía un arma de fuego.
—¿Ven? Se los dije. Es deporte de Kooks —hablo JJ después de un largo silencio. Sus ojos se habían iluminado tras escuchar la petición de Cassie, contrario al resto de sus amigos que habían tensado sus cuerpos e intercambiado miradas—. Yo pienso que debería venir —habló JJ.
Cassie tuvo una extraña punzada en el estómago al escuchar que JJ era el primero en estar de acuerdo, y no pudo evitar sonreír ligeramente, observando al resto de los Pogues que mantenían miradas dubitativas.
John B. observó a Kiara. Él no estaba seguro de si debían incluirla a o no. Acababa de volver a la isla, y si bien sabía que su padre y el suyo buscaron el oro juntos durante un periodo, era un hecho que Cassie desconocía. Y le preocupaba lo mucho que estuviera arriesgando su búsqueda, o a ella. Kiara asintió, aún mirando a John B. y se dirigió a Cassie.
—Cass... —Kiara se acercó a ella, tomándola por el brazo y apartándola una distancia razonable del bote de los chicos—. No quiero meterte en esto. Es... peligroso —repuso ella apretando los labios.
Cassie sacudió la cabeza poniendo los ojos en blanco.
—Kiara, yo me estoy metiendo sola. Si algo sale mal, me haré responsable... — aseguró Cassie, tomando su brazo ligeramente—. Dijiste que debía conocerlos, Kie. Está es mi oportunidad. Además, el único peligro que veo es a cuatro chicos que no saben bucear. Podrían morir allá abajo —señaló haciendo una mueca y volteo a ver a los chicos en el bote.
Kiara frunció el ceño, aún sin estar segura de adentrarla a esto. Era un asunto de Pogues, y Cassie aún seguía muy incluida con los Kooks, especialmente con Sarah.
—Prométeme una cosa —habló Kiara, con un tono extrañamente serio.
—Lo que sea.
—No le dirás nada a nadie. A tu madre, a Rafe... ni siquiera a Sarah, sobretodo a Sarah —señaló Kiara. Cassie le dio una sonrisa apretada y asintió tiernamente.
—No le diré ni a un alma. Lo prometo.
Cassie levantó el meñique de su mano derecha, observando a Kiara con una sonrisa divertida. La morena desvió la mirada un segundo poniendo los ojos en blanco con diversión y junto el dedo meñique de su derecho con el de Cassie.
—Pinky Promise.
—Pinky promise —repitió Kiara.
—Entonces... ¿Es un sí?. ¿Puedo ir? —inquirió Cassie.
—Sí. Bueno... Yo me encargo de los chicos —dijo Kiara, guiñándole un ojo.
Cassie sonrió de oreja a oreja y siguió a Kiara de vuelta al bote. Era incapaz de contener la alegría que brotaba de ella como chispas de un cortocircuito.
—Bien, chicos. Ella viene —anunció Kiara sin más.
JJ celebró por lo bajo, y se recuperó rápidamente para lucir despreocupado. Pope elevó una ceja ligeramente.
—¿Qué? —pregunto John B. frunciendo el ceño y abriendo los ojos enormemente.
—Esta bien. Confió en ella —aclaro Kiara, dándole una sonrisa compasiva—. Ella sabe bucear, nos ayudará.
—Eso es bueno, de hecho. Me entusiasma la idea de que nos acompañe una persona que sepa bucear y no muera en el intento —hablo Pope, dando a entender que estaba de acuerdo—. Además, quizá ella los haga entender que lo que haremos es ilegal y nos pone en peligro.
John B. le dio un gran golpe en la cabeza a Pope que lo hizo sacudirse hasta adelante.
—¡Auch!.
—Cállate amigo.
—¿Qué? ¿Van a robar un banco submarino? —bromeó Cassie, queriendo alivianar el ambiente.
Los cuatros Pogues se miraron el uno al otro bastante serios. La sonrisa divertida en el rostro de Cassie se desvaneció un instante.
—Algo así —respondió JJ.
—Aún puedes retractarte —dijo Kiara haciendo una mueca. Cassie sacudió la cabeza.
—Nunca he hecho algo ilegal —dijo inocentemente y luego se quedó pensando un minuto—. Bueno, es debatible.
John .B. miro a ambas chicas no muy convencido, pues prefería mantener el tema entre Pogues. Pero Kiara parecía confiar en ella. Su padre, incluso, también pareció confiar en el de Cassie en algún momento, y la valentía que ella parecía presentar, era digna de admirar.
Cassie hizo un puchero viendo a John B con ojos tiernos y el rio un poco. De todos modos, no tenía nada que perder.
JJ prestaba atención a las expresiones de su amigo, a él aún lo extasiaba la idea de pasar toda una tarde junto a la reina Kook y conocer todos los pequeños secretos que su mirada inocente escondían. John B. suspiro hondo, y se levantó de su posición junto al timón y acercándose al borde del pequeño bote.
Cassie lo miró expectante, al igual que todo el grupo. Pero la sonrisa en el rostro de la Kook solo se hizo más grande cuando John B. estiró su mano hacia ella.
Ella se tuvo que obligar a guardar la compostura y no lanzarse en sus brazos en ese instante para demostrar su gratitud, y espero sus palabras.
—Bienvenida al lado Pogue —dijo John B. con una pequeña sonrisa de lado.
Cassie tomó su mano sin dudarlo ni un segundo y le dio un gran sacudón.
Una vez que los Pogues habían accedido a que Cassie los acompañara en su peligrosa aventura. La habían puesto al tanto de cómo habían llegado a tan embarazosa situación:
Hace dos días, cuando el huracán Agatha había arrasado con la isla, los chicos habían encontrado un barco en el fondo del pantano. Al siguiente día, la policía encontró un cadáver en ese mismo pantano, que pertenecía a un hombre llamado Scotter Grubbs.
Y para la mala suerte de los chicos, el barco que habían encontrado le pertenecía a ese hombre, pero los Pogues, a pesar de su intento de hablar con la policía, decidieron investigar por su cuenta, ya que era imposible que un tipo como Scotter —de lado sur de la isla— pudiera adquirir un barco como lo era un Grady-White.
Cassie decidió no hacer preguntas, pues sabía que si su madre descubría que su pequeña niña estaba metida en cosas que les pudieran causar problemas, la mataría. Así que decidió mantenerse lo más al margen como le fuera posible, aunque ella misma se había metido hasta al fondo. Pero necesitaba sentir la adrenalina y el éxtasis de hacer algo que su madre no aprobaría, aunque temiera las represalias.
—Bien, Cassie —Pope se dirigió a ella con una libreta en la mano—. Hice unos cálculos y el barco está a unos nueve metros. Tomaría unos 25 minutos a esa profundidad —explicó él. Cassie escuchaba con atención mientras se colocaba el equipo de buceo encima de su traje baño—. Eso significa que deberás detenerte a los tres metros... por dos minutos, ¿sí?. Recuerda que es importante hacer la parada de seguridad.
—Si. Claro.
—¿Por qué es tan importante esa parada? ¿Qué tan difícil puede ser? —inquirió JJ, curioso, pero aún luciendo despreocupado como siempre.
—Si subes... demasiado rápido, el nitrógeno va a la sangre y sufres descompresión —explicó Cassie tranquilamente.
JJ rio.
—O sea que te descomprimes y... —comenzó a hacer movimientos raros con su cuerpo mientras mantenía una sonrisa divertida. Pope lo fulminó con la mirada y Cassie rio debido a su ignorancia.
—La descompresión te mata —hablo Pope sin ver la gracia en el asunto. La mueca divertida de JJ se transformó en una que mostraba su vergüenza por el regaño de su amigo.
Kiara, mientras los chicos conversaban, se quitó su camisa y saltó al agua sin previo aviso. El chapuzón y el agua que salpicó por el impacto llamó la atención de los cuatro chicos en el barco y miraron en su dirección. Cassie frunció el ceño.
—¿Ah?...
—¿Qué acaba de hacer? —preguntó Pope.
—No lo sé, pero me gustó mucho —dijo JJ. Cassie lo miro levantando ambas cejas sorprendida, pero divertida por su atrevido comentario.
Cuando los Pogues se percataron de su mirada en JJ, los tres la observaron avergonzados.
John B carraspeo un momento y JJ volvió a hablar:.
—Eh... si... Cuando estés abajo, buscas el depósito —hablo, sosteniendo una especie de llave mientras se acercaba a Cassie—. Mete esta cosa adentro, gira y jala, ¿sí? —le explicó haciendo un ademán. Cassie lo miraba con atención a sus movimientos mientras asentía con la cabeza.
—Bien, de acuerdo —dijo ella, tomando la correa larga que adornaba la llave y colocándola alrededor de su cuello—. Pan comido.
JJ la miro embobado, siguiendo sus movimientos con la mirada, sin ser capaz de desviarla. Ahora que estaba cerca de ella, podía distinguir que olía a verano y a fresas, no sabia como lograba oler tan bien. Cassie notó su mirada instante en ella y frunció el ceño ligeramente , sonriendo ligeramente de lado. JJ nuevamente notó que Cassie lo había atrapado mirándola, y desvió sus ojos de ella.
—Mi papa movía peso en otra época —dijo para desviar el tema.
Cassie le dio una mirada compasiva.
—¿Quién no? —interrumpió Pope y JJ lo fulminó con la mirada.
Cassie se acercó a la proa del barco, subiendo a esta y mirando el agua verdosa a la que estaba por saltar. Comenzó a retirarse los pantaloncillos cortos que vestía, siendo la única prenda que le quedaba por quitarse.
Nuevamente sintió la pesadez de las miradas de los tres chicos detrás suyo, y se dio media vuelta. Los tres chicos desviaron sus miradas con nerviosismo inmediatamente.
Cassie sonrió burlona y se puso colocó las aletas del equipo de buceo. Observó como Kiara volvía a la superficie y se acercaba al costado del barco, subió a este con ayuda de JJ, y sacudió su rizado cabello, mientras se levantaba y se acercaba a Cassie.
—¿Todo bien? —le preguntó Cassie, terminando de acomodarse el equipo.
Kiara asintió.
—Até mi camiseta a la cadena del ancla a unos tres metros. Asegúrate de parar ahí —le indicó. Cassie llevo su dedo índice y medio a su frente haciendo una seña.
—Entendido.
Pope se acercó a Cassie dándole el manómetro.
—Gracias.
La Kook volvió a acerase a la orilla y volteó a mirar a los Pogues antes de saltar.
—¿Me recuerdan que buscamos?
—Cualquier cosa que se vea brillante, de valor o sospechosa —dijo John B. apretando los labios.
Cassie hizo una mueca sin tener una imagen muy clara de que era lo que iba a encontrar. Solo esperaba que no fuera otro cadáver. Asintió y volvió la mirada al agua, a punto de bajarse la máscara.
—!Oye, reina Kook! —exclamo JJ. Cassie volteó a verlo—. Ten cuidado, ¿sí?. No queremos otro cadáver muerto en el pantano —hablo JJ torpemente, con una sonrisa tímida, pero expresión de despreocupado.
Cassie frunció el ceño y reprimió una sonrisa. JJ ni siquiera había notado el error en sus palabras.
—Gracias, JJ, apreció tu preocupación —respondió ella en cambio.
—Cass. Ten mucho cuidado —dijo Kiara, notablemente preocupada. Cassie asintió dándole una sonrisa apretada.
—Los veo en 25 minutos o más —dijo antes de bajar la máscara de buceo. Y finalmente se lanzó al agua.
—"Oye, reina Kook, ten cuidado. No queremos otro cadáver muerto" —se burló John B imitando a JJ.
—Intentaba ser amable —se excusó JJ. El resto de los tres Pogues rieron a carcajadas.
Cassie siempre olvidaba lo mucho que amaba la sensación de su cuerpo bajo el agua. Estar rodeada de nada más que un profundo y misterioso mar la hacía sentir tan viva como jamás lo había estado. Nada hasta el fondo del pantano, visualizando el barco Grady-White que JJ habían mencionado.
Cuando llegó a él, se tomó de uno de los tubos dentro del barco y tomo impulso para adentrarse al mismo. Se dirigió directamente a la cabina para buscar el depósito, el cual no fu difícil de encontrar. Una vez lo tuvo localizado, se retiró cuidadosamente del cuello la llave que JJ le había dado anteriormente y la metió en la cerradura, siguiendo las instrucciones que se le habían dado. Gira y jala.
En seguida el depósito se abrió frente a Cassie. A primera instancia, y por el color verdoso del agua, era difícil ver que había en su interior, pero lo único que Cassie lograba ubicar era un maleta negra. Decidió tomarla, entristecida, pues esperaba encontrar algo más interesante. Dio una última revisión dentro del depósito buscando algo que tuviera más valor o luciera más interesante sin tener mucho éxito, y finalmente decidió marcharse.
Colocó la maleta cruzadas sobre su hombro y comenzó a nadar lentamente de vuelta a la superficie, divisó la camiseta amarillo pollo de Kiara atada en la cadena del ancla y se detuvo justo ahí. Se dio un momento para disfrutar de la vista bajo el mar y lo oscuro que todo se veía a su alrededor a pesar de ser plena luz del día. Miro hacia la superficie, notando que le faltaban muy poco para volver al bote de los Pogues, y como podía ver la sombra del mismo.
No obstante, su corazón de aceleró un momento, cuando vio una figura asomándose al borde del bote. Por alguna extraña razón, siendo que podría haber sido alguno de los Pogues, Cassie decidió no hacer demasiado movimiento.
Espero hasta que la figura hubiera desaparecido, y notó como un bote se alejaba dejando un rastro de burbujas detrás. Cassie comenzó a nadar hasta la superficie nuevamente, esta vez con más decisión. Saco su cabeza del agua y subió la máscara enseguida, tomando una bocanada de aire puro.
—¡Cass! — exclamo Kiara asomada de la orilla del bote—. Nos preocupaste.
Los otros tres Pogues se encontraban a su lado, observando a Cassie en el agua también. La rubia comenzó a nadar hacia el costado del bote, dirigiéndose a la escaleras, y se quitó la maleta de encima, entregándola a JJ.
—¿Qué es esto? —inquirió JJ tomando la maleta y entregándosela a John B.
JJ comenzó a ayudar a Cassie a subir de vuelta al barco.
—Toma. Cúbrete —habló él, dándole una toalla. Cassie le agradeció con una sonrisa
—Fue lo único que encontré —hablo Cassie, secándose.
John B., al igual que el resto de los Pogues seguían mirando la maleta maravillados.
—¿Estás bien? —le preguntó Kiara a Cassie.
—Sí.
—Vino la policía, pero lo resolvimos —comentó Pope observando a Cassie con una pequeña sonrisa.
—¿Esto fue lo más interesante que encontraste? —inquirió John B.
Y Cassie estaba por responder cuando Kiara la interrumpió.
—Hey chicos, gente a las dos —los alertó Kiara observado por encima del hombro de Cassie. Había un bote que se dirigía a ellos. Aún estaba a poco menos de un kilómetro de distancia, pero se movía rápido. Cassie observó por encima de su hombro al barco. Era más grande y más rápido que el de ellos.
—¿Reconocen ese barco? —pregunto.
—Nunca lo vi —respondió Kiara—. ¿Qué hacen aquí? El pantano está cerrado.
—No lo sé, pero no tengo ganas de averiguarlo —repuso John B—. JJ, ¿elevas el ancla?.
—Claro.
JJ obedeció la petición de su amigo, y se acercó a la orilla del bote para elevar el ancla.
—¿Los esperamos? — preguntó Pope.
Cassie sacudió la cabeza enseguida, dándole una mirada mortal a Pope. Esos hombres en el bote lucían de todo menos amigables.
—No vamos a esperarlos —dijo John B. como si fuera obvio.
—¿Es una broma? —habló Kiara.
—Chicos, no esperen a que termine. Vámonos —les indicó JJ notando como en taco se acercaba a toda velocidad.
—Sí, no te esperaré —John B. se acercó al volante del bote inmediatamente.
—¡JJ, eleva el ancla! —exclamó Pope comenzando a lucir desesperado.
Comenzaba a sentirse un aire tenso alrededor de ellos. JJ terminó de elevar el ancla cuando John B. ya estaba dándole vuelta al bote para ir en la dirección contraria a los hombres que se acercaban.
—Esto no me gusta chicos —dijo Cassie, cuando el otro bote aceleró.
—¿Vienen a nosotros? —pregunto John B.
—Tal vez también están pescando —propuso Pope con positivismo.
Pero todos sabían que eso no era una posibilidad.
—¡Vamos, vamos! —alentó JJ viendo que el otro barco había girado en la misma dirección que el de ellos
—Al pantano, John B. — le recomendó Cassie haciendo un gesto, señalando otra sección del verdoso pantano.
—Vamos.
—Eso hago —se quejó John B. entrando a la desviación—. Actúen con normalidad.
Cassie seguía mirando el bote enemigo despistadamente, para asegurarse de que solo era la paranoia que los alarmaba y no un conflicto real. Sin embargo, no estaban dramatizando.
—Chicos, nos están siguiendo —los alertó Cassie con tono preocupado. .
—¡John B, acelera! ¡Acelera!
—¡Eso hago!.
John B aumentó la velocidad, comenzando a andar más rápido por la desviación, pero el barco que los seguía estaba empeñado en seguirles el paso.
—Carajo —murmuró Cassie, notando que también habían acelerado, y se acercaba a toda prisa.
El bote de John B. no era tan rápido como ella hubiera deseado, y el barco de aquellos tipos era mucho mejor y más rápido, si no fuera por la distancia a la que se encontraban los Pogues cuando ellos aparecieron en el pantano, seguramente los habrían alcanzado.
Los ojos de Cassie se abrieron enormemente cuando vio como uno de los hombres de aquel barco tomaba un rifle de algún lado y mientras los acomodaba, comenzaba a apuntar hacia los Pogues. Su primer instinto fue mirar a los Pogues y gritar.
—¡Abajo! ¡Abajo! —exclamo, agachándome al suelo al oír el primer disparo. Su cuerpo tembló completamente, sus manos cubrían su cabeza y su corazón latía a gran velocidad. Escuchó los gritos ahogados de los Pogues y vio como se agachaban intentando protegerse.
El sonido del disparo hacia eco en su cuerpo y las lágrimas rápidamente inundaron sus ojos debido al temor. JJ se acercó rápidamente a Cassie, la cubrió con su cuerpo mientras verificaba que sus amigos estuvieran bien.
—¡Mierda, chicos! —hablo Kiara aterrada
—¡Demonios! ¡John B, abajo! —grito JJ notando como el pecoso aún insistía en mantenerse de pie para continuar viendo el camino.
Otro disparo resonó en todo el pantano y Cassie cerró los ojos con fuerza, mientras JJ la abrazaba con más intensidad.
—¡Ay, dios, vamos a morir! —gritó Pope tirado en el suelo cubriéndose la cabeza con sus brazos.
El hombre disparó una vez más. Cassie dio un sobresalto y Kiara soltó un grito. Estaban llenos de pánico y no entendían que era lo que sucedía. Cassie visualizó como a su costado y junto a Kiara había una red de pesca. Su cerebro se iluminó y se arrastró lentamente por el suelo para tomar la red.
—¿Qué haces? — inquirió JJ, desconcertado y preocupado.
—¡Cassie ten cuidado! —gritó John B observándola de reojo.
—¡Cassie!— exclamo Kiara.
No supo de dónde tomó el valor para levantarse, decidida a ponerle fin a la peligrosa persecución. Se tambaleó de un lado al otro luchando por mantener el equilibrio, con sus piernas temblando desesperadas por el pánico. Otro disparo se escuchó y Cassie dio un sobresalto.
—¡Cassie, agáchate! — exclamo JJ, buscando acercarse a ella para jalarla al suelo de nuevo.
Cassie se paro con firmeza y lanzó la red de pesca al agua. Los hombres que los perseguían seguían llevando su barco a gran velocidad. Antes de que el tipo misterioso pudiera disparar una vez más, su barco quedó atascado sobre la red de pesca, enredándose en su motor y deteniendo su vehículo.
Cassie observó fijamente a los tipos, sintiendo como detrás suyo los Pogues comenzaban a levantarse del suelo y se acercaban a ella para agradecerle. Ella aún estaba envuelta en el miedo y el temor de la tan caótica situación. Llevaba apenas dos días en la isla y ya había estado involucrada en dos situaciones con armas de fuego y posibles accidentes que terminarán en un asesinato. No podía tener tan mala suerte.
Cuando finalmente volvió a la tierra y los tipos del otro barco se perdieron en el camino, Cassie volteó a ver a los Pogues.
—¡Dios mío! —dijo Kiara arreglando su cabello—. Estás demente. No vuelvas a hacer eso —le advirtió, dándole un gran abrazo. Cassie sonrió lo mejor que pudo y le devolvió el abrazos
—¡La reina Kook salvando el día! —exclamo JJ sonriente, mientras se acercaba a Cassie también y le daba un gran abrazo. Cassie no lo recibió con tanto cariño como a Kiara, así que solo lo abrazó con un brazo y con una sonrisa a medias.
Mientras volvían al chateu —hogar de John B.— las teorías acerca de quienes eran esos hombres y lo que querían, llevaban al naufragio en el que Cassie había estado momentos antes y lo que se encontraba en la maleta. Cassie hizo énfasis en lo demencial que había sido la persecución y demostró su curiosidad acerca de cuán a menudo experimentaban ese tipo de situaciones, teniendo como respuesta que aunque pareciera sorprendente, y se metieran en problemas más de lo que podían recordar, era la primera vez que vivían algo así.
John B. detuvo el bote una vez habían llegado al muelle frente al chateu. JJ ató la cuerda y una vez de pie sobre la madera vieja que formaba una rampa hasta el pantano, extendió su mano hacia la Kook para que esta pudiese bajar. Cassie tomó su mano y bajó del bote dando un salto, y después imitó la acción con Kiara. John B fue el siguiente en bajar, seguido de Pope, y ambos se dirigieron alegres hasta la caseta con el pecoso cargando la maleta.
Los cinco se acomodaron sin círculo, siendo incapaz de continuar con la espera y el misterio de lo que casi les costaba la vida.
John B. comenzó a abrir la maleta con cautela, los cincos chicos estaban ansiosos por lo que podrían encontrar dentro. John B. se tomó un segundo para mirar a cada de uno de sus amigos, con una sonrisa de lado y las cejas ligeramente alzadas.
—¿Qué creen que sea? —pregunto Kiara, curiosa—. Debe ser dinero, o algo así, ¿no?.
—Eso, o un par de llaves con valor como de medio millón —comentó JJ.
John B. intentaba hacerse el interesante. Observó a Cassie con una mirada cómplice y la rubia sonrió con dulzura, mientras asentía con la cabeza.
—¿Puedes abrirla ya? — le pidió Pope, impaciente, inclinado con las manos sobre sus rodillas, esperando expectante a qué John B. abriera finalmente aquel bolso.
Los cuatro chicos lo observaron con una mirada burlona debido a su intriga. Ya que horas antes, todavía tenía sus dudas sobre revisar el naufragio.
—Vaya, Pope. Es un arrebato raro de emoción para ti —lo fastidió John B. Cassie rio.
—Bueno. Me matan con la expectativa —se defendió Pope..
—Sí, sí —dijo JJ sarcásticamente.
—Ábrela. Casi morimos por esto —le pidió Pope nuevamente y Cassie asintió dándole la razón.
Y a decir verdad, también deseaba descubrir que guardaba ese bolso. Esperaba que fuera algo de gran valor, o algo que nunca antes hubiera visto. Sabía que no debía ser algo muy grande, ya que la maleta no pesaba en lo absoluto, pero bajo tanto misterio, debía ser algo asombroso.
John B abrió la maleta y saco una bolsa color rojo sangre más pequeña y de terciopelo que contenía algo adentro. Hizo una mueca y se dispuso a abrir la pequeña bolsa. Dentro encontró lo que era una especie de cápsula color plata.
Forcejeo un poco antes de abrirla, pues estaba muy bien cerrada, pero en cuanto lo logro, no dudo ni un segundo en sacar su contenido. El resto de sus amigos lo miraban expectante.
Lo que había en su interior, y que ahora se encontraba en las manos de John B., era una brújula vieja y desgastada.
Eso hizo que la expresión de emoción en el rostro de los jóvenes desapareciera. Se tornó por una que demostraba confusión y decepción. Cassie volteó a ver a Kiara, quien frunció el labio inferior y se encogió de hombros. Todos a excepción de John B sentían desilusión.
—Vaya —se quejó Pope reincorporándose—. Sí, que bien. Buen trabajo chicos. Encontramos una brújula —hablo irónico mientras movía las manos en el aire.
John B. observaba la brújula detenidamente, sus ojos parecían tener un brillo y su vista ya estaba bastante nublada por las lágrimas acumuladas en sus ojos.
—Amigo, ¿qué?. No vale nada —le dijo JJ dándole una palmada en el hombro.
John B. sonrió un poco sin dejar de observar el objeto. Acción que confundió aún más a sus amigos.
—¿La habías visto antes? —cuestionó Cassie con el ceño fruncido.
John B. no respondió, en cambio, siguió mirando la brújula con bastante admiración y nostalgia.
—John...
— Era de mi padre — hablo John B. finalmente.
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