Todo lo que te habia contado, ocurrió hace un año, y en ese año, Disco Bear y Pop fueron una pareja muy feliz.

Era lindo ver como ellos hablaban, y al decir algo, empezaban a reírse como locos.

A veces se quedaban dormidos en el sofá, Disco mantenía su brazo alrededor de Pop, mientras este apoyaba su cabeza en el hombro de Bear y sostenía al pequeño Cub.

Podías encontrarlos abrazándose, besándose, o simplemente tomados de las manos, sin importarles a la gente que los veía con malos ojos.

Pero en fin.....

Disco Bear estaba sentado en la banqueta, esperando a su pareja, veía con lindura las calles, de ahí, vio que Pop estaba llegando

─ Hola, Disco

─ ¡Pop! Que bueno verte ─ Disco palmeo la banqueta y Pop se sentó en esta, junto a su angelito durmiente.

─ ¿Sabes algo, cariño? Tu me haces ver el cielo como algodón de azúcar

─ ¿Enserio?

─ Si ─ Tomo algo de aire ─ Por eso te quiero mucho, eres tan dulce ─ Pop le dio un beso en la mejilla.

─ Jeje, no es para tanto ─ Dio una sonrisa pícara ─ Mejor entremos ─ Ambos se levantaron y entraron a la vivienda de Disco.

Dejaron a Cub en el sofá para que siguiera dormido, siguieron hablando, comieron un poco, vieron algunas cuantas películas, y terminaron durmiendo en el suelo de la sala, arropados, acurrucados y abrazados.

El amor de Pop hacía Disco Bear y viceversa, era tan dulce como el algodón de azúcar.

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Fin