「047 」

El rompecabezas yacía delante él en todo su esplendor. Completo. El dinero con el que se había burlado de él no había sido para su librería. JiMin había mentido para salvar la casa familiar. Ese era el motivo por el que se había casado con él.

Había intentado conseguir el préstamo para la cafetería, pero se lo habían denegado. Y en ese momento supo por qué no le había dicho la verdad. ¿Cómo iba a hacerlo? Nunca le había ofrecido un ambiente seguro en el que poder confesar. Se negaba a que les tuviera lastima a él y su familia, o a que lo usará en su contra.

JiMin se ocupaba de los suyos, por que si quería a alguien, luchaba por esa persona hasta la muerte. Era el hombre más apasionado, cariñoso, cabezota y leal que había conocido en su vida, y estaba locamente enamorado de él.

La verdad reverbera en cada músculo de su cuerpo. No le había mentido sobre el bebé. No había intentado quedarse en cinta. Había sucedido por algún motivo, pero había sido lo bastante tonto para confiar en él, contarle la verdad e intentar explicarse. De hecho, JiMin confiaba tanto en él que creía que se alegraría por el embarazo.

Y lo había traicionado al creer los comentarios envenenados de Hoseok y su padre en vez de al omega que lo quería.

Tras la revelación, se preguntó si JiMin podría perdonarlo.

Miró a Hye fijamente. Esa mujer no sólo le había dado a su hijo la fuerza para luchar por lo creía, sino un corazón para amar de manera incondicional. Un corazón que esperaba que diera segundas oportunidades.

Pensó en su padre y en todas sus omegas. Pensó en lo mucho que se había esforzado por evitar las emociones, a fin de no sufrir como sus padres lo habían hecho sufrir. Porque la relación de sus padres había dañado a todos aquellos que lo rodeaban.

Un trueno resonó en la estancia y lo sacudió por completo.

Se dio cuenta de que si seguía por ese camino, se convertiría en un hombre similar a su padre. Apretó los puños. Al mantener las distancias en todas sus relaciones para evitar el sufrimiento, había creado un hombre que era un cascarón vacío. Y con sus actos le había hecho a su omega más daño del que nadie se merecía. Era un cobarde desalmado que les hacía se merecía. Era un cobarde desalmado que les hacía daño a los demás porque sólo se preocupaba de sí mismo.

En el fondo el miedo seguía latiendo en su interior con la misma fuerza que había latido siempre. Pero, por primera vez en la vida, quería intentarlo. Quería darle a JiMin todo lo que él necesitaba. Quería ser padre, marido, amigo y Su Alfa.

Quería marcarlo, protegerlo y cuidarlo, pasar el resto de sus días con él. Tal vez si le entregaba todo lo que tenía dentro, todo lo que era, fuera suficiente para él.

La última muralla que protegía su corazón se tambaleó. Se derrumbó. Y desapareció.

De alguna manera Park JiMin creía que si era suficiente, porque lo quería.

Le temblaban las manos cuando tomó las de Hye.

–Tengo que hablar con él.

Hye asintió.

–Arregla las cosas.

Se enderezó y miró a su suegro, que se encontraba en el otro extremo de la cocina.

–Se que lo he lastimado. Ojalá me perdone. Voy a hacer todo lo posible para que me perdone.

JoongKi sonrió.

–Claro que si, hijo.

El Alfa observó al perro feo al que había llegado a querer.

–Se me ocurrió una idea.

Taehyung dejo una taza de infusión delante de JiMin y se llevó el capuchino que lo había atormentado los últimos minutos.

–Nada de cafeína. El té tiene antioxidantes.

JiMin soltó una carcajada hueca.

–Sí, mamá. Pero no creo que vaya a pasarme nada malo por tomarme un café cuando estoy agotado.

–La cafeína impide el completo desarrollo del niño.

–Lo mismo que el estrés y no ganar dinero necesario para permitirse tener un niño.

–Uf, si, son las hormonas. Porque estas muy gruñón.

–¡Tae!

Su amigo lo miro con una sonrisa y le quitó la tapa al té.

–Es que me gusta molestarte. Así me aseguro de que no conviertes en uno de esos trágicos héroes que tanto te gusta leer.

–Vete a la mierda.

–Eso esta mejor.

JiMin lo miró con verdadero afecto. Todo saldría bien. Después de pasada dos semanas lejos de YoonGi, cada día era una prueba de fuerza y de resistencia que se negaba a no superar. Le habia ocultado la verdad a su familia, pero pensaba decírselo ese fin de semana. Taehyung lo ayudaría. Y aunque no había conseguido el préstamo para la librería, Forever Young comenzaba a dar beneficios de forma constante. Sobreviviría.

El omega repetía el manera cada hora de cada día que pasaba separado del hombre a quien amaba mientras su bebé seguía creciendo. YoonGi había tomado una decisión y él tenía que aceptar la realidad.

–El Conde me llevó a cenar la otra noche.

Distraído por el cotilleo, JiMin sonrió y clavó la mirada en su amigo.

–¿Y no me lo habías dicho?

Taehyung se encogió de hombros.

–Fue un fracaso. No dejó de hablar de ti. Está enamorado de ti, Jim.

El omega soltó una carcajada.

–Créeme, no hay química ni nunca la habrá. –chasqueo la lengua, interesado en el tema de conversación– Así que discutieron, ¿no? Puede que por fin hayas encontrado la horma de tu zapato.

Taehyung resopló.

–Que tontería.

–Puede que sea el único hombre que sea capaz de manejarte, Tae.

–El embarazo te ha afectado el cerebro.

Por un instante, JiMin atisbó cierto arrepentimiento en los ojos del omega.

Abrió la boca para decir algo, pero los poetas comenzaron a ocupar sus asientos. La música lenta que salía de los altavoces creaba el ambiente perfecto. Había muy pocas luces encendidas y ya anochecía en el exterior. La energía creativa llenó la estancia a medida que los poetas derramaban sus pensamientos y sus sueños a través del micrófono.

JiMin aferraba el bloc de notas contra el pecho mientras observaba la función y se permitió disfrutar de la reconfortante sucesión de imágenes. Cerró los ojos y dejó que el resto de sus sentidos tomara el control, que le diera forma y juzgará las imágenes que fluían por su cabeza como las pinturas se fundían en el lienzo.

Se produjo un breve silencio cuando un nuevo poeta subió al escenario.

Y escuchó la voz.

El próximo capitulo será el final.

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