「012 」

¡Que hombre más arrogante!

JiMin se volvió a contemplar la habitación. Hizo una mueca. Le faltaba algo de color. Sabía que a YoonGi le gustaba vivir entre lujos.

A la mierda todo. Necesitaba que su vida fuera lo más normal posible, estuviera casado o no. YoonGi no era su marido de verdad y no tenía la intención de dejarse arrastrar por una falsa sensación domestica que acabará pasandole factura al final del año acordado. Seguramente ni siquiera lo vería a menudo. Suponía que él también trabajaba hasta tarde y que, aparte de las fiestas ocasionales a las que tendrían que asistir juntos, llevarían vidas separadas.

Más seguro tras la charla mental consigo mismo, se quito el traje y se pasó una hora disfrutando de la lujosa bañera con hidromasaje que había en el baño. Miro de pasada la lencería que sus hermanas habían guardado en su maleta y después la metió en un cajón. Acto seguido, se puso unos leggins cortos y una remera negra, se seco el pelo y bajo a la cocina.

Mientras escuchaba el chisporreo de la comida, se sentó en una de las sillas. Levanto los pies y abrazo sus rodillas, dispuesto a observar a su flamante marido.

YoonGi no se habia cambiando la ropa, aunque se había quitado la chaqueta del traje y se había remangado la impecable camisa blanca. Además, se había desabrochado los primeros botones, de modo que parte de su pecho quedaba a la vista, revelando la pálida piel de su pecho. JiMin tuvo que hacer un gran esfuerzo para no mirarle demás. No poder verlo desnudo iba a ser una pena. A esas alturas no contaba que lo hubiera visto desnudo de adolescente cuando Tae le bajó el bañador.

-¿Me ayudas?

JiMin clavo las uñas de una mano en su palma a fin de volver a la realidad.

-Claro. ¿Que comeremos?

-Haremos algo de pasta. -Jimin asintió- Fettuccini Alfredo con gambas, pan de ajo y una ensalada.

Jimin soltó un gemido

-¡Diosa, eres cruel!

-¿No te gusta el menú?

-Me gusta, demasiado. Pero me conformaré con la ensalada.

YoonGi le dirigió una mirada de disgusto por encima del hombro.

-Estoy cansado de las personas que piden una ensalada y después se comportan como si se merecieran una medalla. Una buena comida es un regalo.

El omega apretó las manos en un puño.

-En fin -dijo soltando un suspiro tratando de tranquilizarse y no empezar una discusión fuerte -gracias por compartir conmigo la arrogante que tienes visión que tienes, sobre eso. Para que lo sepas, soy capaz de apreciar una buena comida. ¿Te fijaste en las entremesas que elegí para la boda? ¿No viste la cantidad que me comí?. Joder, es típico de un alfa pedirle a un omega un menú calorico y rico en grasas, y después ofenderse si no se lo come. ¡Y para el colmo preguntan de dónde salieron cinco kilos demás!

-Un omega con curvas no tiene nada de malo.

JiMin se levanto de un salto de la silla y fue en busca de los ingredientes para su ensalada.

-Lo he oído antes. Te pondré a prueba. ¿Cuánto pesa HoSeok?

YoonGi no contestó.

-¿Te comió la lengua el ratón?. ¿Pesa cuarenta y cinco kilos, o eso se considera sobrepeso?

-Es modelo. Tiene que controlar su peso. -su tono no fue arrogante.

-¿Y pide ensaladas cuando come en algún restaurante? -el alfa no respondió- Estoy seguro de que admiras mucho su disciplina mientras lo desnudas.

El mayor cambio el peso de su cuerpo sobre los pies, pero sin apartar la mirada de las gambas que estaba preparando en la sartén.

-Hoseok es un mal ejemplo.

La verdad, parecía incómodo.

-No lo entiendo. Tae dice que sueles salir con modelos. Me parece que te gustan los omegas delgados y que aceptas que coman ensaladas -Lavó las verduras y comenzó a cortarlas- Sin embargo, en el caso de alguien con quien no piensas acostarte, supongo que no importa lo gordo que se ponga mientras te acompañe durante las comidas.

-Resulta que detesto salir a cenar con mis parejas. Sé que tienen que cuidarse por su trabajo, pero disfruto más con alguien al que le guste la buena comida y a quien no le de miedo comer. Tu no estas gordo. Nunca lo has estado, así que no se a que viene todo esto JiMin.

-Me llamaste gordo en una ocasión

-No lo hice

-Sí lo hiciste. Cuando tenía catorce años, me dijiste que estaba engordando donde no debía hacerlo.

-Joder, me refería a tu trasero. Era un adolescente insoportable que solo quería torturarte. Siempre has sido muy atractivo.

En la cocina se hizo un repentino silencio.

JiMin levanto la vista de las verduras, impactado. Durante los años que se había relacionado con Min YoonGi, este lo había atormentado, torturado e insultado.

YoonGi no le tomo tanta importancia a lo que dijo y siguio batiendo.

-Sabes a lo que me refiero. Eres atractivo. Pero desde el punto de vista fraternal. Los vi a ti y a Tae crecer, los ví dejar de ser niños y convertirse en hombres. Ninguno de los dos es feo. Ni gordo. Creo que te juzgas con demasiada dureza.

JiMin comprendió lo que decía. YoonGi no la veía como un chico guapo., sino más bien como un irritante hermano pequeño que había acabado siendo atractivo. La diferencia era enorme, y tuvo que esforzarse para no sentirse dolido.

-Bien. Voy a comerme esta ensalada. No quiero ningún comentario al respecto.

-Bien. ¿Puedes abrir una botella de vino? Hay una enfriandose en el frigorífico.

El omega abrió la botella y observó al alfa mientras él lo probaba. El olor amanerado y afectado del vino llegó hasta sus fosas nasales. Se debatió durante unos instantes, pero claudico. Una copa. Después de todo se lo merecía.

Se sirvió una copa y bebió un sorbo. El líquido se deslizo por su garganta. Era un poco seco, pero suave al gusto. Tuvo que contener un gemido de placer. Se lamió los labios mientras cerraba los ojos y dejaba que el sabor del vino la inundará.

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