「003 」

El Alfa echó un un vistazo a su alrededor, satisfecho con el resultado. La sala de reuniones destilaba un aire profesional.

Los contratos estaban situados con suma precision. Un ambiente formal, aunque amistoso.... tal como queria que fuese el talante de su matrimonio. 

Decidio ignorar el nudo que se fomaba en en estómago cada vez que pensaba en volver a ver a Park JiMin. Se pregunto como habria madurado. Las anecdotas que le habia contado su hermano describían a alguien impulsivo e imprudente. Al principio penso en rechazar la sugerencia de Taehyung; Jimin no encajaba en la imagen que él necesitaba. Los recuerdos de un niño de espíritu libre con sus cabellos castaños lo atormentaban con insistencia. Sin embargo, sabia que era la propietario de una respetable libreria. Aún pensaba en el como en el compañero de juegos de TaeHyung, aunque llevara años sin verlo.

Pero se le acababa el tiempo. 

Compartían vivencias de un pasado lejano y tenia el pesentimiento de que JiMin era de fiar. Tal vez no encajara en su imagen de esposo perfecto, pero necesitaba el dinero. Deprisa. TaeHyung no le habia contado el motivo, pero si le habia asegurado que Jimin estaba desesperado. Que necesitara el dinero le resultaba comodo, porque dejaba las cosas muy claras. Sin ambiguedades. Sin sueños de establecer una relacion intima entre ellos. Una transacción de negocios formal entre viejos amigos. Algo soportable para él. 

Hizo ademán de pulsar el botón del interfono para hablar con su secretaria, pero la pesada puerta se abrió en ese preciso momento antes de cerrarse con un golpe seco. 

Se volvio hacia la puerta. 

Unos hermosos ojazos azules se clavaron en su cara sin titubear y con una expresión clara que le indico que ese hombre seria incapaz de ganar una partida de poquer: poseía una sinceridad brutal. Aunque reconocía esos ojos, la edad habia cambiado el color a una inquietante mezcla de aguamarina y zafiro. Sus ojos contrastaban muchísimo con el castaño chocolate de su pelo. Las mejillas pomposas y labios voluminosos. Cuando eran pequeños solia hacerle la tonta pregunta de si le habia picado una abeja y despues se echaba a reir. Aunque al final la broma se habia vuelto contra él. Esos labios eran el sueño erotico de cualquier persona... y sin necesidad de implicar las abejas. Mas bien a la miel. A ser posible, miel calida y suculenta sobre esos labios carnosos que podria lamer despacio...

Joder –pensó  

Dejo de lado sus pensamientos y Termino su inspeccion. Recordó haberlo torturado cuando lo encontró masturbandose. Como se desarrollo pronto, Jimin se sintio muy avergonzado cuando él lo descubrio, de modo que utilizo esa información para hacerle daño. En ese momento, ya no le hacia gracia. Sus caderas voluminosas como sus labios. Era alto tanto como él. Su apabullante Cuerpo envuelto en un traje negro que resaltaba sus gruesos muslos. Simplemente precioso. Jimin solo se quedó quieto en la puerta, como si estuviera permitiendo que lo admirase antes de decidirse a hablar. 

Un poco desconcertado, YoonGi intento recomponerse y se aferró a la profesionalidad para ocultar su reacción. Park JiMin habia madurado bien. Quizá demasiado bien para su gusto. Pero eso tampoco tenia por qué decirselo. 

Lo miró con la misma sonrisa neutral con la que miraría a cualquier socio comercial. 

–Hola, Jimin. Hace siglos que no nos vemos. 

Él le devolvió la sonrisa, si bien su mirada siguio siendo seria. Se agitó un poco y cerró los puños 

–Hola, YoonGi ¿Cómo estás? 

–Bien. Por favor, sientate. ¿Quieres un café? ¿Té? –Ofreció amablemente. 

–Café, por favor –Aceptó  

–¿Leche? ¿Azúcar?

–Leche. Gracias 

Jimin se sento con elegancia en el sillon acolchonado, lo hizo girar para separarse del escritorio y cruzó las piernas. La Sedosa tela negra se tenso alrededor de sus piernas y Ofreció una vista a sus atleticas piernas. El leve aroma a caramelo y chocolate blanco llego a sus fosas nasales. 

YoonGi se concentró en el Café. 

–¿Un boñuelo de manzana? Son de la pastelería del frente.

–No gracias.

–¿Estas Seguro?

–Sí, seria incapaz de comerme uno solo. He aprendido a no ceder a la tentacion. 

Se lo habrá imaginado pero la palabra "Tentacion" broto de su boca con una voz ronca y sensual que acarició todo su ser. Se sintio empalmado y se dio cuenta de que su voz y aroma también había acariciado otras partes. Totalmente desconcertado por su reaccion por un omega con el que no queria tener contacto físico alguno, empezó a preparar el café antes de sentarse frente a él. 

Se analizaron un momento, dejando que el silencio se prolongará. JiMin le dio unos tirones a el brazalete de oro que rodeba su muñeca. 

–Siento mucho lo de tu Tio YoonHyuk 

–Gracias. ¿Te explico Tae?

–Todo el asunto parece una locura. 

–Lo es –Suspiro– El Tío YoonHyuk creía en la familia, y murio convencido de que yo nunca sentaria cabeza. De modo que decidió que necesitaba que me dieran un buen empujón por mi propio bien. 

–¿No crees en el matrimonio?

Simplemente se encogio de hombros antes de contestar. 

–El matrimonio es innecesario. El sueño de ese "para siempre" es un cuento chino. Los caballeros de brillante armadura y la monogamía no existen. 

Jimin se echó hacia atras, sorprendido 

–¿No crees en forjar un compromiso con otra persona?

–Los compromisos duran poco. Si, la gente habla en serio cuando confieza su amor y su devoción pero el tiempo pasa y hace perder todo lo bueno y deja solo lo malo. ¿Conoces a alguien felizmente casado?

JiMin Separo los labios, pero guardo silencio un instante. 

–¿Ademas de mis padres? Supongo que no. Pero eso no quiere decir que no haya parejas felices. 

–Tal vez.

Su tono de voz contradecía esa posibilidad. 

–Supongo que hay un montón de cosas en las que no estamos de acuerdo– Comento y cambio de postura– Tendremos que pasar algo de tiempo juntos para ver si esto puede funcionar. 

–No tenemos tiempo. La boda tiene que celebrarse antes de finales de la semana que viene. Da totalmente igual si nos llevamos bien o no. Todo es por conveniencia. 

El pelicastaño entrecerro sus ojos.

–Ya veo que sigues siendo el mismo imbécil que se metía conmigo por el tamaño de mi trasero. Algunas cosas no cambian.

–Supongo que tienes razon. Algunas cosas no cambian. Y otras siguieron creciendo –dijo encogiendose de hombros.

–Y otras siguen igual de pequeñas.

Dirigió una mirada al elocuente bulto que él tenia en la entrepierna.

YoonGi estuvo a punto de espurrear el café, pero consiguió dejar la taza con una serena dignidad. Sintió un revoltijo en el estómago al recordar el día que pasaron en la piscina cuando eran niños. 

Acababa de burlarse de Jimin por lo cambios en su cuerpo cuando TaeHyung se coloco detras de él y le bajo el bañador. Expuesto en todos los sentidos, se marcho figiendo que el asunto no lo habia molestado. Sin embargo, el recuerdo seguia como el momento mas vergonzoso de su vida. 

Señalo los documentos que él tenia adelante.

–TaeHyung me dijo que necesitas una cantidad concreta de dinero. He dejado la cuantia a la negociacion.

Una extraña expresion apareció en la cara del pelicastaño. Sus facciones se tensaron, aunque despues recuperó la compostura. 

–¿Es el contrato? – El mayor asintio con la cabeza.

– Imaginó que querras que lo repase tu abogado. –El omega nego. 

YoonGi deslizo los documentos por la brillante superficie de madera. Tardó varios minutos en examinar el contrato,  unos minutos que él aprovecho para analizarlo. La fuerte atracción que sentía lo irritaba. Jimin no era su tipo. Era demasiado voluptuoso, demasiado directo, demasiado... real.  Necesitaba la seguridad de saberse a salvo de cualquier arrebato emocional si él no se salía con la suya. Aunque se enojaba Hoseok siempre se comportaba tranquilo. Jimin lo asustaba. Algo le decía que no seria fácil manejarlo. Expresaba su opinión y exhibía sus emociones sin pensar. Semejantes reacciones provocaban situaciones de peligro, de caos, de desorden. Y eso era lo último que buscaba en un matrimonio. 

Sin embargo...

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