17 - Liberar

— Entonces cuando Sasha comenzó a contar como es que a ella y a su papá los persiguió una gallina en la granja de la familia de su mamá fue cuando Ymir casi escupe su cerveza, ¿sí le conté quien es Ymir, señora Krucinsky? Es la chica que creí que sería bastante mala, pero es muy agradable, y cuando está con su novia cambia totalmente.

La mujer, situada en el mismo sitio de siempre, frente al ventanal, observaba con ternura a la muchacha mientras ella continuaba su relato respecto a la fiesta la que había asistido dos días atrás. Mientras Melissa aun hablaba, la señora Krucinsky le tomó una de las manos y le dio un apretón.

— Mel, estoy muy orgullosa de ti.

Melissa cortó de tajo su habladuría en cuanto el suave tacto de las manos de la mujer se posó sobre las suyas, al escuchar sus palabras sintió como su mirada se humedecía lentamente.

— Gracias señora Krucinsky... aun tengo un tramo largo por recorrer, pero al menos estoy avanzando.

— El largo del camino es lo menos importante si estás dispuesta a llegar hasta el final. — La señora le sonrío antes de cambiar de tema — Por cierto, a Zackly le gustó tanto esta pintura que me hiciste que quiere una para él, intentó quitarme la mía incluso.

Melissa se sonrío — Puedo hacerle una a él, o puede darle la suya al señor Zackly y le puedo regalar una mejor.

— ¡Ni loca le doy algo mío a ese hombre! Mejor pregúntale que quiere en la suya antes de que tu madre llegue por ti, anda.

— Está bien — Melissa se levantó de su asiento y abrazó a la mujer — Nos vemos en una semana señora Krucinsky.

Después de la despedida, la pelirroja comenzó a caminar por la estancia común del sitio buscando al señor Zackly, sin embargo, lo que encontró fue bastante distinto. Saliendo del pabellón de seguridad, encontró una silueta que conocía, el muchacho alto con cabellos oscuros recogidos en un moño desordenado parecía abrir más aun esos ojos grandes y azules una vez que hicieron contacto visual.

Melissa no dijo nada, y Eren pareció huir del sitio, ¿qué estaría haciendo ahí? La curiosidad sin duda le parecía un defecto muy feo en estas situaciones, pero no hacía que sus razones dejaran de intrigarle.

Una vez que encontró al señor Zackly y habló con él, se devolvió hacia la señora Krucinsky en espera de que ella pudiera aclarar sus dudas.

— Señora Krucinsky

— ¿No tendrían que haber venido por ti ya?

Melissa sonrío — Mi mamá aun no me llama. Perdone que me entrometa, pero, el muchacho de pelo negro que acaba de salir... ¿viene a ver a alguien?

— ¿El chico guapo de ojos azules? Es el nieto del señor Jaeger. Vienen a verlo a diario, siempre es el o el otro muchacho guapo, un chico rubio con gafas.

¿Un rubio con gafas? Ese no era Armin, al menos no que ella supiera. Al final agradeció a la señora y soltó un suspiró mientras se colocaba los audífonos en las orejas.

Le entregó el gafete de visitante a Shane y se despidió de él, una vez en el estacionamiento esperó el auto de su madre. La silueta de Eren ya no era visible en los alrededores.

...

— ¿Cómo estás, Jean?

— Bien. 

La sala ya tenía ese olor leñoso provocado por el tabaco, tan característico de las visitas de Jean. Era fin de mes, y su cita con Hange lo aguardaba.

— Jean, ya sabes que "bien" no es una respuesta concreta... ¿bien cómo?

— Pues... tranquilo. — el muchacho miró hacia abajo — he estado pensando en mi papá estos días. Me gustaría ir al cementerio, pero, no sé, no estoy seguro. No me he parado ahí en años.

— ¿Qué te provoca la idea de ir?

— Nervios. Me asusta descomponerme ahí, o no querer irme como la última vez, digo, tiene como cuatro o cinco años, pero no lo facilita.

— Entiendo... sabes que no es obligatorio que vayas justo ahora, ¿verdad? No tienes porqué sentirte obligado a hacerlo.

— Lo sé — fumó un poco — pero, me gustaría verlo más seguido, poder ser de esas personas que van y hablan con ellos... con los muertos. Pero no puedo. Siento que cada vez que lo pienso vienen a mi cabeza todas estas imágenes horribles.

— ¿Las imágenes son los recuerdos que me contaste la vez pasada?

— Sí... crees que esté mal — Jean hizo una pausa intentando que esta contuviera sus lágrimas — ¿crees que esté mal que esté olvidando su rostro? Tú sabes, tengo como, dos fotografías, pero me asusta olvidarlo. A este paso su voz ya no la recuerdo, y a veces cuando intento ver su cara hay partes borrosas.

— No, no tiene nada de malo, Jean. Hay recuerdos que tú decides si se mantienen vivos o no y estoy segura de que una parte de ti siempre va a ser capaz de tenerlo presente de una manera positiva. ¿No tienes en tus manos algún medio diferente para verlo o escuchar su voz?

— Teníamos una videocasetera, pero si es que aun está, debe tenerla mi madre.

— ¿Has intentado establecer comunicación con ella? Podría servirte solamente para recuperar las cosas que te recuerden a tu padre, no tienes porqué incluirla en tu vida.

Jean agitó la cabeza en señal de negación.

— No, ni loco, no quiero volver a verla. Cada vez que la veo...

— ¿Ajá?

— No, no está bien.

— Jean, dímelo. Está bien que externes lo que sientes. — Hange como la mujer precavida que era, acercó la caja de pañuelos que estaba siempre en su escritorio en dirección al muchacho, solamente por si era necesario.

— A veces... hubiera deseado que fuera ella quien muriese, en lugar de mi papá. — El muchacho soltó el cigarro ya apagado en el cenicero que Hange le dejaba cerca y colocó sus manos sobre su cara — Es mi madre, pero... la odio. De verdad la odio.

Un suspiro bastante largo salió de él, aun con el rostro escondido tras sus manos. Para Jean era increíblemente difícil afrontar su realidad, preguntas corrían por su mente todo el día respecto a lo que era y a lo que hubiese podido ser. ¿Estaba inconforme con la familia con la que vivía? No, amaba a Cory, a Lea y a Marco, lo salvaron y lo acogieron desde que era un niño, le dieron todo lo que estaba en sus manos para hacerlo feliz, pero la idea de que su vida pudo haber sido distinta también era algo que se mantenía en su mente cada vez que al café llegaban padres de la mano de sus hijos, niños jugando a la pelota con su padre en los parques, o pequeños que se lastimaban las rodillas al caer siendo consolados por sus madres. En su lugar, Jean había conocido solamente la amargura, el olor a alcohol y a tabaco y el pisar jeringas por accidente en el suelo de su casa constantemente. Sobre sí mismo yacía una cruz muy grande, una que ni el niño pequeño ni el joven de veinte años eran capaces de cargar. 

— Te propongo un trato, Jean. — La voz de Hange lo sacó de sus pensamientos — Voy a pedirte que hagamos una dinámica en lo que nos resta de la hora, según lo que sientas una vez que hayamos terminado, te daré dos opciones: puedes intentar por ti mismo contactar a tu madre solo para recuperar las pertenencias de tu papá, o puedo hacerlo yo. Nos servirá para trabajar todas esas emociones contenidas en ti, ¿qué dices?

Hange extendía hacia Jean una mano que esperaba ser estrechada. No sabía exactamente que es lo que ella planeaba, pero negarse no era parte de su abanico de posibilidades, sobre todo con el poder de convencimiento que tenía la terapeuta.

Suspiró con una pesadez extrema ante la incertidumbre, para después estrechar la mano frente a él. Hange sonreía de oreja a oreja, y agitaba frenéticamente la mano del muchacho.

— ¡Perfecto! Ahora, acompáñame. — la mujer se levantó y guío a Jean hasta la sala donde el grupo de terapias solía reunirse.

Él, aun extrañado, vio a Hange acomodar dos sillas, una frente a la otra, a la par que alejaba cualquier cosa que estuviera cerca. Cuando el espacio estuvo despejado, ella le pidió que se sentara.

Su tono de voz frenético pasó a ser uno sumamente apacible, relajando las partes de su mente y cuerpo que aun se encontraban inquietas.

— Jean, voy a pedirte que cierres los ojos, y que imagines que la silla frente a ti está ocupada por tu madre. — Los escudos del muchacho parecieron activarse de inmediato, su cuerpo se tensó — Puedes decirle todo lo que quieras, ya sea bueno o malo, puedes maldecir, gritar, lo que sea que te permita expresarle a ella como te sientes, ¿está bien?

Jean cerró los ojos aun con la espalda rígida, inhaló y exhaló lentamente antes de asentir con la cabeza. Unas manos se posaron sobre sus hombros por unos segundos.

— Puedes comenzar, Jean.

...

Ya en el estacionamiento del centro y sentado en ese habitual trozo de acera donde sabía que nadie le diría nada por sostener un cigarrillo, Jean buscaba algo con lo que distraerse de la hora que le quedaba pendiente por esperar a su hermano. Muchas veces creía que la mejor opción era tomar el transporte público, como todo el mundo lo hacía, pero por tranquilidad de Lea más que suya era por lo que esperaba una hora extra.

Su mente estaba intranquila, había aceptado el trato de Hange y hecho una promesa con ella que tenía que cumplir, era por su propio bien y lo sabía, pero eso no significaba que fuera a costarle menos de lo que realmente lo haría. A parte de todo, tenía que hablarlo con Lea y con Cory; los dos hombres de su familia no eran aquello cuya reacción temía, sino la de su madre adoptiva. Cada vez que Jean en su niñez y adolescencia se mostraba curioso por ver a su madre, Lea era quien lo tomaba de peor manera, sintiéndose apartada e invalidada, y aún con el apoyo de Cory le costaba terminar de entender los sentimientos de su hijo y ese interés tan profundo de él hacia las partes de su pasado que serían mejor borrar. Una batalla campal se aproximaba en su casa.

Mientras se perdía en sus muchos pensamientos y en el sabor del tabaco en la espera de Marco, una silueta se apareció por el estacionamiento. Durante un segundo imagino que era Melissa, debido a su última coincidencia en las sesiones individuales, pero la idea se desvaneció al ver de cerca los cabellos oscuros que caían tormentosamente sobre el rostro de Mikasa.

Al verla más de cerca se notaba nerviosa, su cuerpo temblaba y de su boca emanaban continuamente jadeos que indicaban nerviosismo, ¿estaría teniendo un ataque de pánico? Intentó preguntarle, pero la pelinegra pasó a su lado a la velocidad del rayo, y él estaba demasiado pasmado como para reaccionar. 

solo para avisar que ya volví jiji<3 espero estén bien todxs, vacúnense y cuídense mucho

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