09 - Pasos pequeños
TW: sucesos y trastornos detonantes para el deterioro de la salud mental.
El día que asistió a su primer reunión y tuvo que contar la razón por la cual estaba ahí, Hange le pidió al resto que hiciesen lo mismo, aunque la mayoría se negaron, solamente Ymir, Armin, Reiner y Berthold decidieron hablar un poco sobre sus situaciones.
Ymir estaba ahí por su madre, quien le había pedido que asistiera a terapia para poder arreglarse. A ella le gustaban las chicas, y había comenzado a salir con una llamada Historia, llevaban una relación bastante formal que al estar en casa de Ymir tenían que disfrazar con una buena amistad debido a las creencias antiguas de su madre, hasta que un día las descubrió besándose. Su madre creía que Ymir podía solucionar eso que para ella era una avería, hasta que se dio de bruces una vez que en el centro le explicaron que no podía ser arreglada, que ella era así. Por lo que ambas comenzaron un proceso, su madre para aprender a aceptar a su hija e Ymir para eliminar las asperezas.
Armin estaba ahí porque pasaba por un duelo. Sus padres se habían ido de su vida mucho tiempo atrás, cuando él era un bebé, y se quedó a cargo de su abuelo, quien había muerto hacía unos meses, se había quedado solo. La cercanía entre su abuelo y el de Eren los había unido desde que eran chicos, por lo que ahora estaba viviendo con su familia.
Berthold y Reiner la tenían un poco más complicada, vivían en Shinganshina, un pueblo algo lejano a Trost donde los indicios de violencia eran extremadamente altos, por lo que un día cualquiera presenciaron un atraco. Su amigo, Marcel, decidió intervenir en la situación y en consecuencia recibió un tiro en la cabeza. Reiner y Berthold lo vieron morir y dar su último aliento una vez que el ladrón abandonó el lugar. Huyeron de su ciudad hacia Trost gracias al miedo de ser presas de alguna pandilla.
Sin embargo, el estado de Sasha era indescriptible para todos, había pasado de estar sonriente y dulce como siempre a volverse una fuente de llanto. Se calmó paulatinamente, pero se negó a decir palabra de lo que le sucedía, dejando a todos con incertidumbre por al menos una semana.
El auto de la mamá de Melissa entró al estacionamiento.
...
— ¿Cómo te fue hoy?
— Fue duro. — La muchacha guardaba los lentes en su estuche y se tallaba los ojos. Su madre iba al volante y se dirigían a comprar algo de cenar.
— ¿Por qué?
— Ah... hemos estado abordando esto de la confianza, y esas cosas. Tú sabes. Y creo que necesito trabajar mucho... mucho en eso. Y una amiga, bueno, una compañera tuvo un momento duro hoy. Pero todo está mejor ahora.
— Me alegra mucho eso, Mel. Creo que trabajar en tu confianza es algo que te haría mucho bien.
— Lo sé.
Las charlas con su madre siempre solían ser limitantes. Diana era de pocas palabras y Melissa igual, aunque antes del incidente que la llevó a parar al hospital mantenían una relación abierta y confiada las cosas se habían distanciado y roto en gran medida.
No pasaron mucho tiempo en la autopista cuando llegaron al sitio donde comprarían la cena.
— Espérame aquí, iré rápido. — Diana se desabrochó el cinturón de seguridad y abrió la puerta del coche. Melissa alcanzo a jalarla del reloj en su muñeca antes de que bajara.
— Oye, eh... ¿no te gustaría cenar aquí? Ya sabes, juntas, puedes contarme como te va en el trabajo y esas cosas. Solo si quieres.
Su madre le sonrió — Claro que me gustaría. Anda, vamos.
...
El siguiente miércoles abrió los ojos por el sonido del despertador, sumado a los rayos de sol que se colaban tenuemente por la ventana. Se talló el rostro y buscó a tentativas el teléfono en la mesita al lado de la cama para callar el sonido de la alarma. Eran aproximadamente las nueve de la mañana, tenía que levantarse y alistarse en ese momento si no quería que cerraran las oficinas.
Se sentó en la cama, estiró la espalda y caminó hasta el baño de la segunda planta, donde se aseo meditando la rutina matutina que tenía para ese día y dejando que sus pensamientos le rondaran la mente al ritmo de las gotas de la regadera.
Desde aquella cena espontanea con su madre había adquirido un poco más de valentía, al contrario de lo que podía esperar, nadie la miraba con especial notoriedad como el pronóstico que ella tenía de lo que iba a pasar si es que salía a la calle. Por el contrario, cenar con su madre había sido bastante cómodo y tranquilo, y dicho suceso le había permitido seguir yendo a lugares concurridos a lo largo de casi una semana: restaurantes, el parque, la heladería del centro de Trost, todo en compañía de sus padres, quienes se sentían bastante complacidos de su reciente apertura al mundo. Ellos fueron quienes sugirieron el plan que tenía ese día: asistir a la Universidad de la Real Corona, donde podría comenzar a informarse respecto a la inscripción en arquitectura, los documentos que tenía que solicitar en la preparatoria o incluso en los registros ciudadanos si era el caso. Le gustaba mantener cierta organización en cuanto al tema escolar, y era una buena oportunidad para seguir acercándose al la que pronto se volvería su escuela.
Cuando salió de la ducha volvió a la habitación y se vistió como lo hacía de manera cotidiana, tomó el teléfono y bajó a la cocina, donde solamente estaba su padre comiendo algo con cierto apuro.
— ¿Ya vas tarde?
Su padre le sonrió — Probablemente, ¿sí irás a la universidad?
— Sip — tomó una rebanada de pan tostado para untarla con mantequilla de maní antes de sentarse
— Mel, sé que ayer te lo sugerimos, pero no tienes porque hacer esto aún si no estás lista, la universidad tiene mucha más gente, y es gente más cercana a tu edad.
— Lo sé — la muchacha se sentó a la mesa y sirvió jugó de arándanos en su vaso — quiero hacerlo, sobre todo ahora que tengo algo de valor. Creo que es el momento indicado.
— Pues, si tú lo dices... — Joseph, su padre, levantó su vaso y tomó todo el líquido que quedaba en este de golpe — Termina eso y vámonos
— ¿No ibas tarde?
— Siempre llego tarde, un día extra no será sorpresa para nadie.
...
El campus de la universidad era gigante, más de lo que se hubiera esperado, había pasado por fuera unas cuantas veces, pero no imaginó que hacia el fondo hubiera ese montón de áreas verdes alrededor de los edificios que deslumbraban por su forma compleja. Al llegar pidió indicaciones a un guardia, quien amablemente le dijo como llegar a la facultad de arquitectura, una vez ahí subiría al tercer piso, en el cual se encontraban las oficinas, toda la información que necesitaba se encontraba ahí.
Al caminar por el campus pareciese que el lugar fuese un sitio a parte de Trost, como una ciudad individual que habían colocado ahí dentro, todo esto por su inmensidad. Había muchísima gente ahí, pero la amplitud de los jardines disimulaba esto con mucha facilidad. Se sentía rodeada de personas, pero no era una sensación molesta, a pesar de que a ratos se posaban sobre sí miradas juzgonas como si la examinaran, aunque para su propio beneficio la sociedad era de memoria corta.
Llegó al edificio de arquitectura y no le costó mucho encontrar las oficinas, por todo el edificio caminaban despreocupadamente varios jóvenes de su edad, algunos sosteniendo maquetas, otros con cuadernos de dibujos, charlando entre sí, haciendo bromas, jugueteando. Se distinguían algunas que otras parejas en el tumulto de personas. Se sentía como una persona de su edad hundida en la normalidad de la vida universitaria. Como si la normalidad la invadiera por primera vez en su vida. Y la sensación era mejor de lo que esperaba.
Al llegar a la oficina se acercó a la ventanilla en busca de los procedimientos necesarios para la admisión. Una mujer bajita y con algunas canas le facilito toda la información: fechas para la recepción de documentos, pago del acceso al examen de admisión, la fecha del examen, y el procedimiento para su inscripción en caso de que lograra aprobar. Todo lo anotó en un sobrio folleto donde en el membrete se podía leer "Universidad de la Real Corona: facultad de arquitectura. Impulsando el hoy para conseguir la gloria del mañana."
— ¿Necesitas algo más, linda? — La mujer detrás del mostrador le regaló una sonrisa mientras guardaba su bolígrafo en el bolsillo de su camisa.
— Nada por ahora, muchísimas gracias.
Se despidió y salió de las oficinas, dispuesta a volver a casa. No había usado el transporte común desde el día que había salido del hospital, pero sabía como era y estaba acostumbrada, además de que por fortuna la ruta que la llevaba a casa no era muy transitada. Estaba emocionada, podría contarles a los del grupo que había salido por primera vez, era para ella un avance grandísimo.
Una vez fuera de la oficina buscó los audífonos entre el bolsillo de la mochila, los conecto al puerto del teléfono y antes de reproducir la música escuchó un murmullo en el pasillo contiguo.
— Pues no era tan difícil realmente, creo que lo más difícil va a venir cuando revisemos lo de las instalaciones eléctricas.
No tenía ninguna duda, era él. Su sospecha terminó de confirmarse una vez que la voz tomó forma cuando él apareció por el pasillo, caminando con total normalidad, hasta que los ojos cristalinos de la muchacha, fijos y penetrantes le llamaron y lo hicieron girar la cabeza en dirección a ella.
Estaba idéntico, quizá su lacio cabello castaño estaba un poco más largo que antes, pero en esencia era el mismo. Alto, imponente. Con esa aura de soberbia e intelectualidad que portaba desde hacía tres años. Kenna estaba ahí, casi frente a ella, mirándola con repudio y cierta ira.
El cruce de miradas no duró mucho, el joven parecía salir de trance con la voz de alguien más llamándole y su silueta se desvaneció por algún corredor.
Melissa estaba petrificada, los pulmones le fallaban al tomar aire y las piernas ni la garganta le respondían como para ser capaz de confrontarlo, hacer algo, gritarle, soltarle un golpe. Pero todo era como la última vez, ella con el cuerpo petrificado y él con total poder sobre su persona.
Lo único que pudo hacer fue salir corriendo del sitio, mientras las lágrimas le escurrían y las nauseas le aumentaban a cada paso.
Hola! no les voy a mentir casi olvido q tenía que actualizar perdÓn, estuve teniendo unos asuntillos personales que me hicieron perder un poco el hilo de mi día pero estamos aquí c:
Les cuento que hice una playlist en spotify pensando en todos los personajes del grupo, ¿pueden adivinar cual es para cada quien?
* Hubo un detalle con la playlist, pero ya pueden encontrar el link directo en mi perfil uwu
si sí, se ganan un premio sorpresa uwu.
Tengo tw, ahí pueden encontrarme quejandome de mi vida diaria y contando cosas del fanfic a veces, me encuentran como "BonelyLones" c:
No olviden votar y dejar un comentario ^^ lxs tqm, gracias por leer<3
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