08 - Dudas

— ¿Podrías dejar de mover tanto el cuello, Marco?

— Perdón, me has tenido aquí por más de una hora y me duele todo, esta silla no tiene respaldo

— Ese es el propósito. No quiero que el respaldo de la silla haga sombras donde no van.

Jean miraba a su hermano desde la silla del escritorio en su habitación, Marco estaba en un banquito justo en frente de la ventana de la habitación para poder propinar una iluminación de mejor calidad. Cambiaba de colores de forma frenética tratando de capturar lo más completo posible todas las tonalidades en su rostro.

— Jean, ¿no tendrías que estar trabajando hoy?

— Es mi día libre

— ¿No eran los martes?

— Lo cambié. Quiero dejar de llegar tarde al grupo, la última vez sentí que Hange casi me apuñala por detrás. — Cambió a un tono más café para poder simular las pecas del muchacho e intentar hacer algunas sombras bajo su cuello — ¿tú no tendrías que estar en la universidad?

— Hoy entro a las tres y salgo a las ocho.

— Ah, cierto.

— A todo esto, ¿para qué es el dibujo? Tú ni estudias — el pelinegro se rascó la nariz antes de soltar un estornudo que calló casi por completo en la cara de su hermano.

— ¡Marco! — Jean soltó el color entre sus dedos y tomó unos cuantos pañuelos de la cajita en el escritorio. Limpió su cara y le pasó otros pocos a su modelo para que pudiera limpiarse la nariz. — Cerdo.

Él rio — Ya dime, ¿el dibujo para qué?

— Hice un "reto" con una chica del grupo. Ella es buenísima en dibujo a color y yo soy malísimo. Pero la reté a que ella hiciera algo a lápiz y yo haría algo a color. No sé por qué hice eso, apesto en colores, ve.

Jean extendió su libreta a Marco para que viera el dibujo — Hey, no está nada mal, me veo guapísimo.

— ¡Pero las sombras están mal!

— Ni que te fueras a morir por perder, el dibujo está bueno. — Marco movió el cuello hacia los lados para destensar sus músculos. — ¿no puede ella enseñarte eso de las sombras?

— Me dijo que sí, pero dudo que quiera. Sigue siendo medio reacia a convivir.

— Es normal, ¿no? Es recién llegada a lo que me contaste.

— Sí, pero tiene algo raro, el día que llego parecía chihuahua espantado y de la nada, ¡bum! "hola, estoy aquí porqué intenté matarme", no la juzgo, no me malentiendas, creo que es una persona bastante valiente siendo sincero. Pero algo tiene.

— Pues si intentó suicidarse algo tiene, tú también estás lleno de traumas, todos en ese grupo "algo tienen" — Marco remarcó las últimas dos palabras haciendo comillas con sus dedos.

— ... Buen punto. No sé, quien sabe. Me da curiosidad.

— ¿Te gusta?

No mames, Marco, no voy al grupo a ligar, voy a terapia.

— No te dije que te la estés ligando, te pregunté si te gusta.

— Es bonita... es pelirroja, tiene los ojos grandes y verdes, muy verdes. Y parece galleta choco chip como tú. — Jean tomó su teléfono y buscó en la aplicación de mensajería el perfil de Melissa, llevándose cierta decepción al no encontrar ninguna imagen donde pudiera ver su cara. — No tiene fotos.

— ¿Cómo se llama?

— Melissa Der-algo, no me acuerdo.

Marco miró a la distancia, buscando entre los archivos de su mente — Me suena, pero no sé de dónde.

— Quien sabe. — Jean tomó el color entre sus dedos otra vez haciendo ademán de continuar su obra — acomódate, todavía no acabo.

...

Ese día Jean fue el segundo en llegar al grupo, solamente vencido por Sasha, que aseguraba que el transporte público estaba más veloz ese día que de costumbre. Hange estaba en el baño.

— ¿Qué traes en la mochila, Jean?

— Cosas

— Ay, ya sé, pero que cosas, dime. — Sasha lo veía con los ojos más grandes que de costumbre por mera emoción o curiosidad. Jean abrió la mochila y sacó con cuidado la libreta en la que solía bosquejar.

— Es mi libreta de dibujo. — Se la dio a Sasha y esta de inmediato comenzó a hojearla con rapidez — Hey, hey, con cuidado. No veas todo, hay cosas privadas.

— ¡No sabía que dibujabas! Eres bueno Jeancito, ay, ¿quién es este? ¿lo conoces? — la muchacha había llegado a la página en donde se encontraba el dibujo de Marco.

— Es mi hermano. Oye, ya, dame eso. — Jean intentó arrebatarle la libreta a Sasha hasta que una mano por detrás de ellos la tomó con mayor rapidez.

— Vaya... ni a mí me habías mostrado tus dibujos. Está cool. — Ymir veía con detenimiento el dibujo de Marco.

Ymir y Jean no eran tan amigos hasta hacía poco tiempo, eran una especie de compañeros de fiesta. Se habían conocido en una reunión con las viejas juntas de Jean en la que la muchacha había aparecido, y habían tenido un incómodo reencuentro el día que Jean ingresó en el grupo, aunque después de todo no era tan malo tenerla ahí, habían establecido bastante confianza mutua como para poder considerarla cercana.

— Es porque no se los muestro a nadie, tijeras — el muchacho le arrebató el cuaderno a su amiga, quien fingió indignación una vez que se sentó al lado de él.

— Que llorón eres.

Una vez que Hange salió del baño se quitó los lentes y fingió limpiarlos sobre la tela de su camisa para poder volverlos a colocar — ¿Jean? ¿Tú aquí? ¿Temprano? O mi reloj está mal o una obra divina te regaló el don de la puntualidad al fin.

— Cambié mi día de descanso a los martes.

— Me alegro mucho. — Hange le sonrió y se sentó en su lugar usual.

Pocos minutos después llegaron Armin, Mikasa y Eren, juntos, como siempre. Melissa llegó al lugar justo después de ellos, se dirigió al lugar que estaba al lado de Sasha casi por inercia. A la derecha de Sasha estaba sentado Jean, mientras que el lugar de la izquierda estaba vacante. Cuando saludó y se dispuso a sentarse en el sitio libre, Jean habló.

— Sasha, ponte ahí, deja a Melissa en medio. Tengo que mostrarle algo. — La castaña obedeció sin chistar y Melissa se sentó. Un rubor ligero le adornaba las mejillas producto de la tremenda atención de los ojos de Jean sobre ella.

— Mel, ¿sí me dibujaste? — a la par que Sasha hablaba Reiner y Berthold entraban a la sala.

— Ah, sí. — La muchacha tomó su mochila, la abrió y sacó un papel cubierto en plástico.

— A ver — Jean intentó levantar la mirada y tomó el hombro de Melissa para poder ver mejor, casi echándosele encima de forma bruta. La muchacha se le despegó de inmediatamente dando un brinquito de su asiento que llamó la atención de la mayoría. Hange los miraba de manera atenta esperando que no tuviese que intervenir.

— Perdón. Yo... no me gusta que me toquen. — El cuerpo comenzó a temblarle ligeramente.

— Perdón, Mel, no sabía. Solo quería ver el dibujo.

— No pasa nada.

— Bien, entonces, ya estamos todos. — Hange interrumpió la situación dando por iniciada la sesión del grupo. — Vamos a comenzar, me gustaría saber cómo han estado a raíz de lo que trabajamos la última semana.

Berthold levantó la mano y Hange le cedió la palabra.

— Personalmente, creo que fue un ejercicio bastante, ah... necesario. Sí, y, bueno, creo que yo no tengo muchos problemas de confianza en otros. Bueno, sí los tengo. A veces creo que solo confío en Reiner. Y en mi mamá. Es muy difícil confiar en lo que te rodea después de haber presenciado la muerte, me asusta caminar solo, y estar solo en general... me siento observado. Pero, sí, creo que un primer paso fue que salí solo de casa un día, aunque creo que lo hice por qué no lo pensé mucho y mi mamá necesitaba algo para la comida, y mi papá no estaba. Pero lo hice. Y estuvo bien, creo... ¿estuvo bien? — Berthold miró a Hange en busca de aprobación.

— Claro que estuvo bien, Berth. Entiendo que la situación que vivieron tú y Reiner los ha hecho extrapolarse de cierta manera, dejaron de confiar en los demás, pero comenzar a confiar mucho más en el otro, ¿no es así?

— Sí — Reiner fue el que habló está vez — el día que perdimos... bueno, el día que mataron a Marcel todo se reinició de cierta manera, nos mudamos de Shinganshina a Trost porque a nuestras familias les asustaba que vinieran tras nosotros dos por haber visto algo, no puedo confiar en los que tengo cerca porque a cada cara nueva que veo siento que la muerte de Marcel se repite en mi mente. Pero he logrado hacer avances, habló más y creo que soy un poco más amigable que antes. No es algo que vaya a hacer de la noche a la mañana, pero estoy aprendiendo a no desconfiar de mi sombra.

Una mano se levantó entre el montón de la gente. Hange le cedió la palabra.

— Tú, ah... ¿cómo lo haces? ¿cómo puedes confiar en los demás? — La voz de Melissa salía ligeramente entrecortada mientras miraba a Reiner.

— Aprendí que no todo el mundo es mi enemigo, y que no todos los que me rodean buscan mi cabeza. Hace no mucho, cuando recién llegué aquí, no podía ver a nadie a los ojos por miedo a que me reconocieran y pudieran hacerle daño a mi familia, a Berth o a quienes aprecio. Pero, ya no me da miedo. La confianza es gradual, no confías en alguien en media hora, pero si puedes hacerlo con el paso del tiempo y con acciones. Gradualmente. No hay una serie de instrucciones o algo, solo... pasa.

— Puedes... ah, ¿cómo puedes saber cuándo estás confiando en alguien? — la pelirroja se retiró las gafas para poder limpiarse los ojos, que comenzaban a humedecerse.

— Empiezo a contarles cosas de mí, como el cómo me siento, lo que hice en el día, creo que incluso parte del interés que pueda tener en saber cómo están los demás también es parte de si confío en ellos.

Melissa asintió desde su sitio y no preguntó nada más. Se enfocó solamente en limpiarse el llanto y dejar ir la tensión que sentía sobre la columna.

Nadie hizo más preguntas. Por su parte, los demás comenzaron a contar sus vivencias. Jean contó el dulce momento familiar que había tenido al volver a casa el jueves pasado, Armin contó que se sentía un poco más dispuesto a hablar con las personas que no fueran Eren y Mikasa sobre sus sentimientos, incluso Ymir contó que pudo hablar con su madre respecto a cómo se sentía desde que asistía al grupo de terapia, y sobre todo le agradeció el hecho de que ella también hubiese empezado a asistir con el doctor Levi para mejorar la relación entre ambas.

Mikasa, Melissa, y sorprendentemente Sasha, se mantuvieron calladas hasta el final de la reunión.

...

Cuando todo concluyó y se disponían a irse, Melissa se acercó a Jean.

— Jean, yo... perdón por lo de hace un rato. No quería comportarme así, solo que, creo que no había dejado en claro con ustedes nada de lo del tacto o eso.

— No, no pasa nada Mel. Si hubiera sabido que iba a incomodarte no lo hubiera hecho. Perdón por haber sido tan brusco.

La muchacha abrió su mochila y volvió a sacar la hoja plastificada — Mira. Me gustaría que lo vieras antes que Sasha... ella me pidió que la dibujara y pensé en que podía practicar mi uso del lápiz en su retrato. No sé qué tan bien hecho está. ¿Qué opinas?

— Wow. Es buenísimo, y es idéntica a Sasha. Creo que no es realismo como tal, es algo más, caricatura, ¿no? — La muchacha asintió mientras ambos caminaban fuera del salón en compañía del otro. Eran los últimos en salir.

— Sí, no soy tan buena con las medidas reales, pero me esforcé porqué se pareciera a Sasha, ¿tú qué opinas, team lápiz?

Jean le sonrío — Es muy bueno, eres muy buena en dibujo, ¿haces más cosas?

— Me gusta mucho pintar en acuarelas y en oleo.

— Eres una cajita de sorpresas — Jean miró hacia Melissa y le sonrío, sintiendo que quizá esa era la confianza de la que Reiner hablaba. Caminaban por el pasillo con lentitud.

— Ya, anda, muéstrame el tuyo.

Jean sacó su libreta de su mochila y hojeó rápidamente para encontrar la página con el dibujo de Marco — No te rías de mis sombras.

— Hey, no está tan mal como lo imaginé. Creo que tienes más problemas en las luces, mira. — La muchacha se ajustaba las gafas, mientras llegaban a la salida del edificio. Afuera estaban Sasha, Berthold, Reiner e Ymir. — En esta zona de aquí hay mucha luz, podrías reducir algunos de los puntos de luz dependiendo de cómo le da, ¿usaste luz natural?

— Sí — mientras revisaban el dibujo Sasha se acercó a ellos dos

— ¡Mel! ¿Entonces sí me dibujaste?

— Ah, sí, mira. — Melissa le extendió la hoja — espero que te guste, no tenía ninguna referencia a parte de tu foto de perfil, así que...

— ¿Tú... de verdad me ves así?

— Ah... pues sí. Lo hice un poco caricaturesco, pero creo que esta eres tú, y Jean dice que sí te pareces.

Sorpresivamente los ojos de Sasha tomaron un aspecto vidrioso y la chica abrazó a Melissa con bastante fuerza. La mayoría lucían desconcertados por la reacción tan emotiva de Sasha.

— Mel... gracias. De verdad. Gracias.

¡Holaaaa! hoy actualizo de madrugada más que nada para informar y hacer un pequeño aviso por aquí.

Los próximos capítulos del fic van a comenzar a incluir algunos TW al inicio, más que nada porqué en este punto de la historia comienzo a tocar puntos sensibles dentro de la historia, me gustaría no ser tan directa con estos para que descubran y hagan sus teorías sobre el comportamiento de cada personaje, así que los van a encontrar como "TW: sucesos y trastornos detonantes para el deterioro de la salud mental"

Fuera de eso espero que la historia les siga gustando mucho, ya hay un montón de lecturas! sería super que pudieramos llegar a las mil, así que si llegan a recomendar el fic se los agradecería mucho, al igual que si dejan un voto o un comentario, aprecio mucho leerlxs y saber su opinión sobre como van las cosas. ^^

Y pues, eso! para cerrar les dejó los dibujos que hicieron Jean y Melissa, ustedes juzguen si sí se parecen a los personajes :p los dibujos los hice en artbredeer por si les interesa saber.

En fin, no olviden comentar y votar! lxs quiero <3.

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