Parte 39

—¡Noo! —gritó Luna, despertando.

Hubiera la había recostado en el piso de la azotea. Ya había aprendido en otras oportunidades que algunas personas regresaban pataleando y dando golpes. Le dio un tiempo prudente a Luna para que se recuperara de todo lo que había vivido. Sólo había estado ausente por media hora.

—Yo... yo... —susurraba una y otra vez, observando sin parpadear hacia el cielo.

Su cabeza estaba reacomodando los hechos que habían pasado en el hubiera como si se tratara de un sueño. El noctividus le pegó un parche en el brazo y deslizó su dedo índice sobre la superficie de su reloj digital. A continuación, el cuerpo de Luna se sacudió un par de veces hasta que ella reaccionó sentándose en el piso.

—Estuviste muy poco tiempo ausente, así que no sé si funcionó del todo contigo.

—Funcionó —dijo mientras él la ayudaba levantarse—. Solo estoy impresionada. Nunca imaginé que moriría en el hubiera.

Era la primera vez que sucedía algo así. Los mortales solían elegir momentos insignificantes del pasado.

—Pues entonces si no hubieras sido apuñalada en el callejón, no estarías viva hoy. Elegiste un acontecimiento clave en tu vida.

—¿Fuiste testigo de todo lo que vi? —preguntó esperanzada.

—No. Yo solo te llevé allí.

—Es una pena. Te agradezco que me hayas ayudado a hacer esto —le dio un beso en la mejilla antes de regresar a su departamento.

Estaba tan distraída que, hasta que paró el motor de su auto, se dio cuenta de que se había equivocado de dirección y había ido hasta el departamento que solía compartir con Ivonne. Volvió a encender el motor del auto y retrocedió para tomar el camino a su nuevo hogar.

Encendió las luces de su departamento y fue directo a tumbarse en su cama. Faltaba una hora para que comenzara a amanecer y tenía demasiadas cosas que pensar. Noctua en verdad le había salvado la vida con su sangre. Estaba más agradecida que nunca con él, ahora que sabía que si no la hubieran apuñalado en el callejón ya no estaría viva.

No evadas el tema que realmente te perturba, gritó su interior.

En el hubiera Zack era inmortal y la había marcado a ella como su presa. ¡Incluso la había asesinado para beber su sangre! Tenía tantas preguntas... Ella no había querido continuar después del dolor en el cuello ¿por qué no había podido parar? Su cuerpo la había traicionado. Recordó la tortura que había sido seguir en sus brazos sin que su cerebro pudiera tener el control de su cuerpo. Había sido horrible sentir como con cada beso, con cada caricia, la vida se escapaba de su cuerpo. Ya sabía las horribles sensaciones que inundaban a un mortal mientras era víctima de un inmortal. Y si podía evitarlo ella no le causaría eso a nadie.

Movió su cabeza a los lados para despejarse. Lo que realmente importaba era averiguar si Zack era inmortal o no en el mundo real. Si él lo era, al no estar casado y no poder tratarse de un caso de aroma especial, entonces toda su familia debía ser inmortal. ¡Podría haber estado trabajando para inmortales!

—Con cada luna que veas alumbrar, una nueva verdad descubrirás —señaló, en latín, lo que había leído en el reglamento de convertidos.

Alucar sonrió y se sentó en el sofá que estaba a su lado. Él comprendía muy bien lo que la pelirroja estaba pasando. Ahora tenía que ir descubriendo al mundo que la rodeaba.

—Te conviene elegir bien tu primera pregunta —aconsejó.

—Prefiero un falso o verdadero —se ingenió.

El viejo asintió. Luna no estaba dispuesta a esperar tres noches para saber toda la verdad que necesitaba.

—Zack Liam Bale es inmortal y también toda su famila y....

El inmortal le detuvo con un gesto con la mano.

—Mientras más conjeturas añadas a tu oración tienes más posibilidades de que, al ser una falsa, conviertas a toda la oración en falsa. Al final solo sabrás que mínimo una de tus suposiciones era falsa, pero no sabrás cuál o cuáles fueron.

—Lo sé, es que estaba confiando en que todo lo que te dijera fuera verdadero. Pero tienes razón —accedió haciendo una mueca—. Solo responde a lo que te dije.

—Verdadero.

La mujer se hundió en el sofá. Quizá esa no era la respuesta que había querido escuchar, pero era mejor abrir los ojos y darse cuenta de todo lo que la rodeaba. Ya no se sentía tan tonta al recordar que Nithan Bale le había intimidado.

—Entonces debo agradecerte que cancelaras la boda. Hubiera sido horrible... —algunas lágrimas se deslizaron por su rostro antes de que pudiera evitarlo.

No sabía por cuál de los tres motivos se sentía más triste: por el hecho de que Zack la hubiera marcado como presa, porque el de ellos no era un caso de aroma especial o porque, que todo terminara en tragedia no había dependido exclusivamente de ella.

—¿Cuán-Cuándo sabrá que ya no soy una simple mortal?

—No hay nada que obligue a contarles a todos la habilidad que tienes. Tú decides a quién le dices y cuando.

—No sé si deba hacerlo...

—De todas formas tienes tiempo. Él no está en el país.

—¿Cómo lo sabes?

—Somos buenos amigos.

—¿No hay alguna posibilidad de que lo nuestro pudiera funcionar? —preguntó albergando esperanza.

—Él aún puede tener una familia, eso no ha cambiado. La sangre que corre por sus venas proviene de un linaje muy importante y merece tener continuidad.

Después le explicó que Zack ya no estaba obligado a tener descendencia debido a que la prometida de su hermano estaba embarazada.

—¿Qué hay de los sentimientos?

—¿Estás convencida de que él no puede amar a otra mujer?

Negó con la cabeza.

—Ni siquiera tú lo amas. No puedes amar a alguien que no conoces.

¿Entonces qué sentía cuando estaba cerca de él? ¿Por qué se le oprimía el corazón al imaginarlo con otra mujer y volvía a disminuir el dolor al imaginar que era feliz? ¿Por qué le dolía tanto ya no ser parte de su vida?

El sentimiento no había cambiado al saber que él era inmortal. No podía enojarse con Zack si ella misma le había ocultado su caso. Ninguno de los dos podía confesar la verdad porque eso iba en contra del reglamento. Finic, el noctividus que había roto las reglas, era el vivo ejemplo de que no importaba que tan fuerte o hábil fuera un inmortal, si iba en contra de lo escrito, tarde o temprano, terminaría muerto. Ella estaba muy segura de que así terminaría el renegado.

—No es una simple coincidencia que el renegado hubiera descubierto mi identidad —informó el hombre que respondía al apodo de Leo.

Él tenía aspecto italiano, era muy alto, delgado y con el rostro fino. El noctividus era un experto en computadoras y tres horas antes había comenzado a determinar los daños que había ocasionado el virus que el renegado había implantado en la computadora principal de los Bale.

Tenía una tableta electrónica conectada inalámbricamente a lo que antes era una de las computadoras más avanzadas del mundo. La pequeña pantalla estaba rota y volteada y no tenía teclado.

—Tiene la identidad de todos los noctividus —lamentó Nithan visiblemente enojado.

La habitación estaba totalmente destrozada. Todos los inventos que no habían sido robados estaban destruidos. Paradójicamente, el sistema de seguridad se había encargado de que todo estallara en pedazos.

Zack estaba sumamente irritado. El renegado había asesinado a la que había estado marcada como presa de otro noctividus. Necesitaba encontrar la relación entre los asesinatos y el robo. ¿Cuál era el objetivo real del renegado?

—Los seis principales —Adam se levantó del suelo—. Si los rumores que se oían en la escuela eran ciertos entonces...

—Ya sabemos cómo quiere vengarse —terminó Zack.

En los pasillos de UEN había varios rumores, pero el que les interesaba era el que aseguraba que en el centro de los laboratorios se encontraba un mecanismo con llave que podía elevar toda esa parte de la instalación sobre la superficie del mar. Este mecanismo se había agregado en caso de una inundación para salvar todas las investigaciones de la fortaleza. Supuestamente, la llave se activaba con la mezcla del ADN de los seis noctividus principales.

Zack sabía que el rumor era cierto porque él era uno de los seis, pero desconocía la identidad de los demás.

—¿Eres uno de los seis? —se preguntaron al mismo tiempo Zack y Leo.

Ambos asintieron comprendiendo. Noctua hizo a un lado al inmortal y comenzó a buscar en la computadora las zonas atacadas por el noctividus. En la pantalla se marcaron en rojo las zonas que Finic se había alimentado. Había veinte en total. Tenían que reducir esa cantidad para tener más información.

—Tienes que buscar si alguna de las víctimas tiene relación con alguno de los noctividus —señaló Bale apartándose y cediéndole de nuevo el lugar a Leo.

Este último creó un algoritmo para acceder a la información de los satélites más cercanos. Una serie de imágenes que duraron medio segundo comenzaron a parpadear en la pantalla.

Al finalizar, cuatro fotos quedaron distribuidas por la pantalla. Una de ellas tenía la fotografía de Boka y Leo. El inmortal no tenía la pulsera de noctividus y estaba paseando con la mujer en el parque.

Noctua imaginaba que si Luna estuviera allí preguntaría: ¿qué ganaría el renegado al asesinar a las parejas o presas de alguno de los seis principales? La respuesta era simple. La saliva de un inmortal no se disolvía con facilidad en contacto con la de un mortal, pero sí en un segundo cuando se mezclaba con la de otro inmortal, y el renegado lo sabía bien. Estaba ciento por ciento seguro de que antes de asesinarlas, el inmortal había obtenido el ADN de los noctividus que necesitaba.

—Alertaré a los de la UEN. Debes regresar hermano —dijo Adam dándole una palmada en el hombro a Zack. Andraya podría estar en la lista del renegado.


—¡Suéltame! —exclamó Raya al ser arrastrada en contra de su voluntad.

Tenía las muñecas inmovilizadas y varios golpes que estaban curándose. Cuando Finic había intentado capturarla en su departamento como Andraya, había optado por permanecer así. Quiso entretenerlo lo suficiente hasta encontrar la forma de derrotarlo o que alguno de los inmortales utilizara un azaba y viera aparecer en el mapa la medusa que había dejado tirado en su casa.

—Ya cállate —gritó encolerizado y le dio una bofetada.

La obligó a sentarse en una silla de metal y, con la ayuda de aros blancos, pegó sus brazos y piernas a la silla.

—Esto es especial para inmortales —le explicó al ver que intentaba luchar para zafarse—. Cuanto más luches, más débil te sentirás.

A ella no le importó. Estaba demasiado enfadada al tener al asesino de Roberto enfrente. Se movió de un lado a otro en vano ya que la silla estaba clavada al suelo.

—¿Qué quieres de mí? —preguntó apretando los dientes.

Estaba en medio de una habitación con paredes verdes y no tenía nada al alcance. ¿Quién iba a imaginar que la atacarían cuando estaba vistiéndose después de tomar una ducha? Era una suerte que se hubiera puesto la blusa y los pantalones antes de ir a averiguar qué había provocado el sonido de algo golpeando el piso de la sala.

—Quería algo que ya no puedo obtener. Ahora me servirás de carnada —comentó de espaldas a ella, manipulando uno de los aparatos que se encontraba en la mesa del fondo—. Para atraer a tu novio.

—No estoy saliendo con nadie.

—Hablo de Bale. Algo me dice que sigue sintiendo algo por ti.

—¡No es cierto! —se alteró—. ¡Él me dejó plantada! ¿Su forma de demostrar su amor es humillándome frente a los demás? No conseguirás nada —le aseguró.

Tuvo que luchar con la curiosidad de saber para qué necesitaba a Zack. No sabía si él estaba preparado para enfrentarse a un ex noctividus.

—Haré el intento. Además, los noctividus me están buscando. No perderá la oportunidad de enfrentarme. Y ya es suficiente, es hora de dormir —volteó hacia ella enseñándole una jeringa de punta roja con un líquido blanco.

Andraya se desvaneció instantáneamente en cuanto le inyectó el líquido desconocido en el cuello.

—Nos divertiremos un momento —comenzó a quitarle las argollas.

Ooh jaja pobre Andraya, la metieron en un problema que no tenía que ver con ella 😢😧. ¡Al fin sabe que Zack es inmortal!
Nos vemos en el siguiente capitulo, saludos 😊

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top