Parte 37
La llamada que había recibido había sido de Edigar. Él la necesitaba en la casa de Alucar. Cuando sucedía eso se sentía importante porque otras personas confiaban en ella, sin importar que todavía no hubiera pasado completamente la prueba.
Alucar, Edigar y Noctua la esperaban en el estudio, estaban charlando hasta que sintieron su presencia.
—¿Me necesitaban? —preguntó al ingresar.
—Ya tenemos los resultados de los análisis de tu sangre —informó Edigar.
Luna sintió pánico momentáneo y se sentó en el sofá para escuchar más.
—Tu sangre es igual de tóxica que la sangre de Noctua y no tenemos forma de reproducir la mezcla que te trajo a la vida —le dijo Alucar.
—En otras palabras, no pueden asesinarte y te regirás por un tiempo por las reglas de los recién convertidos —Noctua le aventó el libro del reglamento.
—¿Y el reglamento general que leí?
—Pasará un tiempo antes de que puedas seguir esas reglas. Normalmente los convertidos suelen esperar un par de años, pero con tu madurez tal vez esperes solamente unos meses —avecinó el más viejo.
—Me parece bien.
Las luces parpadearon repentinamente. Los tres hombres se levantaron y fueron al sótano. Luna los siguió expectante. Una computadora avanzada se desplegó de lo que aparentaba ser un mueble viejo.
—Alguien entró a robar una de nuestras bases.
La mujer se quedó un paso atrás sin saber de qué estaban hablando. Noctua y Alucar empezaron a hablar en un idioma que ella no conocía. Edigar la llevó fuera de la sala y le explicó que lo que sucedía era grave.
Noctua había dejado muchos prototipos de sus inventos en su antigua residencia, éstos podrían ayudar al renegado a encontrar la ubicación exacta de la fortaleza submarina. Nadie debía saber su ubicación además de algunos elegidos, ni siquiera los que estaban entrenando en UEN.
—Lo más probable es que Noctua deba irse a intentar resolver algo.
—¿La ciudad quedará desprotegida?
—Si se ausenta más de dos días de seguido entonces los noctividus deben rotar aleatoriamente y abarcar más territorio.
—Puedo ayudar —se ofreció la pelirroja.
—No me corresponde a mí aceptar tu oferta. Habla con Alucar. Debo irme —Edigar la dejó sola.
Minutos después la puerta que daba al sótano se abrió y Noctua salió apresurado. Alucar llevó a Andraya hasta el estudio.
—Le dije a Edigar que si Noctua debe irse yo puedo cubrir su turno, ya estoy familiarizada con eso.
El inmortal negó con pena.
—Si Noctua está ocupado se hará la rotación. Los noctividus solo pueden ser hombres.
—Puedo hacer bien ese trabajo —se indignó—. No quiero ser un noctividus, solo quiero ayudar.
—Lo sé, pero el trato era con Noctua. Deberás esperar a que él regrese.
—No hay nada que me impida salir a caminar de noche —comentó antes de salir.
Alucar sonrió al escucharla.
Pasaron cuatro noches sin que Luna tuviera señales de Noctua. Debía seguir en otra zona. Esa noche en particular había una gran fiesta en un balneario de la ciudad de San Lorenzo. La pelirroja se extrañó al pasar por la zona histórica de Asunción, había visto algunas luces verdes y rojas.
Cuando estuvo más cerca pudo ver que había varios autos con personas alrededor. Por un segundo se vio transportada al pasado. Había encontrado a un grupo de corredores clandestinos. Sintió ganas de acercarse y lo hizo.
—Nena, ¿qué te parece si te invito unos tragos cuando gane la carrera? —le gritó un hombre con facciones afroamericanas, lleno de tatuajes obscenos en el brazo.
Si quería, Luna podía llamar a Edigar y la carrera terminaría antes de encender motores.
—¿Qué te parece si te pateo el trasero y dejas en paz a las mujeres un buen tiempo?
Los presentes empezaron a poner leña al enfrentamiento.
—¿Sabes conducir? —le preguntó una mujer con el cabello sujeto con un cigarrillo.
—Soy buena.
La mujer la observó de pies a cabeza y después asintió.
—La que iba a conducir el auto que traje tuvo un problema de pantalones y no vendrá. ¿Qué te parece si la remplazas? Si ganas son doce mil dólares y te quedarás con la mitad.
Si pudo estar en el ojo de un tornado, no iba a tener problemas a volver a las carreras de autos. Esta vez no podría lastimarse.
—Acepto.
—Bien. Me llamo Ashley —le dio la mano.
Ashley la llevo hasta su auto naranja con franjas grises y le enseñó todas las funciones de la máquina. Los conductores llevaron los autos a la línea de salida y estuvieron atentos. De un silbatazo se dio por iniciada la carrera. Luna metió el acelerador a fondo y vio que el auto de su derecha era la competencia. La meta estaba señalizada con luces azules en el piso. Automáticamente, la pelirroja activó la función más rápida del auto y ganó la carrera.
No sintió la misma adrenalina que antes. Casi no sintió nada y eso la decepcionó. Era como si hubiera visto toda la escena desde afuera. Cuando se bajó del auto, Ashley se tiró encima para abrazarla. Estaba más que contenta por ganar la mitad del motín.
Los otros competidores no se mostraron tan alegres al pagar a la ganadora. Inclusive uno de ellos utilizó la palabra trampa en una oración. Luna le pagó a Ashley su parte y se alejó del grupo de competidores.
Podría ser que el hecho de no encontrar diversión en nada se debiera a que estaba preocupada por el robo que había ido a investigar Noctua. Sacó la medusa de su bolsillo y presionó el botón de la base. Quizá alguien la vería en el azaba.
—¿Luna? —escuchó que alguien preguntaba desde el callejón.
Su sorpresa fue grata al reconocer a Hubiera. Eso quería decir que Noctua tardaría un poco más.
—¿Qué haces por aquí? —le preguntó al noctividus.
—Es mi cuarta noche aquí. Debí pensar que tu aroma no se puede reproducir. Pensé que se me había pegado a la nariz.
Luna sonrió y le explicó que había estado recorriendo por la ciudad ayudando a algunos mortales de asaltos y vigilando a la vez.
—Tenía un trato con tu antecesor. Terminará cuando el renegado muera.
—Vamos a mi nueva base —la guió hasta una azotea cercana—. Esta ciudad es divertida. Creo que ya he marcado a mi próxima presa. Solo faltan dos años para que se cumpla mi permiso de sangre humana.
—Jamás he bebido sangre humana —le confesó— y no apruebo que los demás inmortales lo hagan. Te ruego que no elijas a tu próxima víctima en esta zona.
—Lo haré porque me agradas —accedió sin problema—a cambio de un beso—terminó sorprendiéndola.
Luna aceptó y le dio un beso en la mejilla. Hubiera no estuvo satisfecho y la tomó en sus brazos para besarla en los labios. La pelirroja le respondió el beso por unos segundos antes de apartarlo. Ni siquiera ese beso le hizo sentir algo.
—¿Qué piensas? —preguntó el inmortal.
—En que la atracción de un solo lado no enciende la chispa.
—Esa chispa que mencionas seguro que está relacionado con los sentimientos y yo solo quiero divertirme.
—Soy aburrida —trató de desilusionarlo—. ¿Por qué te dicen Hubiera? —cambió rotundamente de tema.
—Se debe a mi habilidad especial. Solo funciona una vez y con mortales. Puedo hacer que elijan un acontecimiento y hacerlo vivir todo de nuevo cambiando lo que me piden.
—¿Cómo?
—Si pudieras cambiar algo del pasado ¿Qué sería? Es así de simple, pero solo funciona con mortales.
—Suena emocionante —se interesó—. ¿Podrías intentarlo conmigo?
Hubiera la observó algo extrañado y escuchó atentamente la explicación de la pelirroja.
—Podríamos intentarlo. No puedo asegurarte nada. Tienes que saber que el tiempo en tu mente es diferente al que transcurre aquí.
—¿Cómo funciona?
—Lo que quieres cambiar no pudo haber sucedido hace más de tres años. Vivirás los días con la decisión cambiada que eliges hasta llegar al presente.
—¿Las decisiones de ese mundo no afectarán la realidad?
—No. Será como un sueño, pero las reacciones y las palabras de las otras personas no serán creadas por tu cerebro. Será como si estuvieras en un universo paralelo, no podrás controlar las acciones ni pensamientos de otro.
—De acuerdo. Comprendo.
—¿Qué quieres cambiar?
—A principios de año estaba en una salida con mis amigas y sus novios. Yo me retiré antes y me apuñalaron en un callejón. Quisiera haberme quedado con ellos y haber regresado todos juntos.
Hubiera colocó sus manos a los lados de la cabeza de Luna y le pidió que mentalizara ese día del pasado. Le dijo que al regresar a esa fecha no recordaría nada de lo que había pasado después. Viviría de nuevo a partir de ese momento sin tener información del futuro y tampoco sabría que lo que sucedía no era real. Lo único que tendría en mente sería que no debía abandonar a sus amigos.
Hola 😉 tengo una nueva historia de vampiros por si les interesa, se llama Conexión carmesí ❤❤ y les dejo la imagen promocional
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