Parte 32

Bale golpeó su escritorio provocando que éste tuviera una abolladura que no combinaba con el aspecto impecable de la habitación. Al escuchar el impacto, Andrew dejó caer el libro que estaba leyendo y se puso en posición de defensa.

—¿Qué sucede? ¿Qué pudo ser tan malo como para que dañaras un mueble tan antiguo después de colgar una llamada?

—El detective privado que contraté no fue de mucha ayuda —refunfuñó.

Platino se sentó de nuevo después de recoger el libro.

—¿No crees que es mejor así? Jamás estuve de acuerdo en que contrataras a alguien para que vigilara a tu novia durante sus vacaciones.

Zack hubiera deseado haberle hecho caso a su amigo, de esa forma no estaría tan frustrado. Primero estaba el asunto del accidente, él estaba seguro de que alguien se había encargado de arruinar los frenos del auto de Andraya. Y segundo, el detective le había asegurado que Andraya Caro no había pasado sus pequeñas vacaciones con Ximena. ¿Dónde había ido? ¿Por qué le había mentido?

—No deberías darle tantas vueltas al asunto —continuó su amigo—. En tu lugar, exigiría el mismo nivel de honestidad que estoy entregando. Tú tienes toda una vida oculta, no te debería preocupar un viaje que quizá fue para revalorar la vida. Andraya pudo necesitar ir de nuevo a su ciudad de origen. A muchos de los mortales les invade la melancolía después de un suceso traumático.

—Ya ha pasado tiempo.

—No hay una regla. Cada persona actúa diferente, lo que yo digo es...

El sonido de una alarma de correo los interrumpió. Zack abrió el mensaje y frunció el entrecejo al ver la fotografía de una mujer desconocida tirada en el suelo. Parecía la evidencia de una escena de un crimen. A continuación, un informe sobre lo sucedido se desplegó en la pantalla.

—Necesito estar solo —le indicó a Andrew.

—¿Por qué tanta prisa? —preguntó Luna cuando acudió al llamado de su amigo policía.

—Noctua tiene algo que informar —respondió abriendo la puerta de la que parecía ser la habitación de Alucar.

Jamás había entrado a esa parte de la casa. Aunque ya eran las once de la noche, allí adentro parecía ser las doce del día y al adentrarse más supo el motivo. En la pared izquierda había una ventana con luz artificial que simulaba que del otro lado había un sol radiante. Incluso de vez en cuando se podían observar pequeñas hojas verdes que iban de un lado al otro.

—Me alegra que hayan decidido venir hoy —comentó Noctua con ironía—. Los llamé a ambos para no tener que repetir la misma cosa.

El inmortal extrajo un disco pequeño de su bolsillo y lo introdujo en una hendidura localizada en un cilindro blanco pegado a la pared. Instantáneamente, las luces se apagaron y una proyección apareció en la pared.

Luna y Edigar leyeron con detenimiento un informe redactado por un hombre llamado Leo. En éste se explicaba con detalles lo que había vivido una mujer llamada Boka antes de ser asesinada. Ella había sido secuestrada y torturada durante tres días, antes de que su cuerpo dejara de luchar. También habían encontrado evidencia de abuso sexual. El cuerpo de Boka fue encontrado flotando en un pantano de una ciudad de Nicaragua.

Tres imágenes más siguieron al informe. Luna desvió la mirada mientras que Edigar se fijó en cada detalle.

—¿Quién tiene el caso? —preguntó el oficial.

—Nos encargamos de ocultar el suceso de la vista de los humanos.

La pelirroja se interesó especialmente en saber qué le habían dicho a los padres de Boka. ¿Cómo iban a explicar la muerte de una mujer sin alertar a sus familiares? Noctua le explicó que para ellos no representaba ningún problema hacer que una muerte pareciera un accidente, tan grave al punto de dejar casi irreconocible el cadáver.

Luna sintió alivio cuando las luces volvieron a iluminar la habitación. No se sentía muy a gusto con la imagen de una mujer muerta llenando toda una pared.

—¿Por qué un renegado torturaría a una mujer durante tanto tiempo? —inquirió Edigar.

La mirada que recibió del inmortal le dijo la respuesta "porque ella no era cualquier mujer".

—¿Quién era?

—Boka estaba saliendo con Leo.

—¿Saliendo? ¿Leo es inmortal cierto? —aventuró la mujer.

Noctua asintió y le dejó unos segundos para que siguiera hilando una hipótesis. Luna se percató de que Edigar ya tenía todo claro y que ella era la única que faltaba. Su primera pista fue saber que Leo era inmortal y que él mismo había hecho el informe. Después, recordó que él no podía ser policía porque de otra forma los humanos ya deberían estar al tanto, por todos los protocolos de un puesto como ese. Entonces Leo debía ser un noctividus.

—¿Por qué me informaron esto? Me han dado la identidad de un noctividus.

—El nombre no es pista de nada, es un seudónimo —le aseguró el inmortal.

—El renegado quiere vengarse de los inmortales y parece que ya encontró una forma de hacerlo  —dedujo el hombre de pelo blanco, ignorando las miradas que se tiraban las dos otras personas en el lugar—. Supongo que quiere que los demás noctividus que están en una situación similar a la suya sufran para que entiendan su postura.

—¿Por qué?

—Porque se está vengando de nuestro sistema —concordó el inmortal con el oficial.

Luna se ató el cabello con una liga y comenzó a recorrer la habitación. Ella estaba en una situación complicada. No podría ayudar mucho sin enterarse quienes serían las posibles siguientes víctimas.

—Iré a patrullar —dijo saliendo de la habitación.

Noctua se percató de que ella estaba algo molesta y la siguió. La llamó dos veces, pero no fue hasta que la tomó del codo que la pelirroja se detuvo y se volteó para verlo.

—¿Qué te sucede?

—Tengo las manos atadas y no es muy agradable saber que no puedo ayudarlos porque siempre estaré en desventaja —se lamentó.

—Tenemos suficiente ayuda.

—¡Eres tan tierno! —ironizó—.  ¿Quién no querría escuchar que no la necesitan? De todas formas desecharías mis ideas.

—Eso no es cierto. Y en cuanto al renegado, todos los noctividus están alerta.

—Por mucho que me gustaría que nosotros lo atrapáramos, prefiero salvar la vida de una persona. ¿Eres consciente de que debes terminar con tu novia?

Noctua frunció el entrecejo.

—No será necesario. Yo puedo protegerla.

—Apuesto a que Leo pensaba lo mismo —dijo antes de dejarlo solo.

Escapar de los paparazis era todo un desafío para los humanos. Andraya estaba muy agradecida de que Zack le hubiera enviado un auto para que pudiera acercarse al hotel. Le agradeció al chofer con una sonrisa y se dispuso a caminar hasta su oficina. Su jefe estaba en una reunión esa mañana, dejándola pendiente de su llegada. Una de las consecuencias de estar comprometida era que el trato de los empleados del hotel había cambiado. Ellos parecían tener miedo a decir una palabra fuera de lugar y se reprimían tanto que comenzaban a fastidiarla.

El sonido de la puerta al abrirse le indicó que alguien ingresaba. Se alegró de que se tratara de Zack.

—Tengo una sorpresa para ti —le informó.

—Buenos días —le saludó con un beso—. ¿Cuál es la sorpresa?

El hombre balanceó lo que parecía un dispositivo de control remoto, con forma triangular, de una alarma de un auto.

—¿Me llevarás de paseo en tu auto?

—Es tu auto nuevo.

Andraya rió mientras regresaba a sentarse detrás de su escritorio.

—¿Lo dices en serio?

—Apresuré los trámites con la aseguradora de tu auto. Es impresionante lo rápido que pueden trabajar al saber que un Bale está interesado en el caso de un cliente.

—Te lo agradezco mucho. No tenías que molestarte.

—Claro que tenía. Los frenos del auto no fallaron por casualidad. Y lo preocupante es simplemente que después de aceptar ser mi esposa ya no eres una ciudadana común.

Andraya se acercó y le tocó el brazo izquierdo.

—¿A qué te refieres?

—A que en el mundo de los negocios una persona con éxito siempre provoca envidia y eso puede ser motivo suficiente para ganarse enemigos. Si alguien quisiera hacerme daño ya sabría hasta quién debería llegar. Ahora tú eres mi punto débil. Debería habértelo dicho cuando te propuse matrimonio.

—Esto no cambia mi decisión —le aseguró rápidamente—.  ¿Quién querría que sufrieras?

—Aún no lo sé. Mientras tanto creo que lo más seguro será que tengas un guardaespaldas.

—Sé cuidarme sola, no necesito un guardaespaldas.

Zack se molestó y no lo ocultó.

—Pensé que lo entenderías.

—No hay nada que entender. Si no estoy aquí, me puedes encontrar en mi departamento. Ambos lugares tienen un sistema de seguridad muy eficiente, con eso basta. No quiero que peleemos. No voy a cambiar de opinión.

—De acuerdo. Pero quiero que me prometas que si sucede algo fuera de lo normal me llamarás de inmediato.

—Lo haré. Y también te puedo prometer que no viviré con miedo.

Antes de retirarse, el hombre recordó la llamada que había recibido esa mañana.

—Tengo una proposición que hacerte —la miró fijamente.

—Dime.

—Sé que es repentino, pero mañana debo estar en Caracas y quiero que me acompañes —le apretó las manos.

Andraya se emocionó al pensar que podría conocer la ciudad que Zack había mencionado. 

—¿Cuál es la ocasión?

—Mis padres celebrarán una fusión con una gran fiesta.

—¿Y? —esperó más.

—¿Por qué debe haber otro motivo?

—Te conozco, así que dímelo cuanto antes.

Zack dudó antes de continuar.

—Valerie asistirá a la fiesta.

Andraya contuvo una carcajada.

—¿Quieres que te salve de ella? ¿No te parece que ya estás mayorcito? —al ver que su novio no se reía, la mujer se puso seria—.  Está bien, iré contigo. Solo necesito unas cosas antes de irme.

—Pasaremos por tu departamento.

—¿Cuántas camas en la suite? —interrogó la recepcionista del hotel venezolano.

—Una sola cama —contestó Zack.

La recepcionista se encargó personalmente de llevarlos hasta la suite más exclusiva del edificio. La decoración de la habitación era estupenda, tanto que anotó algunos detalles que podría mejorar en las habitaciones de la cadena principal donde trabajaba. Las mucamas deshicieron la pequeña maleta que había preparado apresuradamente y colgaron los vestidos que había elegido para ese fin de semana.

—Hay un periodista inglés hospedado en la habitación de al lado. Al parecer se registró después de nosotros —le informó el hombre a la castaña una vez que se quedaron solos.

—Entonces tendremos que movernos con cuidado.

—Una sola cámara está activada en la entrada de la suite y las paredes son gruesas en caso de que decidas que ya es tiempo de intimar.

—Me sigue sorprendiendo lo romántico que puedes llegar a ser —dijo consultando su agenda electrónica—. Es una lástima que aún no figure en mis planes el tipo de intimidad que te interesa. Tomaré una ducha y estaré lista en treinta minutos.

—Mientras haré algunas llamadas.

Andraya se esmeró en arreglarse ya que no podía olvidar que la ex de Zack estaría presente en la fiesta. Se recogió el cabello en un peinado con trenzas y se maquilló cuidadosamente. Eligió un vestido strapless lila oscuro que resaltaba el peso que había perdido en contra de su voluntad.

—Perfecta —la elogió su novio cuando se reunió con ella frente al espejo de cuerpo completo que estaba al costado de la puerta principal de la suite.

—Tú estás irresistible —sonrió—.  Aunque creo que eso ya lo sabes.

—Cierra los ojos —le pidió y ella obedeció.

Sintió cómo él le abrochaba una fría gargantilla hecha de piedras preciosas. Cuando abrió los ojos se sorprendió al ver que la joya la complementaba a la perfección.

—Antes de que pienses en rechazar el regalo, te advierto que esta joya fue diseñada para ser utilizada por una señora Bale.

—Aun no lo soy —susurró acariciando la mano de Zack que estaba descansando en su hombro derecho.

—Falta poco. Si estás de acuerdo, esta noche me gustaría anunciar la fecha que hemos elegido para la boda.

La mujer dudó unos segundos. En el avión habían decidido que la boda se celebraría en un mes. Muy por el contrario de lo que había ella había pensado, Zack se había opuesto a que la boda se celebrara con la presencia de los parientes más cercanos. Él estaba decidido a que la recepción fuera el acontecimiento del año. Quería que ella tuviera la boda de sus sueños. Y Andraya no protestó porque meses atrás no se habría imaginado en el altar al lado de un hombre como Zack. Un hombre que llenaba sus expectativas y al que quería hacer feliz.

Zack no se apartó ni un segundo de ella después de llegar al exclusivo salón de eventos donde se desarrollaba la fiesta. Andraya se aseguró de memorizar todos los nombres de las personas que le fueron presentadas. Al saludar a los padres de su prometido, la mujer se sintió un poco nerviosa. Los señores Bale se mostraron algo distantes con ella, lo que le hizo pensar que ellos no aprobaban por completo la elección de esposa que había hecho su hijo.

A mitad de la noche, Valerie hizo su entrada triunfal. Todos voltearon a verla como si se tratase de una estrella de Hollywood. Valerie era delgada y su figura resaltaba con el vestido plateado que había elegido. Andraya no podía competir con ella en ningún sentido. Su rival conquistaba a los hombres presentes con una sola mirada verde y cautivadora. Su largo cabello marrón claro caía en cascada sobre su hombro derecho. Los tacones que llevaba hicieron que la castaña dedujera que Valeria era de estatura media.

—Es muy atractiva —logró susurrar al azabache.

—Lo es, pero como ya te dije antes: la atracción de un solo lado no enciende la chispa.

—Siempre sabes qué decir —sonrió, pero dejó de hacerlo al darse cuenta de que Valerie ya había encontrado a Zack con la mirada, y se dirigía hacia ellos.

No entendía a qué se debía su repentino nerviosismo. Valerie era una más de las muchas mujeres del pasado de su prometido, ¿acaso la veía como una verdadera amenaza? O el nerviosismo se debía a la curiosidad que sentía acerca de la vida de Zack antes de que la conociera.

—¡Pero si es Zacky! —exclamó Valerie antes de saludarlo con un sonoro beso muy cerca de los labios.

La castaña mantuvo su sonrisa intacta mientras la recién llegada se disculpaba y limpiaba con su mano la mejilla del hombre.

—Te presento a mi prometida, Andraya Caro —tomó a la castaña de la cintura.

—Por supuesto —comentó Valerie antes de observarla de pies a cabeza—. Es un placer conocer a la mujer que atrapó a Zacky.

El uso del apodo indicaba que Valerie quería dejar claro que no estaba dispuesta a olvidar que había formado parte del pasado de Zack. Andraya decidió pasarlo por alto ya que ella tenía el anillo de compromiso en su dedo y estaba segura de lo que el azabache sentía por ella.

—Si nos disculpas —habló Zack—estaba por sacar a bailar a Andraya.

Valerie asintió sin disimular su disgusto.

—Salir contigo me ha hecho ganar varias enemigas —bromeó la castaña en la pista de baile.

Sin embargo, en vez de que el azabache hiciera otro comentario de la misma índole, Andraya pudo sentir cómo su pareja se tensaba y su expresión se volvía seria.

—¿Qué...? ¿Dije algo malo?

—Solo he recordado que nuestra relación no te ha hecho ganar exclusivamente cosas buenas.

—Eso no es culpa tuya.

—Por supuesto que lo es.

—Tienes que dejar de preocuparte por mí. Soy fuerte, ¿sabes? No pueden derribarme con facilidad.

Hola de nuevo, muchas gracias por el apoyo, me hacen feliz con cada voto y comentario 💖💖. Esta semana alcanzamos el puesto 27 🎉🎉 Les regalo un caramelo 🍬 a cada uno(no encontré galletitas con chispas ), hasta la próxima 😊😉

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