Parte 29

—La huida quiere decir que tu respuesta es no —comentó Zack detrás de ella, después se dio cuenta de que se veía algo pálida.

—No se puede responder a una pregunta que no se ha hecho —dijo mirando dentro de su bolso de mano. Casi bufó al no encontrar algún pañuelo.

Si él hacía la pregunta tendría que responder. Y si respondía que no, seguramente terminarían la relación. Ella no quería hacerlo. Sin buscarlo, se había enamorado de Zack. No quería verlo con otra mujer, pero quería verlo feliz. Los enamoramientos pasaban con el tiempo, ¿cierto?

Zack la tomó de los brazos y la obligó a mirarlo a los ojos.

—¿Te sientes bien?

—Sí... —se soltó para volver a acercarse al arbusto debido a otra arcada.

Zack se quedó quieto, sin saber que hacer para ayudar a la mujer. Los humanos tenían demasiadas debilidades y no se sentía muy cómodo presenciando una situación como aquella. Entonces decidió no volver a mencionar el compromiso por unos días, la mirada de Andraya le había revelado que ella no estaba preparada para escuchar la pregunta.

—Deberíamos ir al hospital —propuso el hombre y le tendió un pañuelo para que se limpiara la boca.

La castaña negó con la cabeza y culpó al cerdo que había comido en la cena de su estado.

—Estaré bien, no te preocupes. En el botiquín de la cocina tengo un medicamento para los vómitos y las náuseas.

Horas más tarde, la pareja se encontraba en la azotea del departamento de Andraya. Allí se estaba celebrando una fiesta por el inicio de la primavera. A las doce de la noche, encendieron los fuegos artificiales que iluminaron el cielo nocturno por varios minutos. Los vecinos tenían la costumbre de quejarse por esa ruidosa bienvenida a esa estación del año en particular, pero eso nunca los había detenido, ya que cada año la fiesta se celebraba en un lugar diferente.

Las mujeres y los varones se apartaron en dos grupos. Andraya sonrió al ver que Zack parecía interesado en la historia que estaba comentando el primo de Siro. Sabía que no debía ser fácil para su novio haberse trasladado a un país extranjero, sin verdaderos amigos ni familiares. Era la primera vez que pensaba en lo solo que debía sentirse Zack.

—Raya, creo que estás muy lejos de aquí —Ivonne la codeó.

—Cuando te cuente lo que tengo en la cabeza vas a entenderme.

—¿Quieres que bajemos ya?

—Vamos —se tomó un último trago del vaso de agua que sostenía.

Las amigas se acomodaron en el sofá de la sala. Andraya calló unos minutos para aumentar el suspenso.

—Creo que Zack estuvo a punto de pedirme que nos comprometamos. 

Ivonne se quedó con la boca abierta. Llevó sus mano a su cabeza y pidió todos los detalles.

—Ok, ok —la rubia se acomodó mejor levantando ambas piernas en el sofá—. ¿Qué hubieras respondido... ? No te alteres de nuevo, por favor.

La castaña respiró hondo. 

—No quiero pensar en eso, es muy pronto para hablar de un compromiso con Zack. Hay cosas que me impiden ir por ese sendero en mi mente.     

"Sería otra víctima de tu telaraña de mentiras", le recordó su alter ego.

Ivonne la tomó de las manos, sintiendo que debía apoyar a su amiga. 

—Raya, espero que consideres responderte a ti misma esa pregunta que temes. Tarde o temprano tocarán de nuevo el asunto y no podrás escapar.

Lastimosamente, su amiga tenía razón. Pero si podía, retrasaría ese momento lo máximo posible. No entendía a Zack, ¿por qué querría casarse con ella? Ni siquiera habían intimado como para saber si eran compatibles en ese aspecto.

—Desearía que las cosas quedaran como están y si tengo suerte, Zack no se arriesgará a quedarse con la palabra en la boca de nuevo.

El espantoso sueño de esa mañana seguía atormentándola. No dejaba de pensar que su subconsciente podría predecir lo que sucedería si daba un paso más en su relación con Zack. Lo había visto a su lado, con los ojos cerrados pero la sangre a su alrededor dejaba en evidencia que no estaba dormido, sino muerto. Ella lo había asesinado...

—Vuelves a estar distraída —le reprendió Noctua por segunda vez.

—Lo siento —pasó sus manos por los ojos—. ¿Sabes cuándo regresará Alucar?

—No.

Luna dudó que Noctua le dijera siempre la verdad. 

—Es una pena. Tengo muchas preguntas —alargó las últimas palabras para molestarlo.

—¿Puedo ayudarte en algo?

Luna no pudo esconder su sorpresa. Había esperado que él simplemente la ignorara como siempre. ¿Qué había cambiado en su vida? ¿Qué le había hecho ofrecer ayuda? Quizá había comprendido que tenía que respetar la elección que su propia sangre había hecho.

—Tengo novio. No sé si tengo permitido tenerlo, pero no me echaré para atrás. El problema es que tengo miedo que él se dé cuenta de que soy diferente.

—Lo más sensato sería que terminaras con él.

Luna frunció el entrecejo.

—¿Eso harías tú?

—Yo no puedo ponerme en tu lugar. En mi caso, yo puedo marcar a mi novia como presa. De esa forma ningún otro inmortal que sigue las reglas tendrá derecho a hacerle daño.

—¿Presa? Eso quiere decir que es mortal y que pasado el tiempo límite de cinco años, deberás asesinarla para alimentarte.

—Yo cuento con siete años —objetó.

Noctua tenía el mismo nivel de romanticismo que Zack. Eso era muy triste.

—Pobre mujer, no quisiera estar en sus zapatos. A diferencia de ti, yo sí estoy enamorada de mi novio.

—¿Qué te hace pensar que no quiero a mi novia? —se enojó.

—Vas a asesinarla.

—Y tú aceptaste seguir con tu relación sabiendo que sigues a prueba. Eso no te hace mejor que yo.

—¿Por qué no alegas que es un caso de aroma especial?

—Porque no lo es. No estoy seguro de que en realidad exista eso. Lo más probable es que espere a la siguiente reencarnación de mi novia.

Luna no creía en reencarnaciones, sin importar que Alucar le hubiera comentado que los inmortales tenían pruebas sustanciosas de que algunas almas regresaban al no haber tenido una existencia plena.

—¿Y si no es bonita?

—Ese será mi problema. Suficiente charla, hoy me encargaré de las fronteras. Ya sabes qué hacer si encuentras alguna pista —la dejó sola.

Luna solía utilizar el tiempo que pasaba sola para enviar mensajes por celular con su novio. Zack acostumbraba dormir muy poco debido a que muchos de sus socios extranjeros tenían disponible la hora del almuerzo para tratar de los negocios, hora que equivalía a las primeras horas de la madrugada en Paraguay. Más adelante tendría que convencerlo para que descansara más tiempo ya que quedarse despierto casi toda la noche no traía nada bueno a un mortal.

Hola a todos :) este capítulo no es tan largo y me disculpo por eso. Ya saben que si tienen algo que corregir o alguna crítica estoy por aquí. Posiblemente les tenga buenas noticias en el próximo capítulo.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top