3. ICE CREAM
3. HELADO
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Mel se había emocionado bastante al comprar los útiles escolares con sus abuelos, y le emocionaba más ver que para la clase de Cuidado de Criaturas Mágicas debía tener el libro de su tío abuelo Newt. Y como le había pedido a sus padres, lograron comprarle cientos de plumas de Fwooper para escribir y tintas de muchos colores, así como carboncillos para poder dibujar y bastantes pergaminos, porque estaba segura de que necesitaría muchos para sus dibujos.
—¿Qué asignaturas estarás tomando? —preguntó curiosa su abuela.
—Bueno decidí quedarme con Magizoología, Astronomía, Herbología, Pociones, Transformaciones, Encantamientos y Defensa Contra las Artes Oscuras.
—Cuidado de Criaturas Mágicas, cariño —le corrigió su padre divertido.
—Oh sí, eso —musitó alzando los hombros y soltando una risita—. Es casi lo mismo, ¿no?
—Así que siete materias, eh —notó su abuelo—. ¿Estás segura de eso? Estás en nivel E.X.T.A.S.I.S
—Todas me parecen fáciles —aseguró mirando las tiendas a su alrededor, pero su padre hizo sonar su garganta—. Bien, en realidad, la materia de Defensa Contra las Artes Oscuras no me parece tan fácil —susurró apenada.
—¿Qué? —preguntó Theseus un tanto sorprendido—. ¿Por qué no me lo habías dicho? ¿Cómo es que se te dificulta? —su mirada pasó por la de Aldrich y Blossom que fingieron desconocer el motivo de su hija—. Pude haberte ayudado el último mes.
—Bueno, es que el bosque es muy interesante y sabía que si te pedía ayuda entonces no podría pasar tanto tiempo explorando —comentó jugando con sus manos, mientras caminaban por el callejón y Mel miraba con curiosidad las tiendas.
—Oh cariño, podíamos haber hecho un espacio para clases —aseguró con una sonrisa Theseus—. Supongo que no te fue tan mal ya que puedes tomarla para tus EXTASIS —ella asintió.
—Por un pelo de unicornio que no pasaba, pero lo logré —aclaró rápidamente ante la mirada de sorpresa de su abuelo.
—Será mejor que te esfuerces mucho en Hogwarts Mel. La asignatura de Defensa Contra las Artes Oscuras es esencial —ella asintió no muy convencida.
—Dumbledore comentó que podrías tomar clases extras para adiestrarte en la materia —le dijo su padre a Mel.
—Eso suena increíble —admitió con una sonrisa.
—Solo tienes que pulir algo que llevas en la sangre —le dijo Theseus, pero Mel soltó una risita nerviosa.
—No quiero decepcionarte abuelo, pero no creo ser tan buena —murmuró avergonzada—. Aparte... estoy contra la violencia —inflo un poco su pecho y tomó postura recta—. No me gusta, simplemente es algo que no apruebo...
—Pero no lo utilizaras para el mal, sino para el bien —le dijo tranquilo su abuelo.
—Entonces, sí es para el bien, ¿por qué tendría que usarlo? —preguntó frunciendo el sueño—. Al final de cuentas, es el bien, ¿no? ¿Qué es el bien? —curioseo con una mano en su barbilla.
—Bien, ¿quién quiere un helado? —interrumpió Blossom el momento de filosofía de su hija.
Mel ladeo una mueca, pronto olvidó su pregunta y levantó su mano sonriendo.
—Muero por un helado de cerveza de mantequilla con jengibre —admitió.
—¿Te importaría adelantarte, cariño? Tenemos unos asuntos que hacer —comentó su padre.
—Claro —ella giro sobre sus talones y comenzó a andar por el callejón mirando todo con una sonrisa.
Pero había un problema, no había recordado ver visto la tienda de helados, la cual por cierto no recordaba cómo se llamaba. Se giró para intentar ver a sus padres, pero hay cientos de personas en el callejón diagon.
Por un momento se sintió ahogada entre tanta gente.
«Bien, relájate Mel, solo tienes que encontrar una tienda donde venden helado. Respira Mel, respira»
A veces para Mel es bastante complicado entender cómo es que le hace más fácil pasar tiempo entre criaturas que personas.
No la malinterpreten, ha logrado grandes amistades a lo largo de su vida, pero siempre recurre a las criaturas para resolver sus problemas.
Mira entre los aparadores comenzando a encontrar la calma, pero un lindo búho le llamó la atención, por lo que paró en seco, haciendo que un hombre terminará por chocar con ella, provocando que las bolsas que cargaba el señor terminarán por caer de sus manos.
—¡¡Cuánto lo siento!! —exclamó apenada al ver cómo había tirado las bolsas del joven hombre.
—No se preocupe —respondió con voz calmada.
Rápidamente Mel le ayudó a levantar todo, sintiéndose un tanto nerviosa y tonta. Sí tan solo aquel hermoso y majestuoso búho no le hubiese distraído ella podría haber visto que el hombre iba en su dirección.
—Tengo que admitir, también fue mi culpa —el joven señor alzó su cabeza para ver a Mel.
Sus ojos chocolate se ven agotados y tiene bolsas bajo sus ojos lo cual le hacen ver enfermizo, su cabello castaño se encuentra despeinado y tiene unos destellos grises. Su ropa es consistentemente andrajosa y parchada, pero le da un toque aventurero acompañado de esas cicatrices en su rostro.
—Lindas cicatrices —susurró Mel.
«¿¡ENSERIO?!»
«¡¿LINDAS CICATRICES?!»
«Mel Anuk eres imposible.»
El hombre frunció un poco el ceño, un tanto confundido por aquel halago, pero una pequeña sonrisa se formó en su rostro.
—Lindo rostro —musitó el hombre causando que las mejillas de Mel tomarán un increíble color rosa.
—Gracias —dijo sintiéndose avergonzada.
Ambos se pararon por fin del suelo. Mel le tendió una bolsa al agradable sujeto de cicatrices y llevó un mecho de cabello detrás de su oreja, mientras internamente está mordiendo sus mejillas.
«Por favor, deja de coquetear.»
—Una disculpa, yo, me encontraba distraída —comentó Mel bajando un poco su mirada.
—Señorita, por favor, no tiene por qué disculparse, también me encontraba distraído —dijo con voz calmada.
Una voz bastante linda, que provocó que el corazón de Mel latiera con rapidez.
—Entonces, supongo que fue un error por parte de ambos —comentó con una pequeña sonrisa tímida, a lo que el hombre asintió con su cabeza.
—Disculpe mi atrevimiento —habló nuevamente el joven señor—. ¿Es extranjera? Tiene un acento bastante peculiar... lindo, en realidad —se corrigió rápidamente, esperando no haber ofendido a Mel.
Mel sonrió de lado—. Soy de aquí y de todo el mundo —respondió alzando su cuello con una sonrisa.
—Una muy increíble respuesta —dijo con una sonrisa y mirada curiosa.
—¿Usted es de por aquí? —curioseo Mel llevando su mano derecha hacia su brazo izquierdo, para abrazarse un poco inquieta.
—Sí, así es —respondió afirmando con la cabeza y ladeando una sonrisa.
—¿Le importaría decirme el camino a la heladería? —preguntó con algo de timidez—. Es solo que mi abuela dijo que era fácil de encontrarla pero estoy empezando a dudar de mi sentido de orientación y si me permite alardear, tengo un muy buen sentido de orientación —aseguró haciendo que el hombre soltará una pequeña risa, mientras su rostro se suaviza.
—Si no le molesta, podría guiarla hasta la heladería —Mel miró al señor con una sonrisa.
—Me encantaría señor...
—Lupin, Remus Lupin —dijo estirando su brazo hacia Mel para estrecharlo.
—Un placer —dijo Mel sonriendo y estrechando su mano con la de Remus—. Soy Mel Scamander —Remus alzó una ceja un tanto curioso ante aquel famoso y reconocido apellido.
—El placer es mío, señorita Scamander —sus miradas se conectaron por unos segundos, ambos se dedicaron una sonrisa—. Por favor, el camino es de este lado —dijo guiándola por el lado norte del callejón.
—Entonces, señor Lupin —hablo Mel mientras caminaban lado a lado.
—¿Sí?
—¿Toda su vida ha vivido en Inglaterra? —curioseo.
Mel es muy curiosa.
—Así es... Inglaterra, Escocia por corto tiempo y en Irlanda del Norte, pero no salgo de Gran Bretaña —aclaró mirándola de reojo.
—Se pierde de tanto —dijo soltando un suspiro Mel, haciendo que Remus sonriera—. Algo me dice que es un aventurero, ¿o me equivoco? —indagó mirando a Remus.
—¿Qué es lo que le dice eso, señorita Scamander? —preguntó curioso Remus.
—Sus cicatrices —dijo señalándolas con inocencia—. Son de aventurero.
Pero Mel sabía que esas no eran cicatrices normales.
Vivió un año entre hombres y mujeres lobo y tiene un abuelo que padece de aquella enfermedad. Mel puede reconocer a cualquier hombre lobo con tan solo verlo. Las pupilas de Remus Lupin le muestran la luna y su mirada somnolienta también le indica que se encuentra en ese estado por que dentro de dos noches sería la luna llena del mes de agosto.
—Se refiere a mis cicatrices las cuales le parecen lindas —Mel soltó una pequeña risita bajando su cabeza.
—Exacto, a esas cicatrices —aclaró alzando nuevamente su cabeza, para encontrarse con los ojos chocolate de Remus.
—Bueno... nunca me vi como un aventurero, pero dejaré que crea eso —Mel alzó una ceja mordiendo su mejilla.
Tampoco es como si fuese a gritarle: «¡sé que eres un hombre lobo!»
—Por favor, no me ilusione —pidió mirando a Remus.
Una pequeña sonrisa coqueta se asomó por los labios de Remus.
—¿Cree que haría eso? —preguntó con un aire ofendido.
—Tiene el potencial para hacerlo —comentó mordiendo su labio ligeramente.
A veces Mel suele ser ligeramente coqueta con los hombres que le parecen de su interés (¿por que no serlo?) aparte, ¿qué importaba si coqueteaba con él? En tan solo tres días estaría ingresando a Hogwarts donde no lo volvería a ver. Quizá se escriban mediante cartas, pero esa es solo una posibilidad.
Y, aunque quería evitar sonar tan atrevida, Remus Lupin le parece realmente un hombre encantador y bastante atractivo.
—Hemos llegado —dijo señalando el local.
—Heladería Florean Fortescue —leyó en voz alta—. Hace como... once años que no venía a este lugar —comentó con una pequeña sonrisa, Remus miró a la chica con curiosidad, no entendía por que pero Mel le parecía todo un enigma y él estaba dispuesto a descifrarlo.
Sí, le atrae demasiado, desde su cabello, hasta sus ojos y ese lindo rostro y más aún, su forma de hablar y expresarse.
—¿Le gustaría un helado señor Lupin?
—Oh no... gracias, señorita Scamander, pero será mejor regresar...
—¿En serio se va ir y me dejará sola? —preguntó fingiendo dolor.
Remus bajo su cabeza tratando de evitar sonreír hace ya mucho tiempo la última vez que se había sentido atraído por alguien, pero al levantarla y ver esos lindos ojos grandes le fue imposible no sonreír. Mel jugueteo con las puntas de su cabello, inconsciente mientras espera respuesta del hombre.
—Sería muy grosero de mi parte dejarla sola, ¿no es así? —ella asintió.
—Bastante maleducado —aclaró con una voz ostentosa—. Aparte, debo agradecerle por guiarme el camino...
—Oh no, yo...
—Por favor, señor Lupin, no me haga rogar —pidió ladeando una sonrisa.
Remus soltó una risa y pego su lengua a su paladar para después carraspear un tanto rendido.
—Bien, de acuerdo, no me gustaría verla rogar...
—Buena elección —ambos entraron a la tienda compartiendo una mirada de emoción.
Mientras que Mel se balancea sobre sus talones viendo la increíble variedad que había de helados, Remus se dedicó a observar a la joven de manera sutil y sin ser descarado.
Su vestido de seda color azul cielo hace resaltar su piel tan blanca y el suéter con un tono más fuerte le da un perfecto contraste a sus ojos color avellana.
Remus nunca había visto a una mujer tan hermosa y agradable como ella.
Pero quizá era porque cuando salía de su casa solía internarse a caminar por el bosque en vez de la civilización.
Y cuando por fin salió a la civilización (bendito Merlín) se topó con Mel.
—Señor Lupin, ¿su helado? —preguntó Mel.
—Chocolate está bien —respondió sonriendo.
—Entonces señor Fortescue, sería un helado de chocolate y un helado doble de vainilla con nuez y cerveza de mantequilla —ella puso su mejor sonrisa.
—Entendido señorita Scamander —dijo sonriendo—. Por cierto, me da mucho gusto verla, me preguntaba cuándo volvería a hacerlo —comentó mientras servía los helados agitando su varita—. ¿Qué tal estuvo Francia?
—Francia es bellísimo, pero no duramos más de un año ahí —comentó.
—Su abuela me comentó que vivió en África —Remus miró con curiosidad a Mel.
—Sí, estudié en Uagudao mientras mis padres se internaron en la selva con los hombres y mujeres lobos —respondió con una sonrisa.
Remus casi se ahoga con su saliva y tuvo que morderse la lengua para no comenzar a toser.
—Aldrich siempre tan aventurero —dijo soltando un suspiro.
—Yo lo llamaría... determinado —aclaró con una sonrisa mientras tendía unas monedas.
—Disfruten los helados —dijo sonriendo el señor Forstescue tanto a Mel como a Remus.
Ambos caminaron a sentarse a unas mesas dentro del establecimiento.
—Entonces... ¿África? —preguntó Remus alzando una ceja.
—Adoro África, Nairobi es de mis ciudades favoritas —dijo sonriendo.
—¿Cuál es su lugar favorito en el mundo? —curioseo apoyando su codo en la mesa y su mejilla en su puño cerrado.
—Brasil —Remus abrió sus ojos sorprendidos—. Creo que es debido a que ahí nací...
—Es por eso su acento tan peculiar —comentó Remus.
—Sí, he vivido en más de quince países distintos en toda mi vida, he crecido con distintos acentos y no es como si tuviese uno particularmente marcado —comentó con una sonrisa.
—Eso suena maravilloso —admitió Remus.
—Lo es —afirmó con una sonrisa.
—Algo me dice que es magizoologista, ¿no es así? —indago Remus sutilmente.
Mel en realidad no lo mintió del todo al responder—. Sí —puso su mejor sonrisa y Remus sonrió llevándose una cucharada de helado a la boca.
—Creo que fue una intuición en cuanto me dijo su apellido.
—Ah, sí —ella soltó una risita—. ¿No cree que tendría madera de héroe de guerra? —preguntó burlona ante uno de los títulos que tiene su abuelo.
—No es lo que quise decir —dijo rápidamente, haciendo que Mel soltará una risita.
—No se preocupe, señor Lupin, en realidad, no tengo madera para ser como mi abuelo —admitió.
Remus alzó una ceja llevándose una cucharada de helado a la boca—Entonces...
—Ajá, mi abuelo en realidad es Theseus Scamander, no Newt —aclaró con una sonrisa al comer de su helado.
—Mi error, nunca fui muy bueno en adivinación —dijo alzando los hombros de manera inocente.
—No se preocupe, aquí entre nos, no soy muy creyente de la adivinación —susurró como si no quisiera que fuese escuchada.
—Somos dos —susurró Remus para después dedicarle un guiño que hizo a Mel sonreir—. Señorita Scamander, perdone mi atrevimiento, pero me fue imposible no escuchar que sus padres estuvieron entre hombres lobos.
Una pequeña sonrisa se formó en los labios de Mel y asintió saboreando su helado en la boca.
—No es ningún atrevimiento —aseguró—, y sí, mis padres y yo vivimos con ellos por algún tiempo...
—Eso es... sorprendente —susurró frunciendo el ceño—, y peligroso, ¿no lo cree?
—La vida está llena de peligrosos —comentó con voz calmada—. Considero que peligro más entre las maldades los magos y brujas que entre en la selva y las criaturas —suspiró con una pequeña mueca.
—Son tiempos extraños...
—¿Se refiere al prisionero de Azkaban que ha logrado escapar? —Remus asintió algo incómodo—. Siempre han sido tiempos extraños, ¿no lo cree? —él ladeó la cabeza de un lado a otro, pensando la respuesta correcta.
—Quizá, pero no creo que usted los viva teniendo cosas más importantes que hacer... —murmuró.
—Las criaturas siempre están por arriba de todos —dijo Mel alzando su mano, en señal de donde se encontraban, mientras del otro lado su mano se encontraba muy abajo—. Le representó como mi esperanza se es más alta en la de las criaturas que en la de la humanidad —Remus comenzó a reír y ladeo su cabeza.
—Me gusta... su sinceridad —comentó haciendo que Mel sonriera.
—¿Qué opina usted?
—¿Acerca de?
—Las criaturas, bestias... hombres lobo —murmuró para comer un poco de helado.
Remus pareció meditarlo por unos segundos—. Respeto a todas las criaturas, bestias y hombres lobo, aunque no he tenido el placer de convivir con hombres lobos de la misma forma que usted —dijo pasando su mano por su nariz.
«Venga señor Lupin, el hecho de que sea hombre lobo no hará que deje de gustarme.»
—¿Ah no? —preguntó en voz baja, a lo que Remus negó—. Tengo un par de amigas y amigos, son agradables, aunque no les agradaba en un principio. Cómo verá, soy muy parlanchina —Remus comenzó a reír por la sinceridad de la joven—. Pero al final de cuentas, les llevé helado y nos hicimos animagos.
—Así que el helado es su método de hacer amigos —dijo Remus con una sonrisa.
—Se podría decir, sí —parpadeo un par de veces y Remus mordió internamente su labio.
—Creo que es una muy buena forma de hacer amigos —Mel asintió, Remus miro su reloj de muñeca e hizo sonar su garganta—. Vaya, me temo que me estoy quedando sin tiempo.
—¿Hum?
—Lo siento, es solo que tengo asuntos que arreglar en mi nuevo trabajo —comentó con una mueca—. Debo retirarme...
—Oh, una lástima —dijo Mel suspirando.
Ambos se pararon y Remus miro fijamente a Mel, pensando en si hablar o no.
Hasta que se animó.
—¿Le gustaría intercambiar cartas? Creo que podríamos fortalecer esta amistad —una radiante sonrisa se formó en los labios de Mel.
—Me encantaría —confesó la chica con una sonrisa.
Remus atrajo un pergamino de su bolsa y lo rasgó un poco, tomó una pluma con un poco de tinta y con calma escribió una dirección en el pergamino el cual le paso a Mel. Ambos sostuvieron el pequeño pedazo de papel mirándose con una sonrisa.
—Esperaré su carta, señorita Scamander —dijo Remus sonriendo.
—Le prometo que no esperara mucho.
Estrecharon su mano, pero Remus acercó la muñeca de Mel a sus labios para depositar un pequeño y cálido beso.
—Me alegra haber tropezado con usted...
—Lo mismo opino —comentó sonriendo—. Hasta luego, señorita Scamander.
—Adiós señor, Lupin.
—¡Gracias por el helado!
Mel vio como Remus salía de la heladería, la chica salió del establecimiento con un poco más de calma y vio cómo el hombre giraba sobre un callejón. Suspiro con una sonrisa mientras en su mano seguía sosteniendo su cono de helado.
—Hum, disculpe, su helado se está derritiendo sobre mis deberes —Mel dio un pequeño brinco para ver a un chico de quizá catorce años, con gafas redondas y con un cabello rebelde y tan negro como la noche.
—¡Ay cuánto lo siento! —rápidamente sacó su varita y la agito sin pronunciar palabra alguna, logrando limpiar el pergamino del joven.
—Gracias —musitó al ver su pergamino limpio.
Mel bajó los escalones y comenzó a caminar el mismo recorrido que había hecho junto con Remus, mirando entre las ventanas de las tiendas en busca de sus padres, hasta que se topó con la tienda de mascotas, en donde encontró a su familia. No dudo en entrar y mirar el lugar con una enorme sonrisa.
—¿Qué opinas? ¿Crees que tiene nombre de Paul? —preguntó su padre señalando a un cangrejo de fuego.
—Hum, creo que le veo más nombre de King —respondió la chica con una mueca.
—Estoy seguro de que Hunter le va bien —dijo esta vez su mamá.
—Pueden por favor decidirse por un nombre y llevarse al cangrejo —pidió desesperado Theseus con una mano en su frente.
—Paul Hunter King te llevaremos a casa en este momento —dijo con una sonrisa Mel.
—¿Qué tal el helado? —preguntó Carling con un puffskein en su mano.
—Delicioso —comió un poco más de helado sonriendo.
—No fue difícil llegar, ¿oh sí? —curioseo Theseus.
—¿Qué? No, para nada —aseguró mostrando una pequeña sonrisa traviesa—. Hasta hice un amigo —comentó apretando sus labios en una sonrisa.
—¿Ah sí? ¿También estudia en Hogwarts?
—Oh no... —Mel frunció el ceño, recordando cómo no le había preguntado su edad o el trabajo por el cual se mantenía ocupado y había tenido que retirarse.
—¿Qué edad tiene?
—Hum... no lo sé —admitió alzando los hombros—. ¿Treinta quizá?
—No creo que puedas hacer llamar amigo a alguien quien no conoces del todo bien... ¿qué acaso tus padres no te enseñaron a hablar con extraños? —preguntó Theseus frunciendo el ceño y mirando de reojo a su hijo.
—Abuelo, el helado logra hacer amistades —dijo poniendo una mano en el hombre del adulto mayor—. Y no te preocupes, Remus es un encantador hombre...
—Remus, eh —comentó su madre con una sonrisa.
—Remus —susurró Theseus—. ¿Donde he escuchado ese nombre? —curioseo el hombre.
—Bueno, Paul Hunter King está listo para ir a casa —dijo Aldrich llegando con una jaula—. No te preocupes amigo, en cuanto lleguemos podrás salir de esta horrible prisión —aseguró haciéndole mimos al cangrejo de fuego.
—Merlín, nunca debí hacer de Newt tu padrino —susurró Theseus haciendo que Mel soltará una carcajada.
—Bueno, vamos a casa, que en tan solo tres días una nueva aventura te espera, querida.
—Oh sí, estoy ansiosa por pisar Hogwarts —comentó con emoción.
Y no tenía ni la menor idea de la sorpresa que se llevaría.
Nota de autora:
Wey que 🐶🐻 cuando vea que es su profesor eh.
No olviden votar y comentar que les parece la fanfic :)🧡
Lo mejor se acerca, creanme.
Lots of love, Cici x
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