26. HEAL YOU
26. CURARTE
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Mel podía ver y escuchar todo lo que estaba pasando, sin embargo no podía hacer nada debido a que se encontraba petrificada y eso le frustraba.
Ella realmente deseaba pulverizar a Snape.
Hasta que, afortunadamente Harry, Hermione y Ron atacaron (al mismo tiempo) a Snape y gracias a Hermione, logro contrahechizar a Mel, quien se incorporó rápidamente.
—¿Estás bien? —preguntó Remus a Mel.
—Sí, ¿tú estás bien? —preguntó en voz baja, él asintió acariciando sus muñecas.
—¡Pues yo no estoy bien! —lloriqueó Ron.
Mel jadeo y se acercó a él rápidamente—. Debí curar tu pierna desde hace un buen rato —rebusco cosas entre su cinturón y Ron chilló.
—No, no, Madame Pomfrey lo curará —aseguró temeroso.
—Cállate —murmuró Mel sacando un pequeño frasco.
—Aún no creo en ustedes —hablo Harry a Sirius y a Remus, mirando de reojo los movimientos que hacía Mel sobre Ron.
—Entonces deja que lo prueben —dijo Mel antes que ellos—, hay un hechizo —informó mirando a Ron quien sostiene a Peter—, si no es animago, no le hará daño, pero, si es un animago le obligará a transformarse en humano de nuevo.
—¿Y cómo estas tan segura? —preguntó Ron.
—¿En serio crees que puedo escupir fuego solo por que sí? —preguntó alzando una ceja.
—Pero no sales en el registro de animagos —susurró Hermione.
—Soy brasileña —explicó sonriendo un poco—, y no vivó en un lugar por más de un año, solo salgo en el registro de animagos africano. Ahora lo importante, dales a Scabbers —pidió Mel a Ron.
—¿Cómo están tan seguros de que mi rata es la rata que buscan? —preguntó con cautela Ron.
Harry miró a Sirius y Remus en busca de una respuesta.
—Le hace falta un dedo —señaló Remus.
—¿Y usted cómo lo sabe? —inquirió Ron alzando una ceja.
—Mel me lo dijo —murmuró.
—Antes de que digas algo, Hermione me contó que a Scabbers le hacía falta un dedo —respondió Mel—, aparte, una rata común dura como tres años en cautiverio...
—¡Tiene buenos cuidados! —aseguró Ron.
—¡Ronald vivó entre animales! —dijo desesperada Mel—. Tu rata no es solo una simple rata —puntualizó con firmeza, Remus ladeo una pequeña sonrisa por que ver a Mel tan segura era algo que le gustaba—. ¡Así que deja de lloriquear y entrega a Peter! Te prometo que te conseguiré una nueva y mucho más bonita —susurró—, hasta un hurón si quieres —vaciló.
—Pero, ¿cómo es que Sirius sabía que Peter es Scabbers? —preguntó Harry señalando a Sirius.
Remus abrió su boca y achino sus ojos—. Esa es una buena pregunta, Harry —murmuró—. ¿Cómo lo sabías?
—De la misma forma que tú y Mel —de su túnica, sacó un viejo periódico y señaló la foto de los Weasley en Egipto—. La reconocí de inmediato, por que le hace falta un dedo —señaló—, fue ese el motivo por el cual escapé de Azkaban, sabía que Harry estaba en peligro —murmuró viéndolo—, viaje hasta Hogwarts y fue cuando me encontré a este gato —dijo acariciándolo—, reconoció a Peter de inmediato. Y cuando me encontró supo que yo no era un perro de verdad. Pasó un tiempo antes de que confiara en mí. Finalmente, me las arregle para hacerle entender qué era lo que pretendía, y me ha estado ayudando...
—¿Qué quiere decir? —preguntó Hermione en voz baja.
—Intentó que Peter se me acercara, pero no pudo... Así que se apoderó de las contraseñas para entrar en la torre de Gryffindor. Según creo, las cogió de la mesilla de un muchacho... Sin embargo, Peter se olió lo que ocurría y huyó. Este gato, ¿dices que se llama Crookshanks?, me dijo que Peter había dejado sangre en las sábanas. Supongo que se mordió... Simular su propia muerte ya había resultado en otra ocasión.
—¿Y por qué fingió su muerte? —preguntó furioso—. Porque sabía que usted lo quería matar; como mató a mis padres.
—No, Harry —dijo Lupin.
—Y ahora ha venido para acabar con él.
—Sí, es verdad —dijo Black, dirigiendo a Scabbers una mirada diabólica.
—Entonces yo tendría que haber permitido que Snape lo entregará —gritó Harry.
—Harry —dijo Lupin apresuradamente—, ¿no te das cuenta? Durante todo este tiempo hemos pensado que Sirius había traicionado a tus padres y que Peter lo había perseguido. Pero fue al revés, ¿no te das cuenta? Peter fue quien traicionó a tus padres. Sirius le siguió la pista y...
—¡ESO NO ES CIERTO! —gritó Harry—. ¡ERA SU GUARDIÁN SECRETO! ¡LO RECONOCIÓ ANTES DE QUE USTED APARECIESE!¡ADMITIÓ QUE LOS MATÓ!
Señalaba a Black, que negaba lentamente con la cabeza. Sus ojos hundidos brillaron de repente.
—Harry..., la verdad es que fue como si los hubiera matado yo —gruñó—. Persuadí a Lily y a James en el último momento de que utilizaran a Peter. Los persuadí de que lo utilizaran a él como guardián secreto y no a mí. Yo tengo la culpa, lo sé. La noche que murieron había decidido vigilar a Peter, asegurarme de que todavía era de fiar. Pero cuando llegué a su guarida, ya se había ido.No había señal de pelea alguna. No me dio buena espina. Me asusté. Me puse inmediatamente en camino hacia la casa de tus padres. Y cuando la vi destruida y sus cuerpos... me di cuenta de lo que Peter había hecho. Y de loque había hecho yo.
—Es suficiente —dijo Lupin, con un tono de rudeza—. Hay un medio infalible de demostrar lo que verdaderamente sucedió y haremos lo que Mel ha dicho. Ron, entrégame la rata.
Ron miro a Mel, quien sigue vendando su pierna y luego a Remus.
—Solo dásela, Ron —pidió amablemente Mel.
Finalmente, pusó a Scabbers en las manos de Remus. Scabbers se puso a chillar sin parar; retorciéndose y agitándose. Sus ojos diminutos y negros parecían salirse de las órbitas.
—¿Preparado, Sirius? —preguntó Remus.
Sirius ya había recuperado la varita de Snape, que había caído en la cama.Se aproximó a Remus y a la rata. Sus ojos húmedos parecían arder.
—¿A la vez? —preguntó en voz baja.
—Venga —respondió Lupin, sujetando a Scabbers con una mano y la varita con la otra—. A la de tres. ¡Una, dos y... TRES!
Un destello de luz azul y blanca salió de las dos varitas. Durante un momento Scabbers se quedó petrificada en el aire, torcida, en posición extraña. Ron gritó. La rata golpeó el suelo al caer. Hubo otro destello cegador y entonces una cabeza brotó del suelo. Surgieron las piernas y los brazos.
Al cabo de un instante, en el lugar de Scabbers se hallaba un hombre, encogido y retorciéndose las manos. Crookshanks bufaba y gruñía en la cama, con el pelo erizado. Era un hombre muy bajito, apenas un poco más alto que Harry y Hermione. Tenía el pelo ralo y descolorido, con calva en la coronilla. Parecía encogido,como un gordo que hubiera adelgazado rápidamente. Su piel parecía roñosa, casi como la de Scabbers, y le quedaba algo de su anterior condición roedora en lo puntiagudo de la nariz y en los ojos pequeños y húmedos. Los miró a todos, respirando rápida y superficialmente.
Mel dejó de curar la pierna de Ron cuando vio como miraba a la puerta.
—Hola, Peter —dijo Lupin con voz amable—. Cuánto tiempo sin verte.
—Si... Sirius. Re... Remus —incluso la voz de Pettigrew era como de rata.Volvió a mirar a la puerta—. Amigos, queridos amigos...
Sirius levantó el brazo de la varita, pero Remus lo sujetó por la muñeca y le echó una mirada de advertencia. Entonces se volvió a Pettigrew con voz ligera y despreocupada.
—Acabamos de tener una pequeña charla, Peter, sobre lo que sucedió la noche en que murieron Lily y James. Quizás te hayas perdido alguno de los detalles más interesantes mientras chillabas en la cama.
—Remus —dijo Pettigrew con voz entrecortada—, no lo creerás, ¿verdad? Intentó matarme a mí...
—Eso es lo que hemos oído —dijo Lupin más fríamente—. Me gustaría aclarar contigo un par de puntos, Peter; si fueras tan...
Ron chilló adolorido al sentir la mano de Mel sobre su pierna.
—Lo siento —susurró rápidamente.
Procuraba prestar atención a lo que decían, pero conocía el tipo de mordedura que había recibido y al parecer Sirius había sido demasiado brusco. Tomó un frasco nuevo mientras lanzaba una rápida mirada a Remus y lo extendió a Ron.
—Tomate esto —le ordenó.
—No —dijo con una mueca.
—Ronald, tómalo —dijo con firmeza.
Ron lloriqueo viendo a Harry quien dejó de ver a Peter por solo una fracción de segundo para ver a su mejor amigo.
—¿Qué es? —preguntó en voz baja, temiendo interrumpir la conversación de los antiguos amigos.
—Un tónico —respondió de la misma manera—, adormecerá el dolor de tu pierna, será más fácil curarla, una vez lo bebas, te colocare una férula —explicó.
Tras escuchar aquellas palabras, Ron bebió haciendo muecas y cubriendo su boca para no toser. Mel se paró dando la espalda a los hombres y agito su varita alrededor de la pierna de Ron colocando una férula; acto seguido, tomó uno de los viejos cojines que limpió con un movimiento de varita y levantó con cuidado la pierna de Ron para dejarla reposar, eso le tranquilizó más y sonrió un poco a Mel.
Se sentó a su lado viendo a Peter, Sirius y Remus.
Por fin, después de tantos meses estaba escuchando la respuesta que siempre quiso obtener.
—Sirius, soy yo, soy Peter... tu amigo. No..., tú no...
Black amagó un puntapié y Pettigrew retrocedió.
—Ya hay bastante suciedad en mi túnica sin que tú la toques.
—¡Remus! —chilló Pettigrew volviéndose hacia Lupin, retorciéndose ante él, implorante—. Tú no lo crees. ¿No te habría contado Sirius que habían cambiado el plan?
—No si creía que el espía era yo, Peter —dijo Lupin—. Supongo que poreso no me lo contaste, Sirius —dijo Lupin despreocupadamente, mirándolo por encima de Pettigrew.
—Perdóname, Remus —dijo Black.
—No hay por qué, Canuto, viejo amigo —respondió Lupin, subiéndose las mangas—. Y a cambio, ¿querrás perdonar que yo te creyera culpable?
—Por supuesto —respondió Black, y un asomo de sonrisa apareció en su demacrado rostro. También empezó a remangarse—. ¿Lo matamos juntos?
—Creo que será lo mejor —dijo Lupin con tristeza.
Pero Mel interrumpió parándose de un brinco y gritando—. ¡No! —exclamó.
—Mel, no creo que puedas entenderlo —habló con voz clara y algo de tristeza Remus.
—¡Claro que no lo entiendo! —chilló negando con su cabeza—. ¡Pero ustedes dos no son asesinos! —aclaró.
—Pero, Mel, tu querías hacer cenizas a Snape —recordó Sirius frunciendo el ceño..
—Eso es muy diferente, Blackie —aclaró llevando una mano a su cadera—. ¡No pueden matarlo!
—¡No pueden! —chilló Peter—. ¡Haganle caso a Mel!
—Ew, no te atrevas a dirigirme la palabra —ordenó señalando con su dedo índice, provocando que Peter se encogiera—. ¡Sirius él es tu oportunidad de ser libre! —señaló con una pequeña sonrisa—. ¡Él debe ser a quien los dementores le den el beso! ¡No a ti! ¡Él! —lo volvió a apuntar, Peter jadeo temeroso.
—No, no —susurró negando con su cabeza, miró a los jóvenes en busca de ayuda y se dirigió a Harry—. Harry, que parecido tienes a tu padre...
—¿CÓMO TE ATREVES A HABLAR A HARRY? —bramó Black—. ¿CÓMO TE ATREVES A MIRARLO A LA CARA? ¿CÓMO TE ATREVES A MENCIONAR A JAMES DELANTE DE ÉL?
La mirada de Remus se posó en Mel.
—¡Por favor! —suplicó la chica—. ¡Hay que llevarlo con los dementores a él! —repitió mirando a Sirius quien tomó una gran cantidad de aire—. ¿No quieres ser libre, Sirius? —susurró—. Peter debe pagar por todo lo que hizo; ni tú ni Remus son asesinos, solo Peter.
Eso provocó que Pettigrew rompiera en llanto.
—¿Qué otra cosa podía hacer? El Señor de las Tinieblas... no tienen ni idea... Tiene armas que no podrían imaginar... Estaba aterrado.Yo nunca fui valiente como tú, como Remus y cómo James. Nunca quise que sucediera... El Que No Debe Nombrarse me obligó.
—¡NO MIENTAS! —exclamó Sirius—. ¡LE HABÍAS ESTADO PASANDO INFORMACIÓN DURANTE UN AÑO ANTES DE LA MUERTE DE LILY Y DE JAMES! ¡ERAS SU ESPÍA!
—¡Estaba tomando el poder en todas partes! —dijo Pettigrew entrecortadamente—. ¿Qué se ganaba enfrentándose a él?
—¿Qué se ganaba enfrentándose al brujo más malvado de la Historia? —preguntó Black, furioso—. ¡Sólo vidas inocentes, Peter!
—¡No lo comprendes! —gimió Pettigrew—. Me habría matado, Sirius.
—¡ENTONCES DEBERÍAS HABER MUERTO! —bramó Black—. ¡MEJOR MORIR QUE TRAICIONAR A TUS AMIGOS! ¡TODOS HABRÍAMOS PREFERIDO LA MUERTE A TRAICIONARTE A TI!
Black y Lupin se mantenían uno al lado del otro, con las varitas levantadas, pero Remus lanzaba pequeñas miradas a Mel quien suplicaba con su mirada que no mataran a Peter.
—Tendrías que haberte dado cuenta —dijo Lupin en voz baja—. de que si Voldemort no te mataba lo haríamos nosotros.
—Remus —susurró Mel, mordiendo su labio.
—¡No lo hagan! —exclamó Harry—. ¡Mel tiene razón! ¡No pueden matarlo! Lo llevaremos al castillo. Lo entregaremos a los dementores. Puede ir a Azkaban. Pero no lo mataran, no ustedes —dijo con rapidez, mirando a Mel.
—¡Harry! —exclamó Pettigrew entrecortadamente, y rodeó las rodillas de Harry con los brazos—. Tú... gracias. Es más de lo que merezco. Gracias.
—Suéltame —dijo Harry, apartando las manos de Pettigrew con asco—. No lo hago por ti. Lo hago porque creo que mi padre no habría deseado que sus mejores amigos se convirtieran en asesinos por culpa tuya. Aparte, Mel tiene razón —repitió—, Sirius no merece recibir el beso del dementor, pero tú sí.
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—Sabes, no creí que reaccionaras de esa forma cuando dije que debíamos matar a Peter —susurró Remus a Mel mientras salían del túnel de la casa de los gritos.
—Bueno, Rem, no eres ningún asesino —murmuró—, aparte, no quería verte cometer aquel acto —apretó sus labios sonriendo un poco y sus manos se rozaron un poco al salir, mientras salían del sauce boxeador.
Remus en ningún momento dejó de apuntar a Peter y Mel solo giro un poco su cabeza para ver a Sirius que seguía guiando a Snape que permanece inconsciente.
—Oye Mel, no pude agradecerte por todas las veces que me alimentaste —dijo el hombre sonriendo un poco en su dirección.
—Oh, no es nada Blackie... digo, Sirius —murmuró frunciendo un poco el ceño, haciendo que sonriera.
—Blackie está bien —aseguró sonriendo un poco.
—Un paso en falso, Peter y... —dijo Remus, amenazador; apuntando con la varita al pecho de Pettigrew.
Atravesaron los terrenos del colegio en silencio, con pesadez. Las luces del castillo se dilataban poco a poco. Snape seguía inconsciente, fantasmalmente transportado por Sirius, la barbilla rebotándole en el pecho. Y entonces...
Mel cerro sus ojos apretando su mandíbula al ver como unas sombras oscuras aparecieron en el suelo, la luz de la luna llena caía sobre el grupo. Snape tropezó con Lupin, Pettigrew y Ron, que se había detenido de repente.
Sirius se quedó inmóvil. Con un brazo indicó a Harry y a Hermione que no avanzan. Harry vio la silueta de Lupin. Se puso rígido y empezó a temblar.
—¡Dios mío! —dijo Hermione con voz entrecortada—. ¡No se ha tomado la poción esta noche! ¡Es peligroso!
—¡Corran! —gritó Sirius—. ¡Corran! ¡Ya!
Mel se lanzó a las cadenas de Pettigrew y Ron unidas con las de Remus, logró desencadenarlos rápidamente y antes de que Peter pudiese hacer algo, le soltó un puñetazo en el rostro que lo hizo caer de golpe. Jadeo adolorida, sin embargo, para asegurarse lo apuntó con su varita y lo paralizó.
—¡Corran al castillo! ¡Sirius vete con ellos! —ordenó Mel.
—¡Pero Mel, no...!
—Creeme he estado con hombres lobos en noches de luna llena, ¡váyanse y llevense a Pettigrew! —ordenó empujando a Ron en dirección a Harry y Hermione.
Oyeron un terrible gruñido. La cabeza de Lupin se alargaba, igual que su cuerpo. Los hombros le sobresalían. El pelo le brotaba en el rostro y las manos,que se retorcía hasta convertirse en garras. A Crookshanks se le volvió a erizar el pelo. Retrocedió.
—¡VAYANSE AHORA! —exclamó con fuerza.
Mel retrocedió lentamente y entonces, se convirtió en un gran e imponente dragón. Sirius al verla transformada, tomo a Peter para arrastrarlo lejos de ahí y continuó guiando a Snape con su varita mientras Hermione ayudaba a Ron a salir de ahí.
Harry solo observo a Remus y a Mel con preocupación, pero al ver cómo el hombre lobo se lanzaba a las alas del dragón, tuvo que salir de ahí corriendo.
Se elevó un poco en el aire llamando la atención del hombre lobo que comenzó a seguirla, hasta lograr internarse en el bosque. Las garras del hombre lobo parecían ser indefensas entre las escamas del gran dragón, sin embargo, pasó por su vientre, justo donde se encuentra su piel y arañó en forma de juego a Mel provocando que soltara un gran rugido que hizo que el hombre lobo se encogiera algo asustado y que algunos pájaros que descansaban salieran volando del lugar.
El aullido de Remus fue doloroso y temeroso, Mel abrió sus alas acunándolo. El hombre lobo se removió entre las alas y comenzó a dar pequeño empujones, parecía querer jugar con ella, así que Mel lo liberó de entre sus alas para elevarse un poco entre los árboles, provocando que el hombre lobo diera brincos intentando tomarla.
Y mientras ellos dos seguían internándose entre el bosque prohibido, provocando que todas las criaturas se escondan en sus hogares debido a que un hombre lobo se encontraba en compañía de un dragón; en el castillo, Sirius Black y Peter Pettigrew estaban siendo detenidos.
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Remus jadeo adolorido cuando se intentó levantar del suelo.
La luna llena recién acababa de meterse y el bosque prohibido había quedado en completa oscuridad. Mel se apresuró para acercarse a él y lo rodeo con su túnica para cubrirlo.
—Lo siento —susurró entre lágrimas—, Mel, lo siento —sollozó.
—Hey, descuida, todo está bien —aseguró tomándolo con fuerza para ayudarle a levantarse.
—No —miró a la joven con pena—, te lastime —señaló
La sangre era poca y estaba seca, Mel alzó sus hombros restándole importancia.
—Te lastime yo más a ti —comentó con una mueca—, venga, te voy a curar, ¿sí? —susurró con cariño.
Lograron entrar sin ser vistos. Afortunadamente, la oscuridad seguía sumergiendo los corredores del castillo por lo que no había ninguna persona que estuviese vigilándolos.
Al llegar a la habitación de Remus, Mel lo dejó con cuidado sobre la cama, agito su varita sin pronunciar palabra alguna y comenzó a buscar en la habitación de Remus un botiquín de primeros auxilios.
—Rem, vamos lobito, resiste —pidió mientras abría los cajones.
Remus cabeceo, parpadeo varias veces viendo a Mel.
—Mel —le llamó en voz baja—, ¿dónde están Sirius y Peter?
—No lo sé, no lo sé Rem, pero en cuanto te cure, iré a buscarlos —aseguró dedicando una pequeña sonrisa.
La puerta de la oficina de Remus se escuchaba golpear, la chica salió rápidamente y al abrirla, noto su maletín de cuero de dragón volando, lo había invocado con éxito. Lo tomo entre sus manos y regreso a la habitación para abrirlo y dejar ver cientos de pociones, al igual que plantas y pequeñas bolsitas que Remus intento ver.
—¿Qué es? —preguntó en voz baja.
—Voy a curarte —explicó sonriendo en su dirección.
Se hinco en la cama y frotó una pequeña hoja verde entre sus manos, haciéndola trizas. La colocó con cuidado sobre el regazo de Remus, justo en las heridas y seguido de eso, vendo con pelos de unicornio.
Remus observaba con cansancio a Mel mortajar algunas plantas y arrojarlas en un caldero, lo hacía con cuidado, pero con rapidez, como si no fuese la primera vez que curaba a algún hombre lobo. La vio mezclar los ingredientes con un líquido y giro el brebaje contra las manecillas del reloj.
Una vez todo mezclado, lo sirvió en un pequeño frasco y rápidamente se acercó a Remus, a quien lo tomó por la nuca con delicadeza.
—Bébelo con cuidado, ¿sí?, lento —susurró.
Remus le obedeció, mientras observaba a Mel cuidadosamente.
Una vez bebiendo todo, se recostó en la cama soltando un suspiró.
—¿Mejor? —preguntó temblorosa.
—Mejor —respondió sonriendo un poco—. Mel, tu herida —señaló.
—Oh, no es nada —aseguró sonriendo un poco.
Se deshizo del listón que sujeta su vestido y paso un pequeño trapo para limpiar la herida, Remus la observó curarse y un poco más confiado logró sentarse.
—Hey, no te muevas —le ordenó.
—Pero, Sirius...
—Iré a ver qué ha pasado —aseguró con tranquilidad.
Mel se colocó nuevamente el vestido, camino a su maletín del cual tomó un pequeño algodón y lo remojo en un líquido, hasta que quedara bastante húmedo. Se hinco en la cama y se inclinó sobre Remus para limpiar las heridas en sus mejillas.
—Uh —jadeo cerrando sus ojos.
—Perdón, olvidé decirte que dolería un poco —susurró apenada.
Remus tomó la muñeca de Mel dejando de limpiar.
—Gracias —susurró.
—No tienes nada que agradecer...
—Mel, sin ti Pettigrew hubiese escapado —susurró—. Le has dado a Sirius una oportunidad, a Harry una oportunidad de tener una familia, a mí de recuperar a mi mejor amigo... claro que tengo muchas cosas que agradecerte —comentó.
—Bueno, puedes agradecerme cuando vea que Pettigrew ha sido mandado a Azkaban —Remus sonrió y dejo que Mel continuará curándolo mientras la miraba con una pequeña sonrisa.
Mel no solo era una gran compañía por el día, sino que también por las noches más dolorosas le hacía sentir mejor.
Nota de autora:
¡El siguiente capítulo es el final del primer acto!
Les juro que no quería hacer el primer acto tan largo pero ay, embeces la vida es difícil ):
Lots of love, Cici x
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