18. PATRONUS CHARM




18. ENCANTAMIENTO PATRONUS


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Las cosas entre Mel y Remus parecían haber cambiado mucho desde su último encuentro el día de navidad donde compartieron besos en el sillón de la habitación del profesor, porque cuando tuvieron su primera clase tras terminar las vacaciones, Remus no podía dejar de ver a Mel con una pequeña sonrisa ladina y ahora, la clase se veía mucho más interesante para Mel que de costumbre.

—Di ya la verdad —pidió Ben en su camino al campo de quidditch.

Son las nueve de la noche, ya pasó el toque de queda, pero eso no impide a Ben, Alan y Mel dirigirse al campo de quidditch para pasar una noche en compañía de su gran amigo Oliver.

—¿Qué verdad? —preguntó ligeramente asustada.

Ben y Alan la fulminaron con la mirada.

—Dinos lo que te da pena confesar —le animó Alan.

—Bien —suspiró bajando su cabeza—, la verdad es que creo que hacen una linda pareja, ¡no entiendo por qué no son novios! —chillo desesperada.

Las mejillas de los chicos se pusieron tan rojas que a Mel le recordaron a las de un lindo fénix. Alan negó con su cabeza repetidas veces y Ben solo mantuvo su cabeza agachada.

—Nos... nos referíamos a lo que traes con el profesor Lupin —aclaró Alan tosiendo un par de veces.

—¿Tienes tos? —curioseo Mel—. Tengo una poción que podría ayudarte...

—No, Mel, no tengo tos —respondió algo irritado.

—Oh... bueno, el profesor Lupin y yo no nos traemos nada —aseguró mirando al frente y apreciando el gran campo de quidditch.

—¿Ah no? Por qué en clase no dejaba de verte —reconoció Ben.

Mel trago saliva nerviosa—. ¿Qué? No, para nada —musitó—. Es... —suspiró un tanto frustrada, mentirles a Ben y Alan es complicado y más cuando son tan observadores—, es solo que tiene que verificar que preste atención porque no soy muy buena en la materia —admitió.

—¿Y en anatomía? —preguntó burlón Ben.

—¡Oh, basta! —chillo Mel dándole un golpe en las nalgas con el palo de su escoba, haciendo que el chico brinque y se vaya corriendo al campo, mientras suelta carcajadas.

—Ignóralo, su fantasía es salir con algún profesor —dijo rodando los ojos Alan.

—No, tú eres su fantasía —aclaró Mel soltando una risita, más cuando vio como Alan se ponía tan rojo.

Una cuarta voz se escuchó a lo lejos.

—¡No tenemos toda la noche!

Oliver se encuentra ya en su escoba, ondeando su mano y Ben no tardo en alcanzarlo. De un brinco, Mel se montó en la escoba para volar a donde se encuentran ya Oliver y Ben, Alan no tardo en alcanzarlos para irse volando a su lado.

—¿Y ahora?

—¡El último en llegar a la montaña paga las cervezas de mantequilla en la próxima salida! —dijo con cierta emoción Oliver.

Mel no tiene ni idea de que montaña se referían, pero comenzó a volar justo por detrás de Oliver, aunque tenía que admitir que le gusta más volar en su forma animaga que en escoba.

Tras alejarse de los terrenos del castillo, Ben dio un grito emocionado mientras hacía un tonel, Mel soltó una risita ante la emoción de los chicos que fue imposible no contagiarse de alegría. Los tres se ven realmente felices y relajados, incluso parece que ya conocen el camino a la tan mencionada montaña.

Aterrizaron en la punta curveada, a los lejos el castillo de Hogwarts se ve tan diminuto y la vista al lago se ve tan brillante debido a las estrellas que adornan el cielo que Mel suspiró.

—Es bellísimo —admitió.

Camino con ellos hacia un viejo tronco, Oliver se dejó caer recostando su cabeza y cerrando sus ojos.

—Se respira paz —admitió sonriendo ligeramente.

Mel se hinco al lado de Oliver y acarició el tronco un tanto curiosa, ladeo su cabeza al ver cómo había unas iniciales grabadas y parpadeo un par de veces. En realidad, eran cuatro iniciales: B, A, O y P.

La «p» tiene una pequeña línea en medio, en forma de tachón.

Oliver al ver como Mel acariciaba donde estaban las iniciales se movió un poco incómodo.

—Las hicimos en nuestro quinto año —le dijo volviendo a cerrar sus ojos.

Ben y Alan dejaron de jugar con sus manos para ver en dirección a Mel.

—La pe es de Percy, ¿cierto? —musitó. 

Sabía la respuesta, pero quería confirmarlo.

—Sí, es de Percy —respondió en voz muy baja Oliver.

—¿No has intentado volver a hablar con él? —preguntó ladeando su cabeza.

Un suspiró pesado salió de la boca de Oliver—. No es tan fácil —confesó.

—Bueno, no, pero... se nota que lo extrañas —dijo con cierta ternura.

—No lo hago...

—Sí lo haces —dijeron al unisón Ben y Alan.

—Un poco —admitió después de unos segundos.

—Habla con él —le animó Mel con cierta emoción—, dile lo que sientes —musitó sonriendo un poco.

—No puedo hacerlo... no soy tan... valiente —confesó.

—¡Claro que sí! —se sobresaltó Ben—. Por algo eres Gryffindor.

—Hay diferentes tipos de valentía —reconoció Oliver—, yo, por ejemplo, preferiría primero pelear a muerte antes de hablar con Percy —confesó.

—Bueno, es tu compañero de cuarto, eso hace las cosas más fáciles, ¿no? —musitó Mel.

—Mel... —Oliver se sentó un poco y ladeo una mueca—. Percy y yo fuimos novios —confesó soltando un suspiró pesado—. Empezamos a salir en nuestro cuarto año... le pedí para finales del año que fuera mi novio y... todo iba bien —murmuró—, pero se volvió prefecto y... un poco irritante —suspiró.

—Pero aun así lo seguías amando —le interrumpió Alan.

Ben tomo del brazo de Alan para pasarlo por sus hombros y que le abrazara, se apoyó en su pecho y antes de que Oliver hablara, él tomo la palabra.

—Aun lo haces —dijo Ben arrugando su nariz.

—El punto es que terminamos a finales de quinto porque... el sigue mucho las reglas y yo no —musitó cruzándose de brazos—, y aparte conoció a Penélope —murmuró bajando un poco su cabeza, Mel ladeo una mueca un poco triste—. Y ella es bellísima —continuó en voz baja—, y estoy seguro de que tendrán hijos preciosos...

—¡Oh Merlín, Oliver eres un dramático! —chillo Ben, Alan comenzó a reír y Mel estiro su mano para acariciar el hombro de Oliver.

—Aparte Percy salé con Penelope porque es inteligente, no por su belleza —le aclaró Alan.

—Te seré sincera —admitió Mel—, no soy una experta en el amor —confesó—, pero... a veces las personas actuamos por motivos que la razón no entiende —musitó—, pero te recomiendo hacerle caso a tu corazón —susurró, Oliver parpadeo un par de veces y bajo su cabeza.

—Él esta con ella... no quiero que tenga problemas por mi culpa —musitó apenado.

—Pero tienen que hablar, ¿no? —murmuró Mel—. Solo... habla con él... porque... —Mel alzó sus hombros—, se ve que tienen una conexión —musitó con una pequeña sonrisa.

Las mejillas de Oliver tomaron un ligero sonrojo, soltó una risita y negó con su cabeza.

—Quizá no pierda nada hablando, ¿o sí? —preguntó en voz baja—. Digo, dignidad ya no tengo...

—¡Oliver!

Hubo risas y se ganó un golpe por parte de Alan haciendo que los cuatro rieran aún más fuerte.

—Sí, creo que hablaré con él... gracias Mel —dijo con una sonrisa ladina.

—No es nada, para eso estamos —mostró una adorable sonrisa y Ben aplaudió emocionado.

—¿Ahora nos dirás si ya te besuqueaste con el profesor? —preguntó emocionado Ben.

Las mejillas de Mel se pusieron tan rojas que hubo una bulla por parte de los tres chicos, los cuales miraron con sorpresa y emoción a la joven mientras le daban ánimos y una que otra burla por parte de Alan.

—¡Que escandalo! —exclamó Oliver entre risas.

—¡El profesor Lupin y Mel besándose bajo un á-r-b-o-l! —deletreó Alan.

—¡Que increíble noticia! ¡¿Qué tal besa?!

—¡Ben! —chillo Alan dándole un golpe.

—¡Basta! —suplicó Mel cubriendo su rostro—. Solo... solo no digan nada —pidió apenada—. Merlín, son insoportables.

—Cállate ,que nos amas —dijo Alan con emoción.

—Entonces —habló Oliver abriendo sus ojos—, ¿qué tal besa?

Los tres la miraron con sus ojos bien abiertos, esperando una respuesta. Mel recordó cómo las manos de Remus acariciaban su cabello mientras daba cortos besos en sus labios que soltó un suspiró. Pego sus rodillas a su pecho y las abrazo mirando a los chicos.

—Delicioso —susurró—, sus labios son tan suaves y-y... tiene un sabor a chocolate que... —suspiró de tan solo recordarlo.

—¿Soy yo o hace calor aquí?

—¡Ben ya compórtate! —pidió Alan rodando los ojos.

—Por favor, por favor, por favor no le digan a nadie, ni nada —suplicó Mel tomando sus manos con fuerza.

—Descuida Mel —dijo Oliver recostándose nuevamente en el tronco y cruzándose de brazos—. Tu secreto está a salvo con nosotros.


🍃🌼🍃


Mel no podía esperar a que fuese sábado para ir al bosque prohibido en compañía del profesor Lupin, pero ahora solo tenía que concentrarse en dirigirse al aula de defensa contra las artes oscuras para una de sus clases extras.

Solo que al entrar el aula estaba vacía.

—¿Profesor Lupin? —preguntó en voz alta y algo extrañada.

Rasco su nuca pensando en si le había comentado algo de posponer su clase, pero no lo recordaba. Un tanto confundida salió del aula y comenzó a caminar escaleras abajo para terminar topándose con un pelirrojo de Gryffindor que ya bien conocía.

—¡Hey, niño Weasley! —exclamó Mel con cierta emoción.

—Ah, hola tú —respondió algo confundido Ron.

—Hola, ¿cómo estás? —preguntó con una sonrisa ligera.

—Bien, supongo —respondió alzando los hombros, Mel ladeo una mueca al no ver a Remus por el hall—, ¿a quién buscas? —indagó.

—Al profesor Lupin —dijo algo nerviosa—, tengo tutorías con él...

—¿Por qué? ¿No eres como una niña genio o algo así? —Mel soltó una risita y negó con su cabeza.

—No lo soy...

—Bueno, pues Harry tenía clases con él —Mel abrió sus ojos viendo a Ron.

—¿Cómo dices? ¿En dónde?

—En el aula de Historia de la Magia —respondió Ron.

—¿Y esa dónde está? —preguntó interesada.

—En el primer piso, es el aula 4F...

—¡Gracias mini pelirrojo! —despeinó el cabello de Ron causando un sonrojo en las mejillas del chico y sin más se fue dando brincos al aula que le había mencionado.

Claro que llegó fácilmente con la ayuda de las personas en los retratos, y al quedar frente la puerta (que se encuentra cerrada) se balanceo sobre sus talones un tanto dudosa.

Quizá no era buena idea interrumpir.

En definitivo, no era una buena idea interrumpir.

Justo cuando iba darse la vuelta, unos pasos se escucharon y Mel noto un grupo de Slytherin liderado por Marcus Flint.

—Pero, ¿a quién tenemos aquí? —canturreo con ligera emoción—. A la que habla con las criaturas —comentó burlón.

Las mejillas de Mel se pusieron rojas, los cinco Slytherin comenzaron a reír.

—¿Por qué no aullas un poco Scamander? —preguntó una de las chicas un tanto divertida.

Entonces, todos a coro soltaron un aullido, que a parte de ser de muy mal gusto, a Mel le molesto muchisimo.

—Ya sabes, es de tu naturaleza, ¿no? —comentó burlona.

—Sí, sí, claro que hasta acá llega el olor a mujer loba —dijo con diversión uno de los chicos.

Mel apretó su mandíbula, era lo mismo de siempre. Antes de conocerla, las personas podían jurar que Mel era una mujer lobo, y aseguraban que ese era el motivo por el cual sus padres buscaban la cura para aquella enfermedad. Claro que, cuando convivían con ella las noches de luna llena y comprobaban que en realidad no lo era, terminaban con las acusaciones y empezaban las disculpas.

En las únicas escuelas que nunca fue juzgada fueron en Castelobruxo y Uagadou. 

En Durmstrang sin duda alguna a todos los estudiantes les encantaba decir que ella era una mujer lobo y ese era su motivo por el cual cambiaba de escuela a cada año.

—¿Qué? ¿Te comió la lengua lengua el lobito? —volvieron a aullar un tanto burlones. En ese momento la puerta del aula de historia se abrió de golpe, causando que Mel diera un brinco.

La mirada de Remus Lupin se muestra ligeramente molesta y va dirigida a los Slytherin, que borraron sus sonrisas burlonas al ver al profesor salir del aula. 

—¿Ocurre algo? —preguntó cruzándose de brazos.

Pero ninguno dijo nada. Remus observó de reojo a Mel para ver que sus mejillas ligeramente sonrojadas y mirada tímida.

—¿Piensan hablar o quieren irse castigados? —les cuestionó Remus mostrando autoridad y un lado que nunca había mostrado a los estudiantes.

—No ocurrio nada, solo hablamos con nuestra querida amiga...

—¿Amiga? ¿¡Amiga?! —Mel estaba indignada y ligeramente asqueada—. Nunca sería amiga de basura como ustedes...

—¿¡Basura?! ¡Tu eres una loca! 

—¡Suficiente! —exclamó Remus mirando bastante molesto a Marcus Flint—. Será mejor que se vayan ya ahora si no quieren obtener un castigo por lo que queda del mes. Y veinte puntos menos para Slytherin. Ahora regresen a su sala común —ordenó a los Slytherin, que no se les tuvo que decir más para que salieran corriendo.

Mel bajó su cabeza bastante apenada, Remus lentamente acarició el brazo de Mel.

—¿Está todo bien? —susurró acercándose a ella.

—Sí —respondió ligeramente nerviosa—. Disculpe, no sabía y...

—No, no tiene que pedir perdón —dijo rápidamente—. Olvidé mencionarle que he iniciado lecciones con Harry para enseñarle el encantamiento patronus —comentó apenado—. En serio una disculpa...

—No se preocupe, profesor —respondió ladeando una sonrisa.

—¿Quiere acompañarnos? —preguntó llevando sus manos a los bolsillos de su pantalón.

—¿No molestaría? —indago tímida.

—No, para nada —aseguró con una pequeña sonrisa—. A Harry le vendría bien un poco de confianza.

—Bien, de acuerdo —aceptó un poco confianda.

Pasaron al aula de historia de la magia. Mel ladeo un poco su sonrisa al ver a Harry sentado en el piso. Está mirando su rana de chocolate y su expresión muestra dolor y tristeza. A Mel realmente le dolió verlo de aquella forma.

—Hola niño mata basiliscos —saludó con una pequeña sonrisa caminando hacía Harry.

—Hola niña conquista hipogrifos —dijo Harry ladeando una sonrisa—, ¿todo bien?

—Sí, sí, ¿qué tal te va con el encantamiento patronus? —preguntó ladeando una sonrisa.

Harry resopló, miro a Remus quien llevó sus manos a los bolsillos de su pantalón, mirándolo con ligera ternura.

Mel entendió que eso era debido a que su padre (James), había sido su mejor amigo y por las fotos que había visto de James, Harry era realmente parecido a él. 

—Nada bien. Me va muy mal, no dejo de desmayarme —murmuró apenado.

—¿Desmayarte? —preguntó curiosa.

Frunció el ceño ligeramente pensativa. Había estado rodeada de demenotres y había conocido magos expertos que trabajaban con ellos (más que nada estudiandolos y viendo su forma de reproducción) y no recordaba alguno que le haya comentado sobre desmayos.

—Si... ¿acaso moriré? —preguntó preocupado.

Mel comenzó a reír—. Aún no morirás, Harry relájate —le dijo un tanto divertida por la imaginación del chico—. Cuentame, ¿cuantas veces lo has intentado?

—Dos —respondió suspirando.

—Dos veces... bien, Harry yo tarde un mes entero aprendiendo el encantamiento...

—¡¿Un mes?! —exclamó ligeramente aterrado.

—Así es, treinta días —aclaró.

—¡No puedo esperar tanto tiempo! —dijo negando con su cabeza.

—Claro que puedes —aseguró—, o incluso lo puedes lograr si lográs mantener tus recuerdos felices y un muy buen positivismo —continuó—, así que quita es tierna cara de conejito y enfócate en lo feliz.

—¡No soy un conejito! —exclamó indignado y arrugando la nariz ligeramente sonrojado.

—Enfócate, Harry —le recordó Remus.

Harry se paro y sacudió su pantalón, miro a Mel aun arrugando la nariz y le mostró la lengua de manera infantil.

—A ver, Potter, dime con tus palabras —aclaró—, ¿qué es el encantamiento Patronus?

Harry miro a Remus, quien hizo un ademán de manos—. Por favor, no me dejes quedar como un mal profesor —pidió haciendo que Mel lo mirara con una ligera sonrisa.

—Es un... hechizo realmente complicado de realizar —comentó—, y... al conjurarlo estas llamando a un guardián mágico que bueno, que se crea en base a todos tus pensamientos felices.

—Pensamientos felices, Harry —puntualizó—, los pensamientos felices son lo único que importan para realizar un patronus. No importa la forma corpórea que tome, sino lo que tanto te hace feliz...

—¡Pero ya lo intente! —dijo dando una patada al suelo.

—Harry solo tienes trece años...

—¡Es que solo escucho a mis padres! —Mel frunció el ceño y miró a Harry un poco sorprendida.

—Disculpa, ¿qué? —preguntó en voz baja.

Harry tomo aire antes de hablar—. Escucho a mis padres, antes de morir —explicó.

Aquello puso en gran nostalgia y confusión a Mel. La joven mordió su labio y miró a Remus.

—¿Sabes por qué? —preguntó en voz baja—. ¿Por que lo escucho aun cuando era un bebé? Digo... ¿qué tanto recuerdan cuando eran bebés?

Claro que eso a Mel le causó mucha curiosidad.

—Mira, Harry —habló con voz dulce—, los dementores son seres horribles, capaces de hacernos sentir aquello que quizá nunca antes habíamos recordado. Tienen ese poder, para eliminar toda la felicidad que alguna vez conociste, y son incluso capaces de llevarte al borde de la locura —tragó saliva nerviosa y suspiró—. No conozco bien por lo que has vivido, es... confuso —murmuró—, pero a pesar de eso, hay algo dentro de ti, una fuente, que te provee felicidad, y esperanza —aseguró—, debes dejar de pensar con el cerebro —comentó—. Estás forzando a crear un recuerdo feliz, cuando lo que debes de hacer, es sentirlo —aclaró con una pequeña sonrisa.

Camino hacia Harry y apuntó el pecho del chico, justo donde se encuentra su corazón.

—Aquí —señaló sonriendo un poco—. No necesitas pensarlo, necesitas sentirlo. Necesitas ese recuerdo que te haga sonreír, que te estremezca la piel, ese recuerdo... que te haga sentir seguro.

Harry tomó aire y soltó un suspiró pesado.

Mel continuó—. ¿Sabes lo que significan las palabras expecto patronum?

Harry negó mirando a Remus de reojo.

—En latín, la palabra expecto (o expectos) significa «yo busco» o «yo espero», mientras que patronum significa «protector», «guardián» o «patrón» debido a que en latín antiguo patronum significa «padre.»

No solo Harry miro sorprendido a Mel, también Remus lo hizo.

—Si juntamos todo como la oración en sí de Expecto Patronum, se traduce como «yo espero un guardián» —ella ladeo una sonrisa—. Al conjurar el patronus estamos buscando algo que nos proteja, ¿qué más poderoso que aquello que nos hace tan felices?

—No creo tener pensamientos felices —dijo por fin algo apenado.

—Harry sé que has sufrido —susurró Mel tomando del hombro al chico—, se que estás pasando por cosas complicadas —musitó—, y que tu vida parece confusa, pero no tienes que mantenerte negativo, por que entonces, el encantamiento nunca dará resultados —dijo con lastima—. Harry debe haber algo que te haga feliz, encuentra algo, aunque sea pequeño, o tonto. Buscalo, tómalo y hazlo gigante.

Hubo unos segundos de silencio, Remus simplemente no podía dejar de ver a Mel con cierto asombro y admiración, Harry lade un poco su boca, formando una mueca.

—No se si funcionaria... no es real —murmuró bajando su cabeza.

—Entonces haz que sea real —le dijo sonriendo—. Todo es posible si eres capaz de creerlo —despeinó el cabello de Harry y miro a Mel con una ligera mueca.

—¿Puedo verlo? ¿Tu patronus? —preguntó en un susurró.

—Claro.

Mel sacó su varita de su túnica, la chica hizo un ligero movimiento de muñeca mientras que con voz clara y firmo dijo:

—¡Expecto Patronum!

Un hermoso mooncalf salió de su varita, dando vueltas y haciendo un magnífico baile recorrió todo el salón, paso entre Harry haciendo que el chico soltara una risita y terminó por ponerse frente a Remus, pasando entre sus brazos y haciendo que soltará una majestuosa risa.

Terminó por desvanecerse al regresar a Mel.

—Es un mooncalf —le dijo a Harry—, aunque... era un lobo anteriormente —comentó mirando de reojo a Remus.

—¿Ah sí? —dijo sorprendido Harry—. ¿Pueden cambiar?

—Depende del recuerdo y los sentimientos. Solía vivir entre hombres y mujeres lobos, por lo que tiene sentido, pero ahora se mantiene como un mooncalf... quien sabe, quizá después cambie —respondió con inocencia.

Una pequeña sonrisa ladeada se formó en el rostro de Remus y tuvo que morder sus mejillas interamente para no soltar una risilla.

—¿Puedo intentarlo una vez más? —preguntó Harry al profesor.

—Por supuesto, Harry —respondió caminando al baúl—. Señorita Scamander, venga de este lado, por favor —pidió cortes.

—Pensamiento feliz Harry, tu puedes —le guiño un ojo y dando brincos se colocó al lado de Remus.

—¿Preparado? —dijo Lupin, como si fuera a obrar en contra de su criterio—. ¿Te estás concentrando bien? De acuerdo. ¡Ya!

Levantó la tapa de la caja y el dementor a salió de ella. El aula comenzó a enfriarse y a oscurecerse.

—¡EXPECTO PATRONUM! —gritó Harry—. ¡EXPECTO PATRONUM! ¡EXPECTO PATRONUM!

Mel mordió su labio nerviosa, y entonces, una enorme sombra plateada salió con fuerza del extremo de la varita de Harry y se mantuvo entre él y el dementor.

Quería aplaudirle de alegría, pero se contuvo por que en realidad eso era un boggart y no un dementor real.

—¡Riddíkulo! —gritó Lupin, saltando hacia delante.

Se oyó un fuerte crujido y el nebuloso patronus se desvaneció junto con el dementor. Harry se derrumbó en una silla, con las piernas temblando, tan cansado como si acabara de correr varios kilómetros. Por el rabillo del ojo vio al profesor Lupin obligando con la varita al boggart a volver a la caja de embalaje. Se había vuelto a convertir en una esfera plateada.

—¡Bien hecho Harry! —le animo Mel con notoria emoción.

—¡Estupendo! —dijo Lupin, yendo hacia donde estaba Harry sentado—. ¡Estupendo, Harry! Ha sido un buen principio.

—¿Podemos volver a probar? Sólo una vez más.

—Ahora no —dijo Lupin con firmeza—. Ya has tenido bastante por una noche. Ten...

Ofreció a Harry una tableta del mejor chocolate de Honeydukes.

—Cómete todo el chocolate o la señora Pomfrey me matará. ¿El jueves que viene a la misma hora?

—Vale —dijo Harry. Dio un mordisco al chocolate y vio que Lupin apagaba las luces que se habían encendido con la desaparición del dementor, observó de reojo a Mel que seguía balanceándose sobre sus talones con inocencia, y regreso su mirada a Remus—. ¿Profesor Lupin? —preguntó—. Si conoció a mi padre, también conocería a Sirius Black.

Lupin se volvió con rapidez, compartió una mirada cómplice con Mel y regresó su vista a Harry.

—¿Qué te hace pensar eso? —preguntó cauteloso.

—Nada. Quiero decir... me he enterado de que eran amigos en Hogwarts.

El rostro del profesor se calmó. Mel observó a Remus y luego a Harry.

—Sí, lo conocí —dijo sentándose en el escritorio—. O creía que lo conocía. Será mejor que te vayas, Harry. Se hace tarde.

—Bien —musitó parándose—, gracias... Mel, por... eso —señaló sonriendo un poco.

—Cuando lo necesites, Harry —le dedicó una linda sonrisa y Harry ondeó su mano en dirección al profesor y a Mel.

En cuanto Harry se fue, Mel se giró para ver a Remus, quien sigue sentado en el escritorio. Tiene su codo apoyado en su rodilla y está descansando su barbilla en su puño, mientras mira a Mel con una pequeña sonrisa ladina.

—¿Qué ocurre? —preguntó jugueteando con su pie, un tanto tímida y coqueta.

—Eres muy inteligente, me encanta —las mejillas de Mel tomaron un ligero sonrojo y negó con su cabeza algo timida.

—No lo soy —dijo apenada.

—Y humilde también...

—Tampoco lo soy —dijo soltando una risita—, solo... es algo que he aprendido gracias a mi vida tan... peculiar —murmuró.

—Y eso te hace inteligente —señaló Remus bajándose del escritorio y caminando hacía Mel lentamente—, por que aplicas tus conocimientos en tu vida diaria y le enseña a los demás...

—Eso es justo lo que usted hace —notificó Mel un tanto burlona.

—Por que soy profesor —agregó—, en cambio, usted...

Quedaron bastante cerca. Remus alzó su mano lentamente y acarició con ternura el cabello de Mel, quien cerró sus ojos al sentir el suave tacto del profesor.

—Es usted muy inteligente, señorita Scamander —aseguró.

Mel suspiró, inclinó su cabeza mordiendo su labio ligeramente. Remus soltó un pequeño suspiro que hizo que la joven levantara nuevamente su cabeza. Sus manos se rozaron unos segundos y observaron cómo lentamente entrelazaron sus dedos, para comenzar a juguetear lentamente.

—Profesor —susurró mirando a los ojos chocolate de Remus.

—¿Sí, señorita Scamander? —preguntó ligeramente.

El corazón de la chica latió rápidamente, le gusta demasiado ver los ojos de Remus por que una vez que los miras fijamente pueden verse mucho más claros, brillantes en realidad.

—¿Le gustaría acompañarme a dar una vuelta por el bosque? —preguntó algo tímida.

Fue una pequeña sonrisa la que se formó en los labios de Remus, Mel desvió la mirada a las manos del profesor por pena a ser rechazada ante aquella oferta.

—Me encantaría.

Una sonrisa de emoción fue la que mostró Mel. Rápidamente regresó su mirada a Remus, quien no pudo sentir más que ternura ante la alegría que demostraba la joven.

—¿En serio? —él asintió con su cabeza.

—Claro, ¿le parece el sábado después de la cena?

—¡Sí! —exclamó sin poder contener su emoción.

Remus soltó una risita y asintió con su cabeza.

—Bien, entonces el sábado iremos —Mel dio brincos sin poder contener su emoción y se colgó del cuello de Remus para darle un sonoro beso en la mejilla.

—¡Gracias! —exclamó emocionada—. Y... lo siento —musitó soltando una risita nerviosa.

Aunque no entendía por que se ponía nerviosa por un beso en la mejilla cuando el día de navidad habían durado horas besandose y acariciandose al estar acostados en el sillón.

—No pida disculpas —respondió con una pequeña sonrisa.

—Será mejor que me vaya —dijo en voz muy baja, apenas clara.

Mel retrocedió un poco, pero Remus no soltó su mano y ella lo miro ligeramente divertida.

—¿No me dejará ir, profesor? —curioseo.

—¿Qué si digo que no?

Ladeo una mueca como si estuviera pensando—. Pues, me quedaría —respondió en voz baja.

—Entonces quédese —susurró.

Atrajo a Mel por la cintura, quien rodeó el cuello de Remus y solo se miraron a los ojos por unos segundos.

—¿Puedo besarla? —preguntó subiendo su mano por la espalda de Mel, dando ligeras caricias.

—¿Por qué pregunta? —indagó.

—No quiero faltarle al respeto —Mel soltó una risita y negó con su cabeza.

—Se que usted no lo haría —aseguró—, así que sí. Puede besarme —respondió por fin.

Fue un beso bastante lento. Era como si de repente alguien hubiese hechizado el tiempo para que pasara con lentitud, incluso el sonido tan suave que provenían de sus labios era lento. Las manos de Remus apretaron con cuidado de la cintura de Mel, quien se juntó (aún más) con el cuerpo de Remus, quedando uno solo.

Al separarse, Remus tomó con delicadeza de la barbilla de Mel, para dar cortos besos en los labios de la joven.

—¿Mañana tendremos lecciones? —preguntó entre besos.

—Sí —respondió Remus con una pequeña sonrisa.

—¿De defensa? —cuestionó nuevamente.

—¿De que otra sería? —preguntó algo divertido.

Mel alzó sus hombros de manera inocente.

—No lo sé. Quizá... besos y así —musitó.

—Besos y así, ¿uh? —comentó algo sonrojado—. Suena bien... ¿algo así dice?

Entonces, Remus tomó con sus manos del rostro de Mel, para juntar sus labios con lo de ella, en un beso ligeramente apasionado, donde fue Remus quien tomó el control de la situación, haciendo que su lengua jugueteó con la de Mel como nunca antes lo había hecho.

Decir que Mel quedó atónita fue poco. En realidad, quedó realmente estúpida en cuanto lentamente se separaron, mientras Remus mordía de su labio. Sintió sus piernas flaquear y miro a Remus con la respiración ligeramente agitada.

—S-sí —respondió asintiendo un poco con su cabeza.

Remus sonrió de lado y acarició el brazo de la joven.

—Quizá sí podríamos tener una lección así.













Nota de autora:

Furiosa por que Johnny tuvo que renunciar a su papel de Grindelwald. Cancelamos Warner, ¿de acuerdo?

No puedo dejar de imaginarme a Harry viendo el mapa like 👁👄👁

Neta que este capítulo me costó DOS SEMANAS EN ESCRIBIR, o sea, dure dos semanas para cuatro mil y cacho de palabras, me odio mucho, pero igual me siento bastante satisfecha bc quedó mejor que la idea que tenía en mente.

UFF VAN A IR AL 🔥BOSQUE🔥 UFF VAN A SER ESPIADOS POR BLACKIE

digo qué-

Lots of love, Cici x

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