14. TYING UP THE DOTS


14. ATANDO CABOS

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Mel tenía planeado encontrarse con el profesor Lupin la tarde del viernes para sus lecciones privadas de defensa contra las artes oscuras, pero algo le decía que eso no sería posible ya que la luna llena no iba a permitírselo.

De igual forma, Mel quería visitarlo.

No tiene ni idea de si Remus se encontraría dentro del castillo o saldría de Hogwarts, pero tenía que averiguarlo, así que no le importó tomar el rumbo con pasos firmes rumbo al despacho del profesor de defensa contra las artes oscuras.

—No, Mel, no seas imprudente —se dijo así misma dando pasos fuera del despacho del profesor Lupin.

Estiró la mano y apretando sus labios dio dos golpes con su puño cerrado a la puerta. 

No hubo una respuesta y ladeo una mueca.

—No esta, es lógica Mel, piensa eres Ravenclaw —murmuró mirando la puerta.

—¿Señorita Scamander?

Mel dio un brinco y se giró sobre sus talones. El profesor Dumbledore tiene una sonrisa ladeada y mira ligeramente curioso a la chica.

—Hola profesor —saludó con voz aguda.

—Me temo que el profesor Lupin se encuentra enfermo —explicó—, pero creo que eso ya lo sabía, ¿no es así? —Mel asintió algo apenada.

—Sí —musitó—, hum, olí la poción matalobos en su despacho la última vez, quería... bueno yo... —movió sus manos nerviosas. Dumbledore parece ansioso de saber la respuesta de la joven—, es solo que... siempre es bueno recordarles que no están solos en cada luna llena y... olvídelo, creo que iré a estirar las alas un poco —murmuró sonrojada.

Dumbledore soltó una pequeña risa—. Estirar las alas, eso suena maravilloso, pero en realidad me gustaría hablar con usted, señorita Scamander, a no ser que le moleste...

—¡Nunca sería molestia, profesor! —aseguró con una sonrisa.

—¿Le parece si andamos por los terrenos del castillo?

—Suena magnífico.

Bajaron por la Gran Escalera y atravesaron la puerta del vestíbulo para salir a los terrenos del castillo, donde hablaron del clima, de los dementores, de las criaturas y de sus lecciones privadas con el profesor Lupin.

—Considero que he aprendido demasiado —admitió abrazándose así misma, ya que el cielo amenaza con una lluvia terrible y hay un fuerte viento—, el profesor Lupin es bastante comprensible —prosiguió mirando de reojo al director.

—¿Qué opina el hecho de que lo haya aceptado como profesor aun cuando es un hombre lobo? —indagó Dumbledore.

—¿Qué importa mi opinión?

—Mucho, señorita Scamander —aseguró.

—La verdad me parece completamente normal y aceptable que él sea profesor. El hecho de que sea un hombre lobo no lo hace peligroso —habló suspirando—, en realidad, creo que el profesor Lupin es uno de los hombres más... nobles que he conocido en toda mi vida —susurró ligeramente sonrojada y mirando al lago—, y créame, he conocido cientos de personas —agregó.

Dumbledore soltó una risilla—. Sí, Remus siempre se ha mostrado noble, incluso cuando era un estudiante...

—Hablando de... estudiantes —musitó enderezandose un poco—. Profesor, ¿usted conoció a Sirius Black cuando era estudiante? —curioseo aun sabiendo la respuesta.

—Lo hice —asintió con su cabeza—, ¿a qué se debe la pregunta?

—Es solo... que me cuesta comprender su historia —dio una ligera patada a una piedra y carraspeo—, me parece... curioso porque... si mal no recuerdo lo que me dijo mi abuelo, Black y Potter eran amigos —Dumbledore asintió con su cabeza—, pero Black lo traicionó...

—Es correcto...

—Pero... supongo que aún recuerda el comportamiento de Black como estudiante, ¿no es así? —curioseo.

—Imposible no acordarme de un bromista —respondió con una sonrisa ladeada y mirando a Mel con curiosidad.

—Y... ¿qué cree que haya hecho cambiar a Black, profesor?

Dumbledore suspiró—. Eran tiempos oscuros, Mel —explicó—. Sirius Black siempre fue un chico rebelde, solía romper todas las reglas, lo hizo por muchos años con su familia —giraron viendo a lo lejos el bosque prohibido—, la casa Black es una de las más grandes y antiguas familias de Gran Bretaña, no hay ni un solo mago en el territorio que no esté emparentado con un Black —Mel alzó una ceja sorprendida.

»Debido a su forma de pensar, gran parte de la familia Black practicaba las Artes Oscuras y apoyaron a Lord Voldemort en la primera guerra mágica. Sirius por supuesto, nunca se mostró como un fanático de las artes oscuras y siempre se mostraban en contra de los ideales de su familia, incluso lo demostró al pertenecer a la casa de Gryffindor en lugar de ser seleccionado a Slytherin, como el resto de los Black.

—Entonces —susurró Mel tratando de recordar todo—, siempre se mostró en contra de los pensamientos de su familia —apretó la mandíbula achinando los ojos—, ¿y por qué cambiar de opinión? ¿Por qué traicionar a quien dices llamar tu mejor amigo? Lo siento —se disculpó rápidamente—, solo no lo entiendo, quiero entenderlo.

—El sombrero no se equivocó al mandarla a la casa de Ravenclaw, señorita Scamander —dijo con una sonrisa el director—. Pero ni siquiera yo (que me atrevo a decir que conocí a Sirius Black) logró entender el motivo por el cual optó darle la espalda a su amigo, a su ahijado...

—Espere, ¿qué? —interrumpió Mel abriendo los ojos—. ¿Sirius Black es el padrino de Harry Potter?

—Por supuesto. James y Sirius andaban juntos a todas horas en todo momento —respondió sincero—, claro que, Harry no tiene una idea de esto y me gustaría que así siguiera, señorita Scamander.

—Soy una momia —susurró mirando a los lejos—. ¿Por qué? ¿Por qué Sirius Black reveló la ubicación de James y Lily Potter?


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Por la mañana de sábado, Mel bajo abrazándose así misma debido al frío de la tormenta que traspasa las ventanas, algunos dedicaron sonrisas a la joven Scamander y otros cuchicheaban a lo bajo, pero como siempre, ignoró aquello y a entrar al Gran Comedor, camino en dirección a la mesa de Hufflepuff, donde Ben y Alan se encuentran ya desayunando.

—Hola buen día —dijo con una sonrisa.

—¡Hola Mely! —saludó con notoria emoción Ben, la chica soltó una risita al verlo brincar en su asiento y sirvió un poco de avena en un plato. 

—¿Qué ocurre ahora? —preguntó ligeramente sorprendida.

—Hoy juega Gryffindor contra Hufflepuff —explicó Alan.

—¡Oh! —Mel alzó su cabeza al cielo mirando la tormenta.

—Iras, ¿cierto? —preguntó con emoción Ben.

Mel soltó un tosido—. La verdad tengo un poco de resfriado y siento que la lluvia me haría mucho daño —mintió llevándose una cucharada de avena a la boca. 

En realidad, el motivo por el cual no quiere asistir al partido es porque toda la noche estuvo armando un mapa en el caso de Black. Realmente tardó unas cuantas hora en atar los cabos sueltos en el caso de Black, pero es que hay algo en los instintos de Mel que le dicen que Sirius Black en realidad no es el asesino de los Potter. 

Sí, quizá simplemente está siendo paranoica o tanto tiempo de pasarla con criaturas y bestias ya le está afectando el cerebro, pero hay algo definitivamente que no le cuadra. 

—Ay, es una lástima —se quejó Ben haciendo un puchero—, deberías ir con Poppy, para que te sientas mejor...

—Sí, quizá tienes que descansar —señaló Alan—, una poción pimentónica te caerá de maravilla. 

—Creo que eso haré, justo ahora —se paró de un brinco y despeinó el cabello de los chicos—. ¡Me cuentan el partido!

Comenzó correr dando brincos rumbo a la torre de Ravenclaw, por supuesto que se equivocó y terminó topándose con los Gryffindor que le señalaron que se encontraba del lado opuesto a su torre, así que regresó dando brincos y sonrió por fin al ver la estatua que le permitirá entrar a su sala común.

—Silba sin labios, corre sin pies, en la espalda te pega, pero no lo ves. ¿Qué es?

Mel lo medito por unos segundos. Silbo ligeramente y escuchó aquel sonido que en ocasiones se le hacía familiar. Soltó una risita y miró a la estatua para dar su respuesta.

—El viento —dijo con una sonrisa.

Entró dando brincos a la sala común, ondeó su mano a Richard quien está viendo por la ventana junto con un niño, el pequeño le regreso el saludó con alegría y en cuanto Mel llegó a su habitación (la cual se encuentra vacía) se inclinó frente a su baúl y sacó su mapa de investigación en el caso de Sirius Black.

Trinket soltó un chirrido saliendo de un nido que le había hecho Mel, el cual comparte con su puffskein y lo tomo para esconderlo entre su túnica.

—Iremos a ver a Remus, quiero que te comportes —le advirtió.

Acto seguido, sacó un pequeño baúl del cual tomó un pequeño frasco y lo guardó en el comportamiento de su cinturón junto con el mapa para salir nuevamente de la sala común.

—¿No irás al partido? —preguntó Gustav deteniéndola.

—Tengo... ¡clase de defensa! ¡Adiós! —ondeo su mano al resto de sus compañeros de clase y corrió rumbo al tercer piso mientras trataba de contener su respiración.

Toco repetidas veces la puerta del despacho de Remus y pasó sin notar lo cansado que se ve el profesor.

—¡Hola profesor Lupin! —dijo adentrándose al despacho—. Mire lo que he hecho y...

Dejo de hablar y se apoyó en el escritorio para ver cómo él se encuentra tallando su ojo izquierdo.

—No es un buen momento, señorita Scamander —murmuró algo apenado.

Mel ladeo una sonrisa, sintiendo ternura por Remus.

—Suerte que tengo esto conmigo —del compartimiento de su cinturón, sacó el pequeño frasco el cual tendió a Remus.

—No, yo... hum, es que no...

—Profesor Lupin, ¿en realidad creyó que no me daría cuenta de que es un hombre lobo? —interrogó alzando una ceja.

Remus abrió su boca para decir algo, pero la cerró rápidamente al no encontrar las palabras. sintió un nerviosismo correr por su cuerpo y Mel se acercó a él para tomar su mano.

—Descuide —susurró—, su secreto está a salvo conmigo —aseguró con una pequeña sonrisa.

Trago saliva pegándose a la pared y soltó un suspiro.

—¿No dirá nada?

—Yo solo... es...

—No me refiero a que su condición de hombre lobo —agregó con el ceño fruncido—, me refiero al motivo por el cual estoy aquí —Remus alzó una ceja confundido.

—Señorita Scamander, la verdad no entiendo nada de lo que está sucediendo por qué recién voy despertando —admitió.

—Oh, lo siento yo... ¡profesor tómese la poción! —exclamó haciéndolo brincar.

—¿Qué? Pero...

—Es algo que mis padres inventaron —especificó haciendo que Remus abriera sus ojos—, siguen encontrando una cura, pero ese brebaje le dará las energías suficientes para no recordar que hace unas horas estuvo convertido en hombre lobo.

Mel hizo espacio en el escritorio, Trinket salió de su escondite y bajo de un brinco para ver a Remus que olio un poco la poción para comenzar a toser.

—No debió hacerlo —dijo sin poder contener una sonrisa—, tiene acónito, creo que algo de roció de la mañana y si mal no recuerdo tiene díctamo y solo una pizca de ajenjo... y sabe muy mal, no lo digo yo, lo dice mi abuelo —aclaró.

Remus ladeo una mueca, Mel lo observó con sus grandes ojos y sin pensarlo dos veces bebió del líquido que contiene la botella.

Tosió varias veces, hizo muecas de desagrado y pareció que pronto iba a vomitar.

Pero fueron solo escasos segundos, ya que un pequeño escalofrío recorrió su cuerpo y de pronto dejo de sentirse tan mal.

—Woo —susurró perplejo—, ¿qué clase de magia es esa? —Mel soltó una risita divertida.

—Magia —explicó alzando lo hombros—, ahora venga, mire lo que he hecho.

Remus quedo aún más sorprendido al ver lo que Mel había realizado.

Un pergamino bastante amplio contaba con imágenes, dibujos y nombres de distintas personas, unidos por líneas de tintas con colores como amarillo, violeta y azul.

En el centro, se encuentra un dibujo de Sirius que Mel realizó guiándose en la fotografía que muestran en el profeta, salvo que lo dibujó mucho más joven y menos psicópata.

Al lado muestra el pequeño árbol de los Potter conectados a la imagen de Sirius donde la palabra «hermano» y «guardián secreto» se une con la imagen de James; la palabra «ahijado» se une con la línea de Harry.

—¿Cómo supo qué...?

—Dumbledore me lo dijo —susurró viendo a Remus.

El profesor siguió con su dedo los recortes de periódico donde indican como fue encontrado Black hace doce años, en letra mayúscula y con signos de interrogación se encuentra la palabra «risa».

Justo en una de las esquinas está el nombre de Peter Pettigrew (Mel también hizo un dibujo de un hombre regordete), donde hay una línea que tiene escrita la palabra «amigo», pero fuera de eso hay bastantes signos de interrogación y palabras en letras mayúsculas:

¿CÓMO LO DESCUBRIÓ? ¿¿MUERTO?? ¿QUÉ HACÍA AHÍ?

Había un dibujo de una calabaza de las que ponen en Halloween con la cual unió a la fotografía de Sirius, al igual que con la imagen de Peter, debajo de la calabaza había más palabras en letras mayúsculas.

31 de octubre de 1981 mueren los Potter.

31 de octubre de 1993 entra a Hogwarts.

¿MAGIA OSCURA? ¿EXPERTO EN TRANSFORMACIONES?

¿ÉL ES EL ASESINO?

Remus miro a Mel quien está acariciando el dibujo de Harry y Remus esta vez observo las palabras debajo de Harry. 

¿BUSCA A POTTER? ¿QUIERE VENGANZA? ¿POR QUÉ LO MATARÍA?

—Señorita Scamander, ¿cómo es qué...?

—No dormí en toda la noche haciéndolo —explicó mirando a Remus—, y... sé que falta agregar más, pero... tengo muchas cosas en mi cabeza —musitó—. Mire, aquí —señalo la primera pregunta debajo de la imagen de Harry—. ¿Por qué busca a Potter? Pensemos en eso profesor, Voldemort no está, no ahora, ¿oh sí? —Remus negó achinando los ojos—. Si Black era un vasallo de Voldemort, ¿por qué atacaría a Harry si su maestro (o lo que sea), no está físicamente aquí? —cuestiono—. ¿Por qué quería venganza? —señalo esta vez la segunda pregunta—. No tiene sentido, al menos no para mi... ¿será acaso por qué debilitó a Voldemort?, quizá, pero no lo veo como probabilidad —vaciló—. Pero, ¿por qué querría matar a Harry? ¿Qué no eso sería algo que quisiera hacer el mismo Voldemort en sí?

Remus parpadeo varias veces un tanto aturdido y miro a Mel.

—¿Cuál es su teoría?

—Mi teoría es que Peter no cuadra aquí —señalo la imagen de Peter con algo de rudeza—, no entiendo el motivo por el cual encontró a Black, ¿cómo es que Peter lo supo? —susurró—, aparte... siento que estamos viendo la imagen pequeña —con sus manos hizo un cuadro donde solo podía verse el rostro de Sirius—, solo estamos viendo a un Sirius Black de 21 años riéndose alrededor de once cuerpos y un dedo, ¡un dedo! —exclamó abriendo sus ojos.

—Está diciendo qué...

—Peter es un posible sospechoso...

—Pero está muerto...

—¿Lo está? —cuestiono Mel con una ceja alzada—. Solo quedó su dedo, debió... quizá era un experto en transformación —susurró—, profesor, en realidad esa es mi teoría —admitió—. Black entro al castillo porque sabe transformarse, burló a los dementores y quiere entrar al castillo por algo, pero... ¿por qué? —achino los ojos mirando el cuadro de Harry y luego el de Sirius—. Era la noche de Halloween y entro justo cuando se llevaba a cabo el banquete —recordó—, era lógico que Harry no estaría en la torre de Gryffindor —dijo en voz baja pero clara—. ¿Y si en realidad no busca a Harry? ¿Qué si busca a alguien más? ¿Y si quiere advertir a Potter? —miro a Remus quien tiene una mano en su frente y la otra apoyada al mapa—. ¿Por qué justamente Sirius Black decidió escaparse en este año de Azkaban? ¿Por qué no cuando Harry entró a su primer año? Por qué si tanto desea buscar a Harry y tenía el poder desde antes el de escaparse bueno... —vaciló un poco.

Hubo un silencio, el dedo de Remus dio golpecitos en la palabra risa.

—Risas —susurró Remus cerrando sus ojos.

Mel lo miró con una ceja alzada.

Rictusempra —dijo en voz baja.

—¿Cómo? —preguntó Mel confundida.

—En serio tiene que estudiar defensa contra las artes oscuras —murmuró Remus—. Maleficio de la risa, pone a la víctima a reír incontrolablemente —susurró—, igual es una teoría...

—Que funciona —aportó Mel chasqueando—. ¿Puedo? —señalo una pluma y un tintero, Remus hizo un ademan de manos y rápidamente mojo la pluma en tinta para escribir el maleficio—. ¿Sabe algo en lo que era bueno Peter?

—Comer —respondió en voz baja.

—Profesor —gruño Mel mirando de reojo.

—¿Qué? Peter no era bueno en nada solo... —se quedó callado unos segundos y negó con su cabeza.

—¿Solo qué? —susurró.

—Nada —musitó.

Mel soltó un suspiro sintiéndose frustrada, Trinket soltó un chirrido y tiró del vestido de Mel para escalar y llegar hasta el hombro de la chica dónde tomó asiento.

—Mel —susurró Remus.

—¿Si? —preguntó con una ligera mueca de tristeza.

—Pettigrew era... es... lo que sea —carraspeo y Remus soltó un suspiro—. Pettigrew es un animago —Mel se enderezo y miro a Remus sorprendida.

—¿Y no era bueno en algo? El proceso de animago es muy complicado...

—Yo le ayude —explicó cerrando los ojos—, a los quince años se... él se convirtió en animago —susurró.

—¿Qué forma? —preguntó interesada.

—Una rata —respondió.

—Mira, que conveniente —murmuró con el ceño fruncido—, sí algo me enseño Uagadou es que aquellos animales que se convierten en ratas no son de fiar —dijo en voz baja.

—Pero... si está vivo... ¿dónde vamos a encontrar una rata a la cual le haga falta un dedo?

Mel suspiro pesadamente y se dejó caer en la silla—. Eso sí que será difícil —admitió achinando sus ojos.

Estiró su mano y escribió debajo del nombre de Peter la palabra en mayúscula rata.

—¿Qué clase de rata era?

—Rata ordinaria —respondió Remus alzando los hombros.

Mel achino sus ojos y comenzó a hacer un dibujo sin pensarlo dos veces.

—Profesor —dijo en voz muy baja—, ¿cuántos estudiantes tienen ratas?

—Uff... ¿cincuenta? quizá menos, quizá más —miro el dibujo y ladeo la cabeza.

—¿Todo bien? —susurró Mel.

—No —confesó, Remus se dejó caer en la silla y tallo su rostro con sus manos.

—Descubriremos la verdad —aseguró Mel quedando frente a él.

Remus soltó un suspiro y alzó su mirada para ver a Mel, quien tiene una pequeña mueca.

Sintiéndose asfixiado, Remus desabrocho un poco los botones de su camisa y soltó un suspiro pesado y se dejó caer en la silla. 

—Si Peter... si él hizo... —Remus cerró sus ojos, Mel estiro su mano lentamente y tomo la de Remus.

Trinket soltó un chirrido desde el hombro de Mel haciendo que Remus abriera los ojos.

El hombre levantó un poco sus manos y terminó por entrelazarla correctamente con la de Mel, soltando un suspiró repleto de sentimientos encontrados.

Ahora que Mel ha salido con todas estas nuevas teorías Remus en realidad no sabe qué pensar, pero lo que le gustaría creer es que en realidad Sirius nunca los traicionó.

Es Sirius, no podría hacerlo.

Aparte, este sentimiento de atracción por una de sus estudiantes está creciendo y aunque está mal se siente tan bien que no quiere terminarlo y desea darle continuación.

Por si fuera poco, si Peter en realidad es el traidor y sigue vive el mismo se encarga de matarlo para que las lágrimas que le lloró al menos hayan valido la pena.

—Señorita Scamander me encargaré de matarlo yo mismo si él es el verdadero tardío —susurró Remus alzando su cabeza.

—Claro que no hará eso, profesor —aseguró Mel, Remus se enderezo y soltó un suspiro dejando caer sus hombros—, usted es un buen hombre —susurró.

—A veces las personas buenas desean hacer cosas que resultan malas —respondió sintiendo un ataqué de ansiedad.

Sintió como si todo su mundo se cerraba, por más que quería escuchar la voz de Mel sonaba tan lejana que era como un eco en sus oídos, sus ojos se cristalizaron y  jadeo desesperado. Mel rápidamente lo tomó por los hombros y se inclinó para quedar a su altura. 

—Remus, por favor, Remus, mirame —suplicó Mel. 

Remus alzó su mirada para encontrarse con los ojos avellana de Mel, trato de respirar y apretó su quijada desesperado. 

—Remus, respiré conmigo, ¿sí? —dijo con voz tranquila y muy cerca de él—, vamos inhalar por cuatro segundos, retenemos el aire por siete y lo soltamos en ocho, ¿entendido?

Remus asintió jadeando aceleradamente.

—Uno, dos, tres, cuatro —Mel y Remus retuvieron el aire mientras sus ojos seguían viéndose y al mismo tiempo lo soltaron—. De nuevo —repitió Mel.

Lo hicieron al menos tres veces, hasta que Remus logró tranquilizarse y sentirse un poco más relajado.

—¿Cómo supo que hacer? —susurró en voz muy baja. 

—En Durmstrang... yo... —trago saliva nerviosa y alzó sus hombros—, tuve un ataque de ansiedad después de un... duelo —musitó mintiendo con el ceño ligeramente fruncido—, me enseñaron a hacer eso —susurró.

—Funcionó —musitó.

—Sí no era la respiración, un abrazo fuerte también sirve...

—¿Me podría abrazar? —preguntó Remus sin pensarlo dos veces.

—Por supuesto —respondió Mel ladeando una sonrisa.

Remus se paró quedando frente a Mel, la chica alzó su cabeza viendo mejor el rostro de Remus y sin pensarlo dos veces lo rodeo en un fuerte abrazo.

La tela del vestido de Mel se arrugó ante las manos de Remus que la sostienen con delicadeza de la cintura, por su parte, Mel tiene sus manos en la nuca de Remus mientras acaricia de su cabello y el fuerte abrazo está causando que sus corazones latan con rapidez.

Fueron los mejores seis minutos más largos que podían existir, el abrazo más cálido y amoroso que dos amantes se pudieron haber dado y fue sin duda alguna un sentimiento que Remus experimentaba por primera vez. 

Trinket soltó un chirrido estando ya en el cabello de Remus.

Se separaron lentamente. A Remus no le importó que el bowtruckle se encontrará en su cabeza, porque sin pensarlo dos veces acarició la mejilla de Mel y acercó sus labios para depositar un beso.

Su mejilla se sintió cálida ante el tacto del profesor y le fue imposible no tomar un ligero sonrojo.

—Lo siento —se disculpó ligeramente apenado.

—Descuide —murmuró Mel llevando lentamente su mano a su mejilla, justo donde le había dado el beso—. Me gusto —susurró.

Remus ladeo una sonrisa Mel mordió su labio con una pizca de emoción.

—¿Le gustaría tomar un poco de té mientras charlamos?

—Me encantaría —respondió con cierta emoción—, por cierto, profesor, ¿cree que usted podría quedarse con el mapa?, no quiero que mis compañeras de casa lo encuentren y malinterpreten las cosas —murmuró.

—Claro, no tendría problema alguno.





Nota de autora:

Quería hacer un mapita para que se entendiera mejor, pero soy un aska.

Igual espero le hayan entendido, o sea, ¿ubican a Stiles? bueno, se metió en el cuerpo de Mel.

Also, si algunx de ustedes sufre de ansiedad les recomiendo mucho eso de la respiración (es la técnica 4-7-8) y así, en lo personal me ha ayudado cuando me han dado mis pequeños ataques o igual funciona para relajarse y dormir ✨

Lots of love, Cici x

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