xxx. forever young
30. por siempre jóvenes
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Era cierto que para Winifred el amor era algo muy importante, pero con eso, también había una gran lista que iban incluso antes que el amor (o se encontraban en la misma escala de importancia).
Una de ellas era la salud.
Y ver a Remus pasar un mal tiempo, era algo que Winifred no podía soportar, ni siquiera cuando eran unos simples niños de doce años podía soportar verlo sufrir, por eso mismo, le llevaba chocolates para alegrar su estancia en la enfermería.
Pero ahora que Winifred conocía el motivo del sufrimiento de Remus, se encargaba de que tuviese la mejor recuperación, para así poder compensar todo el sufrimiento por el que paso en la noche de luna llena.
—Win, en serio estoy bien —murmuró Remus al ver que su novia no planeaba asistir a a ninguna clase del día para quedarse con él.
Claramente ella le ignoro. Continuó pasando el trapo que Pomfrey le había dado mientras limpiaba con cuidado la mejilla derecha del hombre lobo.
La luna recién se había metido y Remus había llegado acompañado de James, Peter y Sirius, quienes se fueron antes de que la sanadora les viera esas pequeñas heridas que se habían hecho al correr por el bosque prohibido.
—Te estoy hablando amor —le dijo entre cerrando sus ojos.
—Shh, estoy tratando de curar esto —musito entre dientes.
La mano de Remus sostuvo la muñeca de Winifred. Lentamente dejó de limpiar y se sentó un poco adolorido.
—No es nada —susurro.
Winifred se inclinó un poco para darle un corto beso en los labios, el cual Remus acepto sintiéndose bastante relajado.
—Cuando dije que tus besos curaban todo —dijo en voz baja—, no mentía Win.
Una pequeña sonrisa se formó en los labios de la joven Cupido, que inclinó su cabeza ligeramente apenada.
—Señor Lupin, tome esta poción y descanse —le ordenó la sanadora—. Y señorita Winifred...
—No haré ruido, lo prometo, lo prometo —hizo un pequeño puchero y puso sus manos en forma de rezo.
La sanadora no pudo negarse ante aquella tierna mirada.
—De acuerdo, si veo que el señor Lupin está despierto la sacaré de las orejas —le advirtió.
En cuanto ella se fue, dejándoles solos, Winifred observo a Remus beber la poción con asco.
—¿Puedes acostarte conmigo? —preguntó en voz baja.
—¿No te incomoda...?
—No, no, nunca —aseguró Remus.
Win se metió entre las sábanas al lado de Remus, tomo con cariño a Remus y permitió que se recostara en su pecho para que descansara.
—Win —susurro tomando su mano, sus ojos comenzaron a sentirse pesados debido a la poción.
—¿Si?
—Te amo.
—También yo, Rem, también te amo.
Lo observo intentar combatir el sueño, sus manos se entrelazaron y Winifred comenzó a acariciar su cabello, para arrullarlo y hacer que su sueño fuese aun más placentero. Vio como parpadeaba para no caer dormido y Winifred beso su frente con ternura.
—Descansa, amor —susurró Winifred—. No iré a ningún lado.
Y tras escuchar aquellas palabras, Remus cayó en un profundo sueño, el cual en compañía de Winifred, le ayudo a recuperarse de aquellas heridas que se había provocado.
💘
—El año escolar esta por terminar y no hemos hecho alguna épica broma.
Todas las mirada del grupo de adolescentes que se encontraba en círculo dieron a parar en Sirius, quien tiene su chaqueta de mezclilla colgando de sus hombros, su corbata se encuentra mal hecho y sus brazos están cruzados. Mascó su goma de mascar y alzó una ceja al ver como todos le miraban.
—Entiendo que soy una obra de arte, pero me pueden desgatar —dijo con egocentrismo.
Amelia fue la primera en rodar los ojos y desviar su mirada a su libro.
—Creo que soy un poquito bisexual —dijo Marlene jugueteando con su cabello.
Sirius se enderezo al escucharla decir eso y le guiño un ojo—. Nunca es muy tarde para descubrirlo —le dijo coqueto.
Winifred comenzó a reír y negó lentamente.
—¿Qué tienes en mente, Canuto? —indagó James ajustando sus gafas.
—Woo, ¿en serio están por planear una broma con nosotras presentes? —les preguntó Amelia sin poder creerlo.
—Bones tiene razón, deberíamos no hablar con ella presente, puede que vaya a chismearle a Minnie —señaló Sirius.
—Si tanto quisiera chismear, los hubiese acusado desde hace ya cinco años —se defendió cerrando su libro—. Para tú suerte, tengo cosas más importantes que hacer que andar diciendo que hacen y que no —ambos se hicieron muecas molestos.
—Por favor, no empiecen —suplicó Tamara recostándose en el pecho de Marlene.
Una ráfaga de aire corrió, informándoles que la primavera pronto llegaría a su fin, haciendo aquel día aun más agradable. James ladeo una mueca pensando.
—Podríamos organizar la super fiesta de Peter —propuso mirando a su amigo.
—Sabes que mis fiestas terminan siempre en castigo por que alguien le da por correr en calzones —dijo algo divertido Peter.
—Hey, estar en calzones es más que un sentimiento, es un... estilo de vida —dramatizo Sirius.
Se escuchó un estornudo y Winifred giró su cabeza rápidamente. June se encuentra con un pañuelo amarillo y su nariz luce más roja de lo normal, sus ojos se encuentran llorosos por los estornudos, luciendo ligeramente adorable.
—¡Estúpido polen! —se quejó antes de soltar un pequeño estornudo agudo, provocando que Sirius soltará un «aww».
—¡Hey June! —exclamó Winifred llamando la atención de la Ravenclaw.
Mostro una sonrisa y ondeó su mano al grupo de chicos y chicas.
—¡Ven acá estornudos! —le habló Sirius, ganándose un golpe por parte de Peter, sin embargo, Lily, quien se había mantenido callada, decidió hablar.
—¿Qué tienes con llamar a las personas con apodos? —curioseo sin poder evitarlo.
—No lo sé ratoncito, es como un mecanismo de mi cerebro —respondió sonriendo de lado.
—Muy original de tu parte, perrito —James soltó una carcajada al ver como Sirius borraba su sonrisa tras el apodo que Lily le acababa de dar.
—Bien, podré soportarlo —masculló al ver como June llegaba con ellos.
—¿Qué te trae por los bellos terrenos del castillo? —le preguntó Winifred al verla sentarse junto con Peter.
Ambos discretamente sostuvieron sus manos.
—Oh, Madame Pomfrey esta probando una nueva poción para mis muchas alergias —aclaró—. Solo que hay algo que me hace tener más alergias —susurró frunciendo el ceño.
—¿Sabes los ingredientes de la poción? —curioseo James.
—Uhm, no —murmuró.
—Deberías decirle que considere poner agripa —chasqueó Winifred.
—Incluso un poco de polen, que entre a tu organismo para que este lo combata desde adentró —agregó Remus.
—Oh no, nerds a la vista —jadeó Sirius, provocando que Tamara, Marlene y Peter comenzaran a reír.
—Mi padre es doctor —dijo Lily ignorando a Sirius—. Los muggles utilizan píldoras para curar sus enfermedades, o algunas veces se inyectan una sustancia en las venas que ataca el malestar, podría hablar con él y quizá te de algunas pastillas que puedas tomar. Mi hermana Petunia es alérgica al polvo, él la medica —le hizo saber a Winifred.
—¿Es seguro? —preguntó abriendo los ojos.
—Es seguro —respondió Remus por ella—. Mamá es muggle y aunque papá es capaz de preparar pociones para aliviar sus dolores, ella prefiere los medicamentes muggles —June ladeo una mueca.
—Suena interesante, podría probarlo —dijo la joven Ravenclaw.
—Yo también quiero probar, déjame probar —pidió Sirius dando pequeños brincos.
—¿Y tu de que te sientes mal? —le preguntó Lily alzando una ceja.
Sirius tomó aire antes de llevar una mano a su pecho—. Del corazón por que Amelia no me ama.
Soltaron carcajadas ante el dramatismo del chico, Amelia rodo los ojos y se cruzo de brazos.
—Te amaré el día en que me quedé calva —ironizó la chica.
Sirius saco su varita con una gran sonrisa—. ¡Ahorita lo arreglamos!
Amelia soltó un chillido al recordar que existe un hechizo para la calvicie, se paro dando brincos y gritos al ver como Sirius comenzaba a seguirla con su varita en lo alto, provocando risas entre los jóvenes.
Winifred tuvo que sostener su estomago y apoyo su cabeza en el hombro de Remus al ver como ahora solo Sirius intentaba atraparla.
—¡Ay mi cámara no sale! —chilló Lily.
Con ayuda de Peter logro desanudar su cámara y tomó fotos continuas de aquella persecución, los ojos de Winifred se cristalizaron al ver a Sirius cargar a Amelia mientras la chica daba patadas y se enderezo a ver un ligero brillo que emanaban los jóvenes.
—¿Todo bien, amor? —preguntó Remus algo curioso.
Suspiró antes de hablar—. Es solo que quisiera que fuésemos por siempre jóvenes —confesó.
Remus ladeo una mueca y tomó su mano.
—Mientras tu alma se quede joven, entonces siempre lo serás.
💘
A veces el cerebro de Sirius funcionaba de manera extraña, fascinante, pero extraña; por eso, cuando había citado a sus amigos más cercanos (por que aunque Amelia lo niegue, todos y todas son amigos) a la torre de astronomía, nadie había entendido por que.
Hasta que, entonces lo dijo:
—Nos escaparemos a la playa para celebrar el cumpleaños número diecisiete de Pete.
Hubo quejas y emoción por parte de los presentes, y Winifred no sabía a quien apoyar, por que mientras que su mejor amiga y su novio decían que era una pésima idea, sus mejores amigos alegaban que era muy buena y se divertirían.
—Canuto una cosa es escaparnos a Hogsmeade, pero otra es irnos y dejar Escocia para ir a la playa —aclaró Remus.
—¡¿Win tu que opinas?! —exclamó Sirius sosteniendo su escoba.
De un lado de la torre, listos para volar, se encontraban James, Marlene, Sirius, Dorcas, Mary y Peter; frente a ellos, Lily, Tamara, Amelia, Remus y June.
Después estaba Winifred en la parte del medio.
—Uhm... —mordió su labio y desvió su mirada de Remus.
—¡Anda! ¡Di lo que piensas! —le ánimo James.
—A ver, es que tenemos que repasar el plan —pidió abriendo sus brazos. Remus negó con su cabeza y cruzo sus brazos mirando a su novia con ligera molestia.
—Mira, son las ocho con quince —informó Sirius—. Hacemos dos horas volando para llegar a la playa de Girvan, por lo que a las diez con quince debemos de estar allá...
—Mientras más lo piensan más tarde se hace —dijo con impaciencia James.
—... la fogata la hacemos en cuestión de segundos, tengo todo aquí —continúo Sirius señalando su mochila—. Beberemos, cantaremos... ¡vamos a enamorarnos de la noche!
Los ojos de Winifred brillaron al escucharlo decir eso.
—La perdimos —jadeó Amelia.
—Podemos ver el amanecer y regresaremos a Hogwarts antes de que las clases inicien, nadie notará que nos fuimos —aseguró con una gran sonrisa.
—¡Oh vamos! —jadeo Marlene—. ¡Somos jóvenes! ¡Solo hacemos de estas cosas una vez en la vida! —dijo haciendo un puchero—. Aparte Pete cumple diecisiete años —tomó del hombro del chico, meneándolo un poco.
Tamara suspiró—. No es tan mala idea —murmuró.
—¡Pero Tam!
Lentamente caminó hacia el grupo que estaba de acuerdo en ir, Sirius la meneo emocionado de los hombros.
—¡Si no quieren ir no vayan! —exclamó Sirius.
—Bien, no iré —puntualizó Amelia.
—¡No espera! —le detuvo Lily—. Amelia, si tu no vas, no voy yo.
James jadeo asustado—. Amelia vamos —intentó animarla—. Si vienen ambas, juro que en cuanto digan que quieren regresar, yo me regresó con ustedes, para liderar el camino —dijo mostrando una sonrisa.
Amelia frunció su nariz.
Remus se acerco a Winifred quien sigue mordiendo su labio.
—¿Irás? —preguntó en voz baja.
La pelirroja se enderezo lentamente—. ¿No planeas ir? —preguntó en voz baja.
—Es solo que... no lo sé —murmuró—. ¿Tu quieres ir?
Ladeo una sonrisa sin poder evitarlo—. Sería divertido —murmuró—. Dudo que el curso que viene podremos hacer estas cosas, digo... tendremos los EXTASIS y nuestra salida el mundo real —susurró—. Por ahora vivimos en una burbuja y... creo que sería divertido —dijo en voz baja, jugando con la mano de Remus, quien soltó un suspiró.
—Sí, tienes razón —musitó—. Quien sabe si después podremos hacer esto —agregó ladeando una mueca.
—¡Ocho veinte, salimos en treinta segundos! —exclamó Sirius montándose en su escoba.
—¡No hay suficientes escobas! —notó Amelia.
—Es tu día de suerte amor —le guiño un ojo por lo que se cruzó de brazos.
—Ojala te coma un tiburón —gruño caminando hacía él.
Se alinearon en el barandal de la torre de Astronomía, Winifred se montó en la escoba y rodeo con su cintura a Remus, viendo como Mary le pedía a Tamara que se sujetara ya que le gusta la velocidad.
—De regreso, pido yo ir al frente —le dijo Lily a James al ver como había perdido con su piedra, papel y tijera para ver quien tendría que pilotear la escoba.
—Lo que ordenes rojita.
—Cinco... —contó Sirius viendo como Marlene le decía a Dorcas que no caería de la escoba—... cuatro —agregó al ver como June cubría su nariz con una bandana morada, para que el aire no golpeara contra su rostro—... tres —dijo esta vez al ver a Tamara con sus ojos cerrados—... dos —murmuró con una sonrisa al ver como James sujetaba con nervios su escoba—. ¿Estás sujetada amor? —le preguntó Amelia.
—¡Oh, vámonos ya! —exclamó la Hufflepuff.
En una mismo movimiento las seis escobas se elevaron al aire y como balas disparadas se elevaron al aire, siendo lideradas por James, que maniobraba entre las escobas al tiempo en que Lily soltaba un par de risas al escuchar a Tamara quejarse por la velocidad.
Al dejar los terrenos del castillo, gritaron con emoción mientras James y Sirius hacían carreras para ver quien podía caer en picado, aunque claro que el jugador de quidditch tenía ventaja en eso, haciendo maniobras que Lily le aplaudía.
—Sí ellos tienen un hijo, será el mejor buscador de quidditch —le dijo Remus a Winifred.
—Ni lo dudes —aseguró la pelirroja que apoyo su barbilla en el hombro de Remus—. Estos momentos Remus —susurró viendo a sus amigos y amigas—, estos momentos son para siempre —musitó.
El aire provoco que sus ojos lagrimearan y algunas de esas lagrimas fueron a parar en su collar, que emano un ligero brillo que hizo sonreír a la chica.
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Si bien todos sabían que Sirius no era muy bueno en las matemáticas, por eso cuando vieron que llegaron a la hora con treinta y cinco minutos de estar volando le reclamaron que hiciera mejor sus cálculos, aunque claro que lo hicieron con la intensión de hacerlo molestar.
Caminaron por la orilla del mar hasta encontrar el lugar donde armarían su fogata, la cual fue realizada con un simple movimiento de varitas, ya que afortunadamente todos eran mayores de edades y podían realizar de la magia sin problema alguno. Sirius saco un par de sacos de dormir que extendió por la arena y aunque Marlene y Dorcas fueron las primeras en acostarse para ver el cielo estrellado, el resto prefirió no hacerlo.
—Me gusta la playa de noche —le dijo Winifred a Remus, mientras sus manos se encuentran entrelazadas, aunque sus brazos estirados ya que tienen una gran distancia al caminar, puesto que Winifred anda por arriba de un tronco.
—Sí, a mi también —confesó Remus sonriendo—. Es tan calmado todo —susurró viendo el lugar—. Bueno, quitemos a Sirius y es calmado —dijo señalando a su amigo, quien a lo lejos, se encontraba alrededor de la fogata junto con Tamara y Mary, cantando a todo volumen.
Ambos comenzaron a reír y Remus se acero a Winifred, quien se colgó del cuello del chico para ser cargada por él.
—Aparte, es un lugar magnifico —susurró Winifred—. Mira, por allá están James y Lily —susurró.
A lo lejos, la cabellera pelirroja de Lily se encuentra moviéndose debido a la brisa, mientras que James se encuentra a su lado, riendo quizá, por que la joven pelea con su propio cabello.
—Estoy tan feliz por Peter —confesó Remus viendo a su amigo, quien del otro lado se encuentra sentado en la arena, al lado de June, ambos juntos y susurrándose cosas al oído.
—Las pastillas que le dio Lily han funcionado, uh —notó con una gran sonrisa Winifred—. Ay, el amor es algo maravilloso —susurró.
—Y eso que aun no descubrimos del todo los misterios del amor —le recordó Remus sonriendo.
—Pero lo haremos —aseguró Winifred bajándose de la espalda de Remus en un salto.
Quedó frente a él y acarició su mejilla lentamente.
—Deberíamos hacer esto más seguido —susurró.
—¿Escaparnos a la playa? —preguntó con una sonrisa ladina Winifred.
—A cualquier lugar —propuso Remus—. Lugares donde que solo tu y yo conozcamos, en donde estemos juntos —susurró.
—Suena como un plan —murmuró con una sonrisa Winifred—. Viajar juntos, por todo el mundo —susurró tomando su mano.
Antes de que se pudieran dar un corto, Sirius salió en medio de ellos dando un grito que provoco un susto entre Remus y Winifred.
—Muy gracioso —se quejó Remus al verlo retorcerse de la risa.
—¡Idiota casi me provocas un infarto! —chillo Winifred dándole un golpe en la cabeza.
—¡Dejen de lado sus cursilerías! ¡La noche es joven y también nosotros! —les recordó—. ¡Hey! ¡Cornamenta! ¡Ratoncito! ¡Vengan acá! —exclamó llamando a James y Lily, quienes tomados de la mano comenzaron a caminar—. Oh dios, ¿ven lo mismo que yo? Voy a llorar de la emoción —dramatizo.
—Sí, sí, camina —le ordenó Remus empujándolo.
Se reunieron nuevamente en la fogata, donde hay algunos malvaviscos y botellas de whiskey.
—Ya que nos encontramos reunidos —informó Sirius al ver que estaban todos juntos—. Hagamos un brindis —pidió alzando su vaso, cosa que todos le imitaron—. Winifred, haz los honores.
—¿Yo? —preguntó abriendo los ojos.
—Duh, tu eres la que es buena hablando de esas cosas del amor y eso —le recordó haciendo ademán de manos, causando gracia en algunos.
—Bien —murmuró sonriendo y pasando su mirada por sus amigos—. Esta noche es más que una celebración a Peter —comenzó—, es una celebración por la amistad, el amor, el cariño y la atención. Es, una noche para... recordar —sus ojos se cristalizaron al ver la sonrisas de sus amigos—. Básicamente es nuestro final como adolescentes por que legalmente somos todos unos adultos, sin embargo, siempre tendremos nuestra alma joven —dijo mirando a Remus, quien le dedico una sonrisa ladina—. Y estaremos unidos —aseguró—. Pase lo que pase... juntos venceremos todo el mal que viene —se enderezo un poco y suspiró—. Por que aunque no lo crean, con ayuda del amor lo lograremos, y haremos de nuestras características aquello que ayudará a conseguir un mundo mejor. Seres astutos, valientes, inteligentes, leales —agregó—, y manteniendo nuestra cordura, unión y espíritu tan vivas, lograremos salir adelante —suspiró—. Feliz cumpleaños Peter —dijo alzando su copa con una sonrisa ladina—. Por que hoy y siempre te encuentres rodeados de aquello que te aman y se preocupan por ti.
—¡Feliz cumpleaños, Peter!
Bebieron de sus vasos y Winifred sintió un calor quemar su corazón, ladeo una sonrisa al ver como Peter y June se daban un corto beso y sus ojos se cristalizaron.
—¿Todo bien? —preguntó Remus algo confundido.
—Sí, es solo que... sentí algo, aquí —susurró llevando una mano a su pecho.
Antes de que Winifred pudiese decir algo más, Sirius hizo sonar la radio magica y subió el volumen.
—¡A bailar! —exclamó con fuerza.
—¿Quieres hablar de eso? —le preguntó Remus tomando su mano.
—No, no, debe ser que el whiskey estaba fuerte —dijo soltando una risita—. ¿Bailamos?
—De acuerdo, bailemos.
Tomados de la mano, se unieron al circulo de sus amigos mientras brincaban y bailaban al ritmo de las canciones, divirtiéndose ante las suplicas que le hacía Sirius a Amelia para que bailase con él y guardando ese recuerdo en fotografías que vivirían por siempre.
Y aunque Winifred quería ignorar aquel sentimiento de preocupación, más y más crecía conforme se ponía a pensar en que quizá, esa sería la última noche que tendrían siendo tan solo jóvenes, por que aunque en esos momentos no lo estuviesen viendo, las tinieblas comenzaban a crecer y el mundo mágico cada día se veía más sumergido en el miedo y terror a causa del Mago Oscuro que quería el poder y reinar no solo en esa, sino en todas las comunidades mágicas del mundo.
FIN DEL ACTO UNO.
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