xxvii. tickling and itching
27. cosquillas y picazón
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La risa de Winifred es bastante peculiar y no hay nadie en Hogwarts que no reconozca que es la pelirroja de Hufflepuff quien se encuentra riendo. Muchos miraron con una pequeña sonrisa el círculo donde Winifred se encuentra retorcida de la risa, acompañada de dos de sus mejores amigas, quienes también sueltan pequeñas risitas.
—¡Los trolls son tan tontos! —lloriqueo Winifred ante el chiste que Amelia había contado.
—No más que Edgar, ¿quieren saber lo que hizo el muy idiota? —le preguntó Amelia mientras sacaba un par de grageas.
—¿Ahora qué? —cuestionó Lily atando su cabello en una coleta alta.
—Pues le pidió matrimonio a su novia con la que lleva saliendo nueve meses...
El grito de Winifred la hizo brincar.
—¿¡QUÉ?! ¡OH MERLÍN SANTO! —chillo tomando de los hombros a Amelia.
La sacudió como si se tratase de una muñeca de trapo.
—¡¿ESTARÉ INVITADA?! ¡DI QUE SÍ! —exclamó con euforia mientras Amelia, un poco atontada asiente con su cabeza.
El grito de Winifred las hizo brincar.
—Merlín, no debí decir nada —se maldijo la joven Bones llevando una mano a su frente.
Lily comenzó a reír al ver como Winifred estaba dando brincos y vueltas alrededor de ellas.
—Tan tierna —dijo con una sonrisa Lily.
—¡Amo las bodas! —chillo hincándose en medio de Amelia y Lily—. ¿Saben por qué? —preguntó casi sin respiración.
—Ilumínanos —pidió Amelia en voz baja y haciendo un pequeño ademán de manos.
—¡Es cuando dos almas se juntan! —tomó del hombro a Amelia y luego a Lily para verlas con emoción—. Es-es cuando estás dispuesto a pasar el resto de tu vida con aquella persona amada, tu compañero o compañera de vida, con quien vivirás aventuras y compartirán sueños para estar dispuestos a realizarlos —suspiró, mirando como un grupo de cinco estudiantes caminaba en su dirección—. Uno, por uno —susurró mirando la pequeña sonrisa de Remus—. Sin importar... sin importar nada —continuó bajando más su voz.
Amelia y Lily compartieron pequeñas miradas al ver como Winifred susurraba cada vez más bajo, mientras veía a Remus caminar.
—La perdimos —suspiró Amelia.
—Hola, señoritas —saludó Sirius haciendo una reverencia.
Remus rodeo a las chicas y se inclinó para besar la mejilla de Winifred.
—Hola, amor —dijo sobre su oído, provocando que la piel de Winifred se erizara.
—Hola, cariño —Winifred tomó la barbilla de Remus para darle un corto beso en los labios.
—Uy, muy cerca de mí. Atrás, ¡atrás! —exclamó Amelia gateando lejos de ellos.
Se refugió detrás de Marlene que está riendo con burla.
—Ustedes dos son muy lindos —señaló la rubia de Gryffindor, entrelazando su brazo con el de Sirius.
—¿Ves Marlene? Así podríamos estar tú y yo, pero te gustan las mujeres —se quejó Sirius rodando sus ojos.
—Whoops —alzó sus hombros con inocencia.
Lily suspiró—. Bueno, tengo un trabajo atrasado de Pociones que entregar...
—¿¡Tienes un trabajo atrasado?! —exclamaron todos perplejos.
Las mejillas de Lily se pusieron ligeramente rojas.
—Eh... sí —dijo con algo de pena.
Winifred frunció el ceño, alzó una ceja y buscó con su mirada a James.
Él había sido el único que no parecía sorprendido, en absoluto.
—¿Cómo es eso, ratoncito? —preguntó Sirius con una mano en su pecho.
—Hum... solo, se me olvidó —se paró del suelo y aplastó su falda con sus manos algo nerviosa—. Adiós —ondeó su mano sonriendo un poco.
Los ojos azules de Winifred se enfocaron en James quien le dedicó una sonrisa realmente cariñosa.
Sintió un cosquilleo recorrer todo su cuerpo. Dio un pequeño y notorio brinco, provocando que todos la mirasen.
—¿Todo bien? —preguntó Remus alzando una ceja.
—Sí, sí, solo... hay mucho amor en el aire, me hace cosquillas —dijo con una pequeña sonrisa.
—¿Tanto amor se tienen tú y Remus que te da cosquillas? —preguntó Sirius sorprendido, como si eso no fuese posible.
—No lo decía específicamente por nosotros dos, Sirius —aclaró con una sonrisa.
Se miraron entre todos, pero al final, seis pares de ojos terminaron sobre los de James, quien se sonrojó sin poder evitarlo.
—¿Por qué me miran así? —preguntó con voz aguda.
—¡Habla puerco! —exclamó Sirius—. ¿Qué le hiciste al ratoncito? Por qué ella está chiquita —señaló.
James comenzó a negar rápidamente—. ¡Woo! ¡Nada! ¡Nada! —dijo con voz bastante aguda.
—¡Algo le hizo! —señaló Peter—. ¡Estás hablando con tu voz aguda!
—¿¡Qué?! —chilló James—. ¿Cuál voz aguda? —preguntó con voz aún más aguda.
—Esa —señaló Remus con diversión.
—¿De qué nos perdimos? —preguntó Amelia con una pequeña sonrisa.
—N-n-nada —aseguró.
Los tres merodeadores, le imitaron tartamudeando.
—N-n-nada —repitieron entre risas Remus, Peter y Sirius.
Winifred tironeo de la túnica de Remus—. Déjenlo —susurró haciendo que Remus sonriera.
Los brazos del hombre lobo la rodeador por la cintura y beso su cabello.
—¡No te hagas del rogar James! —exclamó Marlene—. Aquí todos somos amigos y amigas, queremos saber que pasa entre ustedes dos.
James suspiró y pasó una mano por su cabello, nervioso—. Solo... solo fuimos a volar...
—¿Desnudos?
—¡SIRIUS! —le regañaron Amelia, Winifred y Remus, mientras que Marlene y Peter sueltan carcajadas.
—Eres un imbécil —suspiró James, sintiendo nervios—. So-solo volamos y... hablamos un poco...
—¿Ah sí? ¿De qué? —indagó Sirius.
—No seas metiche —murmuró.
—¿¡DE QUÉ? ¡¿DE QUÉ!? —chilló Winifred con emoción.
James tomó un poco de aire—. Dumbledore nos... Dumbledore nos dijo que estamos... bueno, básicamente nos dijo que podríamos ser Premios Anuales...
—¿¡QUÉ?! —gritaron con sorpresa.
Sirius con horror.
—Dijiste que no, ¿verdad? —preguntó con horror—. ¿¡VERDAD?! —repitió al ver que no respondía.
—Bue-bueno, dije... dije que sí —musitó con sonrojo.
El primogénito Black se dejó caer al piso, fingiendo un desmayo, Remus sonrió con orgullo.
—Creo que puedo llorar en cualquier momento —comentó con emoción el licántropo.
Winifred lloriqueo—. Yo ya estoy llorando —susurró cubriendo su rostro con sus manos.
Remus la abrazó con ternura y besó su mejilla, mientras tiene una pequeña sonrisa.
—Espera... ¿tu Premio Anual? —preguntó perpleja Marlene.
—No me sorprende —aseguró Peter con orgullo—. James es de los mejores en la clase, y es capitán de quidditch y-y, cuando se lo propone si se comporta como un adulto —dijo asintiendo con su cabeza.
—Oh, basta Pete, me sonrojas —murmuró dándole un codazo.
—James, esta es tu oportunidad para convivir más con Lily —suspiró Amelia con una sonrisa—. No la desperdicies...
El chico frunció un poco el ceño—. Pero, Amelia, ¿por qué tu negaste ser Premio Anual? —indagó alzando una ceja.
Amelia ladeo una mueca.
—Al ser Premio Anual tendré que encargarme de todos los Prefectos y no podré pasar tanto tiempo en la biblioteca...
—¡NERD! —exclamó Sirius levantándose de golpe—. Ahora qué lo pienso, James, podremos hacer tantas bromas que nadie nos descubrirá por que tú nos encubriras...
James apretó un poco sus labios.
—Sirius, no creo que sea buena idea...
—Ay no, aquí viene de nuevo —susurró Winifred cubriendo sus oídos.
—¡NO DEJAREMOS DE HACER BROMAS! —exclamó Sirius con horror.
Remus rodó los ojos al ver como James le aseguraba a Sirius que no dejarían de hacer bromas, mientras que Amelia aplaudía ante tal esperado acontecimiento.
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James no sabía por qué había decidido caminar con Winifred y Remus después de clase de pociones cuando podía haberlo hecho solo, y no es que no le gustara pasar el tiempo con sus amigos, sino que ambos eran lo suficientemente cariñosos como para hacerlo sentir solo.
—Pueden dejar de hacerme sentir miserable —pidió cerrando su libro de quidditch.
La pequeña risita de Winifred hizo que rodará sus ojos.
—No eres miserable —le dijo con ternura.
—Yo sé que no lo soy —aseguró rodando los ojos.
—Merlín James, creí que tu egocentrismo había disminuido —murmuró Remus con una mueca.
—¿Qué? Eso no es ser egocéntrico, es... es ser sincero —puso su mejor sonrisa y Winifred le dio la razón con una gran sonrisa.
—Sí, claro —musitó el hombre lobo—. Cómo sea. ¿Qué con ese libro? Duermes con él, desayunas con él y creo que hasta vas al baño con el libro —hizo saber.
—Mucha información —dijo entre dientes Winifred.
—¡Tenemos que ganar la copa de quidditch! —respondió con entusiasmo—. Estamos por cien puntos delante de Slytherin, así que será pan comido —aseguró con emoción—. Pero quiero Dallas pueda realizar el Amago de Wronski...
—Creí que ya estaban trabajando en eso —comentó Remus, viendo como James rascaba su nuca con una sonrisa nerviosa.
—Sí bueno... terminó chocando contra el césped y se rompió el cráneo —Winifred soltó una exclamación horrorizada—. ¡Pero ya está bien! —aseguró rápidamente—. ¡Y listo para realizar el Amago de Wronski...
—¡James vas a matar a tus jugadores! —lloriqueo la pelirroja—. ¡Y mis hermanos están en ese equipo! —exclamó.
—No, no, tranquila —aseguró James—. Nadie ha muerto por jugar quidditch... creo —susurró.
—Solo, no hagas algo que pueda matar a mis hermanitos, ¿bien? —le pidió con voz aguda.
—¡Nunca haría tal cosa! —respondió exaltado.
—¿Cupido?
Los tres se giraron al escuchar una voz aguda. Dos niñas de segundo año con el uniforme de Ravenclaw, se encontraban ahí, ambas con mirada ligeramente tímida.
—¡Esa soy yo! ¿Qué ocurre? —preguntó inclinándose un poco.
—Oh, esto lo manda el director Dumbledore —le informó la de estatura más baja, entregando un pergamino enrollado.
—Gracias, lindas —Winifred ondeó su mano en despedida y las dos se tomaron de las manos para salir corriendo.
James y Remus no pudieron evitar soltar unas risas divertidas.
—Aw, ¿se acuerdan cuando teníamos esa edad? —preguntó James llevando una mano a su pecho—. Tan pequeños e inocentes —suspiró.
Winifred rodó los ojos ante el dramatismo de su amigo y abrió la carta para leer el pequeño mensaje.
—¿Todo bien? —curioseo Remus.
—Sip —remarcó la pe y apretó sus labios—. Bueno, ya saben, es sobre... es sobre mis poderes y eso —murmuró.
Ambos compartieron miradas.
—¿Qué tienen? ¿Han... crecido? —preguntó algo confundido James.
La pelirroja relamió sus labios y miró el corredor hasta encontrar una pequeña puerta al final del pasillo, los tomó a ambos de los brazos y los guio hasta la pequeña sala de artefactos en desuso.
—Es solo que... Dumbledore cree que al estar yo, bueno, al... —cerró sus ojos algo nerviosa.
—¿Al estar qué, amor? —le preguntó confundido Remus.
Winifred miro algo apenada a James y luego a Remus. Sus ojos se cristalizaron y tomó una bocanada de aire antes de hablar con rapidez—: Es solo que estoy muy enamorada de ti y me es complicado esconder mis poderes.
Los ojos de Remus se cristalizaron al escuchar aquellas palabras. James hizo un pequeño puchero sintiendo ternura y Winifred limpio sus lágrimas antes de que incluso salieran.
—Dumbledore tampoco sabe cómo funcionan —susurró—. Esto... lo que sea que pueda hacer —musitó.
—¿Cuándo te lo dijo? —preguntó en voz baja James.
—Al llegar de vacaciones de pascua —musitó—. Ha estado leyendo, él quiere ayudarme, pero... no sabemos cuáles son mis alcances ni que es lo que puedo hacer —admitió—. En ningún libro está escrito lo que puedo hacer...
Remus ladeo una pequeña mueca y James miró a Winifred sin saber exactamente que decir. La pelirroja pegó su cabeza a la puerta cerrando sus ojos.
—Pero... ¿qué sientes? —preguntó Remus jugando con sus manos—. Me refiero a... ¿cómo sabes cuándo va a suceder algo?
—Siento cosquillas —cerró sus ojos y ambos vieron como pasaba delicadamente sus dedos por su brazo—, por todo el brazo...
—¿Todo el tiempo? —curioseo James.
—Sí —respondió en voz baja—, cuando era pequeña incomodaba, ahora simplemente es parte de mí y... no me molestan —confesó—. Pero, hay veces en las que las cosquillas son reemplazadas por... picazón, cuando estoy enojada —aclaró.
—¿Cambia todo tu estado de ánimo? —musitó James bajando su cabeza, como si estuviese pensando.
—Aparentemente —dijo Winifred cruzando sus brazos.
—Entonces, ¿tienes que controlar tus emociones? —inquirió Remus.
—Sí, Dumbledore pide mucho —murmuró Winifred con una sonrisa nerviosa—. Es solo que no me es posible poder retener mi alegría o mi tristeza. Es algo que tengo que expresarlo, porque está bien, porque me hace sentir mejor —confesó—. Si yo retengo mis emociones, entonces... cosas malas pasan.
—¿Qué cosas malas? —preguntó cauteloso James.
—Lo de la biblioteca, por ejemplo —musitó.
—Claro —recordó Remus—. No debes controlar tus emociones —susurró.
—¿Cómo dices?
—Debes aprender a usar lo que venga de ellas en el momento indicado —aclaró ladeando una sonrisa.
—¡Claro! —chasqueó James.
—Woo, tranquilos, mi cerebro no trabaja tan rápido —murmuró confundida.
—Piensa esto, Winnie —le llamó con cariño Remus—. Dumbledore quiere ayudarte a comprender mejor tu poder, ¿por qué?
Winifred miró a James y luego a Remus antes de darle una respuesta.
—Para... ¿usarlos? —murmuró.
—¿Y por qué querría eso? —le interrogó James.
Respondió a modo de pregunta—. ¿Por qué estamos en una guerra?
—Exacto —respondieron ambos.
Los ojos azulados de Winifred recorrieron toda la habitación—. Dumbledore hizo mención que podía crear un balance entre el bien y el mal —susurró—. Yo, puedo hacer que las personas cambien, gracias a los sentimientos y...
—Mierda —soltó Remus.
—¿Qué? —preguntaron James y Winifred rápidamente.
—Winifred, Dumbledore quiere usarte para que cambies a los mortífagos —murmuró.
Hubo un silencio en la sala de artefactos. La pelirroja, pestañeo varias veces y negó con su cabeza.
—N-no, no podría —susurró.
—Piénsalo —murmuró—. ¿Cómo se enteró de que tenías poderes? —preguntó.
—Dumbledore sabe todo —respondió sin estar muy segura.
—Pero no sabe lo que puedes hacer —agregó James—, y quiere saberlo...
—No tiene sentido, digo, tengo diecisiete años, ¿qué podría hacer yo contra magos oscuros expertos? —preguntó alzando una ceja—. No puedo... no podría lanzarle mis chispas doradas y ¡bum! —hizo un drástico movimiento de manos, simulando una explosión—. Serán lindos conejitos...
—No, pero puedes llegar a ellos —comentó Remus, con algo de preocupación—. Por qué es lo que haces...
La cabellera pelirroja de Winifred se movió de un lado a otro—. No es tan simple —murmuró—. Hay personas que simplemente están muy dañadas —comentó—. Hay quienes no tienen ni una pizca de bondad en su corazón y Dumbledore debería saber que por más que quiera que haga a Voldemort de un día para otro bueno, será... imposible —murmuró.
—Winifred deberías dejar las clases —musitó Remus.
—¿Qué? No, Rem, no puedo dejarlas, Dumbledore me va a ayudar...
—¿A costa de qué? —le cuestiono James llevando sus manos a su nuca—. Win, yo también creo que sería buena idea que dejaras las clases —hablo en un susurró.
—¡Están locos si creen que las voy a dejar!
Se giró molesta para abrir la puerta y salir de ahí dando grandes zancadas, Remus no tardó en correr detrás de ella, acompañado de James, ambos llamándole con desesperación.
—¡Winnie, escúchanos! —suplicó Remus.
Se giró sobre sus talones, dejando ver sus ojos cristalizados.
—¡Es que ustedes no lo entienden! —exclamó—. ¡No saben lo que es sentir lo que los demás! ¡Yo los siento! —recalcó—. ¡Puedo escuchar tu latido Remus! ¡Puedo sentir como te encuentras realmente acelerado y preocupado! —Remus trago saliva enderezándose—. ¡Entiendo que se preocupen por mí, pero quiero ayudar! —Winifred tomó aire cerrando sus ojos, James pudo ver como sus puños se cerraban emanando una pequeña luz y codeó a Remus quien asintió con su cabeza—. Quiero hacerlo —musitó mirándolos—. Me gusta propagar el amor y la fe en este, y si Dumbledore cree que puedo hacer un cambio, lo voy a intentar —murmuró—. Por qué es mejor intentar a quedarse con los brazos cruzados, ¿no creen?
—Winnie...
—Tienes razón —le interrumpió Remus a James—. No debemos decirte que hacer —se disculpó—. Solo... solo piénsalo bien, ¿si? James y yo nos preocupamos por ti...
—Sí Winnie, te amamos —le recordó—, y no queremos que nada malo te pase.
—Yo tampoco quiero que nada malo les pase —dijo ladeando una pequeña sonrisa, sus ojos se cristalizaron mostrando tristeza—. Pero, todo se está yendo a la mierda, ¿uh? —bajo su cabeza y tallo sus ojos lentamente.
James codeo a Remus quien se acercó a Winifred para rodearla en un abrazo.
—Todo estará bien, Winnie —susurró besando su cabeza.
—Todavía tenemos un año más antes de salir a la cruda realidad —le recordó James—. Hay que disfrutarlo mientras podamos —propuso mostrando una adorable sonrisa.
Winifred dejó caer un par de lágrimas y asintió con una pequeña sonrisa—. Sí y aun me faltan varias parejas que juntar —dijo con ligera emoción, provocando que ambos soltaran risitas.
—¿Saben qué? Ustedes, disfruten del día —les dijo James retrocediendo—. Hablen del amor o de futuros bebés lobitos, yo... creo que iré al campo de quidditch y pensaré en maniobras...
—¡Oh, vamos! —le dijeron ambos.
—¡No, en serio! —aseguró sonriendo—. Disfruten su día y...
Dejo de hablar al ver como Remus giraba su cabeza a todos lados, en busca de algo.
—¿Rem? —preguntó curioso y caminando nuevamente hacia ellos.
Winifred estaba consciente, que cuando la luna se acercaba, los sentidos de Remus se agudizaban y, faltando tres días para la luna llena, Remus debía estar sensible en todos ellos.
—Shh —susurró mirando a ambos lados.
Comenzó a caminar en dirección opuesta, con Winifred tomando de su mano, cuando entonces, tanto la Hufflepuff como James pudiesen escuchar lo que Remus buscaba.
Eran dos personas discutiendo y el trío reconocía la voz femenina.
—...¡¿Cómo te atreves a decir eso, Snape?!
—Lily —susurraron al mismo tiempo.
James fue el primero en correr a la puerta de la habitación donde provenían las voces, sin embargo, se encontraba encantada.
—¡Escucha Lils, sol...!
—¡No me llames Lils, Snape! ¡Eres el menos indicado para decirme que ellos no son buenas amistades para mí cuando te juntas con personas que están a favor de las artes oscuras! ¡Cuando tú las prácticas!
Winifred empujo a James.
Tomo el picaporte con fuerza, sintió la picazón acompañada de las cosquillas y de sus manos salió un pequeño destello escarlata, con el cual logró abrir la puerta.
La mirada de odio de Snape apareció al ver a James entrar al aula en desuso.
—¿Todo bien, Lily? —preguntó James ignorando la presencia de Snape en el aula.
—Sí, James —respondió en voz baja.
Se escuchó una risa amarga y Winifred fulmino a Snape—. Claro, ve con él cuando todo el tiempo estuviste odiándolo...
—Lo que haga o no con mi vida no te incumbe, Snape —respondió con molestia Lily—. A diferencia de ti, hay personas que saben elegir un mejor camino —los ojos esmeraldas de Evans demostraron coraje—. Ahora, continúa el camino que elegiste y no me vuelvas a dirigir palabra alguna, ¿entendiste?
Snape fulmino a James, quien, para aumentar el coraje del Slytherin, no obtuvo mirada de odio, ya que se encontraba bastante preocupado mirando a Lily. Una vez fuera del aula, Lily soltó un suspiro pesado, dejándose caer en una silla.
—¿Cómo sabían que estaba aquí? —preguntó llevando una mano a su frente.
—Uhm... mis sentidos se agudizan cuando la luna se acerca —respondió Remus—. Los escuche pelearse...
—¿Todo bien, Lily? —susurró James, ella asintió con su cabeza mostrando una pequeña sonrisa, tratando de animarse.
—¿Quieres hablar? —preguntó esta vez Winifred.
—No ahora —confesó—, solo quiero, no pensar en eso —murmuró.
James ladeo una mueca—. Uhm, iba a ir al campo de quidditch —le hizo saber con algo de timidez.
Lily se enderezó al escuchar a James.
—... y bueno, iba a volar un poco y a practicar maniobras, ¿quie-quieres ir? —preguntó haciendo sonar su garganta.
Winifred y Remus compartieron miradas ligeramente alegres.
—Y-yo, bueno, si no quieres está bien, pero.. volar ayuda y, cr-creo que eso...
—Me encantaría —respondió Lily sonriendo.
—¿En serio?
Asintió con su cabeza y se paró apoyando las manos en sus rodillas.
—¿Qué maniobras tienes en mente? —preguntó curiosa.
—Bueno, sigo queriendo que Dalla aprenda el Amago de Wronski y ¿has escuchado hablar del Sloth Grip Roll? —Lily asintió con ligera emoción.
—Sí, es en la que quedas colgado por debajo de la escoba, ¡como orangután!
—¡Exacto! Bueno, Marlene se rehúsa a hacerla, pero creo que nos será realmente útil por que los bateadores de Slytherin son realmente fuerte...
Dejaron de escucharles cuando abandonaron el aula, Winifred estaba dando pequeños brincos emocionados.
—¡Sí! ¡Adiós! ¡Qué se diviertan! —exclamó Remus, provocando Winifred soltará una carcajada.
—¡Ay! —chilló—. Son tan lindos, ¡hablando de quidditch! —exclamó—. No puede ser, su hijo seguro estará loco por el quidditch al tenerlos a ellos como padres...
Cubrió su boca rápidamente y Remus la miro con los ojos abiertos.
—¿Hi-hijo? —susurró perplejo Remus—. Win, ¿James y Lily tendrán un hijo? —pregunto procurando no gritarlo.
—Shh, no debí decirlo —dio patadas al suelo—. Pero sí —sus ojos brillaron y pestañeó varias veces.
—¿Lo-lo viste?
—En la bola de cristal, sí, tendrá un hijo.
Remus sonrió sin poder evitarlo, soltó una risa emocionada mirando por donde habían salido sus amigos.
—No puedo creerlo —susurró—. Lily y James teniendo... un hijo —soltó una risita más emocionado y miro a Winifred—. ¿Cómo es que no me lo habías dicho antes?
—Se supone que no puedo hacerlo —murmuró—. Son cosas que guardo para mi, hay veces en las que temo que si las cuento no se hagan realidad —admitió.
El hombre lobo alzó una ceja—. ¿Tú y yo tendremos hijos? —curioseo.
Las mejillas de Winifred se pusieron realmente rojas al escucharlo decir eso. Miró a Remus quien relamió sus labios con una pequeña sonrisa y alzó sus hombros algo tímida.
—No lo sé —susurró—. ¿Tú quieres tener hijos? —preguntó en voz baja.
—Sí es contigo, definitivamente sí —respondió sin pensarlo.
Los ojos de Winifred se cristalizaron al escucharlo decir aquello y soltó una pequeña risita.
—Una vez que nos graduamos de Hogwarts, claro —agregó con tranquilidad. La tomó de las mejillas, acunando su rostro—. Y vivir en una casa, cerca de un bosque... para ver el cielo estrellado y... Dios, Winifred, quiero toda una vida contigo, ¿eso está mal? —preguntó en voz baja.
—N-no, no, no está mal —respondió tomando las manos de Remus, que se encuentran en su rostro—. Yo también quiero toda una vida contigo Remus —confesó—. Y, claro que cuando nos graduemos de Hogwarts, me gustaría que tuviésemos una casa cerca del bosque, y tengamos una hija... o hijo —murmuró.
—Suena un plan maravilloso —susurró sobre sus labios.
Se besaron con delicadeza y amor. El corazón de Winifred latió con rapidez y se paró de puntitas para rodear el cuello de Remus con sus brazos, quien se inclinó tomando con fuerza la cintura de Winifred. La cargo dando una vuelta sobre su eje y haciéndola reír.
—Te adoro —susurró Winifred en voz baja, con una pequeña sonrisa.
—Y yo te adoro a ti, amor.
Profundizaron una vez más aquel beso. Remus dejó a Winifred sentada sobre el escritorio y rodeo sus piernas alrededor de la cadera del chico, que tomo con sus manos la espalda de Winifred para inclinarse sobre ella aun manteniendo sus labios juntos.
Hasta que, una voz se escuchó—: ¡ASÍ LOS QUERÍA AGARRAR, PUERCOS!
—¡SIRIUS!
Nota de autora:
Gente, tuve poca inspiración, no sé cómo salió esto, pero espero les haya gustado <3
Perdonen la tardanza, la cosa va en que ya tengo como termina la historia, pero estos capítulos se me están haciendo particularmente complicados de escribir.
Lots of love, Cici x
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