xxiv. fireball whiskey flavored kisses
24. besos sabor a whiskey de fuego
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Winifred irrumpió la cocina aun cuando el sol todavía no salía. Se encuentra muy adormilada, y aunque le gustaría estar durmiendo y soñando con el amor de su vida no puede hacerlo, ya que esa persona se encuentra cumpliendo años ese día. Así es, el tan esperado 10 de marzo llegó y con eso significa una cosa: el cumpleaños de Remus Lupin.
Le está apunto de preparar un pastel al pequeño lobito, como le lleva diciendo Sirius desde que Winifred y Lily se han enterado del secreto que tenían tan bien guardado.
—¡Hola buenos días! —saludó con mirada adormilada a los cientos de elfos domésticos.
—¡Buenos días, señorita Winnie!
—¡Buen día, Winnie!
—¡Que gusto de verla, Winifred!
—¡Hola, señorita Cupido!
Los saludos continuaron mientras Winifred ondeaba su mano en dirección a los elfos y les regalaba hermosas sonrisas. Siempre le había gustado tratarles con respeto porque al igual que los humanos ellos tienen sentimientos y emociones, sin mencionar que ellos eran realmente amables y la consentían con diversos platillos.
—¿Qué le trae tan temprano, señorita Winnie? —preguntó un elfo de grandes ojos amarillos y orejas caídas.
—Hoy es el cumpleaños de Rem —dijo sonriendo—, quiero preparar un pastel.
—¿Gusta que le ayude? —preguntó jugueteando con sus manos.
—¡Me encantaría! —respondió con alegría.
—Bien, al señor Remus le gusta el chocolate, Adel irá a buscar el chocolate —hizo una reverencia y Winifred soltó una risita.
Siempre le había parecido gracioso como se referían a ellos mismos, pero no los juzgaba, está en su naturaleza el comportarse así.
Winifred solo sabe algo de cocina básica y en realidad es gracias a Molly, ya que en el verano su madre siempre suele cocinarle, pero todas las veces que visita a su hermana mayor termina aprendiendo algún platillo nuevo y desafortunadamente el pastel no estaba en los alimentos que sabe preparar, pero claro que la ayuda de los elfos resolvió su problema y hasta aprendió un poco de ellos.
—Al señor Remus le encantará —aseguró uno de los elfos, que con su magia logró guardarlo en una caja que le entregó a Winifred.
—Estoy segura de que sí —respondió con una pequeña sonrisa—. Muchas gracias por su ayuda.
—¡No es nada!
—¡Vuelva pronto!
—¡Que disfrute del pastel!
Entre despedidas, Winifred salió de la cocina con la caja del pastel en manos. Comenzó a caminar con una pequeña sonrisa mientras tararea y sube con cuidado los escalones, no quiere tropezar y terminar estropeando el pastel para Remus.
Oh Remus, tan solo pensar en él le provocaba una agradable sensación en el estómago y su corazón comenzaba a latir con rapidez. Le encanta Remus, en realidad, lo ama con todo su corazón y esas semanas que han pasado juntos, saliendo, escapándose al pueblo o caminando tomados de la mano han sido simplemente maravillosas.
—Santo y seña —preguntó la dama gorda viendo a Winifred.
—Oh rayos —murmuró cerrando sus ojos.
—No, no, esa no es —Winifred miro incrédula a la dama gorda e hizo ojitos—. Eso no funcionara, Cupido.
—Oh por favor, por favor —suplicó haciendo un puchero—, es el cumpleaños de Rem, ¡le hice un pastel! —levantó la caja y soltó un suspiro, sus ojos se cristalizaron y comenzó a lagrimar.
—No, no, no —dijo rápidamente al ver como comenzaba a llorar—. ¡Oh, de acuerdo!
Winifred tuvo que contener su risa y pasó rápidamente por el hueco que le permitió la entrada a la sala común de los leones, son solo cinco estudiantes que se encuentran en la sala común, quienes saludaron a Cupido con una sonrisa y continúo con su camino al dormitorio de los merodeadores.
Inclinó un poco su cabeza para poder ver su reloj de muñeca que marca las siete con quince de la mañana.
Al llegar la puerta que tiene la placa con el nombre de sus mejores amigos la abrió sin hacer ruido.
La poca luz que entra proviene de la ventana que no lograron cubrir con las cortinas, los cuatro merodeadores aún siguen dormidos y es que ese día no tienen clases hasta las diez de la mañana, Win sabe que sus amigos preferían dormir antes que ir a desayunar.
Winifred dejó con cuidado el pastel en uno del escritorio y de puntillas comenzó a despertar a los merodeadores, sin embargo, fue Peter el primero en despertarse, ya quien es el que tiene el sueño más ligero.
—Uh, ¿qué ocurre? —preguntó frotando sus ojos al tiempo en que soltaba un bostezo.
—Es el cumpleaños de Rem, hice un pastel —dijo en un susurró y cubriendo su boca para no soltar una risita.
—¿Pastel? ¿Dónde? —se sentó olfateando y abrió sus ojos al ver la caja en el escritorio.
—Despierta a James, intentaré despertar a Sirius.
Intentaré, sí. Sirius Black tiene un sueño tan profundo que no importa si un tornado está pasando sobre él, eso no lo despertaría.
Winifred lo movió frenéticamente, el chico solo soltó un ronquido y resoplo desesperada.
—¡Despierta tarado! —dijo en un susurró sobre su oído, pero eso no funcionó.
—Jálale los pies —hablo una tercera persona, Winifred se giró para ver a James quien soltó un bostezo y despeino (más) su cabello—, siempre funciona y odia que hagan eso.
Winifred camino al pie de la cama, observo a Sirius quien está desparramado por la cama, con la boca entreabierta mientras suelta un ligero ronquido. Lentamente estiró su brazo en dirección a la pierna de Sirius y en un rápido movimiento tiro del pie de Sirius quien se levantó de un brinco completamente asustado. Se hizo ovillo mirando con odio a Winifred.
—Nunca vuelvas a hacer eso —advirtió con voz ronca y mirada adormilada, mientras que James y Peter procuran no reír muy fuerte—. ¿Quién le dijo, hijos de putas? —preguntó con furia.
—Hey, mi mamá no tiene la culpa —le señaló James.
—Sí, tampoco mi mamá —murmuró Peter con el ceño fruncido.
—Bueno, bueno, ¿quién de ustedes Walburga puta le dijo? —James soltó una carcajada.
—¡SHH! —chilló Winifred y señalo la cama donde Remus sigue dormido.
En realidad, no se puede ver ya que se encuentran las cortinas cerradas.
—Ay, descuida, no se va a despertar —aseguró Sirius bostezando.
—Bueno, sacaré el pastel —dijo con emoción.
Winifred corrió al escritorio y con cuidado saco el pastel de chocolate de la caja. Sirius relamió sus labios viendo el exquisito pastel que también cuenta con trozos de ranas de chocolate en la parte superior y Peter llevó una mano a su estómago.
—Uff y con un vaso de leche —susurró James.
—Tengo leche, ¿quieres? —preguntó Sirius con una sonrisa ladina.
—Eres un cerdo hijo de perra —resopló James con las mejillas rojas mientras que Sirius esconde su rostro en la almohada para que su risa no se escuche.
—Ya cálmense —les ordenó Winifred caminando a la cama de Remus.
Peter abrió con cuidado las cortinas y la chica enterneció su mirada.
Dormido y abrazando una almohada se encuentra Remus. Sus párpados se mueven ligeramente en señal de que está soñando y su boca solo está un poco entreabierta. Las manos de Remus están rodeando la almohada mientras suelta pequeñas respiraciones y su pecho sube y baja al ritmo de estas, luciendo completamente adorable.
—Le va a caer baba al pastel —murmuró Peter.
Las mejillas de Winifred se tornaron rojas y rápidamente negó con su cabeza, James hizo sonar su garganta y levantó una mano que movió de un lado como si fuese algún director de coro.
—¡FELIZ CUMPLEAÑOS! —alargaron las palabras para comenzar a cantar.
Remus abrió sus ojos de golpe, Peter se encuentra moviéndolo de los hombros y Sirius ya está brincando arriba de la cama mientras que James da vueltas como si fuese algún bailarín de ballet.
Pero Remus ni siquiera los noto porque se vio cautivado por la risa de Winifred que intenta cantar con los merodeadores.
Él ni siquiera noto el exquisito pastel en sus manos, solo vio directamente aquellos hermosos ojos azul y fue hermoso como su corazón latió al ver que fueron esos ojos los primeros que vio al despertarse.
—¡BESO DE CINCO! —grito Sirius alzando sus brazos.
Remus escondió su cabeza entre las sábanas mientras los merodeadores y Winfried sueltan carcajadas. Lentamente asomó sus ojos para ver a sus tres mejores amigos y a Winifred.
—Gracias —hablo por fin con voz ronca.
—¡Feliz cumpleaños Rem! —dijo con voz aguda Winifred—. Te hice un pastel —mostró el pastel con una sonrisa y Remus mordió su labio internamente.
—Oh Win, no debías —musitó sonrojado.
—¿Qué dices? Fue muy divertido, aparte, es de chocolate y a ti te encanta el chocolate —reconoció.
Camino hasta posicionarse frente a Remus, quien se sentó aun estando en la cama. Winifred se sentó en un espacio que había y colocó el pastel en las piernas de Remus.
—¿Tienen velas? —preguntó mirando a los merodeadores.
—¡Sí! Nunca salgo de mi casa sin velas —ironizó Sirius.
—En realidad, si tenemos —dijo Peter divertido—. ¡Accio velas! —las velas llegaron volando, son pequeñas y de color rojo.
Pusó cinco en el pastel y James saco una cámara.
—Ahora, padres, sonrían —pidió el chico quitándose los lentes para poder tomar la foto.
Las mejillas de ambos se sonrojaron en cuanto James tomó la foto y mostraron una sonrisa sin poder contenerse.
—Pide un deseo —dijo Winifred una vez prendidas las velas.
Remus ladeo una sonrisa. Sirius está mirando ansioso el pastel esperando que lo parta para que pueda tocarle una rebanada, Peter ya está sacando platos que siempre tienen y James solo los mira con extrema ternura.
Soplo las velas al encontrarse con la mirada de Winifred y sonrió.
—¿Quién quiere pastel? —preguntó sonriendo.
—¡YO!
Remus se paró al mismo tiempo que Winifred y dejaron el pastel en el escritorio, Sirius y Peter se empujaron para ver quién sería el primero en probarlo y aunque James quería darle su abrazo a Remus no lo hizo porque el hombre lobo tomó con delicadeza la mano de Winifred para alejarla de los chicos.
—Win —susurró.
—¿Sí? —preguntó pestañeando varias veces.
—Gracias —musitó.
—Oh, no es nada Rem —susurró sonrojada.
—Claro que sí, para mi es mucho —admitió.
Ella rodó los ojos y mordió sus mejillas para ver a Remus, el chico la atrajo entre sus brazos para abrazarla y Winifred apoyó su cabeza en el pecho de Remus, sintiendo el corazón del joven latir con rapidez, sintiendo calor entre sus brazos.
—¿Quieres pastel? —preguntó Winifred separándose de Remus lentamente.
—No —musitó.
—¿Ah no? —preguntó extrañada.
—No —murmuró.
—¿Qué quieres? —curioseo jugueteando con la mano de Remus.
—A ti.
Winifred dejo de ver la mano de Remus para ver al chico con una gran sonrisa, el ladeo una sonrisa y acarició la sonrojada mejilla de Winifred.
—Me refiero a que... quiero estar contigo —murmuró dándose cuenta de lo que había dicho.
—¿Sí? —el asintió—. También quiero estar contigo —respondió en un susurró.
Sirius dio una gran mordida a su pastel viéndolos secretearse.
—¿Qué tanto se dirán? —curioseo relamiendo su tenedor que está cubierto de chocolate.
—Cosas muy cursis —respondió Peter para después morder su pastel.
—Puaj...
—Lindo —dijo James con una sonrisa.
—Otro enamorado —suspiró rendido—, por favor Pete, no te enamores de aquella niña enfermiza...
—¿Qué niña enfermiza? —preguntó con voz aguda.
—A la que buscas en el mapa todas las mañanas...
Y mientras James y Sirius se burlaban de Peter por su enamoramiento con la niña enfermiza de Ravenclaw, Remus cubrió su cama con las cortinas de seda y extendió su sábana para cubrirse a él y Winifred mientras ambos acurrucados quedan frente a frente.
—No hay que ir a clase —propuso Winifred acariciando el cabello de Remus.
—¿Y tus citas con cupido? —preguntó abriendo sus ojos.
—Pueden esperar —murmuró depositando un beso en el puente de la nariz del chico, quien sonrió ante eso.
—Bien, me parece una buena idea —susurró rodeando con delicadeza a Winifred.
—Amo escuchar latir tu corazón —suspiró Winifred—, va rápido... luego lento... rápido... lento —soltó una risita acariciando el pecho de Remus y alzó su cabeza para ver cómo el chico tiene una pequeña sonrisa.
—Sí, bueno, eso es por tu culpa —confesó—, tú haces que mi corazón vaya rápido y luego lento. Mujer si muero será tu culpa —Winifred soltó una risilla aguda y le dio un ligero codazo a Remus.
—Oh cállate —murmuró sonrojada—, que a mi corazón también le pasa lo mismo...
—Ah, entonces es mutuo —dijo con una pequeña sonrisa.
—Sí, es mutuo —afirmó acariciando la mejilla de Remus.
—¡Oigan! —se escuchó la voz de Sirius.
—¿Qué? —preguntaron al mismo tiempo.
Hubo un silencio y Winifred frunció el ceño.
—Hum... tengo condones en mi cajón...
—¡SIRIUS DIJISTE QUE DIRIAS ALGO IMPORTANTE! —le regaño James con voz fuerte y se escuchó un grito de dolor debido al golpe que le dió con un zapato.
—¿Podemos solo ignorarlo? —susurró Remus bastante sonrojado.
—Sí, por favor.
El resto del día fue simplemente maravilloso.
Estuvieron todo el día solos en la habitación de los merodeadores. Winifred le enseñó un poco de su magia, logrando sacar chispas doradas que bañaron a Remus mientras soltaba risas, así como escucharon música a todo volumen mientras bailaban en medio de la habitación y mantuvieron sus miradas por un buen rato, sin sentirse incómodos por el silencio.
Oh, porque el silencio puede llegar a ser una gran compañía.
Y antes de que dieran las cinco, una lechuza entró por la ventana de la habitación.
—¡Hola Kai! —saludó con emoción Winifred dejando de lado las cartas de snap explosivos.
Una vez que Remus le quitó la carta, la lechuza voló hasta Winifred para recibir mimos por parte de la chica.
La pelirroja iba a hacer un comentario a Remus sobre lo linda que es Kai cuando noto la pequeña sonrisa ladeada de Remus al leer la carta.
—¿Todo bien? —preguntó algo tímida.
Él asintió con su cabeza y bajo el pergamino—. Escucha esto —murmuró, hizo sonar su garganta y volvió a levantar el pergamino para leer—. Querido Remus: quizá no te conozco en persona, pero he visto todas las fotos que mamá Hope me ha mostrado sobre ti, sin mencionar las historias que papá Lyall me cuenta todas las noches antes de dormir donde tú eres un protagonista, son realmente increíbles. Debo admitirlo, suenas como un tipo encantador y estoy ansioso por conocerte, no dejo de contar los días por que espero que la pascua llegué pronto. Sé que es tu cumpleaños hoy y es por eso que me he atrevido a escribirte. De todo corazón te deseo un cumpleaños lleno de diversión y espero que comas mucho pastel. Te quiero y espero conocerte pronto, tu hermanito Amory Lupin.
Winifred limpio su lágrima antes de que Remus pudiese verla, pero al ver como el chico fruncía el ceño gateó hasta él.
Entonces noto, como las lágrimas salían de su rostro.
—Oh, Rem —susurró con ternura para abrazarlo con delicadeza.
—Lo siento —se disculpó limpiando su rostro, sin dejar de tener el ceño fruncido—, lo siento es solo qu-que... es solo que yo...
—Fue muy lindo, ¿cierto? —él asintió con su cabeza sin siquiera pensarlo.
—Cuando... cuando era pequeño siempre quise tener un hermanito —murmuró—, y ahora...
—Tienes uno —terminó por él Winifred.
—Tengo uno —susurró con una pequeña sonrisa.
Soltó una risita y permitió que las lágrimas salieran de sus ojos mientras Winifred continúa abrazándolo.
—Tengo un hermanito, Winnie.
—Y serás el mejor hermano mayor, te lo aseguro —susurró para después depositar un tierno beso en los labios de Remus.
—Gracias Win —susurró.
—Por cierto, Rem, yo... te tengo un regalo —mostró una adorable sonrisa y agito su varita algo emocionada.
—Oh Win, no deberías...
Una bolsa entró volando por la ventana, Winifred dio brincos emocionada y la extendió a Remus quien ladeo su cabeza con ternura.
—Espero te guste —susurró algo tímida.
Remus miró con una pequeña sonrisa a Winifred, dentro de la bolsa, había muchas tiras de papel de colores que fue quitando mientras encontraba los diversos regalos. El primero de ellos, fue un suéter de lana color marrón claro, Remus sonrío viendo a la pelirroja.
—Se que te gustan los suéteres tanto como los chocolates —dijo soltando una risita.
—Sí, definitivamente eso es cierto Winnie —al momento de extender el suéter para ver el patrón, unos libros cayeron, pero Remus fue lo bastante rápido para atraparlos—. ¡¿Winnie como sabias que lo quería?! —exclamó con emoción.
La sonrisa de Remus se agrandó leyendo el titular de libro, el cual decía con letra fina «La divina comedia».
—Yo se todo, Rem —respondió con inocencia—, y no es todo —señaló.
Al final, había un paquete con muchas barras de chocolate, desde las mejores de Honeydukes hasta las famosas ranas de chocolate.
—Winnie...
—No fue nada —le interrumpió sonriendo.
Remus estiro su brazo para juntar su mano delicadamente con la de la pelirroja, y la atrapó en cálido abrazo donde besó su cabeza.
—Gracias, Winnie...
💘
El resto de la semana se había pasado volando, Remus había respondido la carta de Amory haciéndole saber lo agradecido que estaba al haberse tomado el tiempo para felicitarlo y claro también asegurarle que él también esperaba ya las vacaciones de pascua para por fin conocerse. Remus estaba muy ansioso, pero no solo él, porque los merodeadores ya estaban preparándole cientos de regalos al pequeño merodeador.
Y Winifred no podía dejar de decir lo bien que se llevaría con Bill (aunque se lleven casi cinco años de diferencia).
Pero, ahora, todos se centraron por un momento en la gran y esperada fiesta de cumpleaños de Remus y James.
—¿Irán a la fiesta de Remus y James? —preguntó Winifred en cuanto abrió sus ojos el sábado 19 de marzo.
—Obviamente —respondió Tamara.
Winifred fijo su mirada en Amelia, quien dejó de peinar su cabello. Soltó un suspiró y alzó sus hombros.
—Quizá —murmuró sin ánimos.
—¡Vamos! Te divertirás —aseguró Tamara—. Has estado haciendo muchos deberes, o lo que sea que haces, debes tomarte un descanso —comentó con una mueca.
La pelirroja sintió un dolor en su pecho al ver como Amelia bajaba su cabeza. Sabía que Amelia estaba pasando más tiempo en la biblioteca que antes, pero es que su tiempo de vida se está agotando.
En septiembre cumplirá 18 años y entonces solo le quedaría un año para desposar a Sirius o morir.
—Será divertido —dijo Winifred con voz queda y algo nerviosa—, prometo no separarme de ti.
—De acuerdo, iré —murmuró soltando un suspiro pesado.
—Genial —susurró Winifred con una pequeña sonrisa—. Iré a buscar a los merodeadores, nos vemos aquí para arreglarnos e ir juntas, ¿sí? —Tamara y Amelia asintieron, Winifred se colocó sus pantuflas para salir corriendo de su habitación.
Esta vez, la fiesta se llevaría a cabo en el aula de desuso del tercer piso y tenían que limpiar un poco para que estuviera lista para la noche.
—¡Hola! —saludó Winifred entrando al salón vacío.
Corrió para abrazar a Peter, beso la frente de James, despeinó el cabello de Sirius y dio un brinco para abrazar a Remus, quien la tomó por la cintura para darle un corto beso en los labios.
—Merlín, no coman frente a los pobres —suspiró James dejando caer sus hombros.
—¡Hoy es noche de fiesta James! —le recordó Sirius—. Podremos salir con chicas... o chicos, o puedes salir conmigo —le guiño un ojo y soltó un codazo divertido.
—Gracias Canuto, pero sabes que...
—Solo tengo ojos para Lily-Flor —le interrumpieron al mismo tiempo Peter, Sirius, Remus y Winifred.
Los cuatro soltaron una carcajada y James negó con su cabeza bastante sonrojado.
—Soy patético, ¿no? —murmuró soltando un suspiró.
—¿Qué dices? No lo eres —dijo rápidamente Winifred, mientras Sirius respondía un «sí, lo eres».
—Vas muy bien de hecho —señaló Remus golpeando a Sirius—, ayer compartieron el sillón en la sala común, y se rió de tu chiste sobre el elfo que jugaba quidditch —le recordó.
—Uh, ¿qué chiste? —preguntó interesada Winifred.
—¡No hay tiempo para chistes! —interrumpió Sirius—. Este lugar tiene que verse digno de una fiesta merodeador y tiene pinta de lugar donde habitan las ratas —comentó cruzándose de brazos.
—¿Peter aquí vives? —preguntó con los ojos abierto James, Winifred soltó una carcajada y el más pequeño de los merodeadores rodó los ojos.
—Muy gracioso, James, muy gracioso.
Limpiaron con música y con los hechizos que Winifred y James sabían fue muchísimo más sencillo dejar limpio el aula. Arreglaron las mesas pegadas a la pared y debajo de estas Sirius escondió dos grandes cajas donde había diversas botellas de alcohol. Arreglaron las sillas para dejarlas pegadas a la pared y con la habilidad de James para la transformación fue capaz de cambiar algunas sillas por sillones.
—Uff, muero de hambre —musitó Winifred viendo como el reloj marcaba la una de la tarde.
—También yo —se quejó Peter.
—Bueno, podemos irnos y llegamos temprano —propuso Remus.
—Suena bien —admitió Sirius.
—Bien, será mejor que me vaya, no quiero morir de hambre —dramatizo Winifred—. ¡Nos vemos por la noche!
—¡Win espera! —le detuvo Sirius, la chica se giró sobre sus talones—. Hum... ¿vendrá Amelia? —preguntó en voz baja, ganándose miradas curiosas y asombradas por parte de sus amigos.
—Ah... sí —musitó ligeramente confundida—. ¿Por?
—Oh, es... nada, solo... —llevó una mano detrás de su nuca y la rasco un poco—. Nada, solo, quiero molestarla, sí, eso —mostró una sonrisa nerviosa y Winifred alzó una ceja sin poder contenerlo.
—Claro, sí eso dices.
💘
Winifred dio brincos por las escaleras, viste un vestido azul cielo que llega por arriba de sus rodillas y tiene unas botas color café con algo de tacón, detrás de ella, Tamara está tarareando y Amelia avanza con sus brazos cruzados.
—Creo que me siento mal —trato de mentir.
—¡Ah no! —se quejó Winifred—. Estabas muy bien hace unos minutos, anda —entre ella y Tamara tiraron de los brazos de Amelia y a rastras lograron llegar al aula del tercer piso.
Donde Sirius y Peter se encuentran recargados en la pared mientras charlan en voz baja, pero Sirius al ver a las chicas caminar en su dirección, se enderezo y su mirada se posó en Amelia, viéndola de arriba abajo y alzando ligeramente sus cejas.
—¡Hola! —saludó Winifred con emoción.
—Que guapas se ven —susurró Sirius sin dejar de mirar a Amelia.
Tamara y Winifred compartieron miradas cómplices.
—Bueno, pasen rápido —indicó Peter abriendo la puerta.
Al adentrarse al lugar, Winifred sonrió puesto que ya lucía mucho mejor a como lo habían dejado por la tarde. La música es buena y aunque es fuerte es posible hablar y ser escuchado; la mesa está llena de snacks y bebidas, y aunque han pasado diez minutos de la hora citada ya hay varios estudiantes disfrutando del ambiente.
—¡Winifred! —una rubia tiró de una pelirroja, Lily se dejó arrastrar por Marlene.
—¡Mar! ¡Lily-Flor! —exclamó emocionada.
Las chicas se saludaron efusivamente.
—Justo estamos buscando a los cumpleañeros —comentó Marlene—, ¿se unen en nuestra búsqueda? Lils quiere darle besitos a James —dijo burlona.
—Oh, cállate imbécil —dijo rápidamente bastante sonrojada.
—¡Quién fuera tú! —bromeo Tamara soltando una carcajada al igual que Winifred.
—Veo una jirafa —señaló Amelia.
Remus acababa de salir de una de las puertas con más cajas y justo se posiciono al lado de James, quien está sirviendo bebidas en vasos.
Y aunque se supone que irían las cinco chicas juntas, Winifred no las espero por que corrió en dirección a Remus.
—¡Hola Rem! —se colgó en la espalda del chico quien soltó una risita y besó repetidas veces su mejilla.
—Hola Win —tomo de las piernas de Winifred que rodean de su cintura y giró un poco su rostro para darle un beso en los labios.
—De nuevo lo hacen frente a mí, tengan respeto —pidió James para después empinarse el vaso de whiskey de fuego.
—Bueno Jamesie, alguien te quiere dar un besito —canturreo Winifred.
El joven se ahogó con el licor y después de toser, alzó su cabeza para ver como Marlene, Tamara y Amelia van caminando hacia él. En cuanto Amelia se movió, dejó ver a la pelirroja de Gryffindor que tanto le quita el sueño.
Con emoción, Winifred rodeo el cuello de Remus para pegar su mentón al hombro del chico y ver con una pequeña sonrisa como sus amigas felicitan tanto a Remus como a James.
—Ah, bien pensando Winifred, colgarte de Remus para que nadie pueda abrazarlo —señalo Marlene.
Bastante sonrojada, Winifred se bajó de la espalda de Remus.
—No era mi intensión —dijo apenada, causando que sus amigas rieran.
—Solo déjanos felicitarlo (de nuevo) y ya puedes seguir colgada de él —aseguró Lily quien abrazo con fuerza a Remus.
Y mientras Lily daba sus palabras inspiradoras a su mejor amigo, Marlene lleno de besos el rostro de James quien suelta risas sin poder contenerse. Amelia también le dio un fuerte abrazo a James y en cuanto Tamara dejo de felicitar al chico, Lily se giró para ver a James.
Winifred tuvo que apretar sus labios para no ponerse a gritar.
—Feliz casi cumpleaños, James —murmuró Lily algo tímida.
—Gra-gracias Lily —respondió algo nervioso.
Torpemente, ambos se dieron un abrazo y el beso que plantó Lily en la mejilla de James lo dejo muy sonrojado.
—Bueno, ¿quién quiere alcoholizarse? —preguntó Marlene con una sonrisa.
Bebieron whiskey de fuego mientras bailaban en el centro de la pista, Remus y Winifred revivieron el momento que habían tenido en la fiesta de Sirius solo que esta vez todo fue diferente, ya que ambos saben lo mucho que se quieren que no les importo demostrarlo frente a los demás amigos y conocidos.
—¡Cumpleañeros a la mesa de bebidas! —ordenó Sirius quien tiene un megáfono mágico en su mano.
James y Remus caminaron juntos a la mesa de bebida, lamentándose lentamente de haber emborrachado a Sirius en su fiesta de cumpleaños porque ahora él se vengaría.
—¡Preparen botellas! —Peter alzó una botella y Sirius le imito—. ¡Diecisiete años equivalen a diecisiete segundos de whiskey de fuego!
—Mierda —dijeron al mismo tiempo James y Remus.
La mirada del hombre lobo se encontró con la de Winifred, la chica tiene una mano en su boca mientras está soltando risitas.
—¡Abran sus bocas! —ordenó—. Quien la cierre antes de tiempo, tendrá que iniciar —advirtió—. ¡Corre tiempo!
Todos comenzaron a contar los diecisiete segundos, sin tanta prisa, pero tampoco sin hacerlo lento, mientras más se acercaban al límite de tiempo se escuchaban más gritos de emoción y en cuanto llegaron a diecisiete, James y Remus tuvieron que cerrar sus bocas y alejarse porque Peter y Sirius seguían empinando la botella, aun cuando el tiempo ya había pasado.
—¡VIVAN LOS CUMPLEAÑEROS! —exclamó emocionado Sirius.
—Sirius es un bastardo maldito —dijo Marlene con una sonrisa.
—Lo es —dijo una tercera voz, Marlene chillo emocionada al ver a Dorcas.
—¡Creí que no vendrías!
Y antes de que Winifred pudiese decir lo lindas que se ven juntas, Dorcas se llevó a Marlene de la mano hacia la pista de baile para comenzar a bailar.
Winifred se hizo pasar entre las personas que felicitaban a Remus y a James, la chica soltó una risita al ver como Remus limpia su camisa con una servilleta debido a que se encuentra mojado a causa del whiskey.
—Sabes que hay un hechizo, ¿cierto? —preguntó burlona.
Él suspiró bajando sus hombros—. Sirius tiene mi varita —explicó.
—Ahora todo tiene sentido —dijo divertida, camino hasta Remus y se paró de puntitas para darle un beso mientras una pequeña sonrisa aparece por sus labios.
—¿Qué? —preguntó ligeramente confundido.
—Tus ojos se ven pequeños —señaló—, te hace ver aún más tierno —dijo soltando una risita.
—Hum, también estoy ligeramente mareado —admitió haciendo que Winifred soltará una risita.
—Venga, vamos a sentarnos.
Guió a Remus hasta uno de los sillones, Winifred se hinco en el sillón para quedar frente a Remus e inclinó un poco su cabeza para darle un beso.
—Te quiero demasiado —dijo Remus en voz muy baja.
—Yo también te quiero, Rem —respondió Winifred rozando su nariz con la del chico.
Paso sus manos por el cuello de Remus y él la tomó delicadamente por la cintura para continuar con besos lentos y realmente románticos, sintiéndose embriagada por aquellos labios que tienen un delicioso sabor a whiskey de fuego.
—Me gustan tus besos sabor a whiskey —admitió Winifred soltando una risita.
—¿Solo cuando saben a whiskey? —preguntó Remus alzando una ceja, Winifred negó con su cabeza y rozó sus labios con los del chico.
—No, en realidad, siempre me gustan tus besos.
Nota de autora:
Cada que escribo de esta fic me dan ganas de hacer la noviacion, pero mi inestabilidad mental y emocional me lo impide jasidjs y pues no conozco a matthew gray gubler, así que chiste xd
anyways, espero les haya gustado ✨💖
Lots of love, Cici x
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