xxi. adoptive brother? cursed?




21. ¿hermano adoptivo? ¿maldición?


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Dos pelirrojas se encontraban caminando tomadas del brazo mientras miraban por todos lados en busca de algo, en realidad, alguien. El uniforme de Gryffindor y Hufflepuff contrastaba muy bien mientras Lily y Winifred preguntaban si es que no habían visto a Remus Lupin, pero al parecer, el chico no estaba por ningún lado. 

Después de haber tenido una charla muy larga acerca del secreto que les guarda Remus, se habían decidido en por fin hablar con él para aclarar las cosas, ya que está claro que ambas se preocupan demasiado por él y aunque Lily lo considera como su mejor amigo, Winifred tiene un sentimiento más fuerte que el de la amistad.

Y ya es hora de que Remus les diga que es un hombre lobo.

La cuestión es que encontrarlos es bastante complicado.

—Deben de estar en la sala común —murmuró Lily con una mueca al no verlos en el patio.

Habían recorrido ya los terrenos, aulas y el Gran Comedor del castillo. Winifred soltó un suspiró pesado y se dejó guiar por Lily en dirección a la sala común de los leones.

—Helado Levitador —dijo Lily con voz firme.

La dama gorda miro con algo de recelo a Winifred quien ondeó su mano en forma de saludo para atravesar el agujero que le permitió la entrada a la acogedora y cálida sala común de los leones, para después señalar a quienes buscaba.

—¡Winnie-Freck! —saludó Sirius desde un sillón.

Winifred tomó la mano de Lily para acercarse a los merodeadores dando brincos. La Hufflepuff miro con una sonrisa a las chicas que rodean a los famosos y guapos merodeadores y soltó una risita tierna.

—Hola niños, hola chicas.

Se dedicó a hacer lo de siempre.

Beso la mejilla izquierda de James mientras despeinaba su cabello. Dio un beso en la frente de Peter haciendo que las chicas soltaron un «aw» y se pusiera ligeramente sonrojado. Beso el puente de la nariz de Sirius quien la arrugó sintiéndose incómodo debido a que puede espantar a sus conquistar y al llegar a Remus rodeo con su brazo el cuello de chico para plantarle un cálido y tierno beso en su mejilla.

Un beso que hizo recorrer una electricidad en todo el cuerpo de Remus.

—Que adorable —dijo con ternura Maya Williams, una guapa morena de séptimo año que se encuentra viendo de reojo a James.

—Lily ven aquí —Winifred jaloneo a Lily hasta hacerla sentar a su lado.

—¿Qué las trae por aquí? —preguntó Sirius pasando su brazo por los hombros de Winifred—. Más bien a ti, cariño —señaló a la Hufflepuff.

—Estábamos buscando a Rem —respondió pegando sus rodillas a su pecho.

—¿Buscando? —Remus miro a Lily que asintió.

—Sí —la voz de Lily salió ligeramente más aguda debido a la intimidad que se siente al estar entre los merodeadores y el grupo de chicas.

—Queríamos hablar contigo de algo importante —dijo Winifred dando un toque misterioso y abriendo sus ojos.

Pero se vio distraída cuando de la ventana entraron mariposas.

—¡Oh, que lindas! —señaló con emoción a una de las mariposas negras

—¡Ay no! ¡Las mariposas negras significan muerte! —chilló horrorizada una de las chicas.

Winifred frunció el ceño—. Hum, no, la muerte significa la muerte... una mariposa negra significa que es una mariposa negra —respondió obvia haciendo que James comenzara a reír.

—Me gustan las mariposas negras —aseguró James.

—Me gusta todo lo que sea negro —respondió Sirius alzando los hombros.

—Entonces, ¿para qué me buscaban? —preguntó Remus dejando de lado a sus amigos que hablan del color negro.

—Bueno, es algo... privado —musitó Lily.

—Oh... ¿quieren ir a la habitación? —preguntó señalando hacia arriba.

—Bueno...

—¡Andando! —respondió Winifred parándose de un brinco.

—Hey, ¿a dónde van? —preguntó Sirius.

—Cosas de adultos —informó Winifred haciendo muecas y jalando a Remus y Lily para que suban rápidamente las escaleras.

—Exactamente, ¿qué tan seguido vienes a la sala común? —preguntó divertida Lily al ver como Winifred se detuvo exactamente en la puerta de los chicos.

—Muy seguido —respondió abriendo la puerta.

Fuchi —susurró Lily viendo a Winifred quien tiene su nariz dentro de su blusa para no respirar el aire.

—Oh, perdonen el olor, estuvimos tratando de mejorar una bomba fétida pero obviamente no salió tan bien —musitó Remus con una sonrisilla abriendo las ventanas.

—Deben de dejar los experimentos —aseguro Winifred acercándose a la ventana.

Lily se apoyó en uno de los postes que cuelgan del dosel de la cama y se cruzó de brazos viendo a Winifred y luego a Remus.

—¿Y bien? —preguntó Remus abriendo una barra de chocolate.

—¿Cómo iniciamos? —susurró Winifred jugueteando con sus manos.

Lily soltó un suspiró—. Remus, sabemos tu secreto.

La barra de chocolate cayó al piso. Remus parpadeo varias veces viendo la barra en el piso y Winifred corrió para levantarla, tomó la mano del chico y se encargó de que sujetara con fuerza de la barra con chocolate.

—¿Qué? —preguntó con el ceño fruncido y mirando los ojos de Winifred.

Ella asintió.

—Sí, lo sabemos —dijo con algo de ternura.

—No entiendo, ¿qué secreto? —preguntó tratando de no tartamudear.

La puerta se abrió dejando ver al resto de los merodeadores. Al ver la seriedad en la situación Sirius y James dejaron de sonreír y Peter miro con preocupación a su amigo.

—¿Qué está pasando aquí? —preguntó Sirius con el ceño fruncido.

—Platica de adultos, Sirius —respondió Winifred suspirando.

—Bueno, sabemos su secreto —aclaró Lily.

—¿Ahora es plural? —indagó Winifred ladeando la cabeza y viendo a los merodeadores.

—¿Qué secreto ratón de biblioteca? —indagó Sirius cruzándose de brazos y caminando hacia Lily con el ceño fruncido.

—Oye no le hables así —le defendió Winifred.

—No es un insulto, es un halagó. Al menos sí sé leer —respondió a la defensiva Lily.

—Cuidado con tu tono de voz, Evans —le advirtió Sirius.

—Canuto —gruñó James detrás de su amigo.

El mayor del grupo rodó los ojos—. Lo olvidaba, tu protegida —susurró burlón.

—Puedo protegerme sola, gracias —respondió Lily mirando fijamente a Sirius—. Como sea no venimos a hablar con ustedes...

—Pues es nuestra habitación, tenemos derecho a quedarnos —replicó Sirius—. Aparte, Remus, ¿quieres que nos vayamos?

Pero Remus no respondió, su mano se encuentra entrelazada con la de Winifred y lo peor es que no sabe en qué momento sucedió eso. Miro a cada chico y a las chicas en la habitación para tratar de asimilar lo que está sucediendo.

Y antes de que pudiera hablar, una lechuza entró por la habitación.

—Hola Kai —saludó Remus levantándose.

Miro a Winifred y luego a sus manos. La chica entendió que tenía que soltarlo y así lo hizo un tanto sonrojada. 

—¿Les importa? Papá dice que es urgente —murmuró señalando el sobre.

—Adelante, será mejor irnos —musitó Lily tomando a Winifred.

—No, yo... me gustaría explicarlo —confesó Remus—, por favor, esperen —suplicó.

—¿Quieren galletitas? —ofreció Peter.

—No tienen olor a bomba fétida, ¿o sí? —preguntó Winifred ladeando una sonrisa.

Peter se llevó el paquete de galletas a la nariz es hizo una mueca.

—Sí, mejor no les ofrezco nada —murmuró haciendo que Winifred y Lily rieran.

—¿¡QUÉ?! —los cinco brincaron y miraron a Remus un tanto preocupado.

El chico soltó una palabrota y llevo sus manos a su cabeza. Rápidamente Winifred corrió hacia él y Sirius por la carta.

—Rem, ¿estás bien?, ¿está todo bien? —preguntó preocupada.

Tomo las mejillas de Remus, su mirada muestra confusión y desesperación; así como algo de preocupación.

—Santa mierda —susurró Sirius.

—¿Qué? ¿Qué? —preguntó rápidamente James.

—Mis papás adoptaron un niño —dijo Remus con el ceño fruncido.

—Espera, ¿qué? —susurró Lily un tanto perpleja.

—Dices que...

—Tengo un hermano adoptivo —habló en voz baja—. Desde enero —murmuró sin poder creerlo—. ¡Desde enero mis padres adoptaron un niño! ¡Un niño que se encontraron por ahí! —exageró— ¡Oh, me lo llevo! —recreo una pequeña escena tomando un peluche para después lanzarlo a la pared. 

—Bien, Rem, te estas alterando un poquito —musitó Winifred—, respira conmigo —pidió tomando aire.

Remus le imito mientras sus manos tiemblan ligeramente.

—Bueno, no puede ser tan malo... ¿oh sí? —se preguntó Peter.

—Tiene once años y es un hombre lobo, ¿en serio crees que no puede ser malo? —lo dijo tan rápidamente que no le importo que Lily y Winifred escucharan aquello.

—Por Godric —reaccionó James con sorpresa.

Lily y Winifred compartieron miradas.

—Bueno... pero... ¿no dicen porque lo adoptaron? —preguntó Winifred acariciando la mano de Remus.

Él negó con su cabeza—. ¿Qué carajos pensaban? ¿Qué? Apenas y... no... es muy... —balbuceó un par de veces. Winifred tomó asiento a su lado y recostó su cabeza en el hombro de Remus.

—Quizá no entraron en más detalles porque... porque quieren explicártelo en persona.

Remus no respondió. Soltó un suspiro pesado y dejo caer su cabeza en la de Winifred para permanecer en silencio, Lily codeo a Sirius y luego a James, miro a Peter señalando la puerta.

Lo mejor era dejarlos solos y eso fue lo que hicieron.

—Veras que pronto te darán una explicación —susurró Winifred acariciando la mano de Remus.

Se separaron lentamente, Winifred estiró su brazo para acariciar con ternura la mejilla de Remus, quien sigue teniendo esa expresión de confusión en su rostro.

—Su nombre es Amory y lo adoptaron desde enero, Winifred, enero —susurró.

—Lindo nombre, Amory —musitó ladeando una sonrisa, Remus alzó una ceja—. Mira, quizá Amory necesita amor, necesita un hogar, quizá necesita estabilidad, y... tiene once años Remus, es un niño —dijo sonriendo con ternura—, y ahora tienes un hermanito...

—No sé cómo es tener un hermano —confesó cubriendo su rostro con sus manos.

—Es como con James, Sirius y Peter... —respondió con ternura. Remus bajo sus manos para ver a Winifred.

—Un hermanito, Merlín —cerró sus ojos y suspiró.

—Velo por el lado positivo, tendrás alguien con quien divertirte en el verano —le dijo tratando de animarlo—, tengo tres hermanos y una hermana, los veranos cuando viviamos juntos eran increíbles. Claro que, como soy la pequeña por default soy la consentida, quizá te quiten de ese trono —Remus frunció el ceño, nada contento—, pero... al menos habrá alguien ahí con quien jugar quidditch o alguien con quien hacer bromas. Alguien con quien leer y a quien contarle historias o con quien jugar ajedrez mágico —alzó los hombros sin quitar esa sonrisa.

—No quiero que me quiten el trono —musitó ligeramente molesto, Winifred soltó una risita y miro a Remus sin poder creerlo.

—Ay Remus... creo que será lindo, te lo aseguro —dijo sonriendo—, tengo un presentimiento y... las cosas siempre suceden por algo —le animó—. Ahora, ¿te parece si vamos a caminar por los terrenos del castillo? —preguntó ladeando su cabeza.

—Me parece bien —respondió suspirando.

Ambos se pararon de la cama y Winifred tomo ligeramente la mano de Remus, lo miro en la espera de alguna reacción negativa, pero él solo entrelazo aún más su mano con la de Winifred, para así salir juntos de la habitación.


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Ser amiga de prefectos tiene bastantes privilegios y Winifred lo sabe. En su camino al lago negro donde quedó de encontrarse con Amelia se topó con los Premios Anuales, Frank y Alice quienes dejaron pasársela a Winifred porque también estaban teniendo una caminata romántica bajo la luz de las estrellas como para pedirle que se vaya a su sala común.

Aparte, se dirige al lago no al bosque prohibido.

—¡Hola Lia! —saludó con una sonrisa sentándose a su lado.

Borro su sonrisa al ver como Amelia se encontraba llorando. 

—¿Amelia? —preguntó preocupada y tomándola de su brazo con cariño.

Amelia se abrazó de Winifred sin siquiera decir palabra alguna, no lo pensó dos veces para rodear a su amiga en un abrazo y comenzar a acariciar su cabello con ternura.

—Tranquila, todo estará bien —susurró—, por favor llora, libera tu corazón, deja fluir todo ese dolor —su voz suena calmada, tierna, como una hermosa melodía y mientras acariciaba el cabello de Amelia, pequeñas chispas doradas salen de sus dedos.

Como por arte de magia, Amelia comenzó a tranquilizarse mientras prestaba atención a la voz de Winifred, inexplicablemente, comenzaba a sentirse mejor. Se separó lentamente y con ayuda de Winifred fue capaz de limpiar todas esa lagrimas que habían resbalado por sus mejillas.

—¿Qué ocurre? —preguntó con ternura—. ¿Es por lo de Sirius? Deberías olvidarlo él ya no lo recu...

—No es por lo de Sirius —le interrumpió sorbiendo sus mocos.

—Dime, ¿qué es lo que te hace sentir tan mal? —Winifred acarició su brazo, Amelia tomó aire y dejó derramar una lágrima para comenzar a hablar. 

—Cuando tenía ocho años conocí a Walburga Black —Winifred frunció el ceño y miro sin entender a Amelia—, y desde que la vi... supe que era de ese tipo de personas que uno tenía que tratar con cuidado —limpió una lágrima antes de que saliera de su ojo—, yo no entendía en ese entonces por que la estaba conociendo o... qué es lo que estaba sucediendo —confesó—, yo... yo no sabía que... —apretó sus labios con fuerza y ahogó un sollozo.

Winifred tomó la mano de Amelia mientras de los ojos azules de la pelirroja salen gruesas lágrimas tras sentir el sufrimiento de su amiga, lágrimas que poco a poco comenzaron a guardarse en su collar.

—Winnie... estoy... no sé que palabra utilizar... yo... 

—Vamos, respira conmigo, ¿sí? 

Ambas tomaron un poco de aire y una vez que Amelia logro regular su respiración, alzo su cabeza para ver a los ojos de Winifred.

— Winnie yo estoy... yo estoy maldita —masculló. 

Winifred ahogó un grito asustada.

—¿¡Qué!? —chilló horrorizada y confundida.

—Hace unos años un Black maldijo a una de mis antepasados —susurró—, porque... les insultó (a los Black) diciendo que eran solo enfermos puristas... y... ella, esta señora Black, n-no  recuerdo su nombre —murmuró tragando saliva—, ella la maldijo diciendo que un Bones terminaría desposando a un Black...

—No —susurró Winifred negando con su cabeza sin querer creerlo.

—... al maldecirnos dijo que la niña estaría unida al Black nacido de un matrimonio que sea puramente Black...

—¿Qué? —preguntó sin entender y parpadeando varias veces.

—Sí —susurró—, la maldición brotaría cuando nazca un Black, que solo sea Black —musitó—. Walburga Black se casó con su primo segundo Orion Black —explicó, causando que Winifred abriera sus ojos—, ambos son Black y procrearon dos hijos que solo tienen por apellido Black —susurró bajando su mirada a sus manos, sus ojos comenzaron a arder debido a que se encuentra reteniendo sus lágrimas.

—¿Estás diciendo qué...? —Winnie ahogó un grito cubriendo su boca con sus manos.

—Si al cumplir los diecinueve años no me caso con Sirius Black... —mordió su labio internamente mientras las lágrimas vuelven a salir de sus ojos.

—Vas a morir —terminó Winifred la oración permitiendo que sus lágrimas caigan de sus ojos.

Amelia asintió con su cabeza sin pronunciar palabra alguna, volvió a ser abrazada por Winifred esta vez acompañada del llanto de la joven pelirroja.

—La noche... la noche que tuvimos sexo —susurró con voz clara—, Sirius me prometió que no me dejaría morir —cubrió su rostro soltando un sollozo lleno de dolor—, me pr-prometió una buena vi-vida y-y ser un buen esposo...

—Yo sé que Sirius puede hacerlo —susurró Winifred—, es un gran hombre, es maravilloso cuando se lo propone...

—¡No puedo hacerle esto! —se escandalizo—. ¡Por más que lo odie, por más que...! —Amelia tiró de su cabello frustrada—. No puedo arruinarle la vida, no de esta forma...

Winifred soltó un suspiro pesado tomando las manos de su amiga.

—Amelia, te prometo que intentaré romper esa maldición —susurró.

—¿Qué dices? No es posible, se hizo hace años...

—Lo haré, lo voy a intentar, sé que lo lograre —susurró Winifred.

—Win, amor... en septiembre estaré cumpliendo los dieciocho años, no queda mucho tiempo, solo...

—¿¡Crees que te voy a dejar morir?! —exclamó horrorizada—. ¡Amelia eres mi mejor amiga! ¡Claro que no te dejaré morir! —dijo sin poder creer lo que dice su amiga.

—Win solo... no quiero una vida horrible —susurró limpiando sus lágrimas.

—No será horrible, yo sé que no. Por favor, solo... confía en mí —suplicó Winifred tomándola con fuerza de las manos.

—Siempre confió en ti, Winnie —respondió permitiendo que sus lágrimas salieran nuevamente recorriendo su rostro, la voz de Amelia tembló y sollozo cubriendo su boca—. Tengo miedo, Winnie, tengo mucho miedo —admitió escondiéndose en el pecho de su amiga.

Winifred soltó un suspiro pesado y se aferró con fuerza de Amelia.

—Nada te pasará. Te lo prometo Amelia, lo juro.


💘


Winifred movió su pierna nerviosa, está ignorando sus deberes, aunque tiene muchísimos y se está retrasando debido a sus clases con Dumbledore; sin mencionar que ha estado leyendo demasiado acerca de las maldiciones y según los libros no se pueden romper.

Pero ella es especial, debe poder hacerlo, por que no va a permitir que su mejor amiga sufra, no de esa forma.

—¿Estás bien, Winnie? —preguntó Sirius tomando asiento frente a ella en la biblioteca.

—¿Cómo sabías que estaba aquí? —curioseo.

—Mapa, duh —respondió obvio, Winifred agito su cabeza.

—Cierto —murmuró bajando su mirada.

—Win, ¿estás bien? —preguntó curioso, estiró su mano para tomar la de su amiga—. Demonios Winnie, estas caliente —preocupado se estiró para tocar la frente de la chica—. Tienes fiebre, deberíamos ir con Pomfrey...

—No, solo, estoy pensando —murmuró con pocos ánimos—. Me siento bien —aseguró mirando un particular grupo de estudiantes que estaban haciendo los deberes juntos.

Pero su mirada se encuentra fija en Amelia. Winifred no es nada tonta y se ha dado cuenta que Amelia va cambiando cada vez más, en realidad, lleva tres días ya sin salir de la biblioteca por que es el único lugar que desea pisar, con la esperanza de encontrar algo entre los grandes tomos de libros. 

Desvió un poco su mirada para ver a Remus, el chico tiene un pequeño pedazo de chocolate en la boca y la vista enfocada en su libro.

—Ah, Remus ¿eh? —preguntó coqueto—. Se están tardando...

—No sé de qué hablas —murmuró sintiendo su rostro arder (aún más).

—Vamos Winnie, ya sabes a qué me refiero... tú y Remus, dándose besitos bajo un árbol...

—Eres un idiota —susurró negando con su cabeza—. No es...

—Oh mi querida Winnie —dijo con voz algo pomposa y romántica—, así como tú ayudas a todos en Hogwarts me encargaré de ayudarte a conquistar a ese pobre lobito...

—¿Qué has dicho? —preguntó frunciendo el ceño.

—Que te ayudaré a conquistar a pobre tontito —se corrigió rápidamente, haciendo sonar su garganta.

—Sí, claro —susurró—, Sirius solo... déjalo así, no es un buen tiempo para Rem y...

—Entonces si te gusta —le apuntó con un dedo.

Winifred rodó los ojos y desvió su mirada a Amelia, su pierna comenzó a moverse frenéticamente de tan solo recordar la charla que habían tenido hace unos días en el lago.

—¿Win? —susurró Sirius preocupado.

La mesa comenzó a temblar, el pie de Winifred iba cada vez más rápido y las velas comenzaron a parpadear. Todos comenzaron a notar que algo raro estaba sucediendo y más de uno se paró con su varita en mano dispuesto a atacar, pero en cuanto Remus noto como la mirada de Winifred se encontraba perdida y sus manos temblaban por encima de la mesa corrió rápidamente hacia ella.

—Winnie, Winnie —susurró preocupado.

—¿Qué le ocurre? —preguntó Sirius ligeramente confundido al no entender lo que estaba pasando. 

Remus la tomó entre sus brazos para darle un fuerte abrazo susurrando en su oído que todo estaría bien y mientras más lo decía más lograba calmar a la joven.

Hasta que perdió la conciencia y si Remus no hubiese seguido aferrada de ella hubiese terminado en el suelo.








Yo les dije que Amerius iba a ser real, pero nunca les dije como, je, je.

Besitos, Cici x

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