xvii. cupid and acts of love


17. cupido y actos de amor

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El mes de febrero es sin duda alguna el favorito de Winifred, no solo por el hecho de que es su cumpleaños (en realidad, siempre termina olvidando que se celebra su cumpleaños), sino porque es la celebración del día del amor y la amistad.

Su festividad favorita.

—¿Qué le vamos a hacer a Winifred? —preguntó Peter cuando vio a la pelirroja entrar dando brincos al lado de Tamara al Gran Comedor. Las dos Hufflepuff se ven bastante feliz, mientras que detrás de ellas, con su expresión seria se encuentra Amelia.

—¿Amelia se puso más buena? —preguntó Sirius.

Recibió tres golpes por parte de cada uno de sus amigos.

—Concéntrate animal, piensa con la cabeza de arriba, ¡la de arriba! —chasqueo James sus dedos, Sirius asintió con la cabeza, algo adolorido—. Fiesta sorpresa, ¿o qué? —propuso con una sonrisa.

—Hay que recordar que también es San Valentín —comentó Remus—. Si hacemos una fiesta, entonces...

—Tendríamos que invitar a todo Hogwarts —Sirius rodó los ojos al ver como Winifred tomaba asiento en la mesa de Ravenclaw—. Debe existir una palabra superior a popular...

—Sirius, Win no es solo popular, ¿quién no la amaría? —preguntó Peter—. Es como... parte de su don, ¿saben? Que todos la amen.

Remus y James compartieron miradas cómplices debido a que se habían enterado del pequeño secreto acerca del verdadero don de su amiga algunos días atrás.

—Es que ni siquiera se esfuerza por caerle bien a las personas —reconoció Sirius—. Como sea, cumple diecisiete años, ¡es una edad muy importante!

—Sirius no grites —dijo entre dientes Remus.

—No nos hará caso, debe estar hablando del amor, véanla —señaló.

Los cuatro posaron su mirada en la pelirroja que se encuentra en la mesa de Ravenclaw, junto con Dorcas y Marlene, mientras una enorme sonrisa deja ver sus relucientes dientes blancos y hay pequeñas arrugas en las orillas de sus ojos por tanto sonreír.

A Remus le fue imposible no sentir como los latidos de su corazón comenzaban a acelerarse tras ver aquella hermosa sonrisa, incluso aun a la distancia podía reconocer la peculiar risa de Winifred. Es como música para sus oídos, tan melodiosa y delicada...

—¡Reacciona imbécil! —Remus dio un brinco y achino sus ojos mirando a Peter, mientras James y Sirius se carcajeaban.

—Merlín, por favor, por lo que más quieras, nunca me permitas enamorarme —rezó Sirius mirando al techo con sus ojos cerrados.

—Imbéciles —gruño Remus.

—Estamos hablando de los regalos a Winifred. Peter dice que le va regalar un cofre para su bola de cristal...

—¡Peter, cada año le das uno nuevo! —dijo Sirius divertido.

—Bueno, le gustan —respondió alzando los hombros.

—Yo pienso regalarle un libro de obras románticas —continuó James sonriendo.

—¿Y tú qué sabes de obras románticas? —preguntó Sirius con una ceja alzada.

—Bueno, voy a pedir ayuda —murmuró llevando su mano a su nuca.

Ligeramente giro un poco su rostro para ver a Lily Evans, que se encuentra no muy lejos de los merodeadores y frente a ella está Amelia.

—Ándale, ¿cómo planeas hablarle? —preguntó Peter divertido.

—Bueno... sigo planeando eso —musitó ligeramente sonrojado.

—Pídele ayuda a Winifred —agregó Sirius sin poder aguantar una risa burlona.

—Oh... —los ojos de James se abrieron de golpe, recordando que debía haber tenido su cita con cupido hace mucho tiempo.

Bueno, hace como dos o tres semanas, pero ese es tiempo perdido.

Winifred a diferencia de los merodeadores no estaba hablando de su cumpleaños o san valentín, sino de  las vacaciones que pasarían juntas Dorcas y Marlene en Francia, con la familia de Meadows, algo que para Winifred resulta bastante romántico.

Pero la conversación se vio interrumpida cuando James arrastró el banquito al lado de Winifred, tomando asiento a su lado, para cubrir su boca con sus manos y acercarse al oído de la pelirroja y susurrar.

—¿Cita con cupido?

Al separarse, Winifred ensanchó su sonrisa y asintió con su cabeza frenéticamente.

—¿Te parece a la hora de la cena? —propuso la pelirroja.

—Sí, sí, sí —James asintió con su cabeza repetidas veces, sin poder contener su emoción—. Te veo en el retrato de la dama gorda.

—Es una cita.

—¡Eres la mejor! —sin poder contenerse, abrazo a Winifred con emoción y beso su cabeza para pararse en un brinco y caminar nuevamente a la mesa de los leones, donde sus amigos los veían confundidos.

—¿Acaso James superó a Lily y ahora eres tú su nueva conquista? —preguntó Marlene con voz coqueta y fingida.

—Woo, plot twist —dijo Dorcas divertida, al ver la cara de espanto de Winifred.

—¿Qué les pasa locas? —preguntó asustada, mientras ambas amigas comenzaban a reír—. Obvio no, es solo que Cupido debe conocer a James —explicó con una sonrisa.

—¿Cuándo conoceré yo a cupido? —curioseo Dorcas. Marlene miro de reojo a su amiga y Winifred junto sus manos.

—¿Estás lista para conocerla? —indago con voz misteriosa.

—Eso dio miedo, creo que no...

—Hey, ¿vamos al lago antes de la clase de Encantamientos? —preguntó Lily llegando junto con Amelia, Tamara y Mary.

—¿Es una cita? —preguntó coquetamente Marlene.

—Ew, suenas como Black, no vuelvas a hacer eso —pidió Amelia con el ceño fruncido, mientras las tres chicas se paraban de sus asientos en la mesa de Ravenclaw.

—¿Por qué? ¿Te excite acaso? —bromeo con diversión.

—Ew, eres como Black en mujer —se corrigió Amelia haciendo que las seis chicas comenzaran a reír.

—Solo que rubia, más sexy y tengo pechos y vagina...

—Ya cállate y camina.

A Winifred le fue imposible no comenzar a reír, giro un poco su cabeza para ver como los merodeadores veían el grupo de amigas tan peculiar, y ondeó su mano en forma de despedida, sin poder evitar mirar específicamente a Remus.

—Ya dile que lo amas —resoplo Amelia rodando los ojos.

—¿Qué dices? Yo no lo amo —agregó rápidamente con voz aguda. 

La chica de cabello azabache soltó una risilla y entrelazo su brazo con el de su amiga.

—Sí, claro, lo que digas —musitó rodando los ojos.


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Era la hora de la cena, pero Winifred no se encontraba en el Gran Comedor, ya que estaba esperando fuera del retrato de la Dama Gorda a uno de sus mejores amigos o más bien dicho a su cliente.

—¡Hola! Siento la tardanza —se disculpó James llegando un poco agitado—. Estaba... haciendo deberes en la biblioteca —mintió de manera inocente.

—Sí, claro —ironizó Winifred divertida—. Bien, ¿tienes algún lugar en mente?

—Pues mi habitación, los merodeadores están cenando y nadie nos va a interrumpir —aclaró con una sonrisa.

—Donde usted diga, señor Potter.

—Vaya, ¿así eres con todos tus clientes? —preguntó divertido.

—No, este es un trato super-extra-especial por sé tú —comentó codeando el brazo del chico tras guiñar. 

—Alimentas mi ego —bromeó James—. ¡Bundimun! —dijo a la dama gorda, que mostró el hueco al interior de la sala común de Gryffindor.

La cual Winifred ya conocía y estaba bastante acostumbrada a ver.

Había pocos estudiantes en la sala común, los cuales Winifred saludó con una sonrisa mientras mueve su mano de un lado a otro. Siguió a James por las escaleras hasta dirigirse a las habitaciones de los chicos, en donde subieron para llegar a la puerta que alberga el dormitorio de los alumnos de sexto año.

Al entrar, Winifred camino al centro de la habitación para sentarse en el piso, James un tanto nervioso (debido a que nunca antes había presenciado el poder y la magia de Winifred), le imito.

—James, siento tus nervios y me provocan picazón, relájate —pidió con una pequeña sonrisa.

—Lo siento, es solo que... me da nervios saber que tú lo sabes —musitó avergonzado.

—Mira, te voy a explicar que va a suceder —Winifred agito su varita y del cofre salió volando una bola de cristal, la cual se postró en el soporto de oro con corazones—. Quizá no pronuncie palabra alguna, pero con mi preciada bola de cristal podré ver la conexión entre tú y Lils...

—¿Conexión? —susurró perplejo.

—... así que te recomiendo que no me vayas a hablar ya que puedes hacerme perder el rumbo y no es agradable cuando eso pasa —admitió con una ligera mueca—. Fuera de eso, de mis manos saldrán chispas, es súper normal —James abrió los ojos, perplejo.

—¿Y alas?

—¡No, James! —exclamó divertida—. No puedo creer que tarde como un mes en poder cumplirte la cita con Cupido —ella suspiró e hizo de su cabello un chongo despeinado. 

La habitación quedó en silencio.

James no podía ni siquiera pestañear. Observaba como Winifred pasaba sus manos delicadamente por su bola de cristal. Winifred ni siquiera sabía por que lo estaba haciendo, ella ya sabía que Lily y James serían ese amor que perduraría incluso más allá de la muerte.

Pero quería mostrarle como son las citas con Cupido.

Cerró sus ojos, sus manos chispearon un color oro rosa, James se inclinó un poco sorprendido al ver como la bola de cristal mostraba una niebla en su interior; los ojos de Winifred cerrados se movían de un lado a otro, parpadeando con rapidez causando que James se sintiera curioso y asombrado.

Winfred los vio bailar en la fuente del patio de la torre del reloj, los vio corriendo a la orilla del lago negro, sonrió sin poder evitarlo al ver como James colocaba un anillo de compromiso en el dedo anular de la mano izquierda de su amiga.

Tomó aire y sus ojos azules se abrieron de golpe. James dio un brinco, abrazando su almohada y mirando con asombro a su amiga.

—¿Qué viste? —susurró James.

—No te lo diré —dijo divertida.

—¡Pero Cupid...! ¡Digo, Winnie! —se corrigió chillando cual niño pequeño y haciendo una rabieta.

—Merlín Santo, eres un niño —dijo soltando una risita burlona—. Mira James, solo quería... bueno, en realidad solo quería que vieras como trabajo —admitió sin mirar burlona al joven.

—Para después burlarte de mí, ¿no es así? —resopló con los brazos cruzados y mirada triste—. Oh soy un patético enamorado de una hermosa chica que nunca me hará caso —dramatizo.

—Por las barbas de mi abuelo Deaton, ¿también otro dramático? —preguntó cruzándose de brazos.

—Solo dilo. Di que quedaré soltero de por vida viviendo en un departamento teniendo de roomie a Sirius, quien seguirá con su vida de promiscuo mientras invita a chicos y a chicas a la casa para que tengan sexo con él y yo estaré gordo, calvo y más ciego...

—¡Cállate! —pidió Winifred con voz aguda mientras cubre sus oídos.

James hizo un puchero bajando su cabeza y Winifred negó rápidamente con su cabeza, soltó un suspiro pesado y cubrió su rostro, con algo de desesperación.

—Me voy a arrepentir de esto —susurró.

Él chico frente a ella alzo su cabeza rápidamente, pestañeo un par de veces y miro con esperanza a Winifred.

—Tú y Lily...

—¿Sí? —preguntó con voz temblorosa.

—Tú y Lily son de esas almas que estarán juntas incluso más allá de la muerte —susurró con una pequeña sonrisa.

James no pareció reaccionar.

—¿Estás bien? —preguntó preocupada.

—T-t-u... es-estás d-dice... —balbuceo, no podía formular palabra alguna y Winifred sonrió con ternura al verlo tan sonrojado.

—James, tú y Lily están destinados a estar juntos, unidos desde el momento en que nacieron —aclaró con voz romántica.

Parpadeo varias veces. James relamió sus labios y los apretó mientras sus ojos se cristalizan y una sonrisa se expande en su rostro.

—¿Lily y yo? —Winifred asintió con una pequeña sonrisa—. ¿Juntos?

—Así es, juntos.

—Juntos —susurró con una sonrisa boba. 

Cubrió su rostro, completamente apenado, mientras dejaba soltar varios gritos sintiéndose emocionado. Winifred se hinco y se acercó a James para envolverlo en un fuerte abrazo.

—Te entiendo Jamesie, es emocionante, el amor —le reconforto al escucharlo sollozar.

Al separarse, Winifred hizo aparecer un pañuelo y limpió las mejillas del joven, como si de una madre consolando de su hijo se tratase.

—P-pero, ¿cómo? —preguntó sin entenderlo muy bien—. Winifred es que yo la amo mucho...

—Lo sé, lo sé —suspiró con una sonrisa—. ¿Estás dispuesto a recibir de mi ayuda? —él chico asintió con su cabeza sin pensarlo dos veces—. Bien, espero tengas donde anotar...

—Mi cerebro, todo se queda en esta gran caja fuerte —dijo apuntando con su dedo índice su cerebro.

—Lily es de ese tipo de personas que suele mantenerse feliz por las cosas mínimas —James se abrazó de la almohada mirando fijamente a Winifred—, todo le emociona... en realidad, una vez que la conoces puede llegar a ser muy infantil —dijo con una sonrisa ladeada—. Le gustan mucho los días soleados, pero disfruta los días nublados y adora ver por la ventana la lluvia caer. Sí, tiene un horrible carácter, es como un fósforo, dale un motivo para encenderse y eso pasara... aquí entre nos, creo que es cosa de pelirrojas —susurró haciendo que James comenzará a reír.

»Es muy curiosa, yo no entiendo cómo es que está en Gryffindor cuando podría ser una Ravenclaw, pero tiene mucho coraje y valentía, supongo que al sombrero le sorprendió más eso. Ama los animales, en especial los gatos. A pesar de estar en nuestro mundo desde hace ya algunos años, Lily se sigue sorprendiendo cuando ve unicornios o a personas volar en escoba... ¡eso!, ¡volar en escoba! ¡Lils ama volar en escoba!

—¿Lo hace? —preguntó sorprendido James.

—Demasiado —afirmó la chica—. Pero tú ya lo descubrirás después —dijo con emoción—. En realidad, tú y Lily tienen más de una cosa en común...

—¿Ah sí? —indagó interesado.

—Sí, pero tampoco te lo diré todo —aclaró soltando una risita—. Dejaré que tú y ella lo descubran...

—Espera, espera —pidió cerrando sus ojos—. Entonces, yo... ¿le gusto a Evans? —susurró en voz baja.

Winifred se dio un golpe en la frente.

—Creí que ya lo habías entendido —murmuró negando lentamente.

—Le gusto a Evans —repitió con una sonrisa boba en su rostro—. Ay no, creo que puedo volver a llorar en cualquier momento...

—Adelante, puedo hacer aparecer cuantos pañuelos necesites —le animó la chica con una sonrisa—. Ahora James, de lo que quiero hablar es de tu comportamiento...

—¿Qué tiene de malo? —preguntó haciendo un puchero.

—Nada... bueno, no todo... —Winifred negó con su cabeza—. Me refiero más bien a cómo actúas con ella... eres medio idiota —admitió con una mueca. 

—¡Oye! —se quejó ofendido.

—¡James no puedes simplemente gritarle que la amas!

—Por si no lo has notado, ya no lo he gritado —puso su mejor sonrisa y Winifred ladeo una sonrisa.

—Bien, tienes razón y eso es una mejora —dijo con una sonrisa sincera—, pero en serio, tienes que ser más observador...

—¿Observador? —susurró—. ¿Qué no entiendes que tengo miopía y astigmatismo en mi ojo izquierdo? ¡Estoy ciego Winnie! —a Winifred no le importó soltar una carcajada mientras James se cruzaba de brazos inflando sus mejillas.

—Eres un tontito, Jamesie —dijo negando con una sonrisa—. Me refiero a que... tienes que ver cómo es realmente Lily Evans —aclaró—. No es solo un rostro bonito ni inteligencia pura. Una vez que conoces a Lily Evans, se encargará de marca tu vida...

—¿Más? —susurró en voz apenas audible.

—Sí, más —dijo sonriendo.

James frunció ligeramente el ceño mientras mira sus manos, pensativo.

—¿Qué ocurre?

—... ¿cómo le hablaré? —preguntó nervioso—. Digo, yo... yo suelo ponerme muy nervioso frente a ella...

—¿Y sabes por qué? —le interrogó la chica cruzándose de brazos.

—¿Por qué me gusta? —fue más una pregunta a una respuesta, y Winifred negó con su cabeza.

—Porque tienes miedo al rechazo, Jamesie —respondió con voz dulce, James comenzó a jugar con sus manos, un tanto nervioso—, tienes miedo a que Lily te vaya a gritar o a pedirte que te alejes, pero ella no lo hará...

—Es que los últimos años...

—Los últimos años le dabas motivos para hacerlo —le recordó con calma—. Solo ibas con afán a molestarla, pero eso ha cambiado, ¿no crees? —él asintió con una pequeña sonrisa—. ¿Y sabes por qué?

—¿Por qué quiero cambiar? —preguntó confundido, Winifred negó un tanto divertida.

—Por qué quieres mejorar, que es diferente —aclaró con una sonrisa—. Sigues siendo ese niño bromista...

—Espera, no soy un niño —le interrumpió ofendido.

—... ese niño alegre y amante del quidditch —continuó ignorándolo—, pero... estás entendiendo que para captar la atención de la chica a la que amas tienes que ser auténtico —aclaró—. James, a Lily le gustan tus bromas —él abrió sus ojos un tanto sorprendido—. A veces estás disfrutando tanto de la gloria que no puedes verla reír detrás de Mary o no la ves cubriendo su boca cuando cuentas un chiste a la hora de la cena... a Lily le gusta James Potter cuando no está siendo un idiota con ella. 

»A Lily le gusta el James que a pesar de no estar prestando atención en clase puede responder las preguntas por qué es realmente inteligente —las mejillas de James se pusieron ligeramente rojas y Winifred sonrió con ternura—. Le gustas por que eres valiente y bromista, pero eres inteligente y encantador, todo al mismo tiempo. 

—Basta, alimentas mi ego —murmuró cubriendo su rostro bastante sonrojado.

—A Lily le gusta por cómo eres —aclaró—, lo único que le disgusta, es cómo te ponías al tratar de llamar su atención, pero en realidad, siempre la tuviste. 

—Creo que lo entiendo ahora —susurró sin poder esconder esa sonrisa.

—Claro que lo entiendes, James, no es difícil de comprender —él asintió con su cabeza, emocionado y Winifred soltó una risita—. ¿No es lindo?

—¿Quién? ¿Yo?

—No idiota... bueno, sí, también eres lindo —dijo recapacitando.

—Lo soy —afirmó con una sonrisa y Winifred soltó una risilla.

—Pero, igual me refería al amor... ¿no es lindo? —James asintió ligeramente sonrojado.

—Creo que es uno de los sentimientos más lindos que existen —admitió suspirando.

—¡Oh eso es tan cierto! —Chillo dando un ligero brinco y tomando las manos de James con emoción—. Te juro por mi alma entera, que tú y Lily serán un amor tan verdadero, que nunca —cerró sus ojos con una sonrisa antes de continuar—, nunca va a terminar.

James infló su pecho mientras sus mejillas se ponían más rositas.

—Te creo, Winnie.

La puerta de la habitación se abrió de golpe. Ambos giraron su rostro para ver a Sirius, Peter y detrás de ellos a Remus. Sirius tiene sus brazos cruzados mientras da pequeños golpecitos al piso con la punta de su pie y su cadera se mueve ligeramente.

—¿Me pueden explicar qué está pasando aquí? —preguntó con voz aguda y algo celoso—. Suelta la mano de mi amorcito, asqueroso cuatro ojos —ordenó de manera divertida haciendo que James y Winifred comenzaran a reír.

—Eres un imbécil, Canuto —expresó James mientras suelta una risita.

—¿Qué está pasando aquí? —preguntó curioso Peter mirando la bola de cristal.

—¡Conocí a cupido! —exclamó abriendo sus brazos—. Bueno, en realidad sigue siendo Winifred, digo, no le salen alas ni nada por el estilo —dijo con una ligera mueca de decepción.

—Y dale con alas —murmuró Winifred rodando los ojos.

—Me gustaría verte hacer tu magia —confesó Sirius mirando con interés la bola de cristal.

—¡No la toques! —chillo rápidamente al ver cómo extendía su mano.

Winifred no tuvo que tomar su varita, movió sus manos rápidamente alrededor de la bola de cristal, logrando crear un círculo de protección que emanaba una ligera luz dorada.

Los cuatro chicos miraron perplejos a la pelirroja, quien fue capaz de levitar la bola de cristal con sus manos, mientras concentrada la seguía con la mirada hasta que se guardó en el cofre de oro.

—¿C-cómo hiciste eso? —preguntó asombrado Peter.

—Magia —respondió como si fuera obvio.

—Winnie, tú... tú no usaste tu varita —notificó Sirius.

La chica tomó un ligero sonrojo y miro a James y Remus como si estuviese pidiendo ayuda.

—Es muy común que magos y brujas poderosos hagan magia sin varita —hablo Remus quien frunció un poco el ceño al llamar la atención de todos—. Digo, sí... por ejemplo, en la Escuela de Magia de Uagadou los profesores realizan su magia sin varita... es parte de la rama de transformaciones, creo —murmuró haciendo sonar su garganta.

Sirius silbó a lo bajo.

—Pues Freddie, eso fue increíble —notificó Sirius con una sonrisa.

—¿Y de qué hablaban? —curioseo Peter mirando el cofre.

—Del amor —respondieron ambos.

Sirius fingió vomitar y Peter se estremeció al escucharlo hacer eso.

—Que tú no ames no significa que todos pensemos igual que tú —le dijo molesta Winifred.

—Mi amor, yo sé amar. Te amo a ti y a estos tres imbéciles —señaló Sirius con una mano en su cadera y la otra señalandolos. 

—Gracias, que considerado —murmuró Remus caminando a su cama, para recostarse aun mirando a James y Winifred.

Peter se sentó al lado de Winifred y la chica aprovechó para apoyarse en las rodillas flexionadas del joven. Sirius tomó asiento en el piso, al pie de su cama, con sus rodillas pegadas a su pecho y apoyando sus brazos mientras miraba con algo de flojera a Winifred y a James.

—Oh no, ya contagiaste a Jamesie, ¿no es así? —preguntó burlón.

—Sirius —gruñó Remus desde su cama.

—¿Qué? —preguntó con inocencia.

—Déjalo que hable Remus, no sabe lo que dice —hablo Winifred algo indignada.

—Solo bromeo, amor —aseguró el chico sin poder contener una risa—. Entonces que, ¿Jamesie ya sabe quién será la futura madre de sus cachorritos?

—Cállate Canuto —pidió sonrojado James.

—¿¡Tendrá cachorritos?! —exclamó Sirius emocionado.

Winifred soltó una risita, James alzó su cabeza mirando a Winifred, quien le imito alzando los hombros.

—No tengo ni la menor idea —mintió la joven.

Chale —musitó Sirius chasqueando sus dedos—. ¿Ahora cómo vamos a soportar a dos enamorados en el grupo? Remus, Peter, tienen prohibido enamorarse —advirtió señalándolos. 

—Descuida, no tengo planeado hacerlo —agregó divertido Peter.

Pero Remus no respondió e incluso fingió ignorarlo.

—¡Sirius deja de hablar mal del amor! —explotó furiosa Winifred, tomando postura y estirándose para darle un golpe en el brazo, haciéndolo chillar de dolor—. ¡El amor es la magia más poderosa que existe!

—Exijo pruebas —ordenó con una sonrisa burlona.

—¿Quieres pruebas? ¿Cómo quieres que te las de? ¿En una carta? —ironizó Winifred con las mejillas calientes.

—Freddie, solo bromeo —agregó algo asustado.

—Es que me gustaría que entendieran el amor de la forma en la que yo lo entiendo —admitió algo decepcionada.

—Ayúdanos a entenderlo —todos levantaron su cabeza para ver a Remus, quien se paró de la cama y caminó hacia el círculo donde están sus amigos, para tomar asiento con ellos en el piso.

Justo frente a Winifred, haciendo de la conversación más íntima.

—El amor no es solo un sentimiento —dijo en voz baja pero clara—, no es solo una emoción o un estado de ánimo, el amor en realidad es la magia más antigua que existe —Sirius frunció ligeramente el ceño—, incluso más antigua que la magia en sí. Tan poderosa que hasta los muggles pueden sentirla, sin ser capaces de comprenderla (o no del todo), ya que el amor puede lograr grandes cambios y sucesos en las vidas de las personas.

»El amor es la magia más poderosa que hay en el mundo entero —puntualizó haciendo que Sirius rodara los ojos—. Es tan poderosa que puede ser incluso capaz de crear hechizos de protección; se puede crear vida; se es capaz de salvar a alguien si tan solo amaras de verdad —dijo con voz clara y tierna—. En realidad, es una de las magias más complejas de estudiar. Son muy pocas las personas las que son capaces de entender el amor, de lograr estudiarlo porque el amor no tiene forma como cualquier hechizo. No hay un libro que te ayude a entenderlo (dudo que exista uno), y ni siquiera yo con mis extraños poderes te puedo enseñar a entenderlo... —miró de reojo a James, quien asintió lentamente.

»El amor se expresa de maneras diferentes según la persona y la forma en la que se encuentre su corazón. Un corazón roto no es capaz de amar, sino traicionar o lastimar —comentó con algo de tristeza—, muchas veces los mismos humanos ocasionamos que las personas no puedan amar. El mago oscuro es una muestra de aquello —lo puso como ejemplo—, no hay amor en su corazón y por eso hace tanto daño —suspiró antes de continuar y ladeo una mueca—. Debo aclarar que no necesitas tener pareja para amar. El amor va más que un saludó, más de un abrazo o un beso; es más que una una sonrisa o una caricia, va incluso más allá del acto sexual... 

—De repente, me siento más interesado en saber más —interrumpió Sirius, haciendo que Winifred sonriera.

—El amor es más que tener una pareja... Sirius, cuando dices que tú nos amas a nosotros y no necesitas de una pareja, sé que lo dices en serio —Sirius relajó la expresión confusa de su rostro—, lo sé por la forma en la que cuidas de Remus cuando se enferma, cómo proteges a Peter cuando le molestan, por la manera en que alientas a Jamesie a seguir sus sueños y de la forma en la te encargas de hacerme sonreír incluso en mis peores días —Sirius bajo su cabeza un poco sonrojado, mientras era incapaz de evitar sonreír.

—Gracias por exhibirme —murmuró apenado, mientras Remus, Peter y James lo miraban con ternura.

—Cuando quieras —respondió con ternura.

—¿Es por eso que te gusta tanto el amor? —indagó Peter mirándola con ternura.

—Por eso y más —aseguró con emoción—. Me gusta porque se puede presentar ante cualquier persona que esté dispuesta y preparada a compartir de su vida con la persona a la que le de todo su amor; puesto que donde hay amor, hay respeto, hay comunicación, hay aventuras, risas, lágrimas y tristezas, es un paquete de emociones —explicó—. El amor no es quitar, es dar sin recibir algo a cambio; el amor es comprender, es emocionarte, es reír y amar. 

»Hay tantos actos de amor que vienen de distintas maneras que no se lo podían ni imaginar —comentó con una sonrisa.

Hubo un silencio en la habitación. Los merodeadores parecen estar reflexionando aquello que acaban de escuchar, pero Winifred, Winnie se mantiene con una pequeña sonrisa en su rostro mientras sus ojos se mantienen cristalizados debido a la emoción, debido a que siente su corazón palpitar con rapidez, pero sintiéndose segura.

—¿Cuál sería su acto de amor? —preguntó en un susurró Sirius.

Winifred fue la primera en hablar.

—Traer un vida al mundo —comentó sin poder evitarlo—, es mi sueño —admitió ligeramente sonrojada—. Tener un bebé deseado creo que es uno de los actos más puros que hay de amor —susurró—, pasar por los cambios físicos y emocionales que conlleva cargar dentro de ti algo que se convertirá en alguien es... simplemente magnífico —su voz sonó clara y con algo de ternura—. Entregarle todo tu amor a quien le diste la vida, estar dispuesto a sufrir, a reír, a emocionarte, a preocuparte... creo que ser madre es algo maravilloso y peligroso al mismo tiempo.

James la miro con una sonrisa y suspiró—. Yo creo que la protección —agregó ahora él—. Proteger a pesar de todo, proteger para que esté a salvo... no me importaría perderlo todo con tal de que está segura —musitó jugando con sus manos, de manera un poco nerviosa.

—Sí —susurró Sirius—, sí yo pienso lo mismo —llevó una mano a su nuca ladeando una sonrisa—. No me importaría dar la vida con tal de ver a las personas que amo a salvo.

—Siempre que escucho del amor me es imposible no pensar en mi madre —murmuró Peter, pegando sus rodillas a su pecho—. Daría todo por mantenerla conmigo, para cuidar de su vulnerabilidad, de su seguridad...

Hubo un silencio, las miradas poco a poco fueron posándose en Remus, quien mantiene su cabeza cabizbaja, mientras pasa su dedos por el borde de su tenis.

—Dejar ir —dijo por fin, alzando su mirada para encontrarse con los ojos azules de Winifred, quien parece un poco confundida.

—¿Cómo dices? —preguntó en voz baja.

Tomó aire antes de hablar—. Si amas algo déjalo ir —Winifred frunció el ceño, ella rápidamente negó con su cabeza—. Sí —replicó mirando a Winifred.

—¿Por qué? ¿Por qué harías tal cosa? —le cuestiono con quizá una pizca de coraje—. Si amas a alguien tienes que luchar...

—A veces no tienes que luchar, Winnie —le interrumpió con calma—. Si amas a alguien darías todo por protección, ¿no es así?, creo que todos pensamos igual en eso —comentó mirando a sus amigos, los ojos de Winifred se cristalizaron—. Si amas a alguien estarías dispuesto a perderlo solo para saber que no sufrirá...

—Pero entonces...

—Mi acto de amor —le interrumpió con la mirada clavada en el suelo—, sería dejar ir a las personas para asegurarme de que está a salvo. Para asegurarme de que ni siquiera yo podría hacerle daño —una lágrima recorrió la mejilla de Winifred mientras aprieta sus labios—. Dejarla ir para mantenerla a salvo...

Winifred comprendió lo que decía Remus. Sabía que en ocasiones dos almas que a pesar de que estaban destinadas a estar juntas tenían que sufrir para lograr su destino.

—Espero que no tengas que pasar por eso, nunca Rem —susurró Winifred, limpiando sus lágrimas con la cabeza cabizbaja.

Remus asintió mirando las palmas de sus manos, para entrelazarlas de manera nerviosa.

—Espero lo mismo.




TERRIBLE, LLOREMOS.

Mal plan si estoy llorando JAJAJA, perdón por ser tan cursi, ¿si? 

i'm hopeless and awkward and desperate for love

btw, perdón por cambiar el face claim DE NUEVO pero se los juro que Kristine Froseth es la indicada Winifred.

Lots of love, Cici x


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