xi. dating or just having fun?


11. ¿citas o solo divirtiéndose?


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Winifred guardó con cuidado su bola de cristal, limpio las lagrimas acumuladas en sus ojos y se sentó en su cama mirando las hermosas cortinas amarillas. Pasó su puño por sus mejillas que mantienen un color rosado y suspiró pesadamente.

—¿Winnie? —se giró para ver como Amelia cerraba su libro y se levantaba del suelo con preocupación—. ¿Estás bien, pequeña? —preguntó con voz dulce.

A veces, Amelia suele mostrarse muy fría y seria, pero cuando se trataba de sus amigos o amigas, ella siempre se mostraba tan dulce que nadie nunca se imaginaría que ella tiene corazón.

—Sí —susurró.

—Sabes que puedes hablar conmigo —aseguró acariciando el enmarañado cabello de la chica—. Ya sé, voy a cepillar tu cabello, te cantaré una canción y si quieres puedes contarme aquello que te hace sentir tan mal —Winifred asintió.

—De acuerdo —murmuró.

Amelia tomó un cepillo de oro, el cual tiene un mango tallado con diseño de flores y es bastante suave y pesado, para comenzar a cepillar con cuidado el pelirrojo cabello de la chica. 

Y con voz clara, comenzó a cantar. 


Wise men say

Only fools rush in

But I can't help falling in love with you


Winifred cerró sus ojos, nunca antes había escuchado esa canción, pero sabía que debía ser de alguna de esas bandas o artistas muggles de los que su amiga escuchaba, porque a Amelia Bones le parecía fascinante la música muggle, incluso le gustaba más que la música de los magos.

La pelirroja se miró frente al espejo que estaba flotando, mostrándole a Amelia detrás de ella, cepillando su cabello y moviendo sus labios mientras canta aquella hermosa canción, con esa voz tan dulce ya amorosa que Winifred tanto disfruta.

Cerró sus ojos sintiéndose frustrada y dejó las lágrimas caer.

—No salgo en la bola de cristal —dijo por fin Winifred.

Amelia no dejo de cantar, pero si miro el cabello pelirrojo de la chica y frunció el ceño.

—No entiendo por qué... no sé si... ¿me moriré acaso? —pregunté preocupada—. ¡OU!

La cantante la había dado un golpe en la cabeza con el mango del cepillo de oro, la chica llevó una mano a su cabeza un tanto adolorida.

—No digas tal tontería Winifred Georgina Prewett —le amenazó la chica con el cepillo y Winifred alzó sus hombros de manera inocente.

—Lo siento es solo que... no entiendo —susurró limpiando sus lágrimas.

—Probablemente no te puede mostrar tu amor...

—¿¡Por qué no?! —exclamó irritada y parándose de la cama, para ver a Amelia quien se encuentra hincada—. ¡Yo quiero tener un amor! —confesó dejando caer sus manos de golpe en sus piernas—. Es mi mayor sueño, despertar al lado de mi amante, y decirle buenos días, mientras los pájaros se escuchan fuera de nuestra casa, la cual estará muy cerca de un bosque, para poder escuchar toda clase de criaturas, bestias y ver la luna salir —susurró con la mirada perdida y aire soñador.

—Eso suena increíble —confesó Amelia parándose—. Y sé que lo lograrás —aseguró tomando su mano—. Porque eres cupido, sería estúpido si no llegases a tener un amor como el que mencionas...

—Pero... ¿y si no lo tengo? —preguntó con miedo—. Y si... ¿y si por ser cupido no puedo tener un amor como el que merezco...?

—No pienses eso Win. Tienes dieciséis años, una vida por delante, un futuro increíble en el amor —aseguró sonriendo Amelia—. Tú no tienes nada de qué preocuparte —aseguró—. Ahora, arréglate que perderemos las carrozas para ir a Hogsmeade.

Winifred miró con una sonrisa a Amelia.

—Creí que no irías...

—No iba a ir —aclaró tomando una bufanda con los colores de Hufflepuff para colocársela en el cuello—, pero ahora quiero ir. Iré contigo, seré tu cita —específico mostrando una radiante sonrisa.

—¡Eso suena maravilloso! —exclamó Winifred dando brinquitos completamente emocionada.

La pelirroja no espero más y tomó un gorro de lana que su hermana le había tejido para que así tuviese menos problemas al no peinar su cabello. Se colocó una túnica color verde manzana que hace resaltar sus ojos y cuando Amelia terminó de delinear sus ojos con un lápiz negro ella estiro su brazo.

—¿Nos vamos? —preguntó con voz pomposa.

Winifred soltó una risita—. ¡Andando! —dijo aceptando el brazo de su amiga.

Ambas Hufflepuff bajaron a la sala común, donde Winifred ya se encontraba saludando a todos sus conocidos. Amelia, caminaba de su lado con una sonrisa, disfrutando el frío de noviembre.

—En tan solo un mes estaremos yéndonos a casa para pasar navidad —contempló Winifred mientras caminaban rumbo a las carrozas—. ¿Irás con tu familia? —preguntó a su amiga.

—Sí, mamá va a preparar una cena especial —dijo con una sonrisa—. Le alegra mucho saber que la familia está creciendo. Se preocupaba de que el apellido Bones terminará —comentó rodando los ojos con una sonrisa—. Pero mis hermanos en serio que se emocionan con eso de procrear bebés —murmuró.

Winifred comenzó a reír—. A mí me parece maravilloso —confesó Winifred soltando un suspiro—. Deseo con todo mi corazón llegar a tener bebés... quizá no en este momento, pero en un futuro cercano —aclaró alzando sus hombros.

—Pues la verdad no quiero tener hijos —confesó Amelia—. Me encargaré de ser la tía millonaria y buena onda —guiño un ojo haciendo que Winifred sonriera—. Le enseñaré de música a tu futuro bebé —comentó con alegría.

—¡Me parece fascinante! ¿Qué dice Edgar? ¿Ya va a sentar cabeza? —curioseo.

—No, ni creo que eso suceda pronto, mi hermano está un tanto preocupado por lo de Quien-tú-sabes y así... —murmuró rodando los ojos.

—Oh... yo creo que se necesita amor —admitió—. Tantas malas noticias, tanta oscuridad... el amor es capaz de crear luz, esperanza, aliento a las personas —ambas subieron a las carrozas y Amelia sostuvo a Winifred para que no resbalara—. Pero, en fin, tu hermano es un gran mago...

—¿No quieres salir con él? —bromeo la chica.

—¡Sería increíble si fuésemos familia! —comentó con alegría—. Pero, mi corazón no late rápido al escuchar su nombre —admitió con una mueca.

—Remus —dijo Amelia sonriendo.

—¿Qué? ¿Remus qué? —preguntó nerviosa Winifred, su corazón latió rápidamente sintió un dolor en su estómago, miro a su amiga con los ojos bien abiertos.

—Hola —ella se giró dando un brinquito para ver como Remus ayudaba a Peter a subir a la carroza.

—Hola Remus, Peter —saludó Amelia con una sonrisa burlona y mirando a Winifred, quien tiene un color carmesí.

—Hola chicas —saludó Peter.

—¡Esperen! —la carroza comenzó a andar, pero James corrió aún más rápido.

Remus y Peter están estirando sus brazos mientras que Amelia y Winifred le animan a que brinque. El chico de anteojos dio un brinco y sus amigos alcanzaron a tomarlo para hacerlo subir a la carroza. Sus anteojos se rompieron y él se lo quito soltando una risita.

—Eso fue divertido —confesó.

—¡Reparo! —Winifred guardó su varita dentro de su túnica y entregó los lentes a James, quien frotó sus ojos antes de colocarlos de nuevo.

—Gracias Win —dijo sonriente—. ¿Y ese milagro verte salir de tu cueva, Amelia? —preguntó James curioso.

—Tengo una cita —explicó tranquila.

—¿¡TIENES UNA CITA!? —exclamaron los tres haciendo reír a las chicas.

—A Sirius le dará un patatús —comentó Peter en un susurró, pero James y Remus lo codearon.

Winifred ladeo su cabeza con una sonrisa.

—Yo soy su cita —aclaró sonriendo Winifred, con una emoción casi similar a la de una niña que le han dicho que le tiene una sorpresa.

—Vaya, nunca creí que tiraran para el otro bando —comentó burlón James.

—Oh, no... todavía no —aclaró Amelia abriendo un poco sus ojos.

—No, ese solo es Sirius —dijo Winifred soltando una risilla—. Por cierto, ¿dónde está? —curioseo la chica.

—Tiene una cita —dijo Peter.

—O sea, no es una cita real —aclaró James al ver la sorpresa de ambas chicas—. Solo es algo... informal, ya saben cómo es Sirius —dijo restándole importancia.

—Claro, ¿quién es la afortunada? —curioseo Winifred.

—Poppy Thrustwell —hablo Remus mirando a la chica.

—No se quien es, pero pobrecita —murmuró Amelia soltando un suspiro.

—¡Oh no! —chillo Winifred llevando sus manos a sus mejillas—. Ella debería estar saliendo con otro chico —comentó desesperada.

—Descuida, no es como si no va a pasar —le tranquilizó Peter tomándole el hombro.

—Sí, a veces las personas solo salen con otras para tener un poco de diversión —continuó James—. Por ejemplo, mi cita de hoy es Peter, quien me dejó olvidado —murmuró rodando los ojos.

—¿Y tú Remus? —preguntó Winifred, quien pestañeo varias veces.

Ese simple comportamiento inocente de Winifred le pareció completamente adorable. Remus quisiera rogarle que fuese su cita, pero tampoco estaba tan desesperado.

El chico rebuscó entre su abrigo y entonces sacó una pequeña bola de pelaje suave color natilla, la cual dio varias vueltas en su mano, provocando que Winifred y Amelia gritaran emocionadas.

—¡Que adorable! —exclamó con voz aguda Amelia al ver al puffskein que se acomodó en el hombro de Remus.

—Se llama Nilla —les presentó el chico.

—¡Ow es hermosa! —Winifred se tuvo que sostener del asiento para no correr a abrazarlo.

—¡Es tan linda! —chillo Amelia, ella hizo sonar su garganta, al ver que la miraban con diversión—. Digo, sí, muy linda —comentó con voz grave, causando diversión en los tres merodeadores presentes.

Remus tomó a Nilla y la extendió, Winifred fue quien sostuvo al puffskein que encontró cómodo el cabello enmarañado de la pelirroja, metiéndose debajo del gorrito de lana y protegiéndose del frío.

—¡Le ha gustado mi cabello! —dijo emocionada.

—Debe pensar que es su nido —murmuró James, y Peter lo codeo haciendo que hiciera muecas de dolor.

—¿Dónde lo conseguiste? —preguntó Amelia levantando el gorrito de Winifred y haciéndole mimos a Nilla.

—Mamá me lo envió —comentó con una sonrisa al ver a las chicas emocionadas con el puffskein—. A ella le parecen adorables, tiene como diez en casa, papá ya no sabe qué hacer con ellos —confesó haciendo que rieran.

—¡Yo quiero uno! —grito Winifred—. Ow, sí, tan lindos y bonitos —pego el puffskein a su nariz, mientras hacía muecas de ternura.

—Bien, tendrás uno —aseguró haciendo que ella gritara emocionada—. ¿Quieres uno Amelia? —preguntó a la chica.

—Gracias, pero sé que son muy desordenados, ya tengo con Winifred —la chica ni siquiera se vio molestado por aquello, ya que la carroza acababa de llegar al pueblo de Hogsmeade y ella se bajó de un brinco, casi resbalando con el piso.

—Cuidado Win, no queremos que te rompas algo —dijo James al ver la emoción de su amiga.

—Bueno, un placer conocerte Nilla —colocó al puffskein en el hombro de Remus, quien acarició el pelaje de la pequeña bestia, Winifred arregló su gorrito y entrelazo su brazo con el de Amelia.

—Suerte en su cita —canturreo Peter.

—Nos vemos luego —les dijo Winifred ondeando su mano.

Peter y James tuvieron que llevarse arrastrado a Remus, ya que el chico podía estar ondeando su mano en despedida de las jóvenes que se dirigen a las tres escobas.

—¿Ya la invitarás a salir? —preguntó James desesperado.

—Deja de decir tonterías, Cornamenta —murmuró Remus un tanto sonrojado, viendo la melena roja de Winifred moverse de un lado a otro.

—¡Ay! ¡Mira qué lindo Puffskein! —exclamó una chica.

Pronto, los tres se encontraban rodeados de chicas, admirando a Nilla, quien estaba bastante feliz por toda la atención recibida.

—Pensándolo bien, yo también voy a querer uno...


💘


El ambiente en las tres escobas es bastante cálido a diferencia del frío que hace en el pueblo, Winifred bebió de su cerveza de mantequilla, hizo una mueca de asco y Amelia la miro curiosa.

—¿Está mala? —preguntó confundida—. Iré a que la cambien...

—Oh, no, está muy buena —aseguró, haciendo que un tanto confundida, Amelia bebiera de su cerveza de mantequilla—. Pero qué asco, Sirius y Poppy parecen estar en medio de la procreación de los bebés —dijo con horror.

Amelia casi escupió la cerveza de mantequilla, pero logró cubrir su boca y tragar la bebida sintiendo un ardor en su garganta. Se giró un poco confundida, para ver cómo en una de las últimas mesas, en la esquina, Sirius y Poppy (una guapa y atractiva Ravenclaw de séptimo año), se encontraban besándose como si fuese el fin del mundo.

La castaña rodó los ojos y giró su cabeza, logrando ver como Winifred cubría sus ojos.

—No quiero ver —chilló con voz aguda.

—Ven, te hago un campo —dijo recorriéndose Amelia, procurando no reír.

La pelirroja no tuvo que pensarlo dos veces para pararse de su lugar y tomar asiento al lado de Amelia.

—No entiendo, en Hogwarts hay cientos de lugares para hacer eso —murmuró Winifred con el ceño fruncido—. ¿Por qué aquí?

—Así es la gente de imprudente, tratando de corromper nuestra visión pura —dramatizo Amelia.

—Ay no... solo espero que Poppy si recapacite y deje a Sirius —murmuró haciendo que Amelia soltará una carcajada.

—Y a todo esto, ¿no me has visto en la bola de cristal? —preguntó curiosa.

—Nunca te he buscado —confesó.

—Sigo sin entender cómo funciona —admitió Amelia.

—Verás, es muy simple —aseguró acomodándose—. Bueno, no, no tan simple —se corrigió con una mueca—. Es solo que... yo digo el nombre y la bola de cristal me muestra de su futuro amoroso —hizo un extraño ademán de manos, formando corazones y movimientos raros que hicieron que Amelia apretara sus labios no reír—. Pero, algunas veces llegó a tener visiones de las parejas, suele pasar muy a menudo con aquellos que están realmente destinados a estar juntos —Amelia frunció el ceño un tanto curiosa.

—¿Cómo que realmente destinados? —preguntó cruzándose de brazos.

—Todos tienen amor y algunos serán afortunados de encontrarlo con otras personas. Hay gente que quizá esté destinada a darse su propio amor y eso está muy bien —Amelia se señaló a ella misma.

—Oh sí, mamá tiene mucho amor para darse —aseguró con una sonrisa, haciendo que Winifred le codeara.

—Pero hay amores que están destinados incluso a pasar el resto de sus vidas después de la muerte —Amelia poco a poco dejó esa sonrisa burlona para mirarla asombrada—. Te digo que el amor no es cualquier cosa ni juego, es algo... realmente serio y poderoso —susurró con tono misterioso—. Y es por eso que necesita ser estudiado, por quienes realmente están dispuestos a encontrar y aprovechar al máximo todo lo bueno del amor —Amelia parpadeo un par de veces.

—Eso es... profundo —murmuró.

—Lo es —asintió la chica—. De hecho, conozco a varias personas que ya están juntas y están destinadas a pasar el resto de sus vidas de esa manera.

—¿Quién? ¿Quién? —preguntó interesada y emocionada.

—Mi hermana Molly y mi cuñado Arthur —empezó—. Los he visto la última noche en la bola de cristal, con todo un equipo de quidditch, a su lado —dijo sonriente—. Son una historia de amor muy linda —aseguró—, mi papá no agrada mucho de Arthur, dice que no tiene tanta ambición ni muchas cosas que ofrecerle a mi hermana —Amelia hizo una mueca ante ese comentario—. Pero a Molls no le importa —soltó un suspiro romántico—, es feliz a su lado, ambos se aman —aclaró.

—Eso es muy lindo, Molly y Arthur hacen una increíble pareja —Winifred asintió emocionada.

La chica bebió de su cerveza de mantequilla, pero pronto la escupió toda haciendo que Amelia diera un brinco asustado.

—En serio que las salidas contigo son raras —murmuró limpiando el desastre que su amiga acaba de provocar.

Pero Winifred señaló hacia la barra, con cara de sorpresa y desagrado al mismo tiempo. Amelia se asomó un poco solo para ver cómo apuntaba a Lily, quien estaba recargada en la barra hablando con un chico de Gryffindor un año mayor que ellos y Winifred recordaba haber visto en el club de Slug.

—¿Y ese guapo quién es? —curioseo Amelia alzando un poco su cuello—. No sí Lils no tiene mal gusto —dijo con una sonrisilla.

—¿Qué hace saliendo con él? —susurró perpleja, viendo como Lily le daba una cerveza de mantequilla al chico y ambos caminaban a tomar asiento a una mesa para dos personas.

Una figura apresurada paso sobre sus ojos, apenas lograron ver como Sirius Black tomaba asiento frente a ellas, con los labios hinchados y la camisa desabotonada, luciendo más guapo de lo normal.

—¿Qué hace Lily-Flor saliendo con un chico que no es James? —preguntó preocupado.

Amelia rodó los ojos—. Cito las palabras de James: a veces las personas solo salen con otras para tener un poco de diversión —Sirius ahogó un grito y cubrió su boca. 

—¡Lily-Flor no puede estar teniendo diversión con otro chico que no sea James! —dijo horrorizado.

Winifred y Amelia fruncieron el ceño y al mismo tiempo hablaron—. ¿Por qué no?

—¡Pues por que no! —exclamó de forma dramática—. Jesucristo bendito, me está dando un ataque, debo buscar a Jamesie y comentarle de esta horrible noticia...

—Que dramático —murmuró Amelia rodando los ojos.

—Mira, no hagas un escándalo, ¿sí? —pidió Winifred—. James tuvo razón en lo que dijo, aparte... el curso pasado James no dejaba de salir con chicas —recordó cruzándose de brazos.

—¡Cupido no puedes estar diciendo eso! —dijo ofendido Sirius.

—Claro que puedo —comentó aún más molesta—. Tu no dices con quién sí y con quien no puede salir Lily... aparte, solo se divierten —Winifred ladeo una sonrisa que derrochaba maldad.

A veces, le gustaba cuando podía usar las frases de sus amigos en su contra, para que así aprendieran lecciones.

—Ajá, así como tú y Poppy —comentó Amelia jugando con el tarro de cerveza de mantequilla, sin siquiera ver a Sirius.

—Poppy y yo vamos en serio —aseguró el joven asintiendo frenéticamente.

—Eso espero —suspiró Winifred, sabiendo que eso no sería posible.

—Cómo sea, vigilen a Lily —pidió el chico parándose.

—Ni que fuéramos niñeras —bufó Amelia—. Lily puede hacer lo que ella quiera, cuando ella quiera y con quien ella quiera —Sirius achino sus ojos en dirección a la castaña.

—Después tendré unas palabras contigo Bones...

Dispis tindri inis pilibris cintigi Binis.

Sirius se fue de ahí, soltando palabrotas y maldiciones a Amelia, quien le levanto el dedo del medio a Sirius. Winifred miro por donde se había ido Sirius y luego miró a Amelia.

—No lo sé —murmuró Winifred—. Como que el ambiente se quedó con una tensión... sexual, ajá —explicó sonriente.

—¡Oye no digas eso ni de chiste! —dijo con horror Amelia, causando que Winifred comenzará a reír.

—Ya, ya, ¿te parece si vamos a las tiendas? Quiero comprarle regalos para navidad a mis sobrinos —dijo emocionada.

—Andando, sirve que también compró regalos para mis sobrinos.

Winifred le dio un último trago a su cerveza de mantequilla, ambas se pararon y Amelia volvió a cubrirse con su bufanda, Winifred dio una última mirada a Lily. Ella y el chico están hablando y Lily se ve bastante interesada en lo que dice, pero no ve aquel brillo característico del amor. Se entrelazo con el brazo de Amelia y la chica rodó los ojos al ver como Sirius se encontraba tomando las mejillas de la rubia Ravenclaw, quien está sonriendo ante los besos en la nariz que Sirius le da.

—Vámonos ante de que vomite —murmuró Amelia caminando rápidamente fuera del lugar.

—Sí, o se te antoje besarlo...

—¡Winifred, ya!

Al salir, ambas se encontraron con Remus, Peter y James, este último tiene la cabeza pegada a una de las ventanas del pub, Remus y Peter se ven preocupados por su amiga y Winifred jadeo sabiendo lo que estaba haciendo James.

—Oh no —susurró caminando hacia ellos—. ¡Hola! ¿Cómo están? —preguntó fingiendo emoción Winifred.

—Mira Jamesie, Winnie está aquí —señalo Peter nervioso. 

James se separó del vidrio, su mirada se veía perdida y no estaba parpadeando.

—¿Jamesie? —susurró Winifred preocupada.

—E-ella... ella es-está saliendo con alguien —dijo con la mirada fija en la ventana.

—A veces las personas salen con alguien solo para divertirse —le recordó Amelia.

Winifred fulmino con la mirada a su amiga y ella alzó los hombros de manera inocente.

—Eso dijiste tú, James —le recordó la chica abrazándose a sí misma.

James asintió, tomó aire y volvió a sentir con la cabeza, pero sus mejillas se tornaron rojas y apretó sus nudillos.

—James, no vayas a hacer nada estúpido —murmuró Remus suspirando. 

—No, no —él negó con la cabeza—. Tienen razón, sí, yo también haré eso.

—¿Hacer qué? —preguntó con un hilo de voz Winifred, un tanto asustada.

—Divertirme —dijo como si fuera obvio.

—Ay no —chilló la pelirroja preocupada.

—Si me disculpan, tengo cosas que hacer —Remus negó soltando un suspiro y metió sus manos dentro de su bolsillo, Peter ladeo una mueca y Winifred cubrió su rostro con sus manos.

—Me perdí —confesó Amelia—. ¿A dónde va?

—A hacer algo estúpido que claramente le dije que no hiciera —explicó Remus.

—¡Adolescentes! —exclamó frustrada Winifred—. ¡Son todos unos idiotas! —la chica gritó irritada y se fue dando grandes zancadas hacia la tienda de música del pueblo.

—Creo que Winifred un día de estos quedará loca de tanto estrés —murmuró Amelia preocupada.

—No digas eso ni de broma —pidió Remus preocupado.

—Iré a comprarle un algodón de azúcar —suspiro Peter caminando a Honeydukes.

—Iré a ver que no intente gastarse su dinero en cosas que no necesita —comentó Amelia ondeando su mano.

Remus solo ladeo su cabeza mirando por la ventana del local, donde Winifred ya sostenía una armónica y la estaba ondeando en su mano, probablemente, preguntando por el precio. 






La Winifred en plan "oh sí, hoy triunfa el amor" y la Lily el James re "no creo mi ciela" 

Imaginense si el Sirius se re alteró cuando vio a Lily en una cita, cómo se va a poner cuando vea a James y a Lily en una cita. 

Se va poner a perrear de la emoción, ajá. 

Espero les haya gustado, no olviden dejar sus comentarios y votos 🤧

Lots of love, Cici x


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