viii. tearful breakfast


8. desayuno de lágrimas

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Los merodeadores y Cupido se encuentran sentados en un círculo en el corredor del quinto piso alrededor del mapa del merodeador y algunos dulces mágicos y muggles. Winifred está sentada delante de Peter, quien estaba batallando un poco en lograr peinar el cabello pelirrojo de su amiga, ya que Peter pasaba la mayor parte del verano haciendo trenzas a sus primas, por lo que era muy bueno en eso y particularmente ese día el cabello de Winifred se veía más desastroso que nunca.

—Entonces, ¿castigados por un mes? —preguntó Winifred a Remus, Peter y James.

—Se pasará rápido —aseguró James bastante tranquilo.

—Sí, aparte nuestro hobby es limpiar trofeos —bromeó Peter.

—Disfruto de hacer sándwiches —respondió Remus—. Los elfos siempre me regalan chocolate —comentó sonriendo en dirección a Winifred, quien soltó una risita.

—¡No es justo! —se quejó Sirius—. ¡Yo también debería estar castigado! ¡Limpiando trofeos o haciendo sándwiches! —bramo molesto.

—Canuto, tranquilo —dijo Remus—. No puedes estar castigado en tu semana de cumpleaños —le recordó.

—¿Me estas retando, Lunático? —preguntó cruzándose de brazos y mirándolo con una ceja alzada.

Remus solo rodo los ojos—. No, solo te digo que será mejor esperar a que pase tu cumpleaños...

—O quizá, recibir un castigo por hacer una fiesta cuando no está permitido —dijo James.

—Esa es una increíble idea —señaló Sirius.

—¡Listo! —exclamó Peter con una sonrisa.

El chico soltó el cabello de Winifred y ella se paró de un brinco para comenzar a dar vueltas y tratar de ver su cabello.

Parecía un cachorro dando círculos encontrando la posición para sentarse.

—Pareces perro, toma esto, tonta —le dijo Sirius divertido tendiendole un espejo que saco de su mochila.

—Oh no, otro perro —susurró James haciendo que Peter reprimiera una risa y Remus le codeara para que no hablará más.

—¡Woo Peter! ¡Es hermosa! —chillo dando brinquitos y aprecio la trenza que tiene adornados pequeñas flores—. ¡Me encanta! —se aventó sobre Peter para darle un fuerte abrazo y el pequeño comenzó a reír.

—Me alegra que te guste —dijo sonriendo.

—Bien, los tengo que dejar, tengo varios asuntos que arreglar y parejas que juntar —dijo sonriendo.

—¿Algo que decirme? —preguntó esperanzado James.

—Aún no —James abrió sus ojos—. ¡Adiós!

—¿Aún? ¿¡Dijiste aún!? ¿¡Que significa eso!? —pero Winifred no respondió, ella se fue dando brinquitos mientras su trenza se movía de un lado a otro y algunas floreces se desprendían de su cabello.

Pero al girar, Winifred chocó en un pasillo y cayó hacia el suelo.

—¡Cuánto lo siento! —dijo rápidamente parándose de un brinco.

Solo que su sonrisa y amabilidad se borró al ver a Avery, su cara tiene moretones y su labio se encuentra con una cicatriz.

—Fíjate imbécil —gruñó molesto.

—No tienes por qué ser grosero con las personas solo porque estás sufriendo —soltó de golpe Winifred.

Avery la miró con sus ojos bien abiertos y camino peligrosamente hacia ella haciéndola retroceder hasta chocar con la pared. El Slytherin tomó con fuerza del puño de Winifred, quien soltó un pequeño chillido mientras sus ojos se cristalizaron por el dolor.

—¿Qué dijiste? —preguntó con odio.

—Qu-que... n-no hay por qué ser... m-me lastimas —tartamudeo parpadeando varias veces, tratando de impedir que las lágrimas salieran de sus ojos.

Avery la apretó con más fuerza y ella jadeo—. Repite lo que dijiste, Prewett —la mirada del Slytherin recorrió todo el rostro de la chica.

El joven, por primera se sintió realmente mal al ver aquellos lindos orbes azulados cristalizarse, pero es que Winifred tenía el poder de hacer que las personas sintieran y era algo que Avery nunca antes había logrado sentir, o al menos, no por completo.

La soltó de golpe y ella llevó su mano a su muñeca, la cual se encuentra roja por el fuerte agarre del Slytherin.

—Cuida tu palabras, Prewett —le susurró muy cerca de su rostro, a lo que Winifred trago saliva, nerviosa.

Avery retrocedió lentamente, aun mirando con molestia a Winifred hasta que se giró con expresión enojada y camino rápidamente lejos de ahí. Un chico giro por el corredor chocando con una estatua y Winifred dio un brinco.

Respiró aliviada al ver que solo se trata de Remus, quien tiene su varita en mano y se ve bastante preocupado y jadea acelerado, como si hubiese corrido para llegar hasta donde se encuentra Winifred. 

—¿Dónde está? ¿A dónde se fue el imbécil? —preguntó rápidamente viendo a todos lados y dando una vuelta sobre su eje. 

Pero su mirada regresó rápidamente al rostro de Winifred. Remus se acercó a ella un tanto nervioso, la chica no muestra una sonrisa, sus ojos se encuentran cristalizados y se está abrazando a ella misma mientras sostiene su muñeca, sintiendo aun el dolor que le había dejado el fuerte agarre de Avery. 

—¿Te hizo algo? ¿Qué hizo ese...? —Remus balbuceo lo que parecían ser palabrotas, pero acaricio con ternura las muñecas de Winifred, lo hizo con delicadeza y miedo a lastimarla. 

—E-estoy bien —respondió alzando su cabeza, para poder ver los ojos de Remus.

La chica sintió su corazón latir con rapidez al ver aquellos hermosos ojos color chocolate. 

—¿Duele mucho? —susurró con dulzura Remus.

—Solo... solo un poco, es el ardor —respondió mirando su mano.

—Voy a golpearlo, en serio... voy a deformarle el rostro —aseguró acariciando con cuidado la muñeca de la pelirroja. 

Winifred soltó una risita—. No lo hagas, por favor, no quiero que te lleguen a dar otro mes más de castigo o peor, quitarte tu insignia de prefecto —dijo ladeando una sonrisa.

—Sirius dicen que soy el único con potencial de nuestro año para ser prefecto —comentó con una mueca burlona.

—Sirius tiene razón —dijo riendo Winifred.

—¿Irás a tus citas de cupido? —preguntó Remus soltando lentamente la muñeca de Winifred.

—Hum, sí —Winifred carraspeo y se balanceo sobre sus talones—. Me dirijo a la torre de adivinación... ¿qui...?

Pero Remus le interrumpió sin saber lo que le iba a preguntar—. ¿Te puedo acompañar? —Winifred asintió rápidamente con su cabeza, es como si le hubiese leído la mente. Sonrió un poco, sin mostrar toda su emoción.

Claro que eso no fue posible. Winifred no es una persona que suele ocultar sus sentimientos (más que nada sus sentimientos de alegría o tristeza), y Remus pudo captar ese brillo en sus ojos y como su cabeza se movía frenéticamente con emoción. 

—Claro, me encantaría —susurró.

—Genial —murmuró sonriendo.

Remus llevó sus manos a los bolsillos de su pantalón y ambos comenzaron a caminar codo a codo en dirección a la torre de Astronomía, mientras que el corredor del quinto piso, Sirius Black se encontraba moviendo su trasero en un baile de felicidad.

—Merlín, estoy tan feliz por ellos —dijo fingiendo limpiar sus lágrimas.

—Solo están caminando —señaló Peter—, yo creo que voy a emocionarme cuando por fin estén saliendo —aseguró Peter.

—Bueno Colagusano, yo moriría por solo caminar con Lily-Flor —admitió James soltando un suspiró romántico. 

—Si eso llega a pasarte, entonces Cornamenta, estaré muy emocionado —comentó Peter soltando risitas.

Sirius miró con una sonrisa ladeada las motitas con el nombre de Remus y Winifred, mientras con su dedo iba siguiéndolas en dirección a la torre de astronomía. Él no es cupido, ni mucho menos es un genio como para adivinar que parejas van a funcionar y cuáles no, pero él sabe que Remus y  Winifred tienen una conexión sorprendente y no es tan tonto como para no notar todas esas miradas que se dedican a la hora de las comidas o cuando están juntos. 

—Sirius, ¿estás bien? —preguntó Peter.

—Lo siento, mis bebés están creciendo —dramatizo. 


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La mañana del miércoles 3 de noviembre Winifred esperaba que fuera muy buena, ya que es el cumpleaños de su mejor amigo y se había encargado de darle el mejor regalo del mundo.

Solo que las cosas no fueron como planearon.

A pesar de que era el cumpleaños de su amigo, ser Cupido es un trabajo muy pesado. Antes del desayuno tuvo que ir a ayudar a un Slytherin de séptimo año, a quien había acordado a una cita a ciegas con la que sería su futura esposa, solo que el joven Slytherin exigía saber el nombre de la chica antes de poder ir a una cita y por obvios motivos, Winifred no lo dijo.

—¿¡Qué parte de cita a ciegas no entiendes?! —exclamó furiosa la pelirroja.

—¡Eres una horrible cupido! —bramo molesto el chico.

Winifred grito completamente ofendida—. ¡Bien! ¡Pues espero que si nazcan esos tres hijos que debes tener, Snowy-Owl!

La joven Cupido se fue irritada del aula del tercer piso y comenzó a caminar dando grandes zancadas en dirección al Gran Comedor, si hay algo que Winifred detesta es cuando las personas no creen en su palabra. ¿Por qué la gente le pedía ayuda si al final no iban a aceptarla o le cuestionarían?

—¡Oh, Cupido que bueno verte! —exclamó una chica de Ravenclaw dando brincos para llamar su atención—. ¡Necesito tu ayuda! —suplico mirándola con sus ojos bien abiertos.

—¿Qué ocurre? —preguntó tratando de sonar tranquila mientras regulaba su respiración. 

—Carrow me invitó a Hogsmeade, pero... Chambers también lo hizo —Winifred frunció el ceño  y se cruzó de brazos—. ¿A quién le hago caso?

—A ninguno —respondió con una mueca mientras se cruzaba de brazos y negaba con su cabeza, haciendo que la chica abriera sus ojos—. Carrow es un insensible y conoce todo menos el amor... Chambers solo quiere tener sexo contigo, créeme —murmuró Winifred rodando los ojos.

—Oh —la joven se vio un poco decepcionada y Winifred suspiró llevando su mano a su sien.

—Igual... —los ojos de la chica brillaron al notar la esperanza—. ¿Conoces a Gilbert Goldstein? —murmuró.

—Claro, es... es... mi compañero —dijo un tanto confundida.

—Gilbert es muy inteligente —halago balanceándose sobre sus talones y apretando una sonrisa—. Romántico y trata bien a las personas —carraspeo y la chica la miró sin entender, Winifred suspiro tratando de no sonar irritada—. Me refiero a que salgas con él —dijo entre dientes, ya que le estaba diciendo algo muy obvio y ella no parecía reaccionar. 

—¡Ah! —la joven Ravenclaw se vio un tanto sorprendida—. Gilbert... claro —murmuró y una pequeña sonrisa se asomó por sus labios—. ¡Gracias, Cupido! —ella negó con su cabeza y una pequeña sonrisa. 

—Disfruta tu futura cita —canturreo moviendo su mano en señal de despedida. 

Winifred siguió su camino y quisiera decir que lo hizo tranquila.

Pero eso no paso.

Por qué una pareja de novios de Gryffindor llegó pidiendo ayuda, haciendo que el ojo izquierdo de Winifred comenzará a temblar ante el tema por el cual estaban peleando y ella en realidad, estaba muy molesta con el joven, tan molesta que quería golpearlo.

—¡No le digas que ropa debe utilizar y que ropa sí! ¡Ella no es de tu propiedad imbécil! —bramo la joven pelirroja molesta sin poder evitar dar una patada al piso. 

—¡¿VES?! ¡No soy de tu propiedad! —exclamó la morena moviendo su manos de un lado a otro.

—¡Pues todos miran tus piernas! —respondió en un grito el joven pegando sus manos a sus piernas. 

—¡Pues tengo lindas piernas! —grito furiosa.

—¡Ya dejen de pelear! —chillo Winifred al borde de las lágrimas—. ¡Lo de ustedes no es amor! ¡Es enfermizo! ¡No deben de estar juntos! —ella lloriqueo y los jóvenes quedaron mudos ante la confesión de Cupido y... bueno, ante el llanto excesivo de la Hufflepuff—. No hay amor —puntualizó, hizo un ademan de manos, haciendo un círculo alrededor de ellos—. ¡No siento nada! ¡Solo tienen deseo y ya! Pero no está esa llama de amor, no hay un motivo por el cual su corazón lata con rapidez y no se ven con pasión —dijo limpiando sus lágrimas con la manga de su túnica. 

Los ojos de la chica se cristalizaron mirando a su pareja, Winifred negó con una mueca.

—Y si no lo terminan ahora... en un futuro se van a lamentar —murmuró con profunda tristeza—. Les espera algo mejor —aseguró sin poder sonreír—. Pero eso... lo que sea que tengan, no es lo mejor —sollozó limpiando su nariz—. Lo siento, pero lo que ustedes tienen es tóxico —dijo un poco triste.

La chica se dio la vuelta dejando a los jóvenes un tanto aturdidos ante su confesión y por fin continuó su camino hacia el Gran Comedor, solo que, al entrar, un chico se acercó a ella.

—Cupido no está disponible, a Cupido le duele el corazón —interrumpió antes de que el rubio pudiese abrir su boca.

Ella se adentró ante el Gran Comedor, aun limpiando sus lágrimas con su túnica captando la atención de varias personas y Remus, en la mesa de Gryffindor se paró empujando su banco y mirando preocupado a Winifred, aunque no fue el único en preocuparse por la pelirroja.

Los merodeadores, rápidamente tomaron sus cosas para caminar apresurados hacia la chica que tomó asiento en la mesa de Hufflepuff. Amelia, quien estaba consolandola, permitió que los jóvenes tomaran asiento a su lado, ellos eran quienes lograban sacarle una sonrisa incluso en los momentos más desesperantes y tristes. 

Son algo así como sus payasos personales. 

—Oh, Sirius, perdón —susurró llorando en su pecho, Sirius negó acariciando su cabello—. Perdón, es tu cum-cumpleaños y... —ella sorbió su nariz y lloriqueo aún más al ver a su amigo preocupado.

—Tranquila Winifred, ¿qué ocurre pequeña Freckles? —susurró con cariño.

—Es solo que... ¡hoy no es un buen día para el amor! —lloró aún más fuerte y se escondió en el pecho de Sirius, sintiéndose tonta y bastante triste. 

—Siempre es un buen día para el amor —le dijo James con ternura, estirando su brazo para tomar la mano de la chica.

Ella hizo un puchero y negó—. Me temo que hoy no, Jamesie —susurró—. Hoy, un día tan especial, ¡arruinado! —lloró aún más fuerte y todos miraron a Remus.

—Di algo —dijo entre dientes Peter—. Tu eres el que sabe que decir, siempre —le recordó.

Remus llevó una mano a su nuca un tanto pensativo, tratando de encontrar las palabras exactas para animar (al menos un poco) a Winifred.

—Hey Win —habló por fin Remus.

La chica se separó de Sirius y miró a Remus quien está al lado del cumpleañero.

—Lo que pasa es que... si es un buen día para el amor —ella frunció el ceño un tanto confundida—. Solo que... el día está nublado —el chico señaló el techo del Comedor (el cual está encantando( y la joven levanto su cabeza, confirmando que, en realidad, es un día nublado—. Pero no te preocupes, después de este nublado día vendrán días soleados —ella ladeo un poco su cabeza, tratando de entender a Remus—. Aparte, no para todos está completamente nublado... por ejemplo, mira a Amos y Heather —la chica giró su cabeza para ver a la joven pareja, Heather está soltando una risita, ambos sostienen sus manos y se miran con amor—. Mira allá, Pandora y Xenophilius —dijo esta vez señalando a la pareja de Ravenclaw que se encargó de juntar el año pasado—. Y... ¿que no gracias a ti Fawley y Longbottom están en algo? —todos vieron a los Gryffindor, Frank está escuchando atentamente a Alice, quien habla y habla y parece que no tiene intenciones en dejar de hablar.

—Sí —dijo en voz muy baja y aguda.

Ella limpió sus lágrimas y Remus sonrió—. ¿Lo ves pequeña? No es un mal día para el amor... solo... solo es un día un poco nublado para algunos —aclaró.

Winifred asintió, un tanto confundida y sintiéndose patética—. Soy... una estúpida.

Alguien le golpeó la cabeza con el periódico y ella chilló.

—Vuélvete a llamar estúpida y el golpe irá en otra parte —le advirtió Amelia para después llevarse una cucharada de avena a la boca.

—Amelia tu eres muy ruda —murmuró Winifred acariciando su cabeza, mientras que los chicos contenían sus risas.

—Tengo cuatro hermanos. ¿Qué esperabas? ¿Qué fuera un terrón de azúcar? —Winifred soltó una risilla, limpiando sus lágrimas—. Ahora, no eres estúpida, simplemente te preocupas por tu trabajo... el amor —le recordó sonriendo con dulzura—, y no hay nadie que sepa más de amor que tú, Winnie, así que no, no eres estúpida. 

—Oh, Amelia, si eres un terrón de azúcar —comentó burlón James.

—No lo soy —gruño cerrando su puño.

—Sirius, perdón por arruinar tu desayuno de cumpleaños con mis lágrimas —dijo suspirando pesadamente.

—Descuida, solo que para la próxima avísame que vas a llorar y yo también lloro para así armar un escándalo increíble —comentó sonriente, haciendo que Winifred soltará una risita.

—Bien... ¡feliz cumpleaños, Canuto! —Winifred abrazo con fuerza a Sirius y beso su rostro cual madre felicitando a su hijo.

—¡Winifred basta! ¡Espantaras a mis conquistas de esta noche! —dijo Sirius al ver como todos miraban aquella escena, que para algunos era conmovedora, pero para otros, era... simplemente ridícula.

—Has de tener muchas —comentó burlón James.

—Más que tú, sí —respondió Sirius.

—Solo me interesa una —confesó en voz muy baja James y mirando como Lily entraba al Gran Comedor junto con Mary Macdonald, ambas tomadas del brazo. 

—Y... Amelia, ¿irás esta noche? —preguntó Sirius a la castaña, un tanto coqueto y causando diversión en sus amigos, la chica ni siquiera mostró una sonrisa.

—Tengo otros planes —respondió con desdén.

—¿Ah sí? ¿Con quién? —curioseo Sirius alzando una ceja y cruzándose de brazos.

—El calamar gigante —respondió sonriendo, Remus escupió su jugo para comenzar a reír y Winifred negó divertida.






oKEY

So aclaremos algo que olvidé aclarar antes pero creo que ya es MUY notorio: Winifred es muy sentimental, no le importa expresar su forma de sentir, ella solo lo hace para así poder alivianar el sufrimiento y espero que más adelante pueda aclarar eso.

Por que esta claro que van a sufrir todos bien bonito, unos más que otros. 

Igual se que es estresante, a veces a mi me estresa, ahre, perdonenla por llorar tanto, es una bebé, NECESITA PROTECCIÓN, CUIDADO Y AMOR.

Lots of Love, Cici x


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