vi. prank day

(maratón 3/3)

6. día de la broma

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El día de la broma había llegado, y Winifred tuvo que levantarse aún más temprano para poder desayunar en el Gran Comedor antes de dar su espectáculo y para eso requirió de sus amigas Tamara y Amelia quienes se encargaron de despertar a la chica a la seis en punto.

La pobre Winifred estaba ya en el Gran Comedor a las siete con treinta minutos, más dormida que despierta. Su mano se encuentra sosteniendo una cuchara que está sobre su plato de avena con frutos rojos, pero su cabeza se encuentra cayéndose de vez en cuando debido al sueño.

—¡Despierta Win! —exclamó Tamara aplaudiendo frente a Winifred, quien dio varios brinquitos.

La morena tiene una reluciente sonrisa y aunque es demasiado temprano parece ya estar muy activa.

—Es muy... muy temprano —susurró cerrando sus ojos.

Amelia se encargó de llevarle una cucharada de avena a la boca, la cual Winifred comenzó a masticar un tanto dormida.

—Oh, ¿se ha dormido? —preguntó Tamara sorprendida.

Nah, solo su cerebro está descansando —explicó Amelia bastante tranquila.

Cuatro chicos se sentaron frente a las Hufflepuff y Sirius le guiño un ojo a Amelia quien solo lo ignoro y continúo dándole comida en la boca a Winifred como si fuese una bebé.

—Hola señoritas —habló con voz pomposa James, un tanto divertido al ver a Winifred adormilada.

—Hum, no soy una señorita mamá —respondió Winifred cabeceando.

—Oh mi niña tienes que comer todo tu desayuno para que crezcas grande y fuerte —dijo con voz aguda Sirius, fingiendo ser la madre de Winifred.

—Sí mami —respondió la pelirroja, y si Amelia no le hubiese ayudado a sostener la cuchara, se hubiese caído sobre la avena de forma que terminaría salpicándoles.

—Tienes que despertar o no podrá hacer la broma —dijo Peter asustado.

—¿Qué broma? —inquirió Amelia con una ceja alzada.

—Tranquila prefectita —le dijo Sirius, la chica solo lo miro con odio—. Una broma inocente —aclaró.

—Ninguna broma es inocente, solo lastimarían a la persona —comentó Tamara que llevo con delicadeza una fresa a su boca.

Los merodeadores soltaron suspiros viéndose entre sí.

—Hufflepuff —canturrearon James y Sirius.

—Winifred, no creo en el amor —dijo Remus de repente.

Winifred abrió sus ojos de golpe, tuvo que sostenerse del banco para no caer hacia atrás y se inclinó sobre la mesa quedando frente a Remus viéndolo como si estuviese loco.

Aquello era simplemente una pesadilla, algo imposible, ¿cómo es que Remus había dicho eso tan normal y tranquilo?

—¿Qué cosa tan horrible has dicho? —preguntó en voz baja, temblorosa y un tanto asustada.

Remus solo mordió su sándwich con media sonrisa.

—No creo en el amor —repitió de nuevo, como si estuviese retándola.

Winifred ahogó un grito, se encimó en Tamara para quedar más cerca de Remus y estiró su mano tocando su frente, para verificar que no estuviese enfermo.

—No tienes fiebre, si tuvieras fiebre entendería porque lo hubieras dicho ya que podría haber estado delirando, ajá —musitó más para ella que para Remus—. Oh Rem, cariño, ¿por que dices eso? ¡No puedes decir eso! —chillo asustada.

Los merodeadores se vieron orgullosos al ver cómo de repente, Winifred había perdido el sueño, todo por el comentario tan esporádico de Remus.

—En serio que no tienen sentido, no lo entiendo, Rem, ¡no puedes! —comentó soltando un suspiro y sus ojos se cristalizaron—. ¿Por qué no creerías en el amor? —preguntó con voz triste—. ¡Se encuentra en todos lados! —ella tomó el sándwich que estaba comiendo Remus.

El chico tuvo que aguantar sus ganas de sonreír, le parece simplemente adorable Winifred.

—¡Este sándwich por ejemplo! —dijo meneándolo frente al rostro de Remus—. ¡Tú amas el sándwich de bacon, lechuga y tomate! —gritó tan fuerte que más de uno en el Gran Comedor giraron sus cabezas en dirección a Cupido.

Remus tuvo que sostener la mano temblorosa de Winifred que sostiene el sándwich. La pelirroja posó su mirada en la mano de Remus sobre la suya y luego vio al chico que muestra una pequeña sonrisa.

—Descuida Winnie —dijo en voz muy baja, como si quisiera que solo ella la escuchara.

Pero los merodeadores y las dos Hufflepuff están muy atentas a lo que dice el chico, vamos que todos ahí están seguros de que Remus y Winifred hacen una hermosa pareja.

—Creo mucho en el amor —aseguro mirando fijamente a los ojos de Winifred.

A la joven le estaba a punto de dar un paro cardiaco de lo rápido que late su corazón.

Lentamente, Remus separó su mano de la de Winifred y ella bajo el sándwich depositándolo en el plato del chico. Un tanto sonrojada, regreso a su lugar y Tamara volvió a sentarse correctamente, reteniendo sus ganas de comenzar a reír.

—Siento gritarte —murmuró—, y siento haber tocado tu comida —repitió, Remus negó con una sonrisa.

—Descuida —dijo bastante tranquilo—. Al menos ya te has despertado.

Winifred parpadeo dos veces y soltó una risita—. Sí, eso parece —murmuró bajando su cabeza mientras Sirius miraba con una sonrisa a Remus y luego a Winifred.

El resto del desayuno pasó bastante tranquilo, bueno, si es que se podía decir así, por que los merodeadores son todo menos tranquilos. Aparte, había constantes regaños por parte de Amelia hacia Sirius, quien en realidad no era capaz de soportar al chico que es muy fanático de romper las reglas.

A diferencia de Amelia que considera las reglas importantes.

Y bueno, Sirius adora molestar a Amelia.

Claro que los merodeadores y Winnie mantenían un ojo sobre la mesa de Ravenclaw y cuando Peter noto que Gilderoy ya había terminado su desayuno, Winifred se paró de un brinco y salió del Gran Comedor dando saltitos para ponerse en posición.

Sirius fingió estirarse mientras se paraba para así poder caminar rápidamente, Peter imito a Sirius solo que el camino lentamente hacia la puerta del Gran Comedor, pero realmente lento, arrastrando sus pies y demostrando flojera. Remus por su parte ya esperaba en la puerta del Gran Comedor, recargado y mirando su reloj, como si estuviese esperando a sus amigos a que se apuraran y James solo mantenía un ojo en Lockhart para pararse al mismo tiempo que él.

En cuanto el Ravenclaw se paró, James lo imito caminando a su ritmo, ambos compartieron una mirada y el rubio solo hizo una mueca, pero James le sonrió con malicia.

—¿Qué harán? —susurró Amelia un tanto confundida mientras miraba de reojo a Tamara.

—No lo sé, pero espero le rompan el brazo —comentó Tamara un tanto emocionada.

Amelia solo negó lentamente cruzando sus brazos y soltando un suspiro pesado.

Remus llevó su mano a su nariz y Winifred captó la señal, era su momento de correr en dirección a Lockhart.

Todo pasó tan rápido que fueron pocos los que lograron captar la cabellera pelirroja de Winifred correr en dirección al chico, pero Lockhart fue capaz de sostener a la joven de la cintura hasta ambos terminar cayendo al piso, haciendo un gran estruendo debido a que el bolso de Lockhart se soltó de sus manos y algunas de sus cosas salieron rodando del interior.

Sirius aprovechó el momento y actuó rápido en cambiar la cera, mientras que algunos se levantaban de sus asientos dispuestos a ayudar, Winifred ya estaba gritando que se encontraba bien, mientras que James y Peter le ayudaban a pararse.

—¡Cuánto lo siento! —lloriqueo Winifred extendiendo su mano para ayudar a Lockhart.

—No te preocupes, Cupido —dijo Lockhart acariciando su nuca, había sido un buen golpe el que se había llevado.

—Oh no, lo dejará más estúpido de lo que ya es —susurró James a Peter quien retuvo sus ganas de reír.

—Ten tu bolso príncipe encantador —dijo Sirius pasándole el bolso.

—Gracias —musitó confundido ante la amabilidad de Sirius.

—Perdóname Lockhart, no era mi intención —dijo rápidamente Winifred mientras Peter le daba golpecitos en la espalda, como si estuviese reconfortando a la chica.

—En serio, descuida Winifred —aseguró el hombre, él se acercó a ella y sonrió—. Estaré para atraparte y quien sabe, igual así y empieza nuestra historia de amor.

Los ojos de Winifred se abrieron de golpe, Sirius miró con enojo a Lockhart y desde la puerta Remus solo apretó sus puños. Peter rápidamente pasó uno de sus brazos por los hombros de la pelirroja de manera sobreprotectora y James se puso frente Lockhart muy molesto.

—Ni se te ocurra, Lockhart —advirtió el chico de anteojos con mirada retadora.

—¿Qué? ¿No te basta con tener una sola pelirroja, Potter? —preguntó un tanto burlón y James apretó sus puños, completamente furioso.

Sirius estuvo a punto de lanzarse hacia el Ravenclaw, pero fue sostenido por dos manos, Gideon y Fabian vieron al Ravenclaw con recelo.

—¿Se te perdió algo? —le preguntaron al mismo tiempo, un tanto molestos ya que habían escuchado lo que el rubio había dicho.

—No, nada —puso una sonrisa galante y el joven guiño un ojo en dirección a Winifred quien sintió náuseas.

—Ew —murmuró Winifred mirando por donde se había ido con una mueca.

—¿Qué opinan? ¿Lo aventamos al lago negro? —propuso Sirius.

—La mejor idea que has tenido —alardeo Gideon.

—Propongo que se lo demos de comer al calamar gigante —continuó Fabian.

—Que egoísta de nuestra parte darle eso de comer al calamar —dijo James negando.

—James tiene razón, el calamar solo se enfermaría —prosiguió Peter.

—Bueno, dejémoselos a los grindylows que habitan el lago —propuso Remus.

Winifred miro a los seis hombres que la estaban rodeando, no sabía cómo iba a poder a llegar encontrar el amor si ellos seguían sobreprotegiéndola de tal manera.

Y mucho menos sabía cómo es que iba a lograr salir con Remus si se ponía tan nerviosa cada vez que lo veía a los ojos.


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Los merodeadores y Winifred se habían mantenido juntos por el resto del día, ya que afortunadamente, ese día compartían las dos clases que tenían, las cuales eran dos periodos de Defensa Contra las Artes Oscuras, después de dos horas de tiempo libre tenían dos periodos de Transformaciones.

Y por suerte, compartían Transformaciones con Lockhart.

—Su cabello sigue viéndose ridículo —susurró Winifred asomándose entre los asientos de James y Sirius.

—¿Cuál es tu definición de ridículo? —preguntó Sirius—. Digo, por más desgraciado que sea, tiene un cabello envidiable... no tanto como el mío, pero sigue viéndose divino —comentó—. Una lastima que no vi que cera utiliza...

Winifred rodó los ojos—. Me refiero a que tan... tan arreglado, no sé —rodó los ojos y Peter la miró con una mueca—. ¿Qué? Siento que el cabello natural se ve mucho mejor —explicó levantando los hombros.

—Es por eso que te gustan tanto mi cabello —señalo James, Winifred asintió frenéticamente.

—Y están suavecito —paso sus manos por los rulos despeinados de James quien comenzó a reír.

—Shh, ahí viene —musitó Remus.

Los cinco vieron al Ravenclaw entrar al lado de su mejor, el moreno y Lockharta tomaron asiento en el pupitre al lado de Winifred, quien seguía inclinada sobre su asiento, apoyando sus manos en la mesa para poder asomarse entre James y Sirius.

Descaradamente, Lockhart vio el trasero de la chica y Remus se giró molesto.

—¿Se te perdió algo? —preguntó con rabia, en realidad, tuvo que apretar sus puños para no pararse y soltar un puñetazo.

—No, no —agregó con diversión.

—Más te vale —le advirtió el chico—. ¿Por qué no mejor fijas tu vista en tu cabello? Parece que fue atacado por lechuzas —musitó con una sonrisa maliciosa.

Todos vieron a Remus sorprendidos, no esperaban que le dijera eso minutos antes de que iniciara la clase, pero el comentario preocupo mucho a Lockhart, porqué de su bolso sacó un espejo y su cera.

Winifred se sentó en su asiento un tanto confundida mirando a Remus que le susurro algo a Peter, el más pequeño de todos musito algo molesto y negó con enojo.

—¿Qué? —murmuró para ella misma.

—¿Puedo sentarme? —preguntó Lily dejando caer su bolso en el pupitre al lado de Winifred, ella asintió con su cabeza rápidamente mientras le dedicaba una hermosa sonrisa a la chica y escuchó a James decir:

—¿Se ve bien mi cabello, Canuto? —Winifred tuvo que reprimir una risa burlona, pero Lily ni siquiera noto aquello porque sacó un libro titulado «Mujercitas» y comenzó a leerlo.

—Mujercitas —leyó Winifred—. ¿Es un libro muggle? —preguntó interesada.

—Sí, es muy bueno —comentó sonriendo—. Trata de cuatro hermanas qu...

Pero Lily no pudo terminar por que alguien soltó un grito que se escuchó por todo el aula, causando que todos dejaran de hablar para buscar a la persona portadora de aquella voz.

El grito provenía nada más y nada menos que de Gilderoy Lockhart, quien tiene sus manos en su cabello mientras sigue gritando con preocupación.

Justo en ese momento la profesora McGonagall entró al aula y miró furiosa a Lockhart porque sí algo no soportaba eran esa clase de escándalos.

—¡NO! ¡NO! ¡MI CABELLO! ¡MI CABELLO, NO! —grito horrorizado.

Winifred tuvo que reprimir una sonrisa, mientras que Lockhart se había aplicado gran cantidad de cera para pasarla por todo su cabello, este había comenzado a caerse conforme seguía aplicando la cera y no lo noto hasta ver sus manos repletas de ese hermoso cabello rubio.

—¡Señor Lockhart! ¡No se puede peinar en clase! —exclamó la profesora y Sirius tuvo que cubrir su boca para no soltar una carcajada.

—¿¡ES QUE NO VE QUE SE ME ESTA CAYENDO MI HERMOSO CABELLO!? —gritó al borde de las lágrimas y parándose de un golpe.

Los merodeadores no pudieron aguantar la carcajada y muchos se vieron sorprendidos y molestos por la forma tan maleducada en la que le hablo a la profesora.

—¿Cómo ha dicho señor Lockhart? —replicó con furia la profesora—. ¡Le recuerdo que soy su profesora! —exclamó molesta—. No voy a tolerar sus gritos ni mucho menos su irrespetuosidad, por lo que 20 puntos serán restados para su casa—dijo con el ceño fruncido y mirada de coraje, mientras Lockhart sollozaba viendo como su cabello se le caía—. ¡Y vaya con Madame Pomfrey ahora si no quiere terminar calvo! —él chico soltó un chillido horrorizado, mientras que el resto de los estudiantes tuvo que reprimir una risa ante la divertida escena que se había armado.

Lockhart salió del aula corriendo mientras cubría sin cabeza, pero más se tocaba el cabello con las manos donde aún tenía cera que habían preparado los merodeadores, más rápido estaba quedando calvo.

—Ahora, espero que ninguno de ustedes haya tenido algo que ver con ese tipo de broma —dijo la profesora y su mirada severa paso por James y Sirius, quienes sonrieron angelicalmente.

—¿Nos cree capaces de hacer eso profesora Minnie? —preguntó Sirius fingiendo indignación.

—¿Quiere que responda con sinceridad, señor Black? —le retó con una ceja alzada la profesora McGonagall.

—Se necesitaría una mente brillante para preparar algo así —prosiguió James con inocencia—. O sea, somos genios, pero no brillantes —aclaró con una sonrisa.

McGonagall no respondió, ella se dio la vuelta y caminó a su escritorio—. Bien, arreglen sus pupitres hoy veremos la transformación humana. Que suerte que el joven Lockhart se haya retirado, se hubiese puesto a llorar si su cabello llegaba a tornarse color negro.

James fue el primero en soltar una carcajada y Sirius golpeteo el pupitre mientras se unía a las risas de su amigo, Winifred reprimió una risilla negando con una sonrisa y su mirada se encontró con la de Remus, que alzó sus cejas con una sonrisa y le guiño un ojo antes de regresar su vista al frente.

Las mejillas de Winifred tomaron un color tan rojo que tuvo que mantener su vista lejos de los merodeadores para que no notaran su sonrojo, mientras que Lily procuraba no reírse de su amiga.

—Oh estás tan enamorada —susurró Lily mientras que Winifred le soltaba un codazo haciéndola reír.















Weon pinche Lockhart me cae re mal hijo de chucha, pero igual Toby Regbo esta bien bello e.e

PERO REMUS BEBÉ YO TE AMO.

Plot twist: Sirius se enamora de Remus (más) y se lo baja a Winifred uwu.

Cuidense, tomen agua, coman frutas y verduras.

Espero les haya gustado el maratón 🤧🤧

Lots of love, Cici x

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