v. self love
(maratón 2/3)
5. amor propio
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Fue bastante fácil para los merodeadores y Winifred entrar al aula de pociones, ya que Winifred logró convencer al profesor de que le abriera el aula por que la chica quería trabajar con una poción que lograse contrarrestar los efectos de la Amortentia de manera inmediata, y aunque era un sueño que tenía en mente, no era ese el momento en el que comenzaría a hacerlo realidad.
Así que cuando el profesor Slughorn se fue canturreando del aula de pociones, cuatro chicos aparecieron al deshacerse de una capa de invisibilidad, la cual James guardó nuevamente en su mochila.
—¿A qué huele? —preguntó Sirius olfateando por todo el salón, como si se tratase de un perro.
—Amortentia —respondieron James, Remus y Winifred.
La pelirroja sintió su estómago removerse al ver a Remus y el chico tuvo que caminar hacia el armario de ingredientes fingiendo interés para estar lo más alejado de Winifred. James por otra parte soltó un suspiro y una estúpida sonrisa que hizo que Peter y Sirius se miraron como si su amigo estuviese enfermo.
—Entonces, ¿a qué se supone que huele exactamente? —preguntó Peter un tanto confundido.
—Huele diferente para cada persona —respondieron Remus y Winifred.
La chica sonrió nerviosa y Remus tosió dos veces.
—A Lily-Flor —Sirius rodó los ojos por la respuesta de James, Peter fingió vomitar.
—Ay no, ya va a empezar —gimoteo Sirius.
—¡Huele a miel! —dijo dando brincos Peter después de olfatear unas cuantas veces más.
—Amo la miel —comentó Winifred.
—¿También huele a miel para ti? —preguntó Sirius de manera curiosa.
—Oh no, huele a... —pero ella rápidamente cerró su boca, causando más curiosidad en Sirius.
—A bosque y a biblioteca, ¿no? Eso dijiste en clase de pociones —comentó Remus por ella, las mejillas de Winifred se tornaron de un color carmesí, pero asintió con su cabeza.
—Ew. ¿Qué tiene de especial el olor a biblioteca? —preguntó Sirius cubriendo su nariz, como si ese fuese un olor repugnante.
Winifred se cruzó de brazos—. No es solo el olor a biblioteca, son los libros, los pergaminos, la madera de las repisas —respondió con aire romántico, ahora Sirius fingió vomitar y Remus le dio un golpe en el brazo negando un tanto molesto—. ¿A qué huele para ti?
—A mi loción favorita —respondió alzando los hombros.
—No me sorprende que seas tu propio amor —dijo James sonriendo a su amigo.
—El amor propio es más importante que cualquier otro —aseguró Sirius—. ¿Qué opinas tú, Cupido? —preguntó apoyándose en un banco.
Winifred recargo sus brazos de espalda en una mesa sonriendo—. ¿Cómo es que amarás a alguien si no puedes amarte a ti mismo?
Remus parpadeo dos veces y Peter frunció el ceño, confundido.
—Dices que... dices que, si no te amas, ¿entonces no eres capaz de amar a alguien más? —preguntó Peter, Winifred alzó sus hombros.
—Todos piensan diferentes, pero yo en lo personal considero que es importante amarte con todo y tus imperfecciones para así ser capaz de amar a alguien quien también tendrá imperfecciones —respondió llevando una mano a su despeinado cabello para llevarlo hacia atrás.
—Entonces... ¿si yo no me amo no puedo amar a alguien más? —indagó Remus.
Winifred achino sus ojos, mirando curiosa a Remus—. ¿Cómo por qué no te amarías? Eso sería tonto —musitó en voz muy baja, aguantando sus ganas de gritarle a Remus que él debía amarse.
—Nah —respondió el chico alzando los hombros.
Esa respuesta por parte de Remus alteró bastante a Winifred. El amor lo es todo para la chica y más cuando se trata del amor propio, quien siempre procura ayudar a las personas a encontrar primero el amor en ellos mismos, así será más sencillo encontrar a alguien para amar y que Remus esté hablando del tal forma le causaba nervios ya que ella tenía suficiente amor para darle a Remus y hacerle entender lo importante que era el amor propio.
James y Sirius compartieron miradas un tanto preocupadas.
—Pues, deberías aprender a amarte Remus —dijo bastante alterada Winifred, y con toda razón, ya que el hecho de que Remus tuviese problemas de autoestima le preocupaba bastante.
Bueno, a Winifred le preocupan bastante todos los problemas que sufren las personas que le rodean, en especial las personas a quienes más quiere.
—No hay tiempo ahora, quizá después —respondió el chico y Winifred tuvo que ahogar un grito—. ¿Iniciamos a preparar la poción? —preguntó despreocupado y restándole importancia.
—Sí, sí —dijo rápidamente Peter antes de que Winifred comenzará a darle terapia a Remus y olvidara el motivo por el cual estaban en el aula.
Solo que aun preparando la poción, Winifred no pudo dejar de ver a Remus en ningún momento.
💘
Winifred no podía sacar en mente aquella pequeña charla que tuvo con Remus en el aula de pociones sobre el amor propio, por más que intentará olvidarlo, simplemente volvía a revivir las palabras que decía el chico, en la forma en la que Remus respondía sin importancia y tan despreocupado.
Aparte, recordaba las palabras de Amelia y como mencionaba que el extraño comportamiento que tenían los merodeadores cada cierto tiempo era debido a la luna que los ponía... lunáticos.
¿Es que acaso estaba todo conectado?
—Win, ¿estás bien? —alzó su cabeza, Marlene está viendo curiosa a Winifred quien se supone estaba haciendo sus deberes de adivinación.
Pero el pergamino estaba en blanco y el libro seguía cerrado desde hace dieciocho minutos y si algo sabían todos es que para Winifred la adivinación era una de las materias más importantes.
—Marlene, ¿tú no crees que Remus actué raro? —la rubia alzó una ceja.
—Bueno, sí... es Remus, siempre actúa raro —dijo restándole importancia.
—Me refiero a... muy raro —aclaró la pelirroja haciendo énfasis en las últimas dos palabras.
La rubia dejó de prestarle atención a su libro y miró a Winifred, mientras meditaba lo que le decía.
—Hum... supongo que para mí ya es bastante normal, digo, desde que entramos a Hogwarts Remus se comportaba raro —comentó Marlene.
Winifred achino sus ojos mirando la mesa de la biblioteca, como si tratase de hacer memoria.
Bien, cuando entro a Hogwarts ella ya conocía a Sirius, por lo que en realidad fue su primer amigo en el colegio. Se habían conocido a los ocho años en el callejón Diagon cuando estaban comprando helado y pidieron el helado del mismo sabor (helado de regaliz con chocolate y caramelo) lo que hizo que los niños se emocionaran por el gusto tan peculiar y entablaron una animada conversación mientras disfrutaron de ese helado.
Hicieron una linda amistad mediante cartas, se encontraban de vez en cuando en la Heladería de Florean Fortescue, probando helados con extraños sabores como algodón de azúcar con arcoiris o lavanda con calabaza, sin mencionar que Sirius fue un invitado de los Prewett en más de una ocasión, y para suerte de Sirius, su madre le dejaba juntarse con ella debido a que es sangre pura y el tío de Winifred, Ignatius se encuentra casado con la tía Lucretia de Sirius, por lo que ambos disfrutaban del tiempo juntos ya que tenían gustos bastante similares, así que cuando entraron a Hogwarts ellos simplemente fortalecieron esa amistad.
Así que sí, Sirius fue el primero en estar con ella en Hogwarts y al día siguiente le presentó a James, con quien no tardó en entablar una agradable conversación ya que a Winifred le gustaba el cabello de James (y a él también le gustaba su cabello).
Pero no fue hasta tres meses después de su ingreso al Colegio cuando Remus comenzó a pasar un poco más de tiempo con Sirius y James, quienes ya habían incluido a Peter en su pequeño grupo de amigos.
Y aunque Winifred siempre era agradable con Remus, él no solía dirigirle palabra alguna, claro Winifred creía que esto fue debido a lo tímido que es Remus al conocer nuevas personas.
Cabe mencionar que Remus nunca fue grosero con la chica, simplemente que era muy callado y solía solo dedicarle sonrisas en forma de saludo, de vez en cuando decía un hola y adiós antes de irse o a veces solo inclinaba su cabeza en forma de saludo.
Hasta su tercer año en realidad fue cuando comenzaron a pasar un poco más de tiempo juntos, cuando comenzó a ser llamada Cupido y Remus le ayudó a crear una agenda mágica que le ayudaría a programar todas sus citas con sus clientes.
Poco a poco, comenzaron a compartir más de un hola y un adiós y Winifred comenzaba a sentirse más nerviosa y tímida cuando estudiaban juntos Defensa Contra las Artes Oscuras, ya que Winifred no era tan buena en la materia, o al menos, no lo era hasta que Remus le comenzó a ayudar.
Incluso siendo su profesor privado, el continuaba comportándose extraño cada mes y él le decía que era debido a una enfermedad que tenía; pero por más que preguntara, Remus nunca le diría esa enfermedad que ponía tan mal a Remus.
—¿Winnie? ¿Estás bien? —volvió a preguntar Marlene esta vez más preocupada.
—¿Uh? Oh... sí, solo... solo pensaba —murmuró, ella alzó su cabeza y sonrió al ver como Dorcas caminaba hacia la mesa—. Bueno, será mejor que las deje solas.
—¿Qué? —preguntó confundida Marlene.
Hasta que noto a Dorcas acercarse hacia ellas.
Las mejillas de Marlene tomaron un color carmesí y Winifred soltó una risilla.
—Apenas venía a molestar y ya te vas —se quejó Dorcas al ver como Winifred guardaba sus cosas y tomaba su libro.
—Sí, quizá yo venga a molestarlas luego —comentó burlesca la pelirroja.
Le guiño un ojo a Marlene que se sonrojo aún más y Dorcas la miro curiosa.
—Te ves adorables sonrojada, ¿todo bien Mar? —preguntó Dorcas picándole una mejilla.
—Ah, sí, sí —asintió viendo a Winifred en busca de ayuda, pero ella solo soltó una risita emocionada y se fue de ahí abrazando su libro mientras daba brinquitos.
💘
A veces, por más que Winifred tratará de concentrarse algo que consideraba importante (cómo el extraño comportamiento de Remus) le parecía algo difícil. Su trabajo como Cupido la mantenía bastante ocupada, al igual que las veces en que tenía visiones y sueños extraños. Aunque ahora se encuentra sentada en la mesa de Hufflepuff, no pudo recordar el motivo por el cual se rompía la cabeza, ya que estaba algo concentrada.
Sonrió tontamente apoyando su coda en la mesa y recargando su mejilla en su puño cerrado. Frente a ella, en la mesa de los leones, Remus Lupin se encuentra quitando la envoltura de una barra de chocolate que le acababa de llegar por correo y Winifred supo que había sido enviada por parte de su mamá.
Su madre, una agradable señora muggle siempre envía a su hijo al menos una vez a la semana dulces (en especial chocolates) muggles, los cuales Remus siempre disfruta y comparte con sus amigos.
Y a Winifred le encanta ver lo cuidadoso que es abriendo una simple barra de chocolate de dairy milk, un chocolate muggle que es realmente delicioso.
—Estas babeando —soltó un grito y brinco cubriendo su boca.
Sirius Black no tardó en comenzar a carcajearse al ver a su amiga tan sonrojada.
—Ustedes las pelirrojas se ponen tan rojas como luz de semáforo —dijo burlón.
—No tengo ni la menor idea de que es un sefamoro así que voy a ignorarte —dijo entre dientes y bajando su mirada completamente sonrojada.
Porque efectivamente, la mayoría de los que se encontraban almorzando giraron sus cabezas en dirección a la mesa de Hufflepuff, donde Winifred se encuentra.
—¿Qué se te ofrece, Sirius? —le preguntó rodando los ojos.
—La broma, Jamesie me dijo que te avisará que sucederá mañana a la hora del desayuno —comentó Sirius tomando asiento a su lado—. Veras, estuvimos vigilando a Lockhart estas semanas...
—Eso es acoso —dijo un tanto asustada Winifred.
—... y nos dimos cuenta de que siempre carga con una cera para cabello —prosiguió ignorándola.
—¿Qué es eso? —preguntó confundida.
Sirius la miró con sorpresa—. Tu enserio no cuidas tu cabello, ¿verdad? —murmuró un tanto divertido.
—Natural ya es hermoso —movió sus ondas que están despeinadas y Sirius tuvo que cubrir su rostro, ya que hubo unos cabellos rojizos que quisieron golpearlo.
—Hum, sí claro —ironizó el chico.
—Entonces, ¿qué haré yo? —inquirió Winifred tomando un trozo de pomelo.
—Tu eres la importante en este plan —comentó con una sonrisa maliciosa—. Verás, tú estarás fuera del gran comedor esperando a que Lockhart salga una vez haya terminado su desayuno...
—¿Dices que me perderé el desayuno? —preguntó con sus ojos bien abiertos y un tanto inconforme.
—Winifred, concéntrate —murmuró Sirius rodando los ojos.
Si Sirius no quisiera tanto a la chica ya la hubiese sacado del plan.
—Bien, perdón... pero, no me perderé el desayuno, ¿verdad? —esta vez puso una de esas tiernas sonrisas donde sus mejillas rosadas resaltaron.
Sirius ni siquiera pudo enojarse por que se veía adorable, en cambio, solo le dedico una sonrisa sincera.
—No, Winnie-Freck, no te perderás el desayuno —aseguró haciendo que la chica moviera sus hombros emocionada—. Ahora, tu estarás afuera y cuando veas a Lockhart salir vas entrar corriendo en su dirección —explicó en voz muy baja y cerca de ella, Sirius ladeo su cabeza—. Tus pequitas son muy lindas —murmuró arrugando su nariz.
—¡Sirius concéntrate! —chillo Winifred haciendo que Sirius asintiera mientras soltaba risitas.
—Lo siento, lo siento, son muy lindas —comentó levantando los hombros—. Bien, como sea... vas a correr en dirección de Lockhart, así como cuando me tacleas, ¿entiendes? —prosiguió con el plan y ella asintió—, procura tirar su bolso, para así nosotros tener tiempo de cambiar la cera. Nos encargaremos de estar cerca para hacer mucho desorden y fingir que nos preocupamos por ti.
—¿Fingen que se preocupan por mí? —susurró con sus ojos abiertos un tanto entristecida y confundida.
—No, no, Win nosotros siempre nos preocupamos por ti —aclaró rápidamente tomando el hombro de la chica—. Me refiero a que en ese momento todo será actuación, ya sabes, haremos un drama al estilo Sirius —aclaró con una sonrisa.
—Oh... oh, sí claro —musitó sonriendo un poco.
—Entonces, ¿alguna duda? —Winifred negó y se llevó su sándwich de queso amarillo a la boca.
—No —respondió aun masticando de su sándwich.
Sirius iba a decir algo, pero tres bancos frente a ella se recorrieron y los merodeadores tomaron asiento en la mesa de Hufflepuff.
—¿Ya le explicaste? —preguntó James ajustando sus lentes y despeinando su cabello.
—Sí y le ha quedado claro —Winifred asintió dando otra mordida a su sándwich.
En ese momento, se escuchó como alguien untaba mermelada a una tostada y después, Remus le agregó la mantequilla de maní encima de la mermelada.
—Remus, primero va la mantequilla y después la jalea —dijo Peter un tanto confundido.
—El orden de los factores no altera el producto —respondió bastante tranquilo antes de llevarse el pan a la boca y disfrutar de la combinación de sabores.
—¿Qué? —preguntó Sirius sin entender.
—No importa como lo agregues, al final de cuentas es lo mismo —explicó Winifred sonriendo.
—¡Claro que importa como lo agregas! —dijo James ofendido—. ¿Acaso me vas a decir que primero le pones leche y luego cereal? —hablo incrédulo.
—Sí lo hago —murmuró Remus poniendo los ojos en blanco, James ahogó un grito.
—¡Eres una persona extraña! —chillo Sirius como si eso fuese lo peor del mundo.
Winifred solo comenzó a reír—. ¿Apenas se dieron cuenta? ¡Es su mejor amigo y siempre se ha servido el cereal de esa forma! —les dijo Winifred divertida.
A Remus le causó una pizca de curiosidad que ella supiera como sirviera su cereal, pero sus amigos ni en cuenta.
Y eso que desayunaban juntos siempre.
—Hay cosas más importantes que ver como Remus sirve su desayuno —aseguró Peter.
—Su trasero, por ejemplo —Remus se atraganto con el pan mientras que James, Peter y Winifred soltaban carcajadas ante lo dicho por Sirius—. ¿Qué? Lunático tienes un gran futuro detrás de ti, si es que sabes a lo que me refie...
—Cierra el hocico, Canuto —le interrumpió Remus de golpe y Sirius soltó un ladrido cual perro.
—¡Woo! Ladraste igual que el crup que tiene mi hermano Bilius, ¡hazlo otra vez! —pidió Winifred asombra ante el exacto ladrido de Sirius.
—Ni que fuera perro —murmuró reteniendo una sonrisa, pero los merodeadores compartieron miradas divertidas.
Winifred solo los miro un tanto confundida—. A veces no entiendo sus miradas.
—No debes entenderlas —dijo James—. Solo estamos coqueteando entre nosotros.
—Siempre supe que son gays.
—No somos gays, solo somos... bien, quizá si somos gays —dijo Sirius alzando sus hombros.
—Yo solo bromeaba, ¿sabes? —murmuró James aguantando su risa.
—Oh rayos, ¿acaso me acabo de declara gay? —preguntó Sirius abriendo los ojos.
—Lo acabas de hacer —asintió Peter divertido.
—¿Remus serías mi novio? —preguntó haciendo que Winifred arrugará su nariz.
—No, Sirius —negó el chico soltando un suspiro pesado.
—Uff... tu te lo pierdes —dijo rodando los ojos.
Raza quien no jotea con sus amigos no es una amistad verdadera, ojo ahí.
Espero les haya gustado, el siguiente capítulo es el final del maratONNNNNN
Lots of love, Cici.
Pd: por si no lo han notado, Winifred no tiene ni la menor idea de que los merodeadores son animagos ilegales y mucho menos que Remus es un hombre lobo, pero cuando se de cuenta... bueno, cuando se de cuenta la morrita va a querer tener muchos bebes lobitos con Remus auuuuuuu.
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