Las puertas del elevador se abrieron y la pareja de amigos entro entre risas al penthouse, ni siquiera recordaban con exactitud porque reían pero no les importaba.

Eran casi las 6 a.m y los chicos apenas habían llegado de la fiesta al departamento del canadiense. Los dos se encontraban cansados y bastante mareados, producto del alcohol que había bebido esa noche.

Se dejaron caer en el gran sofá de la sala de estar, uno al lado del otro, Max recargó su cabeza en el hombro del castaño y ambos soltaron una risita tonta sin sentido.

Vaya noche había sido aquella.

Shawn se había encargado de presentarle a cada uno de sus amigos, algunos eran otros artistas que Max ya conocía un poco, otros eran sus amigos de Canadá y la mayoría eran de su equipo, Shawn era un poco más cercano con ellos y la actriz creía que se debía a todo el tiempo que pasó con ellos en el tour. Ella los había adorado a todos, tenían una vibra muy divertida y la trataban como si fueran amigos de años, por lo que no fue difícil congeniar con ellos. También habían pasado bastante tiempo con Niall, quién era muy divertido y gracioso, se la pasaba avergonzando a Shawn y Max no paraba de reír cuando estaban con él.

De verdad Max no podía creer la cantidad de personas que conoció esa noche. Por supuesto que también conoció a la familia del canadiense, sus padres eran un amor y su hermana menor Aaliyah era un encanto, además de que se parecía mucho a él mayor.

Max suelta un suspiro y Shawn voltea a verla con una pequeña sonrisa—. ¿Qué pasa?

La chica levanta su cabeza del hombro del canadiense para mirarlo a los ojos e inmediatamente sonríe—. Nada —se encoge de hombros—. Sólo estaba pensando que me divertí mucho esta noche.

La sonrisa de Shawn se hizo más grande—. ¿De verdad?

— Sip —la británica volvió a dejar caer su cabeza en el hombro de su amigo—. Tus amigos son geniales y tu familia es adorable. Me la pasé genial.

— Mi propósito está cumplido entonces.

— Sip, felicidades Shawn Peter Raúl Mendes, convertiste lo que pudo haber sido el Año Nuevo más horrible de mi vida en uno de los mejores que he tenido —Shawn sintió un calor recorrer su pecho cuando escuchó aquello.

— ¿Uno de los mejores que has tenido? ¿Es en serio? —preguntó él castaño incrédulo. Sus mejillas estaban levemente sonrojadas pero Max lo atribuía a la cantidad de alcohol que habían bebido.

— ¡Claro que sí! —la morena se alejó para poder ver aún mejor su rostro—. Shawn, oficialmente salvaste mi Año Nuevo y probablemente mi vida, eres un rayito de luz —él canadiense se sonrojo aún más y la chica soltó una risita antes de prácticamente tirarse encima de él chico, envolviéndolo en un abrazo.

Max definitivamente había tomado a Shawn por sorpresa pero aún así este le correspondió el abrazo casi de inmediato. Rodeó la cintura de la chica con sus brazos mientras ella tenía rodeado su cuello con sus brazos. La cercanía había aumentado el ritmo de los latidos del cantante y no pudo evitar  hundir el rostro en el hueco del cuello de la chica, mientras inhalaba el aroma a durazno que desprendía su suave cabello.

— Eres de las mejores cosas que me pasaron en 2019 —susurró la chica. Su voz era tan suave cerca de su oído que Shawn tuve escalofríos—. Te quiero mucho, Shawn.

— Yo también te quiero, Maxy, muchísimo.

Se mantuvieron abrazados durante lo que parecieron horas para el muchacho, hasta que sintió como la respiración de la británica había disminuido su ritmo, en señal de que se había quedado dormida.

Shawn sonrió y con cuidado de no despertarla se apartó de ella y se levantó del sillón, para después tomar a su amiga en brazos y llevarla al cuarto de invitados, acostándola suavemente en la cama.

Antes de salir de la habitación se volvió para mirar a Maxine otra vez. Se veía tan tranquila y adorable que fue inevitable sonreír, para Shawn siempre era inevitable sonreír ante cada cosa que la británica hacía.

Suspiró. Tal vez, sólo tal vez, Maxine Lennox se colaba cada vez más en su corazón.